4/19/2025

Columnas y opinión del periódico La Jornada sábado 19 abril 2025

Columnas   


Tepoztlán se organiza contra la muerte
En 1999, el municipio morelense de Tepoztlán fue declarado uno de los 111 pueblos mágicos del país, un estatus que la maestra y defensora del territorio Osbelia Quiroz aseguró que sólo los vino a empobrecer. Con el nombramiento, explicó la entonces octogenaria activista tepozteca, llegó la sobrexplotación de los recursos y el ataque de las inmobiliarias.

Doña Osbelia falleció en 2023, luego de luchar por el territorio durante más de 60 de sus 85 años. Fue parte de la emblemática batalla contra la construcción de un campo de golf y durante más de una década puso el cuerpo contra la ampliación de la carretera La Pera-Cuautla, que destruyó flora y fauna a su paso y que, como lo pronosticaron entonces, permitiría el desborde turístico e inmobiliario en las áreas naturales protegidas, las mismas que llevan dos semanas bajo las llamas.

En las últimas dos décadas, Tepoztlán y sus alrededores se vieron sumergidos en una gigantesca ola de construcción de hoteles, restaurantes, casas de campo, oferta de deportes de aventura, celebraciones de bodas y demás eventos organizados por y para gente de fuera del municipio. Los fines de semana se hicieron intransitables, con una derrama económica que está muy lejos de los bolsillos de los tepoztecos.

Nada de mágico, insistió en su momento la maestra Osbelia, lo están convirtiendo en un pueblo trágico, en el que los pobladores originales participan vendiendo cervezas, acomodando autos o cargando maletas. Es el que sirve o es expulsado de sus propias tierras.

Pero el pueblo tepozteco tiene memoria y cuando se presenta la emergencia saca la casta. Estos días ha sido la población organizada la que está intentando controlar el fuego, al tiempo que participan en trabajos de logística. Se habla de más de mil 500 hectáreas destruidas y las colectividades denuncian que los incendios han sido provocados, pues casualmente suceden en zonas ambicionadas por las inmobiliarias. Se prepara un amparo colectivo, mientras se siguen organizando contra la muerte.

El cerro del Tepozteco, esbozó doña Osbelia, nos dejó palabras importantes. Nos dijo que no nos creyéramos de esas gentes que venían a engañarnos con luces que son de Luna y no de estrellas.

Desinformemonos.org

Mario Delgado, como el Prian // Chatarreros y sus funcionarios // ¿Combatir la obesidad infantil?
El ex subsecretario de Salud Hugo López-Gattel denuncia la sucia maniobra del actual titular de Educación Pública, Mario Delgado: incorporar a los fabricantes de comidas y bebidas chatarra al esfuerzo gubernamental de implementar el programa para eliminar la promoción, distribución y venta de esos productos en las escuelas, siempre con la intención de “dejar de ser el país con mayor índice de sobrepeso y obesidad infantil, y lograrlo para que esta generación de niñas y niños sea la más saludable, fuerte y feliz en la historia de México.

Delgado se mordió la lengua, porque lo primero que hizo fue incorporar a los empresarios chatarreros en este proceso que, oficialmente, inició el pasado 29 de marzo. Y el funcionario tardó más en anunciarlo que pactar con aquellos para evitar la deschatarrización. Por ello, López-Gattel advirtió que el proceder del titular de la SEP es exactamente igual al de los secretarios de esa misma dependencia en los sexenios calderonista y peñanietista.

Dice Gattel: no difamo al secretario de Educación; él solito está presumiendo sus acciones. Su comportamiento es idéntico al de los funcionarios de Calderón y Peña Nieto, pues establece mecanismos de colaboración, es decir, (a los chatarreros) los hace partícipes de la toma de decisiones de este programa de protección de la salud de toda la comunidad educativa, no sólo la infancia y la adolescencia.

Mientras Mario Delgado oficialmente promueve la vida saludable, se reunió con los principales empresarios chatarreros (Bimbo, Coca-Cola, Pepsi y demás) con quienes acordamos sumar esfuerzos para impulsar y fortalecer la estrategia integral de nuestra Presidenta de poner por delante la salud de las infancias. Y anunció que los barones engordadores se comprometieron a donar básculas, elaborar materiales para promover la actividad física y compartir información derivada de investigaciones científicas sobre alimentación y salud en los planteles escolares. Y ¡viva el conflicto de intereses!

Entonces, encuentre las diferencias (México SA, 17 de agosto de 2010): al igual que los titulares calderonistas de la SEP y de la Ssa, Josefina Vázquez Mota, Alonso Lujambio y José Ángel Córdova Villalobos, el líder de la bancada panista en el Senado, Gustavo Madero, aseguró que no cedimos a presiones de las trasnacionales de las burbujas y los carbohidratos para frenar la aprobación de la ley contra la comida chatarra. Lo cierto fue que 60 iniciativas legislativas para contener la inundación de ese tipo de productos y frenar el bombardeo publicitario asociado a su comercialización acabaron en el bote de la basura.

(México SA, 16 de agosto de 2010): con velocidad inaudita, el calderonato modificó la posición oficial en torno a un delicado tema que afecta en mayor medida a la población infantil: de los cotos de poder denunciados en enero pasado por Lujambio y Córdova, la supuesta autoridad (SEP y Ssa) encargada del asunto pasó a un complaciente en ningún momento hubo presiones de las empresas; de la firme decisión de erradicar la comida chatarra de las escuelas, a se mantendrá su venta; del preocupante incremento de la obesidad infantil, a que vivan los gorditos tan bonitos en este país; del somos el gobierno, al nunca se te olvide quién te instaló en Los Pinos.

Y en la complacencia absoluta, el gobierno calderonista vergonzosa y rápidamente reculó tras reunirse con los siempre dispuestos empresarios chatarreros (Bimbo-Marinela-Barcel, Coca-Cola-Femsa-Del Valle, Pepsi-Sabritas-Gamesa, Nestlé, Jumex, Grupo Peñafiel, Kellogs, etcétera, los mismos que ayudarán a Mario Delgado), es decir, aquellos a los que, en un principio, acusaron de fomentar la obesidad infantil, porque “en sólo siete años –reconocían Lujambio y Córdova– aumentó 77 por ciento en niños de entre cinco u 11 años”.

¿Y con Peña Nieto? Lo mismo: reforma constitucional a la educación, que incluyó la “prohibición de comida chatarra en las escuelas” y el suministro de alimentos saludables. Al frente de la SEP, Aurelio Nuño y Otto Granados, que también recularon.

Entonces, ¿diferencias entre el proceder calderonista y peñanietista con el de Mario Delgado? Ninguna, mientras los barones de la chatarra siguen muertos de la risa, engordando a la niñez e hinchándose de utilidades.

Las rebanadas del pastel

Dice el salvaje de la Casa Blanca que sin Estados Unidos los mexicanos no tendrían país. Por el contrario, a pesar de los gringos, que se robaron la mitad de nuestro territorio, México es enorme, grandioso en todos los sentidos.

X: @cafevegacfvmexico_sa@hotmail.com

En plena capital china, una aldea del norte cultiva con éxito fresas
Sandra Hernández García, enviada

La producción de fresas es el sostén económico de los más de 33 mil habitantes de la aldea de Xinzhuang, en Pekín, lugar que cuenta con características geográficas únicas que favorecen el cultivo de esta fruta.

Pekín. Popularmente conocida como la primera ciudad de fresas de Pekín, en este lugar se asienta la granja XinYi, de 120 hectáreas, fundada hace 10 años por Guo Hong, cuya venta de verdura y fruta se concentra en las comunidades cercanas.

Junto a ella trabajan 12 personas en diversas labores, cuyos salarios oscilan entre 5 mil y 8 mil yuanes al mes –unos 14 mil y 22 mil 400 pesos mexicanos, aproximadamente–; este pago es superior al salario mínimo formalmente establecido en esta zona del país.

No necesariamente los trabajadores agrícolas ganan el salario mínimo, pues la mayoría cultiva su propia tierra sin relación laboral con algún empleador. De acuerdo con las leyes chinas, el sueldo mínimo se aplica a empleos formales con contrato escrito y excluye a trabajadores de cuenta propia.

China posee una política diferenciada de minisalarios, por lo que cada una de las provincias fija su propia cifra; por ejemplo, la ciudad de Shanghái es la que tiene el más alto, de 2 mil 690 yuanes al mes, es decir, unos 7 mil 532 pesos mexicanos, de acuerdo con información del Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social.

Datos del anuario estadístico de China refieren que en 2023 había más de 168 millones de personas que laboraban formalmente en el sector primario, que incluye agricultura, silvicultura y pesca, lo que equivale a 24 por ciento de total las personas empleadas.

No obstante, se estima que hay 200 millones de trabajadores rurales dedicados a la agricultura, que incluye a las personas del sector informal.

La aldea de Xinzhuang se encuentra al norte de la capital, es similar a un pueblo mágico como en México, donde sus habitantes salen a la calle principal a vender diversos productos, sobre todo fresas.

A lo largo de la zona se pueden observar los invernaderos –se calcula que hay más de 60– a los que se ingresa por medio de una especie de caseta de vigilancia. Adentro están los surcos donde se siembran las plantas de fresa, cuyos frutos color rojo cuelgan de sus ramitas listos para ser recolectados.

Si bien la granja de Guo Hong, donde se producen pepinos, melones –con forma de calabaza–, jitomates, zanahoria y fresas no exporta a otros países, la mujer opina que la decisión de Estados Unidos por aplicar aranceles al país asiático no es amistosa, y no es buena para el ciclo de desarrollo económico.

EDITORIAL
De acuerdo con organizaciones de apoyo a migrantes, el presidente Donald Trump está logrando uno de los objetivos declarados de su cruzada racista: hacer la existencia de los buscadores de asilo tan miserable que éstos se autodeporten desde Estados Unidos hacia sus países de origen, o bien, a México.

El sadismo de esta política queda patente en el hecho de que no sólo se dirige contra quienes ingresaron o permanecen en territorio estadunidense de manera irregular, sino también a las personas que siguieron las reglas y cumplieron con todos los requisitos. Es el caso de casi un millón de migrantes que llegaron al país a través de la aplicación CBP One, habilitada por la administración de Joe Biden a fin de ordenar el flujo migratorio y proveer un camino a la residencia a quienes pasaran pruebas como la revisión de antecedentes.

Al contrario de las afirmaciones del magnate, según las cuales dicho programa formaba parte de la política de fronteras abiertas de su antecesor, CBP One siempre se ejecutó al mismo tiempo que centenares de miles de personas eran detenidas y deportadas por las autoridades por ingresar sin la documentación necesaria.

En sus primeros tres meses en la Casa Blanca, Trump ha corroborado que el discurso de aplicación de la ley siempre fue una máscara para la xenofobia que corroe a buena parte de la sociedad y de la clase política estadunidense, y que él se ha encargado de normalizar e incluso elevar a estándar institucional. En estas semanas, agentes federales, en particular los integrantes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), han perpetrado secuestros de migrantes que contaban con sus papeles en regla, se encontraban en el trámite para obtenerlos e incluso de personas con residencia permanente; además, ya se documentó al menos un caso en que se detuvo a un ciudadano y se le acusó de ser un extranjero no autorizado por una causa tan evidente como deleznable: el racial profiling, es decir, criminalizar a alguien debido a sus características físicas.

Estos secuestros se han realizado con lujo de violencia, involucrando a menores de edad y con agentes enmascarados como si se tratase de operativos para detener a jefes del crimen organizado. Asimismo, se ha establecido una política de trasladar a las víctimas de un centro de reclusión a otro en cuestión de horas para finalmente encerrarlos en instalaciones a miles de kilómetros de sus ciudades de residencia, en lo que abogados migratorios y activistas denuncian como maniobras para impedirles que presenten los recursos legales debidos y separarlos de su entorno de apoyo.

En este contexto de auténtica cacería humana, no da ninguna tranquilidad a los migrantes que algunos jueces emitan órdenes de suspensión a las acciones más bárbaras del trumpismo, pues saben que dichas sentencias pueden ser revocadas por otros tribunales en cuestión de horas o simplemente ignoradas por el magnate y sus esbirros. Por ello, muchos ya se plantean desandar el camino, y no pocos contemplan hacer el viaje de regreso atravesando México o establecerse aquí, lo cual supone para las autoridades mexicanas el deber humanitario de tomar las previsiones a fin de evitar que los migrantes de retorno y quienes busquen refugio en nuestro país sean víctimas de los delincuentes o de policías corruptos que compliquen su paso o pongan en riesgo su integridad, como muchos señalan que ocurre en su travesía al norte. Un gobierno que abandera el humanismo mexicano como máxima no puede permitir que aquí se repitan los maltratos de los que huyen los migrantes, ya sea que se encuentren en el viaje de ida o en el de vuelta.

Sólo les faltaba eso a los chiapanecos

Andrés Escandón, hijo de Rutilio Escandón, formará parte del comité ejecutivo del Partido Republicano de la Florida, listo para defender las políticas destructoramente enloquecidas de Trump. Una mayor sonrisa en su rostro no podría vérsele en la fotografía. Lo que debería darle una gran vergüenza le da una gran felicidad. El mundo al revés.

Se encontrará a menudo en Miami con su padre, quien convirtió a Chiapas en un escenario del crimen, y alguna vez lo veremos en Mar-a-Lago.

Marco Antonio Campos

Presiones de EU sobre México no son nuevas, señala

Las presiones de Estados Unidos a México son de antigua data, el ejemplo más notorio fue la imposición de los Tratados de Bucareli en 1923, que con el pretexto de que las propiedades de los estadunidenses en nuestro país habían sido afectadas por la Revolución Mexicana pretendían cuantiosas indemnizaciones. Sin embargo, en el fondo lo que deseaban eran que desapareciera de la Constitución de 1917 el dominio de México sobre el petróleo; además, que se suprimiera la reforma agraria. Algunos puntos de este tratado se mantuvieron en secreto, por ejemplo la prohibición de fabricar motores internos, que ya para ese tiempo en Monterrey, Nuevo León, se había hecho la camioneta Rural Ramírez. Se supone que este acuerdo duraría 50 años, aunque algunos otros afirman que era por 100. Es decir, si este acuerdo se firmó en 1923, tendría poco más de un siglo de haber terminado esa obligación. La nación mexicana ha podido avanzar en su construcción económica democrática cuando Estados Unidos estuvo ocupado en las dos guerras mundiales, ya que en 1917 promulgó la Constitución y en 1938 Lázaro Cárdenas expropió el petróleo. Ahora estamos insertos de una guerra comercial a nivel mundial, habrá que aprovechar en la medida de lo posible, salir lo mejor librado y en su caso avanzar en nuestros propósitos.
Carlos César Cárdenas Márquez

Conmemoraciones religiosas no retratan la diversidad del país
La profusión de hechos que provocan estos días, estimulados desde la fe católica, nos ausentan del laicismo que estipula la Constitución y hacen pensar que los ateos, los agnósticos, los de otras religiones que vivimos en estos espacios que son nuestros, carecemos del respeto que merece una religión.Alguien escribe que el acto masivo de Iztapalapa encarna el sentido comunitario, pero muchos de los otros no somos religiosos y disentimos de su concepción de unidad a partir de un dios.En México hay alrededor de 12 millones de ateos y agnósticos, pero a nivel mundial esos grupos representan 17 por ciento de los 8 mil 200 millones de seres humanos. El conocimiento va llevando al ateísmo. En China 93 por ciento y en Japón 86 por ciento de personas no tienen religión, en Uruguay, 41 por ciento; en Argentina, 37 por ciento; en Chile, 36.5 por ciento, etcétera.Eso nos da una idea de que en México el sentido comunitario no puede ser impuesto desde una religión, sino con lo que realmente rige el laicismo: la Constitución mexicana.
Tere Gil

Pide tomar medidas para disminuir la contaminación
El medio ambiente tomó por asalto a la humanidad, nuestras ciudades y regiones no escapan a la realidad del fenómeno. El problema va en ascenso, las medidas que toman las autoridades locales, estatales y federales no ayudan en absoluto a resolverlo, por el contrario, ciudades medias industriales y pueblos mágicos superan en los índices de contaminación a las megaciudades del país.El pasado jueves se publicó en el Correo Ilustrado una carta sobre el corredor San Juan del Río-Tequisquiapan, Querétaro, donde se ubican 395 hornos ladrilleros que lanzan a la atmósfera 424 mil 625 toneladas de contaminantes al año.En la localidad de San Nicolás se detectó una concentración de 1517.39 miligramos por kilogramo de bifenilos policromados, cifra superior al límite máximo señalado por la NOM-133-ECOL-2000 de 5 miligramos por kilogramo, lo que afecta a más de 10 mil personas y a las dos ciudades.El problema data de varias décadas con el inicio de la industrialización y una urbanización anárquica durante el siglo XX, incluyendo las acciones de mayor daño en la etapa neoliberal.Necesariamente la 4T tiene que tomar medidas que contribuyan a resolver el problema de la contaminación ambiental y la sobrevivencia humana en sus fuentes de trabajo.Visitar la ciudad industrial de San Juan del Río y el pueblo mágico de Tequisquiapan tendrá que pensarse varias veces dada la situación contaminante de la región.
Rubén Cantú Chapa

En tiempos todavía no muy antiguos, de los que aún alcanzamos rescoldos quienes nacimos antes de que mediara el siglo pasado, al parecer era frecuente que la gente muriera en el mismo lugar donde había nacido e incluso en la misma casa.

Quizás en la ciudad no lo era tanto como en comunidades pequeñas, de acceso un tanto difícil y, por lo tanto, también de salida complicada.

De hecho en mi querida Santa Tere, en la entrañable Guadalajara, donde no enterré el ombligo pero sí me proporcionó el aliento y las condiciones para forjarme un futuro y ahora contar con un pasado que no me incomoda, era el único escuincle cuyos padres no eran nativos de la capital de Jalisco, aunque ya había ciertos síntomas de movilidad en el hecho de que una buena parte procedía de otros poblados jaliscienses, nayaritas o michoacanos.

He ido y venido un poco por el mundo, pero mi cédula de empadronamiento no ha dejado nunca de ser tapatía. En el ámbito que me rodea es cada vez más raro quien se encuentra en su solar nativo y, más aún, en el de sus progenitores.

Diría yo que la migración, por una razón o por otra, es ya una característica de nuestra época, pero en tiempos recientes tiende a crecer también la migración de los migrantes.

Grosso modo, podríamos decir que nuestro continente se ha ido forjando sobre un sustrato original por la mezcla de diferentes partes, pero al finalizar el siglo XIX y comenzar el XX, se incrementó el número de quienes vinieron en busca de trabajo y digna subsistencia.

No los deplorables conquistadores españoles que vinieron en bola, sino muchos más que llegaron por goteo constante, sin formar parte de ningún contingente ni de ningún programa. Fue resultado del hambre o de la persecución, pero alcanzando un número sumamente grande.

América fue el paraíso que les abría las puertas de un futuro, pero hubo lugares de preferencia por sus condiciones socioeconómicas más amigables.

Estados Unidos y Argentina resultaron ser, tal vez, los más destacados, al extremo de que se hacía la broma de que la raza argentina o la gringa descendía de los barcos. Pero no fueron los únicos…

Mas ahora resulta que nacionales de ambos países, y de otros más, cuyos padres no nacieron ahí, también han liado maletas, por el motivo que se quiera, y se están desparramando por otras partes del mundo, incluyendo Europa, su mayor procedencia original.

Por razones varias, viajo con frecuencia a Barcelona, donde el número de argentinos y norteamericanos ha crecido enormemente. Se notan más los primeros porque son extrovertidos, pero de los otros también hay muchos, al extremo de que su inglés se oye mucho ya en el ir y venir por doquier en esa ciudad.

La plática con una gentil y simpática recepcionista del hotel que frecuento me hizo ver en directo el fenómeno de los migrantes emigrados. Ella se llama Irina, su familia paterna proviene de Ucrania y la materna de España. Nació en Buenos Aires y hace años que vive en Barcelona.

¿Sus razones? La inseguridad porteña que la dañó varias veces. ¿Por qué Barcelona?, pues ahí fue acogida y ha obtenido diferentes chambas, cada vez mejores.

Tiene la ventaja de una gran simpatía natural, pero creo que es más de agradecer su seriedad y formalidad para el trabajo. Bien puede decirse que la comunidad gana con gente como ella.

¿Pensar en regresar? De ninguna manera. Quisiera, sí, hacer una visita, pero sus dos pies están muy buen puestos en esa costa mediterránea donde, dice, se puede mover de un lado para otro sin percibir el mayor peligro.

Sin embargo no se siente exenta de marchar a otro lado si se pone de modo. Tal vez… arraigo, lo que se dice arraigo, esta linda muchacha no parece estar en condiciones de adquirirlo.

La encuesta levantada por Enkoll en la que 63 por ciento de los mexiquenses aprueban que los corridos tumbados con letra violenta se regulen en espacios públicos ha traído una exhibición impúdica de los argumentos de la derecha. Nos repiten: el narco no se acaba con prohibir las canciones –cosa que nadie ha propuesto, y la Presidenta Sheinbaum se refirió a esa idea como absurda– y que la música es un reflejo de la situación de violencia en el país. Ni los manuales de que la estructura determina a la superestructura eran tan simplones. Ante esta pobreza intelectual habría que aclarar algunos detalles: se trata de las letras que enaltecen al perpetrador de la violencia que alardea de vivir la buena vida que consiste en bienes materiales; dentro de estas posesiones están las mujeres; y se invisibiliza a las víctimas de los tráficos ilegales: desaparecidos, reclutados a la fuerza, asesinados, familiares desesperados. Nadie está hablando de las letras de amor y despecho, que también usan al género musical tumbado como vehículo de expresión. De hecho, se está promoviendo un concurso nacional para incentivar esos y otros temas posibles.

A todo el conjunto los comentadores de la derecha le llaman narcocultura pero no surgió de las costumbres, creencias, leyes, moral, de una comunidad determinada, sino que dependió del pago de los capos para que los inmortalizaran en canciones –el último episodio de este financiamiento sucedió hace unas semanas, cuando el grupo Los Alegres del Barranco proyectó una imagen de El Mencho en dos de sus conciertos– pero no sólo eso. Hay toda una industria de novelas, películas, y series de televisión que enaltecen al capo, que retratan a México como un país de narcos, que singularizan a estados completos como Sinaloa, Jalisco, Chihuahua o Baja California como dedicados a la ilegalidad bajo las órdenes de estos héroes ilegales que cobran venganza, someten, y derrotan a sus contrincantes. En realidad eso que llaman narcocultura es una creación de cómo los señores blancos de las ciudades ven al resto del país y de cómo los cautivan los relatos del buen salvaje, del ilegal y del uso de las mujeres como objetos y posesiones. Lo de la música tumbada es un gusto popular, como en su momento fue Juan Gabriel, que acabó colonizando a la élite en Bellas Artes. El problema está en algunas de sus letras que no es que expongan o describan, como podrían hacer Coppola, Scorsese o David Chase, sobre las motivaciones y hasta la sique –el llamado familiarismo amoral– de estos personajes, sino que los endiosan.

No hay claroscuros de la agresión, sólo promoción de ciertos nombres, supuestos héroes. En las letras en primera persona se enumeran coches, mujeres, casas, como si fueran trofeos de la fuerza que se ostenta; el temor de los otros al poder que se detenta, el sometimiento de los demás a los caprichos de un soberano, que lo es por la supremacía de las armas y el dinero. Se alienta, sin exponer negatividad alguna, lograr ese triste éxito a costa de las vidas ajenas. A eso se le llama cultura popular, crónica del presente, pero no lo es. Es una creación mediática de editoriales, plataformas de imágenes y sonido, y de los propios capos. No hay ahí visión de los explotados por el narco ni crítica alguna a su dominación y poder, a su estela de muertes, al vacío del tener es ser. Todo es una exhortación a emular a un capo como hace el reality show al poner como ejemplo de buena vida a un gerente corporativo que despide trabajadores o a una influencer famosa que se maquilla. La cultura popular es la obrera y campesina que relata sus batallas para revertir la dominación, reclamar su dignidad política y mejorar sus condiciones de existencia y reconocimiento social.

La derecha confunde popular con mediático y logra emplastar un sujeto que no tiene clase social sino pura existencia, que es como es, inamovible y que si canta enalteciendo la violencia, pues es culpa del Estado. Ahí es donde se hermana la defensa “de la narcocultura” con la idea de que hay resistencia ahí donde sólo se escuchan loas al Mencho o, peor, ese lugar de abajo donde todo está sedimentado en una tradición: así son los pobres de violentos, misóginos y aspiracionistas. El poder al que se opone la derecha sólo es el del Estado. No reconoce que hay un poder de las armas, la intimidación, el dinero y la violencia en lo alto de la pirámide del narco –que no son necesariamente los traficantes– legitimado y enarbolado como deseable por productos mediáticos. ¿Quién y qué se describe del otro, si el descrito no cuenta con tantos medios de difusión?

La música y, en general, la cultura no son un reflejo. Es un sistema simbólico y también de control social que, como escribió Clifford Geertz hace tres décadas, orienta las elecciones individuales, proveyéndolos de puntos de referencia sobre el comportamiento que necesitan. Es educación sentimental. No es que existan unas condiciones y la cultura refleja ese estado de cosas. Con frecuencia funciona al revés: fueron las herramientas las que desarrollaron el tipo de cerebro que conocemos como humano. Son las emociones estéticas las que nos impulsan a definir nuestra propia existencia, a buscar algo que no existe, sino que es imaginado. Por eso somos productores de símbolos y sentidos. Por eso no tenemos raíces sino pies, y podemos dar lugar a una enorme diversidad cultural bajo las mismas condiciones que la derecha cree que son inamovibles. A los padres los inventamos los hijos: no todo pasado se convierte en tradición; hay que seleccionarlo, tiene que servir de algo a la comunidad en el presente. Y, por supuesto, se puede cambiar.

En la construcción de la paz y no de la guerra no hace falta exaltar a los vencedores, sean narcos tendiendo una emboscada o policías de García Luna rapeleando desde un helicóptero. Es necesario que el resto haga saber su opinión y su fuerza política. De ahí que mi lectura de los datos de la encuesta en el estado de México sea opuesta a la de los comentaristas de la derecha. Donde ellos ven una sociedad dispuesta a censurar, yo veo un diagnóstico más complejo: la voluntad de mirar a los capos también como parte del sistema de dominación e inclinarse porque sus homenajes narcisos no se hagan en espacios públicos.

El presidente chino Xi Jinping acostumbra recordar a otros jefes de Estado que lo visitan que su país ha sido el centro económico y cultural del mundo durante 18 de los últimos 20 siglos de historia de la humanidad. La ex canciller alemana Angela Merkel llegó a pedir a su asesor Lars-Hendrik Röller que comprobara semejantes afirmaciones. Confirmó la versión de Xi, relata en su biografía.

Para China, sigue Merkel, convertirse en potencia mundial no es sino regresar a la normalidad. Recuérdese la definición canónica de Lucian Pye: China es una civilización que finge ser una nación. ¿Qué supone esto? Pensarlo desde Europa, que pese a su decadencia sigue situándose a sí misma en el centro del mapamundi, es complejo.

Que China vuelve para quedarse ya se sabía. Que Trump fuese a ponerle una alfombra roja era más difícil de prever. Estados Unidos domina 15 por ciento del comercio mundial, lo que le otorga una participación importante en el accionariado global, pero el resto del mundo conserva una vasta mayoría en la que China tiene acciones preferentes. No importunes a tu enemigo cuando se está equivocando.

Porque el gigante asiático hace ya tiempo que dejó de ser ese país que copiaba productos a menor precio y calidad. China es ya la gran productora de materias fundamentales para la economía, como acero (mil 19 toneladas en 2024, frente 81 estadunidenses), cemento (9 mil 456, frente a 4 mil 520 estadunidenses) o electricidad (2 mil 100 Twh frente 91 Twh).

Pero es que tampoco se queda ahí. El país, que recientemente ha dejado ojiplática a la audiencia global con el lanzamiento del chat de inteligencia artificial de código abierto Deepseek, es ya, aquí y ahora, la principal potencia científica del mundo.

Thomas L. Friedman, columnista del New York Times acaba de visitar las instalaciones de Huawei en Shangai, y lo ha contado en un artículo titulado con maestría. Acabo de ver el futuro. No estaba en América. En 2019, la empresa tecnológica recibió un mazazo tremendo cuando Estados Unidos le impuso sanciones y le vetó el acceso a semiconductores. En cualquier otro caso, hubiese sido una sentencia de muerte. La respuesta de Huawei nos habla de lo que es China hoy en día: con el apoyo activo del Estado, en tres años ha levantado el campus Lianqiu Lake R&D, con 104 edificios unidos por monorraíl y espacio y laboratorios para 35 mil científicos e ingenieros.

Huawei es mucho más que una compañía que produce teléfonos móviles. Inteligencia artificial, movilidad eléctrica, minería automatizada… no hay palo que no toque. Sólo en 2024 instaló 100 mil cargadores rápidos para vehículos eléctricos. En contraste, explica Friedman, los 7 mil 500 millones de dólares comprometidos por el Congreso estadunidense en 2021 para crear una red de estaciones de carga se han traducido, hasta noviembre de 2024, en sólo 214 cargadores operativos.

Todo este desarrollo tecnológico no bebe sólo de una capacidad manufacturera espectacular. También es fruto de varias decisiones estratégicas tomadas a largo plazo. La primera es asegurarse recursos cruciales para la economía del siglo XXI, como las tierras raras u otras materias primas críticas, del cobalto al litio.

La segunda es apostar por la investigación a gran escala, doblando el presupuesto en educación superior en apenas una década, centrándose sobre todo en las STEM (ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas).

De las carencias de este enfoque STEM se puede debatir, pero el resultado ahora mismo es el llamado dividendo de talentos. El país tiene más de 60 millones de profesionales altamente calificados. Uno de cada dos investigadores en inteligencia artificial del mundo es egresado de una universidad china. Recuerda Imran Khalid que en 2014 sólo ocho universidades chinas estaban en el top 100 del Nature Index Global, que mide el nivel de investigación de instituciones académicas de todo el mundo. Diez años más tarde son 42, frente a 36 estadunidenses. La tendencia es evidente y no hará sino ampliarse con un Trump que, cual Millán Astray del siglo XXI, ha declarado la guerra a la academia, el conocimiento y la inteligencia.

Hubo un tiempo en el que la gente venía a Estados Unidos a ver el futuro, ahora vienen aquí, le dijo un hombre de negocios estadunidense a Friedman en Pekín. Así las cosas, sería estúpido no mirar a China. Pedro Sánchez, que cuenta entre sus dones con los de la oportunidad y la buena ventura, estaba reunido con Xi Jinping en China cuando el mandatario respondió a los aranceles de Trump el pasado 11 de abril. La respuesta de Pekín fue ilustrada en medio mundo con la foto de Xi y Sánchez.

Nadie protestó por la visita en Bruselas, donde también han cuidado con mimo la visita de la italiana Giorgia Meloni a Washington. Europa aspira a negociar con Trump mientras prepara una cumbre al más alto nivel con China para junio. Aun a riesgo de quedar bizcos, el camino parece ineludible, para Europa y también para Latinoamérica. Eso sí, convendría tomar prevenciones para evitar que el fin de la tutela estadunidense no acabe convirtiéndonos a todos en colonias chinas.

Sor Juana Inés de la Cruz, una de las cumbres de la literatura universal, falleció víctima de una epidemia, el 17 de abril de 1695 en el convento de San Jerónimo, en la ciudad de México. Después de una vida en la que su genio literario la hizo brillar en Hispanoamérica, sus últimos años fueron los más difíciles.

En noviembre de 1690 se publicó un texto de Sor Juana que provocó un giro en su vida. El obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, le pidió su opinión por escrito de un famoso sermón del jesuita portugués Vieyra, pronunciado 40 años antes. El obispo de Puebla, sin consentimiento de Sor Juana, publicó el texto de la jerónima, con un prólogo de él, bajo el seudónimo de Filotea de la Cruz. En el prólogo alabó la inteligencia de Sor Juana, pero le reprochó escribir sobre cosas mundanas en lugar de consagrarse a las divinas. Esa crítica, de un poderoso clérigo, podía ser leída como advertencia o, peor aún, una amenaza.

El texto de Sor Juana, titulada Carta Atenagórica, es una sólida argumentación teológica que refuta el sermón de Vieyra en su argumento central. Para la monja, la mayor fineza de Cristo, es decir, la mayor demostración de su amor a la humanidad, no era ni la humildad de lavar los pies de sus discípulos ni haber entregado su vida para salvarnos o habernos legado la eucaristía. Para ella, su mayor fineza era no hacer finezas, no hacer favores, sino dejar al género humano a su libre albedrío, con la libertad de ser buenos y lo adoraran sin esperar nada a cambio.

La Carta Atenagórica fue un desafío. Una mujer, monja, se atrevía a refutar con argumentos sólidos a una celebridad eclesiástica con una capacidad retórica, lógica e interpretativa, superior. Fue un escándalo, no sólo por atreverse a argumentar en defensa del libre albedrío, sino por su condición de mujer y de monja. Fue criticada por varios religiosos que elevaron una condena moral a una monja que no era bien vista por los sectores más conservadores de la Iglesia, una monja a la que no habían podido atacar públicamente antes porque era una celebridad protegida por virreyes, virreinas, arzobispos y obispos.

Sintiéndose amenazada, Sor Juana escribió una de sus obras inmortales más original, que es, hasta el día de hoy, uno de los mejores textos en defensa de la libertad de pensar y escribir, y es también, por su condición femenina y la época en que vivió la jerónima, uno de los textos más firmes y bellos jamás escritos acerca del derecho de las mujeres al conocimiento, a la ciencia y a las artes.

Sor Juana tituló a ese escrito Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. Al ser una defensa de su vocación de escribir, es también una defensa de su vida y por lo tanto es un texto autobiográfico. Es una de las primeras autobiografías femeninas y es una biografía intelectual, lo que le da un enorme valor histórico. En ella describe cómo entró al claustro y pudo compaginar sus obligaciones conventuales con la continuación de sus estudios.

Ahí describe su vocación por las letras y su curiosidad intelectual de carácter universal: quería develar los secretos del mundo, de la vida, de la mente. Su vocación no era sólo artística, sino científica, semejante a la de las grandes mentes del Renacimiento.

Poseía una sólida y amplia cultura. Tenía avanzados conocimientos sobre literatura, teología, filosofía, ciencias, música, cocina. Lo más asombroso es que esa formación la había hecho sola, sin ayuda de nadie, sin maestros ni condiscípulos, con la única compañía de sus libros y a pesar de las limitaciones de la vida conventual.

Era consciente de ser una celebridad, admirada en la Nueva España y en Hispanoamérica. Pero también era consciente de lo difícil que había sido alcanzar la cima y los obstáculos que había tenido que vencer y que se le seguían presentando.

La condena y el rechazo, la incomprensión y oposición de distintas autoridades eclesiásticas habían llegado al extremo de prohibirle que leyera. Había obedecido, pero su mente era tan observadora e inquisidora que interrogaba todo el tiempo lo que veía a su alrededor y en el interior de ella misma, buscando respuestas, aventurando explicaciones.

Interrogaba y observaba con una curiosidad científica incluso actividades que podían considerarse tan mundanas como cocinar o tan intangibles y tan inaccesibles para la mayoría de las personas como sus propios sueños.

Se disculpó por escribir la Carta Atenagórica, pues la había tenido que hacer no por voluntad, sino por encargo y sin saber que se publicaría. Y defendió también, como no se había hecho antes en la sociedad novohispana y que tardaría mucho tiempo en ser emulada por otras mujeres mexicanas, el derecho de las mujeres a escribir.

La respuesta a Sor Filotea es un texto espléndido, único, valiente, que muestra a la mejor Sor Juana en la plenitud de su vida y de su osadía. Y a pesar de ello, fue su última gran batalla. Sus enemigos poderosos la atacaron y quienes la habían apoyado le dieron la espalda. Sor Juana se sintió cada vez más sola y amenazada. Piensa que quizá ha ido demasiado lejos. Le hace caso a sus censores. Se dedica a la oración, a la caridad. Así transcurrieron los últimos años de esa mujer prodigiosa, única, la mejor de todas.

* Historiador

Algunas de las medidas abiertas más recurridas del neoliberalismo educativo buscan suplantar el sistema de formación público por uno privado o a través de la desinversión estatal; la administración de las escuelas en manos de particulares o de recursos del Estado para ofertar servicios escolares, y la transferencia presupuestal directa para beneficio de empresas particulares, sectores bancarios y corporativos multinacionales o con la subrogación de servicios.

Los procesos encubiertos, silenciosos o indirectos favorecen igualmente la privatización y, por ende, a las oligarquías, cuya injerencia busca que los sistemas públicos escolares favorezcan la rentabilidad de sus negocios, sirvan de capacitación de empleados para sus empresas, formen consumidores de sus mercancías, creen ambientes de aprendizaje laborales, exalten los valores del mercado como la competencia o el emprendurismo y transiten de formas organizacionales del servicio público a lógicas administrativas de la escuela basadas en el gerencialismo.

Los procesos de privatización avanzan con la participación de las oligarquías disfrazadas de asociaciones filantrópicas y a través de alianzas público-privadas, regularmente llamadas redes de gobernanza que están por encima de los poderes elegidos por la ciudadanía, que no son parte de la estructura formal del Estado, pero cogobiernan y en ocasiones toman posturas decisivas en las definiciones de la política pública.

Al reposicionar la prueba PISA, por supuesto se transfiere dinero nuestro a un despacho multinacional de consultoría empresarial y a otro del país, Ceneval, que está cobrando, en promedio, y tan sólo por aplicar el examen, 9 mil 600 pesos por alumno y 240 mil por escuela seleccionada. No obstante, retomar las directrices educativas de la OCDE, le quita todo propósito a lo mexicano de la nueva escuela, soberanía a las instituciones públicas y autodeterminación a las comunidades para desarrollar una educación propia.

El esquema de la gobernanza global de la OCDE se replica cuando Mario Delgado, secretario de Educación, invita al Consejo Mexicano de la Industria de Productos del Consumo ConMéxico, a formar parte de la estrategia Vida saludable, vive feliz, para elaborar materiales e investigaciones para promover la salud física y la buena alimentación en las escuelas. Entre los asociados se encuentran encabezando la lista big ten, de las trasnacionales que controlan el mercado mundial de alimentos procesados: Coca-Cola, Pepsico, Kellogg’s, Danone, Mars o Nestlé; pero, también otras que distribuyen la dieta mórbida de los menores mexicanos, como Bimbo.

El daño a la salud que los productos promovidos, elaborados y mercantilizados por ConMéxico provocan entre quienes los consumen es indiscutible. No sólo porque son los principales responsables de la diabetes infantil, sino, también, por estar asociados a otros problemas que limitan el aprendizaje. Sus prácticas nocivas son abundantes y variadas: producción de trasgénicos, uso de agrotóxicos, sustitución de nutrimentos tradicionales y de la cultura gastronómica propia, desplazamiento territorial forzado, despojo de yacimientos de agua, explotación laboral, contaminación ambiental, elaboración excesiva de basura inorgánica y no reciclable.

Otro de los invitados especiales es Lego. Si la empresa de bloques de construcción es parte de la edificación del segundo piso de la Cuarta Transformación, demos por hecho el lema implícito de los mercaderes de materiales didácticos reciba uno, compre para siempre; ya que, la alianza con Robotix in the box, Lego education, y First lego para que la entrega de algunos kits a las escuelas sirva de alfabetización inicial a docentes y alumnos en el consumo de la marca danesa de juguetes.

Si bien la propuesta Lego se inscribe en la agenda global Steam, la cual aparece entre las metodologías de aprendizaje de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), se distancia de la orientación sociocrítica que ésta promueve para el diseño de proyectos, porque la marca de prefabricados armables no contribuye mucho a la comprensión de origen de los lenguajes, principios y bases de la programación, robótica y la automatización (IA) para el despliegue autónomo de las tecnologías convergentes puestas al servicio de las necesidades endógenas y la soberanía tecnológica del país; más bien promueve la dependencia, el consumismo, el desarrollo de competencias laborales de producción en masa y de habilidades adecuadas a la redistribución de las formas de extracción de plusvalía del capitalismo informático.

Un ensamblaje más de la estrategia privatizadora, es Google for Education. El corporativo ha sido parte de la guerra semiótica estadunidense para renombrar la geografía mundial con fines de apropiación territorial, control comercial de vías aéreas y marítimas, así como de instalación de bases militares. En agradecimiento a su plan, al gigante tecnológico se le posiciona como certificador en el manejo de sus propias herramientas digitales y se le ratifica que las puertas de la SEP siguen abiertas para potenciar un mercado de 30 millones de estudiantes de básica y media superior, con todo su millón y medio de maestros, cuyos datos están disponibles para suministrarse a los algoritmos de consumo, ideología y política.

Todo esto lo ha hecho en el sector educativo Mario Delgado. Por ello, no tengo duda de que es el caballo de Troya dentro de la SEP para implementar los mismos patrones de privatización de cualquier gobierno neoliberal. Si no se le detiene al interior del gobierno, los maestros, colectivos pedagógicos y comunidades de aprendizaje deberán afianzar las trayectorias escolares y las prácticas territoriales que se han desarrollado dentro y en los bordes de la NEM, para sostener y seguir posibilitando un proyecto de soberanía educativa.

* Doctor en pedagogía crítica

Con lujo de cretinismo imperial, Donald Trump va por el mundo amenazando a tirios y troyanos con el arma disciplinadora de los aranceles. Se jacta de poder y de imponernos, al antojo de sus mezcolanzas ideológicas y mercantiles, sus banderas imperiales que insultan a todas las economías y al trabajo que sustenta las riquezas. Pero no se trata sólo de tecnicismos financieros, se trata de una escuela autoritaria de educación para esclavos, cargada con las lecciones, morales y éticas, de la guerra cognitiva al calor de su premisa máxima: tengan para que aprendan.

Nada tienen de nuevo las guerras cognitivas, salvo su tecnología, porque son un campo de batalla permanente en el ámbito de las estrategias comercio-guerra que se centran en el uso de narrativas manipuladoras y operaciones sicológicas para influir, desinformar o controlar la percepción y la conducta de individuos, grupos o naciones. Sus raíces históricas pueden rastrearse hasta las prácticas más antiguas de la propaganda, la desinformación y la guerra sicológica desarrolladas con campañas sofisticadas para crear contenido de texto y subtexto altamente convincente, para cobrar y castigar con prácticas añejas actualizadas en operaciones modernas que incluyen ya la inteligencia artificial.

Esta guerra cognitiva es una realidad odiosa y su impacto se manifiesta de formas múltiples, incluso fabricando mensajes justicieros para refrescar la memoria de todos sobre dónde está el poder real. No importa si hay que barajar fake news, como pedagogía del domador, para adiestrar líderes políticos, para incitar violencia o para crear caos. Inventar aranceles prioriza un contenido: al que pega se le paga. Eso, emocionalmente cargado con especulaciones, temores, noticias falsas y teorías conspirativas. Junto con los aranceles se difunden lecciones de poder que han utilizado, incluso, bots y trolls para fabricar opiniones públicas. Tienen tufo de castigo sus herramientas de guerra cognitiva que están siendo empleadas coercitivamente. Lo dicho, en esta guerra, al que pega se le paga.

Esos aranceles, desenvainados en el fragor de la dictadura del capitalismo, son un frente de dominación en el escenario actual de la lucha de clases y, a diferencia de las guerras convencionales donde los campos de batalla son geográficos y las armas tangibles, en la guerra cognitiva se opera sobre el terreno de las subjetividades deslizándose entre la información distorsionada, las emociones alteradas por los miedos y las percepciones sobrexcitadas, hoy convertidas en arma estratégica clave en la geopolítica y en la geosemiótica, de pies a cabeza. Además de pagar los excesos del cretinismo imperial, hay que reverenciar sus dichos y sus gestos histriónicos, su petulancia burguesa, enemiga profunda de la democracia y su insoportable gesto de patanes enriquecidos con toda obscenidad. Es la dictadura de la estulticia y quieren que nos la traguemos como si fuese costumbre de familia. Asumirla dócilmente como la verdad y la estabilidad social que siempre hemos anhelado. Quieren convertir los aranceles en un triunfo cultural que forje la nueva moral de esclavos agradecidos. Es una lucha asimétrica para influir, moldear o controlar las percepciones, creencias y comportamientos de individuos, grupos o naciones mediante el uso de herramientas sicológicas, tecnológicas y narrativas. Síndrome de Estocolmo arancelario.

Y eso no es todo. Semejante imposición de aranceles, en el marco del proteccionismo imperial, debe ser analizada como una estrategia para preservar la hegemonía del capital en crisis, con lujo de manipulación de las relaciones de información de clase y la creación de consensos ideológicos desmoralizantes, en favor de la élite dominante ansiosa siempre de disciplinadores económicos e ideológicos. Disfrazan su guerra cognitiva como batalla cultural para reorganizar las relaciones económicas de subordinación, a favor del capital, especialmente en medio de su crisis estructural. Y contra China. Esos aranceles reflejan las tensiones entre el capital globalizado y el nacional.

El cúmulo de las disputas interburguesas está rebasando todo límite y la compulsión monopólica, base del imperialismo, está reventando sus propios márgenes. Las burguesías peleándose entre ellas, primero tratan de proteger a sus sectores estratégicos. A todo fuego. Pero eso no elimina la contradicción histórica fundamental entre el capital y el trabajo, sino que la desplaza hacia nuevas formas de guerra, es decir, más tecnificada, contra la clase trabajadora. Por eso prolifera todo tipo de predicadores y bisutería ideológica.

Con aranceles bíblicos pontifican la narrativa fake de proteger al trabajador estadunidense, refuerzan su nacionalismo económico, fabrican la ilusión de que el capital se preocupa por los intereses del proletariado. Desfachatez manipuladora de la ideología burguesa que pretende disfrazar su realidad, de explotación laboral, criminalizando inmigrantes, histerizando el racismo y fabricando, con esquizofrenia y paranoia dignas de Hollywood, enemigos por todas partes. Especialmente chinos, rusos y comunistas. Nacionalismo económico con lógica del relato predicador.

Sus aranceles son un mensaje denso y profundo. No sólo tienen impacto económico, también tienen moralejas cruciales. Es la dictadura del proteccionismo monopólico para asegurar frustración y desmoralización de las masas trabajadoras ante el suprapoder imperial, del dicho al hecho, hoy renovador del racismo y la xenofobia como herramientas disciplinadoras acompañado los aranceles que son, realmente, dispositivos de defensa en la guerra cognitiva. Y exhibirle al mundo quiénes tienen los recursos militares y mediáticos para imponer represalias internacionales al tipo de cambio que a ellos les conviene bajo la dictadura del capitalismo.

Sus aranceles son una encíclica completa de las canalladas burguesas para castigar a la clase trabajadora, obligándola a financiar las ofensivas bélicas e ideológicas en su contra y que además las agradezca, mientras que el capital ensancha sus márgenes de ganancia. Sus aranceles son una escuela teórico-práctica de esclavitudes objetivas y subjetivas. Y en la guerra cognitiva también es indispensable que la primera en morir sea la verdad. Porque eso a ellos les conviene y les gusta mucho. Siempre.

* Doctor en filosofía

Las guerras, el armamentismo y los conflictos bélicos, son un factor notorio de empeoramiento de la crisis climática, al mismo tiempo que todo ello causa más migraciones, desplazamientos masivos y muchos otros sufrimientos humanos e impactos al medio ambiente. Paradójicamente la seguridad climática, incluyendo el despliegue de ejércitos en emergencias climáticas, se usa como argumento adicional para justificar el aumento de gasto y actividades militares, afirmando así ese círculo vicioso.

A nivel global, si se suman las emisiones de gases que causan el cambio climático de todos los ejércitos como si fueran un país, éste quedaría en el cuarto puesto de la lista de los mayores emisores globales. Pese a ello, reportar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los ejércitos no es obligatorio y hasta hace unos años ni siquiera se tenían en cuenta en los reportes por país al convenio sobre cambio climático de Naciones Unidas (La Ruta del Clima, 2025, Crisis climática, militarismo y violencia, https://tinyurl.com/ymkbnma6).

En esa lista, el ejército de Estados Unidos, principal emisor de gases de fuente militar, ocuparía el puesto 47. Por si fuera poco, este 7 de abril de 2025, el presidente Trump anunció –posando sonriente junto al genocida Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel– que aumentará el presupuesto militar estadunidense a un billón de dólares, una cifra sin precedente. Esto se financiará, agregó, con los fondos que el multimillonario Elon Musk está recortando a través del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental. Musk está haciendo severos recortes en salud, educación, ciencia, fiscalización y protección al medioambiente, entre otros (https://tinyurl.com/bdewdb9j).

Adicionalmente, en sus primeras órdenes ejecutivas, Trump ordenó que Estados Unidos se retirara del Acuerdo de París, el cual propone limitar el cambio climático, y estimular que se abran nuevas fuentes de explotación de gas y petróleo, al tiempo que cortar los apoyos a energías renovables, contribuyendo con todo ello a un aumento más acelerado del caos climático.

El reciente informe El clima bajo fuego cruzado, del Trasnational Institute y otras organizaciones, analiza el papel de los ejércitos y especialmente de los países de la OTAN, en la crisis climática. Señala que las emisiones de todos los ejércitos del globo ya representan 5.5 por ciento del total de emisiones de gases de efecto invernadero, tomando en cuenta combustibles, mantenimiento, conflictos bélicos y otras operaciones (Transnational Institute, Stop Wapenhandel, Tipping Point, Centre Delàs, 2025, https://tinyurl.com/3zbdmara).

El gasto global militar ha alcanzado un máximo histórico de 2.24 billones de dólares, de los que más de la mitad provienen de los 31 estados miembros de la OTAN. No obstante, está previsto que ese gasto aumente exponencialmente. El objetivo es que todos los países de la OTAN dediquen como mínimo 2 por ciento de su producto bruto interno (PBI) a las fuerzas armadas y que al menos 20 por ciento de esa cifra se dedique a equipamiento. Aunque el objetivo fue fijado en 2006, es a partir de la guerra en Ucrania que aumentó la presión sobre los estados miembros para cumplirlo, para hacer frente a la amenaza rusa. Si bien la historia reciente de Rusia está marcada por varios conflictos militares, como en Ucrania y Georgia, el informe citado indica que incluso antes de llegar a un gasto de 2 por ciento del PIB, el gasto militar de los 31 estados de la OTAN fue 16 veces superior al de Rusia y sus aliados regionales.

Si todos los países de la OTAN cumplen el objetivo de aumento de gasto militar a 2 por ciento del PIB, la huella de carbono de esos ejércitos superará la de toda Rusia, un país productor de petróleo y uno de los mayores emisores globales. Se hace así hace aún más lejano alcanzar el objetivo fijado por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que basado en cientos de estudios y análisis científicos, señala que para no exceder 1.5 por ciento de aumento de temperatura media global se deben hacer reducciones de emisiones de GEI de 43 por ciento pare el año 2030.

El objetivo de la OTAN de un 2 por ciento del PIB en gasto militar, inviabiliza esta meta y a ello se suman las drásticas medidas anticlima de la administración Trump.

La gran beneficiaria de los objetivos de la OTAN es la industria armamentista y las guerras. El informe muestra que las exportaciones de armas de miembros de la OTAN van a 39 de los 40 países más vulnerables al cambio climático, 17 en situación de conflicto, 22 en regímenes autoritarios con represión interna, 26 son países con baja puntuación en desarrollo humano y nueve sometidos a embargos de armas por parte de la ONU (https://tinyurl.com/3zbdmara).

El militarismo y su expansión son factores determinantes del colapso climático y para mantener las injusticias socioambientales.

La muerte de Mario Vargas Llosa me trajo a la mente las figuras inolvidables de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes. Puedo creer que lo mismo sucedió a muchos otros lectores de quienes formaron el llamado boom literario latinoamericano, fenómeno con el cual se designó al éxito de mercado de estos novelistas. Que el denominado boom haya sido ideado y programado en una reunión de la OEA (Organización de los Estados Americanos) o haya surgido de forma espontánea gracias a las innumerables ventas de sus obras, manifestaciones ambas de orden comercial, no disminuye en nada la magnificencia de la creación de estos autores.

Cuatro escritores con universos que se bastan a sí mismos y, por tanto, diferentes uno de otro. Aureliano Buendía y Remedios La Bella, la Maga y Oliveira, Ixca Cienfuegos y Artemio Cruz, la tía Julia y Pantaleón, personajes concebidos por la desbordante imaginación de cada uno.

Siluetas únicas con sus gestos personales, caminan las calles de París, sus rostros sonrientes, la vista puesta a lo lejos, en ese fondo infinito del tiempo incesante donde hicieron vivir a sus personajes y donde ellos deben vivir ahora.

La alta silueta de Julio Cortázar se desplaza por las calles de París con el diario en las manos de sus brazos extendidos, para sostenerlo frente a sus ojos, mientras lo lee sin poner atención al camino que, quizá, conoce de memoria, para llegar al departamento de Ugné Karvelis, su compañera en ese entonces. Julio es muy alto, al parecer sigue creciendo, lo que le causa fuertes dolores de cabeza, una enfermedad extraña: seguir creciendo como un niño, aunque lentamente ahora a causa, tal vez, de la edad. Y sí: Julio no ha perdido un aspecto, un cierto dejo, algo infantil. Juega, acaso, como un niño cuando escribe dando brincos en la Rayuela que es su vida para acceder al cielo.

Gabo, como se atreven a llamarlo incluso quienes no lo conocen, pero que él acepta sin condescendencia, sentado con los brazos extendidos sobre los respaldos de un sofá, contagia a sus oyentes la risa clara que brota de su garganta. Viste una guayabera con el cuello abierto y un pantalón holgado. García Márquez da la impresión, esté donde esté, de hallarse en su casa y de haber encontrado su lugar en el mundo, un sitio destinado para él desde el principio de los tiempos. Inmóvil, a su alrededor gira el universo, personas y cosas llegan a él atraídas por el magnetismo de una bondad que es la más alta forma de la inteligencia. Amigable y querendón, la vida le devuelve su inagotable sonrisa.

Carlos Fuentes, de pie en lo alto de la escalinata, recibe a los visitantes anunciados por el ujier. Trajeado con un frac que lleva con holgura, esboza una sonrisa que remplaza la carcajada. A Fuentes le va el puesto de embajador como le va el frac. A la vuelta de una esquina, en el umbral de una iglesia, en la embajada en Francia, Carlos sabe acoger como si cada persona fuera su única invitada. Con el mismo calor con que saluda, marca distancias y aleja, en un acto doble de abrazo y despedida. En París o en su casa de San Jerónimo, Fuentes se mueve como un actor en el escenario de un teatro donde interpreta su propia obra: su vida.

Aunque en ocasiones se deja el cuello de su camisa abierto, Mario Vargas Llosa viste traje y corbata. Con este serio atuendo, propone a Joachim Vital, editor de su libro sobre Botero, que lo acompañe al baile de los bomberos un 13 de julio, vísperas de la toma de la Bastilla. Hay que abrirse paso a empujones en la caserna de bomberos de la calle de Colombiers. Vargas Llosa parece nacido para colarse entre el gentío. Una sonrisa, mezcla de satisfacción y travesura, se dibuja en sus labios. Impecable, continúa su avance entre danzantes y mirones. Algunas personas lo miran de reojo: traje y corbata son inusuales en este baile. Mario rejuvenece, liberado de su silueta tiesa y almidonada, y surge su esencia profunda: el sentido del humor.

El título de un fascinante libro del filósofo y musicólogo francés Peter Szendy no podía ser más preciso… ni más inquietante: Bajo escucha. Estética del espionaje. La narración de Szendy inicia con la afirmación de que el espionaje ha estado presente desde siempre en la historia política de la humanidad, y remite su primer ejemplo al notorio estratega chino Sun Tzu. Después, refiere la historia de cómo el espionaje fue la clave para que las legendarias trompetas bíblicas abatieran las murallas de Jericó. Desde muy temprano en su libro, Szendy establece un llamativo paralelo entre el oficio del espionaje y el de la prostitución, y procede a ejemplificar algunos de sus puntos de vista con punzantes referencias a Shakespeare y a ciertos argumentos operísticos.

En el centro del discurso de Szendy está su tesis de que, así como Jeremy Bentham inventó el panóptico carcelario (te vigilo a ti y a todos, y ni tú ni nadie sabe que los vigilo), hoy en día vivimos bajo la ¿sombra, tiranía? de un panacústico, es decir, de un entorno en el que no sólo nos ven integralmente, sino que también nos escuchan del todo; la ubicua presencia de cámaras y micrófonos de todo tipo en la sociedad moderna le da la razón al autor.

Peter Szendy dedica un tramo de su libro a considerar los recursos técnicos y narrativos del cine como un buen ejemplo de su teoría sobre la vigilancia y la escucha total; aquí, el filósofo y musicólogo repasa algunas instancias particulares del cine de Lang, Hitchcock, Coppola, Tony Scott, Wilder, Lynch, Spielberg y De Palma. La relación que establece el escritor entre esos recursos fílmicos y los de la ópera es muy pertinente, y a la vez entretenida. Hay un énfasis particular en el entorno paranoico de esa sólida película que es La conversación (1974) de Francis Ford Coppola, cuyo centro narrativo adquiere hoy una actualidad espeluznante. Si el fondo de este libro es muy atractivo, su forma no lo es menos: Szendy se vale continuamente de muy eficaces neologismos, aliteraciones y juegos de palabras que, venturosamente, funcionan muy bien en su traslado del original francés al castellano, gracias a la inteligente traducción de Pedro Hugo Alejandrez Muñoz, quien también consigue logros importantes con palabras y expresiones originales en lengua inglesa.

Involucrado continuamente con las relaciones estrictamente musicales del fenómeno de la escucha, Szendy hace un alto en su camino para analizar a fondo las últimas páginas de la magistral ópera Wozzeck (1925) de Alban Berg (1885-1935), a cuyo personaje titular compara con una especie de Orfeo de la modernidad. Notablemente, el autor cita y glosa a pocos músicos en este texto suyo sobre la audición (Mozart, Monteverdi, Furtwängler, Herrmann), pero lo hace con evidente conocimiento de causa.

No podía faltar en un texto de esta naturaleza la presencia de Theodor W. Adorno, a quien mucho le ocupaba y preocupaba el fenómeno de la escucha en sus diversas facetas. En particular, Szendy menciona un destacado texto de Adorno titulado Sobre la utilización musical de la radio, que debiera ser lectura obligatoria (sí, cómo no) para quienes programan música en nuestras frecuencias de radio. Si Adorno pudiera asomarse al espectro radiofónico mexicano, sin duda se horrorizaría. Además de las referencias ya mencionadas, Szendy alude puntualmente y con eficacia al pensamiento de autores tan diversos como Nietzsche, Barthes, Freud, Foucault, Deleuze, Schenker, Chion, Kafka, Leroux, Mann y Borges, logrando una especie de red coral de pensamiento sobre los temas (de urgente actualidad) que aborda en su libro. El autor reconoce de modo explícito a este libro como un homenaje al filósofo franco-argelino Jacques Derrida, a quien dedica el epílogo de su texto.

La lectura atenta de Bajo escucha. Estética del espionaje deja la impresión de que, al parecer, ese estado de vigilancia continua, la conjunción perfecta del panóptico y el panacústico que preconiza Szendy, ya llegó, ya está aquí. Está en los miles de cámaras de seguridad que tanto presumen las autoridades; está en el pernicioso spyware llamado Pegasus que todos compran y todos usan, pero que nadie reconoce. Y ciertamente, el panóptico-panacústico es ya omnipresente en la esfera mediática y en el ámbito político, y ha comenzado a invadir también el entorno de lo privado. ¡Qué miedo!



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