12/10/2008

Del catarrito a la tormenta


Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

Jura Gustavo Enrique Madero Muñoz que propondrá que al secretario de Hacienda y Crédito Público “le hagan un monumento en la vía pública” (sic que desconoce los privados, excepto el de Juan Francisco Ealy Ortiz), porque él tomó la decisión de cubrir al 100 por ciento los ingresos petroleros del próximo año al precio de 70 dólares el barril como está en el Presupuesto de Egresos”.

La decisión de Agustín Carstens Carstens, se entiende que sin la autorización de su jefe local Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, pues de lo contrario dos deberían ser los monumentos, permitirá a las finanzas nacionales ahorrar 13 mil millones de dólares.

¡Excelente! Sólo falta que el senador informe cuánto le cuesta aún al país el diagnóstico del otrora directivo del Fondo Monetario Internacional sobre el catarrito que, por primera vez en la historia, padecería la economía mexicana con la crisis hipotecaria, devenida en financiera y ahora en económica de Estados Unidos. Crisis mutada ya en global y equivalente para el capitalismo en todas sus modalidades, incluido el salvaje, a lo que para el socialismo realmente existente significó la caída del Muro de Berlín.

Carlos Slim Helú no tiene empacho en postular que la recesión en la que se encuentra el mundo es la más compleja en la historia del capitalismo. Los tecnócratas del Banco de México, bajo la dirección de Guillermo Ortiz Martínez, se resisten con diversos tecnicismos válidos, a asumir que México está inmerso en la ola recesiva.

Conocedor de los alcances e implicaciones de la apuesta del catarrito, derivada de la abulia y la soberbia del gobierno de la plutocracia, el fundador del consorcio empresarial y financiero más gigante del país, urgió a Calderón Hinojosa a que evite reaccionar, nuevamente, cuando hayan ocurrido las cosas, y a no esperar a que el Grupo de los 20 o el presidente electo Barack Hussein Obama II, resuelvan la complejísima situación.

Como segundo de los 200 dueños de la aldea global que es, aunque en rigor es el primero si lo medimos en relación con el tamaño de la economía mexicana, Slim Helú fijó como prioridad el restablecimiento de la credibilidad
y confianza en el sistema financiero global y advirtió contra los “Rambos a los que no les importa ganar la guerra sino estar en ella, y con los neófitos que toman decisiones equivocadas”.

No les puso nombre ni apellido, pero es difícil no asociarlos con Gerardo Ruiz Mateos, el secretario de Economía que se negó a trazar medidas preventivas mientras no se conociera el alcance de la crisis. O el economista y abogado que con discursos sobre prospectiva oferta que México será la cuarta economía del orbe en 2050. Cuando usted y yo no podremos reclamar nada ni contestarnos el vendedor de un futuro incierto.

Mientras el inquilino de Los Pinos empieza a registrar “las primeras señales” de la recesión generalizada y “la tormenta económica” que padece México y que dejó atrás la tesis del catarrito, Slim trata de persuadir de que “en este momento el crecimiento del producto interno bruto no importa, seguramente este año y el que viene va a ser muy malo”.

Remató: “Lo importante es mantener el empleo, que los empresarios tengan acceso a capital para poder preservar las fuentes de trabajo, así como dirigir los esfuerzos al impulso del mercado interno”.

Cuando se es dueño de medio México, no se puede jugar a la soberbia provocada por el vértigo de encaramarse en una secretaría de Estado, en razón principalmente de la amistad y las complicidades con Calderón. Mucho menos enarbolar la mercadolatría por mero dogmatismo ideológico.

Con los gigantescos negocios ajenos no se juega y su dueño traza líneas y rumbos frente los titubeos del grupo gobernante.

Acuse de recibo

El académico y periodista Samuel Schmidt dice: “Confieso mi desconcierto. Como que tu comentario sobre Othón quedó trunco, Othón bien merece como luchador que se le recuerde al igual que Lucio Cabañas cuya muerte pasó ignorada. Pero luego inicia en tu columna una nota sobre Gómez Mont, acertada por cierto. Pero no alcanzo a ver la liga. Te mando un abrazo por continuar esta lucha”… En tanto que el economista Pedro López Díaz critica: “Leí la noticia de que al sepelio de Othón, sólo un miembro de la plana mayor del PRD asistió. Ello no me sorprende, puesto que nadie se baña en el mismo río y la dialéctica de la vida social y política rige en la misma dirección. Estamos viviendo tiempos nuevos pero no mejores. La clase política mercenaria de nuestros tiempos no tiene tiempo para las ideas hacia el futuro ni los aprendizajes del pasado. La partida de Othón no necesita acompañantes de tan baja estatura, simplemente sin haberlo querido o deseado, su compañera es la historia que ya lo ha registrado, los demás quedaran en su medianía y en el olvido”… Finalmente, Víctor Manuel Barceló Rodríguez, exgobernador interino de Tabasco: “Me uno a la pena por la muerte del querido amigo y colega Othón Salazar, de cuyo acontecimiento me entero en tu Utopía. Fue un gran señor”.


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