4/01/2011

México ante la CIDH, ¿vuelta al pasado?


Espacio Civil | Emilio Álvarez Icaza L.

México está en la mira en materia de derechos humanos. El tipo de problemas y la naturaleza de las violaciones en la materia, son de una enorme complejidad y profundidad. De hecho, en ciertos temas parece que se reeditan situaciones del pasado que ya muchos creíamos superadas. Lo que sucede en este país es ahora preocupación de la comunidad internacional y ocupación cada vez mayor de los organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Lo anterior quedó de manifiesto en el 141 periodo de sesiones de la CIDH realizado esta semana en Washington, Estados Unidos. En este periodo se realizaron seis audiencias relacionadas con nuestro país, cinco sobre temas específicos y una más de carácter regional que incluyó aspectos de México. Hay que subrayar que la sola realización de cinco audiencias sobre lo que pasa aquí es extremadamente inusual y en sí mismo es un dato relevante y preocupante. Adicionalmente, cabe mencionar que resulta también de preocupación que México sea uno de tres países con mayor número de denuncias ante la CIDH.

Las audiencias realizadas se pueden dividir en tres bloques dadas sus características. En el primer bloque estuvo la referente a la presentación de la reciente reforma constitucional en esta materia. Esta sesión fue más bien excepción, y hay que decirlo, tuvo y tiene una extraordinaria importancia y significado. Representa el lado más virtuoso de lo que hemos podido construir en derechos humanos en muchos años. Lo ahí expuesto representa un oportunidad para enfrentar los muy graves y profundos desafíos que se vieron en las otras audiencias. Estuvieron presentes el subsecretario Juan Manuel Gómez Robledo, los senadores Pedro Joaquín Coldwell del PRI y Alejando Zapata del PAN, entre otros.

El segundo bloque de audiencias, compuesto por cuatro de ellas, se realizaron a solicitud de múltiples y significativas organizaciones de la sociedad civil mexicanas, en ocasiones acompañadas por víctimas y organizaciones internacionales. De ellas destacan I(DH)EAS, los Centros Miguel Agustín Pro y Paso de Norte, Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos de Monterrey y diversas organizaciones de Ciudad Juárez.

Las audiencias fueron sobre:

a) La situación de las personas en situación de arraigo, en la que quedó en evidencia su naturaleza contradictoria con respecto al derecho internacional de los derechos humanos y con la Constitución mexicana, adicionalmente se expusieron casos como el michoacanazo.

b) La seguridad ciudadana. En este espacio quedó de manifiesto la gravedad de la situación en Ciudad Juárez y en Chihuahua y otros lugares del país, así como los costos de las acciones en la lucha contra la delincuencia; se presentaron también casos graves de impunidad.

c) Tenencia de la tierra y derechos humanos de los pueblos indígenas, en la que se expusieron dolorosas y desgarradoras situaciones de afectación a los pueblos y comunidades.

d) La situación de derechos humanos de las personas migrantes en la frontera sur, en la que los peticionarios expusieron la crisis humanitaria que viven los migrantes centro y sudamericanos al pasar por nuestro país.

El último bloque se refirió a una audiencia de carácter regional, en la que se presentó la situación de defensores y defensoras de derechos humanos en América. En esta sesión también se habló de la preocupante situación en México, pues ocupa un penoso y alarmante segundo lugar en el continente por el número de agresiones a defensores de derechos humanos.

Llamó muy positivamente la atención el hecho de que, en sesión paralela de atención de casos, el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, estuviera presente para atender personalmente uno de ellos.

Lo que quedó en evidencia con estas audiencias, es que no obstante los logros alcanzados, en algunos puntos de la agenda de Derechos Humanos se observan francas señales de regresión. Dinámicas y fenómenos de violación que corresponden a expresiones del México autoritario, que creíamos superado, que son ya una alarma dentro y fuera de nuestro país.

No deja de llamar la atención que a pesar de todo lo que hemos invertido en organismos públicos de derechos humanos (¡nos cuestan más de dos mil millones de pesos al año!), principalmente en la CNDH, que representa más del 60% de ese gasto, sigan presentándose tantas denuncias de violaciones de derechos humanos en México en instancias internacionales. ¿Cómo explicar la confianza que víctimas y organismos civiles mexicanos tienen en la CIDH? ¿Qué pasa con las comisiones de DH que los casos no se resuelven en México?

En la medida que el Estado mexicano entienda, atienda y resuelva lo que se presentó en las audiencias de la CIDH beneficiará a las víctimas, contribuirá al buen funcionamiento de las instituciones y protegerá a quienes vivimos en este país. Además de atender los casos es urgente resolver las causas. Si esto no sucede, se puede consolidar un peligroso escenario para nuestro pacto democrático, aquel en que se generalice la regresión a los derechos humanos.

Defensor de los derechos humanos

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