5/05/2017

El INEE no es, ni será autónomo



Tatiana Coll

Prácticamente desde que se votó la nueva ley que define las funciones y características del nuevo Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en 2013, he venido sosteniendo y argumentando que tal autonomía no existe, por más que aparezca subrayada con letras mayúsculas en la Constitución. De acuerdo a la lógica política (es decir, la demagogia) que impera en nuestro país, desde el momento en que este hecho sucedió, aupado desde las cumbres del Pacto por México y la misma Presidencia, significó precisamente su sometimiento total a las reglas políticas, con el objetivo último de utilizar la imagen creada como prestigioso encubridor.

Prácticamente todas las instancias evaluadoras que han sido creadas desde los años 90, tienen como enunciado la supuesta ciudadanización y autonomía, este es un requisito perfilado para disimular con eficacia que la evaluación es el instrumento de intervención más abrumador que el Estado-evaluador se ha dado a sí mismo para controlar y transformar al Sistema Educativo Nacional (SEN).

Así, el viejo INEE logró presentar resultados y evaluaciones (Excale) mucho más útiles y significativas que el nuevo. En el viejo INEE no autónomo, Martínez Rizo y el propio Backhoff señalaron que la heterogeneidad imperante en el sistema educativo no permitía homogeneizar indicadores y también que no era conveniente vincular los resultados de las pruebas a estímulos o sanciones por sus efectos distorsionadores. Pero ese era el viejo INEE no autónomo.

Ahora para el INEE constitucionalmente autónomo y su nuevo presidente, el mismo Backhoff, no queda más que aceptar las reglas del juego y admitir que pasó de ser una institución técnica a una institución política. Lo cual entendemos que significa que asume su papel y no puede romper los límites (es decir ,cuántos, cómo y cuándo se evalúa a los maestros) que determina la Secretaría de Educación Pública (SEP) y no tanto el eufemismo de que emite directrices para la mejora de la educación.

Esta declaración del nuevo Backhoff, parece ser la que más han comentado diversos analistas. Aparentemente para algunos se trataría ahora del momento en que el INEE debe recuperar su autonomía frente a la SEP y avanzar decididamente en la evaluación a los docentes sin mayor demora, haciendo a un lado la compleja variante de lo que podría significar azuzar al magisterio, obligando a otros 130 mil profesores a presentar la evaluación, en pleno año ya electoral.

Para otros ésta será solamente una presidencia de transición que deberá obligatoriamente esperar a los nuevos tiempos y límites del próximo sexenio. Algunos otros, seguramente más ingenuos, se han aventurado a decir que siempre esperaron una posición fuerte del INEE para demandar revisar la ley, sobre todo en función de los frustrantes resultados de las evaluaciones, y se lamentan de que no hayan ejercido su autonomía.

En 2005 escribí un texto que comenzaba diciendo que el INEE se encontraba deshojando la margarita: hacer o no hacer, hacer o no hacer. ¿Lo habrá resuelto? Ser un apéndice con ambiciones de líder es más que imposible. Aceptar tan confusa condición lleva a hacer las declaraciones que el nuevo presidente ha hecho en su toma de posesión. El periódico El Heraldo recoge que Backhoff señaló que ahora hay retos y áreas de oportunidad: los retos que percibe son: 1) mejorar los procesos de evaluación del SEN y el uso de resultados para consolidar la evaluación, 2) consolidar el sistema nacional de evaluación del Servicio Profesional Docente (SPD) y la atención a las directrices por parte de las autoridades educativas, así como mejorar la percepción social del INEE. Obviedades de Perogrullo sin duda, salvo la última que, a menos que repartan camisetas y gorras del INEE como campaña electoral, no lograrán. En cuanto a las oportunidades:

 1) que los resultados del INEE se publiquen en el menor tiempo posible, se realicen los análisis correspondientes y se fomente con mayor determinación el uso de sus resultados. Pareciera ser que han ninguneado su actividad y esto es lo que reclaman. 2) que se elabore un programa de mediano plazo articulando todas las evaluaciones y estudios, componentes, procesos y resultados. ¿Acaso no se ha hecho? 3) asegurar que se cumpla con la ley general del SPD para otorgar las plazas conforme a las listas de prelación de los concursos de ingreso y promoción. ¡Vaya, entonces son ciertas todas las denuncias hechas por los maestros democráticos! ¿Quién asumirá esta responsabilidad?.

El nuevo presidente solamente cuenta con un año para estos retos y áreas de oportunidad, ocasión invaluable que seguramente quedará reducida a lo único que anunció y que podría ser cumplido: realizar una evaluación diagnóstica para conocer a los maestros. Sin embargo, es en realidad una ironía desgarradora que a estas alturas nos digan que harán esta evaluación diagnóstica para conocer a los maestros, ¿entonces todos los documentos como El Derecho a una educación de calidad, Informe 2014, Los Docentes en México, Informe 2015, así como los que establecen los perfiles, las dimensiones, parámetros e indicadores para las diferentes evaluaciones, los hicieron sin conocer a los maestros?.

Me parece que el INEE ya no está deshojando la margarita, ya sabe perfectamente qué tiene que hacer: seguir las instrucciones de la SEP y dejar de especular sobre su autonomía.

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