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a presidenta Claudia Sheinbaum mostró
en la mañanera del martes una enigmática confianza en que este sábado
no se impondrán a México aranceles desde Estados Unidos, como de manera
insistente se ha venido planteando. No creemos que eso vaya a ocurrir y, si ocurre, tenemos nuestro plan y se informará en su momento
, dijo sonriente, sin entrar en detalles.
El mismo martes, el candidato de Donald Trump para encargarse del
Departamento de Comercio, Howard Lutnick, ante legisladores que lo
interrogaban para confirmar o rechazar su nombramiento, soltó la primera
aproximación a algo parecido a un acuerdo o una aprobación supervisora:
México podría ser eximido de aranceles sustanciales
este primero
de febrero si al examinar los resultados de sus campañas contra el
narcotráfico, en especial contra el fentanilo, a juicio del sinodal de
las barras y las estrellas hubiera buena calificación.
En todo caso, advirtió el cuasi secretario Lutnick, sería hasta abril próximo cuando pudieran establecerse aranceles sustanciales
a México, si Washington considerara que su vecino hubiera incumplido
las tareas impuestas en materia del narcotráfico ya mencionado y del
freno a la migración. Faltaría, también, el tema del Tratado de Libre
Comercio que deberá entrar a renegociación con fecha de entrega en 2026,
aunque la eventualidad de la imposición de aranceles significaría en
los hechos el abatimiento de tal acuerdo entre los tres países
norteamericanos.
Las palabras del futuro secretario de Comercio pueden ser, desde luego, desoídas y contradichas por su arbitrario jefe, Donald Trump, de tal manera que el próximo sábado se llegaran a anunciar los tales aranceles, sean estos insustanciales o sustanciales. El presidente de Estados Unidos vive una luna de hiel que a él le parece especialmente gozosa, así implique el solo el amago o el pleno cumplimiento de políticas depredadoras, abusivas, de tal manera que hoy puede decir por sí mismo o por voz de sus subordinados lo que mañana niegue o reacomode en sentido contrario al original.
Otro ejemplo de esa siniestra preferencia por lo dañinamente retorcido: ayer, Trump hizo saber que considera enviar a Guantánamo, base militar estadunidense en territorio cubano, centro de tortura y sustracción a cualquier legalidad, a las personas susceptibles de deportación que no pueda enviar a sus países de origen (léase Venezuela y, desde luego, la propia Cuba).
Por lo pronto, se confirma que México ha estado inmerso en un
efectista torbellino de activismo contra ciertos estratos del crimen
organizado para alcanzar el beneplácito del vecino juzgador. A
diferencia de la doctrina central en esa materia durante el obradorismo,
la de abrazos, no balazos
, el claudismo, con Omar García Harfuch
como pieza operativa predeterminada (uno de los pocos secretarios de
Estado o figuras relevantes de la 4T con compromiso real y directo con
la Presidenta), se ha esforzado en entregar o aparentar buenas cuentas,
en un afán escénico que hace recordar los mejores momentos mediáticos de
la etapa de Genaro García Luna: entregar, aparentar o fabricar los
resultados apetecibles en las alturas (en este caso, las gringas) para
no recibir castigo e incluso estrellitas en la frente con una leyenda
que diga: no aranceles sustanciales
.
Vale preguntarse varias cosas, a la luz del cambio de luces enviado
por el virtual secretario Lutnick y suponiendo que de verdad este sábado
no hubiera sino algunos aranceles no sustanciales
: ¿a qué se
habría comprometido México para obtener dicha merced? ¿La garantía de
que se hará lo deseado por Estados Unidos descansará en las acciones del
secretario García Harfuch? ¿En caso de darse el visto bueno provisional
este sábado, adelantaría que también habría menos empeño
intervencionista en lo de los cárteles terroristas? y ¿Sinaloa, El Mayo, Cuén
Ojeda, las presunciones de nexos del crimen organizado con la política,
quedarán en el reino de la retórica reutilizable en otras
circunstancias? ¡Hasta mañana!
X: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx
acusados de robo y delitos.
Ese delincuente no es otro que Donald Trump, quien sigue el nefasto
ejemplo de George W. Bush, otro republicano desquiciado que, con el
pretexto de combatir el terrorismo
, utilizó la ilegal base de
Guantánamo para violar cualquier cantidad de leyes internas y externas, y
violar todos los derechos humanos de los detenidos
(alrededor de 800 en total) para mantenerlos ilegalmente encarcelados, en condiciones infrahumanas, sin cargos ni juicio.
De hecho, la más reciente información sobre los presos en Guantánamo
está fechada el pasado 7 de enero y fue divulgada por la agencia de
noticias Ap: once yemeníes que habían permanecido detenidos en esa
base naval estadunidense durante más de dos décadas sin que se les
presentaran cargos ni acusados de delito alguno fueron trasladados a
Omán, anunció el Pentágono
.
Así, señala el despacho informativo, “con las excarcelaciones más recientes sólo 15 personas permanecen detenidas en Guantánamo. Es la cifra más baja desde 2002, cuando el gobierno del presidente George W. Bush transformó a la base naval en una cárcel para hombres, en su mayoría musulmanes, que habían sido detenidos en distintas partes del mundo como parte de lo que Estados Unidos calificó como su ‘guerra contra el terrorismo’. Las invasiones estadunidenses en Afganistán e Irak y las operaciones militares y encubiertas en otros lugares se produjeron después de los ataques de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001”.
Ahora, Trump procede como Bush y celebra que los vamos a enviar a Guantánamo
. De acuerdo con sus cálculos, ahí podrían ser encarcelados hasta 30 mil migrantes indocumentados en Estados Unidos y no pueden ser deportados a sus países de origen
. Para violar la ley, el ahora inquilino de la Casa Blanca firmó una ley
por medio de la cual ordena que sean detenidas y potencialmente deportadas
, incluso sin condena, aquellas personas extranjeras, sin permiso de residencia, acusadas de robo y delitos violentos.
Tras derrotar a España en la guerra de 1898 (con lo que la
corona gachupina perdió sus colonias en Cuba, Puerto Rico, Filipinas y
Guam), Estados Unidos se quedó con todo e instaló una base militar en la
bahía de Guantánamo y en 1903 firmó un tratado de arrendamiento a perpetuidad
con el presidente títere de la isla, Tomás Estrada Palma, además de imponer la llamada Enmienda Platt
.
Desde entonces, sistemáticamente la Casa Blanca se ha negado a devolver
ese territorio robado (alrededor de 120 kilómetros cuadrados) a su
legítimo y único propietario: el pueblo cubano.
Barack Obama, sucesor de George W. Bush, se comprometió
a
cerrar el ilegal centro de detención en la citada base naval, lo que,
desde luego, no hizo, a pesar de que él mismo aceptó que esa prisión clandestina
no contribuía a nuestra
seguridad nacional; por el contrario, la socava y cuesta millones de
dólares, es contraproducente para nuestra lucha contra los terroristas,
consume recursos militares y perjudica nuestras alianzas con otros
países cuya cooperación necesitamos contra el terrorismo
.
Trump, más descarado y en otra muestra de salvajismo, anuncia que la ilegal prisión gringa en la Bahía de Guantánamo se prepara para encarcelar a decenas de miles, que serían detenidas y enviadas, sin juicio, a la base naval, violando todos los principios legales del país que dice gobernar, junto con el silencio cómplice de la Corte Suprema de aquella nación.
Así empezó Hitler la planeación de su solución final
hasta
encerrar a millones de judíos en campos de concentración para
exterminarlos. Y ahora, como entonces, la mayoría de los gobiernos
permanece callada y agachada ante ignominias como la descrita.
Las rebanadas del pastel
Si de perversiones se trata, Trump utiliza los aranceles
como guerra sicológica: la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt,
anuncia que a partir del próximo sábado (la fecha se mantiene firme
)
se aplicarán a México, Canadá y China, pero, prácticamente al mismo
tiempo, Howard Lutnick, nominado como secretario de Comercio del
enloquecido Donald, asegura que los principales aranceles se decidirán en abril
. Por su parte, la presidenta Sheinbaum no cree que vaya a ocurrir, pero ya estamos preparados
.
siempresea mucho decir y la
perfecciónsea siempre un anhelo).
Poco después, Édgar presentaba su primer disco: He’s coming (Edición de autor, 2004), donde ratificaba mis emocionados delirios con algunos temas propios, o improvisando alrededor de Thelonious Monk, Kenny Barron o el maestro Mario Ruiz Armengol, a quien ha admirado toda la vida.
A veintiún años de distancia, Édgar Dorantes inicia este 2025 con las alforjas cargadas de incontables colores y simientes. Ya en el jazz, ya en la música clásica, ya en la afroantillana o en ediciones especiales para niños.
Pero antes hagamos un poco de historia. Una síntesis al menos.
Édgar Dorantes nació el 18 de junio de 1971 en Córdoba, Veracruz. Ahí empezó a estudiar música con una maestra particular, hasta que a los dieciséis años se fue a Xalapa, donde estudió la carrera de música clásica en la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana. Es en esta ciudad donde el jazz se adentró en sus venas y en su proyecto de vida.
En el año 2000 se fue a hacer una maestría en jazz en la Universidad del Norte de Texas y dos años después fue contratado por la Universidad Estatal de Valdosta, Georgia, para dar clases dejazz en las áreas de teoría, arreglos, composición, ensambles y piano. En 2004 se venció su visa y regresó a México, para abrir su primer diplomado en jazz en el puerto de Veracruz y para entrar como profesor de tiempo completo en la Facultad de Música de la UV.
Todo ello, desembocó en convertirse en 2008 en el creador de una de las instituciones más importantes en la historia toda de nuestra música: el Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana, el ya célebre Jazzuv, donde permaneció sólo tres años como director y docente, ya que en 2011 el rector Raúl Arias lo nombró coordinador del Departamento de Difusión Cultural de la UV.
Era una promoción muy fuerte, le comentamos a Édgar, y él nos responde:
Sí, era bastante fuerte. Ahí es cuando dejo Jazzuv. Pero al
poquito tiempo, a los ocho meses, pedí mi salida de Difusión Cultural,
ya que eso era demasiado, a mí me rebasaba el trabajo administrativo y
político. A partir de ahí, decidí no volver a tomar ningún trabajo
administrativo; por eso tampoco he regresado a la dirección de Jazzuv.
Y ahorita, con la perspectiva del tiempo, ¿cómo ves a Jazzuv? ¿Se han cumplido los objetivos iniciales?
“Tengo cinco años dando clases otra vez en Jazzuv, y también sigo dando clases en la facultad de música; así que puedo ver muy amplio el panorama. Y estoy muy contento; me gusta mucho que lo que iniciamos como una visión que yo tenía para de llenar de información cultural a la escuela, para que el jazz fuera algo normal para nosotros, que no fuera algo ajeno, algo extranjero, se ha ido logrando.
“Los festivales de jazz que organicé ahí, que también nacieron en 2008 –tú estuviste también ahí–, fueron con la intención de traer personalidades del jazz que vieran con más claridad lo que estábamos haciendo.
Esa primera visión con la que nació la escuela, y que sigue
obteniendo resultados muy buenos, se ha ampliado muchísimo, gracias a
todos los alumnos que han llegado del resto del país, que traen nuevas
corrientes musicales de sus diferentes estados; y también los nuevos
jóvenes maestros que han ingresado a Jazzuv. Se ha fortalecido la
primera idea, pero se ha ampliado mucho a la diversidad cultural de la
música. Ahora Jazzuv tiene más creatividad y posibilidades en nuevos
estilos de música. Un ejemplo es un alumno que ya es licenciado desde
hace unos años tocando el requinto jarocho; algo que nunca me imaginé.
Sí, Ik’Balam, que además construye sus propios requintos.
Así es. Y una alumna de canto egresó con puras composiciones de
ella, que son una mezcla de música oaxaqueña con jarocha y con jazz. Y
así salen grupos que combinan cumbia con jazz y varios casos más. Ahora
hay una apertura que yo nunca visualicé. Es algo fabuloso.
(continuará)
El uso del territorio cubano ocupado ilegalmente por Washington para encerrar, también al margen de la ley, a los migrantes indocumentados es el más reciente acto del espectáculo de violencia de Estado montado por el magnate para complacer a sus seguidores. Desde que regresó a la Casa Blanca, Trump ha deportado a centenares de personas encadenadas de modos que no casualmente recuerdan a las chain gangs (cuerdas de prisioneros), hoy universalmente condenadas como contrarias a los derechos humanos; ha empleado tácticas extremadamente inhumanas como las cacerías de personas dentro de escuelas, templos religiosos y albergues; ha enviado militares a la frontera y ha machacado con el bulo de que los migrantes son delincuentes, por lo que su expulsión sería un asunto de seguridad pública y nacional. La mendacidad de esta afirmación es exhibida por los datos: por tomar el caso de los mexicanos en Estados Unidos sin los documentos necesarios, sólo 7 por ciento han sido señalados de algún delito, y casi en todos los casos se trata de faltas de tránsito como conducir sin un faro, estacionar en un lugar prohibido u otras infracciones que no constituyen estigma para las personas blancas, pero son usadas para negar el voto a latinos o afrodescendientes, así como para alimentar el discurso de odio contra los buscadores de asilo.
Pese a la criminalización y la puesta en escena de persecuciones implacables, el número y el ritmo de las deportaciones se han mantenido similares a los que prevalecían antes de su regreso al poder. Aunado al hecho de que durante su primer periodo presidencial Trump deportó a menos personas que sus homólogos demócratas Joe Biden, Barack Obama y Bill Clinton, lo anterior indica que no tiene intenciones reales de expulsar a los 20 millones de migrantes en situación irregular que, según él, viven en el país, aunque fuentes más confiables los calculan entre 10 y 15 millones.
En cambio, sus acciones y palabras presentan toda la apariencia de un despliegue propagandístico para galvanizar a su electorado en torno al miedo frente a un peligro inexistente, al mismo tiempo que desvía la atención de los problemas reales de la sociedad estadunidense, desde el desmantelamiento de la educación hasta los tiroteos masivos, pasando por la crisis de acceso a la vivienda, la esperanza de vida más baja entre las naciones ricas o las sobredosis de drogas comercializadas de modo tan legal como inescrupuloso por su industria farmacéutica.
Sólo en el marco de este sadismo institucionalizado se entiende la decisión de enviar a 30 mil migrantes a un campo de concentración y tortura creado para recluir a personas acusadas –en su mayoría, falsamente– de involucramiento en actividades y grupos terroristas.
La reapertura de un símbolo internacional de violación de los derechos humanos es un guiño a los trumpistas que consideran a los trabajadores del Sur global merecedores del mismo castigo infligido a supuestos miembros de Al Qaeda o el Estado Islámico y la medida, además de suponer un costo astronómico para los contribuyentes estadunidenses por la logística de transportar y mantener a semejante número de personas a un enclave aislado, azuza a grupos ya radicalizados en el racismo y la xenofobia.
Golfo de Américaes inapropiado. Es una cuenca oceánica que involucra sólo a tres países. Los idílicos migrantes
padres fundadoresno llegaban cuando ya el Golfo de México tenía su nombre.
Sin embargo, y a pesar de su impacto económico, los trabajadores migrantes enfrentan condiciones laborales precarias, explotación y discriminación. Muchos de ellos laboran sin seguridad social, con salarios bajos y en ambientes de trabajo peligrosos. Además, las políticas migratorias restrictivas los dejan en una situación de vulnerabilidad, dificultando su acceso a la justicia. Ante este panorama, el sindicalismo internacional se ha convertido en un pilar fundamental para la defensa de sus derechos.
En esta coyuntura, las alianzas internacionales se vuelven esenciales. A través de la colaboración transfronteriza, se han implementado programas de capacitación, asesoría legal y apoyo comunitario, empoderando a los trabajadores migrantes para que conozcan y ejerzan sus derechos laborales. Estas iniciativas han sido clave para enfrentar problemas como la falta de seguridad, la explotación salarial y la represión sindical. La creación de redes de apoyo permite que la clase trabajadora migrante se organice y acceda a mejores condiciones en sus centros de trabajo.
A lo largo de mi carrera, he trabajado incansablemente para establecer y consolidar alianzas internacionales que fortalezcan nuestra lucha por mejorar los entornos laborales, en particular para la población económicamente activa migrante. El Sindicato Minero, que tengo el honor de liderar, ha forjado vínculos sólidos con organizaciones sindicales de gran prestigio como los United Steelworkers, la Federación Estadunidense del Trabajo AFL-CIO y el Congreso del Trabajo de Canadá CLC. Estos aliados han sido fundamentales en nuestra lucha, compartiendo estrategias y brindándonos su apoyo constante en la defensa de los derechos de los trabajadores. Gracias a estas alianzas, hemos logrado visibilizar nuestras demandas a nivel global, lo que nos ha permitido presionar de manera más efectiva para garantizar un trabajo digno y justo tanto para los mineros de México, como para todos los que enfrentan condiciones de explotación y desigualdad.
Otra de nuestras alianzas internacionales es el Frente Internacional Minero, conformado por sindicatos de Argentina, Canadá, México, Australia y Perú, que colaboran para dialogar e intercambiar experiencias en la protección de los derechos laborales. Asimismo, nuestra estrecha y solidaria relación con los United Steelworkers nos ha impulsado a trabajar colaborativamente en la creación de comités de trabajadores en empresas multinacionales, facilitando así el intercambio de información, la cooperación estratégica y el apoyo solidario. Esta colaboración permite que las personas trabajadoras migrantes accedan a mejores condiciones y reciban respaldo en casos de abuso o discriminación.
El fortalecimiento de los sindicatos y las alianzas internacionales es clave para garantizar que los derechos de los trabajadores sean protegidos y respetados. La creciente participación sindical en su defensa demuestra que la unión y la organización son herramientas efectivas para mejorar su calidad de vida. Con el crecimiento de la fuerza laboral migrante en Estados Unidos, pues se estima que 78 por ciento de la nueva fuerza de trabajo entre 2022 y 2030 estará formada por latinos, el papel del sindicalismo será aún más relevante en la negociación de contratos y en la lucha contra la discriminación.
El compromiso que tenemos desde el Sindicato Nacional de Mineros con la defensa de los trabajadores migrantes no sólo atraviesa fronteras: se erige como un pilar fundamental en la lucha global por la justicia laboral. La unidad y la cooperación internacional son claves en este proceso, y el sindicato ha demostrado una y otra vez que la organización y la acción colectiva son las armas más poderosas para garantizar la dignidad de aquellos que, con su esfuerzo incansable, sostienen la economía de dos naciones. Nuestra lucha es una lucha sin fronteras, una lucha que no descansará hasta que cada trabajador, sin importar su origen, sea tratado con el respeto y los derechos que merece.
¡Solidaridad!
todo lo podrido salta a la luz del día. El pronóstico de que nuevos esqueletos saldrán del clóset de la política estadunidense está en alza desde que Donald Trump decidió publicar los documentos clasificados que aún siguen bajo llave, relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy (JFK).
Con la noticia en el aire, algunos medios han rescatado del olvido la Operación Northwoods ,
un plan de 1962 que salió a relucir en la primera gran apertura de los
misteriosos archivos del magnicidio de Dallas, casi 40 años después de
ese hecho, en 1997. Una montaña de documentos se publicó entonces,
cuando el Consejo de Revisión de Registros del Asesinato de JFK liberó
mil 521 páginas de los archivos militares desclasificados de 1962 a
1964. Los 12 folios de la Operación Northwoods formaron parte de este grupo, pero pasaron inadvertidos entre la podredumbre
. Hasta ahora.
Esta operación describe que, a principios de los años 60, durante la administración Kennedy, la CIA elaboró planes para matar a personas inocentes y cometer actos de terrorismo en ciudades de Estados Unidos con el fin de crear apoyo público para invadir Cuba. Con el nombre en código de Northwoods, las acciones encubiertas incluirían el asesinato de cubanos en Florida, el hundimiento de barcos con emigrados en alta mar, el secuestro de aviones, la voladura de un barco estadunidense e incluso la organización de actos de terrorismo con víctimas mortales en varias ciudades de Estados Unidos, incluida la capital, Washington.
Los planes detallan explícitamente un esquema para engañar al público
estadunidense y a la comunidad internacional para justificar la guerra
que derrocaría al joven gobierno de Fidel Castro. Los altos mandos
militares de Estados Unidos contemplaron la posibilidad de causar bajas
militares estadunidenses, según escribieron en el memorando fechado el
13 de marzo de 1962: Podríamos hacer estallar un barco en la bahía de Guantánamo y culpar a Cuba
, y las listas de bajas en los periódicos provocarían una ola de indignación nacional
. También, proponía hacer funerales falsos para movilizar la opinión pública en favor de la intervención militar.
Los planes tenían la aprobación escrita del Estado Mayor Conjunto y fueron presentados al secretario de Defensa del presidente Kennedy, Robert McNamara. Formaban parte de un esfuerzo más amplio para derrocar al gobierno revolucionario, conocido como Operación Mangosta , campaña de la CIA que incluía espionaje, sabotaje y el apoyo a mercenarios de origen cubano. Pero la Operación Northwoods fue rechazada por Kennedy, quien estaba preocupado por las implicaciones éticas y políticas de un plan que hacía uso del engaño deliberado y apostaba por el sacrificio de vidas estadunidenses para manipular la opinión pública.
La negativa de Kennedy exacerbó las tensiones entre el presidente y los altos mandos militares, que ya cuestionaban su liderazgo tras el fracaso de la invasión de Playa Girón (también conocida como Bahía de Cochinos) en 1961. El presidente moriría asesinado en Dallas en noviembre de 1963, un año y medio después de haberse elaborado este plan, y Operación Northwoods se convirtió en objeto de atención en las investigaciones del magnicidio.
Ahora, el presidente Donald Trump ha prometido publicar todos los
documentos clasificados relacionados con la muerte de JFK, la de su
hermano –el senador Robert Kennedy– y la de Martin Luther King, estos
dos últimos asesinados en 1968. Nadie duda, ni el propio Trump, que se
revelarán actividades aún más controvertidas del gobierno en los años
60, porque se quedó sin divulgar lo más interesante de esos expedientes
, al decir del presidente republicano.
La gran paradoja de este momento trumpista es que, mientras nos
permite asomarnos a escalofriantes proyectos de terrorismo de Estado
contra Cuba que fríamente calculaban la muerte de inocentes en
territorio estadunidense, el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha
incluido de nuevo a la isla en la lista de países patrocinadores del
terrorismo. Pocas cosas son más cínicas que esta. Trump arrasa con los
escrúpulos de imagen de los viejos conservadores, y sintiéndose, ahora
sí, imbatible de aquí a la eternidad, exhibe desembozadamente sus odios y
vergüenzas, y su particular revancha contra el Estado profundo
. Pero lo que prueba la Operación Northwoods es que él no es una novedad, ni llegó a la Casa Blanca de la nada.
Dios me salvó para hacer América grande otra vez,el futuro promete algo diferente. Con una mayoría en el Senado, el Congreso y la Corte Suprema, la marcha a la victoria de la ultraderecha y la imposición de un sistema de autocracia, fanatismo religioso y corrupción sistemática parece inevitable. Pero la realidad indica algo distinto.
Trump ganó las elecciones presidenciales en EU prometiendo resolver
dos temas centrales: el mal estado de la economía, reflejado en el alza
de los precios, y la inmigración indocumentada como expresión de una
llamada crisis en la frontera entre EU y México, donde insistía que el
país estaba siendo invadido por criminales y terroristas. Trump buscó
imponer la asociación entre inmigrante y delincuente
y entre
crisis económica y la inmigración indocumentada. Pero detrás de esta
cortina de humo, había otro escenario, una lucha de clase donde una
tecnoburguesía proponía concentrar el poder y monopolizar el acceso a la
información. Su presencia en la campaña fue evidente en la investidura
de Trump cuando todos los ejecutivos de las grandes empresas de
información ocupaban los puestos que tradicionalmente pertenecían a su
gabinete. En vez de refutar esta peligrosa asociación, los líderes del
Partido Demócrata contribuyeron a su producción.
Al enfocarse en el tema de la inmigración, Trump busca manipular dos
temas centrales en la historia de EU: el racismo y la xenofobia,
factores históricos en la política e incluso la cultura de este país.
Hay que agregar que el tema de la inmigración también está ligada a la
llamada teoría del remplazo
donde sectores de la derecha insisten que la inmigración es parte de un plan del estado profundo
y las élites culturales
para desplazar a la población blanca
y anglosajona. Con esta ideología, Trump movilizó algunos sectores de
la clase obrera blanca contra las élites liberales de las dos costas y
los inmigrantes.
A pesar de la retórica antiélite de Trump, una nueva coalición de
élites apoyaba al ex presidente –particularmente un grupo de
multimillonarios, los llamados tech bros que avanzan ideologías
de tecnofuturismo, o mejor dicho tecnofeudalismo, el más famoso de los
cuales es Elon Musk, y otros como Marc Andreesen y Peter Theil–. Estos
individuos están librando una guerra de clases, promoviendo una visión
de un futuro transhumano, impulsado por inteligencia artificial y
financiado por criptomonedas que son imposibles de rastrear. Sueñan con
una utopía tecnológica que controlarán. Andreesen recientemente comentó
que apoyó a Trump porque sus empleados se habían transformado en salvajes
y porque el gobierno intentó regular la industria cripto. Este nuevo
grupo se unió con una vieja burguesía industrial, los sectores de bienes
raíces y de finanzas.
En la elección de 2024, los demócratas no fueron capaces de movilizar contra la revolución social de la derecha. Adoptaron una postura defensiva, y para evitar críticas de la derecha, el entonces presidente Joe Biden adoptó la política de Bill Clinton y Barack Obama, apoyando una reforma migratoria sin proponer una legislación y deportando más inmigrantes que el propio Trump. Las diferencias entre ambos partidos sobre inmigración llegaron a ser imperceptibles y contribuyeron a la derrota de los demócratas. Por su parte, Kamala Harris y la mayoría de los líderes demócratas simulaban que no enfrentaban una guerra de clases y que el objetivo de la élite no era el poder total, y que simplemente se podía reconstruir la vieja coalición de élites liberales con la clase trabajadora y personas de color. Aunque más multimillonarios apoyaron a Harris y la ex vicepresidenta recaudó mucho más dinero que Trump –casi 2 mil millones de dólares frente a 1.2– aun así, esta ventaja no fue suficiente. La estrategia de Harris de hacer campaña como candidata del centro tradicional, de continuar la política neoliberal de consenso, no le permitió superar el entusiasmo por el cambio que generó el movimiento de Trump ni las frustraciones de su base por el estado de la economía.
Aun cuando haya ganado, el poder de Trump es frágil. La coalición del republicano no es homogénea, coexisten cristianos nacionalistas, élites pro inmigración, populistas antinmigración, expansionistas, obreros antiguerra, y un sector influyente de racistas. Ante ese complejo escenario, Trump sólo los puede unir con su capacidad de imponer su dominación. No obstante, hay indicaciones de debilidad en el poder de Trump, aunque con el desorden que él genera, es difícil verlas.
Hay fisuras políticas, particularmente entre los tech bros y las fuerzas antinmigrantes, que podrían debilitar la coalición trumpista y abren una oportunidad para los progresistas en EU. Trump insiste en que ganó un mandato contundente. Lo cierto es que tanto el país como el Congreso están casi divididos igualmente entre los dos partidos. Es probable que Trump no tendrá la capacidad de manejar los conflictos en su partido sin recurrir al autoritarismo. La pregunta es si los demócratas y sectores progresistas tendrán la capacidad de aprovechar estas contradicciones. EU está ante una guerra de clase, donde el enemigo no es el inmigrante, sino una élite que pretende monopolizar la riqueza del mundo.
* Profesores eméritos, Departamento de Historia, Pomona College
En México, una cauda de movimientos estudiantiles, campesinos y de trabajadores cuestionaron no sólo las estructuras, sino pergeñaban una nueva organización social, sin estar exentos de grupos armados actuando en áreas rurales y urbanas. Estados Unidos no fue la excepción, estudiantes universitarios se opusieron a la guerra contra Vietnam, y chicanos y afrodescendientes lucharon por los derechos civiles principalmente en las ciudades. Igual, las comunidades mexicanas de Texas y Nuevo México tras un siglo de intentos porque les devolvieran sus tierras, organizaron protestas pacíficas, pero en 1966 y 1967 pasaron a la ocupación armada de las tierras que por derecho les pertenecían.
Siglo XlX. Al perder la guerra de intervención armada contra México, 1846-48, este país se vio obligado a ceder a Estados Unidos la mitad de su territorio, mediante el Tratado de Guadalupe Hidalgo, eufemísticamente denominado Tratado de Paz y Amistad, oficialmente. Así, una parte de mexicanos quedó al norte de la nueva línea internacional. Para ellos el tratado estableció la garantía de que conservarían sus propiedades y serían incorporados como ciudadanos con derechos otorgados por la Constitución estadunidense. Pero no fue así, los anglos tomaron ventaja y los propietarios fueron obligados a vender la tierra o despojados con violencia, asesinados junto con sus familias. El grupo de mexicanos que un siglo después se armó en los años 60, eran los herederos de aquellos despojados de sus ejidos de propiedad comunal. Entonces, como trabajadores agrícolas, o campesinos empobrecidos, buscaron en las cláusulas del tratado de 1848, en las antiguas leyes de la Corona Española y en la Constitución de Estados Unidos, salidas al bloqueo jurídico de las cortes de justicia estadunidenses, pero nada sería fácil.
Sin embargo, en esas comunidades la movilización de los campesinos no carecía de antecedentes: entre 1859 y 1861 el texano Juan Nepomuceno Cortina sostuvo dos guerras contra los ocupantes anglos que habían despojado a los propietarios de su tierra, y años antes organizó una guerrilla para oponerse a la anexión de la República de Texas a Estados Unidos. Poco después, 1889 y 1890, Juan José Guerra organizó una guerrilla denominada Gorras Blancas para recuperar la tierra, que tuvo bajo control temporal de autogobierno buena parte del territorio de Nuevo México.
Años 60 de Reies López Tijerina, originalmente predicador de la Iglesia pentecostal, después de rechazar todas las religiones y la educación que imponía el sistema anglosajón, acontecimientos posteriores lo convirtieron en líder de quienes reclamaban la devolución de tierras para comunidades de Texas y Nuevo México. Pero este hombre que no terminó la primaria sintió que ante los abogados oficiales y los jueces de la Suprema Corte debía documentarse no solamente en los términos en los que se firmó el acuerdo de Guadalupe Hidalgo, sino en las Leyes de Indias de la Corona Española. Para entonces había formado la Alianza Federal de las Mercedes, pero en otras partes de su libro testimonial, Mi lucha por la tierra, habla del pueblo mestizo indohispano, diferenciándose del término chicano, que cobró fuerza en los 60 del siglo XX, antes del concepto latino. La organización de su pueblo le permitió viajar a la Ciudad de México y tiempo después a España. Quería leer las Leyes de Indias y profundizar en los demás ordenamientos que rigieron durante la Colonia, la renta y el otorgamiento de mercedes. Buscó los términos del Tratado Guadalupe Hidalgo que podrían aprovecharse. Tanto en México como en España fue asesorado por prestigiados juristas, pero siempre pendiente de cómo la prensa anglosajona distorsionaba el movimiento.
Es decir, como activista de una causa, sintió la necesidad de abrevar en el derecho que rigió la condición de los ejidatarios desde la Colonia, lo cual lo convirtió en investigador por un tiempo. Apodado King Tiger por su audacia, enfrentó la persecución y la cárcel junto con los valientes de su pueblo. La hazaña que lo volvió famoso internacionalmente fue la vez que, junto con el pueblo, se presentó ante la corte de Amarillo, Texas, haciendo huir al sheriff que lo había encañonado. La noticia dio la vuelta al mundo y los jóvenes de las comunidades, de servicio militar en Vietnam o estacionados en Alemania le enviaron recortes del episodio.
Como podemos ver, el otro México al que apenas si prestamos atención, sí existe. Por temporadas se moviliza por causas que no podemos ignorar porque son nuestras también. Quizá si hallamos la clave de cómo activar su memoria y acoplamos nuestros esfuerzos, esto podría traer una enorme fuerza para construir allá y aquí, Méxicos nuevos, justos y equitativos.
* Profesor de El Colegio de Sonora
arma nuclear(por sus efectos en la ciberesfera): DeepSeek. No por casualidad, el lanzamiento tuvo lugar el pasado 20 de enero, el mismo día en que Donald Trump pronunció su discurso inaugural. En tan sólo una semana, el número de sus suscriptores sobrepasó de manera considerable a las plataformas existentes. Las razones son constatables: es más eficiente, cuenta con una memoria de mayor envergadura y es más rápido y preciso. Y sobre todo: se trata de una open source, es decir, es gratuito. Además, hace visible su sistema operativo, de tal manera que los usuarios pueden modificarlo según sus necesidades, o bien duplicarlo para crear un sistema similar.
La primera reacción de la prensa estadunidense (favorable al invento
chino, por cierto) fue ponderar a DeepSeek como un dispositivo que democratiza
los usos de la red. La verdad es que la palabra democracia
dice poco –o prácticamente nada– sobre la profundidad de este fenómeno,
que ancla en el carácter radicalmente disruptivo del metabolismo que
caracteriza a las tecnologías ciber: al ser gratuito, el sistema chino
abatió una parte sustancial del valor de las compañías estadunidenses
que ofrecían el servicio de manera privada, es decir, no como un bien
público, sino como una mercancía. Si se le observa con detalle, no
existe ninguna forma de propiedad privada digital que llegue a
preservarse con el tiempo. ¿No será, como sostenía Marx, que la
expansión de ciertas fuerzas productivas
acaba por inhabilitar –o poner en entredicho– relaciones de producción
existentes?
El fenómeno pudo observarse en el breve lapso de una semana. En tan sólo un par de días, las acciones de Nvidia, la mayor proveedora de chips de IA y la compañía número uno entre las 100 empresas más poderosas del mundo en la lista de Forbes, perdieron 17 por ciento de su precio. En un abrir y cerrar de ojos, 600 mil millones de dólares –la tercera parte del PIB de México– se esfumaron de los bolsillos de esperanzados inversionistas. Lo mismo sucedió con las acciones de las otras compañías que integran el big data. Las empresas estadunidenses, que se sentían las dueñas de la web, se revelaron súbitamente como una de las entidades más lábiles en la historia de la tecnología moderna. Agréguese que el desarrollo de DeepSeek costó tan sólo 6 millones de dólares (una bicoca en ese mundo) y que fue elaborada por un minúsculo grupo de 200 tecnólogos en tan sólo año y medio, y la inquietud en Silicon Valey es más que comprensible.
Durante años, el sistema de seguridad industrial de Estados
Unidos, encabezado por el Pentágono y la CIA, trató de impedir que las
empresas chinas se hicieran de los chips y el know how de la
tecnología de la IA. Los ingenieros de DeepSeek recurrieron antonces a
chips anticuados y modalidades inéditas de programación. Además el
sistema sólo emplea la tercera parte de los chips que se utilizan en
ChatGPT, y gasta apenas 10 por ciento de la energía que demanda éste
último. Como decía Darwin: La necesidad hace al órgano
. Nadie hubiera esperado un golpe tan certero desde una posición tan desventajosa.
La historia de la tecnología esconde el misterio de que cambios
apenas perceptibles pueden propiciar las circunstancias para la
emergencia de imperios enteros. Así sucedió con la adecuación española
de la pólvora china –la pólvora amartillada
– que hacía posible el
funcionamiento del arcabuz, el arma con que los Tercios conquistaron
una parte del mundo. A fines del siglo XVI, la marina militar inglesa
colocó en sus buques un cañon más ligero sobre rieles para acelerar el
tiempo de la retrocarga. Los cañonetes ingleses disparaban cuatro veces
antes que la artillería española de La Armada
pudiera volver a
cargar. Si Benz y Daimler en Alemania inventaron el motor de combustion
interna, fue la cadena de suministro creada por Ford la que dio a
Estados Unidos la hegemonía sobre la industria automotriz.
¿Sucederá lo mismo con DeepSeek? Probablemente no. Pero es un severo aviso de las capacidades tecnológicas de China. Y representa sin duda una advertencia sobre los límites que impone el proteccionismo a una sociedad como la estadunidense. Donald Trump se rodeó de un grupo de billonarios, entre los cuales sin duda se encuentran quienes encabezaron la revolución tecnológica de la última década.
Todos tienen en común lo que los hizo tan poderosos –y ahora ya ineficaces–: la desregulación completa de la vida económica. Ésta ha llegado a su límite: propiciar gigantescos monopolios cuya lógica es su autorreproducción y no la elevación de la calidad de vida de la población. El fordismo (léase: empresarios preocupados por el salario de los trabajadores) quedó muy atrás. El dilema es que la conjunción entre el nacionalismo, el sentimiento de supremacía y las burbujas financieras (como las que indujo artificialmente el big data) puede propiciar un coctel altamente ineficiente. ¿Será que MAGA no hará más que pronunciar la parte más ineficaz del sistema estadunidense?
Un segundo impacto es en el comercio exterior. Para medirlo, la información de las exportaciones que salieron de México en 2024 es la siguiente: de los poco más de 617 mil millones de dólares exportados, 84 por ciento tuvo por destino Estados Unidos y 16 por ciento fueron al resto del mundo. De modo que los aranceles a las exportaciones hacia Estados Unidos afectarán a México sensiblemente a 84 por ciento de sus exportaciones. La estructura de estas exportaciones muestra que 89.8 por ciento fueron manufacturas, 4.6 por ciento productos petroleros, 3.8 bienes agropecuarios y productos extractivos no petroleros el restante 1.8. De las exportaciones a EU por producto, 36.5 por ciento fueron máquinas y aparatos electrónicos, 27.9 transporte, 4.5 frutas y verduras, 4.4 industria alimenticia (incluyendo cerveza), 3.9 minerales, 3.7 metales y 19.5 por ciento otras mercancías.
Un arancel afectaría a la maquinaria que les exportamos, de las que ese 36.5 por ciento se divide en 18.6 en aparatos electrónicos y el otro 17.9 para maquinaria propiamente dicha. De 27.9 de exportaciones clasificadas como transporte, 8.9 son vehículos ligeros, 7.5 camiones, 7.4 autopartes y 4.1 otras exportaciones automotrices. De modo que en el momento en el que el gobierno estadunidense imponga un arancel, se elevará el precio final de la maquinaria que se les vende y usa su industria, las pantallas y electrodomésticos, los automóviles, camiones, fresas arándanos, zarzamoras, frambuesa y, por supuesto, aguacate y limones, cerveza, tequila y muchas cosas más.
Habrá un efecto inmediato en los precios finales para los
estadunidenses, pero lo que importa para nosotros es que, de persistir
este gravamen, algunas empresas que perderán posición competitiva frente
a exportadores europeos, asiáticos o de países que no fueron castigados
por la decisión de Trump, buscarán relocalizarse en los propios Estados
Unidos. De hecho, General Motors ya anunció que está considerando
trasladar su producción mexicana
a EU. El impacto de decisiones
de este tipo sobre la producción y el empleo en México pueden ser muy
relevantes. Las posibles maneras de enfrentar esto demandan políticas
muy elaboradas, que no son fáciles de poner en práctica, pero que
convendría empezar a estudiar.
Frente a la imposición de aranceles a las exportaciones, el gobierno mexicano tiene que responder imponiendo también aranceles en la misma proporción a lo que importamos de Estados Unidos. En 2024, las importaciones que realizó México sumaron 625.3 mil millones de dólares. De este monto, 75.6 por ciento fueron productos intermedios, es decir, bienes destinados a las empresas asentadas en México que producen justamente para la industria estadunidense; 14. 4 por ciento de las importaciones fueron bienes de consumo y el restante 9.9 bienes de capital. Consecuentemente, 84.5 por ciento de lo que se importa es para producir exportaciones, de modo que al gravarlos incrementaríamos el precio final de todo lo que exportamos, lo que impondría una desventaja competitiva adicional. El incentivo para la relocalización hacia EU u otros países se ampliaría, con los evidentes impactos negativos para el empleo y la producción en México. Los bienes de consumo que importamos de Estados Unidos con el arancel que pudiera introducirse de inmediato perderían competitividad frente a productos de consumo asiáticos o europeos, lo que afectaría a empresas estadunidenses.
Visto en conjunto, el inicio de un conflicto comercial golpearía
significativamente a las empresas extranjeras que producen en México
para exportar a EU, muchas de ellas estadunidenses. Esta afectación
estimulará un proceso de relocalización hacia el propio Estados Unidos, o
hacia otros países. Lo relevante será el impacto en la producción y el
empleo en México, en los ingresos tributarios y, consecuentemente, en el
déficit fiscal. También les impactará a los estadunidenses, lo que
eventualmente implicará cierta resistencia social, pero se impondrán los
intereses de empresas que se propongan regresar a EU. El saldo final,
sin embargo, no será que América sea grande otra vez
sino que todos seremos más pequeños.
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