primera guerra comercial mundialy guerra civil bursátil en Wall Street
La geopolítica detrás de los aranceles de Trump y el fin oficial de la globalización; https://bit.ly/3YjsWqy).
Una luz al final de la oscuridad del túnel bursátil la emitió nada
menos que Kirill Dmitriev –prominente asesor económico del Kremlin e
íntimo de una hija del zar Vlady Putin– quien arribó a Washington el mismo Día de la Liberación
de Trump a negociar durante dos días y quien enalteció en forma
impactante las bondades de la soberanía económica: “La estrategia de las
tarifas del presidente Trump refleja un mayor giro a la soberanía
económica y el interés nacional… Al jerarquizar la industria doméstica y
al corregir los desequilibrios comerciales estructurales, EU sienta un
precedente para el crecimiento autosuficiente y la creación sostenible
del empleo (https://bit.ly/4i6pFSN)”.
Dmitriev, relevante bisagra del acercamiento entre Putin y Trump, justipreció el progreso en las negociaciones de paz cuando “la administración Trump previno la tercera guerra mundial (https://bit.ly/4cuJdz6)” para finalmente alabar: “Putin es un líder histórico… Trump es un líder histórico… Ambos pueden colaborar para hacer que suceda la historia”.
Ya habrá tiempo para analizar la adopción de la soberanía económica
–no se diga el concomitante reparto del mapamundi y sus condominios
regionales–, en la que convergen Trump y Putin, a lo que abona un
juicioso ensayo del británico Alastair Crook, quien asienta la
resurrección de las exitosas políticas económicas del primer ruso Sergei
Witte y del alemán Friedrich List (https://bit.ly/42f9YCM).
La máxima dificultad de Trump 2.0 es su frente doméstico, donde los cuatro jinetes jázaros (en inglés khazar; https://bit.ly/3QqemJr) –BlackRock, Banca Rothschild, George Soros y Bloomberg, sumados al agónico Foro Económico Mundial de Davos, cuyo presidente eterno Klaus Schwab anunció su retiro y recorte de personal– han pasado a una feroz contraofensiva mediante el eje globalista Unión Europea/Gran Bretaña/Canadá.
¿Cuánto habrán perdido en las bolsas de valores globales los cuatro jinetes jázaros, cuando BlackRock ostenta la mitad de las acciones de Wall Street, entre otras linduras? Aquí lo más ilustrativo será contemplar a los nuevos multimillonarios aliados de Trump, que es altamente probable hagan su agosto con la compra de las acciones a la baja. La guerra global es también bursátil y propagandística cuando Elon Musk, gran aliado de Trump, ha sido golpeado con la estrepitosa caída de Tesla –en lo que contribuyó mayormente el éxito del vehículo eléctrico chino BYD–.
En la noche del primer día de la caída bursátil global –en especial en Wall Street– se escenificó una verdadera carnicería con el despido fulminante del general Timothy Haugh, director general de la Agencia de Seguridad Nacional –¡a cargo del cibercomando (https://bit.ly/42k5ECa)!–. No es un asunto menor cuando el general estaba a cargo del ciberespionaje (https://bit.ly/4jhMTWX).
En medio de la nebulosidad (des) informativa se maneja que fueron defenestrados seis altos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional, entre ellos el vicedirector Wendy Noble. Han acontecido sucesos muy extraños en las inmediaciones de la Casa Blanca que han permeado mínimamente, como consecuencia de los hallazgos impublicables, desde el punto de vista de la seguridad nacional, de Elon Musk, de quien piden los globalistas su decapitación (https://bit.ly/3R4rHry).
JewishInsider, vinculado a los “cuatro jinetes jázaros”, se lamenta de “la batalla entre los otrora dominantes halcones y la creciente facción de aislacionistas (…) uno de los mayores escenarios tras bambalinas de las batallas en la segunda administración Trump (https://bit.ly/3R1FJdv )”.
Falta mucho por ver: más adentro de EU que afuera.
http://alfredojalife.com, https://substack.com/@jaliferahme, https://www.patreon.com/alfredojalife
Este fue el caso de Otto Weidt (1883-1947), a quien se le ha denominado el otro Schindler, en alusión a Oskar Schindler (1908-1974), el empresario alemán que salvó la vida de más de mil judíos al emplearlos en su fábrica de utensilios de cocina y municiones, inmortalizado en el filme de Steven Spielberg, La lista de Schindler.
Weidt era dueño de un taller de fabricación de escobas y cepillos en Berlín. Durante el régimen nazi empleó principalmente a judíos invidentes, débiles visuales y auditivos protegiéndolos de la deportación mediante sobornos y documentos falsificados. Incluso escondió a algunos de sus trabajadores en una habitación secreta dentro de su factoría.
El lugar donde se ubica el Museo Otto Weidt es parte original del taller, que conserva su estructura original. Cuenta la historia del taller de escobas y cepillos del cual era propietario. Los productos que fabricaban se vendían a las fuerzas armadas alemanas durante la guerra y la fábrica era considerada de utilidad.
En el museo hay fotografías y documentos históricos sobre la vida de Weidt y sus empleados, cartas y testimonios de los trabajadores que ayudó, las herramientas y las estructuras originales fijadas al suelo que se utilizaban en ese tiempo; también hay material videográfico que muestra cómo invidentes o débiles visuales son empleados ahora en talleres similares.
Al final del recorrido espera al visitante la habitación secreta donde escondió a varias personas, un espacio oscuro sin ventanas. Es inevitable una sensación de pesadumbre al imaginar el miedo y la angustia que experimentaban quienes ahí se guarecieron.
Weidt recibió un importante reconocimiento años después de su muerte en Jerusalén por parte del Yad Vashem –institución oficial en Israel en memoria de las víctimas del Holocausto– como un ciudadano no judío que arriesgó su vida por salvar víctimas.
El museo se encuentra en uno de los patios de Berlín más turísticos y con mayor dimensión, Hackesche Höfe, en la zona central de la capital alemana, en el barrio de Scheunenviertel. Quien los recorre no deja de sorprenderse por la inmensa oferta comercial y cultural que en algún momento dan la impresión de ser laberintos interminables.
El tráfico vial como humano es en algún momento un tanto intolerable; abundan los cafés, cines y comercios que ofrecen artículos para los más variados gustos. Toparse con un museo un tanto imperceptible y cuya fachada es un grafiti con la imagen de Weidt no deja de ser una agradable sorpresa. La entrada es gratuita y es un lugar imprescindible para los interesados en la historia del Holocausto y la resistencia civil en Alemania.
Alia Lira Hartmann, corresponsal
La tauromaquia, uno de los espectáculos más antiguos de la humanidad, siempre ha sido causa de polémica y rechazo. En la actualidad grupos representantes de una nueva generación de derechos, los animales, han ido incrementándose paulatinamente, sin embargo, pocos comprenden por dónde va la discusión: argumentan contra su condición artística, cultural o deportiva, cuando el problema nace de la filosofía moral, del lenguaje y de la mente; su solución, por supuesto, no tiene por qué limitarse a estas disciplinas. Así pues, el objetivo de esta nota es indicar dos argumentos inválidos de los antitaurinos, y señalar en qué aspectos deberían prestar más atención. El juego entre la tauromaquia y la inmoralidad, debe jugarse con las siguientes cartas.
“Primer argumento inválido de los antitaurinos: La tauromaquia no es un arte, sino un asesinato. El término ‘asesinato’ está plagado de connotaciones inmorales, de aquí que la tauromaquia no sea un arte porque es inmoral; pero el objeto del arte no es el bien, sino la belleza: algo puede ser perfectamente bello, aun cuando sea moralmente reprobable, y otro algo puede resultar nada bello, pero ser moralmente aceptable. Quienes sostienen este argumento entrecruzan dos usos particulares del lenguaje: el ético y el estético; y es incorrecto juzgar uno desde los criterios del otro, y al revés.
“Segundo argumento inválido de los antitaurinos: La tauromaquia noes cultura. Dicho de la manera más breve, cultura es todo aquello que el hombreha creado; cualquier intervención suya sobre el curso natural de las cosas. Consecuentemente, cultura abarca desde la primera vez que el ser humano empleó un hueso como herramienta, hasta el último tornillo puesto en un cohete. Quienes sostienen este argumento identifican ‘cultura’ con ‘moralmente aceptable’, pero esto es equivocado. La tauromaquia es cultura porque pertenece al itinerario histórico que la razón humana ha trazado.
“Una definición mínima de ‘derecho’ debe contener, explícitamente o no, el término ‘obligación’. Los términos derecho y obligación se exigen mutuamente. Cuando digo que los animales tienen derechos, quiero decir que también tienen obligaciones. Cuando digo que ‘el toro sufre’ le atribuyo estados mentales; pero éstos son esencialmente lingüísticos; por lo que cuando digo que ‘el toro sufre’, supongo que hace uso de abstracciones; nuevamente estoy racionalizando al animal, reconstruyéndolo como un ser humano.
“Para el juego entre la tauromaquia y la inmoralidad existen tres posibles jugadas: o decimos con algunos antitaurinos que ‘el toro sufre’, lo que implica atribuirle estados mentales y por ende,la racionalización del animal que por definición es irracional; creer que siente como nosotros, en fin, humanizarlo; o decimos con los protaurinos que el toro no es más que una compleja máquina orgánica –que por cierto ignora su existencia–, que reacciona a diversidad de estímulos; o nos preguntamos hasta qué grado podemos hacer partícipes a los toros y demás animales no racionales del lenguaje normativo –hacerlos sujetos de derecho–, y de mentalidad, en virtud de lo que pareciera ser que se alegran, enfurecen, entristecen y hasta sueñan, sin llegar por supuesto a humanizarlos. La respuesta que silencie la polémica del juego debe ser convincente y pragmática, de lo contrario terminaremos asignando derechos y sentimientos a rocas y estrellas”, concluye el maestro Apáez Téllez.
Acabemos con el negocio de la vivienda. Los manifestantes exigen una rebaja generalizada en el precio de los alquileres que revierta las alzas desproporcionadas de los años recientes y restituyan el acceso a la vivienda como un derecho humano. No se puede superar la elocuencia con que explican la problemática las organizaciones políticas, sindicales y los partidos de izquierda que promueven esta iniciativa:
los precios desorbitados de los alquileres son la principal causa de empobrecimiento de la clase trabajadora y una barrera para acceder a una vivienda. El enriquecimiento de una pequeña minoría rentista a costa de asfixiar económicamente a una gran parte de la sociedad, la impunidad con la que opera la patronal inmobiliaria y la imposibilidad de construir proyectos de vida por la falta de acceso estable a una vivienda han encendido la indignación social y han consolidado el consenso de que la vivienda debe dejar de ser un negocio para convertirse en un derecho.
Sin duda este tema resuena en México, donde cada año 30 mil familias son expulsadas de la capital debido a los prohibitivos costos de la vivienda, mientras los habitantes de algunas ciudades donde hasta hace poco el acceso a un hogar no se encontraba entre los desafíos más acuciantes se ven repentinamente desplazados por un modelo turístico depredador. El caso de Chalco, donde una familia de propietarios desquiciados asesinó a dos personas que ocupaban ilegalmente su inmueble en ese municipio conurbado, ha puesto en la mira de la sociedad los tintes dramáticos que cobra la falta de acceso a la vivienda. Es importante enfatizar: falta de acceso no es lo mismo que falta de vivienda.
En España, en México y en cualquier otra latitud, la iniciativa privada tiene una misma respuesta a la crisis de la vivienda: relajar las regulaciones y disminuir trámites a fin de acelerar la construcción de viviendas nuevas, bajo el viejo dogma de que los aumentos de precios se explican por asimetrías entre oferta y demanda que pueden corregirse simplemente incrementando la oferta. Como toda la teoría económica liberal, este enfoque tiene el problema de pasar por alto la realidad. En primera instancia, el crecimiento poblacional se encuentra estancado desde hace décadas en todas las naciones ricas e incluso en muchas de desarrollo medio, como las de América Latina. Las grandes ciudades, que siguen incrementando su número de habitantes debido a la migración nacional e internacional, lo hacen a tasas mucho más reducidas que las experimentadas en la segunda mitad del siglo pasado, lo cual no evita que el costo de la vivienda aumente a ritmos nunca vistos. Además del factor demográfico, ignoran el funcionamiento real del capitalismo: en una economía de mercado, la construcción de vivienda no se traduce de manera automática en una mayor oferta para quienes buscan un hogar, tanto porque los constructores dejan de lado al sector social para concentrarse en el residencial y de lujo –inaccesible para la inmensa mayoría de los trabajadores–, como porque los nuevos inmuebles son acaparados por especuladores y grandes rentistas que los destinan a los alquileres vacacionales o a los llamados nómadas digitales de países ricos. Para garantizar que la construcción de vivienda alivie la demanda en vez de ser engullida por la especulación, son indispensables las mismas regulaciones que las compañías exigen desmantelar.
La falacia de que la crisis de la vivienda es un mero desbalance entre oferta y demanda también pretende ocultar el proceso más relevante del neoliberalismo: la transferencia masiva de la riqueza desde abajo hacia arriba. En 1984, los trabajadores de las economías avanzadas recibían alrededor de 52 por ciento del ingreso nacional, pero para 2017 apenas les quedaba un 40 por ciento frente a más de 60 por ciento acaparado por los dueños de capital. En las llamadas economías emergentes el panorama es más desolador, pues el punto de partida ya era de 49 por ciento y cayó hasta 37 por ciento. Estos números han empeorado desde la pandemia, y tienen su correlato en la disparidad entre el crecimiento de los salarios y el del precio de la vivienda.
En suma, la construcción de inmuebles habitacionales no resolverá la crisis de la vivienda mientras no se atajen la especulación, la voracidad de las constructoras, los patrones de desigualdad y la concentración de la riqueza en pocas manos. Asimismo, está claro que el mercado no tiene interés ni capacidad de garantizar los derechos humanos, por lo que éstos deben ser exigidos por los pueblos y cumplidos por los gobiernos.
la seguridaden Groenlandia. Apapacha a Netanyahu, quien continúa impertérrito su feroz genocidio contra Palestina. Se divierte con los asesinatos de hutíes por parte de sus tropas, exclamando: “¡Ups, no habrá un ataque de estos… Nunca volverán a hundir nuestros barcos!” Y juega con Putin, alabándolo a veces y descalificándolo a la vuelta de la esquina.
Pero donde pierde todo el equilibrio es con China. Ante la venta de armas a Taiwán, que ataca frontalmente la integridad del país asiático, y la imposición de aranceles, la respuesta fue demoledora: restricciones comerciales a 27 empresas estadunidenses y un impuesto de 34% (La Jornada, 5/4/25, páginas 1-2). Y, claro, los efectos se hicieron sentir en las bolsas de valores y en todo el ambiente político estadunidense. Trump depuso al jefe de la Agencia de Seguridad Nacional, Tim Haugh, a quien designó el anterior presidente Joe Biden. Más evidente no puede ser la ruptura del bipartidismo en el país vecino del norte.
La de Fito fue una convencida y profunda apuesta por y con la izquierda lo que, no obstante, no le impidió debatir y criticar excesos, errores o desvaríos, aunque eso le significara, como a muchos otros, exclusiones y, seguramente, desencantos y frustraciones.
Es fácil advertir que el México actual poco tiene que ver con el de los años 60, época en la que conocí a Fito gracias a Carlos Monsiváis, nuestro cronista sin pausa y sin reposo, y al siempre inquieto y fraternal Óscar González.
Hoy, pese a todo, contamos con libertades públicas y la sociedad se ha secularizado y es más activa, hemos podido tejer un entramado institucional que ha resistido embates regresivos internos y externos, y acordar unas reglas electorales con las cuales hemos tenido gobiernos de signo diverso desde el inicio de este siglo.
Largo peregrinaje que implicó el despliegue de enormes esfuerzos humanos: miles de ciudadanos, académicos, políticos, intelectuales; también, de recursos financieros y de horas invertidas en el diseño y la construcción de un edificio electoral moderno y que, ahora constatamos, han sido insuficientes para construir una cultura democrática digna de tal nombre.
Grandes empeños que no han podido desterrar la impunidad y los abusos autoritarios del poder, éstos siguen tolerándose o fomentándose, hasta llegar a festejarlos, con los costos que tienen para la desvalorización de las instituciones y la erosión de nuestra vida pública.
Tampoco hemos atendido, con seriedad y visión de largo plazo, el reto social, nuestra perenne desigualdad, y garantizar los derechos sociales consagrados en la Constitución.
Verdad de Perogrullo es decir que la clase política, con muy contadas excepciones, está muy alejada de las necesidades nacionales. De poco sirve la cansina retórica sobre el estado de derecho, que acompaña las celebraciones nacionales, pero no a una cotidianidad democrática aplastada por una vida pública degradada. Hoy podemos comprobar que los cambios operados en nuestra realidad, sin ser pocos, han sido epidérmicos. No han tocado fibras profundas del alma nacional y más bien han coadyuvado a la reproducción de unas formas de poder que no cejan en hablarnos de regresiones.
No sé qué diría Fito hoy, pero supongo que coincidiríamos en afirmar que un gobierno cuyo lema central afirmaba por el bien de todos, primero los pobres
,
que se dijo listo para impulsar una verdadera ronda reformadora, un
proyecto capaz de engarzar el reforzamiento del entramado democrático
con el proyecto social, que diera sentido a nuestra historia nacional,
se quedó corto.
También que, en más de un sentido, imprimió a la marcha democrática y popular que encabezaba un discurso y una conducta del todo contrarios a las expectativas que lo acompañaban y a aquellos sentimientos de la nación en que decía inspirarse.
Sigue pendiente emprender la larga marcha que nos lleve a la construcción de un Estado de Bienestar moderno; un Estado fiscalmente fuerte y transparente que atienda integralmente la suma de nuestros déficits y carencias. Se requiere, dicho en breve, convocar a un genuino diálogo nacional para rendir nuestras respectivas cuentas y retomar una nueva senda de desarrollo.
Decía líneas arriba que no sabría qué diría Fito de nuestra circunstancia presente. De lo que sí estoy seguro es de que nuestra entrañable hermandad siempre encontró, en la complicidad política e intelectual, la arcilla para modelar una amistad fraterna.
Nota bene: Me sumo a la indignación y al firme rechazo manifestado por el Consejo Universitario de nuestra Universidad Nacional, en su sesión del 31 de marzo, a la arbitraria sentencia que condena al doctor Enrique Graue, ex rector, y al ex director de la FES Aragón, Fernando Macedo, por haber actuado apegados a la normatividad universitaria.
En estos primeros meses del segundo periodo del gobierno del republicano Donald Trump, hemos visto lo vulnerable que puede ser una economía tan aparentemente sólida como la de Estados Unidos. En la mente de los millonarios estadunidenses y extranjeros del gabinete que promueven y alientan las controvertidas decisiones económicas de Trump, brillan por su ausencia el desarrollo y bienestar de la sociedad de ese país.
Nunca lo fueron. Ni promotores de la democracia ni defensores de la libertad y, mucho menos, garantes de la paz mundial. Desde la invasión inglesa al continente americano y, específicamente a lo que hoy conocemos como Estados Unidos, las multitudes de inmigrantes que fueron formando un país, mas no una nación, inventaron un sueño americano que, aceptemos o no, les proporcionó cierta identidad propia.
Actualmente, la ciudadanía en general vive otra realidad. Estados Unidos ya no es la tierra que promete grandes oportunidades para el desarrollo económico individual. El pueblo de la segunda década del siglo XXI está despertando de un sueño americano viejo y desgastado. Los millonarios más millonarios han tomado el poder, directamente y sin obstáculos. Quienes votaron por el regreso del gobierno republicano esperaron cuatro años a Trump, su líder; sin embargo, lo que miles de personas están viviendo es un sorprendente desengaño. Esperaban renovar el sueño de grandeza, pero con el desastre económico en puerta infringido con intención de romper el equilibrio del mercado libre para constatar su dominio sobre el mundo, no se ve por dónde lograrán ese deseo. Más bien, están comprobando que los próximos cuatro años serán una pesadilla nacional.
En el caso de México, a partir del 1º de diciembre de 2018 empezamos a salir de otra pesadilla, la neoliberal. Otro futuro estamos esperando, porque ya lo hemos venido preparando, porque ya mucha gente ha dado su vida trabajando por echar abajo ese criminal sistema económico y político. Para eso han servido años de movilizaciones, de movimientos sociales, huelgas, guerrillas, creación de partidos de izquierda reprimidos, unificaciones políticas; en fin, un sinnúmero de acciones que, aunque no lo reconozca la derecha recalcitrante del país, están dando frutos.
En 2018 tuvimos el primer presidente progresista con un proyecto de nación que incluyó a toda la población, a los 32 estados y a los 2 mil 478 municipios, sin importar qué partido político los gobernara.
Es interesante dimensionar las posibilidades de desarrollo industrial del país teniendo como base el Plan México (Plan MX) que ha sugerido el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Dicho plan nos proporcionará mayor certeza de que, en relativamente corto tiempo, contaremos con mejores oportunidades para la actual y las nuevas generaciones.
No existe beneficio alguno para una sociedad si no cuenta con mayor acceso a la salud universal, a una educación de calidad con oportunidades para la capacitación, si los programas gubernamentales no le garantizan la estabilidad económica y emocional que se necesitan para restablecer el tejido social y, especialmente, si no mejoran la calidad ambiental y la seguridad de la conservación del patrimonio nacional, como ahora lo garantiza el Plan MX. Lo anterior implica que el desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país tendrán amplio apoyo federal para continuar y abarcar, cada vez más, aquellos aspectos que, por lo general, han acaparado la iniciativa privada, tanto extranjera como nacional.
Subrayamos que la soberanía energética está en el centro de este Plan MX, pues es la base del proyecto mismo. De nuevo hacemos hincapié en que la energía que nos mueve tendrá que ser cada vez más nacional. De esta forma aseguramos el avance de la ciencia y tecnología de la nación. Vivimos en una globalización que nos obliga a adaptarnos a la metodología de otros países, pero debemos incrementar la nuestra para que en un futuro a mediano y largo plazos no exista duda de que en México se genera conocimiento, el cual puede ser motivo pacífico de intercambio con otros países de cualquier continente, sin amenazas arancelarias o cualquier tipo de arremetidas, más de tipo político que económico.
En cuanto a la energía nuclear, cuyo beneficio económico y menor contaminación ambiental han sido comprobados en otros países y, aquí mismo, es un ejemplo de que contamos con el conocimiento y la tecnología suficientes para continuar creciendo con el apoyo federal. No tenemos la seguridad de que esta industria, en manos de la iniciativa privada, pueda proporcionar el soporte suficiente para su desarrollo acorde a nuestras necesidades. Tal vez la construcción de cuatro plantas nucleares nuevas que sugiere el director de la empresa Dragons Veracruz –que, por cierto, ya no forman parte de la central nuclear de Laguna Verde– sea una alternativa.
Tenemos claro que el plan de la defensa y recuperación total de nuestra soberanía, en todos los planos, es una identidad del gobierno del segundo piso de la Cuarta Transformación y a ello nos avocamos.
(Colaboró Ruxi Mendieta)
No ha habido redadas en el valle, pero la gente tiene miedo; piensan que en cualquier momento los pueden capturar y deportar, y lo más fácil es en el trayecto o cuando están trabajando. No han cundido las redadas, pero sí el miedo, y éste no se quita.
Por el contrario, en Las Vegas el show continúa y no hay noticias de arrestos o redadas: la mafia lo tiene todo controlado.
Pero no sólo está alarmada la gente trabajadora; también la policía de muchos condados que ha convivido por décadas con los migrantes y sabe que son personas honestas y trabajadoras. Que se pierdan las cosechas afecta directamente a su comunidad, por eso en muchos condados los policías han decidido ir a hablar con los trabajadores y explicarles que ellos no colaboran con la migra.
Esto va en contra del artículo 287g, de la ley antimigrante de 1996, firmada por Bill Clinton, llamada de comunidades seguras
, que insta a las policías locales a colaborar con la migra. Pero la indisciplina ha llegado incluso a Texas, donde un sheriff
y sus ayudantes llevaron un tenderete con comida (tacos, donas y
refrescos) para congraciarse con los migrantes que estaban haciendo sus
labores. Todos felices y contentos.
Por ahora, las amenazas del zar de la migración, Tom Homan, a las ciudades santuario no han pasado a los hechos. El tema de la migración está todos los días en la prensa y en las redes sociales, pero se trata de casos aislados, de intervenciones quirúrgicas, en determinados lugares o de operativos que se dirigen a personas en particular, como los profesores y estudiantes extranjeros con visa que se distinguieron por sus opiniones y manifestaciones contra Israel.
Los números indican que hay más capturados que deportados; se han abierto nuevos centros de confinamiento, como el de Guantánamo; se ha remodelado un viejo edificio en Nueva Jersey, y se ha llevado a los capturados a Panamá, Costa Rica y El Salvador, lo que pone en evidencia que la deportación masiva tiene sus bemoles legales y problemas logísticos.
En tanto, se dice que 47 mil cubanos con residencia están en la lista
negra de la deportación por haber ido de visita a la isla. Se trata de
personas que alegaron haber tenido un temor creíble de persecución
,
y con gran desfachatez se fueron a Cuba a visitar a la familia, sin
ningún temor de ser perseguidos. Es uno de los casos típicos que alega Mr. Trump, de fraude y de haberse aprovechado de las bondades o ineficiencias del sistema de refugio.
Para remate, a Trump le molesta la gran cantidad de visas de residencia –Green Cards– que se otorgan anualmente, y ha suspendido por 90 días cualquier tipo de trámite en este aspecto. Esta medida afecta a varios cientos de miles de migrantes que han esperado años y pagado a bufetes de abogados, para tramitar sus visas. Entre ellos, unos 180 mil mexicanos que recibían anualmente la reina de las visas, la de residencia. Este recurso legal que tienen los ciudadanos de traer a sus familiares ha transformado y legalizado a buena parte de la comunidad mexicana residente en el otro lado.
También están amenazados los residentes que suelen viajar o vivir en sus países de origen por largo tiempo. Es una práctica común en la frontera e incluso en el interior del país burlar la norma de tener como límite seis meses, porque simplemente no se registra la salida y se puede ingresar por tierra y cruzar la frontera, alegando que hacía una semana estaban en Modesto, California, con la familia y que fueron a México a ver un partido de futbol y a hacer compras.
Los aeropuertos se han convertido en una pesadilla, y los controles
se han acentuado. Muchos viajeros, incluso residentes y naturalizados,
han tenido que pasar horas en el cuartito
a la espera de una
respuesta positiva para poder ingresar; incluso confiscan los celulares y
revisan los chats y publicaciones. Es generalizado el miedo que se ha
generado entre los viajeros.
Al contrario, en la frontera sur, la migra tiene muy poco trabajo. Las últimas estadísticas disponibles señalan que fueron capturados unos 11 mil migrantes en febrero: nada que ver con los 301 mil migrantes y solicitantes de asilo capturados en diciembre de 2023, un año antes de que llegara Trump al poder.
También el miedo se ha extendido a los migrantes que están en tránsito y a los que pensaban en migrar.
No sólo eso, los 10 mil guardias nacionales mexicanos también han hecho su trabajo de contención, y los números lo avalan, y esa ha sido una carta en las negociaciones con Trump.
Con dicha proclama, el agrupamiento conducido por Rafael Galván reactivó un conjunto de esfuerzos que habían sido reprimidos por la forma autoritaria del control político posrevolucionario y planteó un horizonte político significativo, que es preciso revalorar medio siglo después.
Vale la pena volver a localizar algunas de las principales claves de
aquel documento, quizás el más avanzado de la clase obrera mexicana en
el siglo XX. Como es bien sabido, desde el periodo alemanista el
conjunto de mediaciones que habían sido predispuestas para expresar los
intereses de las corporaciones en el Estado se habían vuelto en contra
de las mismas. La integración de los sindicatos al aparato estatal bajo
la égida de las formas violentas y corruptas del charrismo
marcaron las prácticas del mundo del trabajo: tutelada o reprimida, la
clase trabajadora mexicana vivió sus grandes momentos de lucidez en la
búsqueda de la independencia política, misma que fungió como la llave
maestra de la democratización social durante el periodo
pos-revolucionario.
Es por ello que la Declaración de Guadalajara muestra la claridad teórica que recogía los grandes combates del periodo 1958-1959 y los llevaba frente al escenario de una deteriorada capacidad del Estado autoritario para regular el conjunto de la vida social. En primer lugar, evaluaba el efecto perverso del proceso de modernización capitalista y cómo este fue posible gracias al sojuzgamiento de la libertad de los sindicatos para plantear no sólo su horizonte de largo plazo, sino su proceso mismo de decisión sobre la cotidianidad gremial. El núcleo programático esencial de la declaración versaba sobre la libertad sindical y la posibilidad de soltar todas las amarras impuestas sobre los organismos de los trabajadores.
En segundo lugar, que esta modernización se vivía bajo el signo de incompleto de la estatización, cuando el proceso popular de la revolución mexicana era, por el contrario, el que profundizaba la búsqueda de la nacionalización. Con esto, la TD superaba el estatuto meramente gremial y apostaban porque fueran el conjunto de las clases trabajadoras y sectores populares (incluidos los campesinos) los protagonistas esenciales del proceso político y no la burocracia desarrollista que gestionaba el Estado autoritario.
En tercer lugar, la declaración era también el punto de
llegada de una urgente necesidad de relectura de la historia, no como
ejercicio rememorativo, sino como uno que dotaba de capacidad para
ubicar las coordenadas de la lucha política. En su interior operaba la
predisposición de reinterpretar la Revolución Mexicana no como una democrática burguesa
, sino como nacional-revolucionaria
.
Para ello colocaban la experiencia del cardenismo como el eje central, y
la participación obrera frente al nacionalismo revolucionario como el
momento de articulación entre nación y clase. La primavera popular, sin
embargo, tenía que rastrearse en las veredas de la historia nacional a
la crisis del modelo liberal y la emergencia de la izquierda del
Constitucionalismo, como aquel capaz de retomar las demandas populares e
integrarlas en el proceso de nacionalización.
La lucha interna del Suterm, el liderazgo clave de Galván y el propio despliegue de menguadas capacidades del nacionalismo revolucionario mexicano depararon una suerte muy distinta a lo que la declaración sugería como trayecto ascendente de la clase trabajadora mexicana. No deja de ser paradójico que, igual que con el otro gran documento de la historia obrera latinoamericana, las bolivianas Tesis de Pulacayo, la historia caminara en contrasentido de lo proclamado en la teoría. Como demostró para el caso boliviano René Zavaleta, a veces la superestructura ideológica de la clase obrera estuvo por delante de su capacidad político-material, que fue mucho más limitada para imponer como horizonte organizador el programa implícito en su contenido.
Viene a colación este medio siglo después porque la Declaración de
Guadalajara sirve hoy, en momento de redefinición programática de las
izquierdas, para mirar el proceso de democratización mexicano como algo
más que el resumen de códigos electorales, forma de narración asumida
por quienes pretendidamente encarnan la historia mínima de la democracia
(aunque más bien parecen presentar el devenir mínimo de ella). La
declaración, documento lúcido y potente, muestra las vías populares y
plebeyas por las cuales la democracia ha sido conquista desde abajo y no
dádiva o regalo de los de arriba.
* Investigador de la UAM
Este terrible capítulo de la historia humana no fue un arrebato espontáneo de violencia atroz. Fue intencionado, premeditado y planeado, principalmente mediante un discurso de odio que exacerbó las divisiones y propagó las mentiras y la deshumanización. La inmensa mayoría de las víctimas eran tutsis, pero entre ellas también había hutus y otros que se oponían al genocidio.
Mientras recordamos cómo ocurrieron estos crímenes, también debemos pensar en su relación con el presente.
Esta es una época de división. El discurso del nosotros
contra ellos
está en auge y polariza las sociedades. Las tecnologías digitales se
están usando como arma para avivar el fuego del odio, abrir brechas y
difundir mentiras.
Debemos aprender de la terrible historia del genocidio en Ruanda y tomar medidas para frenar el discurso de odio, combatir la desunión y el descontento que derivan en violencia, defender los derechos humanos y garantizar la rendición de cuentas.
Insto a todos los estados a que honren los compromisos asumidos en el Pacto Digital Global en aras de luchar contra las falsedades y el odio en línea, a que cumplan las obligaciones contraídas en virtud del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos y a que se adhieran sin demora a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
En este día de recuerdo, comprometámonos a estar alerta y a colaborar para construir un mundo de justicia y dignidad para todos, en honor de todas las víctimas y supervivientes del genocidio en Ruanda.
*Secretario General de Naciones Unidas
Conocido como fotógrafo de temas sociales o fotorreportero, Salgado es mucho más. Su legado se extiende más allá de la fotografía removiendo conciencias y revirtiendo la forestación.
Nació en 1944, en Aimorés, Minas Gerais, Brasil, y se crió, junto a sus siete hermanas, entre vastas selvas atlánticas. A los 15 años abandonó la granja donde creció para estudiar en Vitoria, donde conoció a Lélia Deluiz Wanick, estudiante de música con quien se casó y se volvió su compañera y cómplice en múltiples aventuras.
Tras haberse exiliado en París durante la dictadura militar en Brasil, cuando ésta terminó y al regresar al lugar donde vivió su infancia quedó devastado al ver lo que había cambiado al perder la vegetación que lo rodeaba.
Entró a colaborar en Médicos sin Fronteras en Sahel, en África, y tras la publicación de Otras Américas y Sahel su carrera como fotógrafo se consolidó y trabajó para la agencias más importantes del orbe como Sygma, Gamma, Magnum Photos y en1994 creó la suya con Lélia: Amazonas Images en París, para representar su propia obra.
Después de varios años recorriendo los rincones más inhóspitos del planeta y atestiguando con su cámara los más terribles dramas humanos, regresaron a Brasil y durante seis meses recorrió el noreste del país que no conocía. Cuando volvió, enfermo del alma, a la granja familiar, tomó la decisión con su leal compañera de reforestar el entorno y recuperó la esperanza. Con fervor recobraron cerca de 600 hectáreas de la región conocida como Mata Atlántica, en Aimorés.
De ahí nació el Instituto Terra, que lo convirtió en el más firme defensor de la reforestación del planeta y retomó la fotografía. Entre los proyectos que desarrolló destaca el que realizó en la Amazonia.
A lo largo de siete años y 58 expediciones por tierra, aire y agua, Salgado se adentró en bosques, ríos y montañas, así como en la vida cotidiana de las comunidades originarias que la habitan. Muchas de ellas situadas en sitios tan lejanos y escondidos que no han tenido contacto con el exterior.
Ahora tenemos el privilegio de admirar el fruto de ese trabajo monumental en la sala de exposiciones temporales del Museo Nacional de Antropología.
A través 230 fotografías se penetra en un viaje al corazón de la selva amazónica, acompañado por los sonidos del lugar: el canto de los pájaros, los susurros de los árboles, los gritos de los animales, la lluvia que cae a torrentes y el agua que baja desde la cima de las montañas, todo en una composición sonora elaborada por el músico francés Jean-Michel Jarre.
La exposición muestra siete interesantes videos testimoniales de líderes de pueblos indígenas que hablan de su vida, los problemas que enfrentan sus comunidades y la importancia de este hábitat.
También hay una sección para personas con discapacidad visual, titulada Amazonia Touch, con 22 fotografías táctiles reproducidas en planchas de resina acrílica.
Explica Salgado que hasta ahora se ha perdido 18 por ciento de la
Amazonia; sin embargo, enfatizó que en las imágenes quiso mostrar 82 por
ciento de este paraíso en la tierra
que sigue vivo. Por primera
vez se exhiben registros de las montañas de la región que representan
las más grandes elevaciones naturales de Brasil, las cuales, debido a su
difícil acceso son poco conocidas.
Además de deslumbrarnos con la belleza de las imágenes la exposición despierta la conciencia de la necesidad imperiosa de cuidar la naturaleza, en lo que tiene un papel destacado la reforestación, labor primordial a la que se dedica su Instituto Terra.
Para comentar la impactante experiencia vamos a a la Casa Imperial, en la esquina de Emilio Castelar y Galileo, en el cercano Polanco. Generosa cantina con aire decimonónico, que ofrece sabrosos platillos tradicionales como pacholas, tortas y los mejores tacos de lengua, además de sopas, carnes, pescados y lo que se le antoje. Espero que aún tengan de postre el de zapote negro.
–Yo soy coyoacanense desde hace 39 años, –me dice Gerardo, que parece de 20–. Mi papá es de Guasave, Sinaloa, norteño emprendedor de hueso colorado y yo nací en Coyoacán. La feria del libro se me ocurrió porque asistí a la de Guadalajara, la número uno de habla hispana en nuestro país que compite con la de la fil Monterrey, la del Zócalo, la Filey. ¿Cómo no iba a haber una feria del libro en Coyoacán, si es el primer ayuntamiento en tierra adentro en más de 500 años?
–¿Y tu feria ha tenido gran respuesta? –tuteo al joven Gerardo Valenzuela porque podría ser uno de mis nietos.
–Claro que sí, han pasado más de 200 personajes a través de la historia de Coyoacán: Dolores del Río, Gabriel Figueroa, El Indio Fernández, Salvador Novo, la compositora Marcela Rodríguez y muchas más. Era inadmisible que no hubiera una feria. Mi abuelito Miguel Nava Becerril siempre me inculcó el amor a la lectura con mi abuelita Margarita Osorio Trujillo. Me enseñaron que lo importante es la vida interior.
–¿Cuál fue el primer libro que leíste?
– El principito. Me gusta mucho porque habla de la amistad, la lealtad y afirma que lo esencial es invisible a los ojos
. Crecí con esta inquietud y le hice una propuesta al alcalde de Coyoacán, Giovanni Gutiérrez, y se entusiasmó. Le dije: como
coyoacanense, quiero seguir haciendo una feria del libro internacional,
pero que sea autónoma, plural e incluyente y pido que sólo me concedan
el espacio público del jardín Hidalgo
. No tenemos apoyo del gobierno
federal, pero sí el de la sociedad: empresarios e industria editorial,
además de entusiastas vecinos. Mi propuesta gustó al alcalde y la
primera Feria Internacional del Libro se inició en el jardín Hidalgo,
junto al quiosco, en el corazón de Coyoacán, frente a la parroquia de
San Juan Bautista que cuenta con más de 500 años.
–Y cerca de La Conchita, que es una de las primeras iglesias en México.
–Creamos un ambiente cultural en el jardín Hidalgo y nuestra feria es la más grande de toda la historia de Coyoacán, más de 4 mil metros cuadrados con más de 750 sellos editoriales, más de 125 casas editoriales nacionales e internacionales e independientes, y me encantaría que visitaras el pasillo del Libro Antiguo.
–Esos volúmenes suelen ser carísimos…
–También contamos con un estand de Educal y otro del FCE. Nuestra ventaja como sociedad es que no cobramos ese espacio ni la logística como las demás editoriales; por ejemplo, Educal, el Inbal, la UNAM, Filco, y lo hacemos en agradecimiento a lo que han aportado a través de los años, les damos el espacio gratis porque lo que sí cobramos es el servicio de logística: los estands, las carpas, los escenarios, la difusión. Todo eso tiene un costo, pero a estas instituciones jamás les hemos cobrado ni un peso porque tenemos la responsabilidad de contribuir a la cultura y creo que eso nos ha dado una comunión muy bonita. Toda nuestra relación es con las editoriales independientes, las nacionales e internacionales nos apoyan porque el servicio de logística lo cubren empresarios coyoacanenses. La funeraria J. García López ha sido una gran colaboradora.
–Sólo por eso iré a esa funeraria por mi cajón de muertos, además, me queda cerca.
–Muchos se sorprenden de que tengamos el apoyo de una funeraria, pero me gusta que una funeraria piense que la cultura sobrevive a la muerte. De hecho, la J. García López se sumó hace dos años a nuestro proyecto porque ha visto que la cultura es tan importante como la educación y le apostó a nuestra feria para que todos leamos.
–En esa funeraria estuvo mi querida amiga, la novelista María Luisa Puga, quien se fue demasiado pronto.
–Lo que me he propuesto para la quinta edición –del 6 al 15 de marzo
de 2026– es también ser parte del mundial de futbol. La alcaldía
Coyoacán tendrá un papel importante porque la inauguración se hace en el
Estadio Azteca. Lo padre es que todos los ojos del mundo van a estar
sobre Coyoacán y, por lo tanto, aprovecharemos la oportunidad para
captar más lectores a nivel nacional e internacional. Filco es un
instrumento que promueve la lectura y un semillero de futuros creadores.
Hicimos un homenaje a Carmen Boullosa y a varias novelistas, entre
ellas a Julia Santibáñez, la actual directora de Literatura y Fomento a
la Lectura en la UNAM. Más de ocho mujeres, dirigidas por Carmen
Boullosa, hablaron de su oficio y su amor a México. En esa conferencia
cada una recitó un poema de Rosario Castellanos. El año que entra,
nuestro objetivo es crecer y crear una nueva experiencia cultural en el
Coyoacán de Salvador Novo, Dolores del Río, El Indio Fernández,
Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe, la compositora Marcela Rodríguez,
los filósofos Luis Villoro y Carlos Pereda, Estela Ruiz Milán, la
feminista Gabriela Rodríguez y otros creadores que solían hacer
ejercicio en los Viveros y meditar entre los encinos, el árbol favorito
de Octavio Paz. No sólo queremos que nuestros visitantes compren un
libro, sino que asistan a mesas redondas, exposiciones y lecturas en voz
alta. Tenemos más de 150 talleres completamente gratuitos para toda la
familia. En la edición de 2024 tuvimos a más de 150 mil entusiastas que
asistieron a los talleres. Nuestro país invitado fue Japón, que ofreció
más de 50 talleres de haiku, origami; Grullas por la paz
, que
ofreció la Asociación México Japonesa que es muy generosa y superactiva.
También contamos con talleristas del jardín Allende y uno de una
marioneta que pinta cuadros y gustó mucho porque su creador es
talentosísimo.
“Nuestra visión de una feria del libro no sólo es llevar al mejor
escritor o promover la lectura, sino que nuestro reto es captar la
atención de personas a las que no les fascina leer, pero que de repente
descubren que hay algo más que sentarse frente a la televisión a que te
den todo masticado. Es más fácil sentarse frente a la tele que abrir un
libro. La televisión ha sido la peor enemiga del libro. A los jóvenes de
hoy les gusta estar en el celular
, pero creo haber encontrado
una opción para captar la atención hasta de los más fanáticos con un
escenario más bonito y el mejor escritor capaz de captar la atención.
¿Cómo voy a captar a mi lector? Con estrategias culturales y por eso en
la Feria de Coyoacán he metido teatro, cine, documentales y talleres
gratuitos. En los dos escenarios principales había una pantalla de 3
metros y medio por 2 de ancho, en las que por las noches se proyectaban
películas. Un escenario estaba frente a la parroquia de San Juan
Bautista y, el otro, frente a la Casa de Cortés.”
¡Qué alentador que un joven como Gerardo Valenzuela se comprometa hasta ese grado para que Coyoacán vuelva a ser el faro cultural que fue para todos nosotros en la época de Salvador Novo, Gabriel Figueroa, El Indio Fernández y la bellísima Dolores del Río!
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