NACIONES UNIDAS – Las mujeres de hoy tienen más probabilidades que nunca de sobrevivir al embarazo y al parto, pero esa tendencia está amenazada por recortes a la ayuda internacional cuando todavía se produce una muerte materna cada dos minutos, señaló este lunes 7 un informe de agencias de las Naciones Unidas.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que “si bien este informe ofrece indicios de esperanza, los datos también resaltan lo peligroso que sigue siendo el embarazo en gran parte del mundo hoy en día”.
Publicado con motivo del Día Mundial de la Salud, el informe “Tendencias de la mortalidad materna” muestra una disminución mundial de 40 % en las muertes maternas entre 2000 y 2023, debido principalmente a un mejor acceso a los servicios de salud esenciales.
Sin embargo, revela que el ritmo de mejora se ha ralentizado significativamente desde 2016, y que se estima que 260 000 mujeres fallecieron en 2023 como consecuencia de complicaciones del embarazo o el parto, lo que equivale aproximadamente a una muerte materna cada dos minutos.
El informe se publica en un momento en que los recortes en la financiación humanitaria están teniendo graves repercusiones en la atención sanitaria esencial en muchas partes del mundo, obligando a los países a reducir servicios vitales de salud materna, neonatal e infantil.
Los recortes han provocado el cierre de centros sanitarios y la pérdida de personal, además de interrumpir las cadenas de suministro de insumos y medicamentos esenciales, como tratamientos para hemorragias, preeclampsia y malaria, todas ellas causas principales de muerte materna.
El informe fue elaborado en conjunto por la OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), con respaldo del Banco Mundial.
Las agencias advierten de que, si no se toman medidas urgentes, las mujeres embarazadas en muchos países enfrentarán graves repercusiones, particularmente aquellas en entornos humanitarios donde las muertes maternas ya son alarmantemente altas.
“Además de garantizar el acceso a una atención materna de calidad, será fundamental fortalecer la salud y los derechos reproductivos de las mujeres y las niñas, factores que sustentan sus perspectivas de un desarrollo saludable durante el embarazo y después del mismo”, observó Tedros.
El informe también ofrece el primer recuento mundial del impacto de la pandemia covid-19 en la supervivencia materna. En 2021, se estima que 40 000 mujeres más fallecieron a causa del embarazo o el parto, cifra que aumentó a 322 000 desde las 282 000 del año anterior.
Ese aumento repentino se relacionó no solo con complicaciones directas causadas por covid, sino también con interrupciones generalizadas en los servicios de maternidad, lo que pone de relieve la importancia de garantizar esa atención durante pandemias y otras emergencias.
Las mujeres embarazadas necesitan acceso fiable a servicios y controles rutinarios, así como a atención urgente las 24 horas, recuerda el informe.
“Cuando una madre muere durante el embarazo o el parto, la vida de su bebé también corre peligro. Con demasiada frecuencia, ambos fallecen por causas que sabemos prevenir”, observó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
De inmediato expuso que “los recortes globales a la financiación de los servicios de salud ponen en riesgo a más mujeres embarazadas, especialmente en los entornos más frágiles, al limitar su acceso a la atención esencial durante el embarazo y al apoyo que necesitan durante el parto”.
Por ello “el mundo debe invertir urgentemente en parteras, enfermeras y trabajadores sanitarios comunitarios, para garantizar que cada madre y cada bebé tengan la oportunidad de sobrevivir y prosperar”, agregó Russell.
El informe destaca las persistentes desigualdades entre regiones y países, así como el progreso desigual.
Con una disminución de la mortalidad materna de alrededor de 40 % entre 2000 y 2023, África subsahariana logró avances significativos y fue una de las tres regiones de la ONU, junto con Australia y Nueva Zelanda, y Asia Central y Meridional, que registraron descensos significativos después de 2015.
Sin embargo, con sus altas tasas de pobreza y los múltiples conflictos, la región de África subsahariana aún representaba aproximadamente 70 % de la carga mundial de muertes maternas en 2023.
Como indicio de una desaceleración del progreso, la mortalidad materna se estancó en cinco regiones después de 2015: África del Norte y Asia Occidental, Asia Oriental y Sudoriental, Oceanía (excluidas Australia y Nueva Zelanda), Europa y América del Norte, y América Latina y el Caribe.
Según el informe, las mujeres embarazadas que viven en emergencias humanitarias enfrentan algunos de los mayores riesgos a nivel mundial. Casi dos tercios de las muertes maternas a nivel mundial ocurren actualmente en países afectados por fragilidad o conflicto.
Para las mujeres en estos entornos, los riesgos son alarmantes: una niña de 15 años enfrenta un riesgo de uno en 51 de morir por una causa materna en algún momento de su vida, en comparación con uno en 593 en países más estables.
Los mayores riesgos se presentan en Chad y la República Centroafricana (uno en 24), seguidos de Nigeria (uno en 25), Somalia (uno en 30) y Afganistán (uno en 40).
Frente a ese panorama, el informe de la ONU destaca que además de garantizar servicios esenciales durante el embarazo, el parto y el puerperio, son muy importantes los esfuerzos para mejorar la salud general de las mujeres, mejorando el acceso a servicios de planificación familiar y previniendo afecciones subyacentes.
También será crucial garantizar que las niñas permanezcan en la escuela y que las mujeres y las niñas cuenten con los conocimientos y recursos necesarios para proteger su salud, agrega el documento.
El informe destaca que -contrariamente a los recortes de recursos entre los que destaca el cese de muchos aportes de Estados Unidos- se requiere incrementar, y de manera urgente, la inversión necesaria para prevenir las muertes maternas.
“El acceso a servicios de salud materna de calidad es un derecho, no un privilegio, y todos compartimos la urgente responsabilidad de construir sistemas de salud con recursos suficientes que protejan la vida de cada mujer embarazada y cada recién nacido”, concluyó la directora ejecutiva del Unfpa, Natalia Kanem.
A-E/HM
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