4/09/2025

Filosofía de la Canción Moderna

 Bob Dylan, Premio Nobel, no es sólo un músico, sino un pensador que ha redefinido el papel de la canción en la cultura contemporánea norteamericana. Su obra trasciende la musicalidad, de la sonosfera yanqui y se posiciona como vehículo de poesía

Por Fernando Buen Abad



Bob Dylan publicó un libro bautizado como “La Filosofía de la Canción Moderna”,The Philosophy of Modern Song” (publicado en inglés en 2022) analiza 66 canciones que, según él, han marcado la historia de la música. Su selección difícilmente logre ser casuística suficiente para el tamaño enorme del título. El libro tuvo un impacto inmediato en el mundo literario y musical. Se presenta como un viaje personal y reflexivo en el que Dylan despliega su particular mirada sobre la canción moderna, elevando cada ensayo a un análisis, de aliento filosófico, sobre qué hace que una canción sea significativa y atemporal. El cantautor aborda temas desde la poética hasta el análisis cultural, situando al libro en la intersección entre el arte y la crítica social. Reducida al mundo musical “norteamericano” sin análisis de contexto. ¿Muy yanqui?

Dylan emplea una estructura “lírica” y “subjetiva”, abstracta en mucho para ponerse luego más analítico-reflexivo. Tal estrategia narrativa permite al lector adentrarse en el significado personal que Dylan da a cada canción elegida, mientras establece un diálogo entre la experiencia individual y su lectura del contexto histórico-cultural. Una mirada panorámica a la canción que él elige como forma de arte. Dylan redefine, desde sus límites, la idea de canción moderna. Para él, la canción no es simplemente un producto musical, sino un fenómeno cultural que encapsula la experiencia humana, la política y la estética en un formato compacto. El análisis de Dylan es una invitación a repensar la manera en la que entendemos la música y su capacidad para transformar realidades. Y todas esas generalidades reducidas al territorio norteamericano.

Con este libro Dylan pretende marcar su sello en la tradición de los ensayos críticos sobre música mientras ofrece una perspectiva muy personal. Ratifica su estatus icónico como músico y poeta y se afirma como pensador y cronista de la modernidad. Un tanto individualista. Desde su título “The Philosophy of Modern Song” se anuncia como un proyecto ambicioso y revelador. Y la realidad lo descalabra. A través de una mirada única y profundamente individual, Bob Dylan no invita a disfrutar de la música que él eligió, para analizarla en profundidad, reconociendo en cada canción un espejo de nuestra propia historia y cultura en USA. Sus publicistas insisten en consolidar al libro como una contribución relevante tanto para los amantes de la música como para aquellos interesados en la crítica cultural y literaria. Pero un una palabra del papel de la canción y sus miles de variables en un mundo irreductible a su territorio.

Bob Dylan, Premio Nobel, no es sólo un músico, sino un pensador que ha redefinido el papel de la canción en la cultura contemporánea norteamericana. Su obra trasciende la mera musicalidad, de la sonosfera yanqui, para posicionarse como un vehículo de poesía, crítica social y transformación cultural. Con éxitos comerciales sobresalientes. Sus ejes fundamentales, en la filosofía que anuncia son: definir la canción como poesía, identificándole riqueza simbólica y profundidad para interpretar cada composición como un documento de su tiempo. Ve las letras cargadas de imágenes con alusiones culturales que son testimonios de una realidad compleja, donde lo personal se funde con lo político y lo social. En este sentido, la canción se convierte en un espejo que refleja las tensiones, contradicciones y esperanzas de la sociedad. ¿Habrá escuchado alguna vez a Paco Ibáñez?

Dylan es un buscador permanente de autenticidad en su mundo intoxicado por la impostación y la bisutería intelectual. Mundo musical dominado por baratijas comerciales, egolatrías mediocres e histrionismos faranduleros, ahí apuesta por una narrativa que proviene de la experiencia individual, vívida y la honestidad de un yoismo brutal. Desde ahí invita al lector a hacer lo propio, a una reflexión profunda sobre la verdad y la identidad encerrada en sus fronteras. Desde los años 60, Dylan emergió como una voz, a su modo crítica, frente a las injusticias y desigualdades sociales. Su música se transformó en un instrumento de protesta, capaz de inspirar a movimientos sociales y políticos. Su obra y su actitud objetan el carácter reduccionista de la industria musical dedicada al puro entretenimiento.

Bob Dylan tiene una autoridad especial en la música contemporánea, es innegable. Abrió el camino a nuevas formas de expresión artística de generaciones diversas que han hecho de la canción moderna un espacio, además estético y ético, que no sólo un reflejo de la sociedad, sino una herramienta para imaginar y construir un futuro distinto. Ojalá hubiera incluido una mirada más planetaria. Y, desde luego, no puede exigírsele a un autor el abordaje de temario que no conoce, que no domina o que, quizá, no le resulten de interés, pero el nombre de su libro es una invitación a pedírselo. Sin restarle los méritos que de hecho ya tiene. Son miles los músicos y cantores del mundo que han hecho de con obra, profesión de militancia y lucha en un territorio de la conciencia revolucionaria ciertamente difícil y peligroso. Han puesto la vida, sin eufemismos, marcando rumbos con poesía profunda y convicciones humanistas decisivas. Quienes nos hemos beneficiado con semejantes contribuciones entendemos que, señalarte a Dylan esos faltantes, es un gesto de camaradería y una obligación ético-moral que sin dejar de justipreciar el esfuerzo de su “Filosofía de la Canción Moderna”, le pide que no olvide, por ejemplo, a Violeta Parra. Junto a muchos otros.

https://www.almaplus.tv/articulos/17312/filosof%C3%ADa-de-la-canci%C3%B3n-moderna

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