1/16/2008

¿Cuántas décadas más pasarán para tener un gobierno al servicio del pueblo de México?

Pedro Echeverría V.

1. Conocimos a un personaje en México que comenzó a ser líder sindical por los años 1926/27 y sólo dejó de serlo hasta que falleció por vejez en 1997. Su nombre fue Fidel Velázquez y durante 70 años fue líder vendido a los diferentes gobiernos priístas en turno. Comenzó su dirigencia desde cargos bajos del sindicalismo en la CROC (que estuvo al servicio del presidente Calles, luego brinco a la dirigencia de trabajadores del DF, para luego fundar en 1936 (junto a Lombardo Toledano) la histórica Confederación de Trabajadores de México (CTM) A partir de 1941, con la renuncia de Lombardo y el fin del Cardenismo, Velázquez se convirtió en el “líder obrero” más importante del país. Fue tan poderoso este señor que era uno de los cinco individuos que participaban en la selección del candidato y seguro presidente de la República. A los obreros les valía un “pito” quien los guiara, pero la izquierda siempre soñó con que caería del poder.

2. Recuerdo las grandes manifestaciones de las décadas de los sesenta y setenta en la ciudad de México. En ellas gritábamos: “Fidel Velázquez, Fidel Velázquez, en esta lucha ya te chingaste”. Nunca pudimos chingarlo; él fue quien se burló de nosotros. Incluso decía Velázquez: “creen que moriré pronto; no saben que soy longevo, que mis herman@s, con más de cien años, siguen con vida”. Este líder corrupto gobiernista murió de vejez, si no quizá seguiría siendo dirigente de los entonces tres millones de obreros de la organización laboral más importante de México: la CTM. Pero no solo era Velázquez, hubo varias decenas de líderes que gobernaron junto a él y políticos priístas que duraron en el poder brincando de un cargo a otro durante 40 años. Velázquez era el personaje más criticado por la izquierda y la derecha por su largo liderazgo y su traición a los obreros. ¿Cuántas décadas llevan ya muchos panistas y perredistas ocupando cargos?

3. El caso es que, con cerca de 50 años de tener conciencia de esa realidad y participar en cientos de luchas, no puedo olvidar que desde las grandes huelgas ferrocarrileras de los años 1958/59 y los valiosos movimientos guerrilleros que se desataron en por los menos seis países de América Latina después del triunfo de la Revolución cubana, viví esperanzado (hasta 1977) en que la población mayoritaria obtendrá conciencia de que es explotada, miserable y oprimida, y al fin se levantará para aplastar a sus enemigos burgueses. Después pude darme cuenta de que los avances y retrocesos eran cíclicos, a pesar de que la mayoría de mis compañeros izquierdistas siempre pensaban y gritaban que la burguesía estaba a punto de caer y que pronto el pueblo trabajador la sacaría a patadas en el trasero y asumiría el poder. Al ver la situación actual pienso que tuvimos razón en los setenta en nuestras publicaciones: Acción Proletaria y Autogestión, al criticar el voluntarismo de la izquierda y la confusión de sus deseos con la realidad.

4. Da la impresión que la izquierda nunca ha querido reconocer que la maldita burguesía sigue siendo poderosa y que no dejará el gobierno jugando a “guerritas de lodo” y declaraciones. Suele pensar la izquierda que a los gobiernos panistas y priístas sólo hay que darles un empujoncito para que caigan, así como pensaron que el líder Velázquez caería antes de que muera por vejez. Por eso la burguesía siempre ha comprado o mediatizado a los líderes que se cansan, se ha burlado de los pequeños y aislados movimientos voluntaristas o, con el brazo en la cintura, ha reprimido cuando las protestas salen un poco de su control. La frase conformista que he escuchado de mis compañeros durante décadas es: “no hay que desanimarse hoy somos más que antes”, es decir, ya no somos tres ahora somos cinco. Antes editábamos mil periódicos en el más burdo mimeógrafo hoy imprimimos mil 500, pero en la imprenta. “Hemos avanzado”.

5. Entre tanto la izquierda no parece darse cuenta que mientras trata de politizar con sus mil volantes o revistas semanales o quincenales a mil personas, la televisión, la radio, la iglesia, incluso la escuela, trabajan diariamente en México, con métodos modernos y mucho dinero, con más de cien millones de seres que se quedan con lo que ven y oyen en los medios. Por eso no es raro que cuando la izquierda mueve a 50 mil en un mitin, un simple viaje del Papa reúna a 20 millones o que en un estadio dos equipos de fútbol o un cantante reúnan a 200 mil cuantas veces quieran. Por esa concepción (de que la burguesía es débil y nosotros somos el pueblo) es por lo que nos siguen dando en la cabeza. No tomamos en serio a nuestros enemigos, por eso no nos preparamos para darle la batalla; pero por eso también siempre nos derrotan y para no sentirnos mal difundimos que ganamos. ¿Por qué el ignorante Fox gobernó seis años e impuso a su sucesor?

6. A la lucha revolucionaria verdadera hay que imprimirle mucha pasión para ser consecuente y enraizarnos en ella, pero también mucha razón, inteligencia e investigación para que las convicciones eviten andar como saltimbanqui que sólo busca acomodarse para obtener prebendas. No podemos decir que ganamos cuando hemos perdido, que avanzamos cuando retrocedemos o estamos estancados, ni tampoco acostumbrarnos a engañar a las masas cuando debemos decirles la verdad. ¿Podemos decir acaso que las masas están con nosotros cuando son controladas por nuestros enemigos? Quizá debemos decir que el pueblo debería estar con nosotros porque nuestros proyectos y programas responden a sus intereses inmediatos o históricos pero que están controladas por la burguesía porque ellos las dominan ideológicamente y por la fuerza. Si las masas estuvieran con nosotros hace mil años que hubiéramos barrido a la burguesía.

7. No se si debamos esperar una, diez o mil décadas para que los explotados y miserables de hace más de cuatro milenios (al fin) logren liberarse y escapar de su pobreza. Lo que sí sé es que en dos o tres países se presentan procesos interesantes que hay que apoyar. También he visto que en México se han dado batallas importantes que desaparecieron sin dejar rastros, otras que siguen latentes y muchas más que fácilmente son reprimidas y sometidas por la clase en el poder. Pero al mismo tiempo tengo la convicción de que la izquierda siempre se ha enfrentado a un enemigo poderoso que ha poseído todos los medios para dominar y que, al mismo tiempo, de manera cíclica, ha existido una izquierda honesta y entusiasta para luchar sin convicciones enraizadas porque se les ha movido a partir del entusiasmo y la fe. Y aunque la fe “puede mover montañas”, sólo ha servido para cambiar a un Dios por otro, una dominación por otra.

http://mx.f535.mail.yahoo.com/ym/Compose?To=pedroe@cablered.net.mx

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