2/13/2009

Obama y la moralidad


Es una verdadera lastima que al acercarse uno a la política salga un hedor de albañal insoportable.

Al drenaje uno tira los desperdicios y al parecer en eso se ha convertido la política, en resumidero de personajes con bajísima calidad moral que piensan que su condición de políticos los pone por encima de las reglas que todos debemos respetar.

Esta reflexión pesimista viene a cuento por los tropiezos muy tempranos en el gabinete de Obama.

La selección del gabinete presidencial seguramente debe hacerse con gran cuidado para lograr un cierto equilibrio entre fuerzas mientras se filtra a las personas con problemas morales, éticos y legales. Como condición para funcionar adecuadamente debe conformar una selección equilibrada de grupos y factores de interés y presión política. En la medida que haya un buen balance el presidente puede maniobrar con más libertad. Ahora que se le han caído algunos nominados por serios problemas éticos, el gobierno tiene que seleccionar nuevos actores políticos y posiblemente eso le produzca algunas carencias políticas para el futuro al reducirse la capacidad de maniobra. En principio no es nada muy grave pero si algo que causa inconvenientes. A menos que Obama se haya liberado de los compromisos que lo llevaron a hacer esas nominaciones.

La selección de miembros del gabinete normalmente es un proceso muy cuidadoso que involucra la intervención policíaca porque los secretarios conocerán información secreta, pero aquí falló algo fundamental.

¿Acaso la falla estuvo en el comité de transición que tenia la tarea de revisar los méritos y esqueletos de los políticos? Al parecer hay muy pocos que se escapan de esconder esqueletos en el closet. ¿Acaso hay una guía para juzgar los esqueletos tolerables? Parece evidente que hubo un doble estándar. Aprueban al secretario del tesoro que se olvido de pagar impuestos pero obligan a retirarse al de salud y la encargada del presupuesto con una falla similar de memoria aunque se descubrió que el promovía los intereses de los que iba a regular, el gallinero en manos del lobo.

¿Quién protege al secretario del Tesoro como para que su olvido se trate con mano blanda?
Otra opción es que los políticos mintieron pensando que el detalle poco ético se pasaría por alto y tuvieron que recular cuando fueron descubiertos. Es esclarecedor el caso del gobernador de Nuevo México que le mandaba un mensaje a los hispanos y a los mexicanos que entendiendo poco la política estadounidense se pusieron a brincar de felicidad con el nombramiento, porque a un paso de empezar las confirmaciones se descubre que esta siendo investigado por la concesión de negocios en su estado. Seria bueno que investiguen a los gobernadores en los estados donde hay cárceles privadas para ver que tanto dinero les han donado, incluido a Richardson por supuesto.

Una opción mas a considerar es que alguien le jugo chueco a Obama para exponerlo ante la opinión publica mostrando que la promesa de cambio se vuelve retórica cuando personajes de su gabinete muestran ser tan corruptos como el que mas. Aceptemos que el tema de la corrupción debe verse en su esencia y no en los montos. Igual es el banquero que recibiendo fondos públicos para salvar a su banco paga y se paga bonos millonarios o amuebla su oficina, que el político que se olvidó de pagar impuestos por servicio domestico. Si la policía descubrió estos temas y omitió informar al equipo del presidente, ¿lo haría para propiciarle un tropiezo al mandatario tratando de acorralarlo?

Viendo este tipo de manejo me desconcierta lo que hicieron con el gobernador de Illinois que al parecer no es un caso aislado. ¿Si hay tanta corrupción porque ensañarse con el? Lo corrieron y le prohibieron volver a tener un cargo político en el estado de por vida, pobrecito, ¿de que va a vivir? Y además en medio de la crisis económica. A Richardson en cambio solamente le quitaron la chamba federal pero se queda de gobernador para defenderse desde el poder.

Finalmente, podemos considerar que Barak Obama es tan arrogante que sabiendo de los problemas de los nominados asumió que su popularidad lograría hacer que se ignoren. Es notorio que la forma como ganó la presidencia hace de su llegada al poder un hecho histórico dándole un gran capital político, así que utilizar este capital para facilitar la llegada a su gobierno de personas comprometidas moralmente tarde o temprano se le revertirá, pero asumiendo un criterio anterior, golpearlo implica restarle a este capital y debilitarlo para limitar el alcance de sus decisiones.

Por donde se vea es obvio que la política estadounidense tiene un serio déficit de calidad moral y aunque no es de hoy -recuérdese la impunidad de los Kennedy- la coyuntura reclama nuevos políticos para el cambio. De otra manera con Obama será tan cierto como nunca el gatopardismo, reformar todo para no cambiar nada.

Samuel Schmidt


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