2/09/2009

Periodistas pal cafe.....



Astillero
Julio Hernández López

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
■ El rife del IFE
■ Entre magos y catavinos
■ ¿Quién se lleva los dólares?

Todo el andamiaje institucional relacionado con las elecciones está deslegitimado de origen, tanto por el contenido faccioso que los partidos imprimieron a los nombramientos de funcionarios que por ello están obligados al agradecimiento a quienes los inventaron o habilitaron, como por la consustancial debilidad de esas estructuras y personajes ante los poderes reales de este país (el dinero, los grandes medios electrónicos, la criminalidad expresa –el narcotráfico y sus rubros anexos–, y la rapacería impune de gran parte de la clase política).
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por ejemplo, está presidido por una mujer que presume de gran amistad con Margarita Zavala, la esposa del ocupante formal de Los Pinos, y al mismo tiempo es susceptible de influencia importante por parte del grupo cerrado que acompaña en su búsqueda del 2012 a Manlio Fabio Beltrones. María del Carmen Alanís agrega a esos ingredientes, muy preocupantes en quien debe coordinar los esfuerzos justicieros en los conflictos electorales, su propia historia de pleitos de poder en el IFE con Luis Carlos Ugalde y, luego, en un tramo laboral fuera de nómina, la venta de servicios de asesoría de lujo a la banda de buscadores de presupuesto público para fines particulares que se llamaba Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina. La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales, dependiente de la PGR, está en condiciones parecidas. Su titular, Arely Gómez González, constituye un caso comprobado de tráfico de influencias y de utilización de cargos públicos para promociones políticas como la que le llevó de un puesto estratégico en la oficina del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la actual Fepade, donde sus coordenadas políticas son definidas por Televisa y por grupos políticos con intereses en las contiendas electorales de cuyas irregularidades punibles habrá de tomar nota la fiscal Gómez de dados cargados.
Con todo, le toca la peor parte a los nueve miembros con voz y voto del consejo general del IFE. Sus designaciones provienen sin sombra de duda de un auténtico reparto de botín entre piratas de la política, con la asignación de cuotas para cada partido y, en el caso del presidente, Leonardo Valdés Zurita, la utilización del tufo de izquierda que aún le quedaba para convertirlo en materia de uno de los giros de colaboracionismo que los Chuchos perredistas han tenido con el felipismo, al improvisarlo como presunto triunfo del PRD en la cúpula del IFE cuando los referentes actualizados de LVZ estaban en los servicios a Felipe Calderón y el PAN. Más débiles que la camada que encabezó Luis Carlos Ugalde (lo que ya es mucho decir) y con la etiqueta de sus sastrerías políticas a la vista, los consejeros generales del periodo leonárdico parecen irremediablemente condenados a dar las peores notas en los procesos comiciales a su cargo. Pero he ahí que, de pronto, en un evidente acto de soberbia, el duopolio televisivo, y otras firmas menores, le han ofrecido al desguanzado IFE una oportunidad dorada de reivindicación, así fuera parcial y breve. No será fácil que se vuelva a aparecer en el abollado radar de ese instituto una posibilidad así para recomponer la imagen y aparentar fuerza. Sólo con un tanque de oxígeno de este tamaño podrán sobrellevar las jornadas venideras de duro trabajo y feroces pruebas los consejeros electorales de pulmones mínimos.
Ahora bien, a Luis Carlos Ugalde le gustaba la magia desde joven e hizo estudios profesionales de esas artes de engaño mucho antes de que llegara al IFE. Leonardo Valdés Zurita es catador de vinos y degustador de buenos platillos (en León, donde daba clases antes de ser habilitado por los Chuchos y el felipismo como consejero presidente del instituto del circo electoral, Valdés y su esposa, Beatriz Calderón, instalaron Agatha, una academia de gastronomía). El primero terminó su carrera de prestidigitación numeral entre abucheos del público y una especie de retiro obligado de la vida pública (da clases en una universidad privada y ha escrito su testimonio denominado Así lo viví, título en el que dicen que hubo fraude, porque originalmente era “vi”, pero los mapaches duplicaron la palabra). El segundo está ahora en riesgo de agriar el vino de la muy diluida confianza ciudadana en las paupérrimas instituciones electorales si es que en nada o en muy poco queda el escándalo de las maniobras dolosas de las televisoras respecto a los espots electorales. La verdad es que al tal IFE no le queda más que rifársela de verdad, sin engaños ni medias tintas, sin engaños burocráticos ni maniobras legaloides. Sólo así podría aspirar a alcanzar un respeto mínimo, que necesitaría confirmaciones continuas, en los tiempos ríspidos en curso.

Astillas

Nadie sabe, nadie supo: transacciones electrónicas de elite transfieren diariamente reservas nacionales en dólares a cuentas bancarias sin que se informe quiénes son los compradores y con qué criterios específicos se hacen esas operaciones a domicilio cibernético. La crisis global habrá de significar la aparición de privilegiados que ganen lo que otros pierden. En México es urgente saber quiénes se están beneficiando de la presión al peso y de la colaboración del Banco de México y la Secretaría de Hacienda para seguir alimentando el apetito especulativo imparable de los tiburones hasta hoy anónimos. ¡México, creo en ti!... Y, mientras la administración felipista le sigue buscando ruido al chicharrón minero, con una fijación contra los caciques sindicales que no se ve en su relación con similares ámbitos como el petrolero y el magisterial, por citar algunos, ¡hasta mañana, con las fisuras inocultables en el panismo neoleonés por los caprichos impositivos de Germán y Felipe en la candidatura a gobernador de la entidad, una tragicómica imitación fallida del dedazo priísta a cargo de aprendices indolentes y torpes!

Dinero
Enrique Galván Ochoa

galvanochoa@yahoo.com • Foro: http://dinero.tv/
■ Defendiendo el peso como un perro
■ Actinver: a fin de año el dólar costará $14.80
■ El catastrofista innato

Felipe Calderón tendrá que decidir si continúa defendiendo el peso como un perro –López Portillo dixit– o lo deja flotar, para que el mercado determine su valor. En el primer escenario, seguiría desgastando la reserva internacional de divisas y, eventualmente, echaría mano del salvavidas de 30 mil millones de dólares que le lanzó la Federal Reserve. En el otro, dejaría de alimentar el saqueo y enfrentaría el duro ajuste que determine la oferta y la demanda. Nunca en la historia la perrada nacional le ha ganado la pelea a los especuladores, éstos suelen ser políticos y empresarios bien conectados, –como pudo verse con claridad en la crisis zedillista. Los resultados de la defensa calderonista son lamentables: de octubre a febrero el dólar ha subido de $9.98 hasta rozar los $15 pesos. En devaluaciones anteriores, con las arcas vacías, o a punto de vaciarse, el gobierno en turno se vio obligado a dejar que el peso flotara. Los primeros días, o semanas, el dólar se fue a las nubes, luego bajó. Algunos expertos dicen que en otros tiempos no existían las robustas reservas de hoy. Así es, pero tampoco las enormes inversiones en pesos –bonos gubernamentales, acciones de la Bolsa Mexicana de Valores, derivados financieros– de bancos extranjeros e inversionistas internacionales y locales desesperados por rescatar su dinero y convertirlo en billetes verdes. Al final, el gobierno panista se podría quedar sin fichas, como ya sucedió a sus antecesores priístas.
La sombra de la derrota
Estamos en vísperas de elecciones y el efecto de un dólar disparado más allá de los 15 pesos complicaría la ya difícil posibilidad del gobierno panista de ganarlas. Quizá Zedillo se lo recordó a Calderón en Davos: el PRI perdió el control de la Cámara de Diputados después de la devaluación de 1994, el incremento del IVA y la no olvidada roqueseñal. Calderón podría optar por una estrategia intermedia: seguir defendiendo el peso en las semanas siguientes y abandonarlo después de las elecciones de julio. La canina maniobra costaría 30 mil millones de dólares, aparte de los casi 20 mil ya esfumados, o más. Tendría un costo pero también su beneficio: no se subastan o rematan gratuitamente 50 mil millones de dólares fresquecitos en un mercado superdemandado. En Estados Unidos los bancos rescatados han entregado acciones al gobierno. Aquí la operación se haría a la antigüita.
Sospechosista
Por ahí leí esta curiosa notita: “Existe la sospecha fundada de que bancos privados de capital extranjero en México pretendan captar todos los dólares posibles y enviarlos a sus matrices en el extranjero, causando en definitiva una fuga de divisas, sostuvo Enrique Serrano Escobar, secretario de la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados”. Cuidao, eh, mucho cuidao, es priísta y de Ciudad Juárez. Los banqueros se van a poner a temblar.
El panorama
En su reporte semanal la Secretaría de Hacienda incluyó la opinión de la casa de bolsa Actinver: “Debido a que el peso sigue perdiendo valor y a que los inversionistas continúan teniendo una gran aversión al riesgo por el entorno global, Actinver revisó su estimado del tipo cambio a 14.80 pesos por dólar (ppd) para el cierre de 2009 desde 11.1 ppd que preveía en octubre del año pasado, esto en un contexto de menor actividad económica en México, menores ingresos petroleros, disminución en la inversión extranjera directa y remesas, y en general la aversión al riesgo”. Por lo tanto, “el banco central debe continuar apoyando al peso, ya que una paridad elevada puede afectar las expectativas inflacionarias para este año”. Si agregara a las “expectativas inflacionarias” las electorales del calderonismo el análisis de Actinver sería redondo. Conclusión: en dos años FC llevó al país a otra catástrofe.
e@Vox Populi
Asunto: consejazo
Si no me equivoco ya terminó el plazo para que el Ejecutivo federal propusiera a los consejeros profesionales para Pemex.
Francisco Garaicochea/Distrito Federal

México SA
Carlos Fernández-Vega

cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mx
■ Historia de devaluaciones
■ Triunfalismos a cambio de correcciones

Diez días antes de concluir su sexenio, el 20 de noviembre de 1994, Salinas de Gortari habría ofrecido a su sucesor “operar” la devaluación del peso; Zedillo, el mandatario entrante, asegura que en realidad el mandatario saliente se negó a proceder y, así, asumir el costo político de la decisión. Lo cierto es que sólo puede documentarse que entre esa fecha y el 30 de diciembre del año citado, ya con los “errores” en funcionamiento, se “perdieron” más de 6 mil 600 millones de dólares en reservas internacionales (para superar los 20 mil millones en todo 1994), el peso se devaluó estrepitosamente y comenzó la que en ese entonces fue calificada como la crisis económico-financiera más profunda del México “moderno”.

Años después, el hijo predilecto de Agualeguas daría su versión al respecto, totalmente encontrada con la de Zedillo, ésta conocida en un desayuno en Los Pinos allá por agosto de 1996. En cualquiera de los casos, los mexicanos fueron quienes pagaron la voluminosa factura, y lo siguen haciendo, porque se amplió la membresía del club de presidentes devaluadores y devaluados. Si se atiende la versión de los mandatarios, todos, menos ellos, fueron los causantes de la terrorífica depreciación de la moneda nacional. Al cierre del sexenio zedillista la devaluación acumulada fue de 273 por ciento.

Si fue Salinas o su relevo es lo de menos. El hecho es que el batacazo salió carísimo al país. Zedillo lo justificó así: “el desaliento que esta nueva crisis financiera provocó en los ciudadanos se agudizó, porque el esfuerzo realizado durante casi una década para transformar nuestras estructuras, había alimentado las expectativas de crecimiento, multiplicación de empleos estables e ingresos crecientes. Los mexicanos se esforzaron a la espera de un crecimiento que no llegó.

“Hoy podemos apreciar que la crisis se fue gestando durante mucho tiempo. Su naturaleza y su magnitud no pueden ser atribuidas a un sólo hecho o a una determinada decisión de política económica.

“Ciertamente, hubo razones para que la crisis estallara con tanta fuerza. Una de ellas fue que durante muchos años un fuerte y creciente déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos se financiara con entradas de capital volátil. También influyó que se financiaran proyectos de largo plazo con instrumentos de corto plazo; que se permitiera, más allá de lo prudente, la apreciación del tipo de cambio real y que, frente a cambios drásticos en las condiciones internas y externas, las políticas financieras hayan reaccionado lentamente o en un sentido muy riesgoso, como en la dolarización de la deuda interna que supuso el crecimiento de los Tesobonos.

“No había precedentes por ejemplo, del origen no bancario de gran parte de los flujos de capital que llegaron al país durante varios años, y que a la postre exacerbó su volatilidad. Tampoco tenían precedente los hechos de violencia que enlutaron a la nación durante 1994. Con absoluta convicción, sin embargo, afirmo que la crisis nunca habría ocurrido con tal gravedad, aun en presencia de muchos de los factores adversos señalados, de no haberse descuidado la generación de ahorro interno. Mientras que en 1988 los mexicanos ahorrábamos casi 22 por ciento del producto nacional, esa proporción fue reduciéndose, año tras año, hasta llegar a menos de 16 por ciento en 1994. A pesar de que en esos años contamos con la mayor disponibilidad de recursos financieros externos en la historia del país, la falta de ahorro interno provocó que la inversión productiva no tuviera el dinamismo deseable.

“Por falta de ahorro interno, de inversión y de crecimiento del PIB, la economía mexicana se hizo vulnerable a los movimientos de capital de corto plazo. Esa vulnerabilidad aumentó por los hechos trágicos de 1994, y por el alza de las tasas de interés en el exterior. Al agotarse los estrechos márgenes que podrían haber permitido corregir gradualmente el grave desequilibrio acumulado, estalló la crisis. No obstante que se realizó un ineludible ajuste cambiario y que las tasas de interés registraron un alza significativa, la pérdida de recursos continuó haciéndose cada vez más grave. En los primeros días de 1995, el retiro masivo de inversiones puso al país al borde del colapso financiero y productivo. Para calibrar su gravedad, conviene saber que durante los tres primeros meses del año, el país sufrió una pérdida de recursos varias veces mayor que el impacto de la crisis de la deuda de 1982 o la crisis del petróleo de 1986”.

Llegó el “cambio”. Con él, el ingreso petrolero más alto de la historia, de la mano de un derroche de recursos jamás visto. Sólo el creciente ingreso de petrodólares y remesas permitieron una reducida devaluación del peso: 17 por ciento en el sexenio. A nombre de su bancada, Felipe Calderón habló en el acto del primer informe foxista: “por primera vez en 10 años, la boyante economía del vecino del norte se ha detenido… Sin embargo, una circunstancia tan difícil no ha degenerado en una crisis (…) en contraste con lo ocurrido cada seis años y a pesar de la desaceleración, esta vez no hay crisis financiera, no hubo devaluación ni tampoco fuga masiva de capitales… México no quiere volver al pasado ni apostarle al despeñadero”.

Nada se corrigió, por el contrario se mantuvo el tono triunfalista. Ya como inquilino de Los Pinos, Calderón (primer Informe de gobierno) aseguraba que “turbulencias recientes en los mercados financieros internacionales han obligado a los bancos centrales de otros países a inyectar cientos de miles de millones de dólares a su sistema financiero para atender problemas de solvencia. No ha sido el caso de la economía mexicana que ha demostrado solidez en su sistema financiero y monetario. En otros tiempos, estas turbulencias hubieran generado una crisis económica”.

Y en los tiempos actuales también, diría el sabio: en cinco meses, casi 50 por ciento de devaluación, y le restan cuatro años.

Las rebanadas del pastel

Tampoco perteneció al club de los “modernos”, pero sí fue devaluador. Adolfo Ruiz Cortines truncó seis años de estabilidad cambiaria, y así lo explicó (segundo Informe, 1954): “acabamos de hacer frente, con el apoyo y la colaboración del pueblo, a un ajuste monetario. Los hechos están demostrando que a pesar de las inevitables complicaciones de la medida, continuará firmemente el progreso económico nacional… Opté por autorizar la modificación del tipo de cambio como medida de seguridad y de previsión, consciente de que de inmediato habría de provocar reacciones de desagrado para el gobierno y para mí mismo, y que pasados los primeros momentos, la intuición de mis compatriotas habría, con acierto, de aquilatar que la conducta del gobierno y mía, se inspiró sólo en el deber de salvaguardar los intereses de la patria” (en la crónica parlamentaria del día a pie de texto se aclara: “estruendosos y prolongados aplausos).

Reporte Económico
David Márquez Ayala

http://vectoreconomico.com.mx/
El empleo en 2008

Utilizando como indicador del empleo formal el número de trabajadores asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), éstos totalizaron 14 millones 178 mil en diciembre de 2008 contra 14 millones 208 mil un año antes; esto es, entre diciembre de 2007 y el mismo mes de 2008 no sólo no se crearon empleos formales sino incluso desaparecieron -29 mil 589 plazas (Gráfico 1).

Esta última cifra es a su vez resultante de la creación de 29 mil 735 plazas eventuales y la desaparición de -59 mil 324 empleos permanentes en 2008.

Ante esta oferta decreciente de puestos formales de trabajo, del lado de la demanda la Población Económicamente Activa (PEA) que radica en el país (sin contar los cientos de miles que emigran cada año) aumentó en 868 mil jóvenes que arribaron al mercado de trabajo en 2008 (diferencia entre la PEA del 3er trimestre de 2007 y su equivalente de 2008, última cifra disponible del INEGI). A este aumento de la PEA, sin embargo, se le deben sumar las 205 mil personas que en el mismo periodo engrosaron las filas de Disponibles (personas en condiciones y deseos de laborar pero que han dejado de buscar trabajo por considerar inútil su esfuerzo, y a los cuales el INEGI clasifica “erróneamente” como parte de la Población Económicamente no Activa, tal vez para evitar que la población que clasifica como Desocupada casi se cuadruplique); sumando ambas cifras, tenemos que la demanda adicional anual de trabajo se ubicó en aproximadamente 1 millón 100 mil personas buscando en 2008 un empleo formal inexistente.

En otra clasificación de los asegurados en el IMSS por se-ctores y actividades –que no incluye a los trabajadores eventuales del campo– el número de trabajadores en diciembre de 2008 totalizó 14 millones 63 mil, cifra inferior en unos 38 mil asegurados menos que en diciembre de 2007 (Gráfico 2). En el sector agropecuario los asegurados sumaron 344 mil en números redondos, con 4 mil menos que en diciembre de 2007; en el sector industrial sumaron 4 millones 983 mil, esto es, 281 menos que el año previo, y en el sector servicios, 8 millones 736 mil, 247 mil más que en 2007.

Por actividades, reducciones significativas en el empleo se observan en la industria manufacturera (perdió 258 mil plazas en 2008), y en la construcción (que perdió 42 mil plazas).

Por entidad federativa, el número de trabajadores asegurados en el IMSS disminuyó en 13 de ellas y aumentó en 19, con una caída global de -0.27% (Gráfico 3).

El empleo –la principal prioridad de México– está, como se ve, en la lona.
UNIDAD TÉCNICA DE ECONOMÍA SA de CV • ciudad de México • Teléfono / Fax: 5135 6765 •
unite@i.com.mx

Ciudad Perdida
Miguel Ángel Velázquez

ciudadperdida_2000@yahoo.com.mxciudadangel@hotmail.com
■ Programas en beneficio de los más pobres
■ Efectos de 20 años de neoliberalismo

Una buena noticia, en medio de tanta catástrofe, siempre será agradecida por la población a la que se le ha hecho padecer crisis constantes que parecen no tener final.

La buena noticia es que el gobierno de Marcelo Ebrard se lanza a proteger a los más débiles, cuando desde todos lados se marca una tendencia ignominiosa para salvar, para rescatar del profundo hoyo en el que ellos mismos se han metido, a los más adinerados.

No es fácil caminar ese sendero. Tratar de devolver a la ciudadanía los derechos que le robó el neoliberalismo, es una tarea que peca en contra de los sagrados designios del mercado, y por tanto debe ser condenada desde todos los altares del capitalismo.

Y es que Marcelo Ebrard decidió entregar medicamentos para mejorar la salud, a muy bajos costos y en su propio domicilio, a quienes realmente lo necesiten.
No se trata de hacer lo mismo pero más barato, sino de un proyecto que sirva, en serio, a una población cada vez más vulnerable a las enfermedades, dadas sus condiciones de vida, agravadas por la crisis.

El programa será anunciado, muy probablemente, el próximo miércoles, pero las brigadas de trabajo encargadas de detectar a los posibles beneficiarios ya están en la calle, armando el padrón de la gente susceptible a recibir los medicamentos necesarios.

El programa se llena de importancia, sobre todo en estos momentos, cuando la salud se ha convertido en un artículo de lujo en manos de los mercachifes de la medicina, y frente a la incapacidad de las instituciones del Estado que el sistema capitalista ha secado.

El programa que garantizará salud a una porción de los capitalinos que no puede pagar las facturas de los hospitales de lujo, es decir, que no pueden pagar por seguir viviendo, se agranda y da confianza en las gestiones de gobierno.
No pasa lo mismo con el programa de alimentación, en el que se cobra una cuota de recuperación de 10 pesos por comida. Es verdad que no es posible mantener programas de total gratuidad, pues las cantidades a invertir son muy altas, pero la consideración en estos momentos señala que hay miles de personas que carecen hasta de esa cantidad para hacerse de comida.
Conceder a quienes menos tienen una oportunidad de sobrevivencia es algo que en verdad marcará diferencias, el asunto ahora es operar esos programas con absoluta limpieza y transparencia para que por ningún motivo se les pueda atacar, y prosigan en el afán de hacer menos despiadado el transcurso de la crisis que ahora se sufre.
Si en verdad, como se nos ha dicho, será esta semana cuando se anuncie el programa de salud, se habrá dado un gran paso hacia una justicia social que los gobiernos de izquierda le deben a la población, y que la derecha en el poder les arrebató, como venimos señalando desde hace más de dos décadas.

De pasadita
“Para eso nos gustaba el Rascón”. Nada había que añadir, el comentario silenció las bromas y algunas de las remembranzas que atrae, siempre, la contienda electoral.

No podríamos decir que con pesar, pero cuando menos con sorpresa se recibió la noticia de que Marco Rascón optó por aliarse con Nueva Izquierda para competir por esa franquicia por la jefatura delegacional de Cuauhtémoc.
El paso podría contradecir al crítico de los cacicazgos políticos, decía alguno que también pedía hacer memoria para que Rascón recordara lo que Jesús Ortega dijo de él aquella ocasión, al terminar el segundo Informe de gobierno de Ernesto Zedillo.

Néstor Martínez Cristo
Confianza y certidumbre

nestormc63@hotmail.com
Hace apenas unos días, durante la firma de un convenio de colaboración entre el Instituto Federal Electoral (IFE) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los titulares de ambas instituciones pusieron el dedo en un asunto que hoy, ante evidentes síntomas de descomposición en diversas esferas del país, parece de la mayor importancia.

Tanto el consejero presidente como el rector subrayaron la necesidad de transmitir a la sociedad mexicana que en el país existe la capacidad de generar confianza y certidumbre.

Leonardo Valdés y José Narro empeñaron el compromiso de mejorar, de acrecentar, los niveles de confianza en nuestras instituciones.
Inclusive, el rector Narro fue más allá al manifestar su preocupación porque a veces pareciera haber intentos por disminuirlas o deteriorarlas.
“Preocupa que a veces parece que lo que se intenta es minar la credibilidad de las instituciones nacionales… Y lo que tenemos que hacer todos, responsablemente frente al pueblo de México, es asegurarle que haremos nuestro mejor esfuerzo por dar esa confianza, por generar esa certidumbre… Y a esto hemos venido”, remató el rector.

Y es que la sola presencia de la UNAM en el IFE, el hecho mismo de la firma de un convenio de colaboración, así como las ideas expresadas por quienes encabezan a dos de los organismos del Estado mexicano más trascendentes en la vida del país, adquieren particular relevancia en estos tiempos por varias razones.
Primera, porque el propósito del acuerdo signado es la realización de una auditoría integral por la Universidad Nacional al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del IFE para las elecciones del 5 de julio. Es decir, el hecho se traduce en un mecanismo más e importantísimo para nutrir de transparencia, confianza y certeza no sólo a las instituciones, sino los procedimientos tan delicados de la democracia mexicana, como lo es el PREP.
En este sentido vale la pena recordar que tras la jornada electoral de 2006 fue precisamente el PREP uno de los instrumentos que causó más polémica entre los actores políticos y la sociedad en su conjunto. Por eso la importancia de que una institución con la solidez académica y el prestigio de la UNAM practique una auditoría externa, cuyos resultados no dejen lugar a dudas ni a especulaciones.
Segunda, porque el llamado de atención precisamente en estos momentos sobre la urgente necesidad de fortalecer las instituciones y no minarlas proviene nada más y nada menos que del jefe de una universidad varias veces centenaria, que a lo largo de su historia ha sufrido, resistido y superado innumerables embates en contra de su credibilidad y prestigio.

Porque José Narro sabe de lo que habla, no sólo por lo que ha sido la accidentada historia de la institución que hoy encabeza, sino porque él ha visto muy de cerca y enfrentado, en más de una ocasión, ese tipo de ataques orquestados que buscan desacreditar el prestigio de una institución y, es más, el trabajo de muchos miles de mexicanos que se esfuerzan cotidianamente.
Tercera, porque en estos momentos difíciles por los que atraviesa el país en prácticamente todos los ámbitos es imprescindible brindar certeza y confianza a la población, en particular a las nuevas generaciones que hoy sólo vislumbran un panorama gris, lleno de dudas y desesperanza.
Por eso, y en ello también coincidieron Valdés y Narro, la elección del 5 de julio deberá ser impecable. El proceso electoral en marcha es uno de los pocos, poquísimos asideros de la confianza social.
No es exagerado afirmar entonces que en ese proceso electoral están depositadas de algún modo las esperanzas de la convivencia legal, pacífica y democrática de los mexicanos.
Luego de lo controvertida que resultó la pasada elección federal, el Estado mexicano no puede volver a fallar. Ya se ha visto que el IFE tiene como aliadas instituciones de enorme prestigio nacional e internacional, empeñadas en dar certezas. La responsabilidad de que este proceso sea participativo y creíble es de todos, no de una institución.

Carlos Fazio
Krauze y la trama oculta

En su crónica “Viaje a Caracas” (Letras libres, noviembre 2008), Enrique Krauze cuenta que llegó a Venezuela un día después de la derrota de Hugo Chávez en el referendo del 2 de diciembre de 2007, conoció la situación y a su regreso a México se puso a responder “quién es, de dónde salió, cómo se construyó” ese personaje. El resultado quedó plasmado en El poder y el delirio (Tusquets, 2008). La crónica y el texto “El eterno retorno de lo mismo: crítica histórica” (capítulo VIII del libro), sumados a conferencias y respuestas periodísticas del autor, dan una idea acabada de la Venezuela y del Hugo Chávez de Enrique Krauze.

Historiador “maduro”, creador de la añeja frase “democracia sin adjetivos”, nuestro maître penseur critica el “vocabulario binario” del hombre de Miraflores y se despacha sin ambages. Veamos.

Venezuela: dictadura aderezada con petróleo, régimen con concentración absoluta del poder, país totalitario, democracia sin partidos políticos, autocracia electa con formas democráticas, metrópoli de un imperialismo con virreyes petrocomprados. Chávez: monarca absoluto, caudillo populista, mesías carismático, delirante, televangelista político, ayatolá de lo divino y de lo humano, corrupto, encarnación de Mussolini, Hitler, Stalin, Fidel…

Hasta ahí nada nuevo. Krauze repite la matriz de opinión de la guerra mediática contra Chávez y su satanización. Es decir, la propaganda, las maquinaciones ideológicas y los estereotipos generados por la comunidad de inteligencia en Washington, con eje en la categoría “populismo radical” acuñada por el Pentágono, que recogen las megacorporaciones mediáticas y que el autor fue absorbiendo, o reforzando, en los cenáculos organizados por la administración de Bush en Estonia, España y otros países del mundo libre. Una de sus fuentes, Ignacio Ávalos, antichavista, escribió en El Nacional que el libro “parece redactado por la más clásica oposición”. Otra, José Vicente Rangel, se quejó de que la entrevista que le hizo Krauze terminó en “una vulgar manipulación para un libro de encargo”.

Ante la realidad evidente, como perlas perdidas en ese mar de horrores, nuestro fabricante de historias admite que Chávez es un genio político de largo aliento; que no es cruel ni sanguinario; que tiene carisma y vocación social, y que en la Venezuela actual nadie ha sido muerto por ideas ni creencias (desde el lado oficial, cabe acotar), la libertad religiosa continúa y la educación católica funciona. ¡Ah caray! ¿Entonces, en qué quedamos? ¿No que el tal Chávez era un Hitler/Mussolini/Stalin redomado? Pero habría que añadir, también, que en el “totalitarismo” chavista no hay un solo preso político, desaparecido, ejecutado, ni una radiodifusora, televisión o diario clausurado, o periodista censurado. Eso para Krauze es prescindible.

Junto a esos silencios, producto de una selección parcial y la manipulación de datos, Krauze omite otros factores que resultan significativos. Aparte de lo que Hegel llamó la “papilla del corazón”, que oculta la realidad de miseria y desolación de la Venezuela prechavista, y del humanitarismo falsamente sublime de algunas de sus fuentes: el candoroso padre Luis Ugalde, rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB); el memorioso obispo de Mérida, Baltazar Porras; el modélico Teodoro Petkoff, prototipo de la “izquierda democrática y liberal moderna” que quiere la derecha, y el estudiante blindado, Yon Goicochea, nuestro conservador ilustrado nos priva de información clave. No dice, por ejemplo, si fue una simple ocurrencia, que envuelto en la euforia antichavista de sus amigos de El Nacional, durante su primer viaje a Caracas, sugiriera él mismo crear el Movimiento 2 de Diciembre Democracia y Libertad. Según consigna Antonio Sánchez García, quien asistió al desayuno criollo en lo de Simón Alberto Consalvi, la propuesta de Krauze “no cayó en saco roto”. ¿Organizador activista transfronterizo nuestro intelectual empresario?

Otra cuestión llama la atención: cuando habla de Yon Goicochea y los estudiantes “humanistas, cívicos, reformadores, pacifistas” del padre Ugalde, el rector de la conservadora UCAB –que encarnan, dice Krauze, una esperanza de reconciliación en la Venezuela confrontada por el odio, el resentimiento y la insidia de las “turbas chavistas” y su liderazgo mesiánico–, afirma que fueron el factor clave de la “resistencia” ante el fraude que se maquinaba y el derrotismo de algunos opositores.

en el lenguaje de la ex Yugoslavia, resistencia se escribe Otpor. Y Optor fue el nombre de la organización que organizó el golpe de Estado suave contra Slobodan Milosevic, que por razones geopolíticas y geoeconómicas patrocinaron la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el Instituto Republicano Internacional que presidía John McCain y otras agencias de Washington, con apoyo de la Fundación Konrad Adenauer, del partido democristiano alemán (el de la señora Merkel) y la fundación FAES, de José María Aznar. La técnica del golpe suave, aplicada por las revoluciones de colores (naranja en Ucrania, rosa en Georgia, tulipán en Kyrgyztan), estaba siendo ensayada contra Chávez con el nombre de “revolución caléndula”, en los días que Krauze estuvo en Caracas. Lo divulgó la firma texana Stratfor, la de México como Estado fallido.

Sólo que el “golpe continuado” en Venezuela, como lo llama Rangel, estaba siendo operado por Porras, Ugalde y el Opus Dei. Ellos fabricaron un movimiento estudiantil como “arma comunicacional” y “para calentar la calle”, según afirman de manera abierta los partidos del Movimiento 2D, el que bautizó Krauze. ¿Y saben qué gritaban los buenos muchachos de Goicochea, cuando pretendieron incendiar la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Central, con 150 estudiantes adentro? “¡Van a morir, van a morir! ¡Los chavistas van a morir!”. ¿Libro por encargo? No sé. Pero este 15 de febrero hay otro referendo en Venezuela.

Gonzalo Martínez Corbalá
La crisis no empezó ahora

gonzalotoribio@prodigy.net.mx
Cuando hablamos de crisis, nos referimos en términos generales a la definición básica de Norberto Bobbio, quien la define “como un momento de ruptura en el funcionamiento de un sistema, un cambio cualitativo, una vuelta sorpresiva, y a veces hasta violenta, y no esperada, en el modelo según el cual se desarrollan las interacciones del sistema. Las crisis son actualmente caracterizadas por tres elementos. Ante todo por el carácter instantáneo, frecuentemente imprevisible; en segundo lugar destaca su duración, a menudo limitada, y finalmente, su incidencia sobre el funcionamiento del sistema.
Acudimos al artículo que escribí para La Jornada (“La crisis global”, 13/10/08): “El lunes 29 de septiembre, antes de que sonara la campana para abrir la sesión en la bolsa de Nueva York, se iniciaba con sombríos presagios lo que siete horas y media después habría de convertirse en una pérdida de 1.2 billones de dólares que se habían esfumado del mercado de la bolsa en Estados Unidos. El problema empezó 24 horas antes en Asia, lo que se convirtió en el día más negro para Wall Street desde 1987, cuando quebró ésta”. Para el martes siguiente, se había atribuido al hecho de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos, con el voto mayoritario de demócratas y republicanos, había rechazado el plan de rescate del sistema financiero por el cual el presidente George W. Bush había solicitado más de 700 mil millones de dólares con la intención de evitar una crisis de proporciones inimaginables que se conoce en estos días como el lunes negro de la bolsa de Nueva York, y había de producir tal incertidumbre que nadie se atrevía a anticipar lo que podría pasar después.
Y nos referimos también al encabezado de El País, que decía: “fracasa rescate de Wall Street”, al tiempo que anunciaba que el terremoto financiero golpeaba el corazón de la Unión Europea y que los gobiernos promoverían el rescate de bancos en Bélgica, Reino Unido y Alemania (Antonio Caño y Andreu Misse, El País). Finalmente, se aprobaría el más grande rescate de la historia hasta el momento, aliviando la crisis mundial, de modo que no hay nada nuevo bajo el sol. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea alertaban ya acerca del riesgo que significaría que se presentara una crisis financiera mundial, enfatizando que “el mundo está al borde de una recesión”, advertía el director del FMI, institución que junto con el Banco Mundial y la Unión Europea reclamaban de los gobiernos acciones conjuntas para evitarlo. A pesar de todo ello, El País informaba en su primera plana que “la crisis mundial se agudiza pese a los planes de emergencia de Estados Unidos y la Unión Europea”
Ya va siendo necesario que en los inicios del año 2009 se busquen las causas profundas que han llevado a esta situación en todo el mundo, sin dejar de recordar lo dicho por el propio Alan Greenspan: “no solamente las instituciones financieras, así como los individuos se transformaron en menos vulnerables ante los shocks de los factores implícitos de riesgo, también el sistema financiero, como un todo, ha llegado a ser más resistente”, declaración con la que mostró una ceguera y una falta de autocrítica verdaderamente descomunales días después de que apareciera con gran despliegue de publicidad su libro con su retrato en la portada.
George Soros, el prominente financiero, se abstuvo de manejar fondos derivados a los que se atribuye haberse constituido en sus orígenes como el meollo de lo que habría de ser después la actual crisis de dimensiones geográficas históricas imprevisibles. Lo mismo que el conocido financiero Warren E. Buffet vino diciendo desde cinco años atrás: que son “armas financieras de destrucción masiva, potencialmente mortales”.
Creo que ha quedado demostrada la tesis de la estabilidad relativa de José Ferrater Mora, la cual establece como un hecho que las crisis operan en forma de oleadas que se extienden y a la vez se remansan, sin alcanzar un momento completamente estable, sino que, por el contrario, continúan de esta manera generando nuevos periodos de inestabilidad que acusan síntomas muy claros entre una situación histórica. La crisis es una verdad ya reconocida por los intelectuales y los especialistas en diversas disciplinas, sobre todo por quienes más la sufren, quienes no son por cierto los directores de los grandes bancos e instituciones financieras, sino los obreros que por miles están siendo despedidos tanto en Estados Unidos como en Europa por las grandes empresas. La realidad brutal es la presencia ya indiscutible de una crisis de carácter mundial de dimensiones históricas, que no es nueva, como hemos tratado de mostrar, pues para nosotros la crisis empezó con el principio del siglo, y pudo haberse evitado si se hubieran tomado medidas por lo menos no tan equívocas como las recomendadas por el señor Greenspan y las llevadas a cabo por el señor Bush, por la guerra de Irak y de Afganistán, pudo haberse así evitado alguna de las más graves consecuencias de orden financiero, así como en lo referente a la pérdida progresiva de fuentes de trabajo en cantidades ya verdaderamente alarmantes en todo el mundo.
Y por supuesto que para México no puede haber excepciones, pues la deflación de la economía de Estados Unidos, así como la inflación nos producen grandes problemas en lo que se refiere a los índices de desempleo y a las remesas disminuidas de nuestros compatriotas desde todo Estados Unidos, por decir lo menos, de los golpes a nuestra economía a los que estamos expuestos.

John M. Ackerman

¿IFE fallido?

http://johnackerman.blogspot.com/

Tuvieron que pasar 10 largos días desde el abierto desafío lanzado por las televisoras en contra del Estado mexicano para que el Instituto Federal Electoral (IFE) se decidiera a iniciar hoy la investigación formal del caso. En lugar de responder inmediata y enérgicamente frente a estos actos claramente violatorios a la ley, los consejeros electorales prefirieron gastar su tiempo la semana pasada con una serie de desplegados, declaraciones, reuniones y solicitudes de información que no tuvieron relevancia jurídica alguna. Tal tibieza por parte de la autoridad únicamente sirvió para regalarle tiempo sumamente valioso a las corporaciones televisivas, que ellas sí utilizaron para armar su defensa jurídica.
La primera respuesta del IFE, el desplegado publicado el día de la Candelaria, fue una irresponsabilidad, por decir lo menos. En este vergonzoso documento, la institución abdicó de su obligación de velar por el cumplimiento de la ley y prefirió deslindarse de las acciones de los medios de comunicación. Como un policía indolente que al atestiguar un asesinato se dedica a ahuyentar a los curiosos en lugar de perseguir al delincuente, con su desplegado la máxima autoridad en materia electoral se limitó a ser un simple espectador del proceso electoral.

Acto seguido, los consejeros pasaron de ser meros observadores a convertirse en víctimas pusilánimes. En respuesta a la golpiza que las televisoras le propinaron, el IFE balbuceó que este comportamiento era “atípico” y solicitó una explicación por escrito. Ingenuamente, los consejeros aceptaron la versión inicial de las televisoras, como si todo hubiera sido el resultado de una gran confusión.

El colofón fue la reunión celebrada en las oficinas de la Secretaría de Gobernación el miércoles pasado. Si el IFE hubiese iniciado el procedimiento sancionador en tiempo y forma, las televisoras ya habrían tenido que comparecer ante el instituto electoral. Pero en lugar de tener que someterse a la autoridad, los representantes de Televisa y Tv Azteca se dieron el lujo de “dialogar” tranquilamente con el consejero presidente en el despacho de Fernando Gómez Mont, amigo de las empresas televisoras. Tal como ocurrió en los tiempos de Luis Carlos Ugalde, el IFE de nuevo ha declinado su responsabilidad de garantizar la aplicación la ley y de paso ha anulado su autonomía al ser un invitado más en la mesa de una negociación política.

El viernes pasado, el IFE finalmente decidió que sí había materia para emprender una investigación formal del caso, pero inexplicablemente decidió posponer el inicio del proceso sancionador para hoy. Habría que recordarles a los señores consejeros que durante los procesos electorales absolutamente todos los días y horas son hábiles, así que no había razón alguna para tomarse el fin de semana. Pareciera que una vez más la autoridad electoral simplemente quiso demostrar su generosidad hacia las televisoras. Asimismo, los consejeros se negaron a emitir medidas cautelares para obligar a los medios a modificar su comportamiento hasta que el instituto tome su decisión final.

No hay duda de que el comportamiento de las televisoras viola la ley electoral. El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) prohíbe que los medios de comunicación modifiquen las pautas. También señala explícitamente que se debe sancionar “la manipulación o superposición de la propaganda electoral o los programas de los partidos políticos con el fin de alterar o distorsionar su sentido original o denigrar a las instituciones, a los partidos políticos” (artículo 350, (d)). La interrupción de programas de televisión, el agrupamiento de los espots y la inclusión de una “cortinilla” que busca desprestigiar al IFE, los partidos políticos, los legisladores federales y hasta al gobierno federal, evidentemente forman parte de una estrategia para darle la vuelta a la legislación electoral y “denigrar a las instituciones y a los partidos políticos”.

Televisa y Tv Azteca han sostenido que se les avisó muy tarde y que no les quedó otra más que interrumpir la transmisión deportiva. Ello es falso, ya que las pautas fueron enviadas a los medios con un mes de anticipación. Asimismo, el Reglamento de Acceso a Radio y Televisión en Materia Electoral permite la modificación de las pautas en caso de “eventos extraordinarios y de interés general”, siempre y cuando el concesionario lo solicite por escrito. Además, en el pasado reciente el IFE ha sido flexible hasta el extremo al respecto, permitiendo en ocasiones una tolerancia de hasta 25 minutos antes y después de la hora pautada.

Siguiendo el ejemplo de Felipe Calderón, quien en el aniversario de la Constitución cuestionó el “catastrofismo” y denostó a quienes buscan “ver debilitada a la nación y a las instituciones”, la semana pasada el consejero presidente Leonardo Valdés también reclamó que se trate “de disminuir, deteriorar o minar la credibilidad de las instituciones”, y afirmó que es “necesario generar confianza en las instituciones nacionales y no minarlas”.

Pero Calderón, Valdés y el séquito de expertos en materia electoral que rodea a este último, se equivocan si creen que la mejor forma para fortalecer al Estado es por medio de un respaldo ciego y acrítico. Al contrario, quienes realmente estamos por el fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas debemos ejercer la crítica constante, pues ésta constituye un elemento esencial en la reconstrucción de nuestras instituciones fallidas.

Iván Restrepo
Cancún: delitos ambientales y corrupción

Los recientes asesinatos pusieron otra vez a Cancún en la mira de la opinión pública. Además de violencia e inseguridad, la ciudad que alberga casi un millón de habitantes registra altos niveles de marginalidad, distanciamiento extremo entre la lujosa zona hotelera y donde viven los pobres que trabajan en ella; escandalosas muestras de corrupción oficial y privada (el anterior presidente municipal es un buen ejemplo), baja calidad de vida, elevado alcoholismo y drogadicción.

El polo turístico que las autoridades promueven como de excelencia, es campeón nacional en suicidios, especialmente de gente humilde. Oficialmente al fin se reconoce que Cancún creció más allá de sus posibilidades y se encuentra sobresaturado; que se construyeron 70 por ciento más cuartos de los autorizados; que descendió en la lista internacional de sitios turísticos de calidad.

Se ignoraron las voces que oportunamente pidieron no crecer sin control y mejor consolidar lo hecho para no arriesgar el futuro del destino vacacional que, junto con su vecina, la Riviera Maya, es la fuente de divisas turísticas más importantes de México. Se olvidó la fragilidad ecológica del norte de Quintana Roo y las limitaciones que imponen el medio ambiente y los recursos naturales. Cuatro ejemplos.

1. Un presidente municipal, Carlos Canabal y el cabildo a su servicio, autorizaron el cambio de uso del suelo para que una empresa (Bay View Grand) hiciera el megadesarrollo Grand Island. Comprende más de mil condominios (distribuidos en 16 torres de 20 pisos cada una), 94 town houses, 20 residencias y los servicios conexos. La protesta ciudadana logró hace dos años detener el proyecto por las numerosas irregularidades que lo sustentan y por los efectos negativos en lo ecológico. Sin embargo, un juez federal recientemente concedió un amparo a los dueños de Grand Island para que prosigan con su negocio

2. El actual edil, Gregorio Sánchez, quien gobierna en nombre del PRD, pretende construir una nueva ciudad al norte de la actual, para albergar a más de 200 mil habitantes. Debe estar lista cuando Sánchez deje su cargo. Está muy bien edificar 50 mil viviendas unifamiliares para los más necesitados, pero no en una zona clave para la captación de agua y cuando afectaría dos áreas naturales protegidas: el sistema lagunar Chacmochuc y la laguna Manatí. Igualmente criticable es la densidad extrema de la nueva ciudad y el tamaño de las viviendas: más de 100 por hectárea (el doble de lo que dicta la sensatez), y cada casa, con 40 metros de superficie. Con razón ya las nombran: “Las sardinas”, “Las caballerizas” y “Los saunas de los mayas”, por la humedad y el calor que hace en Quintana Roo la mayor parte del año.

3. El actual cabildo aprobó un plan de desarrollo urbano para Puerto Morelos, 30 kilómetros al sur de Cancún. Entre otras cosas, autoriza incrementar la densidad de 40 a 60 viviendas por hectárea. La población y sus autoridades se opusieron al plan, pues da luz verde a las compañías especializadas en levantar hoteles y condominios sin respetar el medio y por poner en peligro la barrera de arrecifes situada frente a la costa del lugar. Es la más importante del Caribe mexicano. Si hoy los 15 mil residentes de Puerto Morelos tienen problemas de abasto de agua y otros servicios, es de imaginar cuando en 20 años sean 150 mil, como se contempla en el plan de “desarrollo” urbano.

4. La publicidad invita a disfrutar las playas de Cancún. Pero el mar y los huracanes se las llevaron. En el mar y los bolsillos de algunos están los 20 millones de dólares de recursos públicos que hace un par de años se gastaron en el programa de recuperación de playas. Ahora se propone otro, muy cuestionado también, con dinero público. Lo promueven las fuerzas vivas de la ciudad, es decir, quienes controlan la actividad turística. Las encabeza el señor Fernando García Zaldivea, de arraigada estirpe panista, el mismo que, para crearle playa artificial a su hotel, puso espigones prohibidos por la legislación.
En Cancún urge combatir el crimen organizado, la corrupción oficial y privada. También otros delitos, como los ambientales. Pero sobre todo, la pobreza y la impunidad.

León Bendesky

Congruencia

leon@jornada.com.mx
De acuerdo con las condiciones actuales puede preverse que el ritmo de la actividad productiva en México decrezca en el orden de 2 por ciento en este año. Por supuesto que estas proyecciones deberán revisarse de manera constante durante los próximos meses, pues los síntomas del deterioro económico general se agravan.

En prácticamente todos los países ha habido intervenciones gubernamentales en diversas escalas para intentar frenar la recesión en curso. El programa fiscal de la administración de Obama es especialmente relevante por su magnitud y el significado de la economía estadunidense en el entorno global. Para México es de gran relevancia por el efecto de arrastre o de freno que tiene sobre esta economía.
En el debate del Congreso en Washington se advierte una enorme resistencia para apreciar la magnitud de la crisis. Esto tiene que ver tanto con los términos técnicos de la gestión pública como con las implicaciones de la ideología conservadora.

En primer término la disciplina de la economía está en general pasmada en un modo de pensamiento cada vez más irrelevante, debido al surgimiento y las repercusiones de esta crisis.

En segundo lugar, ideología conservadora que prevaleció en ese país durante los ocho últimos años, pero que ha sentado el tono del debate político y social desde los años 80 con el gobierno de Reagan, se ha agotado y se abre un periodo de recambio aun incierto.

La economía de Estados Unidos creció el año pasado 1.2 por ciento. Pero de desaceleración se fue agravando en el segundo semestre. Este año la tasa de expansión productiva será negativa en alrededor de 2 por ciento, según las tendencias actuales, que pueden cambiar para mal rápidamente.

El plan de gasto masivo para estimular la economía va a tardar en surtir algún efecto a partir de que empiece a ejercerse. Los republicanos y otros conservadores critican su asignación con una miopía muy grande. Quieren reducción de impuestos para que la gente gaste, pero en el entorno que prevalece ése no es el estímulo que se requiere.

Éste no es momento de seguir pensando de manera convencional, ese tipo de sabiduría está ahora rebasada por la realidad de los mercados. También lo está el modelo de organización social impulsado desde Chicago a partir de los años 70. Es momento de recrear las nociones clave de algún reordenamiento de la vida colectiva.

Todavía en este momento se oyen reminiscencias de la tesis de que el mayor gasto del gobierno tiende a inhibir el gasto del sector privado. ¡Vaya!, pero si eso es precisamente lo que no hay: los bancos no prestan, las empresas no invierten sino que acumulan inventarios y las familias no gastan. La política monetaria se hace cada vez más ineficaz y no hay muchas opciones más que un revivido keynesianismo que debe ser reformulado para las condiciones hoy vigentes.

La enorme cantidad de dinero inyectada por los gobiernos mediante los ministerios de Hacienda y los bancos centrales no ha conseguido reencender la marcha de los mercados que están noqueados. Si no se dejan de lado los prejuicios sobre la magnitud de la crisis no habrá la congruencia necesaria para hacerle frente.

Aun persiste el riesgo de una deflación, el crecimiento negativo de los precios. Esto complicaría las cosas frenando aún más el gasto en los mercados. La experiencia de Japón durante casi toda la década de 1990 es ilustrativa. Pero ahora se trata de prácticamente todas las economías más desarrolladas y con mecanismos de transmisión muy fuertes hacia el resto.

Se está haciendo política económica en un marco muy incierto. Y lo que se observa es, precisamente, mucha incongruencia. Ése es el mismo escenario que existe en México. Este año se perderán producción y empleo, habrá mucha presión sobre el fisco y sobre el valor del peso.

Tampoco se ve mucha congruencia interna, lo que perjudica la posibilidad de fijar una estrategia y acciones consistentes con la situación. La discrepancia entre las previsiones de Hacienda y del Banco de México son grandes y muy llamativas.

Esto crea confusión y resta capacidad de liderazgo al gobierno. En el extremo se encuentra la Secretaría de Economía en la que su titular cree que México es el centro del mundo y será el país que saldrá más fortalecido de la crisis. Entre los grandes bancos comerciales aún se piensa que todo va muy bien para ellos. Los empresarios organizados no aciertan a fijar una posición mínimamente consistente.

La discrepancia entre lo que se propone desde el gobierno y lo que se experimenta entre la gente tiende a crecer, y si no se entrega lo que se ofrece, como bien puede ocurrir, las fricciones van a crecer. Una mayor consistencia y claridad son necesarias.

Ésta no es la crisis de 1995 ni es como las anteriores desde 1976. Además, los escenarios previstos pueden cambiar rápidamente. Entre los funcionarios públicos encargados de las finanzas no se aprecia ninguna voluntad de adaptación a estas nuevas condiciones. Más allá de eso no parecen tener la capacidad de adaptación requerida, hacen de anclas.

No se olvide que como pícaramente dijo Einstein: “La razón de la existencia del tiempo es que las cosas no pasen todas de una sola vez”. El curso de la crisis es hoy el centro del quehacer y del debate políticos en el país. ¿Lo entenderán los políticos? A todos nos quedan muchas dudas.

Hermann Bellinghausen
Calderón y Marín en el país de las maravillas

El 14 de febrero se cumplen tres años de que se reveló la historia infame del “góber precioso” que conmovió a la opinión pública y al sistema político. Ese día, La Jornada publicó un reportaje de Blanche Petrich que exhibía al gobernador de Puebla, Mario Marín, como cómplice (al menos) de la red de pederastas incrustados en el poder que vejó, encarceló y pudo matar a Lydia Cacho por documentar los delitos de esa gente.

En febrero de 2006 el país estaba inundado de campañas electorales. A cambio del voto, los candidatos decían a los ciudadanos lo que quisieran escuchar, en un juego de prometer y mentir. Como las grabaciones que inculpaban a Marín se divulgaron masivamente por radio y televisión, en las altas esferas se rasgaron tantas vestiduras que los almacenes exclusivos de ropa experimentaron un repunte de ventas fuera de temporada.

Antes de tres días, el entonces candidato panista Felipe Calderón Hinojosa ya había adoptado una postura oportuna, firme e histriónicamente ética: él, en persona, fue a demandar ante el Congreso poblano que se juzgara al mandatario priísta. Adherentes de la otra campaña en Puebla resucitan ahora, como escueta ayuda de memoria, un cable de la agencia gubernamental Notimex del día 17, donde se informa que el candidato de Acción Nacional a la Presidencia de la República presentó una solicitud de juicio político contra el gobernador Marín.
“Ante la ausencia de personal de la Oficialía de Partes, el abanderado panista entregó el documento a la presidenta de la Mesa Directiva del Congreso estatal, María de los Ángeles Gómez, en el que exige que se enjuicie a Marín en torno a las conversaciones sostenidas con (el empresario maquilero) Kamel Nacif contra la periodista Lydia Cacho.”

Notimex registra la presencia de 100 reporteros, camarógrafos y fotógrafos, “lo que originó incluso el cierre de calles y bloqueo del tráfico vehicular”. Fue tal el tumulto que, “aunque Calderón mostró la disposición para hacer declaraciones, fue imposible por la cantidad de reporteros”. El aspirante presidencial “salió en medio de una oleada de periodistas” y “abordó la camioneta que lo transporta, custodiado por elementos del Estado Mayor Presidencial” (que ya como aspirante lo cuidaba).

Todo mundo lo vio y escuchó. El mismo día, Calderón Hinojosa inauguró su casa de campaña en Cholula. Abundaba el cable: “Un cúmulo de simpatizantes gritaba en torno a los hechos presuntamente protagonizados por el gobernador Marín, ‘¡que se vaya, que se vaya!’ No se hicieron esperar las manifestaciones en apoyo a la postura que el aspirante presidencial panista tomó en este caso, al que calificó como ‘terrible violación, atropello a los poblanos y a todo México’”.

El candidato advirtió: “Si permitimos que ese atropello se consume y quede impune, también ocurrirá en otras partes”, porque Marín, explicaba Calderón, “violentó la justicia con base en la petición expresa de un empresario”.

El candidato andaba inspirado. Aclaró que no se trataba sólo de defender a la periodista, “sino también de la violación” a menores de edad: “Queremos que se juzgue el atropello de los derechos humanos de todos los mexicanos representados en la persona de Lydia Cacho”. Además, “puntualizó que ésa fue la razón central que lo llevó a presentar la demanda de juicio político”, concluía la información.

En este país en poder de la impunidad, quienes mayores cuotas de ella han alcanzado dentro de la ley son ciertos gobernadores priístas que cometen delitos de manera sostenida y sin escatimar la violencia ilegal donde no funcionan el chayote, la manipulación económica de la población, las amenazas y el mareo con estrellas y propaganda impúdica desde los monopolios televisivos.

El rating de estos intocables lo encabezan el poblano Marín, el oaxaqueño Ulises Ruiz y el mexiquense Enrique Peña Nieto. Con los dos últimos Calderón ha colaborado en sus acciones represivas y su manera de hacer negocios, como candidato, como presidente “electo” y luego en funciones. Justo es reconocer que de éstos nunca se quejó, como sí lo hizo del primero.

Pero el pragmatismo todo lo nivela. Ya en Los Pinos, no le ha hecho el feo al otrora juzgable señor Marín. Juntos inauguran obras, anuncian cosas, presencian espectáculos típicos, firman documentos. Se sonríen. El gobierno paga boletines para que todos veamos que no pasa nada. Nada.

Y por aquello de arráncame el recuerdo: por poco y compite este año en los Óscares, en nombre de México, la película más costosa del sexenio, y dicen que de la historia, feminista además, patrocinada por ese gobierno de Puebla. Y todos contentos.

Lydia Cacho

Plan B0

Objetores de conciencia

Una familia llega a emergencias del Seguro Social con su hijo en brazos, el médico que le atiende sabe que debe hacer una transfusión sanguínea; pero asegura que desde su punto de vista religioso inyectar sangre de una persona a otra es un pecado, Dios es el único que debe y puede decidir si una persona vive o se muere.

Este médico hace una objeción de conciencia, las enfermeras se quedan calladas, los padres insisten en el derecho a la salud. Por desgracia, en el Seguro Social hay sobredemanda de servicios y nadie les escucha. Las implicaciones jurídicas de un médico impidiendo el derecho a la salud del niño, a razón de sus valores religiosos, son claras y la sociedad actuaría de inmediato.

En marzo del 2008 George Bush, ex presidente de Estados Unidos, apoyó desde la Casa Blanca a su secretario de Salud, Michael Leavitt, para que los médicos que atienden a mujeres y niñas víctimas de violencia sexual que quedaron inseminadas por su violador, pudieran negarse a hacer la interrupción legal del embarazo.

El Estado norteamericano había legalizado años antes el derecho de las víctimas de violación a no gestar un producto inseminado involuntaria y violentamente en su cuerpo. También la ley respetaba la objeción moral de los médicos, pero exigía que éstos refirieran a la paciente de inmediato con servicios de salud que sí respetaran la decisión de la víctima de violación. Bush y su gabinete de Salud violentaron la ley y el voto de las mayorías, imponiendo decisiones personales y religiosas. Leavitt pidió que los médicos pudieran no solamente negar el acceso a otro servicio médico, sino también desacreditar la existencia de la violación misma. Además intentaba retirar el castigo, en caso de que el médico negara referir a su paciente.

Los grupos ultraconservadores llevaron esta batalla al territorio de la manipulación emocional y religiosa, así como a la descalificación escandalosa y violenta. El desgaste fue brutal para millones de personas. A pesar de todo, quedó claro que las mujeres y niñas violadas tienen un derecho inalienable a tomar decisiones sobre su salud sexual y reproductiva. Un médico no es juez para determinar si existió o no una violación.

El problema con la objeción moral, en cuanto a la terminación del embarazo por violación, es mayúsculo. Violar nuevamente los derechos de las víctimas negando el suceso traumático, exigirles que usen su cuerpo como incubadora del semen de un sujeto violento que por la fuerza les inseminó, parecería un argumento medieval, pero es una campaña global del siglo XXI.

La Secretaría de Salud mexicana, avalada por asesores jurídicos de Felipe Calderón, acaba de hacer exactamente la misma jugada que Bush y Leavitt, pero con la Norma Oficial de Salud 046.

En marzo de 2006 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) exigió al gobierno mexicano que respetara el derecho a terminar un embarazo forzado por violación. Tres años después, luego del discurso de Calderón ante el tercer Congreso Mundial de las Familias, a escondidas, Presidencia y Salud cambiaron las palabras claves, como los estadounidenses, para dejar a las mujeres abandonadas por la ley y los servicios de salud.

Las viejas tácticas de firmar tratados y leyes contra la violencia hacia mujeres con la mano izquierda frente a medios internacionales, sólo para quebrantar leyes y derechos humanos con la mano derecha. Les toca al Congreso de la Unión y a la sociedad decidir si aceptan, o no, otro engaño presidencial.

Leonardo Curzio

República patética

Más que un Estado fallido, me parece que nos encontramos frente a una República patética. Patética en el sentido más literal de la palabra y República en el sentido etimológico de la misma. Carecemos, al parecer, de un cuerpo de valores que nos permitan articular algo que los teóricos del poder llaman la voluntad nacional. No existe posibilidad de desplegar grandeza en un país dominado por los intereses inmediatos o, como los llamaba Ortega y Gasset, el particularismo.

Cada quien lo suyo. La sabiduría salomónica preconiza que frente al dilema de dividir a un hijo en dos mitades, la verdadera madre optará siempre por su sacrificio y la salvación del hijo. La capacidad de sacrificio es patrimonio de quienes tienen sentimientos superiores a sus intereses inmediatos. La constante en esta República ha sido la defensa de los particularismos y que parta el hijo.

No quiero asumir el papel del “ciudadano impecable” que desde la columna periodística acusa a todos de no hacer lo que les corresponde, ya hay muchos (as) que juegan ese papel de plañideras profesionales. Lo que no puedo es evitar constatar que ante la crisis que vivimos y que amenaza con destruir el patrimonio de millones y hacer retroceder varios años la lucha contra la pobreza y la desigualdad, los diferentes grupos que integran las fuerzas económicas y políticas parecen más interesados en una combinación de “sálvese quien pueda, pero yo primero” y “me alegro de que sea una grave crisis porque ya se los había dicho”.
No quiero detenerme en esa declaración de ultratumba de Joaquín Gamboa Pascoe, diciendo que la reforma laboral no pasa por la renovación del sindicalismo corrupto y vetusto. Tampoco me quiero detener en quienes hoy están especulando contra el poder adquisitivo del peso, pero tampoco puedo cerrar los ojos ante tamañas felonías. Más que un Estado fallido, somos una República de la que es lícito extraer, es decir mamar, lo que se pueda y hasta donde se pueda.

No quisiera extenderme tampoco en la actitud desafiante de las televisoras que vuelven a demostrar que el único México que les preocupa es el suyo. Pregonan la cultura de la legalidad, pero cuando son llamadas a capítulo, entonces es lícito hacer escarnio de la autoridad. ¡Qué tiempos, qué costumbres!

No quisiera tampoco extenderme en el patetismo de un sector empresarial acostumbrado a vivir en gran medida de las exenciones fiscales, pedir más apoyos: ¿en qué país del mundo los ciudadanos piden que se derogue un impuesto de control por el que pagan, en principio, menos de 10 puntos porcentuales que el Impuesto Sobre la Renta? La respuesta es simple y luminosa: siempre han pagado tipos inferiores o han utilizado el fisco para pagar sus coches, sus comidas, sus viajes, sus regalos. ¿De qué otra manera se podría entender el lloriqueo contra el IETU? Eso sí, todo revestido de un discurso de emergencia.

¿Qué hace una República cuando sus ciudadanos más acaudalados en vez de dar, exigen apoyo; en vez de innovar, reclaman subsidios al diesel? Allí no les preocupa la violación de las leyes del mercado. El drama de México estriba en la inveterada incapacidad para tener un propósito común. Son 200 años de vida independiente y nos comportamos como si fuéramos colonizadores recién llegados, no como ciudadanos de este país. Entiendo que un sector de las élites sigue pensando que su solución en el fondo es emigrar a Miami o San Diego, ¿pero acabarán aceptándonos a todos?
Analista político

Manuel Camacho Solís

Par de ases
Conforme avanzan la crisis económica y el calendario electoral de 2009, se perfilan dos escenarios políticos: que vayamos a una elección de más de lo mismo; o que la crisis modifique el escenario inercial.

Lo más probable es que vayamos a una elección inercial. Que las tensiones mayores se den en el segundo semestre. A eso apuesta el PAN: a sobrevivir. A eso apuesta el PRI: a tener una mejoría que le permita generar expectativas positivas para mantener intacta su coalición de intereses, sin aspirar realmente a gobernar la crisis. A eso parece apostar la izquierda a partir de sus divisiones: a que sobrevivan los partidos y el movimiento.

Sin embargo, ya empieza a configurarse un escenario diferente. Crece la posibilidad de que 2009 pueda ser otra cosa. En el excelente reportaje que publicó Elisabeth Malkin, en The New York Times, donde vincula el declive de la economía mexicana con la posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador resurja, cita a Federico Estévez, del ITAM, quien con agudeza sostiene que “México es un país fundamentalmente conservador”, pero que “en 2009 las cartas son diferentes”. “Pienso que ellos (la izquierda) se están guardando una carta no prevista o que tienen un par de ases”. Considera que para ello es indispensable el reagrupamiento de la izquierda en torno a la agenda económica antes de las elecciones de 2009. Tiene razón.

Ni al PAN ni al PRI les conviene una sorpresa. La izquierda es quien puede hacer la diferencia. Como ya no es viable una solución completa, orgánica; es decir, competir como Frente Amplio en las elecciones federales y en los estados, lo menos que habría que esperar es que las fuerzas progresistas definan una estrategia común para beneficiarse de las nuevas condiciones y abrir desde ahora la posibilidad de una nueva convergencia después de las elecciones, en vistas de una crisis que puede agravarse y en el horizonte de la sucesión presidencial de 2012.

La carta escondida de la izquierda que Andrés Manuel López Obrador y los partidos del Frente Amplio Progresista tienen es no permitir que la pequeña política arruine la oportunidad de su recuperación. No está fácil superar la competencia por los mismos votos. Ni la tensión entre calle, el parlamento y la búsqueda de votos. Ni las debilidades orgánicas que en buena medida explican el desenlace de división.

Pero tampoco es imposible imaginar que las movilizaciones no rebasen el límite que arruinaría una estrategia electoral. Que pueda comprometerse desde ahora una coalición parlamentaria para la próxima Legislatura. Que pueda haber acuerdos pragmáticos entre los partidos en los distritos con posibilidades de triunfo, como los del DF. Que pueda conformarse un grupo de candidatos cuyo peso contribuya a restablecer la unidad. Y que haya una plataforma propositiva común frente a la emergencia económica que responda a los damnificados de la crisis y a sectores amplios de la clase media y el empresariado. Todo pasa por una definición de fondo: se aspira a gobernar a México, no a quedarse con el liderazgo de la izquierda.

Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista

Ricardo Raphael

Hacienda suplantada

En gran parte del territorio nacional las autoridades fiscales están siendo desplazadas por recaudadores privados de impuestos que son mucho más eficaces a la hora de ejercer su muy peculiar oficio.

Son cada día más los mexicanos que, a la lista de contribuciones tales como el IVA, el ISR, el IETU o el Predial, han debido sumar el pago del narco-impuesto.
En los hechos, las autoridades adscritas a la Hacienda Pública han extraviado su monopolio legal porque hoy las redes del crimen organizado compiten exitosamente por la atribución impositiva.

Denuncias a propósito de esta grave circunstancia aparecen crecientemente en las páginas de los diarios locales, sin que las autoridades federales —responsables de conjurarla—, se hayan servido tomar nota seria sobre el asunto.

El pasado 19 de enero, nuestra colaboradora Lydia Cacho denunció en estas páginas la manera en que los nuevos recaudadores actúan en Playa del Carmen, Quintana Roo. A los propietarios de comercios establecidos en la 5ª Avenida de esa localidad les piden alrededor de 30 mil pesos mensuales a cambio de evitarles molestias por parte de los sicarios. Ahora que, si se trata de hoteles de cinco estrellas, el narco-impuesto alcanza la estratosférica suma de 50 mil dólares mensuales.

En Tampico, Tamaulipas, los concesionarios de automóviles están obligados a donar hasta dos camionetas de lujo al mes a cambio de idénticos beneficios. En Veracruz esta plaga golpea también. Alberto J. Olvera denunció el pasado 9 de enero, en esta sección, la mecánica recaudatoria de las mafias en su entidad.

Si los comerciantes o los restauranteros, los ganaderos o los dueños de pequeñas propiedades rurales, entre tantos otros, no acceden a cubrir las cuotas requeridas, los narco-cobradores recurren al secuestro, al cierre temporal de los establecimientos o de plano, al asesinato. Afirma Olvera que esto último fue lo que les ocurrió a dos líderes del comercio ambulante en las ciudades de Xalapa y Minatitlán, durante el mes de septiembre del año pasado.

Tales historias aquí recogidas se expresan y multiplican en Morelia, Zacatecas, Ciudad Juárez, Tijuana y así, en cada una de las poblaciones donde el Estado mexicano no gobierna más. Lugares en los cuales la autoridad legal ha sido sustituida por otra, cuya eficacia para proveer seguridad a cambio de contribuciones particulares ha dejado de ser excepcional.

Mientras tanto, las impertérritas autoridades policíacas permanecen cruzadas de brazos, o de plano han terminado aliadas con sus nuevos y muy poderosos patrones. Lydia Cacho recoge el testimonio de una comerciante de Playa del Carmen quien, al acudir ante el jefe municipal de la policía para denunciar el acto de extorsión al que estaba siendo sometida, obtuvo la siguiente respuesta: “Son los Zetas, no se puede hacer nada, denles lo que puedan.”

Si el Estado no sirve para cobrar impuestos y tampoco para ofrecer, en intercambio, seguridad en las propiedades y la vida de sus ciudadanos, ¿entonces, para qué sirve? Hoy compite el poder público con otras formas de autoridad que evidentemente le están ganando la batalla.

Primero perdimos en México a las autoridades policíacas. Durante la última década, en todos los ámbitos —municipal, estatal y federal—, la fuerza civil del orden público se ha desmoronado. Estos cuerpos encargados de brindar seguridad han sido infiltrados, comprometidos y finalmente desmantelados.

Fue por esta razón que el gobierno federal decidió involucrar al Ejercito en la tarea de perseguir a los delincuentes organizados. Una solución riesgosa que sólo ayuda a salir momentáneamente al paso del terrorífico estado de inseguridad que padecemos los mexicanos.

El fenómeno del narco-impuesto añade ahora otra preocupación. También la Secretaría de Hacienda y Crédito Público está siendo suplantada, y con ella, el resto de las autoridades fiscales del país.
Analista político

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