9/01/2011

Los periodistas pal café.....




El país convertido en queso Oaxaca. Las cámaras de Televisa legislan mientras el producto de temporada marca Los Pinos se dedica al espot. La Secretaría de Gobernación se afana en demostrar irregularidades en decenas de casinos como si fuera una ONG y no una (presunta) autoridad encargada de actuar y no de quejarse. Las historias de los hermanos incómodos son recordadas (Raúl, respecto a Carlos Salinas; Julio César, con Leonel Godoy, y ahora Jonás y Fernando Larrazabal), mientras la Cocoa arranca campaña en Morelia con una guardia de honor en la plaza donde hubo estallidos de granada un 15 de septiembre, como si a ella y a su hermano Felipe les tocara colocarse del lado de las víctimas y no de los corresponsables de lo que en Michoacán ha sucedido (por cierto, Calderón Hinojosa ha renunciado: pero José Luis, al organismo controlador de agua potable y alcantarillado de la capital de aquella entidad).
Enredo sobre enredo. Terrorismo en quesadillas, con una sociedad llevada de la mano a la nada por los golpes mediáticos que surten de material para escándalo y asombro a partir de puntos secundarios en los que el interés público es estacionado brevemente (generando sentimentalismo político fácil: el enojo superficial, el desahogo frente a las pantallas o el fortalecimiento del cinismo paralizante) mientras el fondo de los asuntos va siendo escamoteado y todo queda en ajustes políticos de cuentas entre pandillas partidistas (Adalberto Madero y Fernando Larrazabal no son aliados de Calderón) y en un interés justiciero proporcionalmente descendiente en relación con el aprovechamiento de las circunstancias (en el caso, el incendio en el Royale y los 52 muertos) para fines tan obvios como el de forzar (con la pistola de Televisa amartillada sobre la sien de líderes de partidos y coordinadores de bancadas camarales) la aprobación de arreglos fascistoides a la Ley de Seguridad Nacional.
Escándalo sobre escándalo en líneas mayores, mientras avanza el rediseño represivo en planos que con frecuencia son desatendidos o desconocidos por las grandes audiencias, entretenidas en la carnada efímera. Las calles llenas de delincuentes sin castigo y muchas importantes oficinas públicas convertidas en cueva de saqueadores, pero en estados como Veracruz (donde Fidel Herrera fue ejemplo de narcisismo rojo, mapachería electoral, irregularidad en el manejo del dinero público y sostenidas sospechas de corrupción) han sido encarcelados dos tuiteros bajo la acusación de haber difundido información falsa sobre presuntas amenazas a escuelas públicas en el área del puerto y de Boca del Río. Hasta 30 años de prisión podrían recibir los dos tuiteros a causa de las acusaciones de sabotaje y terrorismo equiparado que les fueron fincadas.
El sometimiento a proceso de esos dos tuiteros ha sido considerado por Amnistía Internacional como algo injusto y preocupante. Además, dicha organización asegura que no se ha llevado un proceso adecuado y que a los detenidos se les mantuvo incomunicados durante 60 horas y bajo presión oficial para que reconocieran sus presuntas culpas. El gobernador veracruzano, Javier Duarte, en todo caso, podrá presumir en Los Pinos una labor de coadyuvancia en la tarea de escalar el miedo social en el país, pues a partir de estas dos detenciones ya se habla de ciberterrorismo en México. En Tabasco, mientras tanto, el Congreso local aprobó varias modificaciones legales, entre ellas una que impone de seis meses a dos años de cárcel a quienes difundan por teléfono o redes sociales falsas alarmas o rumores que generen movilización, pánico y caos en la sociedad.
Es notable el interés de diversas autoridades por establecer controles a la actividad libérrima que se da en canales de Internet, sobre todo Twitter y Facebook, tratando de endilgar a los cibernautas responsabilidades graves por lo que sucede en el país. Cierto es que en la amplitud comunicacional que se tiene en esos terrenos, sobre todo en Twitter, pueden producirse excesos de índole que podría encuadrar en los tipos delictivos actuales (por ejemplo, difamación, insultos, amenazas o las diversas formas que hay para castigar a quienes producen formas de perturbación social), pero pareciera que a los políticos gobernantes lo que les urge es imponer sanciones ejemplares que inhiban el ejercicio intenso de polémica, denuncia y crítica que se da en esas redes, y someter el conocimiento de lo público a los oxidados mecanismos tradicionales que hoy son tan radicalmente atrasados e insuficientes que justamente por ello son rebasados por las nuevas formas de comunicación libre y veloz. El miedo social proviene de una realidad atemorizante, como la credulidad en mensajes falsos se sustenta en la falta de credibilidad de las autoridades: no maten ni encarcelen al mensajero; cambien las cosas para que cualquier exageración o mentira sea de inmediato desatendida con la misma convicción con la que hoy es creída.
Pero el tema del día son los fraternos quesos oaxaqueños vendidos en el contexto de la Guerra de los Casinos. Hechos bola con el asunto de la conducción de la mesa directiva de su cámara, los diputados arrojan al país a una especie de telenovela de la nostalgia, con Emilio Chuayffet como presidente por cuatro meses, en un reparto tripartita de botín a cargo de PRI, PAN y PRD. Otro asomo increíble al pasado tiene como protagonistas a Cuauhtémoc Cárdenas, quien se ha negado desde siempre a descartarse como posible candidato presidencial de nueva cuenta, y a la corriente interna del PRD denominada Alternativa Democrática Nacional que ha decidido pedirle formalmente al ingeniero michoacano que acepte sacrificarse nuevamente, en una jugada que, al estilo de los pequeños partidos en sus negociaciones con los grandes, dejaría ganancias políticas a quienes con un reducido capital puedan ayudar a definir resultados finales (sabidas son las distancias que guardan CC y AMLO y vista está la cercanía reciente de CC con MEC). ¡Hasta mañana!
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En realidad no hay gran diferencia de procedimiento y propósito. Fidel Herrera heredó el gobierno de Veracruz a su tesorero, Javier Duarte, y le ha cubierto muy bien las espaldas. Mintió cuando dijo que dejaba un pasivo de 9 mil millones de pesos, en realidad resultó de más de 30 mil. Por su lado, Humberto Moreira hereda el gobierno de Coahuila a su hermano Rubén y deudas por más de 32 mil millones. Hacienda presentó una denuncia contra el ex gobernador coahuilense, pero no ha molestado a Fidel. Al final de cuentas lo más probable es que ni Fidel ni Moreira encaren mayores consecuencias que el tolerable escándalo. Pero ¿no es acaso lo mismo que pretende hacer el presidente Calderón dejando en Los Pinos a su delfín Ernesto Cordero? Aparte del sangriento balance de su gobierno hay otros saldos no exactamente satisfactorios en el manejo del presupuesto. En vísperas del quinto Informe, Hacienda dio a conocer un reporte que muestra una inquietante realidad: México enfrenta hoy la deuda pública más alta de su historia en términos nominales.
Los billones
Calderón y su secretario de Hacienda admiten en este reporte que la deuda interna del sector público federal es de 3 billones 101 mil millones de pesos. (Cifra redondeada). Son billones, es decir, 3 millones de millones. Abarca esta cifra la deuda del gobierno central y la de los organismos y empresas paraestatales, la banca de desarrollo, en fin, es la deuda total en pesos. Hay que agregar la deuda externa: 110 mil millones de dólares. Incluye, igualmente, la del gobierno central y sus entidades periféricas. Como el presupuesto de un año del gobierno federal es de 3 billones de pesos y fracción –estamos en espera de conocer el proyecto de 2012 que presentará al Congreso el joven Cordero–, debemos asumir que la deuda pública –pesos más dólares– rebasa al 100% el presupuesto de un año. Y aunque no tenemos cifras exactas, confiables del PIB anual, es probable que llegue a 40%. En otras palabras, estamos fritos.
¿A dónde se fue el dinero?
La pregunta que tendría que hacerse el próximo presidente de la República –es decir, uno distinto a Cordero– sería: ¿a dónde se ha ido todo ese dinero? En sus años de gobierno, habría que añadir, Calderón ha ejercido presupuestos de más de 20 billones de pesos –millones de millones. ¿Qué obras se construyeron? ¿En manos de quiénes quedó tamaña fortuna? Porque han entrado ríos de dólares de la exportación de petróleo que, bien manejados, hubieran sido suficientes hasta para saldar la deuda. La respuesta a esas preguntas tendría que conducir al descubrimiento de un probable entramado de corrupción. Por eso los responsables heredan el cargo a los corresponsables. Fidel Herrera a Duarte. Moreira a su hermano. Y Calderón quiere dejar a su delfín. Obviamente, no debemos perder de vista, sería una imperdonable falta de sensibilidad que la herencia sangrienta del calderonismo tiene un peso infinitamente mayor, e irremediable, que los boquetes presupuestales.
Suárez Coppel, sus negocios
La prensa europea reporta que el director de Petróleos Mexicanos, Juan José Suárez Coppel, se ha involucrado –y ha involucrado a Pemex– en la confrontación de dos empresarios por el control de Sempra. Suárez Coppel le prestó (como si fueran propias) a su amigo personal, Luis del Rivero, presidente el grupo Sacyr, las acciones que posee la paraestatal mexicana en Repsol para que adquiera el suficiente poder –que hoy no posee– y quite el control a Antonio Brufau, presidente de Sempra. ¿Tiene facultades el director de Pemex para disponer de ese modo del patrimonio de la petrolera? ¿En qué beneficia a la empresa, y a los consumidores mexicanos, que Suárez Coppel se entrometa en el conflicto? Por lo pronto, las acciones de Sacyr subieron de valor gracias a su asociación con Pemex. ¿Las utilidades favorecen a Petróleos Mexicanos o van a ir al bolsillo de Suárez Coppel? Cuántas incógnitas por resolver. Por cierto, el secretario de Industria citó a Suárez Coppel y a su amigo Luis del Rivero para que expliquen qué traen entre manos. Claro, el secretario de Industria de España ¿qué creían?


Ya llegó, ya está aquí, la quinta temporada del cuentacuentos de Los Pinos; calderolandia luz y sonido, el exitoso show sobre un país de mentiritas (mentirotas, en realidad), en el que todo es posible mediante mágico cuan sencillo procedimiento: onerosísimas campañas propagandísticas –pagadas con los recursos de quienes sobreviven en el México real–, aderezadas con mayúsculas dosis de cinismo, miles de machacones discursos fatuos y la siempre de$intere$ada colaboración de los medios electrónicos.
Cinco tandas al hilo de fábulas políticas, económicas y sociales para alegrar a los alicaídos hogares mexicanos, que ya no sienten lo duro sino lo tupido. De acuerdo con su gerente, Calderolandia es la octava maravilla, es perfecta, chistoretera y genera felicidad por doquier, pero ¿cuál es la realidad objetiva que la información disponible permite documentar?, como pregunta el Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, en su balance de los casi cinco años de estancia de Felipe Calderón en la residencia oficial.
Pues bien, como es tradicional, el autodenominado quinto informe de gobierno viene presidido por una avalancha mediática que hace referencia a los principales logros que desde la perspectiva oficial se han alcanzado, pero, de entrada, en materia de seguridad, crecimiento económico y bienestar social (principales ofertas electorales del candidato chaparro, pelón y con lentes), el régimen de para vivir mejor no ha sólo ha empeorado la de por sí ingrata perspectiva nacional, sino que reporta los peores resultados desde 1988. Como subraya el CIEN, si el presente año se ajustara a la expectativa de la Secretaría de Hacienda (4 por ciento de incremento en el PIB), el aumento promedio de los cinco años de gobierno sería de 1.5 por ciento, proporción inferior a la registrada en los tres sexenios pasados para un mismo periodo, los cuales, dicho sea de paso, tampoco brillaron por sus éxitos.
La crónica ausencia de crecimiento económico se vincula directamente con la falta de empleo y con la precariedad de las condiciones laborales. La tasa de desocupación promedio en lo que va del sexenio es de 4.7 por ciento, considerablemente mayor al 3.3 por ciento contabilizado en el mismo periodo del gobierno anterior. Igualmente preocupante es el hecho de que la tendencia de dicha variable se encuentra al alza, es decir, que a corto plazo no puede vislumbrarse una solución a este gravísimo problema económico-social. Más de un millón de mexicanos se han sumado a las filas de la desocupación a lo largo del calderonato, pero éste va por más. Doce millones engrosaron el ejército de pobres y a 28 millones no les alcanza para comer. La economía informal ocupa a 13.4 millones de personas, 2 millones adicionales a lo registrado a fines del 2006. Otro elemento indicativo de la precariedad lo constituye el número de gente ocupada, pero sin acceso a la prestación de seguridad social: de acuerdo con el último reporte 29.8 millones se encuentran en dicha situación, 3 millones adicionales respecto al comienzo del sexenio.
Todo ello se ha dado en un entorno fiscal poco propicio para las empresas. A lo largo del sexenio se ha vivido un aumento en los impuestos, tanto los relacionados con el consumo como los vinculados con el ingreso. A los mayores niveles de IVA e ISR debe agregarse la creación de dos impuestos adicionales: IETU e IDE. Lo anterior en principio debería facilitar la operación financiera del gobierno, sin embargo no necesariamente ha implicado que se tenga un gasto público más eficaz. Nuevamente los datos estadísticos así lo documentan, y también lo hacen en el sentido de que el escaso bienestar de los mexicanos se ha visto menoscabado no sólo por merma del ingreso neto, sino a través de mayores impuestos (en número y en tasa).
El problema para el gobierno no ha sido la falta de dinero, señala el CIEN, sino la mala distribución, así como la ineficacia de la mayor parte de los programas gubernamentales. En 2006 el precio promedio del barril petrolero fue de 53.1 dólares, pero en cinco años de calderonato ha sido de 75.2 dólares, y en 2011 la media supera los 100 dólares. Además, ha contado con recursos adicionales por el alza al precio de las gasolinas: 33 por ciento más en 2011 que en 2006. También se observa un incremento en la deuda pública: de 1.8 billones a 4.4 billones de pesos, pero ¿quién pagará dichos saldos? Mayores recursos, en principio, debieron dotar al gobierno de un ingreso suficiente para alcanzar mejores resultados, algo que lamentablemente no ha pasado. Hace cinco años el inquilino de Los Pinos afirmó que si se continuaba por el mismo camino se generará una nueva etapa de prosperidad; hoy queda claro que el susodicho tiene una enorme deuda con la sociedad.
El control de la inflación presenta un grado de avance marginal a nivel general. En salud mantiene cifras similares a las del sexenio anterior, en tanto que en vivienda presenta un logro más importante. Sin embargo, rubros como los alimentos y el transporte han tenido un incremento de precios que no es menor, particularmente, porque se trata de bienes y servicios esenciales para el consumo de los mexicanos, afectando directamente la capacidad adquisitiva de aquellas personas que destinan la mayor proporción de sus ingresos a estos rubros, es decir, los más pobres. Este nulo avance, en términos de inflación, sobre todo en lo más básico para el bienestar de la población, influye en el bajo desempeño del consumo y del incipiente desarrollo del mercado interno, lo cual se ha visto exacerbado tras el incremento vertiginoso de la pobreza”.
Por el lado de la inseguridad, el número de denuncias a nivel nacional evidencia cómo ha evolucionado la delincuencia, llevando al país a la situación actual. Su crecimiento deja en claro el avance casi exponencial, particularmente a partir de 2006 y sólo considerando las cifras oficiales. Esta situación se ha visto exacerbada debido al detrimento de las condiciones socioeconómicas, es decir, la falta de generación de crecimiento económico, la mala distribución de la riqueza, las precarias condiciones del mercado laboral y el incremento de la pobreza, lo que da cuenta de las fallas estructurales del modelo económico mexicano.
Todo lo anterior en el México real, aderezado con una corpulenta corrupción en pleno gobierno de las manos limpias, algo que nada tiene que ver con la fábula calderonista.
Las rebanadas del pastel
¡Felicidades!: la película mexicana El infierno arrasó en la entrega de Diosas de Plata. Lo malo es que el infierno real también arrasó, pero al país.
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Futbol mexicano: ilegalidad y reflejo
El futbolista mexicano Edson Rivera (19 años), surgido de las fuerzas inferiores del Atlas de Guadalajara, enfrenta una circunstancia particular que permite ponderar la podredumbre que impera en el futbol profesional de México: luego de haber obtenido con la Selección Nacional Sub-20 un decoroso tercer lugar en el campeonato mundial de la categoría –celebrado en Colombia–, y tras haber intentado infructuosamente negociar con el Atlas un contrato en condiciones mínimamente favorables para él, logró enrolarse, en su condición de agente libre, con el Sporting Braga, de Portugal, circunstancia que generó molestia y una reacción enconada en el club jalisciense y en la Federación Mexicana de Futbol (FMF): el primero, amenazó con vetar al futbolista juvenil para jugar en cualquier club de México y en el representativo nacional y, posteriormente, dijo que impedirá su pase al futbol portugués; la segunda, por conducto de su secretario general, Decio de María, quien fustigó el agandalle y la falta de arraigo del jugador y dijo que el tema se tendrá que resolver de manera interna.


El Correo Ilustrado
Proponen referéndum ante estrategia de seguridad de Calderón
En el adelanto del quinto Informe, el señor Felipe Calderón insiste en continuar con su política de Estrategia Nacional de Seguridad, basada en: a) la contención y debilitamiento de las organizaciones criminales, b) transformación de leyes e instituciones y, c) la reconstrucción del tejido social y prevención del delito, con educación, salud, esparcimiento y trabajo a los jóvenes. Sin reconocer que la violencia, muertes, heridos e impunidad siguen creciendo mes a mes cada año.



La corrección política dicta que no hay que apoyar al Presidente, ni siquiera cuando el país está en una situación de emergencia, como ocurre en estos momentos. Así, la crítica personalizada a Felipe Calderón, que debería ser un efecto colateral de la discusión a propósito de la violencia que nos agobia y de las posibles alternativas de lucha contra el crimen organizado, se ha convertido en el tema preferido de comentaristas y miembros de la oposición. Esto es, en lugar de concentrar nuestra atención en buscar soluciones al desbordamiento del aparato de justicia, entender los dilemas y las implicaciones de la política del gobierno, la extensión de la violencia, lo ocurrido en Monterrey o la naturaleza de las organizaciones criminales, y los costos y las ventajas de vías alternas de combate, discutimos como en un seminario académico si el Presidente usó bien o mal el término terrorista. Una diputada de oposición llegó a decir que Calderón utilizaba la tragedia de Monterrey para autopromocionarse (!).



En mi artículo de hace dos semanas argüí que la economía global se encuentra en los inicios de una nueva fase de recesión generalizada, cuando aún no supera la resentida entre finales de 2008 y principios de 2010. En el ínterin, se han acumulado los indicios en este sentido: en el segundo trimestre de 2011, en casi todos los países avanzados la actividad económica se desaceleró y la desocupación se mantuvo en niveles comparables, si no mayores, a los que se observaron durante la crisis. Con la evidencia de la recaída inmediata se confirmó una perspectiva aún más negativa que la apreciada a principios de año, no sólo para el bienio inmediato sino para la primera mitad del decenio. Tanto la coyuntura como la perspectiva de mediano plazo aconsejan un marcado cambio de énfasis en la orientación de la política económica: dejar de privilegiar la consolidación fiscal, como en forma prematura y contraproducente ha venido haciéndose desde finales del año pasado, y poner en marcha un segundo conjunto de estímulos fiscales, monetarios y financieros para reanimar la actividad económica, sacándola de su actual postración y contribuyendo a la creación de más empleos. En este sentido, sería importante que el G-20 asumiera de nuevo el papel que jugó en 2009 y 2010: estimular políticas anticíclicas oportunas, suficientes, efectivas y, de preferencia, coordinadas. El G-20, de nuevo.

Ángel Guerra Cabrera: El método libio, grave amenaza para América Latina

Con la fórmula desplegada en la agresión contra Libia por la OTAN se intenta configurar un nuevo patrón, aplicable a otros países con algunas variantes. Según declaró Ben Rhodes, vicejefe del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos en entrevista con Foreign Affairs, el método utilizado por la administración de Obama en el país norafricano es más efectivo al de gran despliegue de tropas aplicado por Bush en Irak y Afganistán. Cabría añadir que continuado por el actual inquilino de la Casa Blanca, y superado en el segundo país, pero no nos distraigamos. El tema fundamental ahora es la grave amenaza de repetición de este engañoso y taimado esquema en otros países con recursos de interés estratégico para Washington y sus aliados o intolerables posturas políticas independientes, como unos cuantos en América Latina y el Caribe.

Orlando Delgado Selley: Frente a la crisis europea, la solidaridad

La persistencia de una crisis que parecía haber terminado a mediados de 2009, y que no sólo persiste sino que ha entrado en una fase en la que parece haberse llegado a un callejón sin salida, ha empezado a producir expresiones inesperadas. Estamos al borde de un periodo de estancamiento, que algunos, como el Ministro de Finanzas alemán piensan que puede llegar a siete años, que generará una indignación social creciente. Dos interesantes llamados de atención han surgido: uno del presidente alemán y el otro de multimillonarios franceses que piden que se les cobren mayores impuestos.



De Roland Schimmelpfenning conocimos hace unos años La noche árabe, obra que impresionó sobremanera, sobre todo a los dramaturgos jóvenes, por su construcción que mezclaba narración de las acciones con los diálogos de los personajes, dado que por primera vez se veía un texto de esta corriente ya muy consolidada en los teatros europeos, pronto retomada en México por algunos autores y que algún ingenuo llamó narraturgia. Ahora la Dirección de Teatro de la UNAM a cargo de Enrique Singer en colaboración con Por Piedad Teatro Producciones que encabeza Ana Graham presenta El dragón dorado, la premiada obra del autor alemán en traducción de la actriz y productora Ana Graham, Stefanie Weiss y Antonio Vega dirigida por Daniel Giménez Cacho, montaje con el que el teatro de la UNAM continúa con su tradición de búsqueda y experimentación escénicas

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