9/01/2011

Los 40 mil muertos de la guerra contra la delincuencia gravitan en torno a su penúltimo Informe


Desde junio, Calderón previó que será recordado por el tema de la violencia

El México de las buenas noticias, que ha impulsado junto con Televisa, quimera para muchos

Claudia Herrera Beltrán
Periódico La Jornada
Jueves 1º de septiembre de 2011, p. 9

En el último tramo de su mandato Felipe Calderón anticipa lo que quizá vaya a ser el juicio de la historia sobre su presidencia: Probablemente voy a ser recordado por el tema de la violencia, y probablemente, con mucha injusticia. Era la mañana del 23 de junio en el Castillo de Chapultepec, durante su encuentro con víctimas de la lucha contra la delincuencia, la política que sella su sexenio.

Entre más espots, diálogos, entrevistas, discursos, conferencias de prensa y hasta documentales protagonizados por el Presidente se difunden para mostrar un México en paz, crece la cifra de muertos. 40 mil. ¿Cuántos más?, preguntaba la manta exhibida desde una avioneta, en junio, en el estadio de la Universidad de Stanford, mientras Calderón hacía un relato con tintes épicos de cómo el PAN había derrotado al México autoritario, como suele catalogar machaconamente los 70 años de gobiernos del PRI, partido al que declara estar dispuesto a devolverle la banda presidencial en 2012, aunque luego añade desafiante: Está por verse que gane la elección.

Los shots

El Presidente, que enviará hoy su penúltimo Informe de gobierno al Congreso de la Unión, trata de convencer a los mexicanos de seguir en una guerra que en 2011 escaló sin límites: narcofosas, atentados a poblaciones civiles o bloqueos de ciudades, que llevan a miles a protestar en las calles y en las redes sociales.

En su empeño por poner en perspectiva los grandes esfuerzos de su gobierno –como él mismo declara– acude a Las Vegas. Ahí contradice las alertas de viaje emitidas por Estados Unidos y cita estadísticas para reafirmar que la violencia se concentra en regiones como Ciudad Juárez, mientras el resto del país es apacible.

Ese 19 de mayo comenta socarrón: “Los únicos shots (disparos) que recibieron los springbreakers fueron de tequila y nada pasó”.

Mientras, aquí diariamente aumentan las bajas de delincuentes y de efectivos de las fuerzas federales, más las de civiles.

Días antes de rendir su cuarto Informe y de presumir más capturas de capos, los cuerpos de 72 migrantes aparecen en fosas clandestinas en San Fernando, Tamaulipas, y en abril de este año, otros 120 cadáveres.

Su propio gobierno reconoce que hay 400 municipios cercados por la criminalidad y varios de Nuevo León, el segundo enclave industrial del país, se encuentran entre ellos.

El incendio del casino Royale termina con la vida de 52 personas y el Presidente reconoce por primera vez que fue un acto terrorista. Eso despierta sospechas de la oposición y de académicos de que pueda significar mayor mano dura en menoscabo del respeto a los derechos humanos.

Por añadidura los narcobloqueos paralizan algunas ciudades como Morelia y las balaceras desatan el pánico en un estadio de futbol en Torreón, y en un centro comercial de la capital michoacana.

Por eso cada vez más voces demandan un viraje de las políticas anticrimen para privilegiar la solución social sobre la bélica. Destacan las peticiones del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, liderado por el poeta Javier Sicilia, cuyo hijo fue otra víctima colateral, o las de la UNAM. Hasta los empresarios reclaman seguridad para crear más empleos, con el matiz de que el Ejército no regrese a sus cuarteles. La respuesta presidencial es la misma siempre: Estoy dispuesto a rectificar, sí, nada más quiero ver con claridad en qué exactamente, y luego pide perdón por no poder evitar las muertes, pero no por su estrategia.

Partidización de la justicia

En otro frente de batalla, el político-electoral, los partidos acusan al michoacano de asumirse más como jefe de Acción Nacional que como cabeza del Ejecutivo y de usar el aparato judicial con fines electorales. Las detenciones de Jorge Hank Rhon o de Greg Sánchez terminan en reveses para la Procuraduría General de la República y en un encontronazo del Presidente con el Poder Judicial.

Del lado del PRD, el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, se queja de que la justicia se partidiza con el fracasado michoacanazo y las acusaciones contra su hermano Julio César Godoy de tener nexos con el narcotráfico. Con ello, denuncia, se prepara el terreno para desprestigiar al perredismo en unas elecciones donde la hermana del Presidente, Luisa María Calderón, busca la gubernatura rompiendo su promesa de no ser una familiar incómoda.

La consecuencia de estos choques es el nulo avance de reformas centrales para la administración calderonista, como la ley de seguridad nacional, que legaliza la presencia del Ejército en las calles del país.

Panismo débil

En la trinchera electoral el PRI arrasa en los comicios de este año y se pone en ventaja con un aspirante presidencial bien posicionado, Enrique Peña Nieto. Mientras, el panismo luce desdibujado y sin una candidatura presidencial fuerte diez meses antes de la elección.

La carta más visible del Presidente para ser su sucesor es su amigo Ernesto Cordero, quien se rezaga en las encuestas y sólo alcanza cierta notoriedad por decir que las familias podían pagar colegiatura, hipoteca y comida con 6 mil pesos. Esas declaraciones, según sus críticos, reflejan la ignorancia del secretario de Hacienda sobre un país que en esta administración suma otros 6 millones al ejército de pobres hasta llegar a 60 millones.

Otra contienda se avecina para el mandatario. Los aspirantes menos próximos a él, como Josefina Vázquez Mota o incluso enfrentados a su grupo, como Santiago Creel Miranda, están mejor posicionados.

En soledad

Como sus antecesores, el jefe del Ejecutivo vive cada vez más solitario su última etapa en el poder, mientras reparte con mayor frecuencia culpas a los otros poderes, gobiernos, sociedad y hasta a Estados Unidos, por los saldos pendientes.

Con el tiempo se diluye el respaldo que recibía de la Casa Blanca, del PRI, de la lideresa magisterial, Elba Esther Gordillo. Paradójicamente este año los cables de Wikileaks publicados por La Jornada y las confesiones de los propios protagonistas como la ex priísta, corroboran que estos aliados fueron clave para el ascenso de Calderón a la Presidencia.

El punto de quiebre en la relación con Estados Unidos es la salida del embajador Carlos Pascual, quien en los comunicados confidenciales menciona la torpeza y descoordinación de las fuerzas federales.

La reacción del Ejecutivo es de abierto enojo y cuantas veces puede responsabiliza a su socio comercial del consumo de drogas y del tráfico de armas hacia nuestro país.

La administración de Barack Obama reconoce su valentía, pero cuantas veces puede recrimina la inseguridad. De hecho, Hillary Clinton compara la situación de México con la de Colombia hace 20 años.

Respaldado por Televisa, con su decálogo de cobertura sobre el crimen, Calderón se obstina dentro y fuera del país en mostrar al México de las buenas noticias, como el de una serie televisiva donde él mismo hace turismo de aventura.

Fue quizá con ese deseo de salir mejor librado en los libros de historia que comenta en el diálogo con Sicilia: Me gustaría ser recordado por las cosas que he hecho en la educación, por los hospitales, por la parte de medio ambiente. Pero no, probablemente voy a ser recordado por este tema de la violencia.

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