8/29/2012

Los periodistas pal cafe.......



Los nuevos aliados tentativos creen posible ofrecer al respetable público la apariencia de un pulcro ciclo político que signifique el cierre venturoso de la etapa calderonista y el inicio promisorio del peñanietismo gobernante.
Por una parte, Felipe Calderón considera viable alcanzar su viejo sueño de presentarse ante la Cámara de Diputados a rendir un informe de gobierno luego de un sexenio de proscripción. Las condiciones serían propicias, estiman los negociadores del partido de blanco y azul, pues el PRI tiene amplios motivos de agradecimiento hacia la catástrofe felipista que abrió paso al de tres colores y a las bancadas de presunta izquierda les urge dar testimonio público de que son bien portadas y no volverán a las estridencias ni los forcejeos en los escenarios legislativos. Felipe, vuelve, todos (ellos) te perdonan...
A su vez, Enrique Peña Nieto no se esfuerza siquiera en trazar pistas falsas. Al contrario, se complace en darle visibilidad al tipo de político que prefiere y privilegia. De su voluntad ya imperiosa ha surgido la propuesta de que, a cambio de la cesión a Calderón para que Ernesto Cordero presida la mesa directiva de la Cámara de Senadores, en la de Diputados el conductor designado sea un priísta de vieja cepa pero, sobre todo, de fama desaseada y marrullera, el ex gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, compendio andante de las peores artes del peor priísmo. Esas manos ha elegido EPN para de ellas recibir la banda presidencial.
El acelerado rediseño bipartidista ilusorio (con toques y detalles de otras firmas concurrentes menores, la principal de ellas la del sol azteca realineado, pero también el Panal y el Verde agiotistas) tiene como punto de referencia la presunción de que el panorama político vivido sobre todo durante el sexenio calderonista está por agotarse para dar paso a un nuevo planteamiento general, con aspiraciones de perdurabilidad durante décadas. Creen los panistas y los priístas que están por exterminar políticamente a Andrés Manuel López Obrador y que en los tiempos por venir ya no contarán con su presencia más que en términos testimoniales, casi una gira de despedida.
Para empezar, los magistrados pertenecientes al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación han recibido ya el proyecto de sentencia sobre la demanda izquierdista de invalidación de los comicios presidenciales. A la hora de teclear las presentes líneas nada se sabía oficialmente sobre el sentido específico de esa propuesta, pero nadie en su sano juicio político apostaría a que esos jueces de lo electoral tengan en cartera (es decir, en su lista de asuntos pendientes, no vaya a pensarse que se habla aquí del objeto rectangular en el que suelen portarse billetes o tarjetas) algo distinto a lo ampliamente sabido incluso antes de que se iniciara en forma el proceso electoral: el ganador es, debe ser, Enrique Peña Nieto. Punto.
Para remachar esa imposición tan anunciada se ha añadido al menú de las descalificaciones a López Obrador la versión, publicada en El Universal, de que gobiernos de izquierda, sobre todo el del Distrito Federal, nutrieron con fondos públicos a las asociaciones civiles que a su vez financiaron las actividades políticas del tabasqueño durante los años en que cruzó el desierto creado por el felipismo y sus aliados, sobre todo los televisivos. Contratos ventajosos y triangulaciones básicas habrían descubierto los investigadores priístas, quienes durante semanas se dedicaron a estudiar las actas constitutivas y las relaciones patrimoniales de esas asociaciones, así como el perfil de sus principales directivos.
A través de César Yáñez, quien firma los comunicados que expresan el sentir de su jefe, AMLO ha negado toda implicación en las redes denunciadas e incluso tacha al diario que publicó esas indagaciones de ser un periódico del régimen, que le está haciendo el trabajo sucio a Peña y al PRI. Marcelo Ebrard estimó, al igual que la carta de AMLO-Yáñez, que la difusión de esas presuntas irregularidades está inscrita en los tiempos políticos y pensada para distraer respecto al tema central que es la inminente declaratoria de validez de la elección presidencial.
Desgastar la base de credibilidad de AMLO, y confundir y dividir al movimiento de oposición al peñanietismo que previsiblemente encabezará, es una parte del esquema de amenazantes desajustes que se están viviendo en vísperas de esa decisión central convalidatoria, a cargo del TEPJF, y de la presunta inauguración de una temporada de amorosas coincidencias políticas entre peñanietismo y calderonismo.
Así, entre la violencia desatada y la incertidumbre social refulgen los muy buscados acercamientos físicos recientes del inquilino en vías de desocupar Los Pinos, Felipe Calderón, y el comisionado de Estados Unidos para manejar una buena parte de los asuntos mexicanos, Anthony Wayne. Ambos se mostraron el pasado lunes en un acto de la firma 3M y ayer estuvieron juntos en un foro sobre seguridad realizado en el Museo Nacional de Antropología e Historia.
La intención política de esas imágenes Calderón-Wayne es inocultable: aparentar que hay unidad y concordancia luego del aún confuso y enredado episodio en el que la semana pasada sufrieron heridas dos estadunidenses que ahora se sabe son agentes de la CIA y que presuntamente iban de visita a instalaciones de la Marina, aunque en el trayecto fueron atacados a tiros por policías federales por confusión, según un primer intento oficial de darle sentido a tan aberrante suceso, o en una emboscada, según la posición estadunidense original.
Los entusiastas propósitos de rediseñar escenarios políticos a partir de un bipartidismo reinante y de hacer a un lado a AMLO y al segmento social que comparte la urgencia de luchar por cambios profundos se topan con la terca realidad de los intereses mafiosos que no pueden ni ocultar sus manos y de los conflictos gerenciales respecto al macabro negocio trasnacional de las drogas. ¡Hasta mañana!
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Si el equipo de transición de Peña Nieto ha convocado a José Ángel Gurría para que contribuya en la preparación de ooootra reforma al trasquilado sistema de pensiones, ha tomado una decisión acertada. Es un experto en el tema. Recuérdese que se jubiló desde que tenía 48 años con pensión completa como director general de Nafinsa y no ha dejado de cobrar alrededor de 2 millones de pesos al año, según información que Humberto Hernández Haddad desenterró a través del Ifai, porque la tenían oculta. Gurría se embolsa su pensión más el salario que recibe por sus ocupaciones actuales. El retorno de los brujos del viejo PRI reciclados en el nuevo PRI.
Infonavit, jubilados
No han faltado las quejas contra el tortuoso procedimiento que está siguiendo el Infonavit para la de devolución del ahorro para vivienda 97. Fue elaborado por los tecnócratas de Hacienda, tan alejados de la realidad como siempre. Sin embargo, ayer el director del instituto, Víctor Manuel Borrás Setién, dio una buena noticia. Más de 97 mil jubilados recibieron sus ahorros en un solo día; se depositaron en forma automática 364 millones de pesos a las cuentas donde reciben su pensión. Así, el Infonavit cumplió con la entrega al primer bloque de pensionados, a quienes corresponde una devolución menor a 10 mil pesos. Informa que este mes se inició la recepción de solicitudes de los pensionados con saldos mayores a 10 mil pesos y cuyo número de seguridad social termina en 0 y 1. Hasta el momento se han agendado 19 mil 840 citas. Dice Infonavit que en total ya ha devuelto más de 5 mil 800 millones de pesos a 187 mil 476 pensionados en todo el país.
Secuestrado y pagando piso
No les gustó a sus compañeros que el diputado Jaime Cárdenas les dijera que las instituciones del Estado se encuentran secuestradas por los poderes fácticos; el aparato del Estado está al servicio de ellos y no del interés general, expresó al ser clausuradas las sesiones de la Comisión Permanente. Sólo le faltó añadir que paga derecho de piso. Fue el último acto de una legislatura que no será recordada más que por la construcción del edificio del Senado, obra en que el presupuesto original fue excedido en más de mil millones de pesos. Costó más caro que la Estatua de la Libertad y la Torre Eiffel ¡juntas!
Melate que no pasará nada
La Secretaría de la Función Pública aplicó tremendo castigo a los involucrados en el intento de fraude a Melate. Multas por 185 millones de pesos e inhabilitación por 20 años. (No tiene facultades para meterlos a la cárcel, pero sí podría consignar sus expedientes a la PGR). Y un coscorrón para que se les quite lo malosos. Pueden apelar, así que al final de cuentas no pasará nada.


Muy cerca ya –felizmente– de concluir la administración calderonista, la Cepal ha ratificado su pronóstico 2012 (el anterior lo hizo público en febrero pasado) sobre el crecimiento mexicano: 4 por ciento, dado el dinamismo moderado de su economía. Con mucho entusiasmo y ganas de echarle una mano a la administración saliente y un empujoncito a la entrante, la secretaria general de ese organismo, la bióloga Alicia Bárcena, afirmó que una nueva administración federal representa una enorme ventana de oportunidad para que se aprueben las reformas estructurales pendientes que den al país mejores condiciones para superar la desigualdad social.
Sin embargo, por muchas flores que lancen esa institución y su máxima representante, dos hechos llaman la atención, con base en las estadísticas y proyecciones de la propia Cepal. En el caso de las primeras, el dinamismo moderado por ella reconocido no alcanza para cubrir, ni lejanamente, la promesa del actual inquilino de Los Pinos referente a un crecimiento anual promedio de 5 por ciento en el sexenio. Con base en las segundas, desde la reciente campaña electoral el organismo advirtió que las propuestas de los cuatro candidatos al hueso mayor no implicarían cambios radicales en el modelo económico, de tal suerte que la desigualdad social, lejos de superarse, se agudizaría (con cualquiera de ellos como ganador), simple y sencillamente porque esa cuarteta representaba más de lo mismo.
Para el primero de los casos citados, lo que podría ser un pronóstico medianamente halagüeño (un crecimiento de 4 por ciento en 2012) rápidamente se torna en espeluznante panorama, cuando se considera, íntegro, el resultado sexenal del calderonato en materia de crecimiento, toda vez que en ese periodo la tasa anual promedio a duras penas alcanzó 1.9 por ciento, ocupando así la segunda posición en el medallero de los últimos 30 años (léase el periodo prianista neoliberal), sólo superado por el inenarrable Miguel de la Madrid, cuyo exitoso crecimiento se tradujo en 0.34 por ciento anual. Cómo estará la cosa, que hasta Vicente Fox alcanzó algo más que Felipe Calderón, con una tasa anual promedio de 2.3 por ciento.
Entonces, sí, ese dinamismo moderado puede leerse afuera como una gran señal de que la economía mexicana va viento en popa (aunque con 60 millones de mexicanos en la pobreza no son muchos los que coinciden con esa lectura), pero de nada sirve regalar bombones y pronunciar entusiasmados discursos, como la señora Bárcena comprenderá, cuando el problema sólo se aborda parcialmente y para ello se selecciona la parte menos peor del espectáculo, como dirían los clásicos, pues bajo esa óptica también podría presumirse que en cinco de los seis años del susodicho en Los Pinos se registró crecimiento, por mucho que éste fue raquítico.
México requiere un crecimiento anual (sostenido y real) no menor de 6 por ciento para comenzar a salir del hoyo. En las últimas tres décadas, el promedio anual en este renglón a duras penas alcanzó 2 por ciento, es decir, tres veces menos del mínimo necesario, algo que, por lo demás, no da sustento a la tesis del dinamismo moderado. Lo concreto es que en el calderonato la economía mexicana creció (cifras de la propia Cepal) menos que la haitiana, y casi al mismo ritmo que la nicaragüense, lo que ya es decir y da cuenta de la terrible realidad que aparentemente no registran en otras latitudes. Con todo y dinamismo moderado, según la citada presunción, en 2012 la economía mexicana ocuparía el escalón número 12 de 20 posibles, de acuerdo con la estadística de la Cepal, organismo que para el mismo año estima un crecimiento de 6 por ciento en Haití.
Compárese el dinamismo moderado de la economía mexicana con Felipe Calderón en Los Pinos con sus antecesores neoliberales, y la única conclusión sólida a la que se llega es que sexenio tras sexenio el crecimiento de México resulta cada vez menor, al grado de llegar al citado 1.9 por ciento. Así, al cierre de López Portillo la tasa anual promedio de crecimiento fue de 6.55 por ciento; con De la Madrid a duras penas alcanzó 0.34 por ciento; Salinas reportó 3.9 por ciento; Zedillo, 3.5 por ciento, y Fox, 2.3 por ciento. Tres décadas de reformas estructurales han llevado al país a crecer 3.5 veces menos que 30 años atrás. Así, lo que México crecía en un sexenio antes de esas reformas, ahora lo hace en casi tres, y el dato no es menor por las profundas cuan severísimas implicaciones sociales que conlleva.
Según la Cepal, la película completa para el año va así: en 2012 se espera que la subregión de Centroamérica, República Dominicana y Haití tenga un crecimiento promedio de 4.5 por ciento, sobre todo debido a que Panamá (8 por ciento) y Haití (6 por ciento) se mantendrían como las economías con mayores tasas de crecimiento del PIB en la región, seguidas por República Dominicana. Los países más integrados financieramente a la economía mundial (Brasil, Chile, Colombia, México y Perú) tendrían un crecimiento conjunto anual promedio de 4.4 por ciento, con una recuperación parcial en Brasil (2.7), pero con tasas mayores en Perú (5.7), Chile (4.9), Colombia (4.5) y México (4). Les seguirían, con un crecimiento medio de 4.1 por ciento los exportadores de hidrocarburos (Bolivia, Ecuador, Trinidad y Tobago y Venezuela, asistidos por los precios favorables de los combustibles. Habría un menor crecimiento (1.8 en promedio) del grupo de países exportadores de productos agroindustriales de América del Sur (Argentina, Uruguay y Paraguay), reflejo de la desaceleración del crecimiento de los dos primeros y, sobre todo, de la contracción en Paraguay (-1.5 por ciento).
Queda el asunto de la enorme ventana de oportunidad que representa el advenimiento de una nueva administración federal, la cual empujaría (todo el concepto es de la Cepal) las reformas estructurales pendientes que den al país mejores condiciones para superar la desigualdad social. Aquí de nuevo se atora el citado organismo, pues el problema es que en los hechos las reformas pendientes sólo profundizarán la desigualdad social, toda vez que la composición del poder político-económico en el país no ha variado un milímetro, es decir, los mismos que han hundido a México a lo largo de 30 años, hoy prometen que lo van sacar del hoyo con esas reformas. ¿Dónde quedó el análisis cepalino?

La belleza es el objetivo del poema, pero la belleza no necesariamente es complaciente, y puede bien decirse que exige trabajo, aun cuando parezca darse –al autor, al lector– de manera espontánea, inmediata. Cuidadoso trabajo, agregaríamos.
Considero, tal vez no sea verdad, que los asistentes a talleres de poesía incurren en el error de fabricar, digamos fabricar, un poema cada vez que abordan un texto. De no resultarles, se desilusionan, cuando que deberían a sí mismos agradecerse el trabajo realizado, llegue hasta donde llegue.
El ejercitarse en el poema o para la poesía debe a mi entender ser tan satisfactorio, o casi, como el logro del poema mismo. El gusto por la labor prefigura el resultado. La espera de –la expectativa sobre– éste, puede muy bien cancelarlo o, si se quiere, alejarlo un poco más.


Cuestiona el sistema de impartición de justicia
Causa sorpresa la declaración de la procuradora general de la República, Marisela Morales, que niega presión o persecución de la PGR a jueces, pues tanto la dependencia como el presidente de la República en varias ocasiones se han quejado contra los jueces por irregularidades y la aplicación de criterios inadecuados sin aclarar los parámetros que utilizan para tal observación. Cabe la pregunta si lo que pretenden es que el sistema de impartición de justicia se sustente en un sistema inquisitivo y la inefabilidad del Ministerio Público.

En plenitud de su mandato en 1985, Girolamo Prigione, todopoderoso, declaró: las sectas son como las moscas: que hay que acabarlas a periodicazos. Con desprecio y descalificación, Prigione, delegado pontificio y posteriormente nuncio (1978-1997), se refería a las minorías religiosas. Sin duda, los tiempos han cambiado, pues un sector de dichas minorías se ha agrupado y ha puesto en jaque una iniciativa de la Iglesia católica para reformar el artículo 24 de la Constitución mexicana, tendiente a ensanchar su concepto de libertad religiosa. Hay que recapitular. En diciembre de 2011 la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó con albazos y artimañas legislativas una propuesta de reforma sobre libertades, que comprende la libertad religiosa. La redacción de plano amenazaba la laicidad del Estado, en particular acechaba la educación laica suscrita en el artículo tercero constitucional al abrir la posibilidad de la educación católica en las escuelas públicas a petición de los padres. Se especuló, entonces, que Enrique Peña Nieto y el grupo parlamentario priísta del estado de México habrían negociado principalmente con monseñor Carlos Aguiar Retes, presidente de la CEM, quien desde el inicio de su mandato, hace seis años, manifestó su intención de ir más allá de la libertad de culto para alcanzar una verdadera y moderna libertad religiosa (Proceso, 1574, noviembre; 2006). Recordemos que esta reforma polémica se daba en vísperas de la visita del papa Benedicto XVI a México y en el contexto de las campañas electorales de 2012. Tanto por el contenido como por el desaseo parlamentario, la propuesta generó una mayúscula desaprobación mediática, en la que intervienen notables militantes del propio PRI. Se activa de manera vigorosa un pequeño pero persistente movimiento que rechaza la reforma y se moviliza con presencia pública en las calles en todo el país. Grupos religiosos, como la Luz del Mundo, Católicas por el Derecho a Decidir y otras iglesias se coordinan con grupos laicistas, académicos, logias masónicas, defensores de los derechos humanos, grupos de lesbianas y homosexuales. El núcleo de dicha coordinación de estos grupos tan heterogéneos ocurre gracias a la intervención del Foro Intereclesiástico Mexicano. Dicha amalgama de agrupaciones comparte no sólo el rechazo a la reforma del 24, sino su anticlericalismo y las pretensiones de la alta jerarquía de imponer sus intereses desde la cúpula del poder. La redacción de la reforma se transforma y a nadie deja satisfecho, pues queda una formulación casi gelatinosa que finalmente se aprueba: la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión. Posteriormente en el Senado se aprueban en marzo de este año dos minutas, se negocia la aprobación simultánea del artículo 40, que añada el carácter laico al Estado mexicano, y la del nuevo artículo 24. Los dictámenes se han turnado a los congresos locales de la Federación; como se recordará, con la mitad más uno las reformas se validan constitucionalmente. Con poca visibilidad mediática, opacada por el proceso electoral, se ha desatado en cada estado un campo de batalla. Las llamadas moscas con el menoscabo de Prigione están poniendo en jaque la reforma. El episcopado ya ha externado su preocupación y ha acusado a La Luz del Mundo de confundir a la opinión pública. La resultante amerita la preocupación católica. Hasta ahora existen 13 congresos locales que han votado los dictámenes: estado de México, Morelos, Hidalgo, BC, Tlaxcala, Sonora, Michoacán, Zacatecas, Durango, Sinaloa, Oaxaca, Yucatán y Coahuila. Los 13 congresos han aprobado el artículo 40 y cinco han rechazado el artículo 24 (Morelos, BC, Oaxaca, Tlaxcala, Michoacán y Zacatecas).

Luego del atentado a las Twin Towers de Nueva York (2001), Washington y Tel Aviv impusieron al mundo la doctrina de guerra preventiva. Desde entonces, cualquier señalamiento o condena a sus políticas genocidas, es calificada de terrorista o antisemita.
El señor Calderón está decidido a dejar una cauda de tristes y trágicos recuerdos y un montón de rencores por su desempeño en la Presidencia de la República. Pretende, con sus continuas y difundidas giras de adioses, dar el retoque final a una imagen que, muy a su pesar, ha sido ya contaminada en exceso. Seis largos, terribles y desperdiciados años ocupando una poderosa oficina hurtada. La memoria de su gestión no quedará escrita como tal personaje ambiciona: un recuadro de grandezas. La estela de su historia quedará enmarcada por tres vitales reactivos. El primero, sin duda, lo emulsiona la violencia desatada. El siguiente llevará el signo del nulo crecimiento económico. El tercero se resumirá en la desigualdad que, consistente y con cinismo destacado, empujó. Los enumerados referentes se pueden asentar como ejes definitorios para cerrar el terminal juicio de su gestión al frente del Poder Ejecutivo. La ruta que recorrió durante el sexenio en compañía de un séquito de ineficientes ayudantes deja, además, un reguero de cuerpos insepultos esparcidos por toda la inmensa geografía de este dislocado país.

México vive uno de los momentos más peligrosos de su historia. La destrucción de la república avanza y todo parece anunciar que en poco tiempo el deterioro será irreversible. Las causas profundas de esta devastación son múltiples. Pero quizás pueden agruparse en tres grandes categorías, íntimamente entrelazadas.




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