8/02/2012

México: Invalidación e interinato


Gerardo Fernández Casanova (especial para ARGENPRESS.info)

“Que el fraude electoral jamás se olvide”

Confieso que me entusiasma la idea de que el conflicto electoral se resuelva mediante la invalidación de las elecciones y el nombramiento de un gobierno interino, no sólo por las razones de justicia que obligan a corregir el cúmulo de violaciones a la letra y el espíritu de la Constitución, sino también por ofrecer la oportunidad histórica de emprender una reforma de fondo al sistema por consenso de las fuerzas políticas, en un marco en que, independientemente del partido al que pertenezca el interino, la concertación política y la negociación honesta puedan y deban prevalecer.

Para comenzar, la designación del presidente interino no podrá ser impuesta por un solo partido, ni siquiera un bloque de partidos, sino que tendrá que ser resultado de una amplia negociación con participación y el acuerdo de todos; esto llevaría al desarrollo de una agenda convenida y a abrir un espacio sin la oposición sistemática capaz de elevar el nivel del debate parlamentario. Es por ello una oportunidad de excelencia para recuperar la institucionalidad dañada por el manoseo irresponsable de los últimos sexenios.

Este es un factor relevante a ser tomado en cuenta en la decisión que adopte el Tribunal Electoral de la Federación y, en especial, por quienes verdaderamente toman las decisiones. La alternativa aparece clara: un gobierno interino de consenso capaz de sanear o, en su defecto, el caos de un gobierno impuesto a contrapelo de la legitimidad y la honestidad. A nadie conviene la segunda alternativa, ni siquiera a los intereses del poderoso vecino; el riesgo del incendio aconseja negociar tanto a tirios como a troyanos.

La agenda central del gobierno interino, que también pudiera considerarse como uno de transición efectiva, giraría en torno a una profunda reforma del estado y del sistema político, ambos tan desfigurados de tan parchados. Es la oportunidad para cuestionar a fondo el sistema de la representación y auspiciar una sustantivamente mayor participación social; corregir el actual régimen de los partidos, incluido su financiamiento; acotar el funcionamiento de los medios masivos de comunicación para conferir equidad a la competencia electoral; actualizar la relación entre los poderes y entre los niveles de gobierno, entre otros temas de la agenda política.

Un aspecto importante a tomar muy en cuenta en la posibilidad de la designación del presidente interino es el garantizar su fortaleza, tanto por el consenso como por su personalidad. No confundir el interinato con un gobierno provisional; el interinato podrá emprender la transición, en tanto que el provisional sólo podría mantener el statu quo. La situación del país reclama una gran responsabilidad patriótica de los actores políticos y, preferencias políticas aparte, creo firmemente que existe una buena medida de tal cualidad.

La prioridad está en la reforma política pero el consenso deberá permitir un combate eficaz contra la violencia y el crimen organizado así como hacer frente a la emergencia económica que, sin lugar a dudas, se avizora en el futuro inmediato. Desde luego que en la concertación de la agenda tendrán que olvidarse de las reformas estructurales del neoliberalismo y atender la corrección de sus más graves implicaciones.

Pero en todo este enjuague lo verdaderamente importante es que se avance en la organización y fortalecimiento de la movilización social para participar en todos los ámbitos. Particularmente habrá que consolidar el Movimiento Progresista mucho más allá de los partidos que lo integran, con especial énfasis en el diseño de una fórmula que incorpore a MORENA, a la insurgencia juvenil y al universo de expresiones populares de participación.

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