8/01/2012

Los periodistas pal café...




El académico John M. Ackerman (@John M Ackerman en Twitter) anunció ayer que no hará más comentarios periodísticos en la segunda emisión informativa de MVS, bajo la conducción de Luis Cárdenas López (@soyunhereje).
Luego de 61 intervenciones correspondientes a los lunes de otras tantas semanas, el profesor de derecho, quien forma parte del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y del Sistema Nacional de Investigadores, se topó el 9 del recién pasado mes con que no había salido al aire su colaboración en la que él, especialista en derecho electoral, hablaba sobre las posibilidades de que la elección presidencial celebrada días atrás pudiese ser declarada nula.
Tres lunes después, la empresa presidida por Joaquín Vargas seguía sin difundir la pieza de análisis producida por Ackerman, así que éste decidió dar a conocer los hechos en una carta abierta (bit.ly/N4V3Rq) en la que señala, entre otras consideraciones, que la cuestión exclusivamente de tiempos que según el directivo de MVS, Felipe Chao, había causado la sostenida omisión, respondía en realidad a que luego de esos comicios “hubo una súbita modificación de las ‘prioridades’ en la cobertura mediática de la empresa MVS Noticias”.
Ackerman, quien además escribe en La Jornada y Proceso, atribuye esas modificaciones no a una decisión empresarial unilateral, sino a una obediente respuesta a una solicitud explícita formulada por personas cercanas al equipo de Peña Nieto. Habla, además, de haberse decidido a dejar esa ventana radiofónica para no ser cómplice del silencio y la manipulación mediática promovida por el equipo de Enrique Peña Nieto.
La figura estelar del periodismo radiofónico de MVS, Carmen Aristegui, también entró ayer al torbellino de la polémica. Una frase dicha al aire en pleno ejercicio informativo fue utilizada por el Movimiento Progresista en una cápsula de propaganda política que busca demostrar el fraude electoral.
Inserta su voz sin su conocimiento ni autorización, Aristegui solicitó al IFE la suspensión del espot, lo que ayer en principio denegó ese instituto, a la espera de que sea puesto al aire para entonces juzgar, pero que de inmediato generó reacciones de parte de sus seguidores auditivos a quienes pareció inaceptable ese deslinde de la periodista. A juicio de este tecleador, el valorado trabajo de Aristegui en micrófonos necesita estar desprovisto de tintes partidistas o de usos instrumentales para propaganda política, por lo que, justamente para que pueda mantenerse, la voz de Carmen debe desmarcarse de estigmatizantes torpezas en la producción de esas promociones de partidos o movimientos; callar o dejar pasar esa partidización habría dado pie a posteriores ataques contra la periodista siempre en la mira de poderes en busca de desplazarla.
Lo cierto es que se está ante nuevos tiempos político-periodísticos derivados del arribo al poder, al parecer inevitable, de un equipo que a pesar de sus pretensiones discursivas modernistas ha dado muestras hasta ahora de un doctoral apego a las fórmulas clásicas del priísmo controlador de medios de comunicación. Los mares de dinero que corrieron para la compra de una elección han tenido anchas vertientes en puertos periodísticos de diversa índole, además de la explicable necesidad de acomodo sexenal y de trazo de negocios colaterales que lleva a algunos empresarios y ejecutivos de medios a aceptar de exagerada buena gana las peticiones y presiones de quienes dictan la nueva línea periodística (ocultar o de plano censurar material incómodo, desatar campañas de crítica y difamación contra adversarios, ensalzar al jefe, destacar determinadas notas o ángulos informativos).
El panismo gobernante centró en los medios electrónicos, en especial en las televisoras, sobre todo en Televisa, su interés manipulador. La prensa escrita nunca fue especialmente tomada en cuenta, ni en los tiempos del foxismo que recomendaba no leer periódicos ni durante el felipismo que se mantuvo amateur, relacionado con el periodismo escrito mediante personajes de medio pelo o menos. Pero el PRI que llega tiene en sus genes la noción de la importancia de la imagen y la difusión electrónica masivas y también la valoración puntillosa de la información impresa detallada y profesional y del análisis a profundidad, no volátil, que va generando opinión pública.
En un contexto de regresión autoritaria será muy importante cuidar y fortalecer las opciones informativas críticas e independientes. Carmen Aristegui ha hecho una tarea titánica al conservar su estilo y criterio a pesar de las evidentes presiones e incluso daño económico a la empresa que acoge su voz (los Vargas han sufrido un incesante y obsceno bloqueo a sus justificadas intenciones de crecimiento en la industria de las telecomunicaciones, en especial respecto al servicio de banda ancha que durante años le han impedido prestar). La revista Proceso es otra de las publicaciones en condición de agregar años de bloqueo publicitario y acoso desde el poder priísta reconstituido. Y habrá de verse el desenvolvimiento de los enojos contra Reforma.
Respecto a La Jornada, un diario sin dueños, sin empresarios dominantes ni vocación por el lucro, los cuidados deben ser proporcionales a su importancia. Bien dirigida por Carmen Lira, la presencia jornalera ha dado cuenta de aristas y hechos que de otra manera no tendrían registro y seguimiento diarios. Con una vida interna tan vigorosa como corresponde al talante de sus componentes, el diario ha sabido seguir adelante a pesar de las novedades de cada poder sexenal que siempre termina en lo de siempre, en la fallida pretensión de controlar y maniobrar, y en la supervivencia de un medio que una y otra vez ve pasar las veleidades de los poderosos.
Y, mientras esta columna aérea dice ¡oh! ante declaraciones de un directivo de la firma española OHL (tan favorecida por políticos porcentuales en el estado de México y el DF) que confía en que con EPN tengan mejores ganancias en el aeropuerto de Toluca, ¡hasta mañana, escuchando a Chavela Vargas!
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Facebook: Julio Astillero


Sin el subsidio del gobierno mexicano es probable que varias de las más importantes refinerías de Estados Unidos se hubieran ido a la quiebra en los años recientes. Bajó notoriamente el consumo de combustibles en los duros tiempos de la recesión y si no hubiera sido por las compras del vecino sureño algunas plantas habrían cerrado. México es actualmente el principal destino de las exportaciones de gasolina de Estados Unidos y si cortara sus compras, entraría en crisis su planta de producción de refinados. Según datos de la Secretaría de Hacienda, entre 2008 y 2012, el gobierno federal gastaría por concepto de subsidio a la gasolina 654 mil 61 millones de pesos. Mañosamente quieren hacernos creer que beneficia a los consumidores mexicanos, cuando bien sabemos que la mitad se importa de Estados Unidos. Si realmente quisieran beneficiar a los mexicanos convertirían el crudo en gasolina en nuestro territorio, produciéndolo en pesos, no en dólares. Obviamente, primero tendría que limpiarse a Pemex de la lacra de dirigentes sindicales, pero ya el PRI premió a Romero Deschamps convirtiéndolo en senador. Y también algunos funcionarios y contratistas tendrían que renunciar a sus ingresos.
De clavados y clavadas
Hasta cierto punto es explicable que Enrique Peña Nieto haya confundido los nombres de las clavadistas que ganaron medalla de plata en los Olímpicos. Invirtió sus apellidos llamándolas Alejandra Espinosa y Paola Orozco. No forman parte del equipo de clavalistos del PRI, en el cual sobresalen nombres difíciles de olvidar como Moreira, medalla platino en el deporte del clavo. Hasta podría decirse que fue mayor la metida de pezuña de Ernesto Cordero, cuando citó a Vicente Calderón. Sin embargo, hay otros nombres que Peña Nieto debería memorizar bien. Por ejemplo, el del patrón y el del rival del patrón. No vaya a llamarlos Emilio Slim y Carlos Azcárraga, porque ahí se va a llevar un jalón de esos que dejan coloradas las orejas.
Rajoy lleva a la ruina a España
No hay nada más cobarde que un millón de pesos –y todavía más si son euros. En teoría los capitales buscan refugio en los países que tienen gobiernos de derecha. Sin embargo, en España las cosas están ocurriendo al revés. A pesar del ultraconservador Mariano Rajoy y sus medidas de austeridad, entre enero y mayo de este año salieron 163 mil 186 millones de euros. La cifra es mayor al capital que espera como rescate del FMI y el Banco Central Europeo (100 mil millones). Parte del dinero se refugió en Suiza, parte en Estados Unidos, parte se invirtió en oro. Son días de locura para los administradores de fondos de inversión. A México está llegando mucho capital basura, golondrino, que levanta una ganancia rápida y vuela en busca de otro destino que ofrezca mayor rendimiento y seguridad. No pagan impuestos, de ahí que este país sea un paraíso para los lavadores de dinero.
Representación
Para ser justos, Fox no debería ser expulsado del PAN. A partir de la fuga del Chapo Guzmán al final del primer mes de su sexenio, y analizando su actuación hasta el día de hoy, junto a la de Martha Sahagún y los chicos Bribiesca, incluyendo la traición a su partido, representa los valores del nuevo panismo y sus mandos. ¿Qué panista de la nueva hornada no quisiera ser como Fox: de vendedor de cocacolas a uno de los hombres más ricos del mundo?

La pésimamente bautizada primavera árabe por los multimedia propagandísticos occidentaloides –que denominé La revolución del jazmín (Ver mi libro: Las revoluciones árabes en curso: el detonador alimentario global, 2011, ed. Orfila)– se ha metamorfoseado en el verano islámico, poco más de un año después, con el irresistible ascenso de la triada sunnita: 1) Hermanos Musulmanes (apoyados por Estados Unidos, Gran Bretaña y la OTAN, que incluye a Turquía), 2) salafistas –integristas coránicos, apoyados por Arabia Saudita y Qatar, miembros prominentes de las seis petromonarquías árabes del Golfo Pérsico–, y 3) Al Qaeda, presuntamente apuntalada por la CIA/Al-CIA (ver Bajo la Lupa, 29/7/12).
En la conclusión de mi libro preví, con rigor (24/10/11), la caída de las repúblicas tiránicas, la consolidación de las petromonarquías, la eclosión del sectarismo, el auge de los Hermanos Musulmanes y el acecho de Al Qaeda/salafistas, escenario que se abate con todo su furor en Egipto, Siria, Irak y Bahrein.

Desde que 30 años atrás se instaló en Los Pinos, muchísimos han sido los eufemismos utilizados por la tecnocracia neoliberal para desmantelar el aparato productivo del Estado y justificar la brutal privatización de los bienes nacionales (favorable para un reducido grupo de amigos del régimen, autóctonos y trasnacionales): desincorporación, modernización , redimensionamiento, capitalización, inversión complementaria, asociación estratégica, democratización del capital, apertura regulada, seguridad jurídica para los inversionistas privados (donde la Constitución claramente lo prohíbe), etcétera, etcétera.
Por esa ruta eufemística terminaron privatizados, y en no pocos casos extranjerizados, bancos, aerolíneas, ferrocarriles, satélites, telecomunicaciones, puertos y aeropuertos, ingenios azucareros, fertilizantes, empresas mineras, cementeras, textileras, hoteleras, refresqueras, papeleras, siderúrgicas, químicas y petroquímicas, armadoras, electricidad, gas, tendido de fibra óptica, y lo que se quede en el tintero. Sólo faltaron Los Pinos y Palacio Nacional (los inmuebles, desde luego, porque sus inquilinos también fueron privatizados). Cualquier pretexto ha sido bueno para los tecnócratas, con tal de borrar del mapa los bienes del Estado y privatizar la riqueza nacional.
Pero la ridícula inventiva privatizadora no había alcanzado el nivel recién registrado por Juan José Suárez Coppel, director general de Petróleos Mexicanos: ser una paraestatal es un lastre para Pemex, por lo que urge modificar la Constitución para otorgarle autonomía de gestión y presupuestal y para que las puertas se abran de par en par en el sector y se permita la llegada del capital privado (inversión complementaria), según dice el ínclito funcionario, quien para rematar su brillante idea recurrió a la madre Tonatzin para justificar la por él tan ansiada privatización petrolera: la Virgen de Guadalupe nos sonrió (La Jornada, Israel Rodríguez), ergo, le autorizó la privatización.
Cinco sexenios al hilo (de Miguel de la Madrid a Felipe Calderón; seis si en Los Pinos se instala el que también olímpicamente mete la pata en Twitter), y no han podido privatizar el petróleo, aunque no quitan el dedo del renglón. Lo han intentado por todos los medios, por todos los rincones, por todos los resquicios legales, mediante todo tipo de trucos legaloides, pero no lo han logrado al ciento por ciento. Han invertido todo el tiempo y el dinero para hallar la ruta privatizadora, pero no en mejorar el perfil y la productividad de Pemex, ni en combatir la brutal corrupción que impera en la paraestatal y en la empresa privada asociada –disfrazada de sindicato– propiedad de Carlos Romero Deschamps. Miles de millones de pesos en corrupción, en negocios fallidos, en proyectos equivocados, en aventuras especulativas, en altísimos salarios y prestaciones de la burocracia dorada, pero el lastre, dice Suárez Coppel, es ser una paraestatal.
Treinta años de venta de garaje privatizando la infraestructura productiva del Estado (a estas alturas muy poco es lo queda, por no decir nada), y la tecnocracia no tiene llenadera. No está satisfecha con el resultado, por mucho que su política ha dejado un lamentable tiradero en el país, y sólo ha concentrado más la riqueza y el poder de unos cuantos. Pero quiere más, y va por la joya de la corona. ¿Qué haría el gobierno federal (y, por ende, los estatales) con un Pemex entregado al capital privado? ¿De dónde sacaría, como ahora, los 35-40 centavos de cada peso presupuestal? ¿De los inversionistas privados que se queden con la gallina de los huevos de oro negro?
Como se ha comentado en este espacio, en esas tres décadas los barones autóctonos y foráneos se quedaron con prácticamente toda la infraestructura productiva del Estado, bajo la premisa –según repitieron los cinco inquilinos de Los Pinos involucrados en esa venta de garaje, cuya última pieza es Pemex– de que el capital privado generaría crecimiento económico, empleos a granel, con todas las prestaciones de ley excelentemente remunerados, con precios a la baja por la creciente competencia, mayor fortaleza del erario (porque no sólo captaría más impuestos del capital privado, sino que ahorraría multimillonarias cantidades otrora destinadas a mantener el aparato paraestatal), bienestar a los naturales y un futuro más que venturoso, de tal suerte que México, con todo y habitantes, se convertiría en el primer mundo del primer mundo y en la envidia de las comunidad de naciones, toda vez que el gobierno no sólo ahorraría miles y miles de millones de pesos, sino que se dedicaría de tiempo completo al crecimiento y al desarrollo de esta gran nación. ¿Qué sucedió?: exactamente lo contrario.
Aunque lo hace de forma encubierta (mal, desde luego, porque todos los saben), Suárez Coppel debería emplearse abiertamente con alguno de los consorcios nacionales y extranjeros que pugnan por la privatización del petróleo mexicano. Por ejemplo, podría ser secretario particular del ex embajador Jeffrey Davidow, quien a los mexicanos ha prometido que progresarían al estilo Noruega si finalmente le abren la puerta de par en par a las trasnacionales del ramo. O tal vez podría fungir como asistente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (que concentra la crema y nata de los barones autóctonos), o de alguna trasnacional petrolera, a elegir. Pero lo que no puede permitirse es que siendo parte del gobierno federal descaradamente promueva algo que la Constitución prohíbe. Está en su derecho que no le guste lo que dicta la Carta Magna, pero como funcionario está obligado a su cumplimiento.
Y para rematar, Suárez Coppel repitió la cantaleta de que sería un grave error construir refinerías en el país, pues no es, financieramente, un buen negocio. Pues bien, retomo lo aquí escrito semanas atrás (29 de junio de 2012) para conocer de qué tamaño es el negocio y quién se lo queda: la falta de infraestructura para refinar los petrolíferos que consume el mercado nacional, particularmente gasolinas automotrices, le ha costado al país 112 mil 569.2 millones de dólares, además de una cantidad superior a 511 mil millones de pesos en subsidios durante el actual gobierno. Con base en informes oficiales, el actual gobierno federal gastó 53 por ciento de los ingresos por exportaciones petroleras en la compra de un volumen cada vez mayor de combustibles automotrices, que alcanzó su máximo nivel histórico en octubre del año pasado. En efecto, no es negocio para México (que es el que paga), pero qué tal para los refinadores en el extranjero (que son los que cobran).
Las rebanadas del pastel
Entonces, si de lastre se trata, mejor que Suárez Coppel busque chamba en el sector privado.


El poeta no sabe lo que sabe pero sabe que si no lo sabe al menos puede saberlo, o vislumbrarlo, en el poema.
Todo poema es a final de cuentas indescifrable, en cierto modo ininteligible, pero no imperceptible, no inintuible.
El poema llega, cuando llega –y aquí el asunto es no muy diferente para poeta y lector–, de modo que se le reconoce aun cuando no haya modo de comprobar que antes se le conocía.



La Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) obtuvo ayer una orden de aprehensión contra el general de división en retiro Tomás Ángeles Dauahare, y los generales de brigada en activo Roberto Dawe González y Roberto Escorcia –quienes permanecen bajo arraigo desde mediados de mayo–, así como del teniente coronel Silvio Hernández Soto, por sus presuntos vínculos con la delincuencia organizada en su modalidad de delitos contra la salud. La orden emitida por un juez de distrito en Toluca también afecta a los presuntos narcotraficantes Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, y Gerardo Álvarez Vázquez, El Indio, quienes, según las autoridades, se desempeñaron en su momento como importantes operadores del cártel de los Beltrán Leyva.

En defensa del ejido chol de Tila
Este 2 de agosto la Suprema Corte discutirá el destino de 130 hectáreas del ejido chol de Tila, Chiapas, de las que el ayuntamiento de Tila quiere despojar.

Cnvocados por una vergüenza que nos afrenta, comienza el texto que ha conmovido a muchas conciencias en la impresionante declaración del movimiento #YoSoy132 del 27 de julio de 2012 ante las puertas de Televisa (medio monopólico antidemocrático de comunicación denunciado en esa convocaria y mostrada en toda su indigna inmoralidad). Es un texto que pasará a la historia de México, no sólo literariamente espléndido (como siguiendo los pasos del Sub, que sabe que la retórica política puede ser bellamente expresada), sino también por su precisión política. El movimiento merece todo el respeto de los maestros que, como dice un texto semita, debemos despertar cada mañana con el oído de discípulos. Sí, discípulos de nuestros discípulos, maestros generosos de una senda de la que tantos políticos viejos sería bueno que aprendieran a caminar.

La disputa por el presente tiene, porque las tendrá después a manos llenas, profundas y ramificadas consecuencias. Un preñado dilema se sitúa en el centro gravitacional de tal discusión. Se quiera, o no, habrá que enfrentarlo: unos participando activamente, otros con lateral atención y los demás cruzando de lejos con indiferencia. En cualquiera de estas actitudes habrá sacrificios y penalidades al por mayor. No hay escapatoria a la dicotomía actual: arrellanarse con la inercia poselectoral que busca la normalidad a pesar de las evidencias delictivas o se resiste en busca de una penosa salida fundada en la ley.

A18 años del atentado dinamitero que demolió la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA, Buenos Aires, 18/7/94, 85 muertos, 300 heridos), las investigaciones de la justicia son igualmente demoledoras: cero resultados. Nada por aquí, nada por allá, lo más probable es que quién sabe (consultar antecedentes en mi artículo ¿Terrorismo israelí en Buenos Aires?, La Jornada, 6 y 13/9/06).

El Vaticano optó, apoyándose en la legislación canónica, retirar a la Pontificia Universidad Católica de Perú el derecho a usar en su denominación los títulos de pontificia y de católica a través de un decreto firmado por el secretario de Estado, Tarsicio Bertone.

Cinco años en la peor crisis en ocho décadas y el mundo financiero sigue sin cambios significativos. Aquí se localizó el epicentro del terremoto y las reformas a su sistema regulatorio debían impedir una nueva debacle. Pero el poderío del sector financiero y bancario ha impedido que se apliquen restricciones a su actividad especulativa. La economía mundial enfrenta el riesgo de un nuevo derrumbe. La crisis actual sería apenas un preámbulo del nuevo Apocalipsis.

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