Caso 43 y las buenas intenciones
Tortuguismo jurídico
Puntal verde olivo
Los empresarios de NL

Sería el colmo que el gobierno aspiracionalmente transformador
(llamado la 4T) se quedara en terrenos virtualmente propicios para la
continuidad de la impunidad y de los pactos no escritos de protección
entre élites. Amistad que no se refleja en la nómina es pura demagogia,
decían los cínicos del priísmo clásico. Declaraciones y buenos
sentimientos que no se reflejan en acciones concretas son pura
demagogia, podría parafrasearse con actualización al presente. ¿Qué hay
de fondo, concreto, medible y comprobable, de avance en el tema de los
43? ¿Solamente declaraciones, actitudes, solidaridad, fotografías,
declaraciones, recompensas?
Para fechas posteriores se está convocando a diligencias judiciales a
diversos funcionarios de importante nivel del peñismo, comenzando con
el fabulador profesional, el gran mentiroso, Jesús Murillo Karam,
auténtico sociópata que a semejanza de Rosario Robles (histórica
adversaria política del obradorismo) se dice dispuesto a rendir las
declaraciones que sea necesario, disponible para lo que gusten, buen
conversador mendaz.
Los procesos judiciales referidos a Murillo Karam, Tomás Zerón de
Lucio y otros personajes similares, si es que se llegan a instaurar, se
pueden llevar meses o años. Podrían ser encarcelados de inmediato, es
cierto. Pero la llamada Cuarta Transformación está (¿intencionalmente?)
entrampada en los detalles jurídicos y en una continuidad procesal
propia del tortuguismo. Profundamente respetuosa de una legalidad que es
usada en su contra por los factores de poder del pasado reciente y que
no se compadece de la urgencia social de dar muestras de algo parecido a
la justicia.
El gobierno obradorista está necesitado de mantener el apoyo de las
fuerzas armadas y sus generales pues, en un impensado giro, ha producido
un extraño empoderamiento del Ejército y la Marina. Es probable que la
supervivencia y durabilidad del imperio moreno dependa del puntal verde
olivo. Por tanto, expedientes como el de Iguala no pueden romper o
mermar la alianza de Palacio Nacional con las secretarías de la Defensa
Nacional y de la Marina. Sí pueden darse gestos menores o extemporáneos
pero, hasta la hora de teclear la presente columna, nada sustancial ni
trascendente. Cinco años. 43 desaparecidos. Estado y gobierno rebasados,
de uno o de otro signo.
En un tema conexo, Abraham Nuncio, literato, profesor y analista
político, gran conocedor de la política y la sociedad de Nuevo León, ha
publicado en La Jornada un texto denominado Valientes, referido al ataque guerrillero contra el empresario Garza Sada en 1973:
También se pretende oscurecer ciertas cuestiones que es imprescindible poner en claro. ¿Los líderes empresariales y sus organizaciones dijeron algo para que fuera respetado el estado de derecho en esos y otros casos violatorios de los derechos constitucionales y humanos? No que se sepa. La responsabilidad histórica recae en ellos como la parte privada del Estado violador de tales derechos. Celebran a los héroes que lucharon con las armas en la mano por intentar darnos independencia y libertad. Pero actúan como entonces lo hizo el Consulado de los Comerciantes de México: echando mano del anatema para descalificar a quienes no sirven a sus intereses. ¡Hasta el próximo lunes!
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