9/25/2019

México SA


Carlos Fernández-Vega
 
Por considerar que el Estado es un pésimo administrador, el régimen neoliberal dejó la economía en manos de la cúpula privada, de los empresarios amigos del gobierno en turno (que se sirvieron con una enorme cuchara), en la creencia – moches aparte– de que esa era la fórmula mágica para generar mayor riqueza, crecer sostenida y rápidamente y lograr el desarrollo social.
¿Resultado? Más de tres décadas con una tasa de crecimiento apenas superior a 2 por ciento anual como promedio, el incremento sostenido, pero de la pobreza, y el desarrollo de la concentración del ingreso y la riqueza. La fórmula mágica resultó ser excelente negocio para la cúpula empresarial y pésimo para la nación.
Por ello, el nuevo gobierno ha subrayado que es un hecho la separación entre el poder económico y político –léase se acabó el maridaje neoliberal–, y que nunca más se permitirá el dominio del capital sobre las decisiones de Estado. Todo el apoyo a la iniciativa privada, pero una cosa es que cuide su dinero y busque ganancias, y otra muy distinta que condicione su inversión al manejo y control de la política económica.
Por ello, como bien lo advierte el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes, reducir la inversión pública es la mejor manera de asegurar la continuidad del modelo neoliberal; el mayor error de política económica que se cometió durante los pasados 20 años fue el sacrificio de esa inversión, es decir, dejar que la parte privada ocupara el lugar del Estado.
En el balance, desde el 2001 han transcurrido 74 trimestres y en ese periodo la inversión pública reporta un comportamiento negativo en 33 de ellos (45 por ciento del total y retrocedió en el 53 por ciento), amén de que no ha sido un factor estable para el crecimiento del país.
Por el contrario, en igual lapso la inversión privada ha sido el componente promotor del crecimiento económico (aunque éste ha sido muy bajo), pues aumentó en 70 por ciento de los trimestres considerados.
Sin embargo, para el caso del nuevo gobierno se refrenda lo dicho: reducir la inversión pública es la mejor manera de asegurar la continuidad del modelo neoliberal, toda vez que la inversión pública cayó 14.5 por ciento, de tal suerte que de los pasados 22 trimestres (cinco años y medio), 17 ha reportado cifras negativas, incluidos los dos recientes. Además, la inversión privada se abatió 6.2 por ciento.
En otras palabras, la economía no ha contado con inversión pública para generar crecimiento en la mayor parte del tiempo transcurrido desde 2001, y esa es, precisamente, la estrategia de política económica usual en un modelo neoliberal.
Por lo anterior, sin un programa de reactivación económica integral, basado en una política industrial moderna, la economía seguirá perdiendo fuerza. Junto con la inversión gubernamental, la inversión extranjera directa (IED) también retrocede (4 mil 100 mil millones de dólares en el primer semestre de 2019, 18.7 por ciento menor respecto del mismo periodo del año pasado).
Ante la reducción (5.4 por ciento) programada para la inversión física del sector público federal en 2020 y el retroceso de la IED, el crecimiento económico dependerá del sector privado, nuevamente, de tal suerte que urge implementar una política pública de fomento a la inversión.
Así, sólo un incremento en la inversión puede evitar una mayor pérdida de fuerza de la economía nacional. La creación de un círculo virtuoso que genere bienestar depende del crecimiento, y éste y la generación de empleo formal requieren de mayor inversión productiva; el gasto social no tiene la capacidad de propiciar el desarrollo económico y social que México precisa.
Las rebanadas del pastel
Excelente noticia: la presidenta de la Cámara de Representantes de EU, Nancy Pelosi, anunció ayer el inicio formal del proceso de juicio político para destituir al salvaje de la Casa Blanca. El mayor de los éxitos en esta acción.

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