6/18/2022

Contra el “capitalismo gore”: resistencias por la vida y sin imágenes violentas

  

La vida y la lucha son las formas por medio de las cuales se puede crear empatía en una sociedad, mientras que mostrar la muerte y violencia como contenidos estelares solo normaliza realidades que ponen en riesgo a poblaciones vulnerables, en específico a las mujeres. Actualmente, la sociedad vive en un pacto en el que se tiene pleno conocimiento de un mundo a punto del colapso, pero se elige vivir en medio de la apariencia. 

Así, se daña severamente la capacidad de reacción de una sociedad, lo que crea una especie de distanciamiento que programa a las personas para que estas problemáticas sean percibidas como algo “normal”. 

“A través de la saturación de imágenes de violencia, se anestesia la movilización social y se desactivan alianzas posibles entre poblaciones vulnerables, específicamente ante el problema de feminicidio y transfeminicidio en México”.

Sayak Valencia

El uso de imágenes violentas ya no se limita a periódicos de nota roja, sino que en diversos medios de comunicación y redes sociales se ha optado por compartir este tipo de representaciones, aun sabiendo que esto implica varias violaciones a los Derechos Humanos. Sin embargo, estas publicaciones se han convertido en un negocio rentable, de ahí que surja el término “capitalismo gore”

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

Como claro ejemplo, se tiene la campaña lanzada en 2010 por parte de la empresa de cosméticos MAC, a través de la cual se presentó una línea de productos “inspirados” en los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. Las modelos aparecían maquilladas simulando a una mujer víctima de asesinato violento o que había sido golpeada; esto llevó a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) a condenar dicha campaña, pues mostraba insensibilidad y desconocimiento sobre la grave problemática que enfrentaban las mujeres en esta zona del país. 

En ese sentido, la filósofa Sayak Valencia resaltó que la hipernormalización evita que se actúe en la realidad concreta para cambiarla, “desestimando las posibles acciones de movilización para transformar las condiciones funestas de situaciones de este tipo”. 

Además, al exhibir o lucrar con imágenes violentas se quita responsabilidad a los perpetradores y a las autoridades correspondientes que no llevan a cabo las diligencias correspondientes para resolver los delitos de feminicidio. 

Por ello, la investigadora señaló como urgente que se trabaje de forma cotidiana en la construcción de la empatía y solidaridad: “Una mirada sensible y de denuncia, que no se reproduzca el panfleto ni se glamourice la violencia”, afirmó.

“Tenemos responsabilidad ante la distribución y consumo de dichas imágenes, porque este barrido y borrado de la memoria por saturación con estas imágenes produce consecuencias en poblaciones vulnerables”.

Sayak Valencia

¿Cómo evitar que la proliferación de las imágenes violentas sea más simbólica que las propias luchas? Volviendo a poner los cuerpos en el espacio público.

“Un violador en tu camino”, performance realizado por la colectiva feminista “Las Tesis” es un ejemplo de cómo se puede revisualizar una lucha, llenándola de función y vida porque, con ello, la sociedad puede identificarse: “El ímpetu de resistir hace que las cosas se vuelvan reales para esas personas”, concluyó la filósofa.

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