Occidente, revela datos perturbadores (http://bit.ly/4lLKVPL).
Según AC, los masivos ciberataques y los drones provenientes de Azerbaiyán y Erbil –capital de la provincia autónoma del Kurdistán en Iraq, en alianza con el renegado grupo terrorista MEK (Mujahideen-el Khalq)–, además del poderoso software de EU terrestre y satelital, conformaron el pérfido ataque de Israel contra Irán.
El ataque israelí se escenificó un día después de la complicidad del
argentino Rafael Grossi (RG), ignominioso director de la Agencia
Internacional de Energía Atómica (AIEA) –imputado por Irán como por
Rusia de ser un vulgar agente del Mossad– y en vísperas de las tramposas
negociaciones
de Teherán con EU.
Los pérfidos ataques –que AC insiste tuvieron varios años de preparación interna/regional– paralizó al país persa durante ocho horas, que afectaron sus sistemas de defensa.Israel y EU iban por el nocaut.
Irán pudo recuperarse para contrarrestar los ataques –primordialmente de las células durmientes internas del Mossad que llevaron años preparándose– y propinar severos daños –ocultados por la censura totalitaria del gobierno de Netanyahu– que, según tanto el ex agente de la CIA Larry Johnson como el ex inspector nuclear Scott Ritter (SR) –en sus respectivas entrevistas con el célebre juez Napolitano–, afirman que dañó la tercera parte (¡mega-sic!) de Israel.
Según AC, Israel infligió un daño significativo a Irán –los asesinatos teledirigidos de 30 altos funcionarios militares, al estilo de la decapitación de la cúpula de Hezbolá en Líbano, y de 11 científicos nucleares de primer nivel con sus familias, debido al vulgar espionaje del argentino RG quien facilitó al Mossad sus ubicaciones residenciales.
AC desecha la ditirámbica propaganda de Trump de haber obliterado
el programa nuclear civil de Irán. A lo mucho, en espera de evidencias alusivas, el programa se hubo retrasado semanas o meses a lo sumo
,
en caso de que Irán decida fabricar la bomba nuclear, que no posee,
inventada por Netanyahu desde hace 30 años (sic). AC cita profusamente
el escepticismo sobre la obliteración
por el óptimo científico Ted Postol del MIT. AC opina que el masivo ataque cibernético ha sido ahora expuesto
y no será sencillo repetirlo.
Al contrario de lo que difunden los goebbelianos multimedia occidentales, que controla Israel, las defensas aéreas de Irán son ahora totalmente operativas
cuando están recibiendo defensas aéreas de China
.
AC adopta la tesis del teatro Kabuki
, conjeturada tanto por SR como por un servidor: los estadunidenses advirtieron de antemano a los iraníes
–sobre su bombardeo a las tres plantas nucleares de Natanz, Isfahán y Fordow– quizá a través de la embajada suiza en Teherán
o mediante Omán.
En su momento aduje que Irán había trasladado 400 kg de uranio enriquecido a 60 por ciento a otro lugar y que extrañamente no se había detectado radiación alguna. AC da por enterrada la pérfida inspección de la AIEA del argentino RG que utilizó el programa de inteligencia MOSAIC de Palantir contra Irán (http://bit.ly/44IaOcl).
A decir de AC, la respuesta de Irán, mediante sus indetectables e imparables misiles hipersónicos, fue muy severa, llegando hasta a golpear el centro del Mossad en Herzliya, además de la destrucción del instituto científico Weizmann y la refinería del puerto de Haifa.
AC asevera que los estadunidenses (mega-sic) y los israelíes
dispararon 93 (sic) disfuncionales misiles defensivos THAAD (Thermal
High Altitude Area Defense) con un valor de mil 200 millones de dólares.
Fueron los israelíes quienes imploraron a Trump el cese al fuego a través de la mediación de Omán. Hoy no faltan críticos adentro y fuera de Irán quienes fustiguen que nunca debieron haber aceptado el cese al fuego cuando tenían a Israel en la lona.
El distrito de Gion en Kyoto es conocido por las escuelas en que se forman las Geishas, esa emblemática figura femenina japonesa muchas veces mal interpretada en occidente como trabajadoras sexuales.
Muchas de ellas trabajan en casas de té o son contratadas por clientes privados como empresarios, políticos o artistas como un refinado aspecto de entretenimiento durante una cena o encuentros de altas esferas de la sociedad.
También son contratadas por instituciones gubernamentales para presentarse cuando hay alguna visita oficial de alto rango o para participar en festivales locales. Durante la velada, la Geisha establece conversaciones usando un vocabulario refinado, sirven el té o el Sake, bebida alcohólica de arroz tradicional japonesa. También practican con los asistentes algunos juegos tradicionales.
Si acaso lo más atractivo durante la velada son los bailes o cantos que realizan. El baile de una Geisha tiene como característica lentos movimientos impregnados de una gracia que invita a la contemplación. El abanico es un elemento fundamental en sus danzas.
A pesar de ser vistas a menudo como una reliquia del pasado, las
Geishas continúan desempeñando un papel importante dentro del patrimonio
cultural japonés. La tradición de las escuelas para Geishas en Japón es
una parte fundamental del complejo y refinado mundo del arte
tradicional japonés. Estas escuelas, conocidas como okiya
y kenban
, son esenciales para su formación.
Aunque su número ha disminuido considerablemente en comparación con épocas pasadas, existen todavía jóvenes que deciden llevar a cabo un carrera como Geisha. La vida cotidiana cuya denominación en Kyoto es Geiko, es muy exigente, estructurada y muy diferente de la vida moderna común; son pocas las jóvenes que optan por ese camino el cual conlleva separarse de la familia siendo ya muy jóvenes. La preparación suele iniciarse alrededor de los 14 o 15 años.
Las jóvenes pueden visitar a su familia de cuando en cuando aunque esto tambien está reglamentado. Al terminar la formación, deben ser capaces de solventar su propia vivienda.
Una Maiko es la Geisha durante el tiempo de preparación. Este entrenamiento tiene una duración de alrededor de cinco años y tiene establecida una cotidianidad rigurosamente estructurada.
Aunque de hecho no les era permitido el uso de celular, hoy en día ha cambiado este aspecto pues las jóvenes precisan de las redes sociales para poder ser contratadas. Lamentablemente cada vez son menos jóvenes que deciden tomar este camino.
El peso histórico pudiera terminar siendo documentado sólo por la literatura o el cine. La figura de la Geisha surgió en el siglo XVII en el llamado periodo Edo. Los primeros Geishas eran hombres cuya función era entretener en banquetes.
Alia Lira Hartmann, corresponsal
“Mi escaso contacto con la fiesta brava –explicaba Andrés Manuel López Obrador en una entrevista para el entonces semanario Proceso, en junio de 2000– se lo debo a mi paisano el poeta José Carlos Becerra, de quien leí la crónica de una corrida celebrada en Villahermosa a finales de los años 50. Había una frase que me impresionó y se refería a la falta de seriedad del ganado y al exceso de diversión del público. Lo que más me llamó la atención fue que un hombre tan sensible como José Carlos se sintiera atraído por algo tan sanguinario como los toros, y me hizo preguntarme si en todo esto no habría algo mucho más profundo…”
En otra parte de esa entrevista el tabasqueño agregaba: Como jefe de Gobierno me interesa sobre todo garantizar el respeto por la ciudadanía, así como apoyar una tradición popular que tiene raíces profundas en la historia. Si la fiesta brava demuestra que vale por sí misma, es decir, si los directamente interesados la hacen valer, el apoyo residirá en hacer cumplir la reglamentación correspondiente, sin complicidades ni intromisiones innecesarias
.
En los siguientes 30 años, ni durante la jefatura de Gobierno de AMLO en el entonces Distrito Federal ni en los cuatro sexenios posteriores –los de los panistas taurinos de clóset y los de Peña y López Obrador– hubo mayor respeto a la ciudadanía
que asistía al coso ni se hizo cumplir la reglamentación correspondiente
, ni se dieron intromisiones innecesarias
, sino que continuó la autorregulación de sendas empresas y los directamente interesados
en hacer valer la fiesta de toros en la capital, no supieron hacerlo.
El viciado sistema de partidos de México –más de 7 mil millones de pesos recibirán este año para seguir jugando a la democracia– en vez de atender problemas urgentes de la ciudad acató la orden de civilizar
la fiesta de toros y tanto los de derecha como los de izquierda se desentendieron de una expresión popular de casi cinco centurias, dejándole al impresentable e ignorante Partido Verde el papel de antitaurino oficioso, en tanto perredistas y panistas permitían todo a los autorregulados promotores taurinos, a ciencia, paciencia y conveniencia de la delegación y ahora alcaldía Benito Juárez.
Con renovados bríos regeneradores, pero sin idea ni sensibilidad política, luego de tres largas décadas de ineficaz autorregulación de los concesionarios de la Plaza México, a los de la nueva administración morenista en la capital sólo se les ocurrió prohibir la celebración de corridas de toros tradicionales, sacándose de la manga un engendro de función para no lastimar a los toros, vulnerando la memoria, pluralidad y democracia de la lastimada Ciudad de México. Primero me desentiendo y ahora prohíbo sin conocimiento de causa, pero con irreflexivas poses, parece decir una autoridad que no prohíbe la crueldad animal en los rastros.
Si bien los amagos trumpianos han ido perdiendo su filo a medida que se demuestra que son precisamente eso, amagos para buscar negociaciones que resulten ventajosas para Washington –y perjudiciales para sus socios comerciales–, los ya característicos anuncios hostiles, retrocesos y zigzagueos del millonario republicano constituyen un factor de desorden e incertidumbre para el conjunto de la economía mundial y para las relaciones internacionales. Y para el que este juego con las expectativas resulta más nocivo es para el propio gobierno de Estados Unidos, el cual es ya considerado por amigos y adversarios como un actor inestable, imprevisible y, en resumidas cuentas, poco serio. Ello, sin contar con que para la industria, el comercio, las finanzas y la sociedad de la superpotencia, los aspavientos de Trump están resultando ya desastrosos.
En forma simultánea, la campaña de difamaciones e insultos contra
México que se ha ido generalizando en los mundillos gubernamental,
mediático, legislativo y judicial del país vecino, sumó un nuevo
episodio con la insinuación del abogado defensor del narcotraficante
Ovidio El Ratón Guzmán, Jeffrey Lichtman, quien el viernes pasado acusó a la presidenta Claudia Sheinbaum de actuar como el brazo de relaciones públicas del cártel de Sinaloa
,
en lo que constituyó, más que un alegato a favor de su defendido, un
cierre de filas con las contradictorias políticas de la administración
trumpista, la cual por un lado declara organizaciones terroristas a
grupos delictivos mexicanos y por el otro, negocia impunidades para uno
de los más connotados cabecillas de una de esas organizaciones y hasta
le concede la residencia en territorio estadunidense a su extensa
familia de 17 miembros.
En la medida en que la insolencia de Lichtman se produjo como respuesta a la mandataria mexicana, quien se refirió precisamente a esa contradicción, puede darse por hecho que el abogado actúa en consonancia con la Casa Blanca, con el Departamento de Justicia y con graves declaraciones calumniosas divulgadas recientemente por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y la fiscal general Pamela Bondi y demás funcionarios, legisladores republicanos y medios masivos que en otros asuntos suelen mostrar profundos desacuerdos con el trumpismo.
Acaso sin darse cuenta, Lichtman ha dejado en evidencia que si un gobierno establece y mantiene tratos con el narcotráfico es precisamente el de Washington, el cual consiente ahora a Ovidio Guzmán con pactos de benevolencia, posiblemente a cambio de testimonios arreglados que le permitan a la Casa Blanca extorsionar y chantajear a países como el nuestro, el cual capturó y extraditó a Estados Unidos al propio Ratón y demostró así que cumple rigurosamente su parte en la colaboración binacional contra la delincuencia, mientras la administración trumpiana da muestras de estar haciendo todo lo contrario.

peligrosos criminales, responsables, entre muchos otros males, del tráfico de fentanilo y de las muertes que éste acarrea entre sus consumidores.
Jaime Alanís, del condado de Ventura, es el primer mártir de la nueva
era trumpiana que se une a los reclusos de la cárcel de los Everglades,
de Miami, a quienes se da trato de perros
y se proporciona alimentos insuficientes y agusanados
, según las denuncias de algunos detenidos.
Al visitar Texas, mucho después de que se presentó la emergencia
causada por precipitaciones pluviales, Trump se dedicó a respaldar a las
autoridades locales (del Partido Republicano) sin tomar en cuenta las
abundantes críticas por la falta de prevención. Incluso llamó malvado
a un reportero que preguntó al respecto y las ensalzó y los elevó a la categoría de héroes
(La Jornada, 12 /7/25, página 20).
Como quiera que sea, es ya lugar común proponer que el panorama
global, otrora tan presuntuoso, está preñado de riesgos sin que le
sobren tensiones y sí se le acumulen riesgos. Si en el futuro no
llegan a perderse el interés por la historia ni el pensamiento crítico,
quizá será un motivo de asombro la facilidad con la que las generaciones
que ahora viven se rindieron al despotismo y la irracionalidad
, escribe Antonio Muñoz Molina en Nada más fácil
( El País, 28/6/25).
Por ello, nunca está de más, mucho menos en temporadas de huracanes,
incertidumbres y miedos, que el pensamiento crítico esté presente,
vigente, para recordar(nos) y para exigir(nos), mesura y prudencia para
evitar adentrarnos y perdernos en la oscuridad de los tiempos
.
Menciono lo anterior porque recientemente Leonardo Lomelí, rector de
nuestra universidad nacional, estuvo en el Instituto Max Planck,
prestigioso centro académico del que han salido varios premios Nobel y
se ha distinguido por ser campo de cultivo de uno de los pensamientos
críticos e históricos más influyente del siglo XX.
Los nombres de Horkheimer, Adorno, Marcuse, Benjamin, Neumann, Pollock, Habermas y Streeck entre otros más, forman parte de una pléyade portentosa de pensadores y pensamientos que bastarían para celebrar el hecho de que nuestra universidad nacional y su rector se sienten a la mesa y propongan, como tarea urgente de nuestro tiempo global, la defensa de la libertad y el pensamiento crítico, el respeto irrestricto a las diversas expresiones y el compromiso con las pluralidades.
En Alemania, en Frankfurt donde radica el instituto, el rector Lomelí señaló la importancia de la autonomía universitaria, conquista de varias generaciones y defendida por más, que debe ser ejercida con responsabilidad y refrendada permanentemente. En su conferencia, el rector de nuestra universidad, abordó en torno a la autonomía, su valor y la necesidad de defender una libertad que nos obliga y compromete a ser mejores con nuestras comunidades. Destacó el papel de la educación y de las universidades como cemento de las comunidades, no sólo en ámbitos de conocimiento sino como espacios de creatividad, crítica y debate.
En la actualidad, afirmó, el asedio a las instituciones
académicas se da, lo mismo desde viejos adversarios de la pluralidad del
conocimiento como lo son el extremismo religioso, el nacionalismo y la
xenofobia, que desde la reaparición de regímenes autoritarios que a
fines del siglo XX se consideraban superados en la mayor parte del
mundo, pero también desde una variante extrema del neoliberalismo que
cuestiona la utilidad de la educación pública y de las políticas basadas
en evidencia científica y que ve en la democracia un obstáculo para el
ejercicio pleno de la libertad económica
.
Por todo lo anterior, agregó, me parece importante reflexionar
sobre el significado de la autonomía universitaria en nuestro tiempo,
sobre la importancia de las libertades académicas en un contexto de
polarización política e ideológica como el que vivimos, y su
contribución como pilares de la resiliencia democrática en momentos en
los que se observan a nivel mundial regresiones autoritarias y asedios a
las instituciones democráticas desde distintos frentes. La
responsabilidad social de las universidades se acrecienta frente a la
desinformación imperante en muchos países y el cuestionamiento al
conocimiento científico incluso en los países más desarrollados
.
Necesario y útil recordatorio del riesgo de quedarse atrapado, por interés o bajezas, a unanimidades y adhesiones; y la urgencia de tener como guía el pensamiento crítico y la autonomía como forma, norma de vida democrática sabiendo que somos parte de una sociedad de iguales y diferentes, un entendimiento construido a muchas voces, que por más desafinadas y discordantes que puedan parecer a algunas, son parte del coro, sin tonos únicos.
El concepto que los atenienses inventaron se ha convertido a lo largo del tiempo, de idea revolucionaria, pulida con la intervención de varios pensadores como Solón, Clístenes y Pericles, entre muchos otros, a instrumento seudo político utilizado por grupos con metas de poder incuestionable. La ateniense era un tipo de democracia incompleta, donde se excluía a los esclavos, a las mujeres y a extranjeros.
El derecho a seleccionar a quien nos representará como gobierno, prácticamente, es universal. No obstante, para que la democracia sea una verdadera opción libre y consciente, todavía falta un trecho.
José Saramago, el escritor portugués, premio Nobel, plantea en la entrevista La revolución democrática según José Saramago
( La Jornada, 6 /7/25) una interesante reflexión sobre la democracia.
En ningún país se ejerce la democracia sin que surjan problemas alrededor de su práctica. En México lo hemos comprobado. En cada periodo electoral, a lo largo de su existencia como país libre, independiente y soberano, han surgido conflictos por la corrupción que emerge en torno al cambio de poder.
Saramago consideró varios problemas al respecto: el voto simulado, el anulado, el condicionado, el voto en blanco, la abstención y las alternativas para analizar el fondo de las alteraciones y la posible solución a todos ellos, especialmente, en cuanto al voto en blanco.
Plantea que, es simplemente falso que el voto en blanco no tenga un valor esencial y que, en general, éste sea capaz de deslegitimar a través del voto la aberración de una política dependiente y dominada por los potentados económicos.
El escritor analiza en su novela Ensayo sobre la lucidez la diferencia entre el voto blanco y la abstención y plantea que ambas tienen un peso social específico Creo
que nunca se le ha dado la suficiente importancia a la diferencia entre
la abstención y el descontento del votante expresado a través de una
papeleta en blanco. Sin embargo, es una diferencia radical.
Como lo expresa el autor de Todos los Nombres y La Caverna, entre otros, cada quien tiene la posibilidad de ejercer el derecho al voto, sin embargo, no se considera como contexto histórico, el derecho negado a amplios sectores de la población mundial que ni siquiera saben que existe la posibilidad de escoger a quiénes nos defenderán ante las injusticias.
Así, reclamando la posibilidad de elegir un nuevo, o un destino igual, han surgido guerras cruentas, persecuciones, encarcelamientos, desapariciones forzadas y una gran lista de ilícitos en contra de la gente que sí considera su voto como una poderosa arma.
Saramago continúa su reflexión diciendo que, aunque con la propuesta de tomar en cuenta el voto en blanco, su señalamiento no es nada nuevo. Tampoco insiste en influir en las decisiones del electorado. Todos sabemos que tenemos a disposición la posibilidad de votar, que si bien expresa nuestro compromiso cívico y responsable, porque implica que acudamos a las urnas, al mismo tiempo es un señalamiento de reclamo, aunque dicho reclamo no se ha dejado sentir como debiera. Los fraudes aún existen. Si alguna vez surgiera la hipótesis de una revolución democrática, para mí, ésta correspondería al uso del voto en blanco.
Con relación a la posibilidad de una revolución democrática, en efecto, ésta tendría que estar directamente relacionada con el libre ejercicio del voto, como quiera que éste se manifieste, siempre dentro de las reglas electorales y, sobre todo, si el respeto al voto quedara ampliamente considerado con el conteo de los votos en blanco. Por lo pronto, esto sería un gran avance cívico.
El ejercicio de la democracia cada vez es más universal y positivo, no obstante, continúan los esfuerzos de las corrientes de derecha y ultraderecha, y las manipulaciones de las oligarquías por devaluarlo y mantenerlo a su favor.
Lo que conocemos por ahora como democracia, seguirá reforzando –todavía– los valores humanos como lo son el derecho a vivir en libertad, con dignidad y con la posibilidad de luchar por salvaguardar nuestro entorno.
Ensayo sobre la Lucidez, es un gran aporte del gran escritor portugués para el desarrollo de lo que conocemos hasta ahora como democracia.
Para Ximena Guzmán Cuevas y José Muñoz Vega, la justicia llegará
.
(Colaboró Ruxi Mendieta)
Curiosamente, en ese valle se hizo el último intento de colectivizar a los ejidatarios mexicanos. El proyecto húngaro (1979) y la Secretaría de Agricultura, pretendían arrasar con todas las parcelas y sembrar maíz forrajero, en todo el valle, de punta a punta. El que escribe y otros colegas, éramos los encargados de convencer a los campesinos. Tarea más que imposible, si se hacía por las buenas.
El modelo socialista no prosperó, pero sí el capitalista que se adaptó al medio, donde pueden llegar a arreglos personales diversos con los ejidatarios y pueden rentar tierra, ya no les interesa comprar. En resumen, todo el valle no está cubierto de maíz, sino de plástico blanco, para el cultivo confinado. Y allí trabajan, miles los campesinos sin tierra y los jornaleros, la mayoría de los ejidatarios viven de sus rentas.
Los empresarios de Florida me comentaban que sólo los mexicanos y guatemaltecos eran capaces de hacer esos trabajos, que habían probado diferentes maneras de mecanizar y facilitar las tareas, pero que no había funcionado. Dependían de la mano de obra migrante y estaban preocupados por las políticas de aquellos años, con respecto a la inmigración.
La mecanización de la agricultura en Estados Unidos ha sido implacable con la mano de obra, las decenas de miles que trabajaban en el algodón, el betabel, la caña y tantos otros cultivos, quedan para la historia. Pero no es el caso de las frutas y las verduras, de ahí que las grandes empresas se muden a México y estén preocupados por la falta de mano de obra en Estados Unidos.
Para los republicanos, la fórmula migratoria, para ganar elecciones,
es fundamental y efectiva y tiene varios componentes: se justifica por
la ilegalidad
de los trabajadores, genera miedo, afecta a
extranjeros, promueve un racismo encubierto y favorece al supremacismo
blanco. El gobernador de Florida, en campaña para suceder a Trump, se ha
distinguido por su combate a los migrantes y ahora se pavonea con su
cárcel del Alcatraz, que limita con los Everglades y el pantano de
caimanes. Su objetivo es llegar a la presidencia y ese es el camino; no
le importa si afecta a los agricultores y al turismo, que son dos de los
principales rubros de su economía.
Curiosamente, la mayoría de empresarios agrícolas y ganaderos votaron por Trump y ahora se lamentan; lo mismo que muchos latinos, cubanos, venezolanos e incluso mexicanos que ahora la ven ruda. El miedo se ha desbordado. Ahora están preocupados los que tienen visa de residencia e incluso los naturalizados. En 2024, cerca de 180 mil mexicanos recibieron la green card.
Pero opinar del tema migratorio en Estados Unidos es algo así como
hablar de Israel, cualquier opinión en contra se considera un anatema.
Simplemente no se puede defender a los llamados ilegales
y ahora criminales
.
No se puede decir que la economía y la demografía requieren de mano de
obra migrante. Los políticos, de toda índole y partido, se aplican la
autocensura, porque las consecuencias de hablar y opinar pueden ser
funestas con el electorado, aunque muchos de sus votantes requieran mano
de obra.
Pero la realidad es muy distinta. Los únicos impuestos para este tipo de trabajo en la agricultura son los mexicanos y guatemaltecos. Es un trabajo manual, pero especializado, para lo cual hay que estar ¡impuesto!, mexicanismo que significa ¡estar acostumbrado a algo!, es decir, trabajar a pleno sol, devengar un magro salario y además pagar por el transporte o el raid y llevar su lunch.
Los braceros deben pagar impuestos y además estar impuestos y dispuestos a realizar ese trabajo, que suele ser temporal, depender del tipo de la cosecha, del salario a destajo y de las variables de la producción en cada año. Los agricultores también están impuestos, es decir acostumbrados, a contratar mano de obra indocumentada y barata, sin que tengan ningún tipo de sanción. Nadie plantea que esto sea una doble moral, incluso en Texas se formuló legalmente que la contratación estaba permitida, pero no el trabajo, y que éste debía ser sancionado (ver Texas Proviso).
Ahora la oreja izquierda de Trump ya no escucha a la secretaria de Agricultura que lo convenció de que había crisis en el campo y que había que parar las redadas; ahora escucha por la derecha a Stephen Miller y ordenó que se activaran las redadas en el campo.
Se ha demostrado que la frontera es muy fácil de controlar, por un lado, la Guardia Nacional mexicana, por el otro, la Patrulla Fronteriza y, aún más potente, la narrativa punitiva y criminal de Trump. Pero en tres años y medio, ¿volverá todo a la normalidad?, como sucede desde 1884, año en que el ferrocarril selló un pacto de sangre entre la mano de obra mexicana y la voracidad de los empleadores americanos.
En la situación de ahora, a diferencia de aquella, no pesan tanto la sequía ni la agricultura extensiva. Lo definitivo son una serie de decisiones políticas de la administración de Trump: la guerra comercial y arancelaria, su política represiva hacia los migrantes y su Ley Presupuestaria, la Big Beautiful Bill, que recorta importantes fondos para la salud y bienestar de las mayorías (https://acortar.link/oKlzqx).
Incluso, la reciente cancelación de los Programas de Acuerdo Cooperativo de Asistencia para la Compra de Alimentos Locales (LFPA) y Alimentos Locales para Escuelas (LFS) por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha afectado significativamente a agricultores, escuelas y bancos de alimentos locales.
A las decisiones políticas vienen a sumarse el deterioro de la infraestructura de transporte y almacenamiento, la no actualización y cobertura deficiente de tecnologías de información y de comunicación y el cambio climático.
La guerra comercial desatada por la política arancelaria de Trump ha tenido un efecto perverso inmediato: los productores estadunidenses se han visto privados de grandes mercados como el de China. Sobre todo, los productores-exportadores de soya, trigo, sorgo, carne de res, leche y almendras.
China ha respondido a las bravuconadas de Trump como los héroes de las películas del Oeste: silenciosamente y con tiros precisos. Ha sustituido la proveeduría de Estados Unidos comprando ahora la soya a Brasil, el trigo a Rusia, la carne a Argentina, las almendras a Turquía, y así sucesivamente. Firma contratos de mediano plazo y va más allá en su desarrollo de proveedores: les ayuda a construir puertos, terminales graneleras y vías de comunicación. China está tratando de presentarse como una opción de mercado segura, estable y confiable.
Este realineamiento del mercado global agroalimentario perjudica gravemente a los productores estadunidenses, los priva de la principal salida de gran parte de su producción, derrumba sus ingresos, los entrega en manos de los bancos y los arrastra a la venta de sus activos y a la quiebra. El destino de muchas granjas familiares es la subasta: éstas han aumentado 40 por ciento en los años más recientes. Según los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el número de granjas se ha reducido en 141 mil 633, y el área cubierta por ellas se ha reducido en 20 millones de acres con relación al censo de 2017.
La ofensiva de Trump contra los migrantes también perjudica a los granjeros estadunidenses: está disminuyendo la disponibilidad de personas jornaleras agrícolas: de ellas, dos terceras partes son extranjeras y 42 por ciento, indocumentadas. La necesidad de contratar una mano de obra más cara, más escasa, más exigente de prestaciones sociales, sin disposición a laborar largas jornadas, va a encarecer la producción agroalimentaria afectando tanto a productores como consumidores. Trump parece dispuesto a ceder un poco en este rubro, pero con él lo único seguro es que tenga otra ocurrencia.
Si los granjeros estadunidenses no encuentran mercados comparables al de China, su producción irá en descenso. Algunos especialistas pronostican que para 2030, en Estados Unidos la importación de alimentos superará las exportaciones.
La inseguridad y la desconfianza que corroen a la agricultura estadunidense tienen profundos efectos económicos y sociales: los granjeros ya no quieren correr riesgos contrayendo créditos, comprando maquinaria, invirtiendo en equipo e infraestructura; reducen la superficie a sembrar o simplemente la venden o abandonan. El comercio de las zonas rurales ha entrado en recesión, los jóvenes huyen de la agricultura, las poblaciones languidecen. Más de 700 hospitales, casi la tercera parte de hospitales rurales de Estados Unidos, enfrentan la posibilidad de cerrar por problemas financieros que se agravarán con la Beautiful Big Bill de Trump y los republicanos (https://acortar.link/ynur8d).
No sólo es cuestión de economía, sino de un modo de vida, de ecosistemas biológicos y sociales, de una cultura, que están siendo agredidos por las decisiones de política trumpista.
No sólo se perjudican la agricultura y economía de Estados Unidos. Se está generando una grave disrupción del mercado agroalimentario global con consecuencias imprevisibles: sobreproducción sin vender en algunos lados; mayor uso político del arma alimentaria y hambruna en otros lados. La guerra arancelaria es una caja de Pandora que apenas se abre.
Campean la desconfianza y la incertidumbre en las granjas
estadunidenses. Quienes se suponía eran una de las bases sociales más
duras de Trump, ahora se sienten traicionados, tratados como
descartables, ya no indispensables, para el American Way of Life. Ahora, muchos se arrepienten del In Trump we trust
que emitieron apenas en las elecciones de noviembre pasado.
Hace unos días lo apreciamos en un parque de Polanco poco concurrido, quizás porque es pequeño y no tiene juegos para niños, ni perros. Está impecable, la jardinería muy bien cuidada se protegió con una capa ligera de pedacería de tezontle negro que armoniza con las bancas de piedra de ese tono, con un diseño moderno muy atractivo. Aunque cueste trabajo creerlo, son cómodas y de temperatura agradable.
En el centro del parque se encuentra un espejo de agua de forma cuadrada donde se levanta una gran fuente en estilo brutalista, integrada con formas geométricas de diferentes dimensiones por las que brotan chorros de agua. La imponente escultura aparentemente es de autor desconocido, no está firmada y nadie parece saber quién la hizo, ni en qué fecha.
En un costado de la plaza, mirando hacia la avenida Horacio, se
yergue la estatua de José Gervasio Artigas (1764-1850), quien fue un
general, estadista y héroe nacional de Uruguay y de la región del Río de
la Plata. Muchos lo consideran el padre de la nación uruguaya
.
Luchó contra las fuerzas realistas, contra el gobierno centralista de
Buenos Aires y contra los portugueses, buscando la independencia y la
autonomía de los pueblos de la región. El monumento lo realizó Armando
González, quien creó varios otros dedicados a Artigas.
A la plaza se le dio ese nombre para conmemorar a la comunidad uruguaya que se refugió en México durante la dictadura militar de los años 70 y que, al igual que tantas otros exilios, nos enriquecieron. Sin embargo, el parque data de fines de la década de los 30, cuando Polanco comenzaba a desarrollarse.
Ya hemos platicado la historia de la colonia que ocupó los terrenos de ranchos y haciendas que cultivaron las fértiles tierras que originalmente pertenecieron a Isabel de Moctezuma. La Hacienda de los Morales llegó a ser de las más prominentes, con grandes extensiones de tierras, muy bien trabajadas; parte de ella había sido el rancho de Polanco.
En este sitio, los visionarios fraccionadores Raúl Basurto y José G. de la Lama, quienes habían desarrollado con gran éxito, entre otras, la colonia Hipódromo-Condesa, crearon el nuevo fraccionamiento.
La traza y la urbanización son sin duda de las mejores de la ciudad, lo que se advierte en sus amplias calles con generosas banquetas jardinadas, lotes amplios, zonas verdes y varios parques.
La plaza Uruguay es uno de los más pequeños, pero de los que tiene
más encanto y su sabor uruguayo en muchos detalles, como la calle que
cierra el lado sur del parque que lleva el nombre de Juana de
Ibarbourou, afamada poeta de principios del siglo XX originaria de ese
país. Fue de las primeras mujeres elegidas para ocupar un sillón en la
Academia Nacional de Letras en 1947. Tres años más tarde fue designada
para presidir la Sociedad Uruguaya de Escritores y en 1959 se le
concedió el Gran Premio Nacional de Literatura, que se otorgó ese año
por primera vez. Al morir la nombraron Juana de América
, se
declaró duelo nacional y fue enterrada con honores de ministro de
Estado, siendo la primera mujer en la historia de ese país sudamericano a
la que se le otorgó tal distinción. (Como aquí a Leona Vicario y… nadie
se acuerda, ni que la declararon Benemérita).
Otra grata presencia de ese país es el restaurante Tango y Milonga, que se encuentra a unos pasos de la plaza, sobre la avenida Horacio. Es muy acogedor, con pocas mesas, buenos precios, excelente servicio y de las mejores carnes que haya probado. Para degustar un poco de todo, es buena idea ordenar la parrillada gaucha, que contiene dos empanadas, vacío, entraña, churrasco, tira de asado, arrachera, chorizo, ensalada y una orden de papas. Si quiere algo más ligero pida el choripán y de postre las empanadas dulces son deliciosas. La comida tiene muchas semejanzas con la argentina, pero la uruguaya tiene su toque particular y si lo acompaña con un vino tinto de esa región quedará satisfecho y feliz.
Como amante de las artes, trata a otros promotores y directores como un gran amigo Pavel Granados, muy agradable y culto, quien me ha abierto algunas puertas
.
“Mi padre nos dejó un amor tremendo no sólo por las artes plásticas a las que él se dedicó, sino por el cine, la danza, la literatura. Por su entrega, la Fundación Ignacio Barros, en la colonia Del Valle, promueve expresiones culturales que van desde un concierto para jarana mixe, que podrá escucharse en estos días en la Fonoteca Nacional, la emblemática casa colonial en la que murió Octavio Paz, para la tristeza de quienes lo consideramos el poeta más grande que ha dado nuestro país, no sólo por obtener el Nobel, sino porque en uno de sus últimos libros, Las trampas de la fe, reivindica a Sor Juana Inés de la Cruz, el ensayo más completo que he leído en mi vida sobre Sor Juana.
“Entre quienes mejor cuidaron, orientaron y difundieron la cultura en México, admiro a Rafael Tovar y de Teresa, quien por desgracia nos abandonó demasiado pronto, lo cual fue una desgracia para artistas, escritores y promotores culturales marcados por El laberinto de la soledad, el ensayo que mejor define el carácter, la sique y la creatividad de Octavio Paz, quien va mucho más allá que el filósofo Samuel Ramos.
Como promotor de cultura en la Ciudad de México, en instituciones
como Bellas Artes, la Secretaría de Cultura y la Fonoteca Nacional,
cuento con un gran amigo, Pavel Granados, muy entusiasta, accesible y,
sobre todo, muy bien informado.
Como dice Andrés, Ignacio Barrios, su padre, era acuarelista, información que me recuerda a dos apasionados acuarelistas, uno, Ignacio Beteta, promovido por su sobrino, el secretario de Hacienda, Ramón Beteta, durante el sexenio de Miguel Alemán, y a Serge Brachet, médico radiólogo, quien se enamoró de Tahití y trajo a México una multitud de estampas de mujeres palmeras, así como esbozos de bailarinas desnudas de la cintura para arriba que enloquecieron a Gauguin con su hula hula, baile que lo imantó y lo hizo vivir y morir en la Polinesia Francesa.
–Mi padre, Ignacio Barrios, pintaba desnudos femeninos y paisajes, retratos de campesinos y bodegones, que expuso tanto en México como en Italia, España, Argentina, Inglaterra, Japón, la Unión Soviética, Alemania, Estados Unidos Canadá, Francia y muchos países de América Latina. Quienes conocen la técnica de la acuarela lo consideran uno de los artistas acuarelistas más sólidos que ha dado México. Carlos Pellicer lo reconoció y lo cita en sus escritos, lo mismo que Salvador Novo y la poeta Dolores Castro. El Museo de la Acuarela de Toluca le dedicó una sala permanente muy visitada.
–¿La acuarela atrae a muchos pintores?
–Sigue viva porque hay una generación de nuevos acuarelistas en el
estado de México que recuerdan a mi padre como docente. Mi padre
explicaba los secretos descubiertos con la práctica y los compartía con
sus alumnos. Apreciaron su generosidad, porque otros maestros egoístas
reservan sus conocimientos. Mi padre recordaba con entusiasmo cómo
conoció a Orozco. Vio a un hombre de pie dibujando en la calle a quien
se le caía constantemente el lápiz, y a la tercera fue a recogérselo.
Aunque era muy seco, Orozco se lo agradeció y logró sacarle una sonrisa.
Gracias a esa sonrisa, mi padre pudo decirle que también pintaba, y
Orozco lo invitó a su estudio en la colonia Tabacalera. En una de las
paredes, mi padre vio un lienzo enorme y en la esquina leyó la firma: Orozco
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el pintor jamás le presumió su nombre, ni siquiera se lo dio, y al
despedirse tampoco lo hizo. Con esa misma facilidad mi papá conoció a
Diego Rivera en San Carlos. No cabe duda, los tres grandes fueron
accesibles y nunca se dieron taco ni presumieron su talento. También
Alfredo Guati Rojo, quien daba clases en Coyoacán, lo invitó a formar
parte del gremio de acuarelistas de México. Mi padre aceptó aunque a
decir verdad, no le entusiasmaba círculo alguno, porque fue un hombre
muy sencillo, que no se daba ínfulas. Jamás pidió favores. Como la
acuarela no se puede borrar, rompía las suyas cuando no le gustaban.
Declaró que cuando se sintiera satisfecho con alguna obra suya, nos
invitaría una copa de vino. Nunca nos invitó.
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