5/29/2007

La guerra de los piojos


“Son parte de la naturaleza, una de las diferentes especies de parásitos que, probablemente, sólo puedan sobrevivir alimentándose y reproduciéndose sobre un huésped humano.”

Hace unas semanas algunas podríamos mencionar la lucha ganada por el aumento a las causales para poder tener un aborto. Algunos mencionaron que el llamado al derecho a decidir de la mujer es crucial ante una imposición de años de la iglesia, la cultura y el impedimento “natural” de la sociedad.

Después de un sin fin de luchas, marchas y manifestaciones, se abre una nueva página en la historia. Soberanes sale a difundir la nota, saltándose los cánones institucionales para gritar que se irrumpe la Constitucionalidad. La duda nace después de las declaraciones de dicho individuo sobre un caso como el de Ernestina. La loza de duda crece ante la poca eficiencia en casos como Oaxaca, Atenco, Pasta de Conchos, etc… Abrumador el desprestigio de su palabra.

Un Norberto Rivera y un Serrano Limón, protectores y defensores no de la vida, si no de sus bienes personales y sus jugosos negocios; nombran las leyes para impedir que la mujer pueda traspasar esa barrera que impide definir su salud. Poco importa la vida cuando el color del dinero jamás se olvida.

Recordamos la definición de los Piojos, porque dice que estos se alimentan dentro de un huésped humano. Estos individuos se alimentan así de un estado y de todos por los que ellos en su fanatismo confían su “alma” y por el otro le dan el papel de velar por los derechos de todos. Grandes sumas de dinero entran para que ellos “cumplan su labor” y la referencia a sus logros están muy alejados y se convierten en la plaga de una sociedad que cambia constantemente y repudia a parásitos como estos.

El repudio y la indignación por la habilidad de Soberanes, lo comparo con la habilidad de estos parásitos de brincar de un lado para otro evitando enfrentar un peine o la mano de la justicia. Hoy el defensor de los derechos humanos sale como el defensor de una derecha sin cuartel que lo único que busca es redefinir a la mujer en un marco de sumisión. Recordémosle al Sr. para quien trabaja, por quien desquita su sueldo, que no se donde lo ha de desquitar saliendo a defender posturas alejadas del objetivo de su chamba.

Por el otro lado los parásitos eclesiásticos procuran tener bien protegidos sus bienes, dejando de lado el reino de dios, al fin ni confían en su existencia. La ingenuidad la dejan a la mano de los creyentes, mientras estos hombres de sotana (llámese Marcial, Aguilar, Rivera o Sandoval), viven de esa ingenuidad y en la impunidad de violar niños y matar infancias.

Poco queda en defensa de estos individuos, por decir que su defensa resulta imposible. Hoy la definición de parasito y sobre todo piojo, necesita una amplitud en su significado. Algunos miembros del estado entran dentro del contexto de aquél pequeño insecto, molesto, perjudicial y asqueroso que solo un corte de raíz podrá eliminar a tan baja alimaña.

Una guerra de piojos que sobre pasa los derechos de todas: desde las muertes de Juárez, pasando por Digna Ochoa y hasta nuestra doña Ernestina. Donde queda la justicia por tanta sangre derramada? No lo sé pero en el cielo no creo.

Luz

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