10/22/2010

Las feministas latinoamericanas se reúnen en Argentina

30.000 personas de Latinoamérica han participado en Argentina en el Encuentro Nacional de Mujeres para debatir sobre los desafíos a los que se enfrentan las mujeres del continente.

Jeanne Nicod

Se ha celebrado en Argentina el Encuentro Nacional de Mujeres, un espacio en el que las féminas del país sudamericano vienen dándose cita desde hace 25 años. En la ciudad entrerriana de Paraná, unas 30.000 participantes pasaron del 11 al 13 de octubre debatiendo sobre los desafíos que enfrentan como mujeres. Si bien el encuentro tiene un carácter nacional, cada vez es mayor la afluencia de mujeres de la región. En este marco la organización Feministas Latinoamericanas en Resistencia, convocó una mesa de debate dónde mujeres de Colombia, Venezuela, Brasil, Honduras y Paraguay relataron sus experiencias. Fue el sábado 10 de octubre, en la plaza Primero de Mayo, frente a la catedral paranaense. Tanto las visitantes extranjeras, como las mujeres que las escuchaban sentadas en el suelo, aguantaban estoicamente el sol de mediodía mientras las organizadoras explicaban el porqué de la cita: “Para nosotras es muy importante pensar que nuestros diálogos no son solo de carácter personal si no que tienen esa dimensión continental, latinoamericana de solidaridad y de enredarnos con todas nuestras luchas.”

A hablar de luchas comenzó la colombiana Rocío Claro de la Asamblea de Mujeres por la Paz de Colombia quien denunció cómo la militarización del país afecta particularmente a las mujeres, apuntando a una investigación realizada en torno a la principal base militar estadounidense: “en regiones y pueblos que se han construido alredor de la base militar Palanquero ha proliferado la esclavitud sexual, la violación de niñas y mujeres” “nosotras fuimos a hacer un plantón frente a la base militar en un acto sin precedentes, en el epicentro de una de esas siete bases que van a instalarse en Colombia”.


Sarah Babiker

La activista también denunció el acoso contra sus compañeras: “en muchos casos ha habido asesinatos, como con las compañeras que volvieron de hacer la verificación de una gran fosa común, con 2000 cadáveres, eso fue hace unos tres meses y cuando regresaron a una de las compañeras la desaparecieron y después la encontraron asesinada y torturada”.

Frente a la represión Rocío Claro llamó a un pronunciamiento por parte del Encuentro argentino, “en apoyo a las mujeres colombianas” y especialmente a la ex senadora Piedad Córdoba, recientemente inhabilitada para ejercer cualquier cargo público. En la necesidad de proteger a Córdoba coincidió la también colombiana Maria Clara Plata, de la Marcha Mundial de Mujeres de Colombia, quien tras expresar su sorpresa ante la magnitud del encuentro, se refirió a la ex Senadora “discriminada por ser negra por ser mujer y por ser inteligente” como “artífice de la lucha de las mujeres” y propulsora de la despenalización del aborto… Por todo ello, recalcó la necesidad de movilizarse en “una cruzada (…) como la de Sakineh” para proteger su seguridad. En cuanto a la despenalización del aborto, llegó en mayo de 2006 introduciendo tres circunstancias no punibles: “sin embargo” denunció “eso ha sido letra muerta porque los fundamentalistas del Opus Dei se han opuesto.” “A nuestras jóvenes a nuestras chicas cuyos cuerpos la guerra los ha convertido en un botín, (…) los dilatan diciendo que el certificado médico de que fue violada no está bien claro, que si el feto no es viable…” aseguró Plata.


Adriana Vieira representaba también a la Marcha Mundial de Mujeres, pero en Brasil, un movimiento que “surgió por primera vez en el 2000 cuando varias mujeres de 165 países fueron a las calles a luchar contra la pobreza y la violencia sexista”. “Fue el primer movimiento internacional en el mundo que puso en público el tema del neoliberalismo”, dijo. El movimiento también enfrenta la militarización: “la lucha contra la militarización también es una lucha contra el patriarcado, es una lucha contra el machismo”, porque “es nuestro cuerpo en una situación de conflicto el que es considerado como un botín de guerra, es nuestro cuerpo el que es violado, por el ‘enemigo’ el que es usado para vulnerar el honor del enemigo”.

Vieira aportó datos muy graves: “en Colombia en 2009 se realizó una investigación y casi el 70% de las mujeres entrevistadas había sufrido una violencia relacionada con la militarización, la mayoría (…) violencia sexual y las mayoría de las mujeres solo pudieron hablar una vez que perdieron su familia” “es un tema del que las mujeres tienen miedo de hablar (…) muchas son culpadas porque sufrieron ese tipo de violencia.” Tras denunciar la militarización a través de la ayuda humanitaria, citando particularmente el caso de Haití, la activista brasileña quiso cerrar su intervención con una declaración de principios que arrancó los aplausos del público: “¡¡Seguiremos en marcha hasta que todas seamos libres!!”

Tomó la palabra Irma Pacheco, del Movimiento de Pobladores y Pobladoras Comité de Tierras Urbanas de Venezuela. Como las demás se mostró “muy impresionada por la capacidad de movilización de las mujeres argentinas.” Según explicó, las mujeres constituidas en la plataforma de movimientos sociales del ALBA denuncian que ‘la militarización no solamente son las bases militares, son nuestros barrios, son cómo llegan las armas a nuestros barrios.” Su compatriota Milexa Marchán, de Mujeres por la Vida, aclaró los objetivos de su organización: “nosotras promovemos la amistad entre las mujeres, que ha sido tan satanizada en la sociedad, sobretodo por la iglesia” y subrayó la necesidad de recordar que “estamos jodidas en el sistema patriarcal, que los hombres también están jodidos, pero que nosotras estamos siendo oprimidas entre los oprimidos. Que estamos siendo jodidas entre los jodidos”.

No acababan ahí los reclamos de la organización, Marchán provocó el consenso entusiasta de las presentes al denunciar: “no puede ser compañeras que nosotras después de cuatro jornadas – laboral, doméstica, de cuidado de los hijos y revolucionaria – tengamos que cumplir con la jornada sexual”: “hacemos la revolución desde nuestras casas y hacemos la revolución desde nuestras camas, no podemos seguir permitiendo fingir el orgasmo, ya no más. También tenemos derecho a decidir cuando compartirnos y con quien compartirnos, y tenemos derecho a elegir un orgasmo, un orgasmo placentero, eso es la soberanía de nuestros cuerpos, de nuestras mentes.”

Florencia Baeza, de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Paraguay, clamó contra la criminalización de la protesta en su país: “también en el Paraguay tenemos la presencia de esos yankis cobardes que a todos las organizaciones les llaman EPP, que es un ejército terrorista y eso es mentira, ¡nosotros los paraguayos también luchamos y buscamos el nuevo Paraguay!” Para después plantear “Y ¿quiénes son los que construyen? Son las organizaciones, son los movimientos los que están haciendo la revolución, estamos trabajando para conservar la soberanía territorial y la soberanía alimentaria.”

A modo de resumen de lo planteado por las participantes, una portavoz leyó la declaración de la organización: “¡Somos feministas latinoamericanas en resistencia! ¡Nuestros cuerpos son memoria de todas las opresiones, pero también de nuestra enorme capacidad de resistencia!” Proclama que fue respondida, por un “¡Alerta!, ¡alerta!, ¡alerta que caminan, mujeres feministas por América Latina!” coreado por las mujeres que escuchaban en la plaza.

Para cerrar el encuentro, la cantante hondureña Karla Lara, entonó una canción que llora la violencia contra una mujer, contra todas las mujeres y que acaba de este modo ‘La sangre se secó en el pavimento/ y el que olvida también mata/ nuevamente su recuerdo…’

Tras dos horas de sol y testimonios, las mujeres se fueron dispersando hacia la sombra, o hacia otros debates y talleres.

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