12/01/2011

Posible, revertir incremento de embarazo en adolescentes: Cepal


Necesario aumentar en la región uso eficiente de anticonceptivos


Por Guadalupe Cruz Jaimes

México DF, 30 nov 11 (CIMAC).- La pobreza, desigualdad y la deficiente cobertura educativa, representan los principales obstáculos para que las mujeres de países latinoamericanos - incluido México- y en especial las adolescentes de menores ingresos, decidan de forma libre e informada cuándo ejercer su maternidad.

En su informe Panorama social de América Latina 2011, presentado ayer, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sostiene que pese a que en la región las tasas de fecundidad son bajas, persisten diferencias entre las mujeres y adolescentes de cada nación de acuerdo con sus oportunidades de educación y desarrollo, situación que refleja las “fuertes desigualdades socioeconómicas”.

La Cepal señala que las mujeres con menor nivel de instrucción tienen baja prevalencia en el uso de métodos anticonceptivos y de demanda de servicios de planificación familiar. La desigualdad se acentúa en el caso de las adolescentes.

La agencia de Naciones Unidas indica que en el caso de México en 20 años (1990-2010) la fecundidad en adolescentes ha tenido una variación de 2 por ciento, es decir, se incrementó.

Al respecto, en sus investigaciones, la organización civil Ipas México ha documentado este incremento. En 2006 17.2 por ciento de los nacimientos correspondió a adolescentes, en 2009 la cifra aumentó a 18.4 por ciento en el sistema nacional de salud (IMSS; ISSSTE; PEMEX; SEDENA), mientras que en la Secretaría de Salud el incremento de nacimientos en las menores de 20 años de edad, pasó de 24.5 en 2007 a 26.7 por ciento en 2009.

Respecto al nivel educativo en esta población, Ipas reporta que en el país 8.5 por ciento de las y los adolescentes tiene estudios de primaria incompleta; 15 por ciento de primaria completa y 2.9 por ciento carece de escolaridad.

La Cepal identifica que la falta de educación y oportunidades de desarrollo para las adolescentes impacta en el inicio temprano de la actividad sexual sin uso de anticonceptivos y en la edad en que tienen a su primera hija o hijo, que es cada vez menor.

Por ejemplo, en México la necesidad insatisfecha de anticonceptivos (NIA) en 2009 era en promedio de 9 por ciento, para las jóvenes de 18 por ciento y para las adolescentes aumenta a 25 por ciento.

En contraste, quienes tienen mayor nivel educativo inician su vida sexual a edades más tardías y postergan la unión en pareja y el ejercicio de la maternidad. La disminución en la fecundidad se debe sobre todo al uso informado de métodos anticonceptivos modernos.

La agencia de Naciones Unidad considera que esta realidad amerita “especial atención” por parte de los países latinoamericanos, y que “la única manera” de revertir el panorama es “mediante un aumento significativo del uso eficiente de anticonceptivos modernos durante la adolescencia”.

Actualmente, un indicador desalentador es que aumenta el uso de anticonceptivos en la región cuando las mujeres tienen su primer hija o hijo, “lo que obviamente no sirve para evitar la maternidad adolescente”.

La disminución de la tasa de fecundidad en este grupo de edad, es importante porque “las madres con hijos pequeños y bajos niveles de ingresos son quienes enfrentan mayores dificultades tienen para acceder al empleo y, cuando lo hacen, se concentran en los empleos de menor productividad. Por ello, la maternidad adolescente, con bajos niveles de educación e ingresos, constituye un tremendo obstáculo para las trayectorias productivas y el acceso al bienestar a lo largo de la vida”.

Además de las mejoras educativas y del incremento en el acceso a métodos de anticoncepción, para reducir la alta fecundidad adolescente es preciso avanzar hacia “sociedades más igualitarias y con más oportunidades para adolescentes y jóvenes”.

Esa posibilidad se obstaculiza debido al aumento de pobreza en el país, ya que México registró un aumentó de 1.7 y 1.0 por ciento en los niveles de pobreza e indigencia.

Con este incremento, el número de pobres creció a 40 millones 838 mil personas, de las cuales 15 millones de personas, vivieron en indigencia.

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