1/18/2012

Universidades en Colima excluyen a estudiantes embarazadas


Orillan a la deserción y no fomentan uso de anticonceptivos


Por Glenda Libier Madrigal, corresponsal

Colima, 17 ene 12 (CIMAC/MUPAC).- Las instituciones de educación superior de Colima carecen de programas de orientación sexual efectivos para evitar los embarazos no planeados entre las estudiantes, además de que no brindan los apoyos académicos necesarios para que no deserten en caso de estar embarazadas.

Las investigadoras de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima (UdeC) Florentina Preciado Cortés y Mirtea Acuña Cepeda, señalaron que las universitarias que se embarazan se enfrentan a un sinfín de problemas y cambios en su vida personal, que invariablemente afectan su desempeño académico.

“Pudiera decirse que la universidad no está pensada para las mujeres”, advirtieron.

Ambas especialistas forman parte de un grupo de cuatro investigadoras colimenses que realizaron el estudio “La influencia del género en la vida académica de estudiantes de educación superior gestantes, madres y padres”.

TRUNCAN SUS ESTUDIOS

Florentina Preciado y Mirtea Acuña indicaron que cuando una estudiante de licenciatura está embarazada sube su nivel académico porque se ocupa más de cuidarse y de atender sus estudios, pero ese nivel cae cuando nace su bebé debido a que obtiene más responsabilidades y ya no es sólo la estudiante universitaria, sino también la madre y en algunos casos la ama de casa.

Las académicas apuntaron que hay deserción escolar en el nivel universitario a causa de los embarazos no deseados, particularmente en las mujeres, ya que en el caso de los hombres que son o serán padres la situación es distinta.

“Los padres no actúan igual con las hijas que con los hijos. A ellas se les recrimina o hasta se les retira el apoyo cuando salen embarazadas, en tanto que a los hombres les dan su respaldo”, explicaron.

Preciado y Acuña indicaron que las bancas de los salones de clases no están pensadas para las estudiantes embarazadas, y el reglamento escolar no registra un período de 40 días para que ellas se retiren a su casa para tener a su bebé.

Como consecuencia, abundaron, una estudiante que está a punto de parir debe adelantar trabajos y tareas, y ponerse de acuerdo con sus profesores para faltar un máximo de ocho días –una semana de clase–, y reintegrarse a su actividad escolar inmediatamente después de ese período, sino es que desertan.

El problema se incrementa –agregaron las investigadoras– si el parto coincide con el tiempo de exámenes. Acuña consideró que para casos extraordinarios como la maternidad, la universidad debería preveer exámenes en línea u otro mecanismo que les permita a las estudiantes que van a ser madres tener la certeza de que no habrá problema con sus estudios.

OTROS RESULTADOS

El sondeo de las expertas se realizó entre mil estudiantes de las facultades de Pedagogía, Ingeniería Mecánica y Eléctrica, Contabilidad y Enfermería de la UdeC. También se consideró a estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y del Instituto Superior de Educación Normal de Colima (Isenco).

Del total de estudiantes considerados 184 resultaron en el grupo denominado “Gestantes, Madres o Padres” (GMP), a quienes se les aplicó una encuesta. De éstos, 155 son mujeres y 29 hombres.

Al momento de aplicar el estudio –que fue reciente y próximamente será presentado en un libro– se descubrió que ocho de cada 10 encuestados se convirtieron en padres o madres en una edad muy temprana; 35 por ciento de ellos tiene entre 19 y 21 años.

El 53.4 por ciento de las mujeres del grupo GMP aceptó no haber planeado su primer embarazo, como tampoco lo hizo el 55.1 por ciento de los hombres.

Florentina Preciado y Mirtea Acuña observaron que la mayoría de las y los estudiantes que participaron en esta investigación sabe y conoce de anticonceptivos, han oído y platicado de casi todos, pero no de una manera informada por un médico o alguien que sepa del tema, y finalmente resulta que no los usan.

El 55.6 por ciento de las mujeres dijo sí utilizar métodos de control natal y un 31.8 por ciento admitió que ejerce la sexualidad sin control sobre la fertilidad. El 51.7 por ciento de los hombres refirió utilizar anticonceptivos y el 44.8 por ciento dijo que no.

Entre las causas que indicaron las mujeres de por qué no usan un método de anticoncepción resaltan dos: “No, porque a mi pareja le disgusta” y “no sé realmente cuál sería mejor para utilizar”.

En el caso de los hombres que tampoco se protegen, las respuestas fueron: “No, porque soy fiel a ella y no hay peligro de nada”, “no, porque llevamos el método del ritmo”, y “a veces, depende con quién”.

“Las opiniones de las y los estudiantes indican un divorcio entre el conocimiento de la anticoncepción y la puesta en práctica del mismo; hecho que tal vez explique que para más del 50 por ciento de la población estudiada tener un primer hijo o hija no fue un acontecimiento planeado, aunque llegaron a ser padres y madres entre los 18 y 20 años de edad”, observaron las investigadoras.

Lo anterior, abundaron, sugiere la necesidad de revisar el enfoque o enfoques de los programas de educación sexual vigentes en los diferentes niveles de educación, para tratar de encontrar las posibles causas de la dificultad para poner en práctica las nociones adquiridas respecto a la anticoncepción.

Florentina Preciado explicó que en la UdeC hay materias de educación sexual a las que asisten las y los estudiantes, “pero ¿cómo hacemos para que salten la barrera y usen los anticonceptivos, sobre todo las mujeres para que estén preparadas?”, cuestionó.


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