4/05/2017

Los periodistas pal café. . . .



Con un desparpajo que Margarita Zavala Gómez del Campo debería repeler si quisiera demostrar que tiene individualidad política, su esposo, Felipe Calderón Hinojosa, ha ido asumiendo de manera abierta y creciente el papel de principal gladiador en defensa del proyecto de recuperación matrimonial de Los Pinos.
Beneficiario de una amplia red de recursos humanos, administrativos, materiales y militares, conforme a los ilegales privilegios a ex presidentes de la República que ya existían cuando él se hizo de la máxima silla política del país, y que luego incrementó con discrecionalidad cesarista en la última tarde de su gestión (aunque hace semanas, ya con Zavala en campaña, haya renunciado a una pizca de la cosecha, la pensión económica que, frente a todo lo demás, es poca cosa), Felipe Calderón ha decidido alternar sus funciones de activista electoral: unos días como matraquero de la consorte y otros como verdugo de Twitter contra los adversarios de su cónyuge.
El más reciente ataque de quien funge como virtual coordinador de campaña de su esposa se produjo contra Delfina Gómez, la candidata del partido Morena a la gubernatura del políticamente ardiente estado de México. En respuesta a un tuit de Andrés Manuel López Obrador, ¡A los Del Mazo y a las Josefinas les va a ganar la maestra Delfina!, Calderón tuiteó ¿Delfina es nombre propio? ¿O así le dicen por cómo la trata quien la nombró y es su jefe? El tuit de Felipe fue después borrado de su cuenta, en una tácita aceptación del error que de inmediato le fue reprochado de manera ácida y constante en la arena de lucha libre sin reglas a la que llaman redes sociales. Sin embargo, @limdacomposer lo rescató: https://goo.gl/nQQ7zz .
No hay recuerdo de un ex ocupante de Los Pinos, haiga sido como haiga sido, que haya involucrado la tal investidura presidencial en las vicisitudes naturalmente fangosas e hirientes de las contiendas electorales, menos en defensa o agresión de un familiar directo. Los ex presidentes con vida prefieren moverse en las cuidadas alturas en las que por un sexenio reinaron, y aparecer de vez en cuando en actos de sus partidos, pero sin colocarse a mitad del fuego entre bandos contrarios, suministradores de apoyo sin estridencias ante candidaturas consumadas. La única excepción, destemplada, es la de Calderón Hinojosa.
Por ejemplo, Carlos Salinas de Gortari, sin duda el ex presidente más activo, suele definirse como un hombre dedicado a la batalla de las ideas, aunque, en los hechos y de manera cuidadosa, siga teniendo influencia y moviendo piezas. Ernesto Zedillo Ponce de León, siempre desligado de cuanto oliera a grilla, se mantiene distante de los escarceos nativos. Y el propio Vicente Fox se abstuvo de dejarse arrastrar por la pretensión de su esposa, Marta Sahagún, de aspirar a la candidatura presidencial, aunque, hasta la fecha, el ex gobernador de Guanajuato sigue produciendo piezas políticas de corte cómico contra Donald Trump en la más reciente temporada de los foxismos.
Calderón Hinojosa, convertido en Mesías conyugal, parece desesperado ante el poco avance de la candidatura de Zavala Gómez del Campo (rezago que se pretende disimular con encuestas de opinión a modo, que colocan como sorprendente puntera a la directora del DIF durante el sexenio calderonista). En esa condición alterada, el panista michoacano ha decidido intervenir sin mayor recato, tratando de salvar ese proyecto familiar que, en todo caso, si el presidente panista, Ricardo Anaya, hace valer el control estructural del partido de blanco y azul que ha ido concentrando en sus manos, sólo alcanzará para algunas senadurías (Margarita, en una de ellas) y diputaciones federales, como premios de compensación de un grupo en declive.
Dos referentes para apuntalar la confianza en que ahora sí va en serio la lucha gubernamental contra la corrupción: Raúl Cervantes Andrade, procurador general de la República, y Arely Gómez, secretaria de la Función Pública. El primero, llegado a la PGR por ser parte del grupo de amigos y familiares que encabeza el consejero jurídico de la Presidencia de la República, Humberto Castillejos Cervantes; la segunda, ex ocupante de esa misma procuraduría federal, familiar de un alto directivo de Televisa. Ambos, encargados de cumplir sus funciones, presuntamente justicieras, por encargo del mismo jefe, Enrique Peña Nieto, quien preside y coordina el equipo político al que Raúl y Arely deben vigilar (cada cual en su respectiva jurisdicción) y contra el cual deberían promover sanciones en caso de encontrar irregularidades que, al menos en lo que respecta a los medios de comunicación, abundan.
Cervantes y Gómez como testigos de honor y virtuales padrinos políticos de la descarapelada presentación de lo que pomposamente suelen llamar Sistema Nacional Anticorrupción, que aún no cuenta con el fiscal correspondiente ni los magistrados de las salas judiciales especiales, todo en espera de que las camarillas dominantes de los partidos políticos (acusados en general de corruptos) se pongan de acuerdo, en negociaciones históricamente corruptas, respecto de las designaciones facciosas de los nuevos servidores públicos que, desde las entrañas del gran monstruo de la corrupción, harán (con alto costo económico para la sociedad: más organismos autónomos que en la práctica no sirven para mayor cosa) como que tratan de desmontar el pegamento sustancial del actual sistema político, que se forma a partir de la impunidad y la corrupción.
La instalación del comité coordinador del mencionado Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) contó con un discurso claridoso y enérgico de Jacqueline Peschard, quien preside el citado comité: diagnóstico adecuado, exhortos compartibles pero, apabullante, una realidad verdadera: el SNA ha nacido muerto, porque su matriz es la de la simulación burocrática, singular producto del virtual fin de sexenio de una de las administraciones más voraces en cuanto al presupuesto público y los negocios derivables de él. ¡Hasta mañana! Twitter: @julioastillero Facebook: Julio Astillero Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



El impacto económico de la violencia fue de 3.7 billones de pesos en 2016, lo que equivale a cerca de 18 por ciento del PIB en México, o 25 mil 130 pesos por persona, de acuerdo con el Índice de Paz México 2017, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP). Es una paradoja: mientras más invierte el gobierno en seguridad, más crece la violencia.De acuerdo con el estudio, hay un efecto adverso en las empresas, las cuales identifican a la inseguridad y la delincuencia como su principal preocupación, muy por encima de otros temas como, los impuestos y la corrupción. El IPM 2017 reporta que el nivel de paz tuvo un deterioro de 4 por ciento en 2016, lo cual se debe principalmente a un aumento de 18 por ciento en la tasa de homicidios. Esta es la primera vez que México presenta una disminución en el nivel de paz después de haber comenzado a mejorar en 2012. El IEP destacó que en los pasados seis años, los estados que han presentado mayor deterioro en materia de seguridad son Colima, Baja California Sur, Zacatecas, Oaxaca y Michoacán, debido al crecimiento en sus niveles de homicidio.Mientras que las entidades con mayores mejoras son Nayarit, Durango, Coahuila, Quintana Roo y Chihuahua.
Capitalismo ‘‘de cuates’’
Algunas de las grandes fortunas de México tienen su origen en la privatización de empresas que pertenecieron al patrimonio nacional. Y esas fortunas crecerán con la privatización del petróleo, o surgirán otras. La revista The Economist llama a ese fenómeno ‘‘cronycapitalism’’, o capitalismo ‘‘de cuates’’. También creó un índice para reconocer cuál es su peso en la economía de los países. México mantiene una posición sobresaliente; algunas de las grandes fortunas nacieron de la amistad de un político con un empresario. El primer lugar lo tiene Rusia, seguido por Malasia y Filipinas. El análisis de The Economist contempla un cambio o un fin de esa era dorada de la corruptela en diferentes países. En México está lejano el final, si somos realistas…
Desbandada
¿Perderá su registro el PRD en las próximas elecciones presidenciales? Lo que está sucediendo en su grupo de senadores pareciera un indicativo de que así será. Si continúa fraccionándose, sólo quedarán dos senadoras: la coordinadora Dolores Padierna y la descoordinada Alejandra Barrales. (Por cierto, Padierna ya la propuso para que se incorpore al comité de administración, donde se mueve la pachocha). Ayer un grupo de disidentes se incorporó al PT: los independientes Miguel Barbosa y Benjamín Robles; los militantes de Morena Zoé Robledo, Mario Delgado y Rabindranath Salazar, así como los perredistas Fidel Demédicis, Luz María Beristáin y Lorena Cuéllar. De repente el grupo petista, que encabeza Manuel Bartlett, se convirtió en la tercera fuerza política, después del PRI y el PAN. Emilio Gamboa Patrón no le encuentra cuadratura al círculo, porque hay varios asuntos pendientes de la mayor importancia: el presupuesto de 2018, el fiscal anticorrupción, la ley de seguridad. La tiene en chino.
Mil 400 amparos contra el gasolinazo
Según la estadística de Inegi, en México circulan más de 38 millones de automóviles. Las entidades con mayor número son: estado de México, 5.1 millones; CDMX, 4.7 millones, y Jalisco, con 3.1 millones. De todo ese universo, sólo mil 400 ciudadanos han solicitado amparo contra el gasolinazo. Los juzgados primero y segundo de distrito, del centro auxiliar de la primera región con residencia en Ciudad de México, informan que comenzaron la admisión a trámite de amparos promovidos en diversas partes. ¿Resignación, conformismo? ¿Desconfianza en el aparato judicial? Los juzgados tienen la respuesta: negaron la suspensión del acto reclamado (el aumento) en aquellos juicios en que los quejosos solicitaban se les aplique el precio de las gasolinas y el diésel que estaba vigente en diciembre del año pasado. ‘‘En virtud –dicen– de que de conceder la medida solicitada se afectaría el interés social y el orden público? Ajá. Pero los gasolinazos no los alteraron. Los juicios de amparo seguirán su curso normal. Ya podemos anticipar a quién le darán la razón.



El portal texano-israelí Stratfor –que se ostenta como la CIA de las trasnacionales de Estados Unidos (EU)– titula con soberbia tóxica que “No hay nada que se atraviese en el camino del dólar (https://goo.gl/8jYm77)”.
Sus tres pronósticos: 1) aunque los movimientos potenciales de la política de EU puedan socavar al dólar, sus días como la divisa de reserva mundial es improbable que concluyan en cualquier momento próximo; 2) no existen fuertes candidatos para suplantar (sic) al dólar, ya que otras divisas nacionales líderes han tenido descalabros que limitan su atracción para los inversionistas, y 3) “divisas alternativas como los derechos especiales de giro (nota: divisa virtual del FMI) o el bitcoin enfrentan temas de estabilidad (sic) debido a que su funcionamiento depende de la cooperación entre las partes que pueda no ser sostenida”.
Stratfor rememora la gloria de la libra esterlina durante el apogeo del imperio británico en el siglo XIX. Pero luego las guerras del imperio en el siglo XX y su decadencia empujaron a que el dólar se volviera más importante, suplantando (sic) a la libra como la divisa dominante mundial en la Conferencia de Bretton Woods en 1944.
Mohamed Mahathir, visionario ex premier de Malasia, osó confrontar al megaespeculador George Soros –vulgar agente de la CIA acusado de haber provocado el efecto dragón en Asia– al promover el lanzamiento del dinar-oro (https://goo.gl/aonhYd). Quizá el temerario Mahathir se salvó del linchamiento de EU debido a que gozaba de la protección de China.
Desde entonces el reinado del dólar como divisa de reserva global ha pervivido incólume, con algunos motines en el mundo árabe, cuando el iraquí Saddam Hussein y el libio Muamar Kadafi se atrevieron a desafiar la cotización de hidrocarburos en dólares para sustituirla con el euro y/o el oro, lo cual le valió al primero su ahorcamiento y al segundo su sodomización letal.
Luego las seis petromonarquías árabes del golfo amagaron lanzar su divisa, el gulfo (http://goo.gl/itfyQL), que no prosperó ni desembocó en regicidios y/o sultancidios, pero fue testigo del ascenso de Irán como espada de Damocles en la región.
Stratfor pregunta cuánto tiempo más podrá el dólar mantener su estatuto encumbrado (sic) que depende tanto del continuo poderío de EU como del estatuto de cualquier potencial divisa sucesoria.
EU ha acentuado su decadencia cuando las divisas potenciales de sus competidores geofinancieros, concentrados en el BRICS, no atraviesan óptimos momentos, con la excepción notable del yuan chino que ha empezado su odisea ascendente.
La ausencia de divisas competitivas ha resultado en un atractivo fatal por el superdólar que ha empezado a enterrar al euro, que aprovecha la Reserva Federal para incurrir en una desregulada impresión de dólares, como sucedió después de la quiebra de Lehman Brothers y su consecuente crisis global con su masiva inyección de liquidez por 4 billones de dólares de facilitación cuantitativa que orilló a China a protestar vehementemente, como lo había hecho en forma estéril el general De Gaulle.



El discurso oficial –Peña Nieto, sus funcionarios y corifeos– es que México no está en crisis y que, en todo caso, ésta sólo se registraría en la mente de algunos mexicanos, quienes, además, son amnésicos. Bien, pero, como dicen los especialistas, en el mejor de los casos lo cierto es que estamos a la vuelta de la esquina de que ésta estalle y ello se constata en prácticamente en todos los ámbitos del acontecer nacional.
Por ejemplo, crecen las advertencias de todos los sectores –internos y externos– en torno al peligroso cuan incontenible crecimiento de la deuda pública y su costo financiero (intereses, la mayoría de él), un problema resuelto por decreto desde los tiempos salinistas. La bomba, pues, desactivada. Sin embargo, lo cierto es que tal débito roza ya 10 billones de pesos (500 por ciento más que en el arranque del nuevo siglo) y los pagos que de ella derivan no son precisamente un bombón para el erario.
Sobre el particular, el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados recién sacó del horno un análisis temático (La deuda nacional bajo las presiones de Trump y el dólar: ¿antesala de una crisis?, bajo la firma de Gabriel Fernández Espejel, maestro en economía por la UNAM e investigador de tal centro de análisis), del que se toman los siguientes pasajes. Va, pues.
El débil crecimiento económico, el fin de la bonanza del petróleo, la pérdida del poder adquisitivo del peso mexicano y los malos presagios sobre la economía nacional tras el arribo de Donald J. Trump a la Casa Blanca disparan las alertas entre las firmas calificadoras internacionales en torno a la inercia que registra el crecimiento del endeudamiento total del gobierno federal con el objeto de sobrellevar su operación y enfrentar sus compromisos, lo que podría desembocar en desequilibrios en la cuenta corriente y en las finanzas públicas.
El sexenio de Peña Nieto se estrenaba en diciembre de 2012 y en los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) de ese año, sin la menor sospecha del panorama adverso que se avecinaba, anunciaba una política de endeudamiento dirigida a conservar finanzas públicas sanas, previendo un entorno con condiciones crediticias favorables de largo plazo mediante la colocación de pasivos en diversos mercados financieros con contratos en distintas monedas, es decir, la misma directriz que había estado elevando los requerimientos financieros del sector público.
Sin embargo, es clara la tendencia alcista en las deudas externa e interna netas, mientras que el paso ascendente no es evidente al contemplar la deuda total neta del sector público en millones de dólares, al menos no hasta diciembre de 2015; sin embargo, al convertir los montos a pesos, con el tipo de cambio promedio mensual del año correspondiente, se tiene que al cierre de ese año sumó 8.18 billones de pesos, mientras en diciembre de 2016 llegó a 9.64 billones, es decir, un aumento de alrededor de 1.5 billones, mismo que no se refleja claramente por la devaluación del peso frente al dólar.
Al confrontar la política de endeudamiento de los CGPE de 2012 y 2017 se aprecia que el discurso no cambió a pesar de que el entorno externo se tornaba borrascoso, ni la tormenta Trump ha logrado propulsar algún giro. Ahora habrá que esperar si las advertencias de las agencias calificadoras pueden impulsar algún ajuste pertinente en la política de deuda pública.
Standard & Poor’s (S&P) redujo de estable a negativa la perspectiva de las calificaciones soberanas en escala global de México en agosto de 2016, lo que implica, en palabras de esta empresa, que existe una posibilidad de al menos 33 por ciento de que disminuya la calificación soberana en los próximos 24 meses si continúa el deterioro de la deuda general del gobierno federal o en la carga de los intereses, lo que aumentaría la vulnerabilidad de las finanzas públicas.
El cambio en la perspectiva es que la deuda neta del gobierno mexicano pasaría de 42 por ciento del PIB en 2015 a 45 por ciento en 2016, y que en 2018-2019 oscilará entre 47 y 48 por ciento. Las noticias son desalentadoras, pues ya se registra (más alto) el escenario negativo que la calificadora advirtió que llegaría hasta 2018, de tal forma que se estaría en la antesala de una baja en la nota crediticia de México.
S&P alerta que, aunque los niveles de deuda como porcentajes del PIB son manejables frente a lo que se reporta en otras latitudes del mundo, el bajo nivel de crecimiento –que la misma firma califica de decepcionante– y la presión que se ejerce sobre las finanzas públicas obstaculizan frenar la tendencia alcista en esta variable. Además, suma a este escenario negativo la caída de los precios internacionales del petróleo, la devaluación del peso y problemas de gobernabilidad y corrupción.




Los gobiernos y medios occidentales denunciaron ayer la realización de un nuevo ataque con armas químicas en Siria, concretamente en Idlib, zona controlada mayoritariamente por rebeldes al régimen de Damasco, que habría dejado casi 60 muertos y unos 170 lesionados, muchos de ellos menores. Posteriormente, el hospital donde se atendía a los sobrevivientes habría sido blanco de un ataque con armas convencionales. Los mandos militares sirios negaron enfáticamente cualquier participación en la atrocidad, en tanto que el gobierno estadunidense dio por buenas las versiones, lo atribuyó de inmediato al régimen de Damasco y emitió una agria condena.

Se siente insultado por Trump
Se cumplieron 14 años del fatídico 27 de marzo de 2003, cuando mensajeros del cuerpo de marines llegaron a mi puerta a decirme que mi hijo, Jesús, había muerto a causa de una bala enemiga en Irak, mentira que más tarde fue descubierta por la verdadera historia. Jesús murió, después de dos horas de agonía, a causa de una bomba de racimo estadunidense, arma ilegal según la Convención de Ginebra. Después fui a Irak y vi el lugar exacto donde la sangre de mi hijo fue derramada y sentí en carne propia el miedo de la guerra y a las balas y bombas de los militares made in USA.

Desde la aparición de las Madres de Plaza de Mayo (1977) y la recuperación de la democracia (1983) Argentina se había convertido en referente mundial en la lucha por los derechos humanos. Trayectoria ejemplar que el gobierno presidido por Mauricio Macri busca invalidar, con el pretexto de que igual responsabilidad habrían tenido víctimas y victimarios durante el terrorismo de Estado (1976-83).

Los tiempos que vivimos piden nuevas encarnaciones de Benjamín Franklin: personajes ilustrados y prácticos, que se tomen, además, el trabajo de moralizar para el pueblo. El mundo de hoy necesita de nuevo a los moralistas.

En política, las casualidades no existen, reza el refrán. Existe, sí, la sincronicidad. La señal política del encuentro entre el clero del estado de México con el presidente en Los Pinos es poco saludable para la democracia. Augura un posicionamiento eclesial anticlimático de cara a las elecciones mexiquenses. En muy mal momento y con poco tacto los obispos mexiquenses decidieron reunirse con el presidente Enrique Peña a tan sólo unas semanas de una elección tan polémica como la que se realiza en esa entidad. Sobre todo por la pérdida de decoro del gobierno federal de entrar con todo para favorecer a su candidato y está amagando con intervenir en una indeseable elección de Estado.

Con el aparente desgano de columnista, informado a trasmano por interesados confidentes, se filtra de manera cotidiana la especie de un AMLO autoritario y mesiánico. Él es el partido y quien decide todo lo que a su interior acontece, difunden con harto coraje mal disfrazado. En especial cuando se refiere a la designación de algún candidato de Morena a cualquier puesto de elección. Aunque no sea este aspecto el único detalle alegado. La lista de pruebas se extiende hasta la definición de las tesis partidarias, del programa gubernamental o a la campaña electiva en curso. Y no dejan de tener cierta razón, aunque les falte mencionar lo mero importante: en primer lugar, el trabajo previo de aquellos elegidos y el diseño conceptual de conjunto. La captación de los liderazgos locales y el balance regional como factor decisivo de fuerzas e intereses que se revela, con pertinencia, ante la presencia de un AMLO ubicuo. Tampoco se relacionan las detalladas reglas que rigen la selección de la mayoría de los postulantes, todos sujetos a una puja interna que bien puede terminar, como es el caso de las asignaciones plurinominales tan preciadas, con el azar de una tómbola.
Los ideólogos de la era neoliberal han insistido una y otra vez en que la política industrial es un lastre. Se le ha acusado de distorsionar los precios, de desperdiciar recursos fiscales y de ser la mejor receta para premiar a empresas y sectores perdedores en la competencia económica. Pero hoy regresa la política para el desarrollo industrial al centro del escenario con los desplantes de Trump sobre la recuperación de empleos en el sector manufacturero.

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