11/21/2008

"Marx nos ayuda a enfrentar los desafíos de la crisis actual del capitalismo"


Intervención en la presentación del libro de Alejandro Yánez B. El Capital, Carlos Marx, Resumen del Tomo I

Jorge Insunza Becker
Rebelión

Este libro sale a luz en un momento especialmente oportuno. No digo que Alejandro lo haya previsto pero… en una de esas….

La síntesis del primer tomo de El Capital, hecha rigurosa y exclusivamente con textos de Marx, es un trabajo serio. Da cuenta de una compenetración profunda de los contenidos originales. Debiese ser un vehículo para que muchos, en especial muchos trabajadores y muchos jóvenes, accedan a la comprensión de la sociedad que sostienen con su trabajo y que, aunque sin ellos sería inviable, los maltrata.

Leyendo la síntesis me ha conmovido, como en la primera lectura de El Capital hace ya años, la profundidad de la elaboración de Marx. La vigencia de sus descubrimientos, permanece. Será una torpeza asumir que es el non plus ultra, que allí terminó la creación teórica. Pero más torpe aún es afirmar que esta creación es asunto del pasado. Marx escribió ya entonces que “ En la economía política, la libre investigación científica tiene que luchar con enemigos que otras ciencias no conocen. El carácter especial de la materia investigada levanta contra ella las pasiones más violentas, más mezquinas y más repugnantes que anidan en el pecho humano: las furias del interés privado”.

Está en curso una crisis económico financiera de inmensas proporciones. Los economistas serios evitan evaluaciones taxativas sobre su prolongación y profundidad. Pero todos, en un grado u otro, se remiten a la gran depresión de 1929 -33.

A parejas con sus dramáticos efectos materiales, se ha generado otro efecto, inesperado y preocupante para los sostenedores del sistema: el sorprendente incremento del interés por el pensamiento de Marx. La venta de El Capital en muchos países y de modo especial en su patria ha subido hasta en 300%. El Mercurio se preocupa: dice que el libro que se vende es el del Obispo Marx. Dios lo guarde!

Es que los engendros ideológicos, hijos del neoliberalismo, del tipo de fin de la historia, muerte del comunismo y tantos otros, que tienen por cierto seguidores en Chile, (hace pocos días, el 5 de Octubre, Patricio Aylwin repitió estas monsergas) se desmoronan.

Ya en el tomo que recoge esta síntesis, Marx desnuda las razones de este curso inevitable del capitalismo: periódicas e inevitables crisis que genera el desequilibrio estructural, inscrito en la matriz de sistema, entre su enorme capacidad de expansión de las fuerzas productivas, (puesto ya de relieve en El Manifiesto) y su incapacidad intrínseca de distribuir la renta acorde con esa expansión. El origen de ese desequilibrio es en último análisis la apropiación de la plusvalía generada por el asalariado en el proceso de producción por una minoría de capitalistas.

En la realidad de su tiempo, Marx constata que en la producción en los marcos del capitalismo “el curso característico....(es) de un ciclo decenal de períodos de animación media, producción a todo vapor, crisis y estancamiento” (227)

La AFP Cuprum, a página plena en El Mercurio, tratando de convencer a sus afiliados de mantenerse en los fondos que más potencian el juego especulativo con los dineros de los trabajadores, que es su gran negocio, dice “las crisis económicas y/o ajustes a burbujas en los mercados bursátiles ocurren cada cierto tiempo. En este período de 38 años se observan 7”, vale decir casi el doble de la frecuencia en los tiempos de Marx. ¿Esto desmiente o confirma los descubrimientos del fundador del socialismo científico? Quién quiera asumir el marxismo como un dogma podrá dar una respuesta positiva. Quien asuma, como Marx, que el futuro crea nuevas realidades y nuevos conocimientos rechazará tal afirmación como una tontería.

No fue Marx, por ejemplo, quién descubrió los llamados ciclos largos. Fue, decenios después, otro economista marxista, el economista ruso Kondratieff, quién descubrió este fenómeno: ciclos largos que enmarcan los ciclos cortos en períodos en que las curvas de descensos y subidas de esos ciclos cortos apuntan en su recuperación hacia arriba o hacia abajo, es decir a expansiones o estancamientos en los marcos de esos ciclos largos. Es este un gran logro teórico que profundiza el descubrimiento de Marx y confirma a la vez el hecho esencial: el capitalismo en cualquiera de sus formas no puede evitar el desequilibrio entre producto y consumo que la apropiación capitalista de la plusvalía genera y que provoca obligatoria y permanentemente crisis.

¿Qué es una crisis capitalista? Para definirla un cronista (Alba Rico) razonó poniendo de relieve en primer lugar lo que no es una crisis capitalista. Que haya 950 millones de hambrientos en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista. Tampoco que haya 4.750 millones de pobres, que haya 1.000 millones de desempleados, que 3.000 millones de personas carezcan de acceso a servicios sanitarios mínimos. Menos aún que 13 millones de personas mueran cada año en el mundo debido al deterioro del medio ambiente y al cambio climático, que 16.306 especies estén en peligro de extinción, entre ellas la cuarta parte de los mamíferos. Hoy se reconoce que hay crisis no por esa segregación brutal de la humanidad provocada por la acumulación capitalista desenfrenada sino porque pese a ella y en verdad por ella, el tipo de economía impuesta no es suficientemente rentable para unas 1.000 empresas multinacionales y 2 millones 500 mil millonarios.

Gente de buen corazón ha denunciado la codicia como factor desencadenante de la situación actual. Ese mismo buen corazón les dificulta aceptar que la codicia es la forma necesaria de existencia del capital. “El capital no tiene mas que un instinto vital: el instinto de acrecentarse, de crear plusvalía, de absorber, con su parte constante, los medios de producción, la mayor masa posible de trabajo excedente” dice Marx Y agrega “el capital es trabajo muerto que no sabe alimentarse, como los vampiros, mas que succionando trabajo vivo” (104), esto es la fuerza de trabajo asalariada.

Para fundar el nuevo sistema desde la vieja sociedad, el capital no vaciló ante nada para despojar a decenas de millones de hombres y mujeres de la posibilidad de subsistir de su trabajo independiente. Para ello las guerras internas o coloniales fueron requisito del parto. La acumulación originaria es no solo acumulación de dinero sino, a la vez, la generación de despojados que deben vender su fuerza de trabajo para vivir. Sin ellos el capitalismo no podría existir pues el capital no es una cosa, dinero o medios de producción, sino una relación social.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario