6/14/2009

Granjas Carroll demandada en EU



EMILIO GODOY


MÉXICO, D.F., 12 de junio (apro).- Absuelta por el gobierno mexicano, Granjas Carroll (GCM) y su copropietaria, la estadunidense Smithfield Foods, se enfrentan a la amenaza de que una corte de Estados Unidos ordene una investigación en su contra por su posible papel como detonante en la aparición de la influenza humana, en principio fue catalogada como "fiebre porcina".Steven Trunnell, un paramédico cuya esposa, Judy Domínguez Trunnell, fue la segunda víctima mortal por causa de la influenza A/H1N1 en Estados Unidos, presentó una demanda para que una corte de ese país ordene una investigación exhaustiva sobre ambas corporaciones.Domínguez Trunnell, una maestra de educación especial de 33 años de edad que estaba embarazada, acudió el 19 de abril a un hospital con un cuadro característico de influenza y falleció el 5 de mayo. Su segunda hija nació mediante cesárea.

En el expediente entregado el 11 de mayo ante la Corte del Distrito de Cameron, marcado con la clave 2009-05-003057-E y al cual Apro tuvo acceso, Trunnell alega que es "posible que el surgimiento y diseminación de esta cepa letal de la influenza pudieron haber sido causados, en parte, por las horripilantes condiciones insalubres que la empresa conscientemente permite que ocurran en México, en relación con la operación de las granjas porcícolas"."Nuestra esperanza es probar que esta nueva cepa se originó en las granjas porcícolas en La Gloria", dijo a Apro en entrevista telefónica Marc Rosenthal, apoderado de Trunnell y miembro fundador del despacho tejano Rosenthal Watson, una firma fundada en 1990 que tiene oficinas en las localidades tejanas de Austin, San Antonio, Brownsville, Waco y El Paso.

El acusador pretende que la corte ordene la toma de declaraciones a funcionarios públicos y empleados de Smithfield mediante un esquema ordenado y bajo control judicial que lleven a una investigación más profunda de esa empresa, la porcícola más grande del mundo con operaciones en 26 de los 51 estados de Estados Unidos y en nueve países.La querella, que hace eco de las versiones sobre el funcionamiento de las granjas de GCM que han circulado en Estados Unidos y México, fue presentada bajo la Regla 202 de Procedimientos Civiles de Texas, que ampara declaraciones previas que sirvan de respaldo a una demanda.El expediente ya está en manos del juez Leonel Alejandro, de la Corte Distrital del Condado de Cameron (Texas).

Ahora, los abogados de Smithfield deben responder a los alegatos y el juez debe convocar a una primera audiencia, que tendría lugar en julio para determinar si procede la investigación.El caso ha sumado a una nueva querellante, Eulalia Garnica, madre del maestro de la localidad de Corpus Christi, Carlos Garnica, quien murió el 6 de mayo, a los 33 años de edad, también por causa de influenza A/H1N1.De proceder la pesquisa, sería la primera vez en que una compañía es responsabilizada directamente por el brote de una enfermedad infecciosa.En Estados Unidos han muerto, hasta el momento, 27 personas a causa de la epidemia.El expediente cita un monto por daños y perjuicios, y otras reparaciones que no superan los mil millones de dólares. "Parece una cifra descomunal, pero sólo quiere mandar el mensaje de un castigo por un mal acto cometido", justificó el abogado.

El origen, un enigmaLa Secretaría de Agricultura de México tomó 370 muestras de "moco de cerdo" el 30 de abril en GCM, en las cuales se basó para afirmar que el animal no es la fuente transmisora, argumento repetido por última vez el 14 de mayo.Rosenthal calificó de "propaganda" la absolución oficial hacia GCM y añadió: "Me pregunto quiénes tomaron y analizaron las muestras, ¿tenían algún interés especial?, ¿estaban plenamente capacitados para hacerlo?, ¿cómo realizaron esos exámenes?"Ante la consulta de Apro, Keira Ulrich, vocera de Smithfield, envió vía correo electrónico un comunicado que señala: "Creemos que la petición de Trunnell es defectuosa en su forma y pronto tomaremos acciones legales apropiadas buscando su rechazo."La transnacional insistió en que "no se ha hallado ninguna evidencia que vincule la nueva cepa del virus de la influenza H1N1 con las operaciones porcícolas de Granjas Carroll de México. El virus no ha sido encontrado en la población porcina de Granjas Carroll y ninguno de sus empleados ha contraído el virus".GCM no respondió a la consulta de Apro.

"Lo que Smithfield Foods no ha logrado hacer en Estados Unidos –debido a estrictas regulaciones y un cumplimiento diligente del Departamento de Agricultura y otras dependencias gubernamentales--, aparentemente lo ha logrado hacer en México", cita el documento, de ocho páginas de extensión, en relación con los posibles riesgos sanitarios y ambientales derivados del funcionamiento de las granjas en Perote, Veracruz.El demandante considera que "la evidencia directa permitirá establecer fácilmente que Smithfield Foods ha permitido que su planta en Veracruz opere en condiciones deplorables, a pesar del hecho de que la empresa ha poseído siempre los recursos y la tecnología, así como la influencia sobre sus socios, para permitir un funcionamiento mucho más sano y seguro".Rosenthal, quien ha atendido a clientes mexicanos como el gobierno de Tamaulipas, señaló que si una empresa incurre en irregularidades en Estados Unidos y es descubierta, no queda impune. "Si contaminan, si engañan, no pueden escapar de las penas, y no crean que en México va a ocurrir eso", advirtió.

El abogado consideró que hay indicios que pueden orientar la investigación hacia GCM, como las denuncias sobre la insalubridad de sus granjas, el estado de las lagunas de oxidación, el hacinamiento de los marranos y el caso del niño de cinco años Edgar Hernández, el primer paciente confirmado de influenza humana en el país, a quien en Veracruz llaman "el niño cero".El jueves 21 de mayo, la Universidad Nacional Autónoma de México informó que un grupo de científicos del Instituto de Biotecnología y de la Facultad de Veterinaria visitaría la comunidad de La Gloria, donde se asiente GCM para recabar información que ayudara a resolver el enigma del surgimiento y difusión del virus."Sólo soy un abogado, tenemos que dejar hablar a los científicos. No culparé a alguien que no lo merezca, pero quiero la verdad", remató Rosenthal.

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