7/21/2018

Cuba: Mujeres rurales protagonizan gestión y reducción de desastres


"En la recuperación, las mujeres somos las primeras en activarnos, porque al momento nos encargamos de organizar la recogida de agua, la elaboración de la comida, la seguridad de niños y ancianos"

 Lirians Gordillo Piña

La Habana, 18 jul. 18. AmecoPress/SEMlac.- Mayelis Sánchez Acosta y Magalis Benites Zamora hablan con orgullo de sus comunidades. Ellas son protagonistas, junto a otras mujeres y hombres, de importantes transformaciones en respuesta a huracanes y la sequía en Cuba.
Sánchez Acosta y Benites Zamora presentaron sus experiencias en proyectos comunitarios del oriente del país durante el X Congreso Internacional sobre Desastres, celebrado en La Habana del 2 al 6 de julio.
A pesar de todas las dificultades, Sánchez Acosta cree que Mata-Guandao hoy es una comunidad más segura. El Consejo Popular, que incluye varios asentamientos, está enclavado en la zona litoral del municipio Baracoa en la oriental provincia de Guantánamo.
En octubre de 2016 el Huracán Matthew, de categoría cuatro en la escala Saffir-Simpson, azotó con furia esa región del país provocando severas afectaciones.
Como parte de la recuperación, a Mata-Guandao llegó el proyecto "Participa por una comunidad segura. Recuperación de las condiciones básicas de vida de las familias afectadas por el paso del huracán Matthew", acompañado por Oxfam y el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR).
"Para nosotros esta experiencia ha sido muy importante, para mejorar y hacer más seguro el consumo de agua, recuperar las viviendas afectadas por el ciclón y, fundamentalmente, para que las mujeres despertáramos y nos diéramos cuenta de todo lo que podemos hacer", comenta Sánchez Acosta.
La representante de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en la comunidad presentó los resultados del proyecto junto a Ruber Pérez Borges, delegado del Consejo Popular, quien expuso sus dos fases fundamentales: fortalecer las capacidades de agua segura, higiene y saneamiento de 2.000 familias y la colocación de 500 módulos de techos seguros de hasta 70 metros cuadrados.
"En la recuperación, las mujeres somos las primeras en activarnos, porque al momento nos encargamos de organizar la recogida de agua, la elaboración de la comida, la seguridad de niños y ancianos. Pero el proyecto nos mostró que podemos hacer más", declara Sánchez Acosta.
En efecto, a partir de la realización de un diagnóstico participativo con enfoque de género en la comunidad, se realizaron talleres e iniciativas diversas. Se organizaron dos brigadas, una para el montaje de los techos y la otra para el monitoreo y evaluación de los procesos. En ambas participan mujeres y hombres.
Temas como la igualdad de género, iniciativas económicas, violencias contras las mujeres y su prevención, consejería familiar y apoyo a las mujeres, autocuidado y trabajo comunitario con enfoque de género formaron parte de programas de capacitación en la comunidad.
Mayelis Sánchez Acosta integra una de las brigadas de monitoreo, un equipo que da seguimiento a la rehabilitación de los techos, la satisfacción de las familias, al estado de opinión sobre el equipamiento y el proceso.
"La brigada nos permite identificar cambios e ir haciendo sugerencias al Consejo Popular desde lo que piensa la propia población. Además, permitió que se reconociera la capacidad de las mujeres para hacer frente a los procesos de rehabilitación comunitarios, que los hombres de la comunidad contaran con sus opiniones y valoraciones en el proceso de colocación de techos", asevera la joven de 25 años.
La participación comunitaria también está en el centro de la respuesta ante la sequía. Aunque hoy Magalis Benites Zamora sonríe por las noticias de presas aliviando y se preocupa por las inundaciones que afectaron el centro del país en mayo pasado, en 2016 el panorama de su comunidad le generaba desesperación, con una de las peores sequías de los últimos 100 años.
"¡Dale agua! Un proyecto de respuesta a la sequía" apostó por el conocimiento, la movilización y participación de habitantes del Consejo Popular Dos Ríos, ubicado en el municipio Palma Soriano, de Santiago de Cuba.
"Una de las fortalezas de la respuesta fue concebirse y construirse a partir de la información sobre el territorio y del diagnóstico de las demandas de la población, específicamente de las necesidades de mujeres y personas con discapacidad", opina Benites Zamora.
La iniciativa, que tuvo como protagonista a la comunidad, fue implementada por el gobierno y acompañada por Oxfam con financiamiento de la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO).
La creación y funcionamiento de Comités de Agua, conformados por habitantes de la comunidad, fue un elemento novedoso del proyecto. Los Comités se encargan de cuidar, limpiar y mantener el tanque comunitario, manejar los fondos comunes para su llenado y organizar los cronogramas de repartición equitativa de agua en las comunidades.
"Un resultado no esperado del proyecto fue su contribución a disminuir riesgos de salud en relación con el consumo de agua segura. Autoridades de higiene y epidemiología del territorio manifestaron que hubo un descenso de la incidencia de enfermedades diarreicas. También ayudó en la reducción de focos de mosquitos, gracias a la entrega de tanques con sus tapas y los conversatorios comunitarios incidieron en que la población asumiera buenas prácticas relacionadas con este tema", afirma la Delegada del Consejo Popular y Diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Reconocer el impacto diferenciado de los desastres en mujeres y hombres, apostar por la participación en equidad y generar capacidades son elementos que ambas entrevistadas por SEMlac identifican como fundamentales para la adaptación ante el cambio climático y la prevención de desastres. Los proyectos que han protagonizado sus comunidades muestran evidencias de que es posible.
Foto: Archivo AmecoPress.

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