1/30/2009

Periodistas pal cafe.....


Astillero
Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

■ Nueva (y muy oportuna) ética
■ Mesías Tropical (de color)
■ Taquetero de Teotihuacán

Mientras cinco presidentes sudamericanos enjuiciaban severamente en Belem, Brasil, el modelo capitalista, la globalización y la responsabilidad de Estados Unidos en la crisis mundial, el enviado especial de la mexicana revista sexenal de frivolidades denominada Los Pinos se asumía en el decadente Davos como exitoso jinete de tormentas económicas y levantador de polvos mortales en casa porque, a su decir, la está limpiando de criminales y no porque haya derrumbes institucionales. Nostalgia roquera oportunista en Suiza al utilizar el título de una de las más conocidas canciones de The Doors para hablar de las tempestades mexicanas que con discursos y viajes pretende controlar un jockey fallido, mientras en tierra de Lula los aires insurrectos juveniles se volvían avejentado recuerdo interpretativo de la rola icónica del Comandante Che Guevara.

El confesionario público de los Alpes permitió también escuchar las flagelaciones extemporáneas de quienes ahora reconocen que fue malo lo que todavía semanas atrás no se atrevían a criticar y que durante años mantuvieron como dogma universal en cuanto a las presuntas bondades del libre mercado y sus capacidades de autocorrección. Por ejemplo, el ex primer ministro británicoTony Blair pide “una globalización basada en valores” y advierte que “el capitalismo no puede funcionar si no se basa en valores compartidos y justicia”. Un jefe pepsicolo, Indra Nooyi, se acogió a la fórmula simplona de que las instituciones sí sirven pero son las personas las que fallan, pues planteó que el capitalismo “es bueno”, pero “la noción de ganancias fuertes” se impuso a “la moralidad y la ética”. Un directivo del HSBC, Stephen Green, por su parte, dijo que la bronca no es imponer “ninguna serie de reglas”, pues eso por sí mismo no “podrá imponer el buen comportamiento”, es decir, “sin valores en las compañías, la regulación no hará el trabajo por nosotros” (¡Oh, por mi culpa, por mi culpa...!).

El cilicio colectivo ha sido alentado en México impensadamente por el mismísimo Doctor Z, el creador del monstruo llamado Fobaproa que en un abrir y cerrar de ojos se engulló el veinte por ciento del producto interno bruto para beneplácito de una punta de mal llamados empresarios que primero saquearon y quebraron sus propios negocios, luego recibieron gratuito rescate con fondos gubernamentales, más delante recobraron los bienes “saneados” y años después los revendieron o liquidaron sin mayor sufrimiento que poner en práctica el tráfico de influencias, el pago de diezmos a sus protectores y el revoloteo burocrático, más bien propio de tahúres, con el que pretendieron dar por sepultado y olvidado el nefasto episodio histórico de la conversión de las deudas privadas de millonarios en sacrificio y pérdida pública de millones de personas. Triste sino el de la Heroica República de los Aguantadores en Extremo, pues ahora hasta el gobierno del vecino país imperialista parece ser de izquierda ante el pasmo derechista local. El comandante Barack criticó la “ética de la codicia” y dijo que si el gobierno gringo podía darle la mano a los bancos en Wall Street también podría dársela a los estadunidenses “que la están pasando mal”. Casi socialista por contraste (urticaria provoca en quienes mantienen una furia fanática contra López Obrador el mencionar que algunas de las medidas del presidente estadunidense fueron puestas en práctica o promovidas por el tabasqueño), el Mesías Tropical de Color (nació en Hawai) rebajó sueldos, acentuó el tema de la ayuda a los menos favorecidos por el sistema y ha hecho saber a empresarios beneficiados por el rescate que no son bien vistos los derroches que en realidad estarían cargándose a las cuentas populares.

Los gringos amenazan con ganar nuevamente a México en futbol (la selección estadunidense supera a la tricolor en juego de conjunto y actitud mental, escribió ayer un comentarista deportivo en The New York Slim) y van adelante en cuanto a propuestas y talante de su gobernante, pero también se atreven a tomar medidas que en la realidad mexicana serían una hecatombe política, como el caso del gobernador de Illinois que fue destituido por el senado estatal debido a las evidencias de que quería vender el derecho a ocupar el escaño que Barack Obama había dejado libre. Además, el mandatario Blagojevich practicaba el pan nuestro de cada día de sus colegas de México y buena parte del mundo, al autorizar proyectos o dar concesiones a cambio de dinero supuestamente destinado a campañas electorales y seguramente encaminado también a bolsillos empoderados. De seguir aquí el ejemplo gringo, la mexicana sería una república descabezada en sus niveles ejecutivos.

Astillas

El taquetero de Teotihuacán, Enrique Peña Nieto, tiene el infinito resplandor de alegar que la policía bajo su mando actuó en estricto ejercicio legítimo de la fuerza cuando arremetió brutalmente contra miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y ciudadanos en general de San Salvador Atenco y Texcoco en mayo de 2006. Quique Gaviotón y sus subordinados inmediatos, Humberto Benítez Treviño y Abel Villicaña, quienes ocupaban la secretaría general de Gobierno y la procuraduría de justicia, han sido señalados tibia pero inequívocamente por un dictamen de la comisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación como funcionarios que permitieron y “alentaron” la terrible represión que sigue sin castigo. Otros señalados por el estudio que los ministros de la Corte votarán en fechas próximas son Eduardo Medina Mora, entonces secretario de Seguridad Pública federal y ahora procurador calderonista de Justicia y el ahijado político de Elba Esther Gordillo; Miguel Ángel Yunes, que se refacciona en el ISSSTE para buscar la gubernatura de Veracruz...

Y, mientras el juguetón IFE pone reglas, firma acuerdos y emite consideraciones como si de verdad le fueran a hacer caso, ¡feliz fin de semana, con ansiosos precandidatos por doquier!

Dinero
Enrique Galván Ochoa

■ Islandia: cae el gobierno, asume una lesbiana
■ Empresas regias zarandeadas por la crisis
■ Gaviotitán

La persona que encabezará desde la semana próxima el gobierno de Islandia es una ex azafata de 66 años que ha ocupado durante 8 el ministerio de Asuntos Sociales. No tendría nada de extraordinario si no fuera porque Johanna Sigurdardottir está casada con otra mujer y se convertirá en la primera lesbiana jefa de gobierno del mundo… bueno, al menos que se conozca públicamente. Su pareja es la periodista y autora teatral Jonina Leosdottir y es madre de dos hijos de un anterior matrimonio. Sustituirá al primer ministro Geir Haarde. También pasará a la historia: su gobierno es el primero que cae como resultado de la crisis económica. Islandia es un país minúsculo, con menos de medio millón de habitantes pero muy progresista: es el quinto en el mundo en términos de ingreso por persona y el número uno en desarrollo humano. No toleraron que su gobernante fuera incapaz de resolver el problema del desempleo que subió a 7% (en México es de 70%).
El verdadero peligro

Temían que la tragedia ocurriría si llegaba a Los Pinos “el peligro para México”, mas no si sentaban en la silla a Felipe Calderón pero se han dado un tope con la realidad: el grupo regiomontano Alfa registró una pérdida histórica de 823 millones de dólares en 2008. Es un conglomerado integrado por cuatro compañías: Alpek (petroquímicos), Nemak (autopartes de aluminio), Sigma (alimentos refrigerados) y Alestra (telecomunicaciones). Su presidente, Dionisio Garza Medina, es miembro del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, la incubadora de la campaña del terror en las elecciones de 2006. Paradójicamente, el argumento para despejarle el camino a Calderón era que supuestamente les garantizaba la estabilidad cambiaria y buenas utilidades. Contiene palabras amargas su reporte: “En 2008 el peso sufrió una depreciación de 25% frente al dólar estadunidense y otras monedas. Considerando la deuda en monedas extranjeras, más la deuda en pesos convertida a otras monedas a través de instrumentos financieros derivados, Alfa incurrió en una pérdida cambiaria de U.S. $358 millones. Además de eso, las pérdidas financieras por derivados de tipo de cambio fueron de U.S. $277 millones…” El desolador informe del empresario egresado de la Universidad de Stanford anticipa malos resultados de otras compañías, que no tardaron en llegar. Vitro anunció anoche que no honrará el pago de casi 45 millones de dólares por concepto de intereses, que vence la próxima semana, desafiando la presión de 4 bancos a los que debe 293 millones de dólares. Actuaron como sus agentes en contratos de derivados financieros. Federico Sada González, presidente y director general ejecutivo de Vitro, había renunciado a principios de noviembre pasado. Hay una ironía: Alfa nombró un Comité para el Manejo de Riesgos. ¿Ya se habrán dado cuenta de quién es el verdadero peligro para México?

El líder charro

Los sindicatos semiparalizaron ayer a Francia.
El clamor es que el gobierno no sólo debe ayudar a los financieros sino también a las familias. La huelga puede tener reverberaciones en el resto de Europa.
En México no existen problemas así y tal vez se debe, en parte, a una maravilla que inventó nuestro sistema político: el líder sindical charro. Los capos de los sindicatos más poderosos, el petrolero, el telefonista, el bancario, el electricista, el magisterial, son muy ricos, no les conviene que haya huelga porque si los trabajadores paran dejarían de producir cuotas. Además, reciben privilegios e impunidad del gobierno. Con la llegada de Fox temieron que habría un cambio pero no sucedió nada, al contrario, hoy están más fuertes, y ricos, que nunca.
e@Vox Populi
Asunto: el foro del Senado
Enrique: escribo para comentar que no estoy segura de que tenga razón de ser el Foro Económico que se está llevando a cabo en el Senado de la República. Me parece que es una pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo. ¿Cuánto le están costando al erario los invitados de lujo que vienen a decir lo que ya sabemos? Ello sin contar el costo del viaje a Davos de nuestro presidente. ¿Qué opinas?

Economía Moral
Julio Boltvinik
■ Crisis del capitalismo mundial /IV
■ Inevitabilidad de las crisis y esencia del capitalismo

Boeing, AT&T, AOL, Starbucks, son algunas de las empresas mundiales que el día de ayer anunciaron recortes de personal para contrarrestar la caída en sus ganancias. Recordemos con Marx, la esencia y misión histórica del capitalismo:

La tasa de ganancia es la fuerza impulsora de la producción capitalista, y sólo se produce lo que se puede producir con ganancia y en la medida en que ésta puede obtenerse. De ahí el temor de los economistas ingleses a la disminución de la tasa de ganancia. El hecho de que la mera posibilidad inquiete a Ricardo, demuestra precisamente su profunda comprensión de las condiciones de la producción capitalista… El desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social es lo que constituye la misión histórica y la razón de ser del capital. Es así precisamente como crea, sin proponérselo, las condiciones materiales para una forma de producción superior. Lo que desasosiega a Ricardo es que la tasa de ganancia —acicate de la producción capitalista, condición y motor de la acumulación—se vea en peligro por el propio desarrollo de la producción. Y en este caso, la proporción cuantitativa lo es todo. Hay algo más profundo escondido en este punto, que Ricardo sólo vislumbra. Se revela aquí de un modo puramente económico…, desde el punto de vista de la producción capitalista misma, su limitación, su carácter relativo, el hecho de no ser un modo de producción absoluto, sino sólo un modo de producción histórico, correspondiente a cierta época de desarrollo limitado de las condiciones materiales de producción. (El Capital, Libro Tercero, capítulo XV)1

Habiendo citado este párrafo, John Strachey (JS), en su libro sobre las crisis escrito en 1935 en plena depresión, JS interpretó equivocadamente (como otros marxistas) el significado de ésta: “ahora es claro que la época de desarrollo limitado, en la cual el capitalismo podía cumplir su misión ha terminado. La fuerza productiva del trabajo social ha sido desarrollada al grado supremo al que puede ser desarrollada por el capitalismo”. Meghnad Desai sostiene en un libro (Marx’s Revenge, Verso, 2002) escrito 67 años después, cuando el socialismo realmente existente se había derrumbado, que Marx se vengó de críticos y distorsionadores al hacerse evidente que el capitalismo sigue cumpliendo su misión histórica y que el ‘socialismo’ instaurado en la URSS resultó prematuro2, validando así la famosa frase del prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (Siglo XXI editores, 1980):

“Una formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente, y jamás ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la propia antigua sociedad”.

Las crisis capitalistas se manifiestan siempre, dice JS siguiendo a Marx, como trabajadores desempleados al lado de capital ocioso (véase gráfica). Si se usase ese capital la tasa de ganancia (G’) caería a niveles demasiado bajos. El capitalismo sólo se podría estabilizar si, maximizando el ritmo de acumulación, manteniendo bajos los salarios, produjese más máquinas que produjesen más máquinas que produjesen más máquinas, pero como en algún momento esto se tiene que traducir en más bienes de consumo, enfrenta el hecho de salarios demasiado bajos para absorber la creciente producción. Si de todas maneras lograse estabilizarse en ese ritmo máximo, lo que Marx no creía posible, de todas maneras tarde o temprano enfrentaría un aumento salarial por el aumento en la demanda de fuerza de trabajo por arriba del crecimiento de la población trabajadora, y ello haría caer las tasas de plusvalía (P’) y G’ de manera estrepitosa. Es decir, se reduciría a cero el “ejército industrial de reserva” Así el alza de los salarios reales que ocurrió en los países centrales en el periodo dorado de la 2ª posguerra, si bien hicieron algo para evitar los excedentes de producción, tuvieron un efecto negativo en G’. Los periodos de auge asociados con alza en los salarios reales, decía JS en los años 30, siempre terminaban en crisis por la caída en G’. Por ello Marx (en el siglo XIX) que estos períodos eran heraldos de la crisis. La población es, entonces, el factor limitante último de las posibilidades del desarrollo capitalista, dice JS. Para sobrevivir tiene que encontrar nuevas fuentes de abastecimiento de fuerza de trabajo explotable. Pero aun así, el siguiente límite es aquél en el cual nueva inversión resultaría en una masa de ganancia menor, porque se deprimiría G’ de todo el capital (el nuevo y el preexistente). Sea que la crisis se provoque por la incapacidad de vender una masa aumentada de bienes de consumo o por el aumento en los salarios, las consecuencias inmediatas son las mismas. En ambos casos la siguiente etapa de acumulación se vuelve imposible porque no generaría utilidades. Los nuevos capitales generados por la plusvalía se mantienen ociosos. Se atesoran en los bancos. Hay sobreproducción de capital. La competencia entre los capitalistas para evitar que su capital no sea el que permanece ocioso, genera codazos nacionales e internacionales (la guerra). La crisis (desempleo del capital y de la fuerza ed trabajo) se manifiesta en la destrucción física de capital y, sobre todo, en su desvalorización (que se refleja en la caída del valor de las acciones), así como en la caída en los salarios reales. Con ello se empiezan a dar las condiciones para la recuperación, porque ambas desvalorizaciones aumentan G’.

El concepto básico de las crisis para Marx es el de sobreproducción de capital y también de mercancías, dice JS quien explica que no es sobreproducción en relación con las necesidades sino sobreproducción en términos de la generación de ganancias. Se cierra el círculo: el propósito del capitalismo es la producción de ganancias y es, en relación con ellas, que debe concebirse la sobreproducción. Cuando cumple cabalmente su propósito genera más capital (plusvalía) que el que puede ser invertido sin disminuir la masa de ganancias.

1 Es el último párrafo de la sección “Exceso de capital y exceso de población”. He combinado las traducciones al español publicadas por el Fondo de Cultura Económica y por Siglo XXI, así como la versión en inglés del párrafo, que cita John Strachey en The Nature of Capitalist Crisis (Covici Friede Publishers, Nueva York, 1935, p. 290). Versión en español: La naturaleza de las crisis capitalistas, Fondo de Cultura Económica, 1939)
2 Para un análisis detallado de las ideas desarrolladas en este libro véase las entregas de Economía Moral del primero, 8, 15 y 22 de julio del 2005.

México SA
Carlos Fernández-Vega

■ Defender migajas en Davos
■ México, último en América Latina

Tras sus declaraciones de ayer en la llamada “sesión-almuerzo individual”, queda claro que el inquilino de Los Pinos no viajó a Davos a “reducir o eliminar las distorsiones informativas” sobre lo que él llama “realidad” mexicana. No, lo hizo para ir a defender migajas y a ufanarse de una tasa de “crecimiento” económico que debería avergonzarlo, al igual que a la clase política y empresarial del país.

Lo dijo así: “en 2008, a pesar de la recesión global, México creció más de 1.5 por ciento. Como saben, en el pasado México ha experimentado severas crisis. Sin embargo, en la situación actual hay una gran diferencia, porque estamos mejor preparados que nunca antes para enfrentar la tormenta. Asimismo, estamos bien preparados porque hicimos la tarea: tenemos finanzas públicas sólidas, una de las más bajas tasas inflacionarias y riesgo-país en la región, un sistema bancario estable y reservas internacionales que equivalen a cuatro veces nuestra deuda extranjera total”.

Pues bien, aún en el caso de que la economía nacional hubiera “crecido” 1.5 por ciento en 2008, o “más”, por enésima ocasión México compartiría laureles con Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, la cual no tiene de dónde agarrarse y mucho menos está “mejor preparada que nunca para enfrentar la tormenta”. De hecho, Haití sobrevive en tormenta permanente. Ello sin considerar que el compromiso original del gobierno calderonista para el año que recién concluyó fue “crecer” a una tasa de 3.5 por ciento “sin reforma fiscal” (léase el nuevo impuesto a las gasolinas, aprobado en 2007) y 3.7 por ciento “con reforma fiscal” (ídem). Y los complacientes legisladores se la aprobaron y el carruaje de 3.7 por ciento se convirtió en calabaza de 1.5 por ciento, “o más”.

Lo anterior en un escenario optimista, porque casi a la par del discurso calderonista en Davos, la Cepal divulgó su más reciente estimación sobre el comportamiento económico en América Latina en 2009, incluido el efecto de la crisis. A estas alturas ya no es para sorprender a nadie, pero en este contexto México ocupa el escalón número 24, de 24 posibles.

Apenas cuatro semanas atrás la estimación del organismo regional indicaba un “crecimiento” de 0.5 por ciento para la economía mexicana al cierre del presente año. Inmediatamente arriba aparecían las economías salvadoreña y costarricense, con uno por ciento, las cuales, sin lugar a dudas, no están “mejor preparadas que nunca para enfrentar la tormenta”. Y escalones aún más arriba se localizaban las economías haitiana y dominicana, con 1.5 por ciento. La Cepal estableció el promedio latinoamericano en 1.9 por ciento, es decir, México “crecería 3.8 veces menos que el promedio citado”.

Pero al finalizar enero, el organismo reclasificó a la economía mexicana para llevarla a un decrecimiento de 0.5 a 0.7 por ciento. De hecho sólo la nuestra, junto con la argentina (uno por ciento negativo), reportaría recesión en 2009. En la más reciente estimación de la Cepal, el promedio latinoamericano se reduce a 0.7 por ciento positivo. Para el caso peruano –el de mayor crecimiento en América Latina en 2009– la diferencia entre las estimaciones de diciembre y las de enero es de medio punto porcentual: no crecería 5, sino 4.5 por ciento; la proyección para Venezuela se redujo a la mitad, pero se mantiene positiva; al igual que los demás países citados. En el caso mexicano, la caída es de un punto porcentual, y esto apenas empieza, o como subraya el organismo, “la región continúa volando, pero como un planeador; los motores del crecimiento se han apagado y la recesión se aproxima”.

Por lo demás, si el grupo The Doors llegara a enterarse, tendría todo el derecho de retorcerse, pues a Felipe Calderón no se le ocurrió mejor idea que intitular su “sesión-almuerzo individual” como riders on the storm (Mexico Overcoming the Crisis), durante la cual dijo aquello de “más de 1.5 por ciento” (¿1.51 por ciento, por ejemplo?) y presumió otra barrabasada (se respeta la sintaxis original): “quisiera comenzar recordando mi participación en Davos hace dos años, en este mismo foro, haber yo tomado la Presidencia bajo situaciones muy complejas; había yo dicho que estábamos comprometidos a transformar a México para convertirse en un país ganador, a convertir a México en un sitio privilegiado para la inversión en el mundo... Hoy, dos años después, me enorgullece informarles que hemos logrado avances significativos en esta tarea…” Cómodamente instalado en su cápsula foxiana, el viajero michoacano ni siquiera se sonrojó al pronunciar esta última frase.

Y si de análisis se trata, ayer en el foro México ante la crisis: ¿qué hacer para crecer?, prácticamente todos los ponentes subrayaron que el laso “bueno” de todo esto es que “cada crisis es una oportunidad”. Sin embargo, en los últimos 30 años México reporta tantas crisis que si, en efecto, cada una de ellas hubiera sido una oportunidad, hoy el país sería el primer mundo del primer mundo, y ya ven.

En tal encuentro se escuchó el monótono y desgastado discurso de las cúpulas empresariales y “obreras”. Salvaron el día el rector de la UNAM, José Narro, y la profesora e investigadora del ITAM, Denise Dresser (“mucha riqueza, pocos beneficiarios, crecimiento estancado, país aletargado, intereses atrincherados, reformas diluidas, poca competencia, baja competitividad, poder concentrado, democracia puesta en jaque; un gobierno que en lugar de domesticar a las criaturas que ha creado, ahora vive aterrorizado por ellas; México no crece, por la forma en la cual se usa y se ejerce y se comparte el poder”). El puma mayor advirtió que la actual crisis “es resultado de una mala administración de riesgos provocada por avaricia, la especulación y la falta de prudencia; hay que aceptar que es producto de un planteamiento agotado, de un sistema que no responde a las necesidades de las mayorías. Por ello, la recuperación basada sólo en la expansión del gasto público es insuficiente; la recuperación debe enmarcarse en una perspectiva más amplia, ya que la crisis no es únicamente económica, sino de valores que afectan a todos los mexicanos: se requiere un acuerdo social amplio, no sólo un arreglo financiero… no puede dejarse de lado que México es un país con una acentuada desigualdad, en el que los datos oficiales advierten que uno por ciento de hogares mexicanos concentra 9.2 por ciento del ingreso total nacional, en tanto que en el otro extremo, el uno por ciento de hogares más pobres sólo obtiene 0.07 por ciento, es decir, 130 veces menos”.

Las rebanadas del pastel

Con un tema de interés nacional, el Club de Periodistas de México invita a su 37 Foro “Afore, ¿de ahorro a engorro?; alternativas jurídicas”. Participan el querido colega Roberto González Amador, Manuel Fuentes Muñiz y Eduardo Miranda Esquivel. Moderan Celeste Sáenz de Mier y José Manuel Orozco. La cita es a las 18 horas en Filomeno Mata 8, Centro Histórico.

Gabriela Rodríguez
No woman, no cry!
gabriela_afluentes@prodigy.net.mx

¡Qué velocidad de decisiones! Obama arranca con acelerado ritmo, al lado de la prioridad económica que no le permite distracciones; en su primera semana de gobierno atendió la agenda de las mujeres: eliminó la ley mordaza que prohibía el financiamiento público e internacional para el aborto. El país del norte transita en un fuerte cambio de ritmo, más lejos del gospel y más cerca del reggae: “Oh my little sister, don’t she’d no tears ¡No woman, no cry!... Everythig’s gonna be alright.”

A la mañana siguiente respondía el Vaticano a velocidad inusual. El arzobispo Rino Fisichella, titular de la Academia Pontificia para la Vida, afirmó que “la revocación de esa prohibición se hizo con la arrogancia de quienes, teniendo el poder, creen que pueden decidir entre la vida y la muerte”, y –a sabiendas de que el aborto es accesible en Estados Unidos y en toda Europa– la preocupación del arzobispo es la posible influencia de esa política en el continente latinoamericano: “Lo que pasa en Estados Unidos influye en otras partes del mundo, los líderes de ese país deberían ser capaces de escuchar humildemente e incluso llegar a solicitar ayuda” (Time, 28/1/09).

Y vaya si les han ayudado. ¿Qué hubiera sido de Reagan o de Bush sin la ayuda de Juan Pablo II? Hoy está claro que un presidente como Obama, apoyado sobre 70 por ciento del voto electoral y más de la mitad del voto popular, no necesita la ayuda del Vaticano.

Qué diferente panorama el de México. En este pobre país el presidente Calderón tiene que ir a rezar junto con los cardenales al Encuentro Mundial de Familias. Hoy más que nunca necesita contar con su bendición, le fallan todos los frentes, comienza el año de las elecciones intermedias y los jerarcas parecen su principal sostén: “La asistencia del jefe del Ejecutivo le ha dado la oportunidad para expresar el compromiso de su gobierno por el bienestar de la familia mexicana, presentando algunos programas de su política social, su combate frontal al crimen organizado y al narcotráfico, enemigos de la familia...” (Desde la Fe, 25/1/09). Como si el bienestar de las familias dependiera más de los rezos que de los empleos, más de la autoridad patriarcal que de los derechos de las mujeres, y más del castigo que del ejercicio de las libertades.

Marcelo Ebrard recibió esos días a los representantes del Estado Vaticano sin negar su distinta posición; se trata del jefe de Gobierno que no vetó la ley que autoriza el aborto a las mujeres mexicanas. Más allá de la reunión eclesial, son los panistas quienes vienen ganando indulgencias y poderes territoriales. En el último año pasaron leyes antiaborto en Baja California, Morelos y Sonora; esta misma semana metieron gol al fortalecer la objeción de conciencia en la Norma Oficial Mexicana para la Atención de la Violencia Familiar, a fin de dificultar el acceso a la anticoncepción de emergencia y al aborto, a los cuales tiene derecho toda mujer violada.

Los líderes eclesiales y políticos quieren hacernos creer que la crisis es por falta de “valores familiares” y no por la pobreza y el debilitamiento del patriarcado, pretenden negar las libertades y las formas emergentes de vida familiar, frente a las cuales –con la excepción del Gobierno de la ciudad de México– no han respondido ni las leyes ni las políticas públicas.

De ahí la importancia de la Declaratoria de la Ciudad de México, pronunciada el 20 de enero al cierre del Seminario de las Familias del Siglo XXI en El Colegio de México. En ella los y las integrantes de instituciones académicas, de la sociedad civil, de organismos públicos nacionales e internacionales, entre otros puntos, suscriben:

“Exigimos un nuevo pacto social entre Estado, empresas y familias, con una concepción amplia de las familias, que sea respetuosa de los derechos humanos y promueva una efectiva conciliación entre el trabajo para el mercado, el trabajo doméstico y de cuidado, y la provisión de servicios públicos.

“Demandamos que el Estado en todos sus niveles asuma su responsabilidad ética ante la sociedad y que sus funcionarios tengan la calidad moral y profesional necesaria para responder con eficacia y responsabilidad a las necesidades de las familias y personas. El Estado debe ver en la ciudadanía sujetos de derechos a los que ha de rendir cuentas y no clientela política.

“Exigimos el respeto al principio de laicidad del Estado. Refrendarlo como base de las instituciones y de las políticas públicas, en México es indispensable para dar cabida a la diversidad religiosa, ideológica y filosófica y favorecer una convivencia respetuosa en la pluralidad.”

No cabe duda de que Estados Unidos y México hoy entonan ritmos incompatibles. Allá dejan el gospel para brincar a ritmo de reggae, y de este lado se deja el ranchero para entonar narcocorridos y cantos gregorianos. Y tal parece que en vez de bailar, vamos a seguir pisoteándonos.

Luis Javier Garrido
El pacto

El viraje profundo de la política del gobierno de facto ante los cárteles del narcotráfico constituye una nueva derrota de Felipe Calderón, quien ha perdido casi todo su poder de mando.

1. El pacto promovido por la Secretaría de la Defensa Nacional, que habrían efectuado los representantes de los principales cárteles del narcotráfico en diciembre de 2008 acordando “una tregua indefinida”, revelado por el periódico sinaloense Ríodoce el 11 de enero y comentado en Proceso 1682 del día 25, y que está teniendo un alcance nacional que se refleja en una notoria disminución de la violencia, constituye un abandono del gobierno de facto de las políticas que le había impuesto la administración de Bush para hundir a México en la violencia y una derrota personal de Calderón en su intento por paquistanizar México y poder entregar a Washington el pleno control estratégico del territorio nacional.

2. El “pacto entre los cárteles” no fue en realidad sino un acto en el que los representantes de esas organizaciones tomaron nota del ofrecimiento del gobierno espurio de detener sus políticas de provocación y hostigamiento, demandadas por la administración Bush, y que Calderón asumió como la estrategia central de su “gobierno” para forjarse una imagen y ocultar tanto su ilegitimidad como su ineptitud. La supuesta “guerra contra el narco” no fue otra cosa que la utilización de las fuerzas armadas en una burda injerencia en el mercado para favorecer a unos contra otros y hacer prevalecer los intereses en el negocio de la coalición de grupos en el poder.

3. La decisión habría sido comunicada por Genaro García Luna (titular de la SSP) al zar antidrogas estadunidense, el general Barry McCaffrey, en una reunión a puerta cerrada en Ixtapan de la Sal del 5 al 7 de diciembre, en la que participó entre otros Juan Rebolledo Gout, vicepresidente del Grupo México, como representante de Salinas, el artífice de la nueva política (Milenio Diario, 17 de enero), y ahí se suscitaron las vociferaciones de McCaffrey, quien argumentó que México estaba al borde de convertirse en un narcoestado si el nuevo gobierno de Barack Obama no mantenía las mismas políticas.

4. El ala dura de Washington ha intensificado sin embargo sus presiones desde entonces, en alianza abierta con grupos de la ultraderecha mexicana no conformes con el golpe de timón, y de ambos lados de la frontera se ha intensificado la campaña contra México, multiplicándose aquí y allá las declaraciones sobre el “Estado fallido”, y reclamando una intervención de Washington en materia de seguridad. A eso y no a otra cosa obedece que Azteca y Televisa hayan tornado sus espacios informativos en una larga nota roja donde se amalgaman asaltos, secuestros y homicidios con la “lucha contra el narco”.

5. El viraje radical de la política oficial obedece sin duda a una serie de factores que pesaron en la decisión impuesta a Calderón contra su voluntad: a) el profundo malestar en las fuerzas armadas mexicanas, cuya oficialidad se sabía utilizada para hacer prevalecer ciertos intereses en el negocio; b) el fracaso en el otoño de John McCain para apoderarse de la Casa Blanca y la consiguiente pérdida de poder de los halcones del Pentágono; c) la eliminación de la política nacional del traficante de influencias Juan Camilo Mouriño, que le generó a Calderón un shock nervioso que lo afecta profundamente, y d) la consiguiente imposición de Gómez Mont en Bucareli y de Mena Bravo en Los Pinos como dos figuras claves que están cercando a un Calderón que sigue perdiendo espacios claves de su escaso poder, a lo que se aúna e) la viva crítica nacional e internacional, en particular de organizaciones defensoras de derechos humanos, así como f) las desastrosas consecuencias de las políticas de violencia de Calderón en la economía y la vida social de México y, por si fuera poco, g) el temor del panismo a perder las elecciones legislativas.

6. La reacción más significativa ha sido sin duda la de las fuerzas armadas mexicanas, que habían venido siendo utilizadas por Calderón para crear un escenario de caos en función de sus intereses. Javier Ibarrola, una de las plumas verde olivo, sin ocultar la indignación de la oficialidad y recordar que las fuerzas armadas deberían actuar “como último recurso”, advertía el día 28 en Milenio Diario que los civiles no podrían ya en el futuro “utilizar la Constitución como un trapo de cocina” y hacer de México un “Estado fallido y sin control”, porque, afirma, el Ejército tiene como una de sus misiones históricas “mantener el imperio de la Constitución”. Y aunque se ufanaba de las tres nuevas zonas militares, porque según él otra de sus tareas es recuperar “el control del territorio”, resulta claro que se está dando un paso atrás en relación con la fallida estrategia.

7. La situación no debe, sin embargo, malinterpretarse. La supuesta guerra ha sido un momento clave de la estrategia seguida por la “clase política” para profundizar el desmantelamiento de las instituciones creadas por la Constitución de 1917, esa obsesión histórica de la ultraderecha panista, que la vincula al proyecto de la tecnocracia del PRI y de los republicanos de Estados Unidos, y al no haber conducido más que a un verdadero desastre nacional se ha detenido, pero no se ha abandonado del todo.

8. Calderón ha perdido buena parte de su escaso poder de mando, y en lo inmediato no podrá ya utilizarlo para quebrantar por esa vía la seguridad jurídica, violentar el régimen federal y la autonomía municipal y encubrir las acciones ilegales de él y de sus colaboradores, pero el poder de Carlos Salinas de Gortari continúa siendo determinante, el proyecto neoliberal sigue siendo la guía del gobierno de facto y muchos panistas y priístas harán lo posible por insistir en las fracasadas políticas.

9. No debe sorprender, por eso, que en un momento histórico formidable, en el que varios jefes de gobierno latinoamericanos acuden al Foro Social Mundial de Belem (Brasil) –que en sus orígenes era un espacio restringido a la sociedad– para defender la necesidad de un nuevo proyecto histórico, un Calderón derrotado en todas sus políticas vaya lastimosamente al Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), el foro de la derecha neoliberal, y como un traidor a México preconice las “oportunidades” de la reforma energética de México para el capital trasnacional, a sabiendas de que miente (La Jornada, martes 27).

10. La crisis financiera y económica está siendo utilizada por los gobiernos occidentales no para terminar con el modelo del capitalismo neoliberal, sino para volver a ponerlo en pie, y las amenazas sobre la soberanía y la seguridad de la nación sigue siendo muy graves. De ahí que se multipliquen en el país las voces reclamando la renuncia de Felipe Calderón.

Porfirio Muñoz Ledo
Bitácora republicana
Golpismo constitucional

Al despuntar el año se abrió el debate sobre una cuestión jurídica de inmensa trascendencia y actualidad: el sistema de sustitución del presidente de la República. Prominentes congresistas y destacados juristas se pronunciaron, pero súbitamente entrevistas ya realizadas dejaron de publicarse.

A pesar de que los voceros parlamentarios advirtieron que el tema “no lleva dedicatoria”, “ni debe ser tabú”, sino que es parte de la pospuesta reforma institucional, la discusión fue silenciada. El epitafio fue la declaración del presidente del Senado en el sentido de que “no es un problema fundamental para el país”.

Como asegura Diego Valadés: “La doctrina mexicana ha tratado este asunto de manera muy superficial”, por considerarlo “espinoso” y por las implicaciones palaciegas que tiene. Es consecuencia de la “cultura política del Tlatoani, ya que éstos no sólo son intocables e infalibles, sino imperecederos, cuando menos durante seis años”.Durante nuestra trayectoria constitucional nos hemos dado las soluciones más diversas y circunstanciales. En 1824 se estableció la vicepresidencia, cuyo titular era quien había ocupado el segundo lugar en la contienda y por tanto fuente natural de conspiraciones. Las constituciones de 1836 y 1843 la suprimieron, dejando al Senado la tarea de nombrar al interino, obviamente del mismo partido.En 1857, al cancelarse esa cámara, quedó la suplencia en el presidente de la Suprema Corte —electo por el mismo método que el Ejecutivo—, de donde derivó la legitimidad de Benito Juárez a la renuncia de Comonfort. En reformas sucesivas de 1876, 1882 y 1896, la eventual suplencia fue rotando del presidente del Senado al secretario de Relaciones, al de Gobernación o al que la ley designara, hasta que el Congreso nombrase el definitivo.La Constitución de 1917 suprimió la suplencia automática y dejó al Poder Legislativo la tarea de elegir, según el caso, al provisional o al interino, según estuviese o no reunido el Congreso. Si la falta ocurriese durante los dos primeros años, se procedería a convocar nuevas elecciones, pero si fuese posterior el suplente fungiría como sustituto y completaría el mandato.Esa temporalidad no fue modificada a pesar de la ampliación del periodo presidencial a seis años. Se confirmó más tarde que si la falta ocurriese en los últimos cuatro años, el designado por el Congreso permanecería en el encargo. Grave precedente de un largo ejercicio del Ejecutivo por acuerdo político y al margen de la soberanía popular.Concluida la hegemonía de un solo partido, el sistema resulta altamente riesgoso. Mientras no se pongan de acuerdo los grupos parlamentarios para alcanzar la mayoría de dos tercios, la Presidencia estaría acéfala. Algunos proponen un método de votaciones decrecientes —muerte súbita— y otros sugieren volver a la suplencia automática.Recordando su vivencia de mandatario, Miguel de la Madrid propone la restauración de la vicepresidencia. Sostiene que gobernó en “angustia permanente”, pensando que, como el Ejecutivo se deposita en una sola persona, si ésta falta desparece todo un poder. Carpizo considera “nefasto olvidar y repetir ese error”, y sugiere en cambio una suplencia temporal a cargo del presidente del Senado.Ambas propuestas corresponden a la tradición estadounidense, que reúne los dos cargos en un mismo individuo. Hay otra, adelantada por la CERE en el 2000: que la suplencia recaiga nuevamente en el presidente de la Corte, entendido como un “encargado del despacho, cuya función primordial sería organizar las elecciones de modo imparcial y en el plazo más breve”.
Lo esencial es que el único reemplazo democrático es el que decidan los ciudadanos en las urnas. Recordemos que ésta se produce por cualquiera de las causas previstas: renuncia, muerte, incapacidad, pero también desafuero, juicio político y —en su caso— revocación de mandato. Según el actual sistema, podría ocurrir que dos partidos decidieran remover al Ejecutivo y sustituirlo por otro. Una suerte de “golpismo constitucional”.La sola posibilidad de que suceda convierte al presidente en rehén de sus potenciales verdugos. En ello reside el arma secreta del PRI y la clave de su ansiada jefatura de gabinete. Así lo reconoce Emilio Gamboa, cuando sostiene que apoyaron a Calderón en su toma de protesta “para evitar una crisis constitucional”.Lo hicieron para cohonestar la violación del sufragio, someter al Ejecutivo a su merced y recuperar en la maniobra el terreno perdido por el rechazo ciudadano. Es, pues, gracias a la pequeñez de unos y la mala fe de otros que ha naufragado la reforma del Estado y, con ella, la solvencia de las instituciones políticas.

bitarep@gmail.com
José Fernández Santillán
México: barbarie o unidad
El que hoy se hable de México como un “Estado fallido” mueve a recordar el célebre escrito de Hegel, La Constitución de Alemania (1817). Ese documento empieza con una frase lapidaria: “Alemania ya no es un Estado”.

Una afirmación de tal calibre hecha por uno de los mayores teóricos de la política no podría tomarse a la ligera; quedó como una admonición clásica para todos los tiempos: se fundamentaba en el hecho de que la unidad de su país estaba más en los buenos deseos que en la realidad; era innegable que por todos lados imperaba la anarquía; el poder público había sido carcomido por los múltiples poderes privados que existían a su lado; a cada momento el gobierno daba muestra de incapacidad para mantener la cohesión nacional: “Todo concurre —sigue diciendo este autor— a hacer pensar que Alemania ya no es un cuerpo estatal unitario, sino una multitud de poderes independientes, y si observamos la esencia de estos poderes, tendríamos que decir que son soberanos”.

Aparte de esta dispersión de poderes, otro síntoma del fracaso del Estado era, a su entender, que la ley dejase de funcionar. Lo decía en los siguientes términos: “La disolución de un Estado se reconoce, por lo demás, precisamente por el hecho de que todo procede de manera diferente de lo que establecen las leyes”.

Hay, pues, por lo menos dos indicadores de que el cuerpo político languidece: cuando la ley deja de tener plena vigencia y cuando las fuerzas privadas se ponen al parejo o superan al poder del Estado. Lo dijo con preocupación Ignacio Burgoa: “México es un estado de derecho más que imperfecto”. Y qué significa esa imperfección si no que en nuestro país la ley adolece del poder necesario para ser aplicada sobre todo en materia de persecución del delito.

No hay más que mirar nuestro entorno para percatarnos de que, aparte de la delincuencia organizada, el Estado es presa de una miríada de fuerzas que han puesto su autoridad en entredicho: la descarada injerencia de la Iglesia católica en asuntos políticos; grupos empresariales que hacen y deshacen a su antojo; el poder fáctico del duopolio televisivo que en nombre de la libertad de expresión defiende sus privilegios; la arbitrariedad con la que ciertos gobernadores (verdaderos señores de orca y cuchillo) desgobiernan sus estados sin que haya un poder central que los limite; y, como cereza en el pastel, la corrupción que, ése sí, campea oronda sobre todo el territorio nacional.

Cierto: no es que nuestro caso sea el de la Alemania en tiempos de Hegel o el de la ex Yugoslavia en nuestra época, cuyo líder Josip Broz Tito, apenas murió, se desvencijó.

Su desmembramiento dio lugar a una serie de guerras interétnicas que la ponen como ejemplo de un verdadero y propio Estado fallido. El problema, por ahora, no es ése; la preocupación es hacia dónde nos dirigimos. Para hablar en términos llanos y sencillos, poner atención en la película y no en la fotografía; o sea, cuestionarnos: ¿hacia qué lado del espectro nos estamos moviendo? ¿Hacia la degradación o hacia el perfeccionamiento de nuestra convivencia social?

Me temo que es hacia lo primero y no hacia lo segundo. Nos estamos hundiendo en la barbarie y estamos alejándonos de la civilidad.

Luego entonces, la pregunta de rigor es la siguiente: ¿hay algún remedio para revertir la tendencia? La respuesta que dio Hegel nos queda como anillo al dedo: si el Estado había fallado quedaba el sentido de pertenencia nacional: “La nación, aun sin ser un Estado, sí constituía un pueblo”. De allí debemos partir para rehabilitar al país. Recuperar la idea de unidad: dejar de ser una multitud dispersa para convertirnos, de nuevo, en un pueblo reunido en torno a un interés común.

Valga la metáfora: pasar de ser un montón de tablones arrumbados en la arena a ser un barco con rumbo. Poner en pie la herencia histórica de pertenencia a una casa común que los abusos, la mezquindad y la cortedad de miras han puesto en vilo.

jfsantillan@itesm.mx
Académico del ITESM (CCM)

Ana María Salazar
¿Ahora quién podrá defendernos?

El presidente Felipe Calderón aseguró que es totalmente “desproporcionado y claramente equívoco” comparar a México con Paquistán, haciendo referencia velada a un documento publicado a finales del año pasado por las fuerzas del Comando Conjunto de Estados Unidos. El Presidente dijo que su gobierno buscará enfrentar lo que él llama “las distorsiones informativas” que puedan existir sobre el país.

La realidad es que la batalla mediática que enfrentan el Presidente y su equipo es fenomenal. Además de la serie de reportes y comentarios por parte de funcionarios y ex funcionarios estadounidenses, el gobierno de México tiene un problema fundamental: la situación de violencia y criminalidad en el país sigue empeorando.

Los eventos de las últimas semanas francamente se están convirtiendo en una pesadilla mediática para el país. ¿Cómo acusar a los analistas de que están exagerando los niveles de violencia en la frontera cuando existen individuos como El Pozolero de Tijuana, con sus 300 y pico de cuerpos cocinados? La reputación de este individuo era tal que hasta corridos tenían a su nombre.

En otro frente, ¿qué podemos pensar de las notas informativas sobre funcionarios de la Procuraduría General de la República y de la Secretaría de Seguridad Pública detenidos por su presunta relación con el crimen organizado? Aunque todo mundo debería ser inocente hasta que se pruebe lo contrario, el daño ya se hizo no sólo a la reputación de estos individuos sino además a la credibilidad de estas instituciones, poniendo todavía en más duda la capacidad que tienen para perseguir a estas organizaciones criminales.

El reto no tiene que ver con los análisis ni con los comentarios hechos por funcionarios públicos ajenos a este país, el gran problema que tiene México es que enfrenta una ola de violencia y criminalidad casi inimaginable en la mayoría de los países democráticos del mundo. Estos reportes, por exagerados que le parezcan al gobierno de México, empiezan a tener tintes de credibilidad ante la realidad que se está viviendo en el país.

Lo que debe de preocupar y ocupar al presidente Calderón no tiene que ver con lo que piensen analistas y funcionarios extranjeros, sino con lo que piensan y están sintiendo los mexicanos. La misma canciller Patricia Espinosa señala que la violencia no afecta a todo el país, sino fundamentalmente a seis de los 32 estados de la República: Baja California, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Michoacán y Guerrero.

Más allá del debate acerca de si deberían de haber incluido a otros estados, la realidad es que seis entidades con síntomas de ingobernabilidad son demasiadas.

¿Entonces qué opciones tienen los ciudadanos que viven en estos “estados fallidos”? ¿Aguantarse y esperar que mejore la situación?

Ya están reaccionando: algunos se están armando, otros se organizan en grupos vigilantes o de autodefensa, con todos los riesgos y peligros que representan estos movimientos para la democracia y estabilidad del país (que le pregunten a los colombianos cómo les fue con estos grupos de autodefensa).

Y es que ante la incapacidad del Estado de proteger a la población, la pregunta es, recordando al Chapulín Colorado: ¿ahora quién podrá defendernos?
anamaria@anamariasalazar.com
www.anamariasalazar.com
Analista política

Víctor Flores Olea
Calderón en Davos
Sería difícil enumerar las reducciones de Felipe Calderón a la plena función presidencial y al Estado, lo que es también una reducción de la República y de los mexicanos. Pero así son los hechos, patéticos, cuando está también reducida la imaginación y la política a sus niveles más bajos.

El gobierno mexicano, por conducto de una funcionaria de la SRE, se vio obligado a defender su participación en el foro de Davos, Suiza, “porque ahí intercambiaremos experiencias con países que registraron altas tasas de crecimiento en los últimos años”, a diferencia de otras naciones latinoamericanas cuyos mandatarios prefirieron asistir al Foro Social Mundial en Brasil (FSM). Es significativo que Calderón y Álvaro Uribe sean los únicos latinoamericanos en Davos. El resto del Cono Sur estará presente en el FSM.

Nos encontramos aquí con otra evidencia sensible del alejamiento mexicano de los países de América del Sur, y nuestra preferencia (subordinada) por el mundo de los “ricos”, que no ha “registrado altas tasas de crecimiento”, sino que se ha convertido en el modelo de la catástrofe del neoliberalismo y es campeón de la desocupación y la pérdida de empleos. En ese sentido, claro que Calderón podrá intercambiar experiencias y entender un poco de las dimensiones de la actual crisis y de sus funestas consecuencias sociales.

No digo que había la mínima posibilidad de que Calderón dejara de asistir a Davos y prefirieran el FSM que, como se ve, ha tenido un enorme apoyo latinoamericano y ha sido fundamental en las transformaciones democráticas del sur.

Calderón ha vivido fascinado por las mentiras y conductas delictivas de las corporaciones del dinero, y por los consejos de los organismos financieros internacionales. Y esto lo aleja de los temas y preocupaciones que se presentan en el FSM, que son los del futuro.

No soy demasiado exigente. Al menos hubiera podido enviar también a Brasil una delegación de alto nivel también para “intercambiar experiencias”, y saber “a dónde voltear”. Ninguna regla hubiera impedido a nuestro gobierno esta doble participación, que México ha repetido otras veces en su historia diplomática. Sólo el temor a la voz del amo pudo inhibir tal posibilidad, y eso que la presidencia de Barack Obama haría presumir mayor comprensión de ese lado.

Hubiera sido importante que nuestro gobierno “volteara a ver” al sur por dos razones que apuntaba antes: una, el mundo de Davos, del neoliberalismo y del capitalismo salvaje pasa por una crisis que si no es mortal indica sus límites, injusticias y apetitos que han causado guerras, hambre y destrucciones incontables; y dos, que significa una derrota ética e intelectual sin precedentes.

Los capos del dinero insistirán en mantener el capitalismo salvaje que nos ha gobernado. Pero por eso es imprescindible que México piense en nuevas fórmulas para el desarrollo, en una renovada organización social democrática, en las ideas de una nueva cultura que atienda a una mejor calidad de vida para toda la sociedad.

Y ese horizonte se expresará en los próximos días mucho más inteligentemente en el FSM. Ahí estarán los necesitados del mundo que requieren nuevas vías de organización y sistemas más justos. Claro, los desheredados no interesan a Calderón sino subsidiariamente, y esto hace la diferencia entre nuestro gobierno y la mayoría de los sudamericanos. Por ello estarán en Brasil un buen número de esos mandatarios, a diferencia del nuestro, que está ya en el conciliábulo de los más ricos que han desbaratado el mundo, además sin ganancias evidentes para nuestro país.

Escritor y analista político

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