4/28/2009

Periodistas pal café......



Un fantasma atosiga a la administración calderónica, el del ocultamiento de información. No sólo en relación con lo que sucede día a día a partir de que la crisis ha sido declarada, sino incluso en términos internacionales. Ayer, por ejemplo, el director de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil, Agenor Álvares da Silva, criticó a México por haberse tardado en alertar sobre el brote de influenza porcina pues, según él, los primeros signos aparecieron desde marzo”. Las autoridades sanitarias, dijo, “somos orientadas a no ocultar casos graves (...) es necesario tener responsabilidad con la salud del pueblo, en especial con aquellos que están en tránsito de un país a otro”. La versión de la tardanza hizo que la Casa Blanca expresara su percepción de que no le fue ocultada información sobre la propagación desatada del virus cuando el presidente Obama visitaba México.
El tratamiento de los ciudadanos mexicanos como menores de edad a los que sólo se suministra información insuficiente, dosificada y previamente tratada ha generado la sensación de que además de la realidad epidémica en grado ascendente hay errores gubernamentales graves, relacionados con la desatención oportuna de los problemas ecológicos de todo el país (un ejemplo fuerte, el de las Granjas Carroll, en Veracruz) y con el abordamiento tardío, tal vez criminalmente tardío, del caso de la influenza porcina. A ello se añaden las fundadas dudas sobre los laboratorios, firmas y empresas beneficiarios de los gastos gubernamentales de urgencia y sobre la manera en que esta administración “blindada” habrá de usar los préstamos cuantiosos que para enfrentar las crisis concertó semanas atrás y los recientemente adquiridos.
Pero, a ojos de un buen número de mexicanos mediáticamente manipulables, todo parece haber cambiado: el Estado que ayer era considerado fallido ahora es eficiente y oportuno, los funcionarios estadunidenses que sobrevolaban rapazmente México ahora son compañeros de viaje médico, el ocupante de Los Pinos que estaba entrampado en una guerra perdida contra el narco ahora se dedica a la noble atención de problemas epidemiológicos, los funcionarios que ayer eran ejemplo de mediocridad e irresponsabilidad ahora pretenden mostrarse ejemplarmente activos, y los feos enredos de la prescindible política quedan apagados o marginados por la obligada consternación nacional cuyas aristas operativas y ejecutivas solamente los apátridas se atreverían a pasar por el cedazo de la crítica o el razonamiento. La política (y el negocio) del miedo pretende abatir la libertad de pensamiento y convertir a los ciudadanos en rebaño cuyo cencerro es electrónico. Los que ayer tan mal obraban hoy han de ser aceptados como próceres dignos de olivo; loor a los que han hundido al país (la larga historia oscura del priísmo, el engaño panista de cambio que ha acabado en peores páginas y las alternativas perredistas convertidas en burocracia igual de corrupta y oportunista) porque de ellos ha de ser el reino de los ciegos.
La patria asustada deja el terreno de lo público para refugiarse en lo privado. La verdadera contracción económica ha comenzado y la dimensión de la crisis global pasa ahora por el retraimiento social y el riesgo de la abstención cívica y política extremas. Cual si hubiese sido activado un mecanismo de desmemoria programada, todos los expedientes malditos del sistema pretenden haber sido borrados para dar paso al disquete de la unidad nacional por razones de epidemia mayor. El gobierno del contratismo ejemplificado por el difunto Mouriño (Cid Campeador en las batallas de la Lotería Nacional por transferir fondos públicos a campañas panistas en Campeche) no ha de estar bajo sospecha de ejercer similares criterios de comisionista. El personaje que ha aprovechado toda oportunidad para tratar de legitimarse no debe caer en la hipótesis de manipular electoralmente la realidad innegable de una crisis de salud, mucho menos de ocultar la información o de haber atendido tardíamente (como ha sucedido en muchos otros casos) un problema grave del cual se tenían indicios desde semanas atrás.
En el fondo de todo están la corrupción institucionalizada y las instituciones corroídas. Luego de la larga noche priísta de saqueo, los panistas han multiplicado los milagros de la conversión de lo público en privado (y, viendo las listas de los políticos destacados que podrían haber formado parte de una administración federal perredista, vale deducir que las historias de corrupción habrían continuado y crecido). En particular, el pensamiento neoliberal desatado a partir del delamadridismo (con la ejecución sublime de Salinas y Zedillo, cada cual con sus matices) y sostenido por el panismo con sus dos ocupantes de Los Pinos, ha disminuido intencionalmente la atención a aquellos individuos que no hubiesen tenido la capacidad para tener “éxito” conforme a las leyes del mercado. Las políticas sociales fueron aplicadas en función de estrategias electorales pero más allá de esos usos se fueron reduciendo la atención real a las personas y el funcionamiento de instituciones como el Seguro Social y el ISSSTE. El saqueo cínico realizado por el foxismo empobreció a la nación a pesar de los excedentes petroleros, y las obsesiones militares de Calderón han destinado sumas desproporcionadas a las movilizaciones militares por todo el país en lugar de utilizar esos recursos para declararle una guerra verdadera a la pobreza y la injusticia social.
Mas no todo ha de ser apagamiento. La Bolsa Mexicana de Valores ha demostrado solidaridad gremial y espíritu de cuerpo al rescatar a Luis Téllez y convertirlo en su nuevo directivo. Los líderes patronales del cetemismo anuncian que conforme a las disposiciones de salud cancelan la oportunidad de desahogo obrero encabritado que podría ser el desfile del próximo 1º. Pero, mientras tiembla en la ciudad de México, para completar cuadros de desasosiego social, ¡hasta mañana, en esta columna acostumbrada a remar contra corriente!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx



El peso tenía muy bajas sus defensas, lo que ya sabíamos. Después de lograr su mejor cotización la semana pasada, en la frontera de los 13 y 12 pesos por dólar, ayer volvió a rozar los 14. Los epidemiólogos de la comisión de cambios –Hacienda, Banco de México– inyectaron otros 400 millones de dólares al mercado (léase, a los banqueros de inexpugnables cubrerrostros) para frenar su caída. Ha salido un río de dólares de las reservas, en los años del foxismo y los no menos aciagos tiempos actuales, para darle al peso la imagen de que está sano, robusto y chapeteado. Todo inútil. Algunos países de Europa y Estados Unidos están recomendando a sus ciudadanos no viajar a tierras aztecas y posiblemente le harán el feo a los productos agrícolas, inclusive a los industriales, por temor al contagio. El cálculo de Hacienda de que la cotización para el año próximo podría ubicarse en el nivel de los 14 pesos comienza a parecer optimista.
Las seis fases
Es difícil aceptar –excepto para mentes muy calenturientas y desbocadas– que la gente de Los Pinos tenga poder para generar decisiones de la Organización Mundial de la Salud que, por lo demás, no sólo afectan a México, sino al mundo completo. Quizá las aprovechen, porque pueden producirles utilidades electorales y financieras, eso no se descarta. Después de conocerse que en sólo 24 horas se triplicó el número de enfermos de influenza en Estados Unidos, la OMS decidió elevar a nivel 4 la condición de alerta decretada para nuestro país. La fase tres, establecida por primera vez el año 2005, con motivo de un brote de fiebre aviar, no había sido sobrepasada hasta ahora. Es importante examinar en qué consisten las seis fases para que sepamos dónde estamos parados:
1) El virus circula entre animales, pero no ha infectado a seres humanos.
2) El virus de animales infecta a seres humanos y representa una amenaza potencial de convertirse en epidemia.
3) Surge un brote de virus animal o humano-animal en personas, pero no alcanza a comunidades enteras.
4) Aumento significativo del riesgo de una pandemia. Los países afectados deben imponer restricciones en comercio y viajes. Asimismo, deben considerar el uso de vacunas, aunque en el caso actual todavía no existe alguna. Aún existe la posibilidad de aislar a las áreas afectadas. (Esta es la fase que la OMS acaba de decretar para México).
5) Es inminente la propagación de una pandemia. El país afectado es requerido para que mantenga a los enfermos en casa, y las escuelas y negocios deben preparase para la suspensión de actividades. (Las autoridades adelantaron esta medida).
6) La pandemia alcanza a varios países. Se implementan planes de emergencia en todos los niveles.
Los ganadores
Como suele suceder, la enfermedad hará ganar miles de millones de dólares a unos cuantos afortunados. El laboratorio Sanofi Pasteur anunció ayer en París que desarrolla una vacuna que será efectiva contra el virus mutante de la influenza. Espera tenerla en el mercado en cuatro meses. Esta empresa es la misma cuya planta en México vino a apadrinar el presidente Sarkozy. Los políticos mexicanos le quitaron apoyo a Birmex, paraestatal que produce diversos antígenos, para favorecer a las trasnacionales.
e@Vox Populi
Asunto: llamado a la comunidad científica
Permite que por conducto de tu prestigiosa columna, los profesores abajo firmantes de la FES Cuautitlán y CCH Naucalpan, de la Universidad Nacional Autónoma de México, convoquemos a los epidemiólogos del IPN, UNAM y UAM a manifestar su opinión sobre lo que actualmente ocurre en el país; no es necesario enfatizar que su opinión, basada rigurosamente en el método científico, será un punto importante para tomar las decisiones más adecuadas para controlar la evolución de la supuesta epidemia, intentando mantener a niveles mínimos el número de infectados y de esta manera concretar la mejor organización de la población, ya que a la fecha el pueblo se encuentra vulnerable e indefenso. Mientras no tengamos una información veraz, dudamos de lo que se nos dice. Por nuestra parte estamos haciendo las determinaciones necesarias, mismas que contrastaremos con las de los especialistas. Adelantamos que hemos dividido al mundo en 12 zonas, cada una con un patrón epidemiológico característico y con actuaciones específicas en función de los factores de transmisión de la enfermedad y de los hábitos de conducta de las personas. Los datos no nos cuadran con lo que se dice, por ello reiteramos nuestra disposición para escuchar a los expertos, mismos que están obligados a informar al pueblo. La solidaridad no se mendiga, se exige.
Profesores: Héctor Cuapio Ortiz, Juan Manuel Torres Merino, Guillermo González Cuevas y Hugo Torres Merino. Teléfono 5229-4400 extensión 44025
R: Tenemos que reditar lo sucedido cuando el temblor: la sociedad civil en acción para sustituir la ineficacia de un gobierno en quien la población no cree. Por favor, manténganse en contacto.
Asunto: exposición extrema
Nos unimos a los compañeros médicos del ISSEMYM. Desde hace casi 20 días se registraron los primeros casos de influenza, pero el resto del personal de los diferentes hospitales no fuimos enterados hasta que la noticia estalló y para entonces algunos miembros del mismo personal pudieron haber sido contagiados. Por otro lado, a casi 10 días de la alerta nacional, los enfermos de todo tipo de varios hospitales (un caso es el hospital general 47 del IMSS) están en un total hacinamiento, de tal forma que un solo caso puede multiplicarse rápidamente sin que haya autoridad que esté a la altura del problema. No se puede abatir el brote epidémico sólo con cubrebocas y batas.
Personal médico del IMSS
R: El sistema hospitalario –IMSS, ISSSTEster, gobiernos estatales– ya era insuficiente. Las circunstancias actuales lo muestran en su dramática debilidad.
galvanochoa@yahoo.com • Foro: http://dinero.tv/



La nueva epidemia de influenza porcina que día a día amenaza con expandirse a más regiones del mundo, no es un fenómeno aislado. Es parte de la crisis generalizada, y tiene sus raíces en el sistema de cría industrial de animales, dominado por grandes empresas trasnacionales.
En México, las grandes empresas avícolas y porcícolas han proliferado ampliamente en las aguas (sucias) del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Un ejemplo es Granjas Carroll, en Veracruz, propiedad de Smithfield Foods, la mayor empresa de cría de cerdos y procesamiento de productos porcinos en el mundo, con filiales en Norteamérica, Europa y China. En su sede de Perote comenzó hace algunas semanas una virulenta epidemia de enfermedades respiratorias que afectó a 60 por ciento de la población de La Gloria, hecho informado por La Jornada en varias oportunidades, a partir de las denuncias de los habitantes del lugar. Desde hace años llevan una dura lucha contra la contaminación de la empresa y han sufrido incluso represión de las autoridades por sus denuncias. Granjas Carroll declaró que no está relacionada ni es el origen de la actual epidemia, alegando que la población tenía una gripe “común”. Por las dudas, no hicieron análisis para saber exactamente de qué virus se trataba.
En contraste, las conclusiones del panel Pew Commission on Industrial Farm Animal Production (Comisión Pew sobre producción animal industrial), publicadas en 2008, afirman que las condiciones de cría y confinamiento de la producción industrial, sobre todo en cerdos, crean un ambiente perfecto para la recombinación de virus de distintas cepas. Incluso mencionan el peligro de recombinación de la gripe aviar y la porcina y cómo finalmente puede llegar a recombinar en virus que afecten y sean trasmitidos entre humanos. Mencionan también que por muchas vías, incluyendo la contaminación de aguas, puede llegar a localidades lejanas, sin aparente contacto directo. Un ejemplo del que debemos aprender es el surgimiento de la gripe aviar. Ver por ejemplo el informe de GRAIN que ilustra cómo la industria avícola creó la gripe aviar (
www.grain.org).
Pero las respuestas oficiales ante la crisis actual, además de ser tardías (esperaron que Estados Unidos anunciara primero el surgimiento del nuevo virus, perdiendo días valiosos para combatir la epidemia), parecen ignorar las causas reales y más contundentes.

“La nueva epidemia no es un fenómeno aislado. Es parte de la crisis generalizada, y tiene sus raíces en el sistema de cría industrial de animales, dominado por grandes empresas trasnacionales”. La imagen fue captada ayer en la terminal de autobuses de oriente">Foto María Luisa Severiano
Más que enviar cepas del virus para su secuenciación genómica a científicos como Craig Venter, que se ha enriquecido con la privatización de la investigación y sus resultados (secuenciación que, por cierto, ya fue hecha por investigadores públicos del Centro de Prevención de Enfermedades en Atlanta, Estados Unidos), lo que se necesita es entender que este fenómeno se va a seguir repitiendo mientras prosigan los criaderos de estas enfermedades.
Ya en la epidemia, son también trasnacionales las que más lucran: las empresas biotecnológicas y farmacéuticas que monopolizan las vacunas y los antivirales. El gobierno anunció que tenía un millón de dosis de antígenos para atacar la nueva cepa de influenza porcina, pero nunca informó a qué costo.
Los únicos antivirales que aún tienen acción contra el nuevo virus están patentados en la mayor parte del mundo y son propiedad de dos grandes empresas farmacéuticas: zanamivir, con nombre comercial Relenza, comercializado por GlaxoSmithKline, y oseltamivir, cuya marca comercial es Tamiflu, patentado por Gilead Sciences, licenciado en forma exclusiva a Roche. Glaxo y Roche son la segunda y cuarta empresas farmacéuticas a escala mundial y, al igual que con el resto de sus fármacos, las epidemias son sus mejores oportunidades de negocio.
Con la gripe aviar, todas ellas obtuvieron cientos o miles de millones de dólares de ganancias. Con el anuncio de la nueva epidemia en México, las acciones de Gilead subieron 3 por ciento, las de Roche 4 y las de Glaxo 6 por ciento, y esto es sólo el comienzo.
Otra empresa que persigue este jugoso negocio es Baxter, que solicitó muestras del nuevo virus y anunció que podría tener la vacuna en 13 semanas. Baxter, otra farmacéutica global (en el lugar 22), tuvo un “accidente” en su fábrica en Austria en febrero de este año. Le envió un producto contra la gripe a Alemania, Eslovenia y la República Checa, contaminado con virus de gripe aviar. Según la empresa, “fueron errores humanos y problemas en el proceso”, del cual no puede dar detalles, “porque tendría que revelar procesos patentados”.
No sólo necesitamos enfrentar la epidemia de la influenza: también la del lucro.
* Investigadora del Grupo ETC



El primer hecho que se olvida en estos momentos es que, como especie, como país, como conglomerado urbano, hemos de sobrevivir. La enorme mayoría de nosotros emergerá de este episodio sana –o ni más ni menos enferma que hasta antes de la influenza–, confundida y triste; devastada por la foto que habrá de agregarse al altar de muertos, mareada por la alteración de la vida cotidiana, reseca por la proscripción del contacto físico, empobrecida (más) por la paralización económica obligada, y humillada por tener que plegarse –no hay de otra– a la dictadura epidemiológica de los ineptos, corruptos, opacos y mandoncitos que integran el calderonato. Qué deprimente.
La contundencia de las catástrofes suele imprimir una percepción de permanencia que cuesta remontar. La vida nos cambió de pronto y flota en el ambiente, junto con la molécula perniciosa, la impresión de que esto es para siempre. Andamos o estamos con la sensación a cuestas de que nuestro mundo ha sido trastocado de manera irreparable. Lo más probable, en la mayor parte de los casos, es que no: casi todos los microbuses atestados recuperarán a casi todos sus pasajeros; casi todos los talleres mecánicos y las misceláneas sobrevivirán a la decena trágica de la influenza porcina, casi todas las panaderías volverán a abrir las puertas cuando los capitalinos sonámbulos vuelvan a sus calles, casi todos los puestos de tacos insalubres y de jugos con y sin salmonela retomarán su sitio.
Claro que ninguna de las expresiones del próximo resurgimiento podrá consolar a quienes, en las jornadas de la peste, pierdan a una persona inmediata o próxima ni a quienes se vean forzados a torcer su destino porque vivían al día y no lograron subsistir con los oficios que ejercieron hasta la semana pasada, ni a quienes perdieron, por fuerza de la contingencia, la oportunidad de su vida.
Todo termina por saberse, y ya habrá tiempo para establecer si las muertes ocurridas, más las que se sumen, eran inevitables o consecuencia del abandono y el saqueo que ha sufrido el sector salud en los sexenios recientes y no tanto. Ya nos dirán la razón de que este virus ataque, además de en nuestro país, en Estados Unidos y Europa, pero que hasta el momento sólo mate mexicanos. Ya se podrá averiguar qué Bribiesca, cuál Hildebrando o qué Mouriño sobreviviente (son meros ejemplos del contratismo enriquecedor) se está haciendo rico en estos momentos con la adjudicación de la compra de tapabocas y antivirales.
Pero ahora lo más importante no es eso, sino esmerarse en no enfermar del sistema respiratorio ni de la esperanza y tener presente que esto no es, salvo para los que han sido unos cuantos en la estadística y demasiados en el sentir humano, el fin del mundo. Al fin de este paréntesis viral, la vida nos hallará y no debemos llegar a la cita con las manos vacías. Se puede al menos aprovechar la interrupción del bullicio urbano para reflexionar, en las calles vacías o dentro de las casas, y pensar en la manera de impedir que, en lo sucesivo, las autoridades de todos los niveles nos oculten total o parcialmente la verdad, se dirijan a nosotros con una arrogancia tecnocrática huérfana de fundamentos y de autoridad real y nos traten como si fuéramos un hato ganadero.
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En medio de la terrible sacudida que en México ha provocado la presencia y acción de la influenza porcina (y de pilón un sismo de 5.7 grados), prácticamente pasó desapercibida la entrega del enorme caramelo que Felipe Calderón regaló a su parlanchín ex secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, quien a partir de ayer, ya de forma oficial y por una impuesta unanimidad”, se convirtió en presidente y director general de la Bolsa Mexicana de Valores, con indeleble sello de Los Pinos.
Apenas el pasado 3 de marzo, tras el escándalo originado por la divulgación de una serie de grabaciones en las que el representante del Grupo Carlyle en México (el osito Téllez) puso como lazo de perico a medio mundo de la clase política y acusó a Carlos Salinas de Gortari de “robarse la partida secreta” del presupuesto federal, el flamante presidente de la BMV causó baja en la nómina de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero no de la nómina gubernamental, porque Felipe Calderón lo cubrió con su manto y le inventó una “asesoría en materia económica”, mientras le seleccionaba un caramelo digno de su avidez.
Pocos días le tomó al inquilino de Los Pinos “encontrar” una golosina. Dos semanas después de su destitución disfrazada de “renuncia” y su estreno como “asesor” del inquilino de Los Pinos, como por arte de magia Luis Téllez fue “destapado” como “candidato” a presidir la Bolsa Mexicana de Valores, en “reñida competencia” con otros distinguidísimos personajes de la famiglia (¿capicci?) financiera que opera en el país.
Los barones de la especulación fueron “convencidos” por los operadores calderonistas de que no existía mejor opción para presidir la BMV y relevar a Guillermo Prieto que el indiscreto ex secretario de Comunicaciones y Transportes de la “continuidad”, y voluntariamente a fuerza otorgaron su beneplácito, lo que ayer se tradujo en una mansa asamblea general ordinaria anual de accionistas de la Bolsa Mexicana de Valores que “unánimemente decidió” confirmar el enorme caramelo marca Calderón.
Así, de acuerdo con la versión oficial, por “unanimidad” de bancos, casas de bolsa y empresas inscritas, Luis Téllez fue electo presidente y director general de la BMV, puestos que oficialmente asumirá el mero día conmemorativo de la Batalla de Puebla (si la emergencia sanitaria lo permite), es decir, el próximo 5 de mayo. Entre los que voluntariamente a fuerza votaron a favor del osito parlanchín se cuentan los representantes de JP Morgan, BBVA-Bancomer, Santander, Value, Invex, Monex, Multiva (de Olegario Vázquez Raña), Grupo Alfa, Telefónica (el representante no es otro que Francisco Gil Díaz), Grupo Lala, MVS e ICA (aquí de plano funcionó la filosofía del dando y dando, pues como secretario de Comunicaciones y Transportes Luis Téllez le “devolvió” a este último consorcio las concesiones carreteras “rescatadas” por el erario desde tiempos de Zedillo).
Con el enorme caramelo de la BMV, regalo con moño de Los Pinos, el también alto funcionario en los sexenios de Salinas y Zedillo se queda con la presidencia del consejo de las empresas que dan cuerpo al Grupo BMV, entre ellas Mercado Mexicano de Derivados, Sif Icap, Institución para el Depósito de Valores (Indeval), Contraparte Central de Valores de México, Valuación Operativa y Referencias del Mercado y Bursatec. No hay de qué preocuparse, porque el rato lo veremos como candidato a diputado o senador, que para eso están los cuates y la política de reciclaje que tanto daño ha hecho al país.
Quien de plano goza la vida sin mayor registro es el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, para quien, pase lo que pase, nunca pasa nada. No importa la profundidad de la crisis, el tamaño de las broncas, la magnitud del huracán, que de cualquier forma el ex funcionario del Fondo Monetario Internacional todo lo ve color de rosa. Dijo en Washington, en el marco de la reunión de primavera del Banco Mundial y el FMI, que es “anticipado” considerar que en México se reporta “un caso epidemiológico mayor”; que todo con calma, porque “hay que ver cómo se desarrolla el evento” y que, al final de cuentas, que a lo mejor sí habrá impacto económico por la presencia y acción de la influenza porcina, pero “es prematuro”. De hecho, dijo, “no habrá daño económico permanente”, y no será así por una simple razón: “los bancos mexicanos (en realidad los extranjeros que operan en México) están bien preparados para enfrentar cualquier presión”. Y siguió su viaje.
Tanta confianza generaron las palabras del doctor “catarrito”, que el tipo de cambio peso-dólar se desplomó alrededor de 5 por ciento sólo en la jornada cambiaria de ayer, superando una vez más la barrera de 14 de los nuestros por uno de los güeros, mientras el principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores, con todo y designación “unánime” de Luis Téllez, se fue 3.34 por ciento para abajo, en medio de la advertencia de hoteleros y restauranteros de que este sector de la actividad económica reporta sensibles caídas que los puede orillar a su propia situación de emergencia.
Por si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud elevó a fase cuatro (de seis posibles) su alerta; las autoridades del Distrito Federal estudian la posibilidad y conveniencia, para fines sanitarios, de paralizar las actividades productivas en el ombligo del país, cuya economía representa entre 20 y 22 por ciento del total nacional y se endurece la advertencia internacional para evitar que los extranjeros viajen a México. Además, sin mayor trámite, más de 33 millones de estudiantes fueron remitidos a sus hogares, luego que el gobierno federal decidió cancelar el circuito escolar en toda la República.
Las rebanadas del pastel
Si para el secretario de Hacienda todo lo anterior es “prematuro”, no significa más que otro “catarrito” y es sinónimo de “anticipación”, entonces no le demos más vueltas: estamos fritos… Y aunque sea a distancia, por efectos de la emergencia sanitaria, va un enorme abrazo para Blanca Alicia por sus 15 añitos.
cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx



Ahora, un estornudo es una agonía; un beso, un terror. Poco duró aquí el gusto del récord Guinness de gente besándose. Es probable que el pasado 14 de fébrero en el Zócalo sea considerado por las autoridades como el responsable de este brote de influenza. La derecha universal, asentada en todos los gobiernos y partidos, estará feliz en lo que seguramente desde los púlpitos de la manipulación ideológica, política y religiosa será considerado castigo divino. Toda la fiebre amorosa de la primavera ha sido reprimida y convertida en un gran ambulatorio hospitalario de peste y tapabocas.
En pocas palabras, la “ley antibesos” de Guanajuato se metió al Distrito Federal por la Secretaría de Salud y presagia grandes conflictos tras los ejercicios de manipulación, aislamiento, miedo y desconfianza hacia el vecino. Las declaraciones de las autoridades de salud son cartas patrióticas ante el terror viral.
Sabiendo cómo actúan los gobiernos en estos tiempos y la debilidad de la ciudadanía, las comunidades y los intelectuales frente a los grandes fenómenos de comunicación y manipulación informática, es necesario traer comparativos que nos podrían ayudar a no quedarnos con la información oficial a secas y a buscar otros referentes, pues hoy el solo hecho de estornudar, según lo visto en las noticias, es razón suficiente para entrar en estado de pánico.
Recordemos lo sucedido en Nueva York durante la era del alcalde derechista Rudolph Giuliani, antes del 11 de septiembre: se dijo en forma igualmente alarmista que había llegado “un mosco asesino de África”, por lo que Giuliani mandó fumigar la ciudad con gran espectacularidad, haciendo uso de helicópteros y anunciando que todos se iban a morir si comían pollos.
Aquí son los cerdos mutantes y la influenza se pasa del Poder Ejecutivo al Legislativo y al Judicial; en México esta vieja epidemia se llama “influyentismo” y no hay vacuna que nos cure de ella.
Los neoyorquinos aún recuerdan lo tiempos de histeria previos a la caída de las Torres Gemelas, e igual, todos portaban tapabocas, desconfiando de todo, sospechando contagio y dejando a las autoridades no sólo la última, sino la única palabra.
El programa cero tolerancia de Giuliani que se aplica en el Distrito Federal es todo un programa y lleva incluida la histeria colectiva, el odio, la desconfianza. Este tipo de fenómenos epidemiológicos del siglo XIX que acontecen en el XXI por lo general llevan en la panza un conflicto político grave, una manipulación, y es la manera en que hoy se gobierna sin credibilidad. De un día para otro, el mal desaparecerá.
En estas horas y próximos días el rumor sobre miles de muertos, sin cuerpos ni funerales, se extiende con la misma técnica que se usó en la versión de que El Chapo está en todas partes, come pacíficamente en restaurantes y quita celulares a los comensales. Esto tiene un tufo y cierto vínculo con los rumores y los chistes que venían de Chile en 1975, antes del golpe militar contra Allende; son el rumor de la “rata gigante” y del Chupacabras, un paso más en la militarización y sólo por una razón: no hay información precisa y confiable. Por alguna razón, la influenza nos acerca al discurso de Bush “contra el terrorismo” y hace del virus un protagonista más de la descomposición política que vivimos.
Entre la confrontación entre el gobierno federal, el del Distrio Federal y el del estado de México –confrontados hace unos días por el tema del agua–, y entre PAN, PRD y PRI en la lógica de la contienda electoral, el brote de influenza ha sido convertido en una escalada para ver quién tiene el discurso y la posición más catastrofista, y así, en unas cuantas horas del viernes pasaron de la minimización y trivialización del tema al extremo del alarmismo.
El protocolo de salud, basado en los datos precisos sobre el carácter exponencial de la epidemia, que debería determinar las medidas a seguir, no existe, y las que se manejan son confusas. Asimismo, la frontera entre fallecimientos previstos y por la influenza se oculta deliberadamente. ¿Cómo deslindar en este momento los síntomas de una gripa normal de los de la influenza? ¿Quién ante una gripa no ha sentido dolor de cabeza, de garganta, cansancio y dolor de huesos? Si el virus es nuevo, ¿por qué ya tienen la medicina y dicen que no nos preocupemos?
La influenza y el terror que causa se parecen mucho a los síntomas de nuestras enfermedades conocidas, estacionarias, pero ahora tiene el carácter del sida o del cáncer mortal y, por tanto, un estornudo es una agonía.
Noam Klein, en su libro La doctrina del shock, sostiene que la teoría del shock en los individuos (como cuando los pacientes con problemas mentales eran tratados con electrochoques) funciona de la misma manera con sociedades enteras. El shock puede ser un desastre natural, un ataque terrorista, una guerra (o una epidemia), lo que nos convierte a todos en niños desorientados en búsqueda de líderes que nos protejan. Se convierte en terrorista el que no crea en ellos. Contra el mal, una recomendación: mejor morir que dejar de besar.
http://www.marcorascon.org


a información cambia por horas. Al momento de escribir esta nota no había signos de que la epidemia pudiera ser parada antes de convertirse en pandemia. De todos modos, la buena noticia es que el mal es curable con antivirales, aunque eventualmente la velocidad de propagación puede rebasar el número de dosis existentes de oseltamivir, que parece ser el medicamento más efectivo.
Sería una desgracia más para este país que un asunto de la magnitud que ha señalado la Organización Mundial de la Salud se politizara por razones electorales. Rápidamente han aparecido los primeros signos. Esperamos que no se esté generando una campaña de miedo con intereses oscuros, advirtió Ricardo Monreal; la perredista Yeidckol Polevnsky expresó que existe temor (¿de quién?) de que el gobierno esté manipulando la magnitud real del brote epidémico con fines electorales y para desviar la atención de la crisis económica y de la intención de militarizar el país; agregó que es posible temer que se esté sobredimensionando el problema real del brote de influenza para sacar ventajas en la próxima contienda electoral.
El problema con este tipo de denuncias preventivas es que de inmediato se convierten en aquello que dicen temer: en una manipulación electoral; ya le están atizando golpes políticos al panismo bien disfrazados de temores y advertencias.
Sí, ojalá no ocurra lo que Monreal y Polevnsky temen, pero por lo pronto ya se adelantaron y dieron su garrotazo.
Hasta donde se advierte, el PAN parece estar acortando distancias con el PRI en las elecciones del próximo 5 de julio, según diversas encuestas. En tanto el PRD se ha ubicado muchos escalones por debajo de los otros dos grandes.
Más allá del voto duro de cada partido, puede haber alrededor de 30 por ciento del electorado que votará convencido no necesariamente del buen o mal manejo de las duras realidades sociales y económicas que vivimos, sino de las imágenes publicitarias que logren construir los partidos.
De acuerdo con las encuestas de opinión de los seis meses recientes, el principal problema que vive el país es la inseguridad ligada a la violencia de-satada por los grupos de narcotraficantes y por las bandas de secuestradores.
Según Consulta Mitofsky, la aprobación social de Felipe Calderón por la sociedad ha crecido continuamente, pasando de 58 por ciento en agosto de 2008 a 68 por ciento en marzo de 2009. Es altamente probable que la correlación entre esos dos datos (el principal problema del país y la calificación a Calderón) sea muy alta. No resulta extraño, de este modo, que el señor Germán Martínez ande desatado atacando al PRI y tratando de polarizar al máximo con ese partido, precisamente con el tema de una supuesta o real falta de cooperación de los priístas con los programas contra el narcotráfico del Ejecutivo.
Germán Martínez parece estar logrando evitar que la crisis y la política económica pasen al centro de la agenda de debate político electoral, con lo cual, si logra sostenerlo, habrá conseguido acortar las distancias entre el tricolor y su partido en las elecciones para integrar la próxima legislatura.
Hay razones suficientes para calificar de desencaminada la política económica frente a la crisis, sobre todo en la dimensión del largo plazo, pero el Revolucionario Institucional no logra colocar el tema en el centro de la discusión política. Por lo pronto, los priístas aparecen como los malos que no cooperan en el combate contra el que la sociedad percibe como el peor problema de México. Según puede inferirse de las encuestas recientes, el PAN ha logrado que el imaginario político de una parte de la parcela que está fuera del voto duro de los partidos crea que el gobierno está haciendo bien su tarea con el problema de la violencia.
En tales condiciones, ciertamente es un desacierto político de los senadores Monreal y Polevnsky que mientras la Organización Mundial de la Salud alerta al mundo diciendo que la situación por el nuevo virus es grave, imprevisible y avanza de prisa, y el gobierno estadunidense considera que es imposible contener la dispersión del mal, confirma 20 casos de influenza en cinco estados de ese país y dispone de 37 millones de dosis contra el virus, según los informes principales de La Jornada del pasado domingo, más las noticias de última hora, estos senadores se adelanten a las posibles manipulaciones electorales con un tema grave en extremo, haciendo lo que critican que pudiera ocurrir de parte de gobierno panista.
No es momento de esgrimas políticas, no ahora, no con el drama que enfrentamos. Creo que muchos ciudadanos querrían ver una vez en la vida que los partidos cierran filas por un problema grave que puede convertirse en un trauma nacional de grandes alcances. Esperen, por favor, gobierno y partidos, que todos estemos seguros de que finalmente este mal inexistente hasta hace poco esté controlado, y después continúen con sus disputas sofocantes.
La disputa electoral en los términos en que está llevada por los partidos dejará un terreno extremadamente difícil para los acercamientos necesarios, sin los cuales continuaremos con una gobernanza de baja o muy baja intensidad. Alguien ha dicho que el gobierno (los tres poderes) camina a cinco velocidades fácilmente observables: lento, más lento, parado, dormido o muerto. Puede.

Javier Flores: El sistema de salud al desnudo

El número de muertes en nuestro país en el contexto de la epidemia de influenza crece de forma muy importante. En los días pasados los fallecimientos se han multiplicado. El reporte más reciente, dado a conocer ayer, indica un crecimiento de 148 por ciento respecto de la cifra del sábado anterior (al pasar de 60 a 149 defunciones), lo que indica un aumento alarmante. Claro, se argumenta que no todos los decesos corresponden inequívocamente a la influenza porcina, pues esto no se ha logrado confirmar mediante las pruebas de laboratorio. La muerte avanza más rápido que la capacidad técnica de nuestro sistema de salud. Éste es un primer aspecto en el que claramente hemos sido rebasados por la epidemia, y muestra sin duda una de nuestras mayores debilidades.
Una de las preguntas más importantes que surgen hoy es: ¿por qué en las naciones donde se ha presentado la influenza porcina no se han producido muertes, y en México sí? En Estados Unidos, nación donde ya se ha decretado una emergencia sanitaria por esta causa, se han detectado 40 casos. Todos han sido confirmados a través de las pruebas de laboratorio más exigentes, como producto del nuevo virus de la influenza porcina. Si bien la tasa de crecimiento de la enfermedad es también muy elevada (creció en 100 por ciento entre el domingo y el lunes) hasta el momento de escribir este artículo ninguna de las personas infectadas ha muerto. Lo mismo ocurre en la mayoría de los países europeos en los que se han presentado estos casos. Se trata de una patología que, como hemos dicho, es curable si se trata de forma adecuada y a tiempo.
Para responder a esta pregunta es necesario formular algunas hipótesis. La primera es que a nosotros esta crisis sanitaria nos tomó por sorpresa y no pudimos, o no supimos, reaccionar a tiempo. En el discurso del secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, se encuentra una y otra vez la justificación de que no sabíamos que nos enfrentábamos a un virus nuevo. Está bien, pero ahora ya lo sabemos y, sin embargo, han muerto cada día 45 personas, en promedio. Entonces quedan como posibles explicaciones las fallas en nuestro sistema de salud, que si bien fue uno de los mejores en América Latina y en el mundo, se abandonó a su suerte en los pasados 20 o 30 años.
Hace unas semanas, un ex secretario de Salud y ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, el doctor Juan Ramón de la Fuente, señaló con toda claridad cómo la investigación científica en el Instituto Mexicano del Seguro Social, que fue una de las más productivas y de la más alta calidad en México en el área biomédica, fue prácticamente desmantelada.
Creo que ahí podemos encontrar algunas respuestas a las interrogantes a las que nos enfrenta la epidemia de la influenza porcina. Nos muestra cómo somos, al desnudo. Revela la evolución de uno de los mejores sistemas de salud pública del mundo que muchos (y yo me incluyo) creíamos preparado para enfrentar las peores contingencias sanitarias. Ahora lo podemos ver con toda claridad… con 45 muertos diarios, en promedio.
Quiero aclarar que no estoy tratando de politizar un problema de salud pública. Sostengo que la coordinación de las medidas para enfrentar esta crisis sanitaria, a cargo de la Secretaría de Salud, requiere de la unidad y el respaldo de todos. Ni siquiera pretendo hacer responsable al secretario de Salud, pues hace lo que puede, y debe contar en este momento con todo nuestro apoyo. Pero no podemos tampoco eludir las preguntas que el curso de la epidemia nos plantea y dejar de ofrecer las respuestas que exige la sociedad.
Finalmente, quiero referirme al préstamo reciente que ha recibido México del Banco Mundial para enfrentar esta epidemia. El secretario de Hacienda ha informado que una parte será utilizada en el fortalecimiento de nuestro sistema de salud, como la compra de medicamentos y la creación de infraestructura médica. Creo que el camino del endeudamiento, que ya hemos experimentado en el pasado, nos ha dejado amargas experiencias; pero si es bien utilizado en este caso, en nuestro sistema sanitario y en la investigación biomédica, puede ser útil para comenzar a corregir el camino. Se requiere de la vigilancia de la sociedad sobre el uso de estos recursos. No debe ser empleado para la guerra contra el narcotráfico con el pretexto del tratamiento de las adiciones, y mucho menos debe usarse con fines electorales.

Teresa del Conde: Camus: las ratas y la epidemia

Las personas de mi generación probablemente recuerden que la publicación de La peste, de Albert Camus (1913-1960), que salió a la luz en 1957 por Gallimard, se inicia con el episodio de las ratas. Los roedores mueren en las calles, los periódicos dan cuenta del hecho y los habitantes de la ciudad de Orán, en Argelia, desarrollan actitudes hiteroides. Entonces, como ahora, Orán era un sitio que, aunque muy visitado por sus atractivos, había sufrido a lo largo de su historia de varios brotes de peste bubónica.
La moción de Camus al elegir una epidemia como tema tiene que ver con eso, lo que le dio ocasión de contraponer la idiosincrasia y las acciones de caracteres en oposición. Hay una tendencia, propiciada por el personaje principal, el doctor Rieux, quien es el primero en observar la inusual muerte de las ratas y al mismo tiempo cae en la cuenta de que un vecino suyo –monsieur Michel– muere repentinamente de fiebre.
Decide entonces investigar y es ayudado en sus pesquisas por otro médico, Castel, quien es el primero en identificar a las ratas como portadoras de la enfermedad transmisible a los humanos.
En oposición, otro colega, el doctor Richard, se muestra reacio a tomar medidas generales hasta en tanto se confirme la existencia de la plaga, que a esas alturas de la novela ha cobrado pocas víctimas proporcionalmente hablando.
No muy bien parado queda el reverendo Paneloux, S.J., debido a que en sus sermones advierte a los fieles sobre la conveniencia de resignarse: “hay poco que hacer”, porque la enfermedad es un castigo divino, o sea, de la misma índole bíblica que asoló a Sodoma y Gomorra. Camus condena de manera quizá un poco radical a este personaje, que muere víctima de la peste.
En cambio, Raymond Rambert, un visitante que quedó atrapado en Orán y que ha dado muestras de ser algo acomodaticio, acaba por ayudar denodadamente al doctor Rieux y es premiado por el autor, porque logra sobrevivir y regresar a París, proyecto en el que derrochó bastante energía, pues lo que deseaba por encima de todo era reunirse con su amante a la brevedad posible. Lo logra, pero no sin antes coadyuvar con brío a la ejecución de las normas encaminadas al bien común.
Lejos de que la narración sea pesimista, lo que Camus alienta es la idea de que las acciones de conjunto, promovidas por autoridades médicas y por ciudadanos dispuestos a acatar reglamentos y a sumarse a las acciones propedéuticas, acaban por persuadir al conjunto de la población, que acaba por luchar en común con la amenaza de muerte a pesar de que el suero necesario para la mejoría de los afectados tarda en llegar.
Si Camus fue o no un pensador existencialista (él lo negaba) es lo de menos ahora. Sólo conviene recordar que su madre era de ascendencia española y que su padre murió en la batalla de Marne, esto es, en los inicios de la Gran Guerra de 1914-1918. El joven escritor y periodista nacido en Argelia padeció la ocupación francesa por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La combatió por escrito.
Intentó alistarse en el ejército francés, mas fue rechazado debido a que había padecido tuberculosis. La superó, pero tuvo un brote cuando era ya adulto. Fue de izquierda y llegó a pertenecer al PCF, del que dimitió en favor de un anarquismo contrario a cualquier forma totalitaria. Fue a la vez recalcitrantemente pacifista y cuando recibió el Premio Nobel, en 1957, puntualizó su postura.
Aliado de Jean Paul Sartre, rompió con él a raíz de la publicación de su novela El rebelde, que no fue del agrado de Sartre, quien la calificó como producto de “un rebelde de la estética”.
Sí trató cuestiones artísticas. Jonas ou l’artiste au travail es, por lo menos, muy curiosa, casi llega al absurdo, género al que Camus no fue ajeno.
Resulta que a Jonás, casi totalmente desconocido, le llega un éxito inesperado que lo convierte de la noche a la mañana algo así como en un superstar. No pudo con la situación, después de ser celebrado ad nau-seam, se recluyó en un tapanco, alegando que se encontraba pintando un mural. No sé si esta narración ha sido llevada al cine, es buen tema para un largometraje, aunque no resulta muy plausible que un artista que alcanza el éxito llegue a extremos tales, aunque podemos pensar, v.gr. en algunos casos, como el de Francisco Toledo, quien rehúye la notoriedad y pone en duda el éxito artístico.

La desinformación como plaga
Ante el incremento de los casos de influenza porcina en México y la expansión de ese padecimiento en distintos países –Estados Unidos, Canadá y España con casos confirmados; Brasil, Colombia, Francia, Reino Unido, Australia, Israel y Nueva Zelanda con casos por confirmar–, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó ayer su alarma epidemiológica del nivel 3 al 4 –en una escala de seis–, fase que considera un incremento significativo en el riesgo de una pandemia. Al respecto, el responsable de seguridad sanitaria del organismo, Keiji Fukuda, señaló que el virus A/H1N1, causante de la influenza porcina, está tan extendido que ya no tiene sentido intentar contenerlo”, aunque afirmó que aún se encuentra en una etapa “suave” y que las muertes registradas en México se deben a que las personas infectadas padecían “otras patologías”.
Por su parte, el titular de la Secretaría de Salud federal, José Ángel Córdova Villalobos, afirmó en conferencia de prensa que el país vive “el momento más álgido de la epidemia causada por la gripe porcina”; informó que el número de muertes posiblemente causadas por esta enfermedad asciende a 149 y que cerca de dos mil personas han ingresado en los hospitales a causa de neumonías severas. A raíz de lo anterior, dijo, el gobierno federal decidió suspender las actividades escolares en los 32 estados de la República hasta el próximo 6 de mayo. En tanto, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, decretó la “alerta máxima” en la capital del país, declaración que es de suponer generó justificadas y comprensibles inquietudes en la población capitalina, pese a que hasta el momento no se han suspendido los servicios de transporte público, no se ha ordenado el paro total de las actividades económicas ni se ha instaurado un estado de cuarentena para la población civil, aunque sí se decretó el cierre de los 35 mil restaurantes de la ciudad.
En el momento presente puede apreciarse en amplias franjas del territorio nacional, sobre todo en la capital del país y su área conurbada, un sentir generalizado de zozobra social que, paradójicamente, no ha derivado en sentido estricto de la existencia y difusión del virus mencionado, sino que ha sido inducido por la opacidad con que se han conducido hasta ahora las autoridades de salud de todos los niveles, desde los organismos internacionales hasta los gobiernos federal y estatales.
En menos de una semana, las autoridades sanitarias en México han transitado de la caracterización de los primeros brotes de influenza porcina como “casos habituales fuera de temporada” hasta la adopción de medidas como la ya comentada suspensión de clases en todo el país que hoy por hoy constituyen el principal indicador para la población en torno a la gravedad del asunto. Fuera de eso, los encargados de la salud pública han omitido proporcionar datos concisos y oportunos sobre las personas fallecidas, como edad, género y condiciones de salud previas, información que resulta de suma relevancia para explicar el desenlace fatal de muchos de los casos que se han registrado en el país, de acuerdo con lo señalado por el funcionario de la OMS. De igual forma, no se han proporcionado mapeos de los lugares de las muertes ni de los brotes de la enfermedad –que permitirían a la población evitar potenciales focos de infección–, ni se ha atinado a responder por qué un mismo padecimiento ha derivado en decenas de muertes en nuestro país y no ha ocurrido otro tanto en Estados Unidos ni en países desarrollados en los que se ha hecho presente el virus.
La falta de transparencia en la información oficial constituye, en la actual circunstancia, un factor de riesgo adicional para la salud pública. Es necesario, en suma, que las autoridades de todos los niveles de gobierno entiendan que, en situaciones como la actual, la calma de la población es un elemento indispensable para el pleno acatamiento de las medidas de prevención que se promueven, y que ésta depende, en buena medida, de la pulcritud, la veracidad y la oportunidad con la que las autoridades cumplan con su deber de informar.


ELBA


Hace 20 años, el 23 de abril de 1989, Elba Esther Gordillo fue designada dirigente nacional del sindicato magisterial con el voto de un solo hombre: Carlos Salinas de Gortari, entonces presidente de la República.
Por aquellos días medio millón de maestros ha-bían suspendido clases, tomado las calles del país e instalado un plantón en el centro de la ciudad de México. Exigían aumento de salarios y democracia sindical. El sueldo de un profesor de primaria era de aproximadamente 1.3 salarios mínimos. Carlos Jonguitud Barrios regenteaba el sindicato desde hacía 17 años.
Un par de días más tarde, con la unción presidencial a cuestas, la maestra se presentó a negociar con los disidentes en la oficina de la Secretaría de Educación Pública ubicada en la Plaza de Santo Domingo, cercada por miles de profesores. Los trabajadores democráticos de la educación abrieron un pequeño camino para que la nueva secretaria general entrara al edificio. Mientras ella caminaba rumbo al edificio sin mirar a los lados, haciendo como que no oía, la multitud rabiosa la insultó y con el puño en alto le gritó: “¡asesina!”
Dos décadas más tarde, el martes 21 de abril, en las mismas oficinas en las que fue increpada, Elba Esther se reunió con el nuevo secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio. Se llamaron “amigos y colegas”. Y dos días después, junto a Felipe Calderón, en una ceremonia efectuada en una escuela del estado de México, en un discurso en el que pronunció 11 veces la palabra presidente, la maestra dijo al mandatario: “sin rubor, sin duda, sin complejos, le decimos que somos sus aliados”.
Curiosa alianza ésta. Varios indicadores ponen en duda que sea tan fuerte y estrecha como propala a su alrededor y como muchos comentaristas repiten. Por supuesto que existe para frenar el avance de la disidencia magisterial o para flexibilizar y privatizar la educación pública, pero, en otros aspectos, tiene un nivel de profundidad mucho menor que el que la teacher presume. Ni modos, pasa tanto tiempo en San Diego, California, que hay que escribir su sobrenombre en inglés.
Curiosa alianza. De los seis estados en los que se realizarán elecciones para gobernador este año, el Partido Nueva Alianza (Panal), el instrumento electoral de Elba Esther, sólo en uno, San Luis Potosí, marchará junto al Partido Acción Nacional (PAN). En cambio, en Campeche, Colima, Sonora y Querétaro se coligará con el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Y en Nuevo León contenderá en solitario. Eso, a pesar de que la posibilidad de acción unificada entre el Panal y el gobierno en la Sultana del Norte fue reventada desde Los Pinos, lo que no impidió a la profesora ofrecer al gobernador Natividad González Parás que el magisterio de la entidad no daría ni un solo voto a Acción Nacional.
Algo similar acontece en el resto del país. En un momento en el que diversas encuestas apuntan a que el PAN ha perdido la mayoría de la intención de voto en los próximos comicios para diputados federales, el Panal decidió ir solo a la contienda.
Curiosa alianza en la que se le quitó a la Gordillo el control de la Lotería Nacional, una de las posiciones que le fueron entregadas desde el gobierno federal a comienzos del actual sexenio. Caído de la gracia de la maestra, Francisco Yáñez, durante años uno de sus principales operadores financieros, fue removido de la dirección del organismo, cooptado y protegido por la entonces secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, y por Agustín Carstens. Con él, sus protectores se allegaron información confidencial de valor estratégico.
En su lugar fue designado Miguel Ángel Jiménez, personaje cercano a la lideresa magisterial durante años, ahora alejado por los celos que le provocaba a ella la cercanía de Jiménez con los hombres en el poder: dos secretarios claves (Ernesto Cordero y Juan Camilo Mouriño) y nueve subsecretarios. La Gordillo debió conformarse con aparentar controlar un puesto del que, en realidad, perdió control.
Simultáneamente, el gobierno federal corteja a otra figura clave del grupo cercano a Elba Esther, conocido como la Banda de la Y: Miguel Ángel Yunes. Día a día, el actual director del ISSSTE, aspirante a la gubernatura de Veracruz, parece cada vez más cerca del Ejecutivo y más lejos de su antigua protectora.
Curiosa alianza en la que Germán Martínez, el dirigente nacional blanquiazul, convoca a una batalla cultural frente al PRI, la vieja política y el México autoritario, y uno de los ejemplos que cita sobre lo que no puede admitirse es, precisamente, lo que sucede con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Apenas el pasado 2 de abril, Martínez Cázares expresó vehemente su rechazo a que en materia educativa haya sindicatos sin rendición de cuentas, o que haya maestros que no van a clases y cobran, “o que haya maestros en desempeños políticos y públicos cobrando en el sindicato”.
Curiosa alianza en la que la prensa de derecha divulga, de a tiro por viaje, información contra Elba Esther Gordillo y el sindicato magisterial proveniente de filtraciones de círculos gubernamentales. Escándalo tras escándalo, la reputación de la maestra en la opinión pública es cada día peor, a pesar de todo el dinero que invierte en maquillarla.
Los actuales compromisos entre la teacher y Felipe Calderón tienen un plazo perentorio: los próximos comicios federales. Pasados éstos, habrá juego nuevo. Si, como se afirma, Alfonso Lujambio aspira a ser precandidato presidencial del PAN, tan pronto quede clara la nueva composición de fuerzas en la Cámara de Diputados, la relación con Elba tendrá que ser redefinida.
Mientras tanto, los gritos de indignación que los miles de maestros profirieron contra Elba Esther hace 20 años frente al edificio de la Secretaría de Educación Pública siguen sonando. Ilegítima fue su llegada a la dirección nacional del sindicato; ilegítima es su permanencia al frente de ese gremio.

Nefasta jugada del PRI
MARTA LAMAS

Una mujer es más que un cuerpo condenado por su biología. Una mujer puede reparar el error de un embarazo no deseado, producto de la fragilidad de un descuido o del horror de una violencia. Hace dos años, el 24 de abril de 2007, en la Asamblea Legislativa diputadas y diputados de seis partidos confirmaron esa posibilidad de rectificación al aprobar las reformas que despenalizan en el Distrito Federal la interrupción de una gestación hasta las 12 semanas de iniciada. Esto fue posible por el convencimiento contundente de distintos sectores de la sociedad de que era una reforma benéfica y necesaria. Para empezar, 22 mil 233 mujeres han evitado los riesgos y la extorsión económica de la clandestinidad. Sin esta ley, ¿cuántas de ellas se habrían infectado, o habrían quedado estériles o incluso habrían fallecido? Seguramente la mayoría habrían estado muertas de miedo mientras juntaban los miles de pesos necesarios para pagar una intervención riesgosa por lo ilegal. La apropiación de la ley por parte de las mujeres que se benefician de ella es impresionante. Hoy muchísimas mujeres están muy lejos de la resignación de antes, y saben que tienen el derecho a decidir, de manera legal y segura, qué hacer ante un embarazo no deseado. Y la cada vez mejor prestación del servicio por parte de las instituciones de salud del Gobierno del DF también desdramatiza la intervención. Al abortar legalmente, con tranquilidad y seguridad, la decisión de las mujeres de ejercer su derecho a elegir implica un signo de maravillosa vitalidad democrática. Sin embargo, México no es el DF. En otras entidades federativas la situación no sólo no ha mejorado, sino que perfila un panorama ominoso. Un conservadurismo destructivo está tejiendo complicaciones en varios estados de la República al introducir modificaciones a las Constituciones locales para “proteger la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”. Sí, a partir de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en agosto del 2008, ocho estados han avanzado en lo que pretende ser un “blindaje” en contra de la despenalización. La primera iniciativa aprobada por un Congreso local fue la de Sonora, el 21 de octubre del 2008, presentada por las fracciones panista y priista del Congreso sonorense, de mayoría priista y con un gobierno del mismo signo. La segunda iniciativa fue el 11 de noviembre, en Morelos, gobernado por el PAN, y la propuesta provino de una diputada priista y una panista. La tercera fue el 14 de diciembre, en Baja California, gobierno panista, donde, en votación secreta, se aprobó con el apoyo de la fracción priista. La cuarta fue en Colima, con gobierno priista, el 17 de febrero de este año. En Puebla, con gobierno priista, se aprobó el 12 de marzo; la quinta en Jalisco, gobernado por el PAN, el 26 de ese mismo mes. Y en abril hubo dos más: Durango, con gobierno del PRI, el 7 de abril, y Nayarit, también priista, el 17 de abril. Al escribir este artículo existen iniciativas similares en los estados de Aguascalientes, Estado de México, Guanajuato, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Veracruz, Campeche y Quintana Roo. Es de notar que, si bien la estrategia de reformar las Constituciones estatales empezó siendo orquestada por los grupos católicos más conservadores, ha podido avanzar por el decidido apoyo del PRI. ¿Por qué el PRI se suma ahora a esta iniciativa reaccionaria? Después de un cierto alejamiento de la jerarquía de la Iglesia católica por su apoyo al PAN, el PRI parece decidido a recuperar terreno a toda costa, incluso contra su propia tradición liberal. Su objetivo electoral justifica todo. Da la impresión, por lo concertado de las acciones, de que hay “línea” al respecto en ese partido. Y mientras los priistas inician y apoyan los retrocesos locales, en el DF el conservadurismo panista sigue haciendo de las suyas. El secretario de Salud federal, doctor José Ángel Córdova Villalobos, ha prohibido a los hospitales federales ubicados en la Ciudad de México que cumplan la normatividad de la despenalización del aborto. Así, en el Hospital de la Mujer y en el Gea González, al igual que en el Hospital General y en el Juárez, los médicos tienen prohibido realizar la intervención, no obstante que se encuentran obligados por la ley. Obedeciendo el lineamiento de Córdova Villalobos, tampoco las clínicas y hospitales del Seguro Social y del ISSSTE dan ese servicio a sus aseguradas, lo cual es un desacato a la ley. No obstante estas deplorables reacciones, la despenalización en el DF se sostiene en el imaginario ciudadano del país como un símbolo de la voluntad del gobierno perredista del DF de abatir la mortalidad materna causada por el aborto inseguro, así como de su esfuerzo para contrarrestar la injusticia social que implica esta práctica cuando es ilegal. La despenalización guarda concordancia con el carácter laico del Estado mexicano, que respeta la diversidad ideológica y reconoce la libertad de conciencia de las personas. Lamentablemente, ni el PRI ni el PAN están interesados en respetar la libertad de decidir de las mujeres y sus derechos fundamentales a la vida, la salud y al desarrollo de sus proyectos de vida



Ricardo Rocha Detrás de la Noticia28 de abril de 2009
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México enfermo
Y no se trata únicamente de esta influenza porcina y porfiada que se ha hecho sicosis y que revela el tamaño de nuestros miedos. Las enfermedades de la nación son crónicas y llevan ya mucho tiempo.
Si lo comparamos con un cuerpo humano, el país tiene un grave problema de huesos, de estructuras que no han podido reforzarse porque siempre andamos en superficialidades. Así, continúan sin acometerse los grandes pendientes: una reforma del Estado que —entre otras cosas— reequilibre los contrapesos entre los tres poderes de la Unión y acabe con aberraciones como la de que el procurador general de justicia sea empleado servil del presidente; el diseño e implementación de un modelo económico propio que redistribuya el ingreso, que atenúe la polarización entre los muchos que tienen poco y los pocos que tienen mucho; y una gran revolución educativa que corresponda a la era global del conocimiento y acorde a nuestros peculiares retos científicos y tecnológicos.
Entre otras cosas, para no pasar vergüenzas como eso de que el señor Carstens ande limosneando 200 milloncitos de dólares para comprar laboratorios que nos permitan identificar al virus mortífero que ahora nos persigue.
Por supuesto que la contingencia es grave, pero lo es más por nuestros órganos ineficientes, por nuestras esclerosis múltiples y por las heridas tan profundas como las de 88 o 2006, que todavía no cierran. Por eso el impacto de la influenza es todavía mayor. De ahí los ojos del desconcierto tras el cubrebocas que ya se ha hecho paisaje urbano en nuestras ciudades semidesiertas.
Más aún con la amenaza de aislarnos globalmente ahora que México fue identificado como el foco viral que alarma igual en Estados Unidos que en China, en Suecia, en Brasil o en Nueva Zelanda. Ya sólo eso nos faltaba, que la Organización Mundial de la Salud nos declare en cuarentena y nos aplique un cerco sanitario para apartarnos, como apestados, del resto del planeta.
Por cierto, es más que legítimo preguntarnos: ¿Por qué México? ¿Es verdad que expertos en inmunología alertaron a tiempo y nadie hizo caso? ¿Acaso no hay responsabilidad oficial alguna?
Por lo pronto, el asesino invisible sigue matando mexicanos en porciones crecientes de territorio. Y no hay quien pueda detenerlo. Una cuarta plaga, después de las crisis financiera, económica y social que todavía estamos padeciendo. Una prueba de fuego para nuestros gobiernos. Una epidemia de efectos devastadores, sobre todo para los más pobres. Y es que este país, desde hace tiempo, está muy enfermo.



Javier Corral JuradoAcciones colectivas, propósito denegado28 de abril de 2009
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El pasado jueves 23 de abril, por 295 votos a favor y ninguno en contra, ni abstención alguna, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó el dictamen de la Comisión de Puntos Constitucionales que reforma el artículo 17 de la Constitución para incorporar, presumiblemente, las acciones colectivas.
Basada en las iniciativas que el 19 de abril de 2007 presentó la diputada María del Pilar Ortega Martínez del PAN, y la que el 5 de febrero de 2008 propuso el diputado Juan N. Guerra del PRD, a simple vista la enmienda constitucional parece en efecto un avance en uno de los temas que ha cobrado fuerza en los últimos tiempos, como parte de lo que se ha dado en llamar los derechos humanos de tercera generación; pero las unanimidades al calor de la prisa en el ocaso de una Legislatura aconsejan tener cuidado con lo que se presenta como regalo al interés público o “paso inicial”.
Tras una revisión a detalle que recupere lo planteado en las iniciativas que dieron origen a la reforma, y más aún, en el sentido y propósito con que las promovieron y argumentaron organizaciones sociales, en cuyo empeño se destacó la asociación civil Al Consumidor, se puede concluir que en el tramo final de dos años de discusión se decidió cercenar —bajo extraordinarias presiones de los bancos— la parte medular que pretenden las acciones colectivas relacionadas con la defensa del consumidor, del medio ambiente y los servicios financieros: el acceso a la justicia colectiva, de manera pronta, imparcial y expedita.
No serán los ciudadanos directamente, ni las organizaciones que se han formado para la solidaridad social, las que puedan ejercer la acción colectiva, sino la esfera gubernamental, a través de la Procuraduría Federal del Consumidor, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Comisión Nacional para la protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros.
Ese cambio de última hora no ha podido ser ocultado ni en la exposición de motivos: “Posterior a un proceso de negociación y de acuerdos, los integrantes de esta comisión decidimos proponer la siguiente redacción para la protección de los intereses colectivos: ‘Las leyes que expida el Congreso regularán los derechos colectivos, los cuales sólo podrán establecerse en materia de protección al consumidor, usuarios de servicios financieros y protección al ambiente. Estos derechos podrán ser ejercidos por los órganos federales del Estado competentes en estas materias, por sí o a petición de los interesados. Dichas leyes determinarán las acciones y procedimientos judiciales para tutelarlos. Los jueces federales conocerán de manera exclusiva sobre estos juicios’”.
“Si en 15 años Profeco no ejercitó ninguna acción colectiva y Profepa no hace caso a denuncia alguna de tala de árboles, y Condusef, desde hace un año, sostiene que hay que proteger a los bancos para evitar un colapso financiero nacional, imagínense en manos de quiénes estamos confiando la defensa de derechos humanos de tercera generación”, cuenta en un e-mail que circula por la red Adriana Labardini, una de las más convencidas impulsoras de este instrumento. Tiene razón.
La reforma resulta contraproducente y el mensaje es brutal: los ciudadanos que se acercan, participan y deliberan en las cámaras del Congreso pueden salir perjudicados por andar proponiendo cosas que busquen someter al orden a los poderes fácticos y los intereses particulares en México. Fueron a reivindicar en la Constitución un derecho social de acceso a la justicia colectiva, y pueden salir trasquilados por la sencilla razón de que en este momento las entidades federativas pueden legislar en su régimen interno esa figura, pero bajo el actual esquema propuesto en el reformado artículo 17 constitucional ya existe una restricción al ejercicio de ese derecho.
Esta acción refleja la lejanía, la enorme distancia que la política partidista tiene con relación a los intereses ciudadanos. Simplemente una negación de la realidad y la evolución que en el mundo tiene el componente de la sociedad civil en la estructuración del Estado moderno.
Para los diputados que votaron esa minuta parece sólo haber gobierno y mercado en la gestión del bien común, o como componentes estatales. Cuando la tendencia en el mundo es fincarse directamente en el esfuerzo de las organizaciones sociales civiles, y que sean los propios ciudadanos los que realicen y operen los más diversos programas, realicen las gestiones y administren la mayor parte de los recursos públicos.
Acabo de escucharle a Rubén Aguilar, en una estupenda conferencia sobre comunicación gubernamental, un dato comparativo entre EU y México que define con crudeza no sólo nuestro déficit de ciudadanía, sino el retraso en materia de visión social de una buena parte de la clase política: mientras en la nación vecina funcionan 2.5 millones de organizaciones de la sociedad civil, aquí apenas llegamos a las 20 mil. Sumemos ahora el despropósito que aquí ni siquiera se les ha podido reconocer el ejercicio directo de las acciones colectivas. Pésimo mensaje en tiempos de influenza.
Profesor de la FCPyS de la UNAM



Enrique del Val BlancoPensar lo que se dice28 de abril de 2009
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En los momentos de crisis, como los que vivimos, es cuando se demuestra de qué están hechos los gobernantes y sus colaboradores. En el caso mexicano estamos contemplando un verdadero desastre en las declaraciones de algunos de los secretarios de Estado que, por lo visto, están más nerviosos que la gente común.
Un ejemplo de ello lo vimos en vivo y en directo en la conferencia de prensa del sábado pasado, cuando corroboramos lo que muchos hemos dicho en cuanto a que no estaban a la altura de la responsabilidad que tenían, en tiempos de paz. Ahora que estamos en este inmenso problema ¡peor!
¿De dónde saca el secretario de Economía que el gabinete económico tiene facultades para suspender las actividades económicas y gracias a ello deciden brillantemente no suspenderlas? Y agrega el inefable secretario —autor de varias ocurrencias únicas desde que lo nombraron y empezó a hablar en público— que “únicamente se atenderá el problema en términos generales”. ¿Qué significa atenderlo en esos términos? Quizá algún día nos lo pueda explicar, pues la realidad es que debe atenderse con toda atención y precisión, si la cosa es tan grave como parece.
Según este secretario, la economía no se verá afectada por la epidemia. ¿Qué entenderá por afectación? ¿Qué no está afectada ya con el cierre de empresas dedicadas al cine y el teatro, las discotecas, espectáculos como el futbol e incluso las escuelas particulares? Lo anterior, sin considerar la baja de ventas en los comercios. Si la situación ya era delicada, con esta epidemia será mucho más difícil la recuperación económica del país.
Tampoco entendemos la posición de la Secretaría del Trabajo “rogando” a los patrones que sean sensibles. Un servidor público de un Estado laico no está para rogar a los patrones, sino para utilizar los instrumentos del Estado en situaciones de emergencia. Por lo visto y escuchado, al gobierno no le preocupa mucho la transmisión de la influenza en las empresas, pues hasta ahora ha sido ambiguo en cuanto a las medidas a tomar.
No es lógico que las escuelas cierren y las empresas con grandes contingentes de trabajadores, por ejemplo la industria textil, sigan trabajando normalmente, igual que las de muchas otras ramas de la producción a las cuales no se les tocó. ¿Hay o no hay una emergencia? Se debe actuar en consecuencia, sea quien sea, y no irse por lo más fácil y quizá espectacular, como es el sistema educativo. En el productivo también puede haber contagios y de mayor proporción.
Por cierto, el Consejo de Salubridad General no es órgano consultivo, como expresó el Secretario de Salud, sino la segunda autoridad sanitaria del país según la ley.
Lo más recomendable sería una sola voz responsable por todo el gobierno y no los desfiguros que hacen varios de los principales colaboradores del Presidente de la República que, con estas acciones, poco le ayudan en su esfuerzo de convencer a la población de que el problema se está controlando.
Una vez más deberían tomar en cuenta la máxima de “no hay que decir lo que se piensa, sino pensar lo que se dice”.
Analista político y economista



Quintana Roo: "Santa Alianza" contra el aborto
JENARO VILLAMIL

CHETUMAL, Q.Roo, 27 de abril (apro).- Una "santa alianza" entre el obispo del estado, Pedro Pablo Elizondo, el gobernador priista Félix González Canto y el secretario particular del presidente Felipe Calderón, Luis Felipe Bravo Mena, exembajador de México en El Vaticano, operó en esta entidad para que el Congreso local se convirtiera en el undécimo en aprobar una reforma a la Constitución estatal que consagra el "derecho a la vida desde la concepción". Conocidas como "leyes Provida", por ser impulsadas por una coalición de organizaciones civiles de derecha agrupadas en la Alianza Mexicana por la Vida, agrupación apoyada por los obispos católicos, las reformas constitucionales pretenden modificar el avance en materia de despenalización del aborto y sentar un precedente también en contra de la eutanasia o muerte asistida y las investigaciones en torno al embrión humano. Como antes sucedió en los estados de Sonora y Jalisco, en Quintana Roo la iniciativa de reforma al artículo 13 constitucional no provino de un legislador del PAN, sino de la diputada priista Laura Fernández Piña, hijastra de Addy Joaquín Coldwell, hermana del exgobernador priista Pedro Joaquín Coldwell. La iniciativa fue una petición que el dirigente de los hoteleros de Cancún, Rogelio Márquez Valdivia, expresó ante el gobernador Félix González Canto. Además, el obispo Elizondo comenzó a cabildear al interior de la fracción del PRI. Dicha propuesta, estuvo a punto de abortar ante la división que se generó entre la mayoría de los diputados del PRI: de los 25 diputados que integran el Congreso local, ese partido tiene mayoría simple, con 14 legisladores; el PAN sólo tiene cuatro; El PVEM, aliado siempre al PRI, cuenta con tres; y el PRD, PT, Convergencia y Panal tienen un 1 diputado cada uno. La diputada priista María Haddad Castillo, presidenta de la Comisión de Equidad y Género del Congreso local, se pronunció en contra de la iniciativa de su compañera Fernández Piña. "No es una propuesta que yo apruebe ni avale; no creo en ella. Es retroceder muchísimo en la conquista de los derechos humanos de las mujeres", afirmó antes de la sesión del martes pasado. Haddad Castillo, exdirectora del DIF estatal y expresidenta del Instituto Quintanarroense de la Mujer, fue la única de los 14 legisladores del PRI que manifestó su oposición. Sin embargo, el PRI necesitaba cuatro votos más para garantizar la mayoría calificada (18 votos), ya que se trataba de una reforma a la Constitución local. El pasado 16 de abril, fecha en la que se debía aprobar en el pleno, no se pudo votar, ya que dos de los tres diputados del PAN no se presentaron a la sesión: Manuel Enrique Osorio Magaña y Noé Gutiérrez Rosado. Al parecer su inasistencia, era una manera de expresar su descontento contra su coordinador José Haddad Estéfano. Sin embargo, al día siguiente, una llamada del expresidente nacional del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, los "exhortó" a asistir a la sesión programada para el martes 21 de abril. "Es una orden", insistió Bravo Mena, reconocido por sus vínculos con la ultraderecha del PAN. "La presión fue brutal", dijo un diputado local priista, que pidió guardar el anonimato. Los tiempos electorales han agudizado la situación, admitió. Mientras González Canto daba "línea" a sus legisladores, incluidos los tres del PVEM, y Bravo Mena se aseguraba la presencia de los tres diputados panistas, el obispo negoció con el presidente del Congreso local, Luis González Flores, para que la iniciativa fuera aprobada fast track. La petición era clara: debía aprobarse antes de que terminara este mes, junto con el periodo ordinario. El cabildeo llegó hasta el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Gaspar Armando García Torres, quien afirmó que el organismo no presentaría ninguna acción de anticonstitucionalidad contra la reforma Provida. García Torres es mencionado en los medios locales como uno de los aspirantes a presidir el Instituto Electoral de Quintana Roo. Para lograrlo, necesita el voto de los legisladores del PRI. Las presiones rindieron frutos. Ni las protestas de organismos feministas en la sede nacional del PRI ni los desplegados en contra de decenas de organizaciones defensoras de los derechos humanos, frenaron al Congreso de Quintana Roo. El martes pasado, a las 9 de la noche, el dictamen fue aprobado por 18 votos a favor, en lo general, y seis en contra. El voto "más caro", trascendió en el Congreso local, fue el del diputado verde, Giovanni Gamboa Vela. En la sesión se rumoró que, a cambio de su voto, clave para obtener los 18 sufragios necesarios, se le ofreció la candidatura suplente a diputado federal por Benito Juárez, con sede en Cancún.La iniciativaLa exposición de motivos de la reforma al artículo 13 de la Constitución local contiene perlas jurídicas. Equipara el derecho a la vida con el derecho a comprar un automóvil:"Al igual que adquirir un automóvil y se entrega la factura a nombre de uno, el derecho a la vida surge en el momento mismo en que el ser humano comienza a vivir, a desarrollarse, convirtiéndose en un derecho propio sobre el cual nadie debe disponer en forma arbitraria", dice.Con pretensiones científicas, la iniciativa de la diputada Fernández Piña afirma que "avances médicos y científicos" determinan que la vida inicia desde la concepción, "por lo tanto su derecho a seguir viviendo no puede quedar a merced de otro ser humano, quien por su estado de desarrollo, puede aprovecharse para privar de la vida a otro de su misma especie".






Epidemia de ineptitudes
ÁLVARO DELGADO

MEXICO, D.F., 27 de abril (apro).- El lunes 13 de abril, tres días antes de la visita a México de Barak Obama, presidente de Estados Unidos, el gobierno de Felipe Calderón tuvo conocimiento del primer caso de influenza en el país y justo cuando el estadunidense desahogaba aquí una breve agenda, incluida una cena en la que saludó de mano a centenares de invitados, las autoridades de salud decretaron la alerta epidemiológica. Así, pese a todo el poderoso aparato de seguridad de Estados Unidos y del país anfitrión --que incluyó tropas provistas de armas letales, vehículos de guerra, helicópteros y aviones--, la vida de Obama estuvo en riego ante el virus de influenza porcina."El equipo de la Unidad Médica de la Casa Blanca en el terreno preguntó a funcionarios mexicanos de salud y al equipo médico de la embajada de Estados Unidos sobre cualquier preocupación sobre enfermedades infecciosas, y fuimos informados que no había ninguna", declaró hoy Robert Gibbs, portavoz presidencial de ese país, luego de ser cuestionado en su rueda de prensa habitual. Sin embargo, ante las especulaciones de que los estadunidenses –incluido Obama-- están furiosos porque el gobierno de Calderón ocultó información sensible de seguridad nacional de Estados Unidos, el vocero optó por la diplomacia: "No nos notificaron, pero no tenemos razón para creer que ocultaran información que tenían hasta ese momento." Pero el dato es relevante no porque la vida de Obama sea más importante que la de cualquier mexicano –bajo ninguna circunstancia debe serlo--, sino porque revela que en esos días se sabía, al más alto nivel, que se cernía una amenaza sobre México y se escamoteó para, luego --ante la gravedad de hechos inocultables--, dar paso a una estrategia que tiene a la mayoría de la población en un estado de zozobra y terror. No fue sólo la repentina decisión de la noche del jueves, cuando el gobierno de Calderón anunció una serie de medidas para afrontar la epidemia –entre ellas la suspensión de clases en el Distrito Federal y el estado de México, de la que millares de padres de familia se enteraron al llegar a los planteles--, sino los anuncios que le siguieron, entre ellos el cierre de centros de entretenimiento, que prácticamente paralizaron las actividades productivas de ambas entidades, particularmente en el Valle de México. Pero más aún: La suspensión de clases hasta el 6 de mayo, primero en los estados mencionados y en San Luis Potosí, y luego en todo el territorio nacional, ha generado una sicosis que revela no una estrategia para capitalizar política y electoralmente el terror de la sociedad --a lo que son tan proclives las derechas, como Calderón, y que tampoco habría que descartar--, sino la ineptitud y la insensibilidad que demuestran los erráticos pasos que ha dado el gobierno. La epidemia de la influencia porcina es un problema gravísimo, de tal magnitud que más vale que Calderón –y por supuesto las autoridades de todos los niveles involucrados en el cuidado de la población-- actúe y hable con la verdad, incluyendo las consecuencias de carácter económico que padecerá México, en lo inmediato por la inactividad en las diversas ramas productivas, entre ellas el desplome del turismo, y luego las exportaciones. Salvo la muy superficial declaración de Agustín Carstens, secretario de Hacienda, de que habrá una afectación por la epidemia, Calderón no ha informado sobre la magnitud del impacto. El gobierno capitalino que encabeza Marcelo Ebrard, y que tampoco es la representación de la eficacia, dio a conocer que las pérdidas son superiores a los 700 millones de pesos diarios por la contracción del 60% de la actividad productiva. Y, sobre todo, es preciso que las autoridades atiendan el ánimo de la sociedad, expuesta a una avalancha de información que aturde y confunde. Que paraliza. La crisis generada por la epidemia ha puesto de manifiesto, también, la enorme debilidad tecnológica de México en el ámbito de la ciencia y la tecnología y la dependencia de equipos para no depender de laboratorios de países extranjeros para identificar la cepa del virus y que, en este caso, se dejó en manos de Estados Unidos y Canadá. El gobierno federal alega que no se dio información a Barak Obama de que ya se conocía al menos un caso del virus de influenza porcina, el que se detectó tres días antes de la visita, debido a que sólo se confirmó la tarde del miércoles 22, fecha que dio Calderón mismo, pero con ello exhibió justamente el desdén por la investigación científica, incluida por supuesto la clínica, que implica inclusive el desabasto de medicamentos y vacunas contra enfermedades como la que se abate en México. Pero todavía peor: Tal como documenta el semanario Proceso en la edición de esta semana, se sabía que en México se tenía prevista una pandemia de la influenza desde 2001, y aun se creó, en 2006, un Plan Nacional de Preparación y Respuesta a una Pandemia de Influenza. "El reloj de la pandemia está corriendo, sólo que no sabemos qué hora marca", sentencia un documento al respecto publicado en el reportaje principal de la revista, que además consigna la elaboración de un Manual para la Vigilancia Epidemiológica de Influenza. Sí, pero sobrevino la tragedia. Comentarios:
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