6/12/2012

Para los indecisos


 
 
 
René Drucker Colín
En unos pocos días todos los mexicanos con credencial de elector tendrán el derecho de votar para elegir al próximo presidente de México. Esto es una oportunidad para manifestar nuestras preferencias electorales y representa una gran responsabilidad. Siendo esto así, es absolutamente necesario meditar con enorme cuidado lo que vamos a hacer, pues este ejercicio colectivo finalmente afectará la vida de absolutamente todos. En pocas palabras, nuestro voto hoy más que nunca representa el futuro del que vota, pero también el de todos los demás, porque a partir del 1º de diciembre de este año se podría contemplar un futuro con oportunidades.
Está claro que todos los candidatos se muestran como los únicos que podrían sacar esto adelante. El debate del día 10 así lo mostró. Sin embargo, los que vamos a decidir somos nosotros los ciudadanos. Me queda claro que para los indecisos es y seguirá siendo difícil decidir con base en lo que ven en la tele, en el debate del día 10, en las opiniones siempre sesgadas que se escuchan en los diversos medios de comunicación. Por tanto, quizás los indecisos deberían poner atención en otras cosas que podrían dar mayor certeza a la disposición sobre por quién votar.
Lo primero que pienso que debería tomarse en cuenta es que ningún candidato es perfecto. Sus virtudes pueden ser rápidamente opacadas por actos, eventos o errores humanos que siempre son resaltados por los contrincantes y por los asesores. Sin embargo, un indeciso con cierto interés por encontrar respuestas a sus interrogantes tendrá que sopesar si lo que se dice tiene un valor real, o si simplemente es parte de intentos de desprestigiar a través de un ejemplo, incluso sacado de contexto. A veces es difícil hacerlo y por eso las campañas difamatorias son efectivas, pero son muy tramposas.
Un ejemplo (no es el único): Josefina Vázquez Mota (JVM) dijo en el debate a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que él se había inscrito al PRI mientras mataban a estudiantes en Tlatelolco, donde hipócritamente los había convocado en días pasados. AMLO le contestó que él apenas estaba en el bachillerato en 1968, pero JVM mintió o está muy mal informada (ambas razones malas para ella y su imagen), AMLO no convocó a los estudiantes en Tlatelolco; él fue a quien se le convocó por parte de muchísimos estudiantes de varias universidades. JVM, cuya campaña ya hizo agua, usa demasiadas artimañas de muy bajo nivel, seguramente asesorada por la gente que la rodea, que debe ser aún de más bajo nivel que ella.
El punto que quiero resaltar es que los indecisos deberían fijarse mucho en estos detalles que no son exclusivos de JVM, porque apuntan a que candidatos así y la gente que los rodea representa quizás a quienes nos van a gobernar. Falsedades, mentiras y el deseo de ganar a costa de lo que sea no representan una buena opción electoral. Habría que poder ganar una elección con argumentos inteligentes, con propuestas que mostraran que sus estrategias sí beneficiarían al electorado. Quienes esgrimen argumentos del nivel de pelea callejera, donde vale lo que sea, no deberían inclinar la preferencia electoral, porque, si así se presentan antes de las elecciones, uno se pregunta: ¿cómo serán cuando tengan el poder? Yo no lo sé, pero no auguran buenos resultados.
Otros eventos que han surgido recientemente deberían levantar algunas cejas. Por ejemplo, la cargada hacia Enrique Peña Nieto (EPN) por la clase política desechada por partidos tradicionalmente antagónicos al PRI; se le han sumado. Seguramente estos políticos reprobados por sus partidos quizás quieran chamba, pues ven a EPN como ganador. No tengo idea si obtengan lo que quieren, pero aceptar a su alrededor oportunistas y caducos personajes de la política pública debería preocupar a los indecisos y reconocer que esto no abona en favor de ese candidato. Y éste en particular, teniendo preocupación y no aceptar acercamiento con los estudiantes o el llamado movimiento #YoSoy132, debería alertar a los indecisos sobre si EPN gobernaría para todos o sólo para aquellos a quien él considera simpatizantes.
AMLO también tiene la pesada carga de un partido en descomposición que, sin embargo, no es atribuible a su persona, aun cuando a como dé lugar lo quieren asociar con corrientes nefastas para el país. Los indecisos deberían voltear más bien hacia el nutrido grupo de intelectuales y artistas que lo apoyan y han apoyado a lo largo de esta campaña. Ese grupo social está totalmente ausente y muy lejano al PRI y al PAN, y sus candidatos no cuentan con el apoyo de un contingente de personas que tienen autoridad moral. Esto en particular debería ser sopesado seriamente por los indecisos. Hay más elementos de este tipo que el grupo de indecisos debería atender antes de emitir su voto. No tengo el espacio para enumerar todos, pero un último de ellos debería ser contundente. AMLO ya anunció desde hace tiempo (reiterándolo en el debate) quiénes lo van a acompañar en su gabinete, en caso de que gane. Podrán gustar o no los personajes, pero certeza hay. Y los otros, ¿por qué no lo hacen? Indecisos, pregúntense por qué, cavilen al respecto. Los mexicanos requerimos certeza para el futuro, existirá esto con candidatos que no dan la cara más que para denostar al contrincante. Sólo pido que analicen y mediten bien, bien, su sufragio; vale la pena.

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