5/06/2014

Los periodistas pal café. . .



La plaza emblemática de sus avances históricos no escuchó como especialísimos acordes celebratorios las nostalgias de la trova o el canto de protesta, alguna producción musical propia que fuera resultado natural de los 25 años de presuntas batallas populares o alguna forma de vigoroso acercamiento tecnológico, electrónico o rapero, por dar ejemplos, a los gustos de las nuevas generaciones de mexicanos.
La programación anunciada para conmemorar un cuarto de siglo de existencia del principal partido de izquierda en el país tenía como santo y seña, delación y confesión, a estrellas del espectáculo acrítico, a músicos y cantores comprometidos legítimamente con la facturación, proveedores de diversión tan volátil como la ideología y práctica de sus contratantes enfiestados. Helos allí, en una Plaza de la Constitución que a la hora de teclear esta columna se veía ínfimamente concurrida: Sonora Dinamita, K-Paz de la Sierra y Banda Recoditos, en lista de espera, mientras otros grupos, Merenglass y Segregados, trataban de calentar el ambiente.
Tal era la partitura heroica que mostraba la falta de armonía entre los grupos originales y los subsecuentes (en el acto central, horas antes del Zócalo, estuvo Cuauhtémoc Cárdenas, pero no López Obrador ni Marcelo Ebrard), los acordes mal planteados (los Chuchos empecinados en mantener su dominio formal del sol azteca, con Carlos Navarrete tratando de ocupar el atril descuadrado por el que ya han pasado Jesús Ortega, Guadalupe Acosta Naranjo y Jesús Zambrano), los bailes en lo oscurito (los pactos por México, no sólo los realizados con el peñismo, sino a lo largo de un historial de cesiones, negociaciones y pizca de migajas plurinominales para alimentar a la banda nacional desafinada y a sus prósperos líderes centrales) y, sobre todo, la falta de inspiración y visión artística-cultural-política, de un partido que, como dijo su fundador, Cárdenas, está más lejos que cerca de sus propósitos originales.
¿Qué queda de aquel Zócalo Rojo, en el que entre penurias económicas cerró campaña presidencial en 1982 el candidato del Partido Socialista Unificado de México, Arnoldo Martínez Verdugo? ¿Qué de aquel espacio simbólico en el que hubo mítines y discursos vigorosos y multitudinarios de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador (éste, incluso con el polémico plantón de 2006) en defensa del voto luego de sus campañas presidenciales? ¿Qué se puede rescatar de las esperanzas y programas de lo que alguna vez creyó ser izquierda y ahora es solamente una pata accesoria de la nunca realmente compartida mesa del poder?
Queda el Partido de la (fallida) Revolución Democrática (PFRD), cuyas siglas se han emparentado claramente con el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el PFCRN, llamado el ferrocarril, al que décadas atrás dirigió Rafael Aguilar Talamantes con tal pedagogía del entendimiento con el poder, para beneficio de los líderes de esa izquierda dialogante, que varios de los Chuchos actuales practican con éxito la simulación combativa (un ejemplo ejecutivo, el obsequioso ultrapeñista Graco Ramírez, quien va superando en Morelos las marcas negativas de sus nefastos antecesores).
PFRD en riesgo de fractura, según ha advertido el candidato Cárdenas con la expectativa de que lo hagan presidente de unidad de un partido al que critica, pero a cuyos errores constantes contribuyó la facción familiar (para empezar, con el mal gobierno de Lázaro Cárdenas Batel, durante cuya administración prosperaron negocios ahumados y se asentaron grupos delictivos luego descontrolados). Partido abandonado por su máxima figura reciente, el tabasqueño que ahora se afana en la creación de Morena y carente ya de la presencia del mediáticamente bombardeado Marcelo Ebrard. Veinticinco años de PRD. ¿Qué sigue?
El médico Marco Romano Quintanilla Cedillo decidió manifestarse el pasado 1º de mayo, en Chetumal, convencido de que en Quintana Roo se han agudizado en años recientes la miseria, la falta de oportunidades, los riesgos a la salud y la supresión de libertades individuales (entre éstas, la censura del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social y la mordaza colocada a sus trabajadores). Junto con él avanzaban su esposa (quien usa un carrito como ayuda para caminar, debido a una discapacidad física), su hija y cuatro ciudadanos más (uno de ellos, un trabajador de la radio despedido después de 27 años de servicio por el delito innombrable de permitir que pasara al aire la voz de una niña que protestaba porque habían quitado su programa de radio favorito).
Tal ejercicio cívico fue impedido por “un grupo de personas vestidas de ‘civil’ que nos obstruyeron el paso. Detrás de ellos estaba una columna de policía y detrás de nosotros una patrulla, por lo que fuimos (…) técnicamente encapsulados. Se nos ordenó, ni siquiera invitó, a retirarnos de ahí, a lo que nos negamos (…) eran sujetos sin ninguna identificación oficial, aunque el corte de pelo y los malos modos fueran sugestivos. A la orden de uno de los sujetos que estaban detrás de los bloqueadores, vestido de civil pero con una camiseta de una secretaría de gobierno y una placa dorada metálica alusiva al primero de mayo fijada como pin a nivel de la tetilla izquierda, los sujetos comenzaron a empujarnos y golpearnos no con lujo pero sí con goce de violencia”.
En tales condiciones (los medios de comunicación acallados y temerosos, nuestros representantes populares nos dan la espalda), el médico Quintanilla Cedillo solicita al gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, que le informe ¿quiénes son los sujetos que vestidos de civil hicieron la tarea represiva?, ¿quién les paga?, ¿qué derecho los ampara? (carta abierta). El capitán Hipólito Sánchez Quevedo, funcionario de la dirección de Gobernación, es considerado por los agredidos como responsable de dar la orden directa de golpear a los manifestantes. Pero él sólo cumplió órdenes superiores de reprimir. ¿De parte de quién, gobernador Borge Angulo? ¡Hasta mañana!

Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Hernández



¿Alguien ha visto recientemente a Juan José Suárez Coppel, el último director de Pemex del calderonato? Solía llegar a los hoteles más caros del mundo por cuenta de nosotros, los contribuyentes. Por órdenes de su jefe compró más acciones de la compañía española Repsol. Nada importante: 20 mil millones de pesos, se dijo aquellos días. Ya era socio Pemex de la compañía española. Cuando López Portillo reanudó relaciones con España, quiso afianzarlas invirtiendo en su sector petrolero. Comenzó su participación con 2.8% que después se convirtió en 5% y en 2011 a Calderón y Suárez Coppel se les ocurrió que era buena opción aumentarlo a 9.49%. La historia no está teniendo un final feliz. ‘‘Petróleos Mexicanos ha dicho basta’’, dice la publicación hispana El Confidencial, al ventilar que la paraestatal hace planes para desprenderse de su participación. Podría venderla en 2 mil 400 millones de euros. En mayo del año pasado se dio a conocer que la ampliación accionaria de la petrolera mexicana le había significado una pérdida de 10 mil 125 millones de pesos. De acuerdo con las fuentes consultadas por El Confidencial, la ruptura se debe a la pésima relación de la actual administración priísta de Pemex con Antonio Brufau, presidente de Repsol. La gota que derramó el vaso fue el cambio de estatutos promovido por Brufau para fijar en 75% el mínimo de los votos necesarios para todo cambio de relevancia: transformación, escisión, fusión, cambio de domicilio social o cambio de negocios. Petróleos Mexicanos quedó bloqueado. La cuestión es si con la venta de acciones podrá recuperar su inversión. Sería excelente que Suárez Coppel fuera llamado a explicar qué buscaba, junto con Calderón, en la riesgosa aventura. Nunca ha quedado suficientemente claro.
El hombre feliz no tenía trabajo
A juzgar por los datos que siguen, los mexicanos representamos un caso de masoquismo colectivo: trabajamos más, ganamos menos, padecemos mayor inseguridad, existe un grave problema de obesidad. Eso sin contar calamidades como los chuchos, Fox y la señora Marta... y aun así estamos más satisfechos con nuestra vida que los habitantes de otros países, según los resultados de un estudio realizado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). A lo largo de un año, cada mexicano trabaja un promedio de 2 mil 226 horas, mientras que el promedio de 36 países miembros de la OCDE fue de mil 765 horas de trabajo al año. (Este dato hay que tomarlo con reservas: se refiere a los afortunados que tienen empleo, exclusivamente). Tal vez no está errada la encuesta, depende de los entrevistados. Si fue José Ángel Gurría, hasta se quedó corta. Es el pensionado más joven de la historia mundial. Cobra su pensión desde que tenía 42 años; hasta fecha reciente era mayor a 2 millones de pesos al año… y dobletea con el espléndido sueldo que percibe como secretario general de la OCDE.
La CFE y los diablitos
Por si alguien lo ha olvidado, el presidente López Mateos –del PRI– nacionalizó la industria eléctrica en 1960. Otro priísta, ya saben quién, considera que en los tiempos actuales la decisión resulta no funcional, para decirlo suavecito. De acuerdo con la legislación secundaria de la reforma energética, la Comisión Federal de Electricidad será re-reprivatizada. Deberá renunciar a sus grandes clientes y sólo se quedará con los pequeños y los diablitos. Los grandes representan 60 por ciento de sus ingresos y podrán producir su propia energía o comprarla a provedores privados. Opera con pérdidas y al quedarse con la parte débil del mercado probablemente irá a la bancarrota. La modificación deberá ser discutida y aprobada por un Congreso compuesto –en su mayoría– por senadores y diputados dispuestos a firmar lo que les pongan enfrente.



En la idílica versión de la reforma energética, Petróleos Mexicanos se transformará en una empresa productiva del Estado, competirá de tú a tú con las trasnacionales del ramo, compartirá mercado y renta petrolera, participará en igualdad de circunstancias y, en resumidas cuentas, saldrá avante porque los cambios constitucionales la convertirán en una entidad fuerte, audaz y valiente, como Pancho Pantera.
Qué bueno, pero ¿quién pagará los 64 mil millones de dólares, y contando, que la hasta ahora paraestatal reconoce como deuda? Ello, porque nadie puede hablar de igualdad de circunstancias y competencia equitativa con un fardo financiero de esa magnitud, producto de años de saqueo fiscal por parte de la Secretaría de Hacienda. ¿Asumirá ese débito el gobierno federal –como lo hizo con los Pidiregas de Pemex– con el fin de que la, en un futuro cercano, empresa productiva del Estado inicie operaciones con finanzas saneadas?
De otra forma Pemex difícilmente podrá competir con los lobos trasnacionales y autóctonos en un mercado con las puertas abiertas de par en par gracias a las modificaciones constitucionales. Dice el avezado ministro del año que llegó la hora de sacar las manos de Petróleos Mexicanos, pero más allá de la muestra de humor negro del secretario de Hacienda, lo cierto es que la notificación resulta por demás tardía.
Y como muestra, un botón: de acuerdo con el más reciente informe de la aún paraestatal (cifras al cierre del primer trimestre de 2014), el saldo de la deuda neta total de Pemex asciende a 825 mil millones de pesos (alrededor de 64 mil millones de dólares) en números cerrados, monto 23.5 por ciento superior al registrado al finalizar diciembre de 2012, el mes en el que el actual inquilino de Los Pinos se instaló en la residencia oficial.



Algunos de ellos son mis amigos, se lamentó Luis Armando Reynoso Femat en el Centro de Readaptación Social (Cereso) durante su declaración preparatoria, cuando la secretaria hizo referencia a los medios de comunicación que atestiguaban la inusual presencia de un ex gobernador detrás de la rejilla de prácticas.
Aprehendido el viernes, acusado de peculado en agravio de la administración pública estatal por un monto de 26 millones de pesos (causa penal 116/2014), Reynoso Femat busca un gesto de solidaridad, pero sus amigos y empleados están prófugos o escondidos; nadie hace eco de su lamento. Desesperado, califica su detención de revancha política y pide a sus abogados que tramiten ante un juzgado federal un amparo porque desconfía de la autoridad local.



La doctora en Física y activista social Vandana Shiva nació en Dehradun, India; sus padres fueron un guardabosque y una granjera que apoyaron la lucha de Mohandas Gandhi contra el colonialismo inglés. Es una de las activistas más reconocidas internacionalmente por su lucha contra los cultivos transgénicos y en defensa de las semillas criollas, así como por la denuncia de los daños de la globalización al servicio de las grandes compañías, en particular de las dedicadas a la alimentación.
Participó en el movimiento por la defensa de los bosques del Himalaya, región en la que creció. Más tarde, en 1982, empezó a elaborar diversos estudios para el Ministerio de Medio Ambiente de su país natal, que llevaron a la creación de la Fundación para la Investigación en Ciencia, Tecnología y Ecología. Desde ahí hizo estudios participativos con las comunidades que permitieron ganar casos legales, parar minas, monocultivos y otros proyectos agresivos para la naturaleza y el hombre.


 

De acuerdo con información difundida ayer por el medio internético español El Confidencial, Pemex ha puesto en venta las acciones que posee de la empresa energética Repsol, operación que le representaría para la todavía paraestatal mexicana un ingreso de unos 43 mil 200 millones de pesos. La razón de esta medida, dice el portal, es que aunque la petrolera mexicana es el segundo socio accionista de la española –posee casi 10 por ciento de sus acciones–, sus intentos por tener alguna influencia en las decisiones de Repsol han sido bloqueados por la directiva de la empresa.

Llama a marchar por matrimonio asesinado en Morelos
Ayer, 5 de mayo, fueron hallados los cuerpos de la señora Sarah Rebolledo Rojas y del doctor Alejandro Chao Barona, asesinados brutalmente a pedradas en su casa del fraccionamiento Tabachines, en Cuernavaca, Morelos.

En la novela El corazón de las tinieblas Joseph Conrad, el célebre novelista polaco que escribió en inglés, narra la dramática travesía de un marinero llamado Marlow, que recorre el río Congo a finales del siglo XIX en búsqueda del jefe europeo de una explotación de marfil. El libro dibuja un crudo retrato del colonialismo belga en África y su saga de explotación brutal, esclavismo y racismo hacia la población nativa.

Mi amigo Manuel Gil Antón ha escrito una tan indignada como aguerrida defensa de los aspirantes a ingresar a la educación superior, en el periódico on line Educación futura, del pasado 3 de mayo, a propósito de una declaración del subsecretario de Educación Superior, Fernando Serrano Migallón, según la cual hay “una obcecación por ingresar a determinadas instituciones públicas de educación superior…; prevalece un desconocimiento de la oferta del sistema nacional de educación superior, lo que genera universidades con lugares vacíos y otras saturadas”.

Dos veces en la historia de México se ha dado un remplazo total de la clase política, acompañado de una sustitución de las instituciones del Estado y la firma de un nuevo pacto social: en 1854-1857 y en 1913-1917 (entre 1821 y 1824, luego de la derrota militar de los insurgentes populares, hubo un cambio institucional sin destrucción de la clase política ni de las fuerzas del orden anteriormente existentes). En ambas ocasiones, los mexicanos que lograron ese remplazo y esa refundación fueron conscientes de que estaban haciendo una revolución política.

Sólo los seis días previos permiten observar como en un espejo el filo de la realidad en nuestro país en materia de derechos humanos. En primer lugar encontramos la publicación en el Diario Oficial de diversos programas gubernamentales para el periodo 2014 y 2018. Entre el mar de armonizaciones y estrategias encontramos el déficit conceptual que no se compadece de la exhaustiva lista del marco normativo nacional e internacional. Es el caso de los pueblos indígenas en el Programa Nacional de Derechos Humanos, cuyo concepto como sujetos de derechos fue tan debatido; en lugar del mismo reaparece el de poblaciones indígenas, vulnerables por supuesto, y además se omite toda referencia a la autonomía y la libre determinación para centrarse en un problema tan real como limitado, el del acceso a la justicia, en sus procedimientos y no en sus contenidos: La población indígena se encuentra en situación de vulnerabilidad, repercutiendo en diferentes ámbitos, pero en particular en la administración de justicia, debido a que los medios existentes no responden al hecho de que no hablen español, no cuenten con recursos económicos para pagar defensa legal y para acceder a los órganos judiciales. Además, comunidades, pueblos y personas indígenas son víctimas de prácticas abusivas o violatorias de la debida diligencia. Lo anterior provoca desconfianza y miedo a represalias, por lo que no se acude a los órganos de justicia o instancias públicas de protección de los derechos humanos, situación que se agrava para las mujeres indígenas, puesto que la denuncia de ciertos hechos se ha convertido para ellas en un reto que requiere enfrentar muchas barreras, incluso el rechazo de su comunidad.

Oportunidad: sazón, coyuntura, conveniencia de tiempo y de lugar o bien sección de un comercio en la que se ofrecen artículos a un precio más bajo del que normalmente tienen, define la Real Academia. María Moliner propone: cualidad de oportuno; “Aprovechar, Ofrecer[se], Presentarse, Surgir, momento o circunstancia oportunos para cierta cosa: ‘Aprovecharé la primera oportunidad para hablarle’”, o bien venta de existencias a precios más bajos.

El pasado 30 de abril se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Programa Institucional 2014-2018 del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Es un documento muy importante, pues no se refiere exclusivamente –como pudiera pensarse– a las actividades administrativas y financieras de un organismo público, sino que, al tratarse de la entidad que diseña e impulsa la política nacional de ciencia, tecnología e innovación en el país, sus actividades tienen un gran impacto en estas tareas. De este Consejo dependen directamente varios centros públicos de investigación, los programas de formación de recursos humanos (como becas y apoyo a posgrados), el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y diversos apoyos y financiamiento a proyectos, entre otras muchas tareas con un alto impacto en la vida de las instituciones que realizan investigación y sus integrantes.

La sala donde se encuentra el mural del cine Diana con la serpiente de El Eco antecedida por algunos cuadros ya muy conocidos, todos encomiables, de Vicente Rojo a quien después se le rencuentra con otras obras, constituye el meollo mayormente impactante de la muestra, tanto que suscita el imperioso deseo de volver al sitio. Todo lo demás guarda relevancia, una relevancia que está fundamentalmente generada por el interés que suscita el periodo analizado, como sucede con la reconstrucción de lo que fue la maqueta proyecto de Eduardo Terrazas para la Trienal de Milán de 1968, que reitera la atención de aquellos espectadores que han observado su conjunto de diseños para la colección Jumex en la selección realizada por Patrick Charpenel para el Museo de Plaza Carso.

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