5/21/2015

Tareas de cuidado niegan a mujeres empleo y continuar estudios

   Doble jornada, obstáculo para el desarrollo de las mexicanas

Los trabajos de cuidado en los hogares –que realizan principalmente las mujeres– son un obstáculo para que las jefas de familia se inserten a opciones laborales bien remuneradas y las más jóvenes continúen sus estudios.
La académica Gilda Ceballos, de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que más de la mitad de las mexicanas se insertan en la Población Económicamente Activa (PEA) y al mismo tiempo realizan labores de cuidados, lo que implica para ellas una doble jornada de trabajo.
Ceballos participó en el “Conversatorio sobre Derechos Laborales de las Mujeres”, realizado en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
La experta –que realizó una investigación con datos de la Encuesta Laboral y de Corresponsabilidad Social (Elcos, 2012), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)– apuntó que a mayor intensidad de los trabajos de cuidados no remunerados en los hogares, es menor la participación femenina en el mercado laboral.
La economista detectó que la participación de las mujeres en la PEA difiere según sus responsabilidades en las tareas de cuidado. Por ejemplo, más de la mitad de ellas son esposas que participan un poco más en el mercado laboral cuando no cuidan a personas o a mascotas, que cuando sí lo hacen.
No obstante, las hijas que realizan tareas de cuidado se ven más afectadas en la continuidad de sus estudios que en la inserción laboral, por lo que el 46 por ciento de quienes se dedican a cuidar a otras personas no van a la escuela.
Además, la especialista detalló que la etapa en la que las mujeres se encuentren en su ciclo de vida familiar también repercute en su inserción laboral.
Como botón de muestra, las tasas más altas de participación en los cuidados y más bajas de participación laboral se tienen en los ciclos de inicio de la familia (hijas e hijos menores a siete años), en el de expansión o crecimiento (hijas o hijos de 14 años o menos), y en las parejas mayores sin hijos.
Los datos también reflejaron que las mujeres que se desempeñan como empleadoras o trabajadoras independientes registran mayor intensidad en las tareas de cuidado que las que son dependientes de un patrón, ya que la autonomía en la toma de decisiones les permite mayor flexibilidad de horario para desarrollar ambas labores.
Además de enfrentar dobles jornadas, las mujeres que se insertan en el mercado laboral experimentan discriminación, lo que se traduce en bajos salarios y despidos.
Por ejemplo de acuerdo con un documento elaborado por ONU-Mujeres (que expuso Ceballos), las cuidadoras tienen menos opciones laborales, tienen mayor presencia en los sectores más vulnerables la economía informal, y enfrentan mayores tasas de desempleo y subempleo.
Lo anterior debido a que las responsabilidades de cuidados pueden inhibir la búsqueda de trabajo, o pueden significar que busquen sólo empleos compatibles con las tareas de cuidado que realizan.
Además, a menudo hay resistencia para contratar a mujeres porque se piensa que no responderán a las exigencias de plena disponibilidad (como viajar o actuar en imprevistos), a pesar de que esto no suele ser cierto, dijo Gilda Ceballos.
En la permanencia en el empleo todos los factores anteriores provocan barreras invisibles que impiden a las mujeres ascender y las obliga a mantenerse en los trabajos más descalificados y con peores condiciones.
Además, las cuidadoras también enfrentan discriminación salarial y desvalorización hacia los trabajos remunerados que están relacionados con los cuidados, como en el caso de las trabajadoras del hogar.
Las mujeres también experimentan discriminación laboral en la etapa en la que dejan un empleo, ya que comúnmente son despedidas por hechos relacionados con su sexo, como la posibilidad de presentar un embarazo.
Y en la jubilación tienen el peor acceso a prestaciones contributivas (por desempleo y pensión jubilatoria), ya que las vidas laborales de las mujeres están más condicionadas al ciclo vital familiar y son menos estables.

Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Cimacnoticias | México, DF.- 

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