5/22/2015

Consuelo, la historia, una más de una mujer indígena.


LA COLUMNA ROTA / FRIDAGUERRERA

Oaxaca de Juárez, Oaxaca. 22 de mayo 2015... Ella nació un 22 de agosto de 1965, lo primero que sus ojos vieron fue su casa en Santa Catarina Xanaguía en la Sierra Sur de Oaxaca, de carrizos una casa muy pobre como la mayoría que hay en las regiones de Oaxaca, De México, pero tenía un techo para sobrevivir, mas nada solo para sobrevivir, la quinta hija de un matrimonio casado, por lo civil,  una familia que nació igual que ella sin saber por qué.
Consuelo se levantaba todos los días a las cuatro de la mañana, su primer recuerdo es cuando su madre molesta la despertaba para que hiciera tortillas, Ella no fue una niña que conociera el amor de su madre, el único recuerdo bonito que tiene es el de su padre diciéndole que la quería mucho, él la defendía de su madre que sin ningún sentimiento de amor despectivamente la llamaba "Morena" porque Consuelo no era igual de "blanquita" que sus hermanas y hermanos, Eso le dolía no entendía por qué el tener ese color generaba en su madre tanto enojo, el recuerdo de su padre se esfuma, solo acompañó su infancia hasta los ocho años que murió, no sabe de qué, solo sabe que murió y que su muerte le dolió porque sabia que era el "único" que la quería.
Luego de la muerte de su padre el trabajo en casa era mas duro, a los doce años Consuelo, fue entregada en matrimonio de palabra, al hombre que ayudaba a su madre a mantener la tierra trabajada, ella no quería casarse nunca, sin embargo, sabia que no había dinero para pagarle y eso fue lo que la mantuvo callada.
A los catorce años uno de sus hermanos mayores intento violarla, situación que ella evitó, cuando se lo hizo saber a su madre, las palabras que le dijo le dolieron mas que cuando la llamaba negra; " no digas eso tu hermano no haría así, tú eres la puta, tú morena fea".
La vida de esta ya jovencita transcurría entre grandes cerros llenos de árboles, de un cielo azul que le regalaban un poco de alegría, bueno lo que ella supone es la alegría porque hasta ahora no ha definido si la conoce, a los quince años como toda adolescente en algún momento platicaba con otros muchachos, estaban haciendo la carretera de su pueblo, cuando a ella se le ocurrió hacer amistad con un hombre porque platicar con él la hacia conocer mas cosas y ella siempre estaba ávida de escuchar historias, este error la condujo a ser señalada por el hombre al que años atrás su madre había entregado en matrimonio, situación que la puso en el ojo del huracán.
El hermano que pretendió violarla fue el primero en encarar al desconocido, llevarse prácticamente arrastrando a Consuelo hasta su casa donde ya la esperaba el juicio de su madre quien de puta no la bajo, y de ese hombre que con las mismas palabras la ofendió hasta cansarse, el hombre que se dedicó a divulgar rumores entorno al mal comportamiento que ella había tenido, ese mismo hombre que le hizo saber que se casaría con ella para hacerle el "favor" de no dejarla deshonrada, Consuelo intentó defenderse pero nadie le creía, nadie la dejaba hablar, nadie la permitió defender su castidad, nadie escuchó que no había pasado nada con aquel desconocido, nadie creyó que ella seguía tan virginal como siempre.
Finalmente se casó con ese hombre mayor que ella que desde los doce años ya la había escogido para él, no se casó enamorada, no sabe lo que es eso, no sé casó pensando que la vida le cambiaría, que dejaría de trabajar, tampoco se casó pensando en tener hijos, no sabía ni para qué se tenían hijos.
Salieron de Santa Catarina Xanaguía, para vivir en la Ciudad de Oaxaca  y ganar un poco de dinero, vivir mejor... Desde entonces hace ya más de 20 años, Consuelo trabaja de sol a sol, todos los días busca donde hacer limpieza, no sabe lo que son unas vacaciones, no sabe lo que es despertar y sentirse tranquila, no sabe lo que es la felicidad, dice que no la conoce, o tal vez la conoce desde sus conceptos. Consuelo no se siente mujer porque de diez embarazos solo se logró uno, siete fueron abortos,  nacieron tres pequeñas una murió siendo una bebé tal vez de muerte de cuna, no sabe, la segunda murió a los tres años de "pobre", no tenía dinero para llevarla al medico que la curara y en el Centro de Salud le dijeron que solo le diera dulces, tenía hepatitis. Solo sobrevivó una, la que el día de hoy tiene 22 años y ya tiene dos hijos, los nietos de Consuelo que son los que la hacen sonreír, Consuelo pocas veces a recibido un abrazo, una caricia, después de 30 años juntos su esposo la sigue acusando de ser "puta". Hoy hace unos meses están separados, ella se siente triste, piensa que es la única compañía que puede tener y le asusta estar sola y no porque la mantenga al contrario él no trabaja, ella sigue luchando todos los días para poder terminar de construir un cuartito en un terreno cerca de Zaachila, en Valles Centrales, Oaxaca.  para tener donde meterse, la pobreza con la que vive es dolorosa, un cuarto por donde se mete todo el frío, la lluvia, los mosquitos que pican a sus nietos, no le alcanza para comprar gas por lo que sigue cocinando con leña y si llueve pues no se puede cocinar, lo que gana lo paga en tiendas que "prestan" con intereses altísimos, trabaja para pagar lo que ha pedido prestado para su casa, para que el frío, la lluvia ya no le peguen a sus nietos, sí para que ellos se encuentren bien. A Consuelo nadie la enseñó a pensar en ella, nadie le dijo que ella vale y que debe detener la violencia que sigue ejerciendo su esposo en ella, nadie le enseñó que debe descansar para seguir luchando.
Escuchando y sintiendo su dolor, me siento impotente, Consuelo es una mujer como muchas indígenas, trabajadoras, que tal vez a diario vemos pasar a nuestro lado y que ni siquiera como mujeres nos detenemos a mirar, a escuchar, a abrazar.
La situación de pobreza entre los indígenas mexicanos es más grave que entre la población en general, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).  De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en México, en 2014, 8.1 millones de mujeres indígenas viven en condiciones de violencia intrafamiliar, abusos, agresiones físicas y morales, además de no tener acceso a los servicios de salud y educación.
¿Y sabe qué pienso al respecto, que ellas ni siquiera lo saben, que ellas así como Consuelo piensan que el mundo es así, que los discursos de legisladores, están completamente alejados de ellas y que sus promesas de campaña son solo eso promesas que ellas saben que no cumplirán, y pienso, entonces hagamos nosotros, nosotras algo por ellas, no necesitamos estar en una ONG para ayudarlas, hagámosles saber que tienen derechos, que pueden detener a quienes las lastiman, acérquese a la mujer que hace la limpieza en su casa, en su oficina, la que vende chicles, dulces, la que vende tortillas, aquellas que de repente vemos y al mismo tiempo negamos para que no nos duela ver, que nosotras también las ignoramos, no esperemos que las maten para entonces exigir justicia, porque seriamos igual de demagógicos que los políticos.

 @FridaGuerrera
Verónica Villalvazo

solo cuento con mis ojos y mi mente son las herramientas  que uso para trabajar



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