41 Festival Internacional de Cine de Toronto
La Jornada
Leonardo García Tsao
La actriz Amy Adams en la premier de Nocturnal Animals, en el festival de cine canadiense
Foto Ap
Toronto. A raíz de haber sido la gran ganadora en el festival de Sundance de este año, había mucha expectación para ver The Birth of a Nation (El nacimiento de una nación),
ópera prima de Nate Parker, quien participó además como productor,
guionista y actor protagónico. Una de las salas más amplias del complejo
Scotiabank registró un lleno total para su función de Prensa e
Industria.
La película es una reconstrucción histórica de la rebelión de
esclavos afroestadunidenses encabezada por Nat Turner (Parker, claro) en
1831, tres décadas antes de la Guerra de Secesión. Partiendo desde la
infancia de Turner, la narrativa es un recuento detallado de la crueldad
y el abuso ejercidos por los amos blancos sobre sus esclavos. El héroe
creció en una plantación no tan terrible, donde la señora de la casa
(Penelope Ann Miller) tuvo la bondad de enseñarle al niño a leer la
Biblia. Dichas lectura y aprendizaje le sirven a Turner adulto a fungir
de predicador entre sus compañeros.
Su fama trasciende, y pronto los dueños de las otras plantaciones
piden a su amo Samuel (Armie Hammer) que alquile sus servicios de
predicador. Es en las diferentes visitas cuando Turner atestigua las
atrocidades sufridas por otros negros. Además, su esposa es violada y
golpeada por un trío de blancos y él mismo es sometido a latigazos. Eso
es el detonante de una violenta sublevación contra los amos que duró dos
días.
Con la grandilocuencia explícita desde el título, Parker hace todo lo
posible por hacer de su película un evento. Son raras las épicas
históricas hechas por realizadores afroestadunidenses –quizá Rosewood
(1997), de John Singleton, sea su antecedente más directo– y el
realizador no titubea en ser maniqueo para caracterizar a la mayoría de
los blancos como villanos patibularios, mientras los negros se muestran
siempre nobles en su sufrimiento.
Se debe tomar en cuenta que la película triunfó en Sundance
cuando en Hollywood ocurría el escándalo de las nominaciones del premio
Óscar, que excluyeron por completo a los actores negros. La ley de la
compensación se aplicó con contundencia. De entonces a la fecha, Parker
se ha visto involucrado en una acusación de violación por una mujer que
se suicidó en 2012. Eso sin duda ha lesionado su causa entre la legión
de los políticamente correctos. Por lo pronto, en la conferencia de
prensa en el festival, el realizador desvió las preguntas sobre el caso.
De cualquier forma, El nacimiento de una nación aparece en un momento particularmente crítico de tensión racial en Estados Unidos.
Los están matando por el solo hecho de ser negros, dice un diálogo de la película, sentimiento que
hace
eco a lo ocurrido en varias ciudades del país, donde ciudadanos negros
han sido ejecutados por la policía sin justificación.
El título es una clara impugnación a la obra maestra de Griffith de
1915, que fue objeto de controversia por su ideología racista. (Se
recordará que en ella los negros eran los villanos y los miembros del Ku
Klux Klan, los héroes). En cambio, El nacimiento de una nación,
de Nate Parker, no tiene con qué ser incendiaria… ni trascendente. Al
final de su proyección en Toronto no se escuchó un solo aplauso.
Twitter: @walyder
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