11/09/2016

Las idioteces de Trump pueden ayudar al levantamiento de los pueblos contra el capitalismo



Pedro Echeverría V.
Nerilicón, la elección

1. El capitalismo lleva dominando 500 años, pero los yanquis sólo 71 años (desde 1945) al arrojar sus bombas asesinas en Japón, triunfar en la Segunda Guerra, organizar la ONU, endeudar a una serie de países y obligarlos a vivir como esclavos. Hillary Clinton buscaba continuar con la política asesina de dominación y acrecentarla; Trump –aunque con mucha lengua larga- no ha expresado con claridad el futuro de su política, pero no se debe esperar –como con la Clinton- nada en beneficio del mundo. Si el partido Demócrata fue menos derechista y brutal que el Republicano antes de 1945, a partir de entonces los dos partidos han luchado por dominar totalmente al mundo sometiéndolo a sus muy directos intereses. Ni un país se salva.

2. Desde los años sesenta he leído y escuchado que el “imperialismo es la última fase del capitalismo” y que los EEUU estaban viviendo –como el imperio más poderoso- sus últimos años de dominación. Pero sucedió lo contrario: los EEUU extendieron y acrecentaron su poder cambiando sus formas de control y dominación: antes de las dos guerras competían con tres o cuatro países; luego concentraron su competencia con la URSS; al caer el llamado “bloque socialista” en 1989 se transformó en país único por un corto tiempo, hasta aparecer Japón, Europa y China. Sin embargo, la realidad, es que con el enorme desarrollo económico, armamentista y el control de organizaciones internacionales y países, los EEUU siguen dominando al mundo.

3. No me asusta la falsa o voluble palabrería de los gobernantes del tipo Trump o su hijo Fox porque nisiquiera saben explicar lo que quieren; pero es obvio que tenemos que estudiar bien a estos personajes porque en sus oscuros arranques nos pueden llevar dentro de las patas. Con la Clinton teníamos garantizado de que iba a ser peor o más de lo mismo; con Trump se pueden esperar cambios más radicales que pueden acelerar muchas cosas en beneficio del imperio yanqui, pero también en políticas que profundicen el descontento y el movimiento social mundial. Aplaudiría con enorme alegría que las políticas radicales contra los miserables explotados lleven al fin a los pueblos a levantamientos que entierren a quienes han despojado a los pueblos de su felicidad. (9/XI/16)

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