11/07/2016

Los periodistas pal café. . . .



En un libro recién puesto en circulación, que forma parte de su estrategia de posicionamiento electoral, Margarita Zavala Gómez del Campo relata de entrada dos detalles familiares relacionados con acusaciones de traición a la patria y de filiación nazi. El primer capítulo de Margarita, mi historia, titulado Genealogía, comienza así: Diego Zavala y Ester (sic) Pérez fueron los padres de mi padre; los Zavala son originarios de Yucatán, pero mi abuelo lo confesaba a medias porque a esa rama de la familia, muy conocida por allá, perteneció don Lorenzo de Zavala, calificado de traidor, pues luego de una larga vida como destacada figura política se estableció en Texas en 1835 y participó en el proceso que culminó con la declaración de independencia y, un año después, el establecimiento de la República de Texas, de la que fue efímero vicepresidente poco antes de su muerte.
Continúa la ahora precandidata presidencial: Aunque mi papá reniegue, mi madre simpatiza con la poca comprensión a este personaje (...) Dice con razón que en ese tiempo, en Texas, no había más que desierto y ciudades despobladas. Cuenta que su abuelo viajó durante un mes desde Chihuahua hasta San Luis Potosí en cinco diligencias para protegerse de un ataque de los indios, así que, sostiene, colonizar Texas era como colonizar Marte.
Sin embargo, la prosa sostenidamente confusa de Zavala Gómez del Campo aplicó una especie de reversa sobre la marcha: “el caso es que don Lorenzo no perteneció a mi familia paterna (¿?: signos chimoltrufios por parte de Astillero), pero mi bisabuelo lo subrayaba para evitar confusiones (¿como la confusión propiciada por la propia Margarita, que líneas atrás señalaba que a esa rama de la familia Zavala perteneció don Lorenzo, acusado de traición a la patria?: pregunta astillada en busca de precisión familiar y política)”. Otra referencia al bisabuelo Diego Zavala: ...por alguna razón que ignoramos dejó Yucatán y se marchó con su familia a Morelos. Mi madre (...) piensa que existen dos posibilidades: o se saltó la barda por una aventura amorosa o por la imposibilidad de pagar sus deudas.
El libro de Zavala Gómez del Campo, editado por Grijalbo, del grupo Penguin Random House, también menciona en sus primeros párrafos que su abuelo, Diego Homobono Zavala, y toda su familia era almazanista, opositora por convicción (Margarita contextualiza: en 1940, el general Juan Andreu Almazán, principal opositor al candidato oficial, el general Manuel Ávila Camacho), así que en el movimiento de rechazo al fraude para imponer a Ávila Camacho mi abuelo fue acusado del delito de disolución social: lo acusaron hasta de simpatizar con el nazismo, porque la madre adoptiva de su esposa era de origen alemán.
Las circunstancias, implicaciones y consecuencias de lo hecho por Lorenzo de Zavala y por Juan Andreu Almazán no son tan simples como lo describe la mala redactora que ahora aspira a ser presidenta. La ligereza de las anécdotas familiares y el impreciso estilo de Zavala Gómez del Campo no dejan de revelar en ella una postura complaciente ante dos hechos que, en efecto, implicaron formas de traición a la patria, servicios políticos específicos que fueron influidos de manera taimada por factores externos.
Con parecida tenuidad de principios, este viernes se produjo una estampa insólita, de promoción electoral de una candidatura extranjera, ni más ni menos que en el Senado de la República. Mariana Gómez del Campo, prima de Margarita Zavala, dio a conocer en Twitter la alegre portación de camisetas con un estampado de proselitismo: “ Hillary for president, 2016”. Como es sabido, el calderonismo-zavalismo promueve a la esposa de Bill Clinton con la intención de equiparar su figura con la de otra mujer, que podría ser candidata de la derecha a la Presidencia de México.
En la fotografía de referencia posaban la citada Gómez del Campo, panista, más la priísta coahuilense Hilda Flores (quien creció políticamente a la sombra de Humberto Moreira, pero ahora, distanciada de Rubén Moreira, pretende buscar la candidatura a gobernadora de ese estado norteño) y dos perredistas: Zoé Robledo, hijo del ex gobernador priísta de Chiapas, Eduardo Robledo Rincón, y Dolores Padierna, quien junto con René Bejarano ha dirigido una corriente del sol azteca que hoy está a la baja. Cuatro senadores mexicanos, con un letrero en dorado al fondo: La patria es primero y, sobre esta frase, otra de similar contraste con las camisetas de azul demócrata estadunidense: Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.
En el vecino país, mientras tanto, ciertas élites parecían proclamar: la candidatura de Hillary es primero, de tal forma que la FBI anunció, a tiempo para que los votantes tomen en cuenta el sesgo, que ni una piedrita acusatoria había encontrado en la suma de correos electrónicos de los que días atrás había hablado. El pasado 28 de octubre, James Comey, director de la FBI, informó a congresistas de Estados Unidos sobre el hallazgo de correos electrónicos en el servidor de Anthony Weiner, quien hasta hace poco era pareja de Huma Abedin, poderosa asesora de Hillary Clinton. Aunque la FBI no puede asegurar si éste es un material significativo, no puedo predecir qué tanto nos tomará este trabajo adicional, manifestó Comey a los legisladores.
Esas revelaciones empañaron la apariencia de que llevaba una delantera casi imparable la candidata Clinton, asociada desde largo tiempo atrás a actos con presunción de ilegalidad. Ahora el mismo Comey, que no podría predecir tiempos para llegar a ciertas conclusiones, ha declarado que, a su parecer, no hay material para ir judicialmente contra la demócrata. En primera lectura, este gesto pareciera fortalecer a Clinton, como si le devolviera las posibilidades de triunfo, especie de cierre de filas de las élites para potenciar a su favorita, oportuna manita de cochino a la FBI, pero… ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



FotoEl golpe tiene la marca de Felipe Calderón. Quiere que el presidente del PAN, Ricardo Anaya, no estorbe la carrera presidencial de Margarita. De ahí que haya sido exhibido su extravagante estilo de vida. Su esposa y tres hijos viven en Atlanta, gastando dólares de 19.50 pesos, a salvo de los problemas de violencia, secuestros, contaminación y el feo espectáculo de la pobreza de México, lo cual tiene un costo: más de 4 millones de pesos al año. A pesar de la descobijada, muy quitado de la pena el también llamado #LordMoches viajó este fin de semana, como todos, a la ciudad de Atlanta, la capital de la Coca-Cola, por cierto. ¿Es ilícito que lo haga? Es de mal gusto, exhibe la poca sensibilidad de un mirrey, pero ilegal no es, aparentemente. Salvo que sería interesante conocer el origen de sus recursos, porque las cuentas que presentó en su declaración 3de3 no checan. Hay un video en YouTube, que en su momento se expandió con la velocidad de un virus, en el que la ex diputada federal potosina María Concepción Ramírez habla de un ‘‘desfalco’’ por 20 millones de pesos que se registró cuando #LordMoches fue coordinador del grupo en la anterior legislatura, pero se cubrió con un préstamo de la cámara. ‘‘Haiga sido’’ como fuera, Calderón le dio un golpe a Anaya para que se quite del camino, antes de que salgan trapitos queretanos sucios.
Haciendo campaña con los ojos allá
También las preferencias están divididas en México. Algunos amigos de Luis Videgaray quisieran que ganara Trump, sólo para demostrar que el hoy funcionario sin cartera no se equivocó al invitarlo a México. Además, es el único político mexicano que le ha merecido una buena opinión. Por otro lado, un grupo de senadores: Dolores Padierna y Zoe Robledo (PRD), Mariana Gómez del Campo (PAN) e Hilda Flores (PRI), se presentaron con camisetas de Hillary for President, aun cuando perredistas y panista se querían comer vivo a Videgaray, y de postre a Peña Nieto, por el invitado indeseable. O sea, ¿no se puede hacer campaña por Trump, pero sí por Hillary? Los problemas terminarían si en Estados Unidos tuvieran un INE con alguien como Lorenzo Córdova a la cabeza, bien dispuesto a arreglar lo que sea a cambio de dos torres, y un tribunal electoral a modo. Más allá de eso, donde sí dolería un triunfo del republicano sería en los hogares de varios millones de mexicanos que viven de los envíos de dólares de sus paisanos. Trump quiere detener el flujo, o al menos gravarlo con un impuesto. La gráfica muestra cuántos dólares han recibido este año.
Referendo sobre la mariguana
Mañana también hay votación sobre la legalización de la mariguana con fines recreativos en California, Massachusetts, Maine, Arizona y Nevada. Además, Arkansas, Florida, Dakota del Norte y Montana decidirán si aprueban el empleo con fines medicinales, ya regulado en 25 estados. Es la llamada proposición 64. Por su cercanía, los resultados en California, Arizona y Nevada (Las Vegas) tendrán impacto en el mercado de exportación de la yerba. En México, una iniciativa para permitir su uso con fines medicinales está parada en el Congreso, pero avanzan en el Poder Judicial tres amparos que van más alla: legalizarla para el reventón.



Estados Unidos está obligado a optar entre un protofascista y una republicana moderada.
Lo que recupera la fe en este pueblo es el hecho inusitado de que las grandes mayorías reprueban ambas opciones ofrecidas por las cúpulas y, según un sondeo de esta semana pasada, ocho de cada 10 votantes consideran que esta contienda es asquerosa.
Si la elección de verdad expresara la voluntad de la mayoría del pueblo (o sea, la supuesta definición de este ejercicio), casi toda la clase política, desde los candidatos presidenciales a casi todo el Congreso (el cual ahora goza una tasa de aprobación de 15 por ciento), serían derrotados y expulsados de sus puestos. El veredicto de la mayoría es ninguno de estos.
Pero en la elección presidencial, uno de estos dos ganará. Al final, esta elección gira en torno de la opción protofascista. La resistencia se marca más en la expresión de opiniones, pero no se convierte en acción política. Tal vez lo más sorprendente es que ante la amenaza clara y presente de esta expresión de demagogia derechista –sus inaceptables comentarios sobre las mujeres, los migrantes, los medios de comunicación o los musulmanes; sus propuestas, que implican la violación masiva de derechos civiles y humanos, y sus declaraciones mesiánicas, combinadas con su populismo, que llevan a una constante comparación con elementos de Mussolini, Hitler, Berlusconi, Ross Perot, George Wallace y más– está la ausencia de una movilización masiva, gigantesca, en su contra, en las calles, en las plazas, en sus festejos y actos, con un lema histórico y sencillo: No pasarán.
Claro que hubo prote



Después de una de las campañas más largas, costosas y abruptas de las que se tenga memoria en Estados Unidos, mañana se decidirá quién llegará a la presidencia del país más poderoso del orbe. Todo indica que será Hillary Clinton, aunque algunas encuestas consideran que lo aventaja por tres y otras por cinco puntos porcentuales. La diferencia es considerable, tomando en consideración que cada punto representa millones de electores. En lo que parece no haber duda es que, independientemente de la diferencia en el voto popular, Clinton ganará el colegio electoral y, en consecuencia, la presidencia.
Lo que está por verse es cuál partido tendrá la mayoría en el Congreso. En la Cámara de Representantes será difícil que los republicanos la pierdan, debido a las 60 curules que los separan de los demócratas. En el Senado los demócratas tienen una ligera posibilidad de que sus candidatos arrebaten la escasa mayoría que detentan los republicanos. De ser así, Clinton tendría un margen más amplio de maniobra para gobernar un país cuya sociedad está profundamente dividida, no por ella ni sus aspiraciones presidenciales, sino por la intransigencia de un sector del Partido Republicano urdida desde el momento en que Obama llegó a la presidencia.



Si una constante hubo en los comentarios que la pasada semana recibí sobre la visita que me hicieron los jóvenes de la voca 3 del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de Ecatepec, para aplicarme un cuestionario sobre mi desempeño en esta casa editorial, fue sin duda el ánimus alegre, optimista, de complacencia que todo mundo, por diferentes motivos, me externó. Se valoró la integración familiar, la dedicación de la profesora Patricia Espino Barragán, quien ha aprobado la única evaluación que no tiene vuelta de hoja: la de los alumnos y los padres, que justiprecian la importancia de que los planes de estudio, por avanzados que sean y prometedores que resulten, no pueden prescindir de saberes esenciales, tales como los filosóficos, éticos, históricos, cívicos y, por supuesto, el imprescindible conocimiento y buen uso de la lengua común, elemento fundamental que refuerza nuestra identidad. Hilo transmisor de nuestra historia, cocreador de la sociedad que somos, el lenguaje es, en la cotidianidad, un lazo más vivo y más estrecho aun que nuestros símbolos patrios.



Más de tres décadas atrás y protegidos por un aceitado aparato de terror, el del sanguinario Augusto Pinochet, los siempre innovadores tecnócratas que se apropiaron del planeta concibieron un plan genial y utilizaron a Chile como laboratorio: apropiarse del ahorro de los trabajadores, manejar esos cuantiosos recursos para su beneficio, quitarle la carga a las empresas privadas y erradicar la obligación solidaria del gobierno para con sus gobernados, quienes a partir de entonces se rascarían como pudieran, si podían.
A cambio, prometían los innovadores, después de años y años de trabajo fecundo y creador los ciudadanos llegarían al paraíso y se pensionarían de forma suficiente, cómoda y digna, pues sus recursos serían administrados por empresas financieras privadas expertas en hacer crecer el dinero, y ya no por el ineficiente cuan derrochador gobierno. Ese fue el plan, y como la humedad permeó por toda América Latina (en México, Zedillo lo puso en funcionamiento a partir de 1997).
El edén, pues, pero 36 años después en Chile y el resto de Latinoamérica tales empresas sólo se han enriquecido de forma por demás impúdica a costillas del ahorro de los trabajadores, mientras los supuestos beneficiarios de la administración privada de sus recursos, a duras penas, y no para todos, reciben raquíticas pensiones que en el mejor de los casos distan muchísimo de ser suficientes, cómodas y, sobre todo, dignas.
La Jornada nos informa que el pasado viernes Chile vivió una violenta jornada de protestas contra el sistema de pensiones privado instaurado por la dictadura de Augusto Pinochet, que después de tres décadas de cotizaciones sitúa la jubilación media por debajo del salario mínimo. Se trata de la tercera gran movilización en lo que va de 2016, realizada para exigir mejores pensiones a los jubilados chilenos, así como un cambio en el sistema que favorece a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP; en México se denominan Afores), empresas privadas que desde 1980 administran los fondos y a las que se acusa de abusos para enriquecerse con el dinero de los pensionados.
A estas alturas las AFP administran alrededor de 170 mil millones de dólares de ahorro de los trabajadores chilenos (alrededor de 6 por ciento del producto interno bruto de aquella nación), quienes en sus cuentas individualizadas deben aportan 10 por ciento de sus salarios, sin que la empresa privada a la que pertenezcan tenga obligación legal de contribuir en alguna medida. Originalmente se les prometió que con el citado esquema de ahorro al final de su vida laboral obtendrían el equivalente a 70 por ciento de su último salario.
Pero, como era previsible, a la hora de la hora el paraíso prometido se convirtió un infierno de supervivencia para los trabajadores en edad de pensionarse, y 36 años después el promedio pensionario para los trabajadores chilenos es inferior a un salario mínimo, en el mejor de los casos.
De acuerdo con las cifras más recientes, el mini ingreso de aquella nación sudamericana ronda el equivalente a 392 dólares por mes, y según la legislación vigente a partir del primero de julio pasado tal salario es de 257 mil 600 pesos chilenos, y de 264 mil al comenzar 2017. Pero bueno, se toma su equivalencia en moneda estadunidense.
Al conocer esto último, los trabajadores mexicanos redoblaron sus protestas, porque aquí el salario mínimo mensual no llega a 2 mil 200 pesos mexicanos, es decir, a duras penas equivale a 115 dólares, el menor de América Latina, un monto tres veces menor que el de los trabajadores chilenos. Y si éstos se muestran indignados por la miseria que obtendrán a la hora de pensionarse, los de esta República de discursos están verdaderamente furiosos, porque no sólo les prometieron el mismo paraíso que a sus colegas sudamericanos, sino que a estas alturas sólo cuatro de cada diez de ellos tiene derecho a la pensión, porque el resto sobrevive en la informalidad.
La presidenta chilena Michelle Bachelet se encuentra entre la espada y la pared: reivindicar los derechos sociales de sus representados o cuidarle el negocio a los impúdicos propietarios de las AFP. Pero no ata ni desata, y se limita (vía Twitter) a exhortar a los quejosos a que las marchas pacíficas por mejores pensiones hacen más clara la voz ciudadana, y la violencia no es el camino para un gran acuerdo nacional. Sí, ¿pero?
En México es mucho más sencillo para el gobierno, cancerbero de las empresas; a los trabajadores simplemente se les aplica el eslogan peñanietista (joder a México). Desde que Ernesto Zedillo, el padre del moderno sistema pensionario mexicano, dio el banderazo de salida (julio de 1997), la expectativa de obtener una pensión medianamente digna se ha ido pulverizando, junto con el poder adquisitivo de los micro salarios que se pagan aquí, con la indudable ventaja para el sistema que, contra lo que sucede en Chile, aquí nadie protesta ni en defensa propia.
En su momento Zedillo presumió que con la estafa de las Afore, México estrenaba no sólo la gran solución social al México moderno de hoy, sino que se trataba de un sistema para el futuro, moderno, ágil, transparente y, sobre todo, justo. Y a lo largo de los años esa justicia social ha dejado fuera del camino a 60 por ciento de los mexicanos en edad y condición de laborar, mientras los propietarios de las administradoras no dejan de hincharse los bolsillos, porque se quedan con las ganancias y traspasan las minusvalías a los trabajadores.



La tasa de crecimiento de los migrantes internacionales (aquellos que viven en un país distinto de su país de origen) se mantuvo estable en las naciones avanzadas en torno a 2.4% anual entre 1990 y 2010, y fue reducida a la mitad (1.2% anual) en el quinquenio 2011-15 (Gráfico 4). Ante las barreras del mundo avanzado, la migración internacional se ha desplazado hacia las economías atrasadas desde fines del siglo pasado llegando a un crecimiento de 3.7% anual en 2006-10 y de 2.9 en 2011-15
Así, en 2015 el 52% de la migración internacional de África se quedó en países de África, el 60% de la asiática y el 66% de la Europea (Gráfico 5). Caso distinto es el de los migrantes latinoamericanos que en un 70% radican en Estados Unidos y Canadá (76% en 2000), así como de los migrantes de Oceanía (59%). De los emigrantes de Norteamérica el 31% está en América Latina y el Caribe, el 27% en ambos países (EU y Canadá) y el 23% en Europa.
Por países, Estados Unidos es el mayor receptor con una población migrante de 47 millones, el 19% del total, seguido de Alemania y Rusia 12 m, Arabia Saudita 10, Reino Unido 9, y los Emiratos, Canadá y Francia 8 m (Gráfico 6).
En 2015 la edad promedio de los migrantes internacionales era 39 años, aunque con marcadas diferencias según las regiones: 44 años en Oceanía, 43 en Europa, 42 en Norteamérica, 36 en América Latina, 35 en Asia y 29 años en África (Gráfico 7).



Hay un viejo adagio popular que reza: cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar. Pero en Baja California la clase política parece estar hecha de otra madera, de una muy dura, que impide escuchar. En el estado vecino, Sonora, el ex gobernador (también panista) Guillermo Padrés está prófugo de la justicia por un cúmulo de raterías e irregularidades, incluida una presa en su rancho; ya le confiscaron 19 inmuebles; más de tres de sus ex colaboradores están tras las rejas, incluido Jorge Morales, quien fue su jefe de comunicación; 10 ex funcionarios inhabilitados. En suma, 500 expedientes abiertos por el actual gobierno estatal priísta.
En Baja California la administración estatal cumplió el pasado 31 de octubre tres años; es decir, empieza la recta final, aunque para los funcionarios todavía no llega el fatídico último año, cuando empieza a brotar la pus por todos lados, y ya ha vivido más de un escándalo, aunque sin eco, porque el panismo es una mayoría con 26 años en el poder. La única reacción ha sido el ataque a los medios que publican las trapacerías.




En el Senado de la República comienzan hoy las audiencias públicas para recabar puntos de vista acerca del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (ATP), instrumento que agrupa a 12 países de América, Asia y Oceanía –entre ellos, el nuestro–, elaborado en estricto secreto a lo largo de un lustro por los ministros de economía de los gobiernos que a la postre lo firmaron en febrero pasado en Auckland, Nueva Zelanda.

Pesar por la muerte de Stavenhagen
Falleció Rodolfo Stavenhagen, mi amigo de juventud. De él no se ha señalado hasta hoy que su inclinación política absolutamente progresista no se inició con su muy destacada experiencia académica y de estudios e investigaciones antropológicas y sociales, sino desde que, muy joven, encabezó la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Con él al frente, este grupo de estudiantes se afilió a las organizaciones estudiantiles progresistas de 1955 y 1956. Participó brillantemente en el Primer Congreso Nacional de Redactores Estudiantiles efectuado en Guadalajara en 1956, que se apuntaba como preámbulo de una futura federación nacional que no se alcanzó a lograr.

Un escenario de triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales, inconcebible para mentalidades racionales, abominable para destacados dirigentes del Partido Republicano, tendría efectos adversos para los socios comerciales de Estados Unidos, como México, China y la Unión Europea, y para la economía mundial, pero especialmente tendría resultados lesivos para la estadunidense.

Chapultepec es el bosque urbano más antiguo de América y el más emblemático de México. Constituye poco más de la mitad de las áreas verdes de la ciudad. Con 686 hectáreas, alberga la residencia presidencial, el Campo Marte, el Castillo de Chapultepec, el monumento a la corrupción y la impunidad del calderonismo llamado Estela de Luz, el zoológico, la Casa del Lago, el Auditorio Nacional, siete museos, seis teatros y oficinas gubernamentales. Posee tres lagos, fuentes, restaurantes, un club hípico, un lienzo charro, una feria, las instalaciones de los militares responsables de la seguridad del Presidente y su familia… la lista es interminable. Y todavía hay que añadir las congestionadas y contaminantes vías de comunicación que lo atraviesan y las residencias colindantes, cuyos dueños desean apoderarse del mayor pedazo de bosque posible para convertirlo en su jardín.

En una reunión casi secreta la semana pasada, en las instalaciones del ITAM, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón sellaron su pacto de impunidad y complicidad transexenal. Con Miguel Ángel Mancera, Aurelio Nuño, Carlos Slim, Alberto Bailleres, Enrique Ochoa, Francisco Gil Díaz, Pedro Aspe y José Antonio Meade como testigos de deshonor, el Presidente más repudiado de la historia reciente entregó el premio Carrera al Universo a quien hundió el país en un baño de sangre durante su sexenio. Entre aplausos y ¡vivas! de los presentes, los dos políticos prometieron cuidarse las espaldas mutuamente y asegurar una tersa alternancia entre los mismos de siempre en las elecciones presidenciales de 2018.

Repudiada internamente por inoportuna, equivocada y desastrosa, la visita de Donald Trump a México, el pasado 31 de agosto, sumió al gobierno de Enrique Peña Nieto en la más profunda crisis institucional del sexenio y exhibió una política exterior de coyuntura y reactiva, sin estrategia, planeación ni principios, pusilánime, irresponsable y torpe, propia de una república bananera. De paso, ese patético error diplomático con que es considerada la relación bilateral más importante: Estados Unidos, dañó los nexos con el presidente Barack Obama y la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, y exhibió a México como un país con instituciones débiles y políticos cipayos.

Causó revuelo impresionante el anuncio de la asamblea permanente del Congreso Nacional Indígena para consultar la propuesta que acordó en su quinto Congreso.

La mera existencia de la ley no es garantía suficiente para la existencia del individuo y de una sociedad. Hacer leyes no es la principal dificultad cuando se quiere establecer un arreglo social de convivencia. Este término, convivir, no implica por principio que sea algo positivo o incluso agradable. En términos políticos puede basarse en algo que asemeje a la democracia, pero puede ser, también, que difiera diametralmente de ella.

Votar en libertad es una de las esencias de la democracia. De los cerca de 40 millones de iberoamericanos que trabajan y viven en Estados Unidos 27 millones hubieran podido inscribirse para votar. Sólo 17.5 millones lo hicieron y se espera que 15 millones de mexicanos, salvadoreños, ecuatorianos, chilenos, colombianos, bolivianos, nicaragüenses, venezolanos voten mañana. Ojalá lo hagan. Mucho de lo que en las conversaciones y en el íntimo pensamiento llamamos destino puede crearse y comenzar a construirse con su voto.
En términos de Estado, gobierno, sistema político, condiciones de vida cotidiana, derechos y servicios ¿hemos mejorado? La propaganda afirma que sí, el desarrollo cuenta mucho. Si acaso disentimos ¿idealizamos nuestros pasados? ¿El próximo, el remoto? Fueron tiempos injustos, corruptos, autoritarios, represivos, machistas, antidemocráticos, manipuladores, y más atrás en la historia, fanáticos, inquisitoriales, brutales. No nos gustaban, pero teníamos el futuro por delante. Los sectores críticos demandaban cambios y soportaron persecución, pero sólo después de 1968 se vuelve a hablar de revolución armada. Los menos deciden hacerla aquí y ahora. Así les va. Los más admiran las revoluciones ajenas (Cuba, Nicaragua) como si fueran propias, pero piensan sólo en cambios graduales y se deslindan de los revolucionarios locales, los tildan de delirantes, tontos o malintencionados.

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