8/11/2018

Nekane Txapartegi: la etarra prófuga de la justicia y expresa política


 Locutora de radio comunitaria y feminista


El perfil de Nekane Txapartegi está totalmente politizado pero su popularidad está divida en dos polos muy distantes: En España se le conoce como etarra y prófuga de la justicia y en el País Vasco como ex presa política.
A Nekane se le retrata como terrorista, siempre de pie, con brazos cruzados y mirada fija; sin embargo otra faceta de su personalidad es ser madre de una niña de nueve años de edad, locutora de una radio comunitaria y feminista de toda la vida.
Su nombre la delata, en 1999 se convirtió en mujer de renombre después de ser detenida, encarcelada y acusada de colaborar con la organización terrorista ETA. Entrevistada en la ciudad suiza de Zúrich ella misma remata su biografía: “Vengo del País Vasco y soy todavía presa política vasca, aquí en Suiza, y ahora colaboradora en Radio Lora”.
Su vida, reitera una y otra vez en la entrevista con Cimacnoticias, está marcada por decisiones personales. Desde muy joven decidió participar en movimientos sociales, luego decidió sobrevivir después de ser torturada y ahora decide seguir luchando. 
Ella viene de un conflicto político pero desde niña fue haciendo conciencia de su entorno, de la represión por identidad, por clase, por género, por ser mujer. Así se moldeó su formación disidente.
“Desde la escuela, muy temprano inicié mi actividad política en diferentes grupos. En 1999 estaba en grupo de apoyo a presos y presas políticas vascas donde organizábamos visitas, hacíamos ver sus derechos, peleábamos por sus derechos, su libertad.
“En una ola de represión el Estado español da otro paso y empieza a ilegalizar y criminalizar los movimientos sociales. En una casa de brujas, como decidimos, empezaron a detener montonones de militantes políticos vascos. La estrategia era decir que todo era ETA. En una ola represiva me detuvieron junto con otras personas y me torturaron.
“Me aplicaron la ley antiterrorista, me incomunicaron durante cinco días en los cuales mi familia no sabía dónde estaba, si estaba viva, secuestrada, desparecida. Me llevaron a Madrid, la guardia civil, donde no tenía acceso a ningún abogado de confianza ni a ver a un médico de confianza. Allí me torturaron brutalmente”.
Después vino un proceso legal y personal. Estuvo en prisión durante 9 meses en España, a miles de kilómetros de su hogar hasta que logró salir bajo fianza pero tenía claro que no abandonaría sus ideas políticas. “Esas no me las quitaron en la comisaría ni me las iban a quitar”, dice, y por eso decidió huir.
“Fue muy duro sobrevivir pero así lo decidí y después para mí fue importante esa lucha personal-colectiva, poco denunciar lo que yo había vivido en esa comisaría. Sobreviví y podía denunciarlo, otros compañeros no sobrevivieron, tenía la obligación de hacerlo por mí y por todas las personas que fueron torturadas.
“Llego a Suiza después de escaparme porque fui torturada, porque tenía miedo a volver, que me agarraran presa, volver a torturarme. Me escapo, vivo aquí, soy mamá en la ilegalidad, en la clandestinidad”.
Hay varias formas de seguir insistiendo en los ideales y cada mujer elige cómo hacerlo, ¿cómo luchas tú? se le pregunta.  
“A mí me gusta luchar ahí donde estoy, como pueda, es como un trabajo de hormiga: como mamá, como vecina, como mujer. Sigo luchando contra el patriarcado todos los días. Sigo luchando contra el sistema carcelario que nos intenta romper, sigo luchando como presa política pero también como feminista.”.
Como prófuga de la justicia, Nekane vivió escondiéndose desde 2007 hasta que el 6 de abril de 2016 la detuvieron en Suiza y la volvieron a encarcelar, allí fue su acercamiento con la radio. Los movimientos sociales suizos conocieron su caso y se solidarizaron. En Radio Lora, una radio alternativa, buscaron la forma de mantener comunicación con ella y hacerle sentir que no estaba sola. 
Una vez a la semana, los martes, la radio ofrecía un espacio de 30 minutos para que la familia de Nekane, amigos o cualquier persona se comunicara con ella. La gente usaba los micrófonos para enviarle mensajes, saludos o alguna canción que ella podía escuchar en su celda y en su idioma materno, el euskera.
“El día que me detienen aquí, de nuevo me aíslan en la casa. En la cárcel fue un instrumento muy importante la radio porque la radio me trajo la solidaridad de fuera y de dentro, me daba de verdad fuerza para seguir luchando. Ni los barrotes ni los muros podían parar esa solidaridad, ese cariño que me mandaban.
“Ahí se puede alquilar una televisión que está programada y Radio Lora no estaba programada. Tenía que comprar una radio que valía 60 francos que es mucho dinero pero como dije, tenía alrededor mucha solidaridad que también me apoyaban económicamente. Pude comprar esa radio.
“A través de esa radio veía que estaba muy presente, que era parte de la lucha, parte de vosotras. Eso me daba fuerza de seguir pensando 'no estoy sola, lo que yo digo está llegando a la gente'. Los muros no paran. Nos querían romper todos los enlaces físicos, afectivos, políticos. Y la radio me traía eso adentro”.
Nekate no solo disfrutaba de 30 minutos para ella sino de un medio de comunicación que le ofrecía contenido en español y alemán, dos lenguas que habla y entiende muy bien y que también le sirvieron para ayudar a otras mujeres, la mayoría latinas que no conocían las leyes ni el idioma y que eran acusadas de tráfico de drogas.
“Siendo presa política me querían castigar. Me aplicaban las condiciones más duras que hay, pensando y queriéndome castigar por mis ideas, luego como mujer porque las cárceles están hechas por los hombres para los hombres. El patriarcado nos castiga más, todavía más, a las mujeres.
“En mi caso se añadía que soy una persona torturada que fue violada por la guardia civil, entonces en la cárcel me traumatizaba, volvía a sentirme como en aquella comisaría.
“También puede ser que todas somos presas políticas porque al final esta sociedad es la que lleva (a prisión) personas normalmente pobres o las que  están un poco disidentes con el sistema. Muchas mujeres que me he encontrado ahí eran de Latinoamérica, que venían transportando droga y del aeropuerto terminaban en una cárcel.
“Ellas de repente sin saber el idioma, sin dinero, sin nada, no se podían defender. Como hablo castellano, la lengua colonizada, en este momento me ha sido muy útil, intentaba hablar de esas cosas: también tenemos derechos. Intentaba traducir y esas cosas, pero también es que la cárcel no te va informar nunca de tus derechos solo de tus obligaciones.
“Cada mujer era un trauma porque vienen con un sueño de que 'hago este viaje, voy a  ganar dinero'. Luego de repente están en el extranjero, en una cárcel, que no hablan ni el idioma, que no pueden comunicarse ni con la familia y eran de verdad unos traumas porque normalmente son, después de casi un año cárcel, deportadas. Pues si la vida ya estaba un poco difícil para esas mujeres se complicaba más”.
Nekane obtuvo su libertad después de 17 meses en reclusión en Suiza. Hace prácticamente un año, el 15 de septiembre de 2017, volvió a reunirse con su hija y aunque no deja de ser una mujer politizada y militante de los movimientos sociales hoy su perfil se torna más educador y formador. 
“Para mí es claro saber que nosotros no tenemos la culpa de nada. Es difícil porque al final  te están diciendo que eres tú la que no pasa en el sistema. A las mujeres se nos condena también socialmente porque se habla de que una mujer que termina en la cárcel ha sido una mala mamá, siempre viene un castigo social añadido.
“La lucha es mi terapia, la radio es una parte, es una parte importante en este momento, como otro medio de lucha, porque me da un sitio donde pueda seguir denunciando, donde pueda seguir dando mis perspectivas, mis ideas, y eso me parece importante también”.
Desde la radio, un medio donde colabora sin sueldo, disemina la semilla de la rebeldía y del feminismo, tan sólo del 19 al 22 de julio pasado organizó junto con sus compañeras un encuentro de mujeres radialistas de Europa para intercambiar ideas, proyectos, tomar talleres de producción radiofónica y abrir la discusión para la organización.
“Yo soy una revolucionaria, nací así y voy a morir así. Seguiré luchando y dando esa perspectiva feminista, crítica, allá donde pueda y luego también en el día a día con mi hija”.

CIMACFoto: Anayeli García Martínez
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario