11/13/2021

“Mandemia”

Miguel Lorente Acosta


Vivimos tiempos de pandemia y esto nos hace olvidar la situación definida por la palabra formada por otra de las consonantes bilabiales, la “mandemia”.

Etimológicamente “pandemia” procede del griego “pándëmos”, y significa “que afecta a todo el pueblo”, por lo que la palabra “mandemia” puede entenderse como la “referencia de los hombres que afecta a todo el pueblo”, es decir, a toda la sociedad.

Y del mismo modo que cuando hablamos de pandemia no quiere decir que se trata de un virus que afecta a todo el planeta, puesto que son muchos los virus que están distribuidos por el orbe, e indica que un nuevo virus patógeno se ha extendido por todos los lugares; cuando hablamos de “mandemia” nos referimos a la extensión planetaria de una nueva estrategia del machismo rancio y avinagrado, transmitida en gran medida por las palabras de la ultraderecha y el despertar de muchas mentes que dormían el “sueño de los injustos”.

El machismo reivindica al hombre y su masculinidad porque su cultura está formada por un puzle en el que cada pieza se corresponde con uno de los hombres que asume esa identidad androcéntrica dominadora y pro-violenta. Una masculinidad que les exige comportarse como tales, mantenerse al margen y en silencio cuando otros actúan desde esas posiciones, y hacer cumplir los mandatos culturales a hombres y mujeres para que su normalidad no se vea alterada por las circunstancias del momento.

Esa extensión planetaria de “lo de los hombres” en el contexto actual es la “mandemia”, una nueva ola yeyé del machismo que comenzó bajo el flequillo de Donald Trump, y que ha continuado por todos lados como si se tratara de una nueva banda sonora donde los gritos, amenazas, negaciones y ataques han sustituido a las bombas y balas, aunque no siempre.



La “mandemia”, al igual que ocurre con algunas de las pandemias víricas, tiene dos efectos principales:
Disminuye la capacidad de respuesta de la sociedad al atacar el sistema inmune formado por el conocimiento. Lo vemos de forma clara cuando se lanzan mensajes negacionistas desde las instituciones y algunos medios, y luego el porcentaje de chicos jóvenes que afirma que la violencia de género es un “invento ideológico” se incrementa un 40%, llegando al 20% de todo el grupo de hombres jóvenes (Centro Reina Sofía, 2021).
Enferma a la sociedad de machismo. Una patología que permite una normalidad capaz de convivir con esa violencia como algo menor y sin importancia, al tiempo que hace que el 58 % de todos los homicidios que sufren las mujeres en el planeta se produzcan en sus hogares a manos de sus parejas y familiares (ONU, 2019). Pero también que en el año de la pandemia 243 millones de hombres hayan maltratado a sus parejas (OMS, 2021), 85.000 hayan asesinado por violencia de género (ONU, 2019), y que ante esta realidad 3500 millones de hombres, es decir la inmensa mayoría de los hombres del planeta, se mantengan pasivos y distantes.

Y si los efectos más graves y visibles son cuestionados y negados, los más invisibles y silenciados ni siquiera son relacionados con esta causa “mandémica”.

Como ocurre con la pandemia que vivimos, la solución para la “mandemia” pasa por una serie de medidas parecidas, aunque con algunas diferencias. Veamos estas medidas:
Mantener una distancia de seguridad con todas las influencias del machismo, y cambiar esa distancia por proximidad con el feminismo.
No “lavarse las manos” ante la realidad, como hizo Pilatos, todo lo contrario, hay que comprometerse y actuar, porque si un hombre cambia todos los hombres pueden cambiar.
Quitarse la mascarilla del silencio y no dejar que sea el mutismo y la invisibilidad quienes cuenten el relato de esta historia. No hacen falta más minutos de silencio, sino más palabras y acciones contra el machismo.
Ponerse las dosis necesarias de la vacuna del conocimiento. Inyectar conciencia y saber a través de la educación, la concienciación y la formación para generar anticuerpos. Del mismo modo que el virus de la pandemia genera anticuerpos Ig-M e Ig-G, la vacuna contra la “mandemia” produce “Ig-UALDAD”. Y esta inmunoglobulina de la Igualdad se ha mostrado muy eficaz para acabar con los trombos, los dolores y la necrosis que ocasiona el machismo y toda sus injusticia social.

No es casualidad que una gran parte de los negacionistas de la pandemia sean también negacionistas de la “mandemia”, en definitiva, al negar lo que les inquieta afirman sus posiciones.



Hay una tercera consonante bilabial, la “b”, y también puede formar una palabra que defina la situación creada por el machismo. Sería “bandemia”, porque al final son como una banda que ha impuesto su ley a lo ancho de todo el planeta y a lo largo de toda la historia.

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