10/15/2024

Columnas y opinión del periódico La Jornada martes 15 de octubre 2024


Día clave: hoy terminaría el paro judicial
Nobel de Economía; perdieron nuestros gallos
Último deseo de García Luna antes de la sentencia

Pareciera que el intrigoso Claudio X. González logró colarse a la entraña misma de Morena y desde ahí pone piedritas en el camino de la reforma judicial. ¿O cómo explicar lo inexplicable? Un descalabro duro es el error que apareció en el texto ya reformado de la Carta Magna; se les pasó eliminar un artículo que choca con otro en el proceso de la elección de la presidenta de la SCJN. Tendrá que ser objeto de otra reforma, siguiendo todo el proceso aprobatorio: Senado, Cámara de Diputados y Legislaturas estatales. El constitucionalista Ricardo Monreal no ha dado una explicación fehaciente. El gazapo será tema de análisis sarcástico en las facultades de derecho. Por otro lado, la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito acordó levantar hoy el paro que lleva casi dos meses. Sin embargo, líderes de los divididos empleados dicen que si saben contar no cuenten con ellos. No regresarán al trabajo. Es un día clave. Si no fuera por la voluntad de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo de cumplir el mandato que recibió de los electores en el sentido de llevar a cabo la reforma el proyecto ya hubiera naufragado. Y faltan varias etapas.

Perdieron nuestros gallos
Se quedaron en el camino Ernesto Zedillo, Agustín Carstens y José Ángel Gurría, los aspirantes mexicanos al Premio Nobel de Economía y creadores de distintas tesis para crear pobreza y desigualdad. El premio fue otorgado a tres economistas por sus estudios empíricos y teóricos sobre la prosperidad. Se trata de Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson. La Real Academia Sueca de Ciencias destacó que 20 por ciento de los países más ricos del mundo son 30 veces más ricos que el 20 por ciento más pobre. Acemoglu, un académico estadunidense de origen turco, y Johnson, de origen británico, trabajan en Instituto Tecnológico de Massachusetts, mientras Robinson, también británico, es profesor de la Universidad de Chicago. Ni modo, paisanos, a la otra.

No aprenden
El sistema judicial tiene sus días contados. El proceso de reforma dará nacimiento a otro. Una de las razones es que está invadido por la corrupción y el nepotismo. Sin embargo, no aprenden. La Presidenta denunció que “con todo y paro, hubo sabadazo”, pues el viernes 11 de octubre fue liberada una mujer señalada con todas las pruebas como presunta autora intelectual del asesinato de dos ciudadanos israelíes en la Plaza Artz, en junio de 2019. Un juez de Morelos fue quien obsequió la libertad a Vanessa Linethe Ballar Fallas (a) La Güera. ¿Qué tiene que ver un juez de Morelos en este caso?, preguntó. El juzgador que probablemente se quiso llevar un buen recuerdo antes de quedar cesante es Adolfo González López

Díselo a Claudia
Asunto: servicios subrogados del IMSS
Soy paciente renal de la unidad de hemodiálisis del Cediasa Iztapalapa dos y lamentablemente en esta unidad tenemos muchos casos de mala práctica. Soy un paciente con una fístula favi y tuve muchas infiltraciones que me causaron un daño en el corazón, lo cual va a limitar mi pronóstico de vida. Hay muchos otros casos de pacientes que pierden sus fístulas o que se les infectan sus catéteres por no tener una unidad adecuada. Se supone que por ser una unidad subrogada por el IMSS y ser privado tendría que ser un buen servicio, pero lamentablemente el personal y los medicos nos hacen creer que nos hacen un favor al atendernos, y si decimos algo estamos mal.
Carlos Alberto Barrón Orozco

Twiteratti
Como a los reos a quienes se les concede una última comida antes de morir, a Genaro García Luna se le concedió una última petición antes de su posible sentencia de cadena perpetua este miércoles: usar traje en lugar de uniforme de preso para su probable última aparición pública.
Oscar Balmen @oscarbalmen
Morena madruga; oposición duerme
Va por Chihuahua y Nuevo León
PRI y PAN: pleitos y confusión
Tamaulipas: balas federales
El PAN y el PRI viven pleitos internos que buscan el control cupular de estructuras estancadas (en el mejor de los casos). En el blanquiazul la pelea se da entre el grupo identificado con lo que llaman el cártel inmobiliario, con Jorge Romero como candidato a suceder a Marko Cortés, y Adriana Dávila, en aparente desventaja. Nada apunta a una verdadera recomposición en el panismo, más bien ansiosos sus cuadros representativos por ganar posiciones personales. En el PRI se vive la era Alito, caracterizada por el cinismo y el agandalle, con la esperanza puesta en algún alquiler de votos legislativos al morenismo en momentos claves. MC pareciera haberse quedado en el limbo: deseoso de que sus favores sean comprados, pero sin comprador necesitado en lo inmediato.

En Morena, en cambio, se ha planteado una campaña de reafiliación y afiliación que busca fortalecer las estructuras operativas, sobre todo con la vista puesta en las elecciones de 2027, que incluirán la cámara federal de diputados, varias gubernaturas, congresos locales, presidencias municipales y centenares de cargos legislativos.

Luisa María Alcalde, Carolina Rangel y Andrés Manuel López Beltrán (presidenta, secretaria general y secretario de organización), con un poderoso apoyo derivado de sus posiciones estatales y federal, han iniciado recorridos regionales. Y han adelantado dos objetivos: las gubernaturas de Chihuahua, ocupada por la poco eficaz panista Maru Campos, y de Nuevo León por el estrafalario Samuel García, cuyos revuelos de Internet han menguado (con su esposa Mariana Rodríguez derrotada en Monterrey).

Una oposición oportunamente activa tendría la vista puesta en su reorganización interna, la depuración, la relaboración programática y, cuando menos, la pelea por la agenda cotidiana. Pero sigue pasmada, mientras el aparato Morena-gobierno avanza.

Astillas

Pablo Majluf, férreo opositor de la llamada 4T y ex participante en foros de opinión en Televisa, envió a esta columna el siguiente texto: “En tu editorial de hoy (lunes) dices que soy uno de los personajes ‘que reivindican las hechuras del mencionado Garci’. Sólo una aclaración: jamás mencioné a Garci ni su foto, ni lo respaldé ni apoyé a él ni a su foto en particular. Cuestioné y desafié una Ley (la Ley Olimpia: nota astillada) que me parece peligrosa por razones que he mencionado”... Como contexto se reproduce aquí uno de los mensajes en X de Majluf que más polémica causaron, en el marco temporal implícito de las hechuras de Garci contra las cuales de inmediato se blandió la Ley Olimpia: Esa Ley Olimpia es realmente espeluznante, un arma ideológica al servicio del régimen para perseguir críticos. Hasta el nombre mismo de la ley evoca épocas oscuras en México (¿evoca Majluf al Batallón Olimpia del 68?: pregunta astillada, sin diazordacismo resucitado). Estamos en una suerte de macartismo de género. Y desde luego ya empezó la autocensura por miedo... En Nuevo Laredo fue asesinada la enfermera Yuriccie Rivera Elizalde, quien viajaba en un vehículo automotor en compañía de su esposo y un menor de edad, cuando en apariencia quedaron en medio de un fuego cruzado. Según diversas versiones y el relato del esposo de la empleada del IMSS, fueron disparos de militares los que la impactaron y, además, ignoraron las peticiones de ayuda… En la misma ciudad tamaulipeca, Lydia Galván viajaba en un vehículo con su nieta de ocho años de edad, siendo impactadas por un automotor de la Guardia Nacional, cuyos integrantes dispararon y causaron la muerte de la niña. Relató la abuela Galván que los uniformados no atendían su petición de auxilio: Ustedes me chocaron, y me hirieron a la niña. Y ya nomás se miraban el uno al otro. Ya me ayudaron a sacarla rápido, pero ya había tirado mucha sangre. Mucha sangre... Y en Reynosa queda otro caso en espera de esclarecimiento, en cuanto al asesinato del joven Diego Alfredo… ¡Hasta mañana!

El robo del alma
El avance de la tecnología siempre genera miedos. Ahora toca el turno a la inteligencia artificial, porque se piensa que puede pasar de ser una herramienta al servicio de la humanidad a un poder que controle a la sociedad.

Desde la Revolución Industrial, entre los siglos XVIII y XIX, se han presentado manifestaciones contra el avance de la ciencia. La razón es que los trabajadores pierden empleos o quedan subordinados al movimiento de las máquinas. Como ejemplo tenemos Tiempos modernos, de Charles Chaplin, donde lo único que hace un operador es apretar dos tuercas. Es tan mecánico y enajenante su trabajo que en la calle mantiene los movimientos que realiza sobre la máquina. Su mente no puede liberarse de lo que hace hora tras hora, aun en los momentos de descanso.

La lucha contra la tecnología se ha expresado en la destrucción de herramientas, que se ubica como el problema a resolver para liberar al hombre. En el siglo XVIII, Inglaterra era el país más avanzado y los campesinos se rebelaron contra los cambios al destruir trilladoras para evitar la pérdida de empleos. A principios del siglo XIX, los obreros organizados en el Movimiento Ludita también destruyeron telares industriales y máquinas de hilar, como una forma de protesta contra el desempleo generado por los avances tecnológicos.

Ahora toca el turno a la inteligencia artificial, a la cual se quiere controlar porque se desconocen sus alcances. Se piensa que es algo parecido a la Caja de Pandora, que al abrirse generará grandes males a la humanidad.

Desde el punto de vista de la actividad productiva, muchas actividades que antes realizaba el ser humano ahora se llevan a cabo a través de las computadoras y de la robótica. Este proceso se extiende a todo el ámbito industrial. En consecuencia, se genera un creciente desempleo.

Pero lo que más preocupa es que la inteligencia artificial piense por sí misma y actúe en contra de la sociedad; es decir, que la creación del hombre se sitúe por encima del creador y le robe el alma, imagen que se ha desarrollado muchas veces a través de la ciencia ficción.

Esta visión apocalíptica parece exagerada, pero pase lo que pase, resulta casi imposible frenar el avance de la ciencia y la tecnología.

¿Y los abonos de Ancira?
Adeuda más de la mitad
Mineros, tras cooperativa
En el inventario de pendientes del gobierno federal aparece uno que de tiempo atrás debió ser saldado, aunque permanece en el aire: el gánster Alonso Ancira no ha resarcido al ciento por ciento el descarado fraude por él cometido en contra de la nación, es decir, aquel que, en contubernio con otro gánster, Emilio Lozoya Austin, realizó con la venta de Agronitrogenados a Petróleos Mexicanos (Pemex) en diciembre de 2013 y a precio escalofriantemente elevado (chatarra por millones de dólares) a escasos días de iniciarse la administración de Enrique Peña Nieto.

Al destaparse la cloaca del fraude, el mafioso marca Carlos Salinas de Gortari huyó a España, donde lo atraparon y encarcelaron sólo para extraditarlo a México. Ya en el país, fue remitido al Reclusorio Norte y para salir de él llegó a un acuerdo reparatorio con el gobierno de López Obrador: paga los 216.6 millones de dólares y sales de chirona. Pidió hacerlo a plazos, pero sólo cubrió poco menos de la mitad (alrededor de 100 millones), y ya en la calle agarró el avión y se fue a vivir a Estados Unidos, país del que también tiene nacionalidad.

La última información que sobre el particular divulgó el otrora director de Pemex Octavio Romero (mayo de 2024), detalló que como parte de la lucha contra la corrupción, en el caso del fraude en la compra de la planta de Agronitrogenados, efectuada en 2013, de los 216.6 millones de dólares que el ex presidente de Altos Hornos, Alonso Ancira, acordó pagar, se ha logrado ya el pago de 104 millones de dólares, ergo, restan 112.6 millones por cubrir, pero ni sus luces, mientras el barón goza de su libertad en Estados Unidos. Ello, con todo y que habría logrado un aplazamiento, hasta el 30 de noviembre de 2024, para saldar la cuenta.

Paralelamente, Ancira reventó a la otrora paraestatal Altos Hornos de México (AHMSA): la quebró y dejó tirados a cerca de 20 mil trabajadores y a cientos de acreedores; fingió una restructuración con nuevos accionistas e inyección de capital fresco, pero nada de ello sucedió y la empresa se mantiene insolvente. El mafioso se hizo de este consorcio gracias a Salinas de Gortari, quien se la regaló, en 1991, por módicos 145 millones de dólares, cuando su precio real (incluido el de 11 empresas adicionales con las que también se quedó en el paquete, entre ellas seis mineras, se aproximaba a 4 mil millones de dólares; eso sí, por decreto, los pasivos quedaron en manos de todos los mexicanos).

Por aquellos ayeres, Ancira presumía que si Salinas de Gortari le entregó AHMSA fue “porque tenemos un proyecto a prueba de balas; fue el mejor y esto fue lo que le gustó al gobierno, pero no resistió los excesos, errores y fraudes cometidos por el gansteril empresario, solapado por el régimen neoliberal.

Sirva lo anterior de contexto para ponderar la propuesta –ya presentada a la presidenta Sheinbaum– que ha hecho pública el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, por medio de su dirigente, Napoleón Gómez Urrutia, para analizar la posibilidad de rescatar Altos Hornos de México mediante una cooperativa en la que participen mineros, empresarios con visión social y gobierno federal. Debido a la malversación de fondos, saqueo de maquinaria y deudas con el extranjero se requerirían al menos 3 mil millones de dólares, por lo que hay que buscar esquemas viables ( La Jornada, Raúl Robledo, corresponsal).

Cerca de 20 mil trabajadores recuperarían su fuente de trabajo, con todos sus derechos; se restablecería el potencial económico de la zona; los acreedores cobrarían lo que el mafioso no les pagó y el país tendría de nuevo un sector estratégico. Como bien lo apunta el líder minero, la quiebra de AHMSA es un ejemplo nefasto de las privatizaciones; debe investigarse a fondo para fincar responsabilidades a dueños, accionistas y directivos que la llevaron a esa situación por su ineficiencia y gran corrupción al operarla; Ancira dejó a la empresa como un gran cementerio: instalaciones abandonadas y saqueadas; vendió e hipotecó parte de la maquinaria, y a oscuras, porque la Comisión Federal de Electricidad les cortó la luz por falta de pago. Su quiebra es un grave problema social que hay que resolver; fue una gran acerera y ahora es un sitio fantasma.

Las rebanadas del pastel

Patricia Aguayo, una energúmena técnica en enfermería militar que dice despachar como vocera de los trabajadores del Poder Judicial, con todo el ácido del mundo aparece un día sí y el siguiente también en el circo mediático de la derecha. La pregunta es si a él asiste porque le pagan, o es ella y lo que representa quien paga por estar.

X: @cafevegacfvmexico_sa@hotmail.com

EDITORIAL
Israel y Estados Unidos suben su apuesta por llevar a Medio Oriente a una guerra total y a extender el genocidio que el primero perpetra con las armas provistas por el segundo. Además de continuar sus ataques sistemáticos contra civiles en la franja de Gaza, Tel Aviv ha emprendido una escalada de sus operaciones en Líbano, cuyo territorio bombardea de forma cada vez más desmesurada e indiscriminada. En una ampliación de sus operaciones a toda la superficie libanesa, ayer asesinó a por lo menos 21 personas en la ciudad norteña de Aito, de mayoría cristiana, donde un misil destrozó una casa alquilada por desplazados; fue una muestra más del operar de las fuerzas armadas israelíes, que obligan a los civiles a huir de sus hogares para después aniquilarlos en los sitios que vanamente usaron de refugio.

La violencia contra personas no combatientes está documentada no sólo en el caso de las víctimas palestinas y libanesas, sino también en los constantes ataques a los trabajadores de Naciones Unidas. Debe recordarse que en el año transcurrido desde el inicio de la invasión de Gaza, Israel ha asesinado a más personal de la ONU del que ha fallecido en cualquier guerra, incluidas algunas de mucha mayor duración que la ofensiva en curso de Tel Aviv. Las agresiones deliberadas contra el organismo se han recrudecido a raíz de la incursión terrestre en Líbano, donde las tropas israelíes han disparado repetida y deliberadamente contra las posiciones de la fuerza de paz desplegada en ese país (Finul), con un saldo de cinco cascos azules heridos. El fin de semana, dos tanques de Tel Aviv irrumpieron en instalaciones de ese agrupamiento de paz, realizaron disparos y permanecieron allí alrededor de 45 minutos, según denunció el propio cuerpo. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha exigido el retiro del contingente para llevar a cabo sus asaltos sin ningún obstáculo y ha dicho que al permanecer en sus posiciones los cascos azules se convierten en escudos humanos, es decir, que no titubea en matarlos con tal de alcanzar sus objetivos. En esta insania, el gobierno ultraderechista ha declarado persona non grata al jefe de la ONU, António Guterres, por denunciar la matanza de sus colaboradores.

El que las tropas de Israel irrumpen en instalaciones de la ONU y disparan dentro de ellas, mientras su jefe de gobierno amenaza al organismo, lo saben los mayores patrocinadores del régimen de Netanyahu, quienes firmaron una declaración conjunta en la que denuncian los ataques sufridos por el contingente en el sur libanés e instan a proteger a los soldados de paz. Pese a que son sus propios nacionales, entre los de otros 35 países, quienes se encuentran bajo el fuego israelí, Alemania, España, Estados Unidos, Francia y Reino Unido mantienen su apoyo a Israel y rehúsan condenar sus crímenes. El caso de Washington es un ejemplo extremo de este doble discurso, pues mientras insiste en que desea la paz, ha entregado a su aliado ayuda militar por 18 mil millones de dólares, ha despachado costosas escuadras navales a proteger a las fuerzas armadas israelíes y a atacar a sus enemigos y, junto con París y Londres, ha bloqueado en el Consejo de Seguridad toda iniciativa que pudiera facilitar el fin del conflicto.

Es alarmante que Washington lleve su alineamiento hasta el punto de renunciar a su función diplomática en Medio Oriente, una región en la que tiene una responsabilidad no sólo por los desastres ocasionados en décadas de intervenciones, sino también por la cantidad de bases militares y tropas que mantiene ahí. Su parcialidad es motivo de un gran descontento entre la comunidad islámica, y ya provocó que Teherán, ante la falta de condiciones, renuncie al diálogo indirecto que sostenía con la superpotencia. Tal parece que Occidente está determinado a contemplar cómo se extiende y prolonga el peor genocidio en lo que va del siglo XXI, sin importarle que ahora la muerte se despliegue sobre Líbano, un integrante de la comunidad internacional que tiene derecho a la protección de su integridad, su soberanía y la vida de sus ciudadanos.

Agradecimiento por la fotografía de la portada de ayer

Sé que no soy el único, pero quiero ser explícito: mil gracias a La Jornada por despertarnos con esa foto de primera plana, tan profesional y sublime.

Eduardo Correa S.

No basta remplazar a togados, deben ser juzgados, asegura

Los jueces y magistrados a remplazar por sus fallos polémicos, como indica la nota publicada ayer, también deben ser sometidos a juicio político, al igual que ministros y consejeros de la Judicatura Federal, ya que existe el riesgo inminente de que continúen avasallando la Constitución y los derechos de los mexicanos. Antes de que sigan liberando, a pesar de su paro, a delincuentes del crimen organizados y de cuello blanco.

El procedimiento contra los togados se debe llevar a cabo por permitir los caprichos de los trabajadores de esa institución, pues permanecen cobrando sin trabajar y pretender sabotear la reforma al Poder Judicial. Es una exigencia indispensable para México.

José Lavanderos

Confían en que el futuro energético del país está en buenas manos

Un grupo de ciudadanos mexicanos, trabajadores y ex trabajadores de la industria nuclear, investigadores de las principales universidades del país y activistas nos hemos reunido para examinar el futuro energético de México y proponer las soluciones más adecuadas. Cabe mencionar que no nos anima ningún otro interés que el futuro de nuestra nación.

A raíz de las declaraciones hechas en días pasados por la presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, queremos manifestar lo siguiente:

1. Estamos totalmente de acuerdo con que el sector energético, por su carácter estratégico, debe estar en manos de la nación. 2. Damos la bienvenida a las fuentes de energía limpias, que deben aprovecharse a plenitud. Sin embargo, los análisis en este país, al igual que en casi todo el mundo, nos dicen que no son suficientes para satisfacer la demanda, especialmente en un territorio como el nuestro. 3. Está cada vez más claro, sobre todo en las naciones más desarrolladas, que la energía nuclear es la más barata, la más limpia y segura a largo plazo. Además, se puede generar las 24 horas del día y no agrava el problema del calentamiento global. 4. México tiene la ventaja de contar con reservas importantes de uranio, el combustible para generar energía nuclear.

Contando con la confianza que nos da el que la nueva administración está encabezada por una persona que entiende todas las circunstancias que nos aquejan, vemos con optimismo la posibilidad de dar un paso firme en el futuro adecuado del suministro energético.

Carlos Sánchez, Antonio Ponce, Antonio Gershenson, Juan Luis François, Beatriz E. Lujan, Raúl Pérez E. y 56 firmas más

En recuerdo de Cuba y del patriota René Rodríguez Cruz

México y Cuba han fortalecido sus relaciones culturales, diplomáticas, económicas y solidarias en los recientes 12 años. Los pueblos de nuestra América agradecen a México, el único país cuyo gobierno no se prestó para participar en el bloqueo y rompimiento de relaciones con la patria de José Martí.

René Rodríguez Cruz, patriota cubano que se embarcó junto con Fidel Castro Ruz y Ernesto Ché Guevara de la Serna en el yate Granma con los demás expedicionarios en costas veracruzanas para regresar a Cuba y combatir al gobierno pro imperialista de Fulgencio Batista, siempre recordó a México con afecto y gratitud.

Después del triunfo de la revolución cubana el 1º de enero de 1959 continuó sus tareas cerca de Fidel y demás compañeros en la sección fílmica del departamento de instrucción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, así como en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba y en la Asamblea Nacional del Poder Popular. En la década de los 60 se le encargó promover la amistad de la isla con diferentes países y participar en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), que fue fundado en diciembre de 1960. Allí cooperó con Giraldo Mazola Collazo, el primer director.

A René Rodríguez Cruz, quien presidió años más tarde el ICAP, lo recordaban como el primer fidelista. Se le rememora siempre con afecto y admiración, especialmente en los aniversarios de su fallecimiento, ocurrido el 15 de octubre de 1990, hace ahora 34 años. El autor del libro El primer fidelista: René Rodríguez Cruz, El Flaco, Óscar Ojeda Nerey destaca su trabajo como un revolucionario cubano amigo de todos los pueblos de la tierra.

Fernando Acosta Riveros

La visión de la CNTE en el gobierno del segundo piso de la 4T

El Colectivo Morena Chilangos (COMOCHI) invita a la conferencia: La visión de la CNTE en el sexenio del segundo piso de la 4T, que realizará el profesor Ernesto Rafael González Rodríguez, militante activo de la CNTE. La cita es en el Albergue del Arte, en Alberto Zamora Núm 32, casi esquina con Felipe Carrillo Puerto, paralela a Miguel Ángel de Quevedo, colonia Villa Coyoacán, CDMX el martes 15 de octubre de 2024, a las 18 horas, en modalidad presencial.

Ciudadanos publican libro de agradecimiento a AMLO

Decenas de mexicanos se dieron a la tarea de escribir un libro testimonial para agradecer, desde su experiencia personal, haber sido reconocidos, valorados, incluidos y apoyados en las políticas públicas que impulsó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) durante los seis años de su gestión.

El texto lleva por título Gracias a usted, señor presidente y contiene poco más de 100 reflexiones escritas por jóvenes, niños y personas adultas mayores de distintos segmentos sociales y entidades de la República Mexicana. Se trata de trabajadores del campo, obreros, amas de casa, estudiantes, profesores, investigadores, profesionistas y servidores públicos que, además de expresar libremente sus particulares puntos de vista acerca de los logros alcanzados en la administración lopezobradorista, también impulsaron el financiamiento de la obra mediante cooperación voluntaria.

Este ejercicio de participación ciudadana tuvo como antecedente el libro denominado ¡Gracias!, que el mandatario publicó en febrero pasado, en el cual presenta un agudo balance de la vida política en México durante las últimas tres décadas e incluye pormenores de cómo se fue construyendo la Cuarta Transformación (4T).

En esa publicación, López Obrador aseguró que el movimiento que se sintetizó en la 4T es obra del pueblo mexicano. Por ello, no dudó en manifestar su gratitud a la gente, y en forma por demás modesta, simplemente escribió: “…a todos y todas de corazón. Gracias”.

Ese agradecimiento presidencial fue visto como un acto genuino, profundo y humano entre quienes participaron en la edición de Gracias a usted, señor presidente, documento que tiene como común denominador el reconocimiento a la acción gubernamental de distribuir de mejor manera la riqueza nacional, con el evidente propósito de hacer justicia. Una urgente necesidad postergada durante la etapa del neoliberalismo.

Los testimonios también evidencian la necesidad de construir otros marcos y narrativas políticas; asimismo, documentan la identificación de la base social con un liderazgo inobjetable, al tiempo que constituyen una evidencia del compromiso ciudadano para continuar y consolidar el actual proyecto de nación.

Los agradecimientos conservan el tono privado y amistoso, de misiva personal, un grado de espontaneidad que implicó no alterarlos ni tergiversarlos, por lo que pueden contener errores de edición y erratas inevitables. La obra está disponible en formato digital.

Los interesados pueden solicitar un ejemplar en versión digital al correo electrónico graciaspresidenteamlo@gmail.com

Miguel Breceda, Gastón Martínez, Edmer Santín


El Instituto Nacional de Antropología e Historia tiene, en términos generales, un gran prestigio. Es el caso, por ejemplo, de que lo mejor de la arqueología mexicana, de enorme presencia internacional, emana de ahí. Lo mismo puede decirse de antropólogos sociales, historiadores y demás estudiosos que cumplen sobradamente con lo que la sociedad espera de ellos.

Nació al finalizar el gobierno de Lázaro Cárdenas, que, aunque les incomode a algunos, es de muy feliz memoria, y se ha mantenido en la línea trazada desde sus orígenes. Baste ver la cauda de libros, casi todos de primera calidad, que han salido de sus prensas, además de muchos otros que han sido aprovechados por otras instituciones semejantes.

A pesar de haberse criado en la capital del país, fue de las primeras instituciones que, hace más de cuatro décadas, empezaron a establecer dependencias por todo México y, claro, a expandir también los beneficios de su existencia.

Investigadores lingüistas, arqueólogos, antropólogos, historiadores y demás de calidad indiscutible los hay por doquier, todo lo cual ha dado como resultado un crecimiento generalizado del nivel de conocimientos de muy diferentes materias afines.

Quienes han tenido a bien trotar por el país en las últimas décadas, han percibido los buenos resultados de su presencia. Recientemente, por ejemplo, ligado al gobierno federal al que pertenece, ha sabido responder con creces al esfuerzo especial del pasado sexenio para darle un gran levantón a la península de Yucatán, con frecuencia soslayada.

Sin embargo, debemos reconocer también que, a lo largo del tiempo, se han incrustado en la institución nefastos individuos cuya gestión se ha concentrado en trabajar lo menos posible y estorbar el máximo a quienes están comprometidos con su chamba.

Parece increíble, pero puedo confirmar que es cierto, que se han dado casos de reclamos a ciertos investigadores porque trabajan demasiado... Lo curioso del caso es que ello no se manifiesta en los ingresos, sino más bien en que se nota enseguida quién trabaja y quién se dedica primordialmente a una grilla precisamente para no hacerlo, la mayoría de los casos ya sea por flojera o por incapacidad.

No hace mucho asistí a la ceremonia de despedida de un miembro del INAH, que se incorporaba a la jubilación, en la cual éste presumió que no había publicado nunca ni una línea... No lo creerán: un nutrido grupo le aplaudió como si ello fuera un acto heroico.

No es difícil caer en la cuenta de que esta cauda de holgazanes, abrazados a los respectivos sindicatos, son los que se definen como centaveros, chantajistas y solapadores de su nulo compromiso institucional.

Pero no para ahí la cosa. Al clímax se llegó recientemente, cuando dos ex secretarios generales del sindicato de académicos se robaron o malversaron el dinero del seguro de gastos médicos mayores y el último de ellos desfalcó a su propio sindicato 15 millones de pesos, obligando al director a salir al rescate de los investigadores que requerían de su seguro.

Aparte de la estafa a la institución que representa su propia holganza, incluso le meten la uña al dinero que corresponde a los agremiados. Ello no deja de constituir un acto de traición a la clase trabajadora que pregonan defender.

Tales sujetos patentizan que se requiere en el INAH una limpieza de tipos fáciles de localizar, simplemente revisando cuál fue su producción académica durante los últimos años.

En su más reciente libro, así titulado, Martí Batres Guadarrama enfatiza una de las características centrales del liderazgo político y el carisma de AMLO: su capacidad para conectar con las mayorías. Así, tras sintetizar los más destacados éxitos del sexenio recién concluido, Martí se pregunta: ¿cómo sucedió todo esto?, y responde para aterrizar en el tema de su libro: Entre las muchas claves que empleó AMLO, debemos reconocer su gran talento para comunicarse con el pueblo. Esta capacidad, forjada metódicamente desde hace muchos años, se convirtió en toda una revolución de la comunicación política al llegar a la Presidencia de la República.

Millones de personas escuchan cotidianamente la mañanera, un ejercicio de comunicación que fija la agenda política nacional y que permitió a AMLO contrarrestar las noticias falsas, la desinformación y las calumnias de los medios de comunicación vinculados a la oligarquía, antes dominantes y hoy en creciente descrédito, cada vez más intrascendentes y, por tanto, cada vez más rabiosos. Con la conferencia mañanera, AMLO inauguró un canal que ahora, con igual fuerza y eficacia, pero con su propio estilo, agudo y preciso, continúa la presidenta Claudia Sheinbaum.

Pero no era sólo la mañanera: desde antes, AMLO se comunicaba directamente con el pueblo. Escribe Martí: Al interactuar con la gente, es decir, escuchándola y hablándole en miles (sí, miles) de mítines, reuniones, asambleas, encuentros, recorridos. Ahí forjó su excepcional capacidad de conectar con lo popular. Esos ejercicios de comunicación directa permitieron a AMLO (nos permitieron: simultáneamente, de 2005 a 2024 miles de ciudadanos recorrimos las plazas, las calles y fuimos casa por casa) derrotar el cerco mediático que no era cerco: era una burda campaña de odio y calumnia que, aunque arreció con AMLO en la Presidencia, perdió su filo y su eficacia en buena medida gracias a la mañanera.

Parte de esta pedagogía, de este ejercicio de comunicación, se dio a través de frases cortas y contundentes, de enorme profundidad: más allá de las de enorme efecto, masivamente festejadas y aplaudidas como lo que diga mi dedito, me canso ganso, mi pecho no es bodega y otras que la gente coreaba y aplaudía, más allá de ésas, repito, hay frases conceptuales, como República amorosa, cambio verdadero, honestidad valiente y otras que, “pronunciadas por un maestro que desea que todos aprendan algunos principios fundamentales del pensamiento y la acción política… constituyen una pedagogía de la transformación”. Martí seleccionó un centenar de esas frases y las explica, las interpreta desde su fino talento político.

Paréntesis: acompañé a AMLO como dirigente y candidato en varias ocasiones entre 2012 y 2018, años en los que me hizo uno de los más honrosos encargos que he tenido en mi vida: el de ser parte del equipo responsable de los cursos de formación política de Morena, de los que surgió una red nacional de jóvenes, muchos de los cuales hoy desempeñan encargos y responsabilidades de alto nivel, con gran eficacia y responsabilidad. De esas veces quisiera recordar hoy una gira por poblaciones medianas del estado de Guanajuato, en el verano de 2017. Fui con él a Salvatierra, Cortazar, Yuriria, Pénjamo y Abasolo (municipios en los que, entre otros, me tocó tomar protesta a los comités de base de Morena, con los dirigentes locales que son la sal de la tierra), en las que vi, desde el templete y con las bases, la eficacia de esa comunicación directa. Habían salido meses antes unos espots con una frase que todos esperaban que llegara, y que llegaba: frijol con gorgojo, pollos, patos, puercos, cochinos, cerdos, marranos.

De esa experiencia de décadas surge la mañanera, en la que AMLO informa, responde, enseña “y también habla de lo que quiere: da clases de historia, cuenta anécdotas, revela secretos, ofrece datos que no dan los medios formales de… Debate, fija posturas, construye conceptos, educa políticamente”. Clases de historia. Ahora, que ya no es presidente, puedo decir con orgullo que tuve cierto trato personal con él antes de que lo fuera y que me gustaría hablar de él como historiador, y de la relación de los estadistas y los revolucionarios del siglo XX con la ciencia histórica… pero no todavía.

Terminemos con el libro de Martí: “AMLO pudo triunfar por su clara estrategia, por su conocimiento de la historia, por su capacidad organizativa, por su perseverancia, por su resistente fortaleza y por muchas otras razones. Pero de entre todos esos motivos subrayo uno: se comunicó eficazmente con el pueblo… y le habló con claridad, sencillez y profundidad a la gente… se debió a su talento para convertir grandes ideas en frases sencillas que se quedaron en la mente y en el corazón del pueblo”.

Tuvimos en México un grupo variopinto, político e intelectual, sostenido estructuralmente por grandes fuerzas económicas, que decidieron erradicar el Estado corporativo mexicano administrado por el PRI, y lo lograron, en alguna medida. El impulso surgió de la corriente neoliberal del propio PRI, que llevaba unos tres lustros conformándose en las entrañas del Estado corporativo. El último escalón para dar acceso a la corriente neoliberal lo dispuso Miguel de la Madrid, entre convulsiones económicas provocadas por una feroz crisis de deuda externa. Trepó entonces al poder del Estado, en diciembre de 1988, mediante un fraude electoral, Carlos Salinas, que encarnaba la idea neoliberal, por entonces predominante en el mundo, impulsada por Estados Unidos.

El cambio para desplazar al Estado corporativo trajo consigo, entre otras decisiones, el casorio del PRI y el PAN, y la rápida creación de una nueva élite intelectual orgánica que a la corta destacó a Enrique Krauze y a Héctor Aguilar Camín como sus más visibles cabezas, operación que involucró a casi todos los medios de prensa y los audiovisuales, mediante contratos y ríos de dinero corrupto.

Algunas bases del Estado corporativo, como los sectores del PRI (CTM/Congreso del Trabajo, CNC, CNOP) y sus dirigentes, fueron preservados y vueltos operadores del PRIANRD, para la implantación del proyecto neoliberal. La determinación política incluía el traspaso del mercado al centro de las decisiones, la privatización corrupta de las empresas del Estado, la creación cultural a matacaballo del individuo neoliberal, la organización de la llamada transición democrática. El novísimo Estado neoliberal respondería a los intereses del PRI y del PAN, y los sectores del PRI acercarían, con sus artes corruptas, la legitimación electoral. PRI y PAN, alternadamente (a semejanza caricatural de demócratas y republicanos en EU), tutelarían la implantación del proyecto neoliberal que, se creía, pondría fin a la historia. Fueron creados organismos autónomos ad hoc para el proyecto, coherentes con la nueva luz que iluminaba el mundo. Tutti contenti, salvo que los “ tutti” excluían al pueblo de México.

A partir de 2008/2009 el proyecto neoliberal viró su ruta, mostró su límite perentorio y comenzó a caer en picada. En todo el mundo. EU se volvió antiglobalista y sus partidos políticos neoliberales andan sin pistas sobre cómo gestionar el futuro. La Unión Europea avanza por vía libre a la desunión. En México, la falta de legitimidad real del proyecto, sus endebles bases asentadas en partidos vacíos de pueblo, la corrupción rampante, y la exclusión bárbara montada sobre la exclusión histórica, produjeron a la postre la agonía del proyecto y del Estado neoliberal.

Los artífices, promotores e ideólogos de las instituciones del proyecto neoliberal viven ahora en el limbo. A estas alturas no saben qué ocurrió. Les pasó por encima una aplanadora, pero sus almas en pena se piensan inmortales frente a las aplanadoras. El proyecto neoliberal está derrotado, pero los neoliberales se convirtieron en infecundos defensores de esta o aquella institución neoliberal, según la inserción de cada cual en la política. No se resignan a la muerte en curso del proyecto y de sus instituciones, lo que, en muchos casos, aún está en vías de ocurrir, como la Suprema Corte, aún dedicada a defender intereses privados corruptos, como el caso de Salinas Pliego.

Ahora tenemos intereses económicos y políticos sin representación política. El PRI y el PAN ya no les sirven, pero continúan hablando en lenguaje neoliberal y reclamando prebendas corruptas: predican en el desierto por su vuelta al proyecto neoliberal. Prédica estéril. Lo que el viento del pueblo –y los votos de Morena– se llevó, se fue para no volver. Los intelectuales orgánicos del proyecto denuncian los actos de barbarie y de destrucción perpetrados por el gobierno de Morena, haciendo caso omiso de los millones de votos que respaldan las decisiones que el actual gobierno convierte en hechos institucionales. No les gusta la democracia del presente, producto de las reglas hechas por el PRIAN.

El poder incontrovertible del PRIAN, que imponía sus decisiones sin miramientos, se secó. No existe más. La dominación de esa coalición política se vació de toda legitimidad, si es que alguna tuvo un día. Un vendaval de votos la derrumbó. PRI y PAN tienen una existencia en gran medida fantasmal. Ergo, la tiene su aparato intelectual orgánico y sus personeros que creen en las instituciones del proyecto agónico.

En tales condiciones se vuelve remoto que pueda haber un acuerdo de fondo respecto de los programas de gobierno, entre Morena y los partidos de oposición y sus intelectuales orgánicos. La más clara expresión de esa imposibilidad reside en un discurso político como el de Marko Cortés reclamando que se le entreguen direcciones generales, universidades, notarías, como contraprestación por sus servicios políticos. Y, al parecer, la corrupción de Alito supera la de Marko.

Invisibles, explotados, discriminados, unos 3 millones de jornaleros agrícolas entregan su vida a grandes empresarios, trabajando de sol a sol en surcos y campos donde cultivan y cosechan vegetales y frutos de exportación, entre venenos químicos. Al menos, la cuarta parte de ellos habla una lengua indígena. No pocos son monolingües. Muchos vienen de pueblos originarios, aunque sólo dominen el español.

Pobres entre los pobres en un mar de riqueza, trabajan en condiciones muy cercanas a la semiesclavitud. Sus gorros traen los logos de algunos de sus nuevos amos: Monsanto, Pioneer, John Deer, Massey Ferguson. Sus sombreros (calentanos, texanos, costeños) son una especie de señal de identidad que da fe de sus orígenes, que, pese a su éxodo, llevan a flor de piel.

Viven hacinados en galerones y cuarterías sin respiración, con agua escasa y a menudo insalubre, que, en cambio, abunda para los cultivos. Sus hijos no sólo no van a la escuela, laboran. Carecen de contratos de trabajo y certidumbre en el empleo. La retención de sus míseros salarios recuerda a las famosas tiendas de raya del porfiriato. El maltrato y los insultos que sufren por capataces, agravados por ser del color de la tierra, son sólo modalidades de humillación más amplias. Las mujeres padecen abusos y acoso sexual por capataces. A menudo laboran con sus bebés sobre las espaldas. Sus extenuantes jornadas bajo el sol inclemente son, simplemente, inhumanas. La falta de atención médica y servicios sanitarios provocan muertes por enfermedades curables.

Olvidados entre los olvidados, las bárbaras condiciones de los jornaleros agrícolas no existen para la autoridad laboral del país. Los funcionarios ni los ven ni oyen. Ni siquiera inspeccionan las fincas (que muy bien podrían ser una especie de fábricas, por la obsesión de ajustar la producción de alimentos a las cadenas de producción fabriles), y cuando lo hacen sólo escuchan a los amos. Muchas de estas firmas son filiales o intermediarias de trasnacionales. Para estos indígenas, cuya sangre es chupada por los vampiros corporativos, no hay ley ni justicia.

Pero la salvaje explotación que sufren los jornaleros de piel morena a manos de firmas agroexportadoras, es sólo una parte de la violencia que los pueblos originarios sufren a diario. Por ejemplo, en tanto campesinos caficultores o impulsores de la agroforestería (por citar un par de ejemplos), viven cotidianamente bajo la presión de multinacionales para comprarles su aromático a precios ridículos, directamente o través de coyotes, y la de los talabosques que indendian los árboles para arrebatarles sus riquezas maderables.

Indicador del nivel de esta violencia es la cifra de dirigentes ultimados. Según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, entre 2019 y agosto de 2023 fueron asesinados o desaparecidos, al menos 46 defensores indígenas. De ellos, 32 estaban relacionadas con actividades ambientales y en 33 casos habían sufrido incidentes previos de seguridad, con denuncias en 10 ocasiones. No obstante, sólo una vez se condenó al responsable. Los líderes de estos pueblos están más expuestos a represalias o acciones violentas debido a su visibilidad por la defensa de su territorio y modo de vida. Su asesinato o desaparición tiene un efecto amedrentador sobre todo el pueblo indígena, explicó Jesús Peña Palacios, representante adjunto del organismo en México (https://shorturl.at/TgW8T).

Esta crueldad proviene también, con frecuencia, de la pretensión de empresas, políticos y criminales por despojar a los indígenas de sus tierras, aguas, territorios y recursos naturales. Para desarrolladores urbanos, embotelladoras, complejos turísticos, mineras, consorcios forestales, empacadoras de verduras y hortalizas, termoeléctricas y megaproyectos, la propiedad social indígena es un obstáculo a sus ambiciones para reproducirse de manera ampliada. De manera que, diario, recurren a las peores argucias para despojar a las comunidades de sus bienes.

Capítulo aparte es la guerra que la industria criminal hace a los pueblos. Sin que las autoridades intervengan o con su anuencia o apoyo, expolia sus territorios, desplaza a los pobladores, recluta a la fuerza a los hombres para engrosar sus ejércitos, viola a las mujeres, ejecuta a quienes se resisten y envenena con cristal a los jóvenes. No es inusual que estos grupos trabajen para que grandes mineros puedan explotar sus concesiones y transportar los materiales que extraen, envenenando los mantos acuíferos. Los narcos han capturado franjas importantes del Estado y, en no pocos lugares, son la verdadera ley y orden. Cuando las comunidades resisten este desarrollo actúan como una fuerza contrainsurgente subrogada, para avasallar la resistencia.

La ruta de la acumulación de capital en México tiene en los pueblos originarios un impedimento. Su organización autónoma, su cohesión comunitaria, su determinación de ser y reconstituirse como pueblos chocan de frente a la lógica implacable de la ganancia y el sometimiento.

Muy lejos de servir para enfrentar esta bestial ofensiva contra los pueblos originarios se encuentran los Planes de Justicia impulsados por la Federación. Por el contrario, en no pocas ocasiones, facilitan la fractura del tejido comunitario y se convierten en herramientas de injusticia (https://shorturl.at/JM4t0). Tampoco son de gran ayuda reformas constitucionales que desconocen su derecho al territorio y a la representación política directa. Ante la vigencia del colonialismo interno, como ha sucedido desde tiempos inmemoriales, para salvarse, los pueblos sólo cuentan con ellos mismos.

X: @lhan55

Se necesita una personalidad muy enferma para financiar hoy el culto a la personalidad. Mareados en las cúspides de sus egolatrías, muchos políticos, empresarios e intelectuales, se hacen adorar y se adoran echando mano del viejo truco de manejar la caja y extorsionar siervos a cambio de migajas dinerarias o afectivas. Eso es un tema de análisis semiótico en combate. Toda personalidad que rinde culto a cualquier personalidad, adora la sublimación incluso hasta niveles divinos y le asignan cualidades inefables consideradas incluso infalibles. Así es la burguesía, y sus imitadores, en general.

Muchos basan su culto en la cultura del carisma que se regodea en la tesis de que los líderes carismáticos poseen cualidades personales únicas para seducir a sus seguidores. Se creen autoridades capaces de llevar a sus rebaños por el buen camino. Una personalidad carismática cree que nace para iluminar al mundo ante infinidad de problemas, mereciendo de todos y de sí el culto a su personalidad. Y hay cultos que los asesoran y suelen llamarse intelectuales orgánicos.

Ciertas personalidades embriagadas con su culto se hacen iluminar por las mieles de la propaganda y la comunicación de masas que compran para crear y mantener su culto a la personalidad fabricado a medida. Ellos son la farándula de las vanidades más bizarras que pagan medios de comunicación para construirse una imagen pública barnizada con ambiciones impúdicas –e impunes– de poder individualista. Otros, fabrican el culto a su personalidad jugando al sabelotodo para argüir que ellos son respuesta a las necesidades humanas y tienen el poder de dar sentido de pertenencia, identidad y propósito existencial, cuando el capitalismo arrecia sus guerras ideológicas especializadas en contextos de alienación y desesperanza.

Es indispensable analizar críticamente el culto a la personalidad, porque la mayoría tiende a descarrilarse hacia regímenes totalitarios. Operan para ser símbolo valiéndose de la propaganda de sí mismos, para ser venerados por la población. Anulan todo pensamiento crítico y se entregan al regodeo de creerse la simpatía, la inteligencia y la gracia descendidas del cielo. Algunos llegan a expandir su culto a la personalidad a través de mitologías que los ascienden a representantes únicos de la verdad y la esperanza, la lealtad y el amor al pueblo.

Así son Mussolini y Stalin, Winston Churchill, Augusto Pinochet, Milei y Donald Trump, entre miles. Semejantes extremos y delirios sobre el culto a la personalidad, se naturalizaron como fenómeno político y social que deriva en una sicopatología propia del poder burgués contra el inconsciente colectivo y las estructuras económico-sociales. Se hace proyección y transferencia de los peores productos de las burguesías que son distorsión de la sique colectiva, donde los egos con poder económico-político proyectan sus propias inseguridades, deseos y anhelos corruptos. Tal proyección crea vicios emocionales que fomentan lealtad y apoyo incondicional a la corrupción tolerada a toda costa. Su transferencia de egos desfigurados ocurre cuando los seguidores transfieren, a su vez, sentimientos de admiración, temor o devoción, y luego replican en su vida cotidiana las fórmulas de autoritarismo.

Hay sectores populares que se identifican con el desorden síquico de algunos líderes paridos por su egolatría; de ellos adoptan muecas y gesticulaciones, actitudes o creencias de vanidades que se multiplican en el peor de los individualismos. Esta distorsión de lo social es central en la formación de grupos fanáticos que se ven a sí mismos como parte del éxito del líder. Es una forma de alienación en que los seguidores renuncian a su autonomía en favor de la figura del líder, y eso sirve para perpetuar las estructuras burguesas de poder material e ideológico.

Hay que desarrollar mecanismos de defensa. Todas las luchas sociales o políticas deberían usar estrategias de defensa contra la adoración y el fanatismo ante los líderes. Hay que repudiar el culto a la personalidad porque en su individualismo se ningunean los pueblos eclipsados por la egolatría del líder. Urge la crítica científica para romper con toda autoidolatría y sus repercusiones deleznables disfrazadas de bien común.

Ya que la egolatría de la clase dominante sirve para perpetuar sus controles sobre las masas, es preciso derrotar su culto a la personalidad que es arma ideológica para distraer la atención sobre las corruptelas del capitalismo y de las condiciones materiales que afectan al proletariado. Centrar la atención en el líder, sirve para desviar la atención en la lucha de clases, es una emboscada cargada con injusticias inherentes. El culto a la personalidad fomenta la negación de la propia historia y la cultura. Convierte a los pueblos en espectadores de la grandeza del líder y fomenta la falta de conciencia crítica. Es una manipulación para consolidar el poder burgués, farandulizando la dependencia en torno a una figura histriónica.

Hoy el culto a la personalidad es también una mercancía fabricada por los publicistas que negocian con medios de comunicación y redes sociales para construir y mantener sus mercancías del ego. Urge un análisis semiótico de la mercancía burguesa expresada en el culto a la personalidad, mientras padecemos a la ideología de la clase dominante golpeando a los pueblos en lo objetivo y en lo subjetivo.

Urge denunciar las estrategias usadas para manipular las emociones y necesidades humanas, así como las estructuras mercenarias de poder. Si queremos una revolución humanista de las conciencias, es necesario desplegar una lucha franca contra las idolatrías y a cambio promover la participación activa y consciente de los individuos en la construcción de formas nuevas de dirección política. Terminar con las debilidades políticas en aquello que deberían ser fortalezas. El culto a la personalidad es negación de las fuerzas de las masas y debilitamiento de la autoridad política, porque reduce la militancia al magnetismo de la imagen individual. Y eso es un error, o es una trampa, porque dejan de ser viables las fuerzas de las bases aplastadas por las trampas de los iconoclastas o los idólatras del culto a la personalidad que es la dictadura ideológica del individualismo. En persona.

“Cuando esos miserables cadáveres yacían en la sala de espera de la terminal de autobuses, desparramados frente a la estación de tren; cuando los soldados se abalanzaron sobre los transeúntes, los golpearon, los desnudaron en ropa interior y los metieron en un camión; cuando incluso los jóvenes que se habían quedado en casa en silencio fueron descubiertos y arrestados; cuando se bloquearon los caminos hacia la ciudad y se cortaron las líneas telefónicas; cuando se dispararon proyectiles reales contra multitudes que protestaban sin más arma que sus cuerpos desnudos; cuando la carretera principal se llenó de 100 cadáveres en el espacio de 20 minutos; cuando el rumor de que toda la ciudad sería masacrada sembró el terror en la población; cuando los civiles se reunieron en grupos de dos y de tres para defender el puente y la escuela primaria local, armados con los rifles anticuados que habían encontrado en el campo de entrenamiento de las reservas del ejército; cuando se instauró el autogobierno civil en la Oficina Provincial, después de que la autoridad del gobierno central se filtrara como un reflujo. Mientras todo esto sucedía, yo estaba ocupado viajando en autobús en Suyuri. Cuando volví a casa y abrí la puerta principal, me incliné para recoger la edición nocturna del periódico... leí el artículo principal: ‘Gwangju en estado de anarquía’.”

Eso dice uno de los protagonistas de Actos humanos, de la premio Nobel Han Kang, nacida y criada en esa ciudad que se ha convertido, por la masacre perpetrada allí, en símbolo de la lucha de los sudcoreanos contra los regímenes autoritarios y por la democracia.

Construida a varias voces como La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, la novelista narra, a partir de pequeñas historias personales, la carnicería perpetrada entre el 18 y el 27 de mayo de 1980, cuando la ciudadanía se levantó contra la dictadura de Chun Doo-hwan.

Los capítulos dan cuenta de los personajes principales que son la arquitectura del libro: El Chico, El Amigo del Chico, El Editor, El Prisionero, La Chica de la Fábrica, La Mamá del Chico y El Escritor. Pero si las imágenes de la masacre son brutales, lo dicho por sus personajes es como una flecha cargada de significados: ¿Es posible atestiguar el hecho de que una regla de madera de 30 centímetros sea introducida repetidamente en mi vagina, hasta la pared trasera de mi útero? ¿A la culata de un rifle golpeando mi cuello uterino? ¿Es posible atestiguar que acabé con una aversión patológica al contacto físico, especialmente con los hombres? ¿Es posible dar testimonio del hecho de que terminé despreciando mi propio cuerpo, la sustancia física de mí misma? ¿Qué destruí intencionalmente cualquier calidez, cualquier afecto cuya intensidad fuera más de lo que podía soportar?

Además de partir de su experiencia personal, la novelista revisó archivos como el del Instituto de Historia Coreana Moderna Pale Green, Gwangju, Women y documentales, obras de teatro y testimonios directos de distintas personas. Pero, pese a su minuciosa investigación de los hechos, sabe que dar cuenta de la vida es tarea imposible, empezando por el uso del lenguaje mismo. Éste, comentó a Lucía Taboada, de Vanity Fair, es como una flecha que nunca da en el blanco, pero lo necesitamos, porque nos conecta a los demás. Y vaya que se conecta con sus lectores de manera intensa.

En otra de sus novelas, La vegetariana, el lenguaje le permite construir atmósferas realmente complejas, como la que marca la pauta al inicio de la historia: Antes de que mi mujer se hiciera vegetariana, nunca pensé que fuera una persona especial. Para ser franco, ni siquiera me atrajo cuando la vi por primera vez. No era ni muy alta ni muy baja, llevaba una melena ni larga ni corta, tenía la piel seca y amarillenta, sus ojos eran pequeños, los pómulos algo prominentes y vestía ropas sin color, como si tuviera miedo de verse demasiado personal.

Al escribir La vegetariana, Han Kang dudaba sobre las posibilidades de la violencia humana y la imposibilidad de la inocencia, pero terminó dudando sobre la humanidad.

Ni siquiera mi pequeño pene, que era la causa de un secreto complejo de inferioridad, me preocupaban lo más mínimo cuando estaba con ella, y dice más adelante el esposo de Yeonghye: fue natural que eligiera casarme con ella, que tenía el aspecto de ser la mujer más corriente del mundo. De hecho, jamás he podido sentirme cómodo con las mujeres bonitas, inteligentes, sensuales o provenientes de familias adineradas.

El rechazo a la ingesta de carne de la protagonista y a su propio cuerpo no impiden erradicar la violencia de su entorno. Ni siquiera su hermana, que consume carne y tiene una familia diferente, puede evitarla. Para una y otra, el tiempo es un torrente ecuánime hasta la crueldad, que se lleva en sus aguas la vida de ambas.

Para Han Kang, la escritura es una forma de vida, por eso acepta el Nobel, pero se niega a festejarlo: Con la guerra intensificándose y gente siendo llevada muerta todos los días, ¿cómo podemos tener una celebración o una conferencia de prensa? Y sí, la fragilidad humana es su materia, la sustancia de la que estamos hechos.

Caía una nieve rala.

La llanura en la que me encontraba lindaba con una colina, sobre cuya ladera estaban plantados miles de troncos negros. Gruesos como durmientes de ferrocarril, tenían todos alturas distintas, como si fueran personas de diferentes edades. Sin embargo, los maderos no eran rectos como durmientes, sino ligeramente ladeados y curvos, como si fueran miles de hombres, mujeres y niños flacos con los hombros caídos y cubiertos de nieve.

¿Será un cementerio? ¿Esos maderos serán las lápidas?, me preguntaba.

Yo deambulaba entre los troncos negros, sobre cuyas superficies cortadas se acumulaba la nieve como cristales de sal, al igual que entre los túmulos que se levantaban detrás de ellos. Me detenía de pronto al sentir el agua debajo de mis zapatillas. Qué extraño, pensaba. Un rato después el agua me llegaba al empeine. Me daba la vuelta y no podía creer lo que veía. La línea que se divisaba al final de la llanura no era el horizonte como suponía, sino el mar. Era la hora de la pleamar y la marea estaba subiendo.

¿Por qué los habrán enterrado en un lugar como este?, me preguntaba en voz alta.

El mar crecía a ojos vistas. ¿La marea subía y bajaba de esa manera todos los días?

¿No se habría llevado el agua los huesos que estaban más abajo, dejando los túmulos vacíos?

No había tiempo. Las tumbas anegadas ya no tenían remedio, pero había que trasladar cuanto antes los restos enterrados más arriba. Tenía que ser ahora mismo, antes de que siguiera subiendo el mar. Pero, ¿cómo hacerlo? Yo estaba sola y no tenía siquiera una pala. ¡Eran tantas tumbas! Sin saber qué hacer, corría entre los troncos negros, abriéndome paso a través del agua que me llegaba a las rodillas.

Cuando me desperté, todavía no había amanecido. Se esfumaron la nieve que caía sobre la llanura, los troncos negros y la marea ascendente. Me quedé mirando la ventana de la habitación a oscuras y luego cerré los ojos. Supe que había vuelto a soñar con aquella ciudad y permanecí acostada con mi mano fría sobre los párpados.

*

La primera vez que tuve ese sueño fue en el verano de 2014, un par de meses después de que saliera publicado mi libro sobre la masacre de Gwangju. Durante los siguientes cuatro años, nunca dudé de lo que significaba ese sueño. Sin embargo, el verano pasado se me ocurrió por primera vez que quizá no estuviera relacionado únicamente con esa ciudad, que tal vez mi interpretación fuese demasiado simplista, que esa conclusión apresurada e intuitiva fuese errónea.

Hacía casi 20 días que las altas temperaturas no bajaban durante la noche. Una vez más, me encontraba tumbada en el suelo del salón junto al aire acondicionado estropeado, tratando de conciliar el sueño. Me había dado varias duchas frías, pero no conseguía refrescarme a pesar de tener la espalda apoyada sobre el parquet de madera. Eran ya las cinco de la mañana cuando percibí que bajaba ligeramente la temperatura. El sol saldría media hora después, así que el momento de gracia sería breve. Creí que por fin podría dormir un poco, mejor dicho, ya estaba prácticamente dormida cuando ocurrió. De pronto, aquella llanura se coló por debajo de mis párpados cerrados. Como si los tuviera delante, vi los copos cayendo sobre los miles de troncos negros, la nieve brillando como la sal sobre las superficies cortadas.

No sé por qué, pero empecé a temblar. Fue un estremecimiento parecido al del instante previo al llanto, pero no lloré ni se me llenaron los ojos de lágrimas. ¿Fue miedo? ¿Quizás angustia, escalofrío o repentino dolor? No, fue una toma de conciencia, un despertar tan frío que hizo que me repiquetearan los dientes. Fue como si un cuchillo invisible y gigante, un pesado filo de hierro imposible de levantar, pendiera de lo alto y yo estuviera tumbada debajo.

Fue entonces cuando se me ocurrió por primera vez que quizás esa marea azul oscura que arrastraba consigo los huesos de los túmulos no estuviera relacionada con las víctimas de la masacre ni con el tiempo transcurrido, sino que se trataba de un vaticinio personal; que ese lugar con las tumbas anegadas y las lápidas mudas era un presagio del futuro que me esperaba.

Es decir, de mi vida en este momento.

*

En los cuatro años que transcurrieron entre la primera vez que tuve el sueño y aquella calurosa madrugada de verano, pasé por varias despedidas personales. Algunas fueron resultado de mis propias elecciones, pero otras fueron totalmente inesperadas y hubiese dado cualquier cosa por evitarlas. Si en el cielo o en el inframundo existiera algo así como un espejo gigante que observa y registra todo lo que hacen los seres humanos, tal como afirman algunas creencias religiosas antiguas, lo que se reflejó de mí en esos cuatro años fue una suerte de caracol que, salido de su caparazón, avanza sobre el filo de un cuchillo. Es decir, un cuerpo que quiere vivir, un cuerpo hendido y herido, un cuerpo que se resiste, un cuerpo que abraza y se aferra, un cuerpo que se arrodilla, un cuerpo que ruega, un cuerpo del que no para de manar sangre, pus y lágrimas.

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▲ Penguin Random House anunció la inminente publicación de la nueva obra de Kang (aquí, en 2016), que tras el Nobel se ha convertido en uno de los objetivos más codiciados del mundo editorial.Foto Ap

A finales de esta primavera, al cabo de todos esos afanes, alquilé un apartamento viejo en las afueras de Seúl. No me habituaba a no tener una ocupación ni a nadie a quien cuidar. Durante muchos años me había dedicado a trabajar para mantenerme y atender a mi familia. Como esas eran mis actividades primordiales, tenía que robarle horas al sueño para poder escribir, por lo que, secretamente, siempre había anhelado disponer algún día de todo el tiempo que quisiera para dedicarme a la escritura. Sin embargo, ahora que lo tenía, el deseo se había esfumado.

Dejé mis cosas tal como las depositaron los de la empresa de mudanzas y permanecí hasta julio tumbada mayormente en la cama, aunque sin apenas poder conciliar el sueño. Durante todo ese tiempo, no cociné ni salí de casa. Me alimentaba sólo de arroz, kimchi blanco y agua que pedía por Internet, pero cuando me asaltaban las migrañas y los espasmos estomacales, lo vomitaba todo. Una de esas noches escribí mi testamento. La carta, que empezaba diciendo: Solicito algunos favores, decía en qué cajón de mi escritorio se encontraban las cartillas de ahorro, las pólizas de seguro y el contrato de alquiler del apartamento, a cuánto ascendía el dinero que poseía, lo que quería que se hiciera con él y a quién le dejaba lo que quedase. Sin embargo, todavía seguía en blanco el nombre del destinatario, la persona que se encargaría de cumplir todos esos favores, pues no podía decidir a quién encomendarle semejantes molestias. Agregué unas líneas especificando el monto de la gratificación que le daría, además de expresarle mi agradecimiento y pedirle mis disculpas, pero finalmente no pude escribir ningún nombre en el espacio reservado al destinatario de la carta.

Lo que me impulsó a levantarme de esa cama en la que permanecía tumbada sin poder dormir fue el sentido de la responsabilidad hacia ese destinatario desconocido que se encargaría de resolver los asuntos que yo dejara pendientes. Con algunos amigos en mente como posibles candidatos, empecé a ordenar mis pertenencias. Tenía que deshacerme de las botellas de agua vacías que se acumulaban en la cocina, así como de las prendas de vestir y la ropa de cama que no harían más que causar quebraderos de cabeza, además de los diarios y las agendas personales. Por primera vez en dos meses, me puse las zapatillas y salí por la puerta del apartamento cargada con sendas bolsas de cosas para tirar en las manos. Como si viera el mundo por primera vez, me quedé contemplando el sol de la tarde que caía a raudales sobre el pasillo orientado al oeste. Mientras tomaba el ascensor, pasaba junto a la portería y atravesaba la plaza del complejo de apartamentos, me sentí como un espectador que observa el mundo de los humanos, el estado del tiempo, la humedad del ambiente y la fuerza de la gravedad.

Al volver a casa, en lugar de seguir empaquetando los objetos para tirar que estaban en el salón, entré en el baño. Sin quitarme la ropa, abrí el grifo de agua caliente y me quedé sentada bajo la ducha. Todavía recuerdo la sensación de los azulejos bajo la planta de los pies, el vapor cada vez más denso, la camiseta empapada y pegada a la espalda, el agua caliente cayéndome por el largo flequillo y bajando por el mentón, el pecho y el vientre.

Salí del baño, me quité las prendas mojadas y encontré algo que ponerme en la pila de ropa que pensaba desechar. Doblé dos billetes de 10 mil wones y me los metí en el bolsillo antes de salir de nuevo. Fui hasta una casa de gachas de arroz que había detrás de la estación del Metro y pedí el plato más suave que había en el menú. Mientras comía despacio las gachas demasiado calientes y veía pasar a las personas al otro lado del cristal, me di cuenta cabal de lo frágil que es la existencia, de lo fácil que es que se rompan y se desgarren la carne, los órganos, los huesos y la vida. Todo por una única decisión.

Así fue como la muerte pasó de largo. Como un asteroide que no colisiona con la Tierra por una diferencia angular ínfima, la muerte pasó por mi lado a una velocidad implacable y sin el más mínimo remordimiento o duda.

Con autorización de la editorial Penguin Random House, reproducimos para los lectores un fragmento de Imposible decir adiós, nueva novela de la autora sudcoreana Han Kang, premio Nobel de Literatura 2024. La obra toma como punto de partida la tragedia de la masacre perpetrada en la isla de Jeju en 1948, desde la perspectiva de tres mujeres.

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