10/17/2024

Columnas y opinión del periódico La Jornada jueves 17 de octubre 2024

García Luna condenado; ¿Calderón impune?
Según la ley, también es culpable
Consejo de la Judicatura llama a reanudar labores

¿Es cómplice el ex presidente Felipe Calderón de su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, condenado a purgar en una cárcel de Estados Unidos una pena de 38 años? Según la legislación de México sí lo es. Quiere lavarse las manos.En un esfuerzo tan desesperado como inútil, Felipe Calderón escribió un largo mensaje en X para marcar distancia con García Luna, después de que se conoció que había sido condenado a 38 años de cárcel en Estados Unidos por sus vínculos con el tráfico de drogas. Tiene 56 de edad, prácticamente es una condena a prisión perpetua. El ex panista que llegó a la Presidencia haiga sido como haiga sido, según sus propias palabras, se defiende y da la espalda a su amigo y colaborador.Dice Calderón que no sabía : Sobre el caso García Luna, señalo: 1) Nunca tuve evidencia verificable que lo involucrara con actividades ilícitas, ni recibí información en ese sentido de agencias de inteligencia, mexicanas o extranjeras, que entonces confiaban en él e interactuaban con él; 2) No he tenido acceso a las evidencias ni a los testimonios que se presentaron en el juicio, pero soy hombre de leyes y respeto la acción de los tribunales. Asumo que han actuado conforme a su leal saber y entender. Por lo mismo, soy partidario de que quien infrinja la ley debe asumir las consecuencias de sus actos. ¿Pero sólo García Luna debe asumirlas? Noroña lo denunció. El artículo 89, fracción II, de la Constitución menciona, entre otras facultades del presidente de la república, que puede nombrar y remover libremente a los secretarios de Estado. No requiere aprobación del Congreso. Son simplemente secretarios del despacho de asuntos que le encarga su jefe, el presidente. De acuerdo con este artículo, Calderón sí comparte responsabilidad con quien designó como secretario de Seguridad, que no pretenda lavarse las manos. Es falso que no estaba enterado de las actividades delictuosas de su mano derecha. El diputado Gerardo Fernández Noroña, en una comparecencia en la Cámara de Diputados (hay videos en YouTube) denunció su corrupción, abultado enriquecimiento y nexos con el crimen. Usted debería estar en la cárcel junto con Calderón, le espetó Fernández Noroña. ¿Por qué no lo investigó el presidente? ¿Por qué no lo removió? Ese incumplimiento a su deber lo convirtió en cómplice. No puede cerrarse el expediente con una sanción moral. Calderón debe ser llamado a cuentas. Está refugiado en España, pero hay un acuerdo de extradición vigente.

Díselo a Claudia
Asunto: niños con problemas de obesidad
Ayer vi a una adolescente con obesidad mórbida; pensé inmediatamente en el bullying que esta chica ha debido sufrir desde hace tanto tiempo. Traía el uniforme de una escuela publica; pensé que es verdaderamente necesario que los niños y jóvenes puedan tener acceso a apoyo sicológico en la escuela y además, apoyo clínico para casos de obesidad o de trastornos alimenticios. Una cooperación entre la SEP y la Secretaría de Salud que ayude a las nuevas generaciones con estos problemas que les marcan la vida.
Laurel Santiago Cortés

Twitterati
Comunicado del Consejo de la Judicatura Federal
Se deberán reanudar actividades completas en todos los tribunales y juzgados del país. Asimismo, el CJF reafirma los compromisos con trabajadores alcanzados en los términos de la Circular 21.


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Calderón, elusivo y maltrecho
Golpe marca García Luna
Similares a El Chapo
¿Futuros giros de trama?
Felipe Calderón trató de contener los daños mediante un mensaje en X que no fue convincente, sino reiteradamente elusivo: dijo que no tuvo evidencia verificable que implicara a su secretario de Seguridad Pública en actividades ilícitas e hizo malabares de mala calidad para asumirse respetuoso de las resoluciones judiciales (ni modo que dijera lo contrario).

El párrafo central de la puerta de falsa salida que se quiso construir Calderón dice: Nunca tuve evidencia verificable que lo involucrara con actividades ilícitas, ni recibí información en ese sentido de agencias de inteligencia, mexicanas o extranjeras, que entonces confiaban en él e interactuaban con él; 2) No he tenido acceso a las evidencias ni a los testimonios que se presentaron en el juicio, pero soy hombre de leyes y respeto la acción de los tribunales. Asumo que han actuado conforme a su leal saber y entender. Por lo mismo, soy partidario de que quien infrinja la ley debe asumir las consecuencias de sus actos.

En esencia, Calderón pretende que no supo lo que hacía su amigo y cómplice García Luna (lo cual es una declaración de máxima incompetencia política y administrativa, a niveles… criminales) y tampoco se atreve a expresar una postura firme, concluyente, sobre la sentencia a su ex secretario sexenal, pues prefirió dar vueltas evasivas con consideraciones sumamente generales.

Haiga sido como haiga sido, Calderón Hinojosa queda seriamente golpeado por esta sentencia, pues descalifica radicalmente su sexenio caracterizado por una guerra contra el narcotráfico que no sólo fue torpe y fundacionalmente dañina, sino, en específico, movida por ánimos, estructuras y mandos de índole corrupta y criminal, al servicio de uno de los cárteles, el de Sinaloa.

El juez Cogan, ante la concesión que hizo a García Luna para que pudiera hablar vestido de traje y corbata, le espetó que en realidad llevó una doble vida, y que, por más lujos o apariencias que deseara mostrar, su conducta era equiparable a la de El Chapo. Tal señalamiento de hipocresía y doblez es aplicable a Calderón, que pretende llevar una vida de apego a valores religiosos y morales, cuando en los hechos es corresponsable de la conducta criminal de un depredador máximo de la nación.

Sin embargo, más allá del explicable júbilo de quienes celebraron la sentencia (intermedia: ni poca ni máxima) al varias veces mentado García Luna, conviene mantenerse alerta ante eventuales giros de trama desde Washington, pues el ex secretario calderonista aún podría prestar servicios especiales a los poderes del vecino país que mantienen en la mira el proceso de continuidad de la llamada Cuarta Transformación.

García Luna podría convertirse en testigo protegido y emitir declaraciones a conveniencia de agencias y oficinas estadunidenses, no contra el calderonismo y el zavalismo, los cuales ínfimo valor de cambio tienen a estas alturas, sino contra el ex presidente López Obrador y Morena, y tal vez contra la presidenta Claudia Sheinbaum.

Por lo pronto, Calderón queda exhibido no en su pequeñez como ocupante de Los Pinos, sino en su enorme corresponsabilidad en el daño a la nación mediante la facciosa guerra contra el narco; la derecha, así haya pleitos entre el calderonismo-zavalismo y el PAN, también queda maltrecha y ahora resta esperar para ver el uso instrumental que poderes del vecino país busquen dar a estas historias político-judiciales.

Astillas

Hay 66 aspirantes a presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero Morena y su mayoría definitoria apoyan la continuidad de Rosario Piedra, quien llevó a tal institución a un grado notable de ineficacia, no porque los antecesores fueran realmente productivos en la defensa de tales derechos, sino por la esperanza que se generó en la administración piedrista, que seguramente será relecta por así convenir al muy cómodo poder político dominante… ¡Hasta mañana!

X: @julioastillero, Facebook: Julio Astillerojuliohdz@jornada.com.mx

Genaro García Luna, 38 años
Calderón, siguiente en la lista 
Industria del jabón, en jauja
La condena no fue la esperada (perpetua), pero Genaro García Luna, secretario calderonista del Narcotráfico, permanecerá encarcelado 38 años y algo más, y si la vida le alcanza (entonces tendría 92 años) de ella saldría por allá de 2060, aunque, si la autoridad judicial estadunidense lo considera aplicable debía restarse el lustro que ha permanecido en cana desde su captura y detención en 2019 (por cierto, aunque parezca increíble, para ese momento los mexicanos seguirán pagando el Fobaproa). Además, debe cubrir una multa por 2 millones de dólares. Sin pretextos, el siguiente debe ser Felipe Calderón.

Ayer, esa fue la decisión del juez Brian Cogan para el confidente y mano derecha de Felipe Calderón; éste, si la justicia fuera justa, debería compartir sentencia y prisión con García Luna, un ingeniero mecánico egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana que meteóricamente escaló de agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) a agente y directivo de la Policía Federal Preventiva, director de la Agencia Federal de Investigación (AFI, creación de Vicente Fox), secretario calderonista del Narcotráfico y socio de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, y contó con todo el apoyo, reconocimiento y algunos galardones de agencias estadunidenses como la DEA y la FBI, además de la Interpol y el gobierno de España, Colombia y Ecuador. Hoy, todos voltean para otra parte y fingen demencia.

En diciembre de 2019, García Luna fue detenido en Dallas, Texas, y de ahí llevado a una prisión en Nueva York, en donde el 21 de febrero de 2023 fue declarado culpable de cinco cargos criminales y los fiscales del Departamento de Justicia de Estados Unidos pidieron cadena perpetua para este criminal. Originalmente, se fijó el 27 de junio de 2023 como fecha para conocer la sentencia, pero en reiteradas ocasiones el juez Brian Cogan la pospuso hasta ayer: 38 largos años para quien, dentro del gobierno de Felipe Calderón, era el principal operador y protector del narcotráfico. Y nadie se dio cuenta (versión oficial).

Por cierto, el mismo día que en Nueva York condenaron a García Luna, el Poder Judicial actuó en consecuencia: los integrantes del decimoséptimo tribunal en materia administrativa del primer circuito de la Ciudad de México (Rolando González Licona, presidente; Eduardo Baltazar Robles y Amanda Roberta García González, magistrados) ordenó desbloquear las cuentas bancarias de su esposa Linda Cristina Pereyra Gálvez, denunciada en México y Estados Unidos por operaciones con recursos de procedencia ilícita. La Unidad de Inteligencia Financiera la denunció ante la Fiscalía General de la República por operaciones ilícitas y desde el 9 de diciembre de 2019 se le incluyó en la lista de personas bloqueadas. Una raya más al tigre de los impartidores de justicia.

Sin duda, García Luna y Calderón son las cabezas visibles de esta espeluznante trama que a los mexicanos les ha costado un mar de sangre, una catarata de recursos económicos y el avance del crimen organizado (no ajeno al de cuello blanco), pero no son los únicos. Tiempo atrás, el entonces presidente López Obrador preguntaba ¿cómo es posible esa doble vida? de funcionarios y narcos, que por un lado se les premia y reconoce su labor por combatir a los malosos, y por el otro se hinchan de dinero e impunidad con la protección a la delincuencia.

García Luna no es el único, desde luego, pero cierto es dejó de ser útil a los intereses estadunidenses y sus agencias (que se metieron hasta la cocina, en todo participaban y todo lo sabían), ergo, es carne desechable y al mismo tiempo utilizable como propaganda para demostrar el decidido combate al narcotráfico ordenado por la Casa Blanca, cuando en los hechos las citadas autoridades están involucradas hasta el cuello.

Entonces, ¿qué le queda a García Luna? ¿Apelar la sentencia? Negociar con el Departamento de Justicia? ¿Información por años de cárcel? ¿Testigo protegido? O de plano tragar sapos y mantener impune a Calderón, como hasta ahora lo ha hecho la derecha gachupina.

Las rebanadas del pastel

La industria jabonera nacional está de plácemes, porque su caja registradora no deja de tintinear: en los últimos días el consumo de sus productos se ha masificado en las filas del Partido Acción Nacional y en las del sicariato mediático por él financiado, pues a la menor oportunidad, comenzando por Felipe Calderón, todos, absolutamente todos, se lavan las manos: de García Luna, no sabía, nunca me enteré, ni lo conozco, no sé quién es, ni en fotografía, no tengo evidencia, etcétera, etcétera.

X, antes Twitter: @cafevegacfvmexico_sa@hotmail.com

De recuperar la historia
Nuestro interés por las cocinas nos llevó a ubicar el o los alimentos que favorecieron la autoconstrucción de lo humano y su evolución. Según estudios contemporáneos, algunos hallazgos paleontológicos modificaron la vieja tesis de que fue la ingesta del tuétano de grandes mamíferos lo que desató y acompañó la humanización, basada en los rastros de huesos perforados y herramientas de piedra u obsidiana punzocortantes, lo que permitió proponer entonces los orígenes de la humanización en las fechas desprendidas de los útiles y ligados al consumo de proteínas animales.

Pero un hecho notable en estudios paleontológicos nos sugirió un periodo muy anterior del proceso de humanización, a saber: entre hace 5 y 3.5 millones de años, en el que la faz terrestre se transformó radicalmente con el surgimiento de las grandes cordilleras (Himalaya, Alpes, Andes…) mientras se desplazaban los trópicos con su flora y su fauna al cinturón ecuatorial y los hielos hacia los polos, coincidiendo con la frecuencia e intensidad del calor solar, según el nuevo eje de rotación de nuestro planeta, este fenómeno global desplazó la gran fauna hacia los valles poblados de nuevas especies vegetales que dieron su nombre genérico al periodo de un millón y medio de años llamado por los especialistas la Edad de las Yerbas, de las que se alimentó la fauna superior que emigró hacia esos valles, y entre ésta, primates que solían consumir frutos, hongos, musgos e insectos tropicales, para deber cambiar su dieta a las hierbas portadoras de gramíneas en sus espigas erectas que, según la especie, maduraban a diferentes alturas del suelo. Entonces apareció una especie particular de homínidos con la ingestión de los granos (y tal vez debido a una predisposición genética en la que se debería profundizar) debido a su contenido en glúcidos: un tipo de azúcares llamados lentos, porque se incorporan lentamente al torrente sanguíneo que alimenta las neuronas cerebrales y cuyo papel es ordenar el movimiento de los músculos.

Este hallazgo, visto a la luz del pensamiento de Carlos Marx, según el cual la práctica desarrolla la conciencia, conduce a comprender la evolución de nuestra especie como la interacción del alimento fundamental (glúcidos) con el desarrollo de la habilidad para obtener el alimento cortando espigas de frágiles ramas y sacar los granos para descascararlos y deshacer su almidón entre las mandíbulas (ref. C. Perles).

Frutos de estos procesos fueron seguramente la bipedia y el quinto dedo oponible, la primera para facilitar la cosecha de espigas a distintas alturas y el segundo para poder descascarar los granos y perfeccionar su aprovechamiento; círculos virtuosos que se siguen desarrollando en los procesos de crecimiento individual y en lo colectivo, mediante la educación física y la intelectual. Continuará

www.cruzadaporlamilpa.mxyuriria.iturriaga@gmail.com

EDITORIAL
La corte del distrito Este de Nueva York condenó a Genaro García Luna a 38 años de prisión por narcotráfico y delincuencia organizada al considerar demostrado que quien fue titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) durante el calderonato recibió sobornos millonarios y colaboró con el cártel de Sinaloa a lo largo de dos décadas. “Usted tiene la misma matonería que El Chapo, sólo que la manifiesta de forma diferente”, aseguró el juez Brian Cogan, quien también juzgó y condenó a Joaquín Guzmán Loera; mientras la fiscal en jefe del juzgado, Saritha Komatireddy, afirmó: él ayudó al cártel, él protegió al cártel, él era el cártel; dicha organización criminal no existiría sin ayuda de funcionarios como él, y lo increpó directamente diciendo: usted tiene muerte en sus manos. García Luna no expresó ningún tipo de arrepentimiento por ser el segundo máximo responsable de la violencia generada por su alineamiento con un bando delictivo, la cual sigue siendo una dolorosa lacra en el México de hoy.

La sentencia al otrora superpolicía da una confirmación jurídica a lo que la ciudadanía mexicana ha sabido desde hace casi dos décadas: durante el sexenio en que Felipe Calderón usurpó la Presidencia de la República se conformó un narcogobierno. Con esta certeza, es inevitable preguntar cuántos nombres de esa administración espuria estuvieron involucrados en todo tipo de actividades ilícitas, pues sería ingenuo pensar que la complicidad quedó confinada a los altos cargos de la SSP en el periodo 2007-2012 y que no hubo ramificaciones en otros ámbitos del gobierno, así como antes y después del calderonato. En este sentido, debe recordarse que García Luna perteneció al extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) desde 1989; se incorporó a la Policía Federal Preventiva (PFP, también desaparecida) en 1999, mismo año de su creación, y dirigió la Agencia Federal de Investigación (AFI, extinta) durante cinco de seis años del foxismo. Terminado su ciclo en la administración pública, fungió de asesor y contratista millonario para varias instancias en el peñato.

Por otra parte, a estas alturas resulta grotesco el empecinamiento de Felipe Calderón Hinojosa en negar su conocimiento de las andanzas de su mano derecha. Cuando se encontraba en campaña en 2006, la periodista Lydia Cacho le dijo de manera personal que García Luna protegía a los cárteles dedicados a la trata y explotación sexual; en mayo de 2007 el general Tomás Ángeles Dauahare le comunicó el involucramiento de su secre-tario en narcotráfico y otras cosas; en febrero de 2008 el comandante de la Policía Federal Javier Herrera Valles le envió dos cartas avisando de la colusión con la delincuencia organizada. Otros periodistas, como Olga Wornat y Jesús Lemus, señalaronpúblicamente los anteriores y otros hechos. El ex presidente nacional del PAN Manuel Espino aseguró tiempo después que transmitió a Calderón la queja de políticos latinoamericanos respecto a la filtración a los criminales de documentos confidenciales enviados a García Luna. Ángeles Dauahare y Herrera Valles fueron detenidos y encarcelados sin pruebas por atreverse a denunciar lo que sabían; Wornat sufrió censura e imposibilidad de trabajar en el país y Cacho tuvo que ver cómo todo el sexenio se protegió a quienes la secuestraron.

Por último, es ineludible cuestionar si la dura sentencia dictada contra el ex funcionario representa un acto de justicia o un ajuste de cuentas entre viejos conocidos del crimen organizado. No puede ni debe olvidarse que, cuando se encontraba en la cumbre del poder, García Luna fue condecorado y respaldado por Estados Unidos, e incluso se benefició de las maniobras injerencistas de Washington para llevar a Calderón a Los Pinos. Si a ello se añaden los múltiples casos probados de complicidad criminal de miembros de las principales agencias estadunidenses supuestamente encargadas de frenar el narcotráfico (CIA, DEA y la de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, ATF), es obligado preguntarse si no hay estrechos vínculos de complicidad entre el ahora sentenciado y el gobierno que antes lo impulsó y ensalzó y que ahora lo condena.

Calderón también debe ser investigado en el caso García Luna

Dos circunstancias importantes destacan sobre el caso de García Luna, sentenciado en Estados Unidos a 38 años de prisión: 1º, es una sentencia que debe ser aumentada a muchos años más por el daño que ha causado en Estados Unidos y México; 2º, el ex presidente Calderón debe ser investigado por los nexos que tenía García Luna con el crimen organizado, por proteger a narcotraficantes, de quienes recibió millones de dólares de sobornos y, sobre todo, por las miles de muertes, policías y civiles que resultaron victimados en esa guerra. Calderón sabía de esos nexos, como lo dieron a conocer en su momento el abogado José Antonio Ortega y el general Tomás Ángeles Dauahare. Esas advertencias no lograron que Calderón ordenara investigar a García Luna. Eso lo hace cómplice en grado de encubrimiento de los delitos que cometía el ex secretario de Seguridad.
José Lavanderos

La pregunta que hace todo México
México está preguntando
todas las voces en una:
tras sentencia a García Luna:
¿Y Calderón para cuándo?
Benjamín Cortés V.

Mujeres mexicanas a 71 años de derecho al voto
Las mujeres conquistaron sus derechos civiles y políticos hace 71 años, el 17 de octubre de 1953, y adquirieron plenitud de derechos al reformarse los artículos 34 y 35 constitucionales. Así pudieron, por fin, ejercer su derecho al voto y a postularse a puestos de representación popular. Fue hasta 1955 cuando votaron por primera vez, tras 134 años de la Independencia. Elvia Carrillo Puerto, Hermila Galindo, Benita Galeana, Amalia González y miles de mujeres lucharon desde comienzos de siglo para conquistar este derecho que el patriarcado les negaba. Hoy tenemos una mujer presidenta, Claudia Sheinbaum, y en la Ciudad de México una jefa de Gobierno, Clara Brugada. Un gran paso para lograr la plena equidad de género y que todas las mujeres de México disfruten plenamente sus derechos, a la seguridad, el empleo, justicia laboral, salud, educación, la alimentación, el agua, un medio ambiente sano, el respeto a las mujeres de pueblos originarios. La lucha sigue.
Pablo Moctezuma Barragán

Que controlen los precios o perderemos tradiciones y maíz
Es urgente que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum regule los precios de los productos de consumo básico para los mexicanos, porque de nada sirve que se controlen la devaluación o la inflación si los comerciantes venden los productos rigiéndose por la criminal oferta y demanda, cuando son ellos los que determinan la oferta.Se viene la temporada de muertos y el kilo de hojas de maíz, esenciales para los tamales, en la Central de Abasto cuesta 50 pesos, pero en los mercados municipales lo venden a 250; lo mismo sucede con el cacao, indispensable para los atolitos y el chocolatito que ofrendamos a nuestros muertos, el precio en Central de Abasto es de 80 pesos kilo y en los mercados municipales, donde compra el pueblo, es de 400 pesos por kilogramo. Igual pasa con todos los ingredientes para hacer un buen mole.Desaparecieron a los inspectores y no hay quien ponga fin a estos abusos que costarán no sólo el fin de nuestras tradiciones o de nuestra economía popular, sino también ponen en riesgo el abasto de maíz, porque los productores locales están cosechando antes las mazorcas para vender las hojas.
Iván Uranga

Invitaciones
Jueves de cine en El Albergue del Arte
El Albergue del Arte, Dragón Estudios y emergentemx invitan al Ciclo Indígena y Afrodescendiente, en los jueves de cineclub, proyectando: Café (cantos de humo), del director Hatuey Viveros, un documental realizado en México en 2014 con 80 minutos de duración. Tráiler disponible en youtu.be/7OnKayhijxQ?si=wZClO-EqQxKK9CUN. El filme trata sobre una familia de la Sierra de Puebla que debe sobreponerse a la pérdida del padre. Teresa, la madre, intentará sacar adelante a sus hijos: Jorge, quien busca convertirse en el primer abogado de la zona y mejorar las oportunidades de quienes habitan ahí; y Rosario, una joven que debe tomar una decisión sobre su futuro. Todo esto se suma a los problemas de escasos recursos que enfrenta su comunidad. La proyección tendrá lugar hoy a las 19 horas, con acceso 30 minutos antes de la función, en el foro El Albergue del Arte, ubicado en Alberto Zamora 32, colonia Villa Coyoacán. Informes y reservaciones al teléfono 55-5554-6228. Entrada libre

Presentación del Geoportal Neblinas: Pueblos/ territorios
En el marco de los 100 años de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y a 532 años de luchas de liberación de los pueblos originarios de América y del mundo presentamos esta síntesis de los trabajos de cartografía y mapeo de los últimos 10 años en recorridos de campo por los pueblos y comunidades originarias y en el compilado de investigación. Parte de la estancia posdoctoral en curso (2023-2025 FFyL UNAM) y continuidad de la estancia posdoctoral (2021-2022 en el Colegio de San Luis. A.C.)La cita es este viernes 18 de octubre a las 17 horas, en las salas A y B de la Coordinación de Investigación de la FFyL en Ciudad Universitaria. https://geoportalpueblosterritorios.org Participan: Doctor Juan Luis Toledo Sánchez, Doctora Patricia Eugenia Olivera Martínez, Colegio de Geografía FFyL UNAM; Dr. Alberto Betancourt Posada, Colegio de Gestión y desarrollo interculturales FFyL UNAM. Modera: Doctorante Luz Isela Aquino Mendoza. UAM- X.
Les esperamos.
Dr. Juan Luis Toledo Sánchez

Comentarán el libro El infinito en un junco
Los invitamos a una sesión más de Se buscan lectores. Para comentar el libro: El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Abordaremos hasta la página 110 (capítulo 47).Los esperamos el jueves 17 de octubre de 2024 a las 19 horas (horario de la Ciudad de México).Zoom: https://cutt.ly/Z19pjtM Código: galatea24 
Anfitriona: Karilú López Ramírez. Convocan: UACM, Programa Galatea y Lectores en activo.

Ciudadanos publican libro de agradecimiento a AMLO
Decenas de mexicanos se dieron a la tarea de escribir un libro testimonial para agradecer, desde su experiencia personal, haber sido reconocidos, valorados, incluidos y apoyados en las políticas públicas que impulsó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) durante los seis años de su gestión.

El texto lleva por título Gracias a usted, señor presidente y contiene poco más de 100 reflexiones escritas por jóvenes, niños y personas adultas mayores de distintos segmentos sociales y entidades de la República Mexicana. Se trata de trabajadores del campo, obreros, amas de casa, estudiantes, profesores, investigadores, profesionistas y servidores públicos que, además de expresar libremente sus particulares puntos de vista acerca de los logros alcanzados en la administración lopezobradorista, también impulsaron el financiamiento de la obra mediante cooperación voluntaria.

Este ejercicio de participación ciudadana tuvo como antecedente el libro denominado ¡Gracias!, que el mandatario publicó en febrero pasado, en el cual presenta un agudo balance de la vida política en México durante las últimas tres décadas e incluye pormenores de cómo se fue construyendo la Cuarta Transformación (4T).

En esa publicación, López Obrador aseguró que el movimiento que se sintetizó en la 4T es obra del pueblo mexicano. Por ello, no dudó en manifestar su gratitud a la gente, y en forma por demás modesta, simplemente escribió: “…a todos y todas de corazón. Gracias”.

Ese agradecimiento presidencial fue visto como un acto genuino, profundo y humano entre quienes participaron en la edición de Gracias a usted, señor presidente, documento que tiene como común denominador el reconocimiento a la acción gubernamental de distribuir de mejor manera la riqueza nacional, con el evidente propósito de hacer justicia. Una urgente necesidad postergada durante la etapa del neoliberalismo.

Los testimonios también evidencian la necesidad de construir otros marcos y narrativas políticas; asimismo, documentan la identificación de la base social con un liderazgo inobjetable, al tiempo que constituyen una evidencia del compromiso ciudadano para continuar y consolidar el actual proyecto de nación.

Los agradecimientos conservan el tono privado y amistoso, de misiva personal, un grado de espontaneidad que implicó no alterarlos ni tergiversarlos, por lo que pueden contener errores de edición y erratas inevitables. La obra está disponible en formato digital.

Los interesados pueden solicitar un ejemplar en versión digital al correo electrónico graciaspresidenteamlo@gmail.com

Miguel Breceda, Gastón Martínez, Edmer Santín
La lucha por la justicia laboral en México no es reciente, y sin embargo, sigue siendo urgente. Hoy más que nunca es necesario reconocer que la reducción de la jornada laboral es una deuda histórica con 59.7 millones de mexicanos y sus familias, según datos del Inegi. La realidad es clara: una reforma influiría de manera positiva en la vida de millones de trabajadores. Después de más de 100 años sin cambios significativos desde que la Constitución de 1917 incluyó derechos laborales esenciales, es tiempo de que avancemos hacia el fortalecimiento y la defensa de la democracia, la justicia y la dignidad de la clase trabajadora.

La reducción de la jornada laboral en México, de 48 a 40 horas semanales, no es sólo una medida técnica o económica: es el resultado de una lucha que lleva décadas esperando una respuesta justa. Este cambio, que aumentaría la nómina del personal sindicalizado en 15 por ciento en promedio, es más que una cuestión de cifras. Es un acto de dignidad para aquellos que han construido el país con sus manos, su conocimiento, su esfuerzo y hasta su integridad. Además, representa el reconocimiento al valor del tiempo de las y los trabajadores. Menos horas trabajadas no significa menos compromiso, sino más respeto por la vida fuera del trabajo, por la familia, por el descanso merecido.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha asumido el compromiso de lograr, durante su mandato, una semana laboral de 40 horas. Esta promesa representa un paso importante y debemos ser conscientes de los cambios que implica para que la transición sea benéfica para todos. Las empresas enfrentarán retos para ajustarse a esta nueva realidad; mantener la competitividad en un entorno con menos horas de trabajo requerirá cambios estructurales, como la automatización y la adopción de nuevas tecnologías, incluidas la inteligencia artificial (IA) y la digitalización de ciertos procesos. Pero más allá de la tecnología, se trata de un cambio de mentalidad: dejar de ver a los trabajadores como piezas de una maquinaria productiva y empezar a verlos como lo que siempre han sido: personas. Nos encaminamos a profundizar aún más la transformación del mundo del trabajo, donde las y los trabajadores están al centro, así como sus intereses: un salario justo, un ambiente laboral digno y un verdadero balance entre trabajo y vida.

México ha sido durante mucho tiempo uno de los países donde más se trabaja, con un promedio de 2 mil 207 horas al año por trabajador, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE. Mientras tanto, en países como Alemania, los trabajadores completan mil 343 horas al año, en Noruega mil 418 horas, en Francia, mil 500, en España mil 632, en Estados Unidos mil 799 y en Chile acumulan un total de mil 953 horas. Pero el exceso de horas al que se ve sometida la clase obrera no se ha traducido en una mayor calidad de vida, ni siquiera en una mayor productividad. Por el contrario, la sobrexplotación ha dejado a millones de trabajadores agotados y, en muchos casos, con la sensación de que su esfuerzo no es valorado ni recompensado.

Es necesario destacar que la eficiencia y la mejoría en la posición de las empresas no sólo dependen del esfuerzo adicional o del número de horas que labora un trabajador. No se puede ni se debe responsabilizar sólo al trabajo humano de los incrementos en la productividad a costa de un mayor desgaste físico y mental. Más bien, éste es el que genera la riqueza gracias a su entrega, sacrificio y esfuezo, no las máquinas, ni los equipos o el capital por sí solos. Entonces, la mayor eficiencia productiva de las corporaciones depende de muchos otros factores, como las decisiones y los planes o programas empresariales, de las innovaciones y el desarrollo tecnológico, además de la capacidad, la transparencia y la responsabilidad de los administradores, de la competencia y de otras cuestiones fundamentales en los procesos productivos.

Desde la Cámara de Diputados presentaré en los próximos días una iniciativa respaldada por los sindicatos más importantes y representativos del país, pues busca transformar esta deuda en justicia real para las y los trabajadores. Sin duda, estamos ante una oportunidad histórica para reivindicar y dignificar el trabajo en México y saldar una cuenta que ha estado pendiente por generaciones. Los turnos flexibles, la negociación con los sindicatos y el reajuste de tabuladores salariales serán pasos fundamentales en este proceso. Pero lo que está en juego va mucho más allá: es una transformación del sentido del trabajo y del valor del trabajador. Es el reconocimiento a décadas de lucha por mejores condiciones laborales, un acto de justicia para quienes han sacrificado tiempo y bienestar personal por el bien y la riqueza del país. La reducción de la jornada laboral representa no sólo la esperanza de un mejor futuro, sino también la dignificación del presente, en el cual el trabajador ya no sea explotado, sino respetado.

Esta transformación requiere un compromiso genuino tanto de las empresas como del gobierno, los sindicatos y sus dirigentes. Sólo así podremos avanzar hacia un México más justo, donde el trabajo sea sinónimo de progreso, pero también de bienestar y calidad de vida. Es momento de saldar esta deuda con las y los trabajadores mexicanos. Estoy convencido de que la reducción de la jornada laboral traerá consigo una nueva era de bienestar, justicia y prosperidad. Ante esta nueva realidad, mi compromiso se mantiene firme para ser su voz, seguir abanderando e impulsando desde el sector sindical, pero también desde el Poder Legislativo, esta reforma como un acto de reivindicación y revalorización del trabajo humano. No hay manera de resistirse ante cambios que traerán más y mejores beneficios para quienes a diario hacen del país una nación grandiosa y con un futuro de pleno crecimiento y desarrollo.

Uno de los lugares más comunes en la explicación de la denominada transición es que las izquierdas mexicanas se comprometieron con la perspectiva democrática a partir de la fundación del Partido de la Revolución Democrática, optando en definitiva por las urnas como vía legítima de la disputa por el poder político. Esta supuesta llegada tardía de aquella identidad política con dicho valor universal se vincularía al debilitamiento de las tradiciones socialista y comunista acaecida de manera paralela.

Es cierto que una variante del relato, con un poco más de perspectiva y profundidad, logró establecer el compromiso de las izquierdas –especial, pero no únicamente del PCM– con la vía democratizadora hacia 1979. A la reforma política siguieron los combates electorales de la década de 1980, que incluyeron la campaña de Arnoldo Martínez Verdugo por el Partido Socialista Unificado de México, las elecciones intermedias de 1985 y, sobre todo, la perspectiva abierta en 1988, cuando Heberto Castillo y el Partido Mexicano Socialista cedieron ante la marea popular asociada a la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas. Sin embargo, en ambos casos hay un recorte histórico que no realiza la justicia al compromiso con la construcción de una sociedad democrática e igualitaria que izquierdas socialistas y comunistas tuvieron y que colocó en primera importancia la democracia y aún más, el momento político-electoral.

La historia debería rastrearse, al menos, hacia 1929, cuando Pedro Rodríguez Triana fue el candidato presidencial del Bloque Obrero y Campesino, animado por el PCM. Contrario a la rutina discursiva de un partido a las órdenes de Moscú, vemos en ese gesto una perspectiva que coloca la situación nacional en privilegio frente a las consignas de la política de clase contra clase, marcada por una táctica construida sobre el sectarismo. El Bloque se hizo presente por todo el país, llevando la idea de saldar las deudas de la revolución mediante formas organizativas más profundas. El intento de tener una presencia electoral se dio aun cuando la represión del Maximato era una realidad, que orilló al partido a la clandestinidad. Tendrían que pasar seis años para que el PCM pudiera volver a asomar abiertamente su posicionamiento, teniendo como candidato a Hernán Laborde en 1934.

A partir de la política de unidad a toda costa, los comunistas saludarían la construcción del Partido de la Revolución Mexicana al que consideraron la versión local del Frente Popular y con ello acompañaron las candidaturas de Manuel Ávila Camacho y después de Miguel Alemán. Ello no sin complejidades; por ejemplo, en 1943, cuando Dionisio Encina, secretario general del PCM, compitió dentro del PRM por una diputación local, ganándola, pero siendo despojado de ella en una sucia maniobra. Encina repetiría en 1946 su aspiración, ahora como senador. Su candidatura estuvo acompañada de la de otros comunistas, mostrando las primeras fisuras en el consenso posrevolucionario.

En 1952, ante la corrupta modernización alemanista, se estableció la primera alianza popular-comunista, llevando a Vicente Lombardo Toledano como candidato presidencial, en una campaña marcada por un giro represivo y una retórica radical de anticomunismo. Pese a la violencia contra comunistas y otras fuerzas ese año, no se dejó de insistir, en participar electoralmente. En 1955, la disidencia del PCM, el Partido Obrero Campesino, también presentaría candidatos a diputados, contando con alianzas con el Partido Popular. Estas iniciativas no contaban con el beneplácito del orden jurídico, que excluyó, sistemáticamente, las solicitudes de registro legal de los comunistas.

En 1958 se abrió una grieta en el consenso político de la Revolución Mexicana, pues corrieron paralelas las revueltas proletarias que removieron las viejas certezas de la forma de dominio social, como los destellos que animaron la actuación en clave de independencia política. PCM y POCM tramaron una alianza, llevando al viejo zapatista Miguel Mendoza López como candidato presidencial. La campaña, aunque minoritaria, movilizó bajo la bandera roja a cientos de personas por todo el país. Bajo la idea de que la reforma agraria debía ser completada, la Constitución respetada plenamente y el monopolio político del PRI cuestionado, la convergencia construyó un programa electoral, en que ya se disponía la necesidad de transitar a un modelo parlamentario, por ejemplo.

En el lapso intermedio, destellos de esta independencia política comenzaban a ocurrir. No sólo en el PCM, incluso en el Partido Popular, que en lo local, en especial en el norte del país, disputaba al PRI. A partir de 1964 la fundación del Frente Electoral del Pueblo reconectó al PCM con la sociedad. La campaña de Ramón Danzós Palomino fue el momento en que se apostaron todas las energías. Incluso el PCM se alió con fuerzas como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana en Puebla. La campaña enfrentó el autoritarismo e intensificó la necesidad de espacios de democratización ante el asfixiante entorno político; una vez más, el llamado a las urnas no se divorció del diagnóstico severo sobre la realidad sociopolítica.

Los acontecimientos de 1968, así como la represión del conjunto de la década alejaron al comunismo de las urnas durante dos lustros. Fue hasta 1976, con el evidente agotamiento de las estrategias centradas en la violencia política y el giro en las condiciones sociales, que se reinsertaron en la participación público-electoral. La exitosa campaña, sin registro, de Valentín Campa fue el último momento de prohibición de los comunistas en la escena electoral.

Es claro que hace falta una visión más amplia del trayecto democrático, que supere el relato de la transición, mismo que reduce el acto político al acuerdo entre élites –provenientes de las ilustradas clases medias– que fundan onerosas instituciones. Más bien, es preciso recordar la intensa participación de la sociedad, es decir, de obreros, campesinos, mujeres, estudiantes, en estos procesos. Pese a enfrentar un entorno adverso, conquistaron, imaginación política de por medio, un programa que consideró tanto la justicia social como la democracia. El relato de la transición cercena, de hecho, lo más significativo del trayecto democratizador: la presencia de las mayorías sociales en la búsqueda de un orden equitativo y, en el caso mexicano, con una profunda raíz plebeya.

* Investigador UAM

Desde Jalisco hasta Chiapas, desde Chilpancingo hasta Culiacán, las expresiones de violencia vistas en los últimos meses contradicen con contundencia la narrativa oficial sostenida tanto en el sexenio anterior como al inicio del actual. Con dichos en que se caracteriza la violencia como hechos aislados y ocasionales, se minimizan violaciones graves a los derechos humanos en el país y se ratifica la apuesta en un modelo de seguridad protagonizado por las fuerzas armadas, con lo cual se promueve la continuidad y profundización de una militarización sostenida durante ya casi dos décadas.

Atrás quedó la postura de quienes hoy gobiernan cuando eran oposición que exigía el regreso de los militares a sus cuarteles. El sexenio de López Obrador estuvo marcado por la apuesta por una Guardia Nacional cuya naturaleza civil era más discursiva que operativa, y que ahora, con la nueva reforma constitucional aprobada, se consolida como institución castrense. Hoy, ya con Claudia Sheinbaum en la Presidencia, el panorama no es distinto, pues sus apuestas apuntan en la misma dirección.

El 7 de octubre, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, presentó en la conferencia matutina la Estrategia Nacional de Seguridad Pública de este sexenio. Como han difundido los medios, la estrategia consta de cuatro ejes: atención a las causas, consolidación de la Guardia Nacional, fortalecimiento de la inteligencia e investigación mediante la creación de un nuevo Sistema Nacional de Inteligencia y la coordinación con las entidades federativas. A la par, la estrategia fija tres objetivos concretos: la disminución de la incidencia delictiva, principalmente de los homicidios dolosos y de la extorsión; la neutralización de los generadores de violencia y redes criminales, y el fortalecimiento de las capacidades de prevención y proximidad social de las policías locales.

En una revisión más pormenorizada de la estrategia, puede observarse la priorización de la atención en seis estados con altos índices de violencia, como Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Guerrero, Jalisco y Sinaloa, así como la atención especial a los 10 municipios con mayor tasa de homicidios en el país. Por último, la estrategia incluye dentro de su prospectiva para los primeros 100 días de gobierno, una acción focalizada para atender la extorsión en el ciclo productivo del limón en Michoacán y la atención a la crisis de seguridad en Chiapas.

Hay, sin duda, elementos rescatables de la estrategia. La atención a las causas es un enfoque necesario en todo esfuerzo efectivo de pacificación. También es plausible la apuesta por la inteligencia e investigación, pues ello permitiría llevar a cabo acciones estratégicas, pertinentes y cuidadosas para la prevención y sanción de los delitos. De igual modo, parece pertinente identificar estados y municipios cuya atención es urgente dadas las expresiones de violencia vistas en los últimos días.

No obstante, hoy prevalece la evidencia de que en los últimos 20 años el país no se ha logrado pacificar a pesar de los cambios de gobierno, pues se ha apostado en términos generales por la misma estrategia de seguridad. También es real que cerramos el sexenio anterior con expresiones de suma violencia, especialmente en Sinaloa, donde los enfrentamientos entre cárteles no han cesado; o en Chiapas, donde comunidades indígenas siguen siendo desplazadas por la violencia. Sin olvidar casos como los de Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Guerrero, donde las condiciones de violencia se mantienen sin que importe el cambio de colores partidistas al mando; o en estados como Tabasco y Puebla, que en los últimos meses han experimentado un ascenso de expresiones de violencia asociadas al crimen organizado.

Ante esa realidad, es imprescindible que los gobiernos se atrevan a mirar otras aproximaciones a la seguridad, especialmente la perspectiva de seguridad ciudadana que promueven los organismos e instrumentos internacionales en materia de derechos humanos. La respuesta a la violencia debe ser de carácter integral y civil; efectivamente, atendiendo a las causas, pero fortaleciendo las instituciones civiles encargadas de la seguridad, pues la teoría y la práctica de las estrategias militarizadas demuestran su baja efectividad.

Si queremos una pacificación efectiva, en armonía con los derechos humanos y los valores democráticos, es preciso que se abran los canales de diálogo y se estrechen los vínculos de colaboración entre gobiernos y sociedad civil. Existen muchos esfuerzos plausibles en materia de seguridad y construcción de la paz surgidos desde la sociedad civil en respuesta a las condiciones críticas de violencia que se viven a lo largo del país. Sirvan de ejemplo los procesos llevados a cabo para el Diálogo Nacional por la Paz, convocado por los principales órganos representativos de la Iglesia católica y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús; o la propuesta de las universidades del Sistema Universitario Jesuita que enfatiza la cultura de paz, la igualdad sustantiva, la política social, el estado de derecho, la prevención, la atención a víctimas y la educación para la paz.

Ante la crisis de violencia e inseguridad, reiteramos que el uso de las fuerzas armadas sólo puede justificarse como medida de carácter extraordinario, justificado y fiscalizado por controles civiles; recordamos que una verdadera estrategia de pacificación requiere de la coordinación entre autoridades, el fortalecimiento institucional civil en seguridad y justicia y un énfasis en la atención estructural a las causas.

En la mañanera donde la presidenta Claudia Sheinbaum pidió perdón a los sobrevivientes y deudos de las víctimas de la represión y matanza en las jornadas de 1968 –acto simbólico y reivindicativo, pero también de compromiso a futuro–, Pablo Gómez, uno de los dirigentes del movimiento en la UNAM, señaló que el movimiento estudiantil y popular que se registró ese año no había sido sólo en la capital, sino en todo el país. Aquí apunto el episodio en Monterrey.

La Federación de Estudiantes del Tecnológico de Monterrey (Fetec) solía organizar sainetes con el nombre de happenings en que se hacía la sátira de profesores o personal administrativo de la institución. En uno, la iconoclastia de la época hizo que la Virgen de Guadalupe apareciera en el lugar ocupado regularmente por una de las llamadas conejitas de Playboy.

Pero no sólo esos estudiantes organizaban sainetes. En 1968 –por primera vez y hasta ahora la última en la historia–, protagonizaron movilizaciones conjuntas con los de la universidad pública, en solidaridad con los universitarios que habían sufrido el asalto del ejército a la UNAM.

José Luis Sierra era entonces presidente de la Fetec. Al iniciarse los siguientes cursos, las autoridades del Tecnológico decidieron expulsarlo junto con otros estudiantes que participaron en el sainete de la sustitución de la tal conejita por el venerado ícono. Cabe preguntarse si sólo fue ésta la causa efectiva de su expulsión. En los primeros años de los 70 se lo verá militando en la Liga Comunista 23 de Septiembre, organización que entonces nucleaba a la guerrilla urbana. En cierto momento, uno de sus principales dirigentes fue Ignacio Salas Obregón, otro estudiante del Tecnológico de Monterrey.

A raíz de ese episodio tuvo lugar una huelga de hambre de los estudiantes apoyados por sus maestros y familiares en protesta por la expulsión de sus compañeros. El industrial Eugenio Garza Sada, creador del Tecnológico y su principal fuente de decisiones se hallaba de vacaciones en Acapulco, según el jesuita Hermann von Bertrab ( Hacia la puerta), figura importante entre el profesorado de la institución. A su regreso, Garza Sada decidió la terminación de la huelga. Nada extraordinario ocurrió en adelante, salvo la expulsión del grupo de jesuitas –para prolongar su historia– que había sido contratado para asperjar la ética católica hacia la vida académica del plantel. Se los acusaba de instigar a los estudiantes en los acontecimientos de 1968 y su secuela.

La consecuencia inmediata del año anterior en la Universidad de Nuevo León (UNL) fue el descontento organizado de los estudiantes. Desde inicios de los 60, venían nutriendo un movimiento que se potenciaba en varias dimensiones que aquí apunto:

Su identificación con la revolución cubana. Organizan marchas y mítines contra la guerra de EU en Vietnam. Desarrollan un intenso activismo en apoyo a movimientos sociales, en particular los de los trabajadores.

El apoyo que expresaban a las luchas contra el autoritarismo pervasivo en todo el país se expresaba en paros académicos, tomas de rectoría, mítines frente al palacio de gobierno. Paran tres días la universidad en protesta por el allanamiento del Ejército a la Universidad Nicolaíta de Hidalgo en 1966 y organizan movilizaciones, sobre todo tras un acto similar al asalto a la UNAM en 1968.

Sus efectos políticos y organizativos se delinean desde ese año y adquieren fuerza en 1969, con la demanda de democratización y autonomía de la UNL. Renuevan el Consejo Estudiantil y crean la Asamblea Universitaria con representación paritaria de maestros y estudiantes por cada facultad y escuela de la UNL. Ese órgano consigue de las autoridades del estado que decreten la autonomía universitaria. El rector y los directores de escuelas y facultades dejan sus puestos. Y en aires de triunfo crean el Primer Congreso por la Reforma Universitaria de la UNL y un Movimieno Estudiantil Independiente. En su asamblea forman una comisión responsable de redactar, con la participación de los maestros, una nueva Ley Orgánica. Ya habían logrado que los directores de escuelas y facultades fueran elegidos por estudiantes y docentes y que el rector fuera nombrado no por la Junta de Gobierno, sino por el Consejo Universitario.

En sus enconadas luchas por cambiar las estructuras de la universidad, los estudiantes tenían un amplio apoyo social: la matrícula estudiantil había crecido entre 1960 y 1970, casi 100 por ciento, mientras la población del Monterrey metropolitano creció el doble en las dos últimas décadas. Contaron también con el apoyo del sindicato de la institución (maestros y personal no académico).

En 1969 tomaron la rectoría y las direcciones de todas las escuelas y facultades. Los directores dejaron el puesto; lo mismo sucedió con el rector. Tras largas y enconadas luchas apoyadas por el sindicato universitario e incluso por el Congreso del estado, les fue concedida la autonomía universitaria. En esta nueva condición, los cambios en la Ley Orgánica de la UANL permitieron que el rector fuera nombrado no por la Junta Directiva, sino por el Consejo Universitario. Un hecho que facilitó el triunfo del movimiento de los estudiantes con la participación de numerosos maestros fue la renuncia del gobernador Eduardo A. Elizondo, figura destacada en el ámbito profesional y empresarial, a instancias del presidente Luis Echeverría.

Tras las elecciones de 1970, un sector de los universitarios se radicalizó: algunos estudiantes se integraron a la la Liga 23 de Septiembre y otros se convirtieron en los dirigentes de un enorme movimiento de colonos que se posesionaron de predios municipales y privados: allí fundaron colonias bajo el nombre de Tierra y Libertad. Uno de sus ramales, al dividirse el liderato, formó el Partido del Trabajo.

Milei es hijo del caos y, paradójicamente, en muy pocos meses, ha pasado a ser el padre del nuevo orden de la política argentina.

¿Cómo lo ha logrado? De manera muy sencilla: ha puesto de acuerdo a una gran mayoría en su contra. Hoy, el antimileísmo emerge como la principal identidad política en el país.

Este es el nuevo eje ordenador: casi todos contra Milei, tanto por su estilo como por sus decisiones.

Por un lado, están las formas del presidente, que agotan y cansan. Los insultos molestan. Las excusas aburren. Sus cálculos no son creíbles. Y la consecuencia es inmediata: se le hunde el rating, se le cae la confianza, baja su imagen positiva.

La comunicación actual de Milei es más propia de un panelista-opositor en campaña que la del máximo mandatario de un país que tiene la responsabilidad de resolver problemas cotidianos. La comunicación que le resultó útil para llegar hasta aquí será la misma comunicación que lo va a sacar de aquí. Es decir, estas formas disruptivas no sirven para esta nueva etapa, salvo que tengas buena gestión y acertadas decisiones. Hoy, por su nueva función, su rol esperado es otro. Su manual de distracción ya no distrae. La ciudadanía argentina quiere soluciones cuanto antes y menos chamullo (palabrería).

Por otro lado, está el fondo de lo que dice y hace. Y en este plano, el de los contenidos y propuestas, no sintoniza con la gran mayoría. Ni los recortes sobre los jubilados, ni el ataque contra la universidad pública, ni el cierre de hospitales. Ninguna de estas propuestas, por citar los tres ejemplos más recientes, se corresponde con el sentido común del pueblo argentino. Ni siquiera son avaladas por una buena porción de sus electores de la segunda vuelta, que no le votaron para esto.

Milei se va quedando solo porque ha decidido abandonar a todos, salvo a unos pocos; y también ha decidido dar la espalda a un corpus ideológico consensuado en el país. Milei opta, definitivamente, por abrazarse a su minoría intensa antes de llegar a su primer año de presidente.

Este fenómeno se observa en cualquier encuesta y en cualquier focus group. Y, además, se percibe en la fragmentada clase política argentina. Cada día es más habitual encontrar posturas comunes en un arco opositor altamente heterogéneo que se junta únicamente a través de un cordón umbilical: estar en desacuerdo con Milei. Por ello nos podemos topar en una marcha de manera sorpresiva a la izquierda tradicional, algún sector del PRO, radicales, peronistas K, peronistas no K, organizaciones sociales que llevaban tiempo sin hablarse, y mucha ciudadanía espontánea que votó a unos y a otros. Todos juntos por estar en contra de alguna medida tomada por Milei. El frente anti-Milei crece y se consolida.

El actual gobierno está atravesando su propio punto de inflexión. Equivocado, creyó que tenía apoyo político para siempre. Se confundió. Lo que en verdad tenía era un respaldo electoral momentáneo en medio de un gran estado de desorden y confusión, unido a una fuerte crisis de representatividad. Algo parecido pasó a Macri en su gobierno. Se sobrevaloró a sí mismo mucho más de lo que realmente valía. Y así le fue.

Como en la película Birdman, Milei sigue atrapado en su personaje. Continúa siendo aquel panelista forofo y gritón, capaz de decir cualquier cosa, sin más responsabilidad que la de criticar a diestra y siniestra, y sin necesidad de demostrar nada. Esta tarea se le daba bien. Pero no todo buen candidato es un buen presidente. Aún menos si persiste en su condición de candidato.

En definitiva, cualquier persona que quiera constantemente bailar justo en el medio de la pista, se arriesga a que le pueda salir bien o mal. Lo seguro es que no pasa desapercibida. Estar en la centralidad de la agenda exige mucho; por ejemplo, hacerlo bien ante la mirada de todos. Y lo que va demostrando Milei es que los aplausos están llegando a su fin.

* Doctor economía, director ejecutivo Celag Data

Estados Unidos sigue padeciendo la crisis de su diplomacia de fuerza y sus derivas mórbidas que impactan no sólo sus proyecciones imperiales, sino su proyecto político en el incierto proceso electoral que vive por su inmoral apoyo al genocidio que comete Israel en la franja de Gaza y en Líbano, buscando generar las condiciones para una guerra regional con potencial mundial.

La académica e investigadora india Anuradha Chenoy, entrevistada por Pascal Lotaz, del Centro de Estudios de la Neutralidad, se refirió a los golpes de Estado en Asia del Sur como el plan loco de gobernar de un Estados Unidos que actúa como un poder parasitario. Refiriéndose a la situación de Bangladesh y Pakistán señala: no somos parte de la OTAN, queremos ser neutrales y ejercer autonomía estratégica. Precisamente eso es lo que EU busca evitar, poniendo en jaque la soberanía nacional sobre territorio y recursos. Los mecanismos son variados, como la manipulación de conflictos sociales, o movimientos disidentes (las llamadas revoluciones de colores, Ucrania 2014, entre ellas) para generar un cambio de régimen más acorde con sus intereses.

Pero existen otras herramientas, como los acontecimientos importantes generados por los principales instrumentos financieros de EU: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, este último del Departamento del Tesoro, entre otros recursos con los que cuenta la Presidencia imperial, término popularizado por Arthur M. Schlesinger Jr. para describir una presidencia que actúa fuera de los límites constitucionales, de George Washington a George W. Bush (Ed. Houghton Mifflin, 1973).

Los llamados programas de ajuste estructural del FMI, supuestamente pensados para ayudar a gobiernos solicitantes que tienen que endeudarse para pagar la deuda, les imponen todo tipo de obligaciones, como la privatización de las empresas y bienes públicos, la eliminación de los subsidios, devaluación de la moneda, achicamiento del Estado, virtual desmantelamiento del presupuesto público y profundizando las crisis sociales, lo que genera protestas multitudinarias que suelen acabar en represión.

Recordemos el llamado Caracazo, un verdadero estallido social que se inició el 27 de febrero de 1989, luego de que el recién electo gobierno de Carlos Andrés Pérez impuso el programa de ajuste estructural del FMI. A finales de la década de los ochenta, el Estado venezolano vivió una profunda crisis económica que tuvo sus orígenes en el elevado endeudamiento externo contraído entre 1975 y 1978, cuando la deuda externa aumentó de 6 mil millones de dólares a 31 mil millones (Ver José Honorio Martínez, HAOL, Núm. 16, primavera 2008), ocasionando crisis cambiara, inflación, fuga de capitales, más la caída del precio del petróleo. Pérez anunció una serie de medidas económicas que acabarían siendo conocidas como el paquetazo, que “buscaba hacer de Venezuela, sustentada mayoritariamente por el Estado y los petrodólares, una economía de libre mercado en la que hubo recorte de gastos y aumentos de las tarifas de los servicios públicos”. El estallamiento social se saldó en cifras oficiales con 276 muertos, aunque según otras independientes pudo haber llegado a los 3 millares por la violenta represión policiaca y militar. (Alba Morgade, BBC Mundo, 27/2/2019).

En la Argentina de Javier Milei, se aplica un programa aún más drástico, un ajustazo sin precedente, aplicado sin piedad a los sectores más vulnerables que incluye quitar los subsidios al transporte público, ajustar a la baja las pensiones a los jubilados, subir los precios de las medicinas, dejar en la inanición a los hospitales públicos, quitar los comedores públicos, así como dejar que millón y medio de niños y niñas sufran hambre, según la Unicef.

En sólo seis meses la pobreza escaló 11 puntos llegando a 52.9 por ciento de la población, es decir, 30 millones de pobres. La indigencia subió de 6 a 18 por ciento lo que se considera una tragedia social, una realidad aberrante contenida en el programa oficial ya que la idea es bajar la demanda al límite de la subsistencia para pagar la deuda y lograr el déficit fiscal cero ( sic). Esto ha generado una masiva protesta histórica en defensa de la universidad pública que el gobierno pretende criminalizar.

En otra oportunidad mencione el cuidadoso periodismo investigativo de Greg Palast, sobre como los entes bancarios antes mencionados generan con fría precisión programas que a sabiendas de que van a causar disturbios sociales pueden ser fácilmente dispersados por balas, tanques y gas lacrimógeno. En entrevista a Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, y quien fuera economista en jefe del Banco Mundial y del FMI, despedido por exponer las realidades de sus programas de ajuste estructural, llegó a la conclusión de que los disturbios del FMI son dolorosamente predecibles. (Greg Palast, red Voltaire, agosto 2002)

Facebook: John Saxe Fernández

Tras 30 años regresamos al pasado. Antes de la reforma judicial de 1994 para ser juez o magistrado federal no hacía falta aprobar un concurso ni mostrar méritos, sólo se requería la propuesta de un ministro. A finales de 1994 se estableció la carrera judicial para llegar a juzgador mediante exámenes.

La reciente tómbola judicial donde se destituyó a cientos de jueces y magistrados sin un proceso administrativo que acreditara causas jurídicas para su remoción, obedece a una intención política y no a una falta jurídica de los representantes judiciales del estado federal. Ello deriva de que el consejo de la judicatura federal cambiara su papel de órgano administrativo judicial a órgano administrativo político.

Ante decenas de suspensiones judiciales que impedían la aplicación de la reforma judicial, resoluciones jurídicas que deben ser obedecidas bajo pena de cometer un delito federal, el pleno del consejo sesionó, decidió desobedecerlas y remitió listas con nombres y cargos para echar a andar la tómbola que establecería qué juez saldrá el próximo año. Un asunto que define al estado mexicano termina en la representativa burla del presidente del senado, al referir que después de la tómbola seguirá la lotería nacional. Si la tómbola reencendió los ánimos de juzgadores, la guasa prepotente caló más.

Si la suprema corte de justicia de la nación revierte el proceso legislativo de la reforma judicial, los políticos dirán que está en su contra. Visualizan al poder judicial como un partido político autónomo en lucha por mantenerse en el poder y por ello les resulta ilegítimo que la corte anule el pésimo proceso legislativo. El carro completo de la sobrerrepresentación legislativa permite modificar casi todo, como el sentido teleológico del consejo de la judicatura federal y evidenciar que los legisladores obedecen incluso sin consenso interno.

Carrera judicial, capacitación académica, administrativa y logística son conceptos y actividades sin importancia para futuros jueces. Sólo importa lograr la nominación y afinidad con las autoridades postulantes. Y cumplir al interés público.

La ley federal de los trabajadores al servicio del estado, la ley de amparo y, en los hechos, el consejo de la judicatura federal, han sido insuficientes para garantizar una debida defensa para los titulares judiciales destituidos. Este tema sin duda será motivo de análisis ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos a donde han acudido jueces y magistrados.

Si al final de la anterior administración autoridades del ejecutivo invocaban falta de competencia jurisdiccional para desobedecer resoluciones judiciales, el ejemplo del pleno del consejo de la judicatura federal marca el camino para la nueva administración: bastará que una autoridad argumente cualquier razón para deslegitimar una resolución judicial y no la obedecerá. El siguiente paso es que los particulares también desobedezcan razonadamente los mandatos judiciales.

Si en los hechos ya se eliminó la eficacia de resoluciones judiciales, apenas importaba la remoción de los juzgadores, porque de todos modos no serán obedecidos. Esta lógica política rompe la estructura de cualquier institución jurídica. Sin embargo, quedan los derechos laborales de esos jueces, que debían respetarse como los de cualquier trabajador.

Ante la inmovilidad judicial derivada del paro, el panorama para los usuarios del servicio de justicia es desalentador. Incluso han dejado de presentarse demandas. Se asume el desinterés de quienes ven cortado su proyecto de vida laboral por una causa no establecida cuando llegaron al cargo. Si el mérito en el desempeño ya no es tomado en cuenta para ser juez, poco sentido tiene mantener el esfuerzo realizado cuando sí importaba.

A pesar de la falta de pruebas sobre la supuesta corrupción que género la reforma judicial, se espera que los juzgadores que dejarán el cargo el año próximo actúen como si su labor fuera apreciada. Pura lógica política: si quienes estuvieron al día durante años comienzan a rezagar el trabajo, dirán los políticos que es prueba indirecta de la corrupción anunciada por el anterior presidente; si continúan en su esfuerzo que involucra trabajar a deshoras, enfrentar a delincuentes, lidiar con trabajadores judiciales no comprometidos, apenas servirá para algún comentario burlesco de esos legisladores que equiparan la tómbola judicial con la lotería nacional.

La atomización judicial interna (conflictos intersindicales, trabajadores sin sindicatos, jueces contra trabajadores, consejeros cuestionados, desinformación multireferente y otros) amplía de nuevo el paro. Incluso si la Corte Interamericana de Derechos Humanos revierte la reforma, el daño es irreversible.

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Escuche los podcasts Norteamérica sangrienta y Lo cotidiano trascendente en Literatura y derecho de Ricardo Guzmán Wolffer en Spotify y plataformas afines.

Sugerencias y colaboraciones: https://agendajudicialricardo guzmanwolffer.blogspot.com/

A lo largo de la vida, tenemos impresiones diversas de una misma persona o una misma cosa. Estas impresiones, a veces efímeras, pueden olvidarse, pero pueden también incrustarse en la memoria con toda su carga de absurdos.

Hay impresiones que se revelan reales con el tiempo. O, para decirlo en otra forma, si al principio ofrecen una apariencia de irrealidad, van adquiriendo la densidad de lo real en cuanto más tiempo van abarcando. Quizá sean menos raras de lo que parecen serlo, pero su misma abundancia las obliga a dispersarse, empujando y demoliendo muros, excavando túneles y pasadizos subterráneos, elevando escalinatas cuyos escalones se multiplican al mismo tiempo que se les va subiendo uno tras otro, uno a uno, mientras la escaleras se abren paso horadando muros y perforando puertas donde el camino terminaba sin llevar a ningún lado, y ahora lleva a otro hueco: agujero sin fondo del infinito vacío.

Los umbrales en territorio llano, esa tierra baldía evocada por T. S. Eliot, no tienen ni pueden tener existencia, por la simple y sencilla razón de que no puede haber puertas donde no hay paredes. Se trata de un terreno que se extiende siempre más allá; un más allá sin límites ni fronteras. Un infinito cuyo centro se desconoce, puesto que desaparece en el instante justo en que va a aparecer.

La vida humana, semejante a esa tierra baldía, desaparece al aparecer. Su destino no parece ser otro, oh inteligencia, soledad en llamas, que el de la desaparición, que el de quien todo lo concibe sin crearlo. De ahí, tal vez, el principio de la muerte que se impone en las más distintas y alejadas civilizaciones. El culto de la muerte se halla presente en las más primitivas culturas que suponemos el colmo del progreso… en el que sólo pueden creer los ingenuos, sabios ignorantes de la historia, capaces de imaginar un tiempo rectilíneo que no cesa de avanzar… sin meta ni fin.

A lo largo de un día, es decir, unas cuantas horas de una vida humana normal, las impresiones se suceden en nosotros. Un simple cruce de miradas entre un hombre y una mujer, sentados cada uno en vagones del Metro que avanzarán en sentido distinto en unos instantes, puede provocar una impresión de inmediato olvidada, como las miles de impresiones que nacen y mueren al mismo tiempo, esas tantas y tantas miradas que pueden cruzarse entre desconocidos cuando, a causa de esa casualidad escrita desde el principio de los tiempos, se sale a la calle y se sube al Metro. Puede también causar una impresión que dejará su recuerdo y su sello para siempre, tal el poema de Ezra Pound inspirado en este fugaz encuentro de miradas entre desconocidos que no volverán a cruzarse nunca a lo largo del futuro que les queda. Aunque acaso el porvenir no esté forjado sino de restos.

Sobran las ocasiones en que se escucha decir con un tono de desencanto, cuando no con el acento de la autosatisfacción que no oculta sus dudas: ya lo sabía, tuve esa impresión desde el principio.

La primera impresión es imborrable. Cierto, se la cubre con las capas de polvo que acumula el tiempo cuando no hay un soplo con empuje para barrerlas. Muchas veces, parece olvidada entre la maraña de recuerdos que pueblan el imaginario pasado que creemos el nuestro. Ese pasado que no cesa de extenderse inventándose ayeres como mañanas. Confundiéndonos en esa ida y vuelta constante que vivimos, buscándonos acaso sin desear encontrarnos, porque el encuentro abre las puertas que dan al extravío donde los caminos se entrecruzan como los hilos de una telaraña: construcción de pasajes en el vacío, se acercan entre ellos, pero no se tocan ni dejan una impresión distinta a la que puede dejar un sueño.

Se le veía lo ratero de lejos, oigo decir a mi padre cuando encontraron la maleta del tío repleta de objetos desaparecidos en la casa.

Primera impresión que reaparece de repente para probar con los hechos que fue tan real como su recuerdo, si el recuerdo tiene alguna realidad.

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