truena el látigo
Trump es especialista en fanfarronear lo que luego no habrá de
cumplir (recuérdese la verborrea constante sobre la construcción física
del muro fronterizo entre México y Estados Unidos), acogiéndose luego a soluciones
alternas que habrá de proclamar como ingeniosas sustituciones (la Guardia Nacional mexicana como migra 4T
en nuestra frontera sur). Así que nada será verdad en la retórica
trumpista hasta que se convierta en realidad (y, aún así, siempre se
reservará este personaje el recurso del saleroso recular).
Pero, aun cuando se tomen con las reservas debidas sus anuncios flamígeros, Trump entraña para México (el caso de Canadá tiene otro contexto) una oportunidad política dorada para mantener la exacerbación de sus seguidores, una base social ávida de acciones contra dos males que atribuyen al exterior, sin aceptar que hay específicas contrapartes de responsabilidad en la propia nación aún imperial, pero en clara decadencia.
Trump pretende castigar a México por dos flujos: el migratorio y el de estupefacientes (en especial, el fentanilo), como si fueran hechos aislados, sin correlación con el aprovechamiento hipócrita de la mano de obra sin regularización documental y del consumo vicioso que sin el abasto extranjero podría llegar a vías de mayor erupción social.
En lo inmediato, el tronante anuncio impacta a México en los dos ámbitos que se le exige controle y repare con rapidez, pues dice el próximo presidente que no retirará los aranceles hasta que sus demandas sean satisfechas. Obliga a México a lo que con toda prontitud se está haciendo con Omar García Harfuch a la cabeza: tratar de entregar cuentas aunque sean efectistas (la operación Enjambre, que usó mil 500 elementos para detener a un puñado de jefes policiacos de municipios menores y a una alcaldesa), mostrar más disposición a la confrontación letal con grupos del crimen organizado y detener a capos de mediano nivel.
En el ámbito migratorio, el gobierno federal parece muy dispuesto a apretar más la de por sí endurecida mano que el sexenio anterior mantuvo con Francisco Garduño (protegido hasta ahora, a pesar de tantos actos reprobables y criminales, como lo sucedido en Ciudad Juárez, con saldo de decenas de migrantes muertos en una virtual celda incendiada). En cuanto deje el gobierno de Puebla, Sergio Salomón Céspedes pasará a dirigir el Instituto Nacional de Migración (INM), con el apoyo, formal o informal, del represivo ex director del propio INM Ardelio Vargas, uno de los jefes policiacos que actuaron contra la APPO en Oaxaca y campesinos en San Salvador Atenco.
En cuanto a la economía, anoche mismo hubo un movimiento cambiario
del dólar a la alza respecto al peso. Y otra calificadora de deuda, HR
Ratings, bajó la perspectiva de México de estable a negativa, entre
otras causas porque el arribo de Trump podría llevar a un deterioro en la relación comercial con el principal socio de México
.
Por cierto, en Sinaloa, particularmente en Culiacán y sus alrededores, continúa y se agrava la violencia. El gobernador Rubén Rocha Moya, a pesar de todos los pesares, sigue flotando, totalmente rebasado por las fuerzas en pugna, abandonada la población a su suerte a pesar de los miles de elementos federales enviados allá.
Mucho se habla de que Rocha Moya es insostenible en las circunstancias del trumpismo desbocado y que podría ser invitado
a declinar (las perspectivas de relevo son igualmente perniciosas: se
ha llegado a hablar de Gerardo Vargas Landeros, actual presidente de
Ahome, por su capacidad
de mediar entre los dos bandos bélicos en pugna). ¡Hasta mañana!
X : @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx
Son pocas las personas que mantienen la cabeza fría con este tipo de problemas y son menos las que por gusto deciden vivir en un barril como el cínico Diógenes de Sinope, quien despreciaba los bienes materiales y se conformaba con un lugar que lo protegiera de las inclemencias de la naturaleza.
En nuestra época, quien no puede pagar la renta o pierde su casa se vuelve vulnerable. Este problema se recrudece con la urbanización. Entre más gente se concentra en las ciudades más se incrementa el precio de la vivienda y se dificulta encontrar un lugar dónde vivir.
Con la creciente migración el problema de la vivienda se recrudece. Pocas veces en la historia se ha presentado un desplazamiento tan amplio de personas como sucede en la actualidad. Además, el recién llegado sin recursos sufre el rechazo de la población local.
Se puede pensar que el problema de la vivienda se concentra en las regiones pobres del mundo, pero no es así. La población que tiene mayores temores por la falta de viviendas adecuadas es la de los países ricos.
De acuerdo con Statista Consumer Insights, Canadá es el país donde la gente se preocupa más por la vivienda, así lo manifestó 58 por ciento de la población encuestada. Le siguen Países Bajos, con 56 por ciento; España y Australia con 52 por ciento y Estados Unidos, donde 38 por ciento de la gente manifiesta que la falta de vivienda es el principal problema a resolver.
En cambio, en regiones de menor desarrollo como América Latina la preocupación es menor. En Brasil, 33 por ciento considera la falta de vivienda como el mayor problema social y en México, tan sólo 30 por ciento.
No contar con una vivienda hace la diferencia entre la incertidumbre y la tranquilidad, por eso es que muchos países enfrentan este reto como parte de sus políticas públicas en beneficio de los sectores de menores recursos.
no ideologización
Se reordenarán concesiones
Debemos permitir que cada mexicano tenga acceso al agua potable de calidad, con suficiencia.
Dijo la mandataria que por distintas razones, desde que el agua se
vio como una mercancía en los 90 y se pensó que ello iba a generar
eficiencia, hay distintos sistemas administrativos, transferencia de
derechos que no necesariamente cubren lo reglamentario y, al mismo
tiempo, se conoce poco cuánto líquido hay en el país. Entonces, lo
primero es poner orden en las concesiones, y esto lo vamos a hacer en
acuerdo con todas y con todos
.
Lo anterior hace recordar que entre tantas frases célebres de Carlos
Salinas de Gortari, como inquilino de Los Pinos, destaca la que
aseguraba que en su gobierno (como en los demás del régimen neoliberal) privatizamos por necesidad, no por obedecer una posición ideológica
.
Y se quedó fresco como lechuga, a sabiendas de que los grandes
corporativos agroindustriales serían los beneficiarios de la Ley de
Aguas Nacionales por él promulgada en 1992, la cual permitió concesiones
sin límite.
A la vuelta de los años, la no ideologización
(Salinas dixit) de la citada ley resultó ser catastrófica; en riguroso sentido contrario de lo comprometido
por el susodicho. Se ha documentado el resultado concreto de tal
acción: en 1992 había 2 mil títulos de concesión y en 2021 sumaban 600
mil (30 mil por ciento más), según datos de la Comisión Nacional del
Agua, lo que ha llevado a la sobrexplotación de al menos 157 acuíferos y
a la concentración del líquido en sectores productivos.
México ocupa el primer lugar mundial como consumidor per cápita de
agua embotellada, mientras aumenta la población que carece del líquido
para cubrir sus necesidades vitales. Se propició el auge de venta de
agua embotellada; con este negocio se favoreció a Coca-Cola, PepsiCo y
Nestlé con un gran costo para la gente, ya que el precio de la envasada
es entre 240 y 10 mil veces mayor que el de la llave
.
Algo más: en México, una quinta parte del agua concesionada
está en poder de un reducido grupo de 3 mil 303 empresas, que
representan 1.1 por ciento de los permisos de explotación del recurso.
Ello, mientras uno de cada 10 mexicanos no tiene acceso al líquido
potable; en tanto, las grandes empresas exportan
enormes cantidades en forma de productos que necesitan cientos de litros para su elaboración ( La Jornada, Braulio Carbajal).
¿Qué corporativos se beneficiaron con la no ideologización
salinista? Entre otros, Coca-Cola, Pepsi, Danone, Nestlé, Bimbo, Lala,
Bachoco, Femsa, Kimberly Clark (la de Claudio X) y Herdez. Además,
cerveceras como Anheuser Busch InBev y Heineken, consorcios mineros,
como Grupo México y Autlán, siderúrgicos como ArcelorMittal, Minera del
Norte, GoldCorp y Tenium, cementeras como Cemex, Holcim y Apasco. Y en
el inventario aparecen empresas de energía eléctrica, papeleras,
madereras, automotrices y otras agroindustrias, la mayoría de ellas
beneficiarias de voluminosas devoluciones fiscales, exenciones,
subsidios cambiarios y los destinados a la investigación y desarrollo
tecnológico del sector privado (a costillas del erario).
En la locura de la no ideologización
salinista, también aparecen ¡bancos privados!: varios
de ellos tienen importantes concesiones. Información de la Comisión
Nacional del Agua indica que las tienen BBVA, Santander, Banorte,
Citibanamex, Banco Azteca, Invex, HSBC, Mifel, Autofin, Banco del Bajío,
Monex, Bansí, CI Banco, Deutsche Bank y Scotiabank
( La Jornada, Braulio Carbajal).
De ese tamaño debe ser el reordenamiento anunciado por la presidenta Sheinbaum.
Las rebanadas del pastel
¿Y dónde está Gobernación?: “en las misas del domingo (en la Basílica de Guadalupe participó un grupo de magistrados y el embajador
Ken Salazar, te rogamos, Señor
),
la Iglesia católica arreció su activismo contra la reforma judicial y,
abiertamente, obispos y sacerdotes tuvieron expresiones de rechazo al
proceso que ya está en marcha para elegir a jueces, magistrados y
ministros” ( La Jornada).
Twitter: @cafevega, cfvmexico_sa@hotmail.com
La elección del pasado fin de semana da una idea de cómo va ese organismo. Si bien es cierto que Héctor Díaz-Polanco, recién electo presidente del movimiento, tiene todos los méritos para encabezar a un partido de izquierda, también lo es que hoy se requiere de una estrategia que renueve las formas de lucha del grupo político que debe entender que llegar al poder no significa de ninguna manera que la tarea ha terminado.
Lejos aún está la justicia, en todos sentidos, motivo principal del proyecto de las izquierdas. Eso, el estar lejos de la meta lo sabe, y muy bien, la derecha, que si bien en nuestro país ha perdido el rumbo en ambiciones triviales, no ceja en la idea de regresar al poder y pretende reorganizarse desde plataformas probadamente envejecidas y con líderes corruptos que carecen de credibilidad y fuerza moral para impulsar una fuerza política representativa de sus intereses.
No obstante la corrupción, la falta de ideas innovadoras y de principios que permitan la correcta gobernanza no les impide tratar de destruir todo lo que huela a bien común, como los programas sociales, base de los gobiernos de izquierda. Ese es, habida cuenta de que no tienen programa ni proyecto, el trabajo al que hoy dedican su tiempo y esfuerzo, y esa, entre otras, deberá ser la lucha que la izquierda en la capital del país tendrá que intentar.
Para Díaz-Polanco el asunto es difícil porque Morena se ha convertido en un amasijo de intereses en los que con mucha dificultad respiran las ideas. Un ejemplo claro es que durante las últimas dirigencias Morena perdió la calle, es decir: la calle es de todos menos de Morena, que no supo ni sabe, ahora, el valor de la protesta sobre el asfalto.
Tal vez uno de los ejemplos más claros sea lo sucedido frente a la reforma al Poder Judicial. Es cierto, se trata de un asunto a nivel federal, pero creemos que eso no hubiera impedido que Morena Ciudad de México saliera en apoyo del proyecto político más importante para acercar la justicia a la gente.
A todas luces, Díaz-Polanco podría ser el dirigente nacional, sin duda. Lo correcto sería eso, pero vivir en el mundo al revés tiene sus bemoles. En esta ciudad, por sus características políticas y sociales, la labor entre la gente joven será definitiva y en el partido nacional, la experiencia, el savoir faire político, es un factor de mayor importancia, pero ¿quién los entiende?
Mantener a la izquierda en el poder, sobre todo en la Ciudad de México, debe ser una prioridad y los horizontes se ven complicados. La dispersión de la población y las nuevas composiciones en el área metropolitana, dada por ejemplo la expulsión silenciosa de la población antigua u originaria, presentan nuevos componentes a los que se tendrá poner mucho cuidado en el futuro inmediato.
Así que la tarea deberá empezar por echar una mirada a la militancia que hoy parece muy descuidada. Aguas.
De pasadita
Ayer por la tarde escuché la voz de la señora Norma Piña, la misma que por el voto cómplice de la banda de la toga se convirtió en presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una entrevista en la que sin ningún recato señaló, palabras más o menos, que el Poder Judicial, como se encuentra ahora, es el único en oponerse al poder público.
Así nada más, la señora desnuda la entraña de su idea de justicia que, como lo muestran los ejemplos exhibidos en todos lados con pruebas controvertibles, van en contra de los intereses de las mayorías.
El poder público, recordemos, emana del Estado, es decir, de la voluntad de sus ciudadanos que comúnmente conocemos como gobierno, y el gobierno es el representante de las mayorías, según los criterios de la más pura de las democracias. Contra eso trabaja la señora Piña y su banda, que después de una y otras derrotas ahora busca hacer creer que la postulación de miles de personas que quieren ingresar al Poder Judicial proviene de una maniobra partidista y no del deseo de muchos por pertenecer a ese poder. Así que si no es Chana es Juana, pero de todas maneras quiere entorpecer lo imparable: la consumación de la reforma a la ley. La señora está que arde. Ni modo.
La titular de Semarnat, Alicia Bárcena, calificó de histórico el pacto por representar un
cambio de paradigma, un paso hacia un modelo integral de desarrollo
sostenible, que supere la visión extractivista, privatizadora y
desigualadora del periodo neoliberal
.
La implementación del acuerdo, el cual forma parte del Plan Nacional Hídrico 2024-2030 dado a conocer la semana pasada, conlleva avances tan importantes como la devolución por parte de empresas, distritos y unidades de riego de los volúmenes del líquido que les fueron concesionados por administraciones anteriores y que hasta ahora no ocupaban ni permitían su uso para satisfacer las necesidades sociales, así como un mayor esfuerzo en la reforestación y el cuidado de los humedales con el fin de contrarrestar los efectos del cambio climático.
Sin duda, esta institucionalización del nuevo paradigma supone noticias muy positivas para el medio ambiente y para los millones de mexicanos que carecen de este recurso en cantidad y calidad suficientes. Sin embargo, está claro que los ambiciosos objetivos establecidos se encontrarán con obstáculos infranqueables mientras no se concreten las reformas a la Ley de Aguas Nacionales y la Expedición de la Ley General de Aguas contempladas en el Plan Nacional Hídrico.
Debe recordarse que en la actualidad la norma rectora en la materia es la Ley de Aguas Nacionales promulgada en 1992 por Carlos Salinas de Gortari, una legislación neoliberal que responde a los intereses privados y que convierte el agua en un objeto de lucro sin tomar en cuenta las necesidades humanas.
La ley salinista ha beneficiado a un puñado de individuos y corporaciones con esquemas de concesión que en la práctica se ejercen a perpetuidad, con precios tan irrisorios que las industrias derrochan agua potable en procesos que podrían –y deberían– llevarse a cabo con aguas tratadas o reutilizadas; todo ello, mientras las comunidades carecen del líquido hasta para sus más elementales necesidades.
El esquema de entrega de los recursos naturales a los grandes capitales, así como a personajes de la política y la farándula, se puso en práctica con tal desmesura en el periodo neoliberal que entre 1995 y 2019 se incrementaron 3 mil 191 por ciento las asignaciones y concesiones para la explotación del agua.
La privatización fue acompañada del acaparamiento, pues 3 mil 404 usuarios concentraron 22 por ciento del líquido concesionado del país; es decir, 1.1 por ciento de los concesionarios aprovechan más de una quinta parte del recurso.
Si tal esquema de enriquecimiento privado con bienes públicos es inmoral en cualquier circunstancia, se ha vuelto insostenible en el contexto actual de estrés hídrico en que la escasez de agua afecta a 35 millones de personas y 80 por ciento de los municipios padecen distintos niveles de sequía.
Cabe esperar que se dé celeridad al diseño, discusión y aprobación de un marco legal que sustituya la nefasta desregulación salinista y haga efectivo el derecho humano al agua consagrado en la Constitución, pues sólo de este modo podrán conseguirse los objetivos del acuerdo signado ayer.
las consecuencias que conlleva la reforma judicial vulneran los derechos; claramente se observa que, o no conoce lo que está diciendo, o se inclina a tergiversar las cosas para apoyar el discurso ya muy desgastado de los juzgadores actuales. Ni por asomo comentó que dicha reforma se aprobó de forma democrática por la inmensa mayoría del pueblo, justamente por la corrupción y la injusticia que han imperado en el Poder Judicial.Si togados y el embajador de Estados Unidos acuden a la Basílica de Guadalupe lo hacen en calidad de visitantes o creyentes, pero ahí por supuesto que no ostentan título alguno porque, lo sepan o no, están sometidos a las reglas del clero y, por tanto, mal estarían solicitando adhesiones espirituales como si fueran apoyos políticos. Cabe exigir al clero católico el respeto al Estado laico y a las decisiones democráticas que emanan del pueblo.
El pueblo debe supervisar el trabajo del Poder Judicial
Un día después de su muerte, el periódico La Prensa publicó a ocho columnas Murió Lucio
, con la imagen de su rostro sin vida y un pie de foto que informaba que había recibido tres balazos: Uno
en el maxilar derecho, otro a la altura de la línea axilar posterior y
otro en la región dorsal. Las tres heridas fueron mortales
.
En esa fecha, los soldados aventaron su cadáver a una fosa común del cementerio de Atoyac de Álvarez, hasta que fueron exhumados el 3 de diciembre de 2001.
No abundan las fotografías del maestro guerrillero. Sin embargo, como la leyenda viva que es, su imagen aparece hoy día reproducida en centenares de murales en las paredes de las normales rurales y otras escuelas, mantas, carteles, grabados, cuadros, camisetas, tazas y materiales de propaganda.
Quizás, su foto más difundida sea en la que aparece sentado, con el rostro altivo, esbozando una sonrisa, con camisa azul, pantalón caqui, sombrero y la culata de su arma descansando en el piso entre sus piernas y las botas pisando una rama. A su izquierda se encuentra su compañero Ramiro (Pedro Hernández Gómez). La instantánea fue tomada, según el periodista Luis Suárez, por Gloria Brito, secretaria del senador Rubén Figueroa, durante su secuestro. El diario La Prensa la difundió a color y el libro Lucio Cabañas, el guerrillero sin esperanza la publicó en blanco y negro, e incluye parte de ella en su portada.
La estatua de bronce en su honor en Atoyac, esculpida por Jorge Ramírez en 2004, reconstruye esa estampa, sin Ramiro. Como recuerda el cronista Víctor Cardona, dos años antes, sus restos conservados en una vasija de granito habían sido depositados bajo el obelisco con motivos prehispánicos en el zócalo de la ciudad. Allí se levantó la escultura.
Esa imagen está plasmada en un mural en la Normal Rural de Tiripetío,
junto a la consigna que resume su línea de acción principal: Ser pueblo, hacer pueblo, estar con el pueblo
. También en la de Ayotzinapa, donde se graduó de profesor, acompañada del lema: Desgraciados los pueblos donde la juventud no haga temblar al mundo y los estudiantes se mantengan sumisos ante el tirano
. En la Casa del Estudiante que lleva su nombre en Morelia, Michoacán. Y en una foto intervenida por Antonio Gritón.
Abundan las canciones dedicadas al Partido de los Pobres y a su
líder. La tamaulipeca Judith Reyes, que tan cerca estuvo de él y su
lucha, canta: Porque sólo injusticias tenemos / y el gobierno del PRI
puede ver / que los pobres con Lucio Cabañas / vamos a la lucha y vamos
a vencer
(https://shorturl.at/QfdR9). La banda de ska punk italiana Bassotti, retoma el Corrido de Lucio Cabañas,
del gran José de Molina, y dice: “Que hay campesinos armados /
defendiendo la Montaña / comandados por un hombre / de nombre Lucio
Cabañas (https://acortar.link/XoLHgl).
El guerrerense Rosendo Radilla fue detenido y desaparecido por el
Estado mexicano el 25 de agosto de 1974. Su caso es emblemático en la
lucha de los desaparecidos de la guerra sucia. En su corrido dedicado al normalista rural levantado en armas, cantaba: Voy
a cantar un corrido / al pueblo y a la nación / de un hombre que es
guerrillero, / nacido de buena mata, / se llama Lucio Cabañas, heredero
de Zapata
.
La saga de Lucio ha sido inmortalizada, también, en la literatura. Destaca como una verdadera obra de arte, la gran novela sobre la guerrilla en México, Guerra en el Paraíso, de Carlos Montemayor. Ejercicio de guerrillero, crónica novelada sobre la vida del atoyaquense, de Carlos Bonilla Machorro; la obra de teatro Historia de Miguel, del dramaturgo Felipe Galván, y el cuento El silencio del muerto, de Felipe Fierro, han mantenido vivo el legado del luchador. Fundamental, también, es el documental de Gerardo Tort, La guerrilla y la esperanza (https://shorturl.at/OfAmS).
Cinco libros destacan en la misión de adentrarnos en la vida y obra del comandante. El joven Lucio Cabañas, de su hermano Pablo; Desde la trinchera; Brigada de ajusticiamiento campesino del Partido de los Pobres, de Pedro Martínez Gómez; Lucio Cabañas Barrientos: breve recorrido de sus etapas como estudiante, profesor y luchador social, de Eneida Martínez Ocampo; Lucio Cabañas y la guerra de los pobres, de Jacobo Silva, y Specters of Revolution. Peasent guerrillas in the Cold War mexican countryside, de Alexander Aviña (que, ojalá, muy pronto aparezca en español).
El 2 de diciembre de 2002, durante la ceremonia de inhumación de Cabañas, Carlos Montemayor, evocó: La
dignidad en la vida es lo que embellece a los pueblos y a las horas
que nos mantienen respirando, pensando, recordando. La dignidad no sólo
engrandece la vida de las personas, sino engrandece la vida de los
pueblos y Lucio Cabañas, su lucha, su pensamiento, cordialidad,
honestidad, su trato familiar amistoso, no solamente como comandante, no
sólo como combatiente, nos hizo dignificarnos a todos [...]. A partir
de la dignidad de Lucio Cabañas nuestro país es más grande, más puro,
más orgullosamente vivo. Esta dignidad no desaparece como la sangre que
se derrama, no desaparece como la corrupción que se oculta, no
desaparece como los desaparecidos, perseguidos y reprimidos que los
policías y ejércitos de nuestro país y de todo el mundo desaparecen.
Esta dignidad se acrecenta [sic] cada día
(https://shorturl.at/fUT70).
A 50 años de su caída en combate, la figura de Lucio Cabañas es más grande que nunca. Su dignidad –como dijo el poeta Montemayor– se acrecienta día con día.
X: @lhan55
Sentí que la encuesta podía fracasar, por lo que me puse en contacto
con el consulado mexicano dirigido por Ecce Iei Mendoza. Escuchó
atentamente mis preocupaciones y en un momento de la entrevista dijo: Vamos a buscar a esos que te están molestando
.
Ahí tuve que calmarlo, prometiéndole que si volvían a importunarme, lo
buscaría nuevamente. Le dejé una copia del cuestionario, pero desde ese
momento tuve la certeza de que terminaría mi trabajo exitosamente.
Recurro a esta anécdota para ilustrar la importancia de contar con apoyo
consular ante situaciones de amago en el extranjero.
Por eso me parece un acierto la instrucción de la presidenta Claudia Sheinbaum de revisar el funcionamiento de los consulados de México en Estados Unidos con el objetivo de coordinar de mejor manera el servicio y protección de los mexicanos residentes en ese país. Esta fue materia de poca atención en el sexenio de López Obrador, pues lidió con la pandemia que casi inmovilizó al mundo, alterando el funcionamiento no sólo de las representaciones mexicanas en Estados Unidos, sino en el planeta entero. Ahora, las amenazas de Donald Trump ponen en tensión al cuerpo diplomático en EU para enfrentar este nuevo desafío. Lo cierto es que la atención a los mexicanos que laboran en el extranjero estuvo en la preocupación de los primeros gobiernos de la Revolución Mexicana.
En el artículo 123 de la Constitución de 1917, aún bajo condiciones de división faccionaria, los legisladores incluyeron las condiciones bajo las cuales los mexicanos debían firmar contrato con empresario extranjero, bajo la supervisión de la autoridad municipal y el visado del cónsul mexicano del lugar donde iría el trabajador. Se especificaba que los gastos de retorno correrían a cargo del patrón contratante. Pero pasó buen tiempo para que la protección de ciudadanos mexicanos se profesionalizara con programas específicos de servicio por la Secretaría de Relaciones Exteriores. A la par también creció la población migrante en Estados Unidos, hasta alcanzar 12 millones de mexicanos, de los cuales hay poco más de 4 millones indocumentados. En un magnífico ensayo de Karla Angélica Valenzuela, publicado por Interdisciplina (UNAM, 2019), consigna la progresión de los programas de protección de connacionales en el extranjero hasta concebirlos como instrumentos de protección social que tienen el propósito de empoderar a las comunidades, pues, si bien antes se trataba meramente de servicios legales, ahora los consulados despliegan programas de alfabetización, de salud e integración de las comunidades en el entorno de anglos y otros grupos étnicos.
En otra parte de su trabajo, de pasada Karla Angélica entró a un tema que hoy es necesario revisar, respecto a los temores en los años 80 de que la ley Simpson Rodino de 1989, que legalizó a millones de mexicanos, pudiera llevar a la pérdida de identidad de la segunda generación de esos regularizados, asimilándose a la cultura anglosajona, lo cual los alienaría de las costumbres y tradiciones mexicanas.
La reciente experiencia de los votantes latinos que incrementaron su voto a favor de los republicanos, entre los cuales hubo buen porcentaje de mexicanos, habla de que en ese conjunto de migrantes no pesaron las amenazas ni las ofensas de Trump, pero sobre todo denota la ausencia de organizaciones y cuadros políticos con claridad suficiente para defender los intereses del conjunto latino. Con esa realidad tendrá que lidiar la defensa de migrantes. En contra, la rigidez de la escuela de la diplomacia mexicana en los últimos 40 años, despojó a sus cuadros de cualquier voluntad proactiva, necesaria para entrar en la dinámica de los retos que anuncia el sistema estadunidense.
Pero la realidad es más caraja de lo que aparenta: si Estados Unidos y Europa intensifican los ataques contra Rusia y probablemente China, el poderío estadunidense estará muy ocupado para emprender una deportación como la que imagina Trump, y aparecerá otra vez el complejo fenómeno migratorio de 1951 escenificado durante la guerra contra Corea; mientras había deportación, al mismo tiempo se activaron contrataciones de la fuerza de trabajo mexicana para suplir los puestos necesarios para su economía. Paradójico, pero parecería que ese es nuestro chance.
*Profesor de El Colegio de Sonora
Friedrich Katz, La servidumbre agraria en la época porfiriana, sintetiza las formas de la propiedad y las relaciones laborales en el campo. Horacio Crespo, Modernización y conflicto social. La hacienda azucarera en el estado de Morelos, 1880-1913, muestra cómo se desarrolló el capitalismo agrario en Morelos y las razones del movimiento zapatista. Armando Bartra, El México bárbaro: monterías y plantaciones del sureste en el porfiriato, analiza la brutal explotación de la mano de obra en las áreas dedicadas al cultivo y expolio de productos agrícolas y silvícolas de exportación: nos enseña que el famoso reportaje de John Kenneth Turner se quedó muy corto y que La rebelión de los colgados, de B. Traven, es una novela testimonial, como dejó claro Jan de Vos en Oro verde.
Leticia Reyna escribió Las rebeliones campesinas en México (1819-1906),
donde estudia la resistencia contra el avance de un sistema que los
oprimía y las políticas orientadas a despojarlos de sus tierras, y cómo
se van transformando de levantamientos espontáneos en luchas que ponían en cuestión la estructura del poder en conjunto de manera consciente y organizada
. Para el intento de exterminio de los yaquis, Los irredentos parias, de Raquel Padilla, y Yaquis, de Paco Ignacio Taibo II. Para entender las campañas de exterminio del nómada, Carlos González y Ricardo León, Civilizar o exterminar: tarahumaras y apaches en Chihuahua, y Martha Rodríguez, Los indios en Coahuila durante el siglo XIX. Para acercarse a la guerra contra los mayas de Yucatán, El cristo indígena, el rey nativo, de Victoria Reiffler, y Ki: historia de una planta y un pueblo, de Fernando Benítez, que, además, pone énfasis en la brutalidad del enclave de plantación en torno al henequén.
Rodney Anderson, Parias en su propia tierra: los trabajadores industriales en México, 1906-1911, presenta el estudio más completo acerca de los obreros. La oposición política contra la dictadura y las formas en que fue silenciada y reprimida pueden leerse en James Cockroft, Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana; Armando Bartra, Regeneración: la corriente más radical de la Revolución a través de su periódico de combate, o Claudio Lomnitz, El regreso del camarada Ricardo Flores Magón. Y hay un montón de monografías sobre rebeliones antiporfiristas y su violenta represión, por ejemplo: Jesús Vargas Valdés Tomóchic: la revolución adelantada; Emilio Kourí Un pueblo dividido; o Andrés Manuel López Obrador, Catarino Erasmo Garza Rodríguez…
El carácter del porfiriato como agente del gran capital internacional (90 por ciento de nuestras exportaciones beneficiaban directamente a los grandes trusts petroleros y mineros británicos y estadunidenses, y a empresas como la International Rubber Co, de caucho, o la International Harvester Co, del entonces vital henequén) puede verse en el ya citado libro de Bartra, El México bárbaro…, y en la obra maestra de Friedrich Katz, La guerra secreta en México. También, en los libros de Priscila Connolly, John Mason Harth, Lorenzo Meyer, Fernando Benítez, Carlos Marichal y numerosos autores. Y saliéndonos de México, para entender globalmente el periodo, sugiero Eric Hobsbawn, La era del imperio.
Ese imperialismo tenía una ideología: el positivismo, el darwinismo
social, la religión de la ciencia. Repitiendo en México el discurso
racista, organicista y civilizador de los imperios, el porfiriato
convirtió las guerras endémicas contra apaches, comanches, yaquis y
mayas en guerras de exterminio fundadas en el mismo tipo de argumentos
científicos con los que el imperialismo británico justificaba las
atrocidades que perpetraba en África o Australia; el francés en Argelia y
Vietnam, la corona belga en el Congo, EU en las grandes llanuras y
Rusia en Asia central (similares argumentos del Holocausto o de las
leyes de segregación vigentes en EU hasta mediados del siglo XX). En ese
y otros aspectos, el porfirista fue un régimen entreguista, al servicio
de los intereses económicos de las grandes potencias. En el porfiriato
se hablaba de civilizar o exterminar y ese discurso científico
fue absorbido por importantes sectores de las clases medias y populares y aún persiste. Para entenderlo, Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana, y Leopoldo Zea, El positivismo en México.
Entre 1955 y 1972, bajo la coordinación de Daniel Cosío Villegas, se publicaron las más de 8 mil páginas de la Historia Moderna de México (con la colaboración de enormes historiadores, como Luis González y González, Moisés González Navarro y otros) en que intentaron comprender y explicar los procesos históricos de México de 1867 a 1911.
¿Les parecen demasiados libros, señores de la derecha? Me atrevo a sugerirles la síntesis que de sus descubrimientos hicimos Felipe Ávila y un servidor en el capítulo inicial de Breve historia de la Revolución Mexicana ( https://acortar.link/MiHZMa ).
autónomos. En particular, las comisionadas y el presidente del INAI afirmaron que es indispensable una institución separada del poder político para la defensa de los derechos humanos. La enmienda constitucional, en el caso del INAI, convierte en juez y parte al Poder Ejecutivo en materia de transparencia, dijeron. Los argumentos vertidos rayaron en la hipocresía, o fueron definitivamente falsos.
Taimadamente, la derecha calla los numerosos hechos de corrupción practicados en esos organismos, y el hecho sustantivo de que no sirvieron al objetivo para el que supuestamente fueron creados, sino para encubrir la corrupción de miembros de los gobiernos neoliberales, federal y estatales. (El mutis al Coneval tuvo un origen distinto.)
Más allá de esos hechos reales, la oposición liberal y neoliberal
mantiene una idea falsa sobre el poder político y, por tanto, sobre el
carácter de los organismos suprimidos. El poder político, suele creerse,
es una cosa
autónoma de la sociedad que es ocupado por turnos
por este o aquel partido político. Se da por descontado que el poder
político, por definición, es corrupto y está en contra de la sociedad.
Por tanto, son necesarios órganos autónomos
del poder político
para asumir la tutela de los derechos humanos de la sociedad. En esta
visión del poder, por tanto, se requieren esos órganos para que nos
defiendan. No nos dicen qué debe hacer la sociedad cuando esos órganos,
como es el caso, son corruptos.
Desde el flanco izquierdo, algunas corrientes también mantienen la
posición de que el poder político es corrupto por necesidad, y está en
contra de la sociedad por definición. Es ésta, también, una forma de
cosificación del Estado generalmente deudora de teorías sustancialistas
como las de Michel Foucault. Marx, quien se dio cuenta de que el capital
no es una cosa sino una relación social, permitió a pensadores como
Antonio Gramsci o Nicos Poulantzas y otros, percibir que el Estado y el
poder político es, asimismo, una relación social. El poder del Estado no
es una sustancia preformada, sino una correlación entre fuerzas
políticas de la sociedad. Una correlación social que se condensa en la
materialidad institucional del Estado. Las realidades humanas del mundo
son eso: relacionalidad. El poder no es una totalidad cerrada y unificada, sino fragmentada, un campo estratégico de lucha
, como escribe J. Orovitz Sanmartino siguiendo a Gramsci.
En el marco del capitalismo, el centro duro de la institucionalidad estatal, vale decir, las leyes jurídicas básicas, especialmente las referidas a la propiedad privada de los bienes de producción, favorecen de modo permanente al campo de la clase dominante. Frente a esa endiablada fortificación del capital, las fuerzas dominadas han ido arrancando, en la arena del Estado, a veces con lentitud exasperante, derechos que han mejorado la vida de millones. Sigue celebrándose la conquista de la jornada de ocho horas, aunque los derechos arrancados al capital son muchos más. Quitarse de encima esa fortificación del capital implicaría, parece claro, el fin del capitalismo: eso no ocurrirá en el espacio de un Estado-nación. Por ahora, el futuro previsible es un fin del capitalismo en el marco global, aunque acaso ocurra mediante crisis en cadena de los estados-nación. En tanto, la fuerza militar del capitalismo global resguardará, en última instancia, con todo su poder, la fortificación capitalista.
En México, la reforma del Poder Judicial –aprobada en la última campaña presidencial por millones de mexicanos del mundo desfavorecido– anuncia mejores tiempos en múltiples áreas relativas a la justicia social. Después de tantos lustros de capitalismo neoliberal corrupto, los mexicanos hallaron en la 4T una ruta para arrancar derechos que han abierto no sólo su esperanza, sino la realidad de una vida mejor y en mejoría. La correlación de fuerzas en el seno del Estado ha cambiado notoriamente; se han despejado caminos antes obstruidos para los más. Las fuerzas políticas de la dominación están desorganizadas, los de abajo pueden seguir mejorando, en una sociedad brutalmente desigual. Hay espacio para cambiar la vida.
La necesidad imperiosa
de contar con organismos autónomos
para defender los derechos humanos de los mexicanos resulta por lo
menos risible. La arena del poder político cambió; la correlación de
fuerzas es otra. Damos pasos alejándonos de la desigualdad prianista neoliberal. La derecha política y sus representados, que quieren defender los derechos humanos
de los ciudadanos mediante organismos autónomos
del poder, en realidad quieren instrumentos para defenderse y obstruir al gobierno de la 4T y seguir per secula seculorum con
los privilegios de los que gozaron a mansalva. No había tal cosa como
organismos autónomos del Estado, sino más leyes y más instituciones,
además de las contenidas en la materialidad institucional del Estado, a
favor de los de arriba.
denigraba a México.
Jaime Torres Bodet ya había creado la Comisión Nacional de Libros de
Texto Gratuitos y promovido la construcción de los museos Nacional de
Antropología y de Arte Moderno. Y tal vez por ese currículum exitoso en
la administración pública se sumó a ese coro abyecto que repudiaba la
obra de Lewis, mientras en la calle se escuchaba a Angélica María cantar
Dominique nique nique
, quien sólo cantaba a Dios
, y Los Hermanos Carrión hacían suspirar al respetable con Magia blanca, dedicada a una mujer divina
. Eran los años previos a las Olimpiadas que llevarían el nombre de México a todo el mundo
; los años previos a la masacre de la Plaza de las Tres Culturas.
Oscar Lewis, autor del libro en cuestión, no era un incendiario financiado por el comunismo, como decían, sino un antropólogo reconocido en todo el mundo. Su obra publicada originalmente en inglés fue considerada uno de los 10 libros más influyentes en la década de los años 60 según la revista Time, y la edición francesa recibió el premio al mejor libro extranjero en 1963.
Hace seis décadas, Arnaldo Orfila Reynal, como director del FCE, publicó Los hijos de Sánchez.
Pocos meses después, al agotarse la obra, publicó una segunda edición.
Rafael Solana fue el detonante que alebrestó al enjambre de
triquitraques que dieron el contexto para que Luis Cataño Morlet,
entonces juez del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y
presidente de la Sociedad de Geografía y Estadística, en una conferencia
pública a la que asistió el presidente Gustavo Díaz Ordaz, presentara
una demanda judicial contra Lewis por ser el autor de un libro obsceno y difamatorio
.
En sus páginas, según Cataño Morlet no existía “picardía, insolencia,
palabra soez que no esté escrita y repetida mil veces… ello no es nada,
comparado con la cruda descripción de escenas eróticas y homilías de
ebrios, mariguanos (sic) hampones y vagos”.
De los muchos que defendieron la obra (Fernando Benítez, Andrés Henestrosa, Ricardo Pozas), una voz llamó la atención: la de una escritora que conocía muy bien la cultura de la pobreza en Chiapas y no tuvo pelos en la lengua para criticar al tribunal inquisidor. Rosario Castellanos escribió en Excélsior el 20 de febrero de 1965:
¿Qué razón es la que se invoca tan deleznable que tiene que recurrir a la fuerza para sostenerse?
Esos arrebatos de cólera
“no son síntoma sino de la inoperancia… Carecen de contacto directo y permanente con el mundo que los circunda”.
Aunque la Procuraduría General de la República finalmente falló contra la demanda interpuesta por Cataño Morlet (no se perturba la paz, ni se afecta la soberanía, la moral y las buenas costumbres), la campaña contra el director del FCE continuó. Antonio Ortiz Mena, quien como secretario de Hacienda formaba parte de la junta de gobierno de la editorial, fue el verdugo ejecutor que le pidió la renuncia. La lectura para el gobierno diazordacista era clara: ningún extranjero de izquierda podría estar al frente de la editorial.
De nada sirvió ese golpe de censura. El libro fue publicado por dos editoriales privadas y años después el propio FCE volvió a publicar la obra de Lewis. Vicente Leñero la llevó al teatro con una buena temporada de funciones que duró medio año. Arnaldo Orfila fundó Siglo XXI, una nueva editorial con apoyo de la comunidad artística y cultural. La casa de Elena Poniatowska fue la sede del nuevo sello.
El golpe de censura contra el libro y el cese de Orfila Reynal anticiparon el oscuro año de 1968. La tentación autoritaria empieza por la cultura censurando libros, obras de teatro, exposiciones de pintura. Lo que sigue, generalmente, es un plato de sangre. No hay censura menor.
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