4/07/2011

En 21 estados, miles de personas exigen: "ni un muerto más"

Marchas contra la violencia
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Unas 800 personas participaron en la protesta realizada en Jalapa, VeracruzFoto Notimex

De la redacción
Periódico La Jornada
Jueves 7 de abril de 2011, p. 4

Miles de personas marcharon en 21 entidades para exigir un alto a la violencia, la corrupción y la impunidad, con la consigna de que ni un joven ni una persona más muera a manos del crimen organizado ante la pasividad y la complicidad de las autoridades.

Los manifestantes salieron a las calles en respuesta a la convocatoria del poeta Javier Sicilia, cuyo hijo fue asesinado junto a otras seis personas el pasado 28 de marzo en Morelos.

En Veracruz, Nuevo León, Chihuahua, Guanajuato, San Luis Potosí, Coahuila, Aguascalientes, Oaxaca, Querétaro, Chiapas, Yucatán, Puebla y Colima se concentró el mayor número de participantes, mientras en Michoacán, Durango, Tlaxcala, estado de México, Quintana Roo, Hidalgo, Tamaulipas y Jalisco decenas de estudiantes, académicos y activistas sociales portaron pancartas con mensajes como Queremos vivir en paz, No más sangre, Quiero caminar sin miedo y Ni un muerto más.

En Puebla, la mayor protesta

Entre dichas entidades, la manifestación más numerosa se realizó en Puebla, donde participaron al menos mil personas. El contingente que asistió a la marcha estuvo integrado por familias enteras, activistas, estudiantes, universitarios, intelectuales, artistas, periodistas y diputados locales.

Unas 800 personas participaron en Jalapa, Veracruz. Los manifestantes izaron una manta en la plaza Sebastián Lerdo de Tejada con la leyenda ¡Justicia para tod@s!, y lanzaron consignas para exigir el retiro del Ejército de las calles.

En Guanajuato, cerca de 450 personas de la capital estatal y los municipios de Celaya y León salieron a manifestarse en apoyo a las familias de los jóvenes asesinados en Cuernavaca. Estamos hartos de tanta sangre. Seguro cuando termine el sexenio, Calderón se irá del país y dejará el avispero. Es increíble que todavía tenga el descaro de cobrar una compensación porque dice que su trabajo es de riesgo; ¡ya ni la chinga!, comentó Sandra Flores.

En Monterrey, Nuevo León, unas 300 personas se reunieron frente al Palacio de Gobierno de Nuevo León, y corearon consignas como Felipe, tu guerra no me gusta y Pueblo, protesta, o no sales de ésta.

En Saltillo, Coahuila, se movilizaron unas 200 personas. Estamos a merced de la violencia criminal de los asesinos y de la violencia simbólica de aquellos a quienes indebidamente elegimos para que cuidaran de nosotros, consideró el historiador Carlos Valdés Dávila.

El obispo de Saltillo, Raúl Vera López, dijo que la sombra de la violencia cada vez abarca más espacios de la sociedad, y el Estado mexicano se debilita al estar permeado por las organizaciones criminales.

En San Luis Potosí se contabilizaron 500 asistentes a la marcha, en Aguascalientes 200, en Querétaro la misma cantidad, en Yucatán 150, en Colima 100 y el mismo número en Chiapas.

En Oaxaca, unos 200 ciudadanos, entre ellos el pintor Francisco Toledo, marcharon de la plazuela del Carmen Alto al zócalo de la ciudad para exigir al gobierno federal modificar su estrategia de combate al crimen organizado.

Decenas de universitarios y activistas marcharon en el estado de México, Jalisco, Durango, Michoacán, Tlaxcala e Hidalgo.

En este último estado, el activista Alfredo Alcalá señaló que de acuerdo con cifras del propio gobierno federal de diciembre de 2006 a finales de 2010 se tenían contabilizadas 34 mil 612 ejecuciones, en el contexto de la llamada guerra contra la delincuencia organizada.

En Ciudad Juárez, Chihuahua, decenas de maestros, luchadores sociales y estudiantes realizaron un plantón para exigir además el esclarecimiento de los homicidios de al menos 17 activistas, perpetrados en la entidad en los últimos tres años.

En Durango, estudiantes caminaron en silencio con pancartas en mano. Exigieron el esclarecimiento de la muerte de un estudiante de veterinaria, desaparecido el 24 de marzo y cuyo cuerpo fue encontrado horas antes de la manifestación.


El estamos hasta la madre se propaga en Argentina y España

Stella Calloni y Armando Tejeda
Corresponsales
Periódico La Jornada
Jueves 7 de abril de 2011, p. 4

Buenos Aires, 6 de abril. Estamos hasta la madre, fue la consigna que cientos gritaron hoy en Argentina y España para protestar por el asesinato del hijo del poeta mexicano, Javier Sicilia, Juan Francisco Sicilia, y seis personas más en Morelos.

Estamos hasta la madre. Si no pueden, renuncien se leía en un cartel frente a la embajada de México en Buenos Aires, adonde llegaron manifestantes autoconvocados en las últimas horas para protestar por el asesinato de Juan Francisco Sicilia, de 24 años, y otras seis personas. Fue la respuesta simbólica y conmovedora a la carta de Javier Sicilia, que da la vuelta al mundo y origina manifestaciones en varias ciudades.

En Buenos Aires, los manifestantes pusieron fin al acto al colocar flores y velas en la calle afuera de la sede diplomática. En otras se leía: México no es un rastro, Todos somos Sicilia, “Más educación, trabajo y prevención. Menos balas y muertes. Calderón párale a tu ‘guerra’”.

También se exhibieron textos impresos de diarios y revistas de México entre ellos La Jornada, donde se leían las cifras de los miles de muertos en la guerra (esta palabra siempre la entrecomillaron).

En Madrid, Barcelona y San Sebastián se repitió el grito de ¡Estamos hasta la madre! de la violencia, de los políticos, de los criminales y de la guerra iniciada por Felipe Calderón.

Cientos de mexicanos y ciudadanos españoles expresaron con veladoras encendidas, con poemas, con la palabra sentida de Sicilia, su profundo pesar por lo que ocurre en México, y lanzaron duras críticas al gobierno de Calderón, que ya no tiene ni autoridad moral ni credibilidad.

La concentración en Barcelona fue la más numerosa: unas 200 personas se desplegaron en la céntrica Plaza Sant Jaume, a un costado de los edificios de la Generalitat de Cataluña y del ayuntamiento de Barcelona. En una gran pancarta expresaron: Emergencia nacional. ¡Ni un muerto más! México, 40 mil muertos.

En los actos de protesta de Madrid, frente a la embajada de México, en Barcelona y en San Sebastián (País Vasco), en la plaza del ayuntamiento, se leyó la carta abierta de Sicilia y su proclama de ¡Estamos hasta la madre!, pero también se señaló y se denunció con cifras lo que está ocurriendo en el país: 40 mil muertos en lo que va del sexenio, 9 mil desapariciones, 11 mil secuestros y el dato escalofriante de que entre los fallecidos hay más de mil 100 menores de edad, muchos de ellos apenas unos niños.

En Los Ángeles, organizaciones civiles convocadas por el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB) y del Frente Unido de los Pueblos Americanos realizaron una manifestación frente al consulado de México para protestar por “la guerra de Calderón en contra del narco”, informó Bertha Rodriguez, vocera de la FIOB.

Con información de agencias


Manifestaciones poéticas y de rabia de escritores, artistas, ciudadanos y abogados

Sí son nuestros muertos, no es nuestra guerra, expresaron en el mitin del DF

Fabiola Martínez y Fernando Camacho
Periódico La Jornada
Jueves 7 de abril de 2011, p. 3

Sí son nuestros muertos, no es nuestra guerra. Fue la frase que dio sustento a una marcha a la que le urgía despegar de la explanada del Palacio de Bellas Artes para dar inicio a lo que fue una catarsis ciudadana y poética. Las letras, el ensayo y los versos sustituyeron a la retórica política, al discurso partidista.

El destinatario de la exigencia fue quien en 2006 inició una estrategia para legitimarse. Y a más de cuatro años, con el recuento de casi 40 mil muertos de la guerra contra el narcotráfico, la gente salió ayer a las calles de la capital para decir No más sangre, fuera Calderón, Ni uno más ...¡Estamos hasta la madre!”

La de ayer no fue una protesta del silencio o de gente vestida de blanco que clamaba por un alto a la violencia, entendida como recuento de delitos; esta vez, se trató de reclamar al Presidente que pare su guerra, porque, como dijo Alejandro Martí, parafrasearon, si no puede, que renuncie.

La convocatoria del poeta y escritor Javier Sicilia, padre de uno de los siete ejecutados la semana pasada en Morelos, encontró un eco que se hizo oír en tan sólo un par de días a través de las redes sociales y algunos otros medios de comunicación.

Miércoles en la tarde. Eje Central. Una multitud se reúne sin necesidad de profesionales de las marchas, de aquellos que dicen dónde acomodarse; por dónde y a qué hora arranca la descubierta; quién carga el altavoz, o quién va a la vanguardia. Tampoco estaba el que distribuye las pancartas de plástico ni el que guía al contingente.

Esta vez, la espontaneidad tomó el lugar principal. Apenas, los más prevenidos, repartían al paso fotocopias de propuestas y exigencias; de poemas libres; o un machote de nuevas consignas para la marcha nacional: codo con codo/ Sicilia somos todos; este gobierno/ nos hunde en el infierno; Felipe, ya es hora/ legisla la droga; los cuernos de chivo/ a nadie dejan vivo; ¿quién dio su licencia/ a toda esta violencia?/ Felipe, tu pendencia.

En unos cuantos minutos, después de las cinco de la tarde, ya estaba colmada la calle de 5 de Mayo. Ahí iban artistas y muchos ciudadanos afectados por la violencia, como la señora que tuvo que salir huyendo de la pesadilla que trajeron a su vida los policías judiciales que la secuestraron en Cuernavaca.

También caminaban por el Centro Histórico estudiantes de universidades privadas que no daban crédito a las recientes declaraciones del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, de que en siete años disminuirá la violencia porque son perversas. La violencia generada aquí es consecuencia de una estrategia mal planteada, lamentaban estudiantes de ciencia política del ITAM.

Muchos jóvenes, múltiples propuestas que tenían como eje la cultura y la educación como antídoto de la desesperanza.

Entre poetas, pintores, estudiantes, actores, músicos, escritores, periodistas, escultores, abogados y ciudadanos procedentes de varios puntos de la capital y estados vecinos, se improvisaron las más variadas consignas, que pasaron, siempre, por la exigencia de un cambio profundo para acabar con la corrupción e impunidad tan características de la guerra.

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Una ofrenda, propuestas e indignación se observó en la marcha del Zócalo capitalinoFoto José Carlo González

Al llegar a la Plaza de la Constitución, conmovidos por el dolor no sólo de su colega o amigo Javier Sicilia, sino de todas las familias rotas, los artistas fueron dejando, uno a uno, pasajes, letras, imágenes, de lo que ya no quieren ver más en un país de casi 10 mil muertos por año, desde que empezó el sexenio calderonista.

A diferencia de otras manifestaciones, en ésta la impotencia, la rabia y la incredulidad se vertieron en gran medida mediante ensayos lúcidos y elocuentes, de versos y de metáforas. “La violencia proviene tanto de los narcos, de los criminales, como de las policías y el Ejército”, señaló María Rivera, tras dar lectura a su poema Los muertos, escrito por la masacre de los 72 migrantes en Tamaulipas.

Criminales mexicanos

Los que estuvieron en el Zócalo refutaron el discurso oficial, aquel que “responde con cinismo y a manera de consuelo de que la gran mayoría (de los muertos en esta guerra) son criminales, ‘los malos que están matándose entre sí’”. Gran sofisma –advierte el poeta Eduardo Hurtado– porque los muertos son mexicanos con derechos y obligaciones... hermanos y tíos de campesinos metidos a sicarios; cuñados y primos de tantos otros que hoy viven atados al temor; soldados de familias humildes metidos a ejercer funciones que no les corresponden”.

Durante el mitin, fue el discurso poético el que más concitó la atención de la gente. El que generó el silencio más respetuoso. El que resumió lo que los pronunciamientos políticos apenas sabrían rozar. El que materializó en un solo golpe la solidaridad de quienes sienten como propia la herida de los deudos.

Entre los convocantes y oradores estaban Paco Ignacio Taibo II, Daniel Giménez Cacho, Ofelia Medina, David Huerta, Ana García Bergua, Francisco Segovia, Eduardo Hurtado, María Baranda y Eduardo Vázquez, pero también miles (el gobierno capitalino calculó 10 mil) con la misma gana de que la sociedad civil sea la única interlocutora válida de sí misma.

Muchos artistas en el templete y abajo, como Eduardo y Ana, de los ciudadanos de a pie, fueron al Zócalo con la esperanza de entregarle a Sicilia –quien estaba en Cuernavaca– una carta con poemas de Torres Bodet. Uno de ellos, en especial, dedicado a los que ya no están: Yo soy tu verdadera fosa. Vives en lo que pienso, en lo que digo, y con vida tan honda que no hay hora y lugar en que no estés conmigo.

Por la noche, desde el Palacio de Covián, el subsecretario de Gobierno, Juan Marcos Gutiérrez, dijo que todas las marchas le merecen respeto, porque es una expresión legítima de la sociedad, la cual debe sumarse al gobierno, para combatir el crimen.

El gobierno no ha logrado controlarla, sostiene Robert Mueller en la Cámara de Representantes

Niveles sin precedente de violencia en México, advierte el director de la FBI

David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 7 de abril de 2011, p. 11

Nueva York, 6 de abril. El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), Robert Mueller, consideró hoy que la violencia en México ha llegado a niveles sin precedente y que el gobierno aún no ha logrado controlarla, mientras que por otro lado persiste la preocupación por presuntos terroristas extranjeros ingresando a Estados Unidos desde la frontera sur.

Al asistir a una audiencia ante el Comité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes, Mueller señaló que la violencia extrema a través de nuestra frontera suroeste continúa impactando a Estados Unidos, y dio como ejemplos el asesinato de una empleada del consulado estadunidense en Ciudad Juárez, Chihuahua, el de su esposo y otro trabajador de esa legación, y la agresión a balazos en una carretera de San Luis Potosí contra dos funcionarios de Inmigración y Aduanas (ICE), también ciudadanos de Estados Unidos, donde murió el agente Jaime Zapata y resultó herido su compañero Víctor Ávila.

Mueller fue interrogado sobre si lo que ocurría en México es una guerra. No la llamaría una guerra de gran escala; yo diría que hay facciones en guerra que emplean el homicidio como mecanismo de control de territorio, y eso ha contribuido sustancialmente al número de muertes en México, a pesar de que los militares y la policía han llevado a cabo esfuerzos sustanciales, respondió.

El representante republicano por Texas, John Culberson, dijo a Mueller que su equipo de asesores había calculado el número de muertes durante la Revolución Mexicana, hace un siglo, para compararlo con las cifras actuales y concluyó que el nivel de violencia hoy día es mucho más elevado que en el momento cumbre de la Revolución. Acto seguido preguntó a Mueller si él caracteriza el nivel de violencia actual como sin precedente.

Mueller respondió: Creo que las estadísticas de homicidios hablan por sí mismas. Es justo decir que es sin precedente. Los últimos dos años, pienso, han sido particularmente malos. Añadió que esta violencia ciertamente no está bajo control en este punto. Indicó que Estados Unidos está otorgando apoyo sustancial –particularmente en inteligencia– a sus contrapartes en México, y la esperanza de todo es que veremos reducciones (de violencia) más adelante.

El presidente del subcomité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes, el republicano Frank Wolf, comentó que aún recuerda cómo hace algunos años llevó de viaje a su familia a México en automóvil, pero uno no podría hacer eso hoy día. Y me preocupa que eso (la violencia) se está trasladando hacia el norte (el lado estadunidense).

En ese contexto, Wolf preguntó a Mueller sobre el asesinato de dos ciudadanos de Estados Unidos en un cruce fronterizo esta semana, y el director de la FBI le confirmó que ambos eran estadunidenses, y que el incidente –ocurrido en Tijuana– está en investigación.

A Mueller también se le preguntó sobre la actividad de bandas criminales de países latinoamericanos, y señaló que la FBI tiene como una de sus prioridades máximas la lucha contra esos grupos, sobre todo su presencia en Estados Unidos, y nombró entre ellas al MS-13, Nuestra Familia, la Mexican Mafia y los Latin Kings, entre otras.

El representante Wolf señaló que la DEA había afirmado que la mayoría de las bandas en México tienen operaciones en Estados Unidos, y Mueller lo confirmó: Creo que muchas de ellas sí. Dijo que el fenómeno de las bandas (o pandillas) había evolucionado de algo localizado a un problema internacional, ya que operan tanto en México y Centroamérica, como dentro de Estados Unidos, y por tanto la FBI está trabajando en colaboración con sus contrapartes de México, El Salvador, Guatemala y Honduras sobre este fenómeno. Tenemos, indicó, más de 160 grupos de tarea enfocados sobre pandillas en este país.

Otro tema relacionado con México que se abordó fue el del ingreso –por la frontera sur– de extranjeros sospechosos de tener vínculos con el terrorismo. Un legislador comentó que el diario Houston Chronicle acaba de reportar que unos 900 extranjeros denominados de interés especial, provenientes de 35 países habían sido detenidos a lo largo de la frontera sur en los pasados17 meses –un incremento de 67 por ciento. Mueller dijo que no podía hablar en sesión abierta (pública) sobre casos particulares, y recordó que el hecho de que aun proviniendo de países vinculados al terrorismo ello no implicaba que los extranjeros estuvieran relacionados con eso. Pero subrayó que obviamente cunde esa preocupación sobre estos extranjeros de interés especial, tanto entre la FBI como otras agencias, y que no sólo en la frontera sur, sino también en la de Canadá.

Ésta, como una serie de audiencias legislativas recientes sobre asuntos relacionados con seguridad y amenazas internacionales, no necesariamente tenía como enfoque el tema de México. De hecho, casi todas las audiencias recientes para asuntos de seguridad tienen que ver con las operaciones y necesidades presupuestales de las diversas agencias federales, pero inevitablemente tanto los legisladores como los funcionarios han incluido al país vecino entre las preocupaciones de seguridad junto con el terrorismo, los ciberataques, las guerras en Medio Oriente o la seguridad pública dentro de Estados Unidos.

En todas estas reuniones se ha abordado la relación bilateral casi exclusivamente con la óptica de la amenaza que representa para Estados Unidos la actual violencia en México.

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