4/17/2014

Hostilidad contra Radio Progreso cobra a su primera víctima


INTERNACIONAL
   Hilario Mejía es asesinado; temor entre periodistas hondureñas

Imagen retomada del facebook de Radio Progreso
Por: Anaiz Zamora Márquez y Yunuhen Rangel Medina, enviadas
Cimacnoticias | Tegucigalpa.- 

La fachada de Radio Progreso está decorada con un gran mural; en él se puede leer: “¿Te imaginas el silencio? ¡Exprésate!”. Para quien labora en esta emisora independiente no es sólo una frase, es un estilo de vida y un estandarte de lucha.

Tras el golpe de Estado de junio de 2009 contra el gobierno de Manuel Zelaya, en Honduras inició un estado de emergencia en materia de Derechos Humanos (DH). A periodistas y comunicadores se les quiere obligar a acallar las críticas contra el régimen.

Quienes tienen “suerte” sólo han recibido amenazas, a otros periodistas menos afortunados los han golpeado y amenazado directamente.

El pasado 11 de abril Carlos Hilario Mejía Orellana, colaborador y activista de Radio Progreso, fue asesinado a puñaladas en su departamento.

El caso mantiene en alerta a la población hondureña e incluso a organismos internacionales. El lamentable homicidio se cometió  pese a que Carlos gozaba de medidas cautelares que desde 2009 le otorgó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Colegas de Carlos relataron a Cimacnoticias que en uno de los países más peligrosos del mundo las medidas cautelares se quedan en el nombre, pues las comunicadoras viven, trabajan y caminan con el temor de ser silenciadas de un momento a otro.

En la emisora que fue cerrada el mismo día del golpe de Estado, y que pese al peligro decidió volver al aire, esta agencia platicó con Iolany Pérez, periodista y comunicóloga comprometida con los Derechos Humanos y la defensa de la tierra.

La charla tuvo lugar antes de que fuera asesinado su compañero, pero en ella se demuestra el temor constante de que algo grave ocurriera contra algún integrante de Radio Progreso.

“Nos cerraron el mismo día del golpe y es algo que se podría repetir porque nos colocan en un bando, en el de la resistencia. La oficialidad tiene un rechazo frente a cualquiera de la radio, no nos dan información o alguna entrevista; piensan que cualquier pregunta es para atacarlos, porque claramente dejamos nuestra posición en contra del golpe de Estado.

“En estos últimos meses se ha agudizado la lucha por la defensa de los bienes naturales y la radio ha acompañado en este proceso. Las amenazas que vienen es por dar cobertura a lo que está pasando con las tribus, los movimientos indígenas, pues cuando hay un asesinato o una persecución, incluso de los mismos agentes policiales, no nos callamos y lo denunciamos”.

La joven reconocida por su compromiso con los DH destacó que en el país centroamericano cuando sale al aire algo que le afecta a un grupo o persona, fácilmente se manda la orden de “eliminar” a quién los “ataca”, y como los delitos quedan impunes se repiten.

“Radio Progreso se ubica con los sectores más excluidos del país; si algún día sacamos información que a alguien no le parezca, puede contratar un sicario y ordenar que nos elimine”, alertó.

De acuerdo con Pérez, desde el golpe de Estado no existen las condiciones para que puedan seguir trabajando, así que han tenido que recurrir a medidas de autocuidado o estrategias individuales.

“A veces nos autocensuramos; es algo muy triste pero si vemos que es muy sensible, no lo decimos; es algo muy complicado en este país. Psicológicamente uno no camina, sientes que los carros que pasan junto a ti te harán algo, vivimos en un estrés bárbaro.

“Yo lo que hice fue empezar a evitar lugares muy concurridos, no voy a fiestas, me limito a muchas cosas. Cuando voy a mi casa me voy por otro camino, no me voy a la misma hora, empecé a tomar medidas de seguridad.

MÁS ACOSO CONTRA PERIODISTAS

La censura y hostigamiento a la libertad de expresión en Honduras no es únicamente en contra de Radio Progreso, ocurre también para quien decide alzar su voz para denunciar actos de violencia, acoso o discriminación.

Tal es el caso de la periodista y locutora Yanina Romero, sobre quien pesan amenazas de muerte incluso desde antes del golpe de Estado.

“Comenzaron a amenazarme en 2007 cuando trabajaba en un proyecto para ayudar a las personas a obtener su título de propiedad de la tierra, especialmente a las mujeres. Desde mi labor de periodista denunciaba fuertemente la ausencia del Estado para brindar seguridad jurídica a las mujeres sobre su derecho a la tierra.

“A principios de ese año las amenazas empezaron con llamadas intimidatorias, pero para finales de 2007 asesinaron a mi compañero; así que en 2008, al notar la presencia de automóviles extraños rondando mi casa finalmente abandoné el proyecto pero no mi compromiso con el periodismo”.

El 2009 inició para Yanina con el otorgamiento de medidas cautelares de la CIDH, pero tras el golpe de Estado las amenazas se convirtieron en agresiones directas. Ella denunció a sus agresores pero, según la periodista, las medidas se quedaron en el papel.

“En Honduras declararte periodista independiente te hace estar en riesgo permanente, somos estereotipados si cuestionamos al Estado y el sistema de justicia nos culpa de los ataques de los que somos víctimas al decir que ‘nosotros nos metemos en esos asuntos’.

“Además en un país que odia a las mujeres, y en donde cada 13 horas es asesinada una hondureña, ser mujer y ser periodista es doblemente peligroso… Para el Estado no importan las luchas, todos somos comunistas.

“He tenido que bajar mi perfil porque denunciar lo que ocurre dentro de la política tiene un precio. Mi vida cambió y también la de mi familia. Ellos están preparados para saber que me pueden pasar las cosas y viven con el temor de perderme. Yo vivo con el temor de que le hagan algo a ellos”, concluyó.

Ambas periodistas coincidieron en que no cesaran en su labor de defender el derecho del pueblo hondureño a estar informado, “pues en un país donde el 70 por ciento de la población vive en la pobreza, alguien tiene que hacer algo”.

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