4/14/2014

Los periodistas pal café. . .



La tragedia de los viajeros en autobús turístico, con saldo de cuando menos 36 muertos, es parte de la devastación nacional que se ha agudizado en los años recientes. A reserva de conocer los detalles específicos del accidente mencionado, cierto es que las vías de comunicación terrestre se han convertido en mortal trampa constante, ya sea por el acoso de grupos del crimen organizado o por la situación física de esas carreteras en cuyo contexto de construcción, mantenimiento y operación suelen concurrir procesos múltiples de corrupción y deterioro.
La transportación masiva de pasajeros es un signo cotidiano de barbarie en todo el país. Lo mismo en las zonas urbanas, donde los usuarios son condenados a un trato no sólo indigno sino incluso físicamente lesivo –tal cual puede comprobarse con la lectura cotidiana de la prensa que da cuenta de los accidentes de tránsito–, como en las vías federales, donde la ley de las empresas autotransportistas se rige por un lucro salvaje, sin que las autoridades muestren interés ni capacidad de intervenir para frenar tan sublevantes atropellos.
Esa red de prestadores de servicios de transporte público no se mantiene en virtual impunidad si no en función de las conexiones y complicidades que sostiene con funcionarios públicos, candidatos en campaña, dirigentes partidistas y toda laya de políticos que suelen acaparar permisos y concesiones y reciben fondos de esos transportistas para las actividades electorales y para el enriquecimiento personal.
Un rubro de esa corrupción sangrienta se da en el tema de las empresas dedicadas a servicios turísticos, las cuales están aún más distantes de cierta supervisión gubernamental (suponiendo que fuese seria y confiable). Es frecuente que esas firmas se valgan de vehículos desechados de líneas camioneras formales, y de operadores mal pagados y carentes de adecuados periodos de descanso. Precisamente en temporadas de vacaciones es cuando ese conjunto de insuficiencias y carencias se manifiesta en una nación que cotidianamente vive desgracias muy dolorosas, no sólo por el azar o el infortunio sino, en muchos casos, por la acumulación de condiciones de adelgazamiento de calidades, de falta de previsión, de tolerancia corrupta hacia fallas y otras circunstancias propias de una sociedad que sobrevive o muere casi sin ley ni gobierno.
A diferencia de lo que hizo en Michoacán, el gobierno federal se ha negado a repetir su fórmula del comisionado intervencionista en Tamaulipas. Altos funcionarios han expresado desde la ciudad de México que no hay necesidad de esa figura por cuanto las condiciones son distintas, lo cual, siendo cierto (como es cierto en cada estado del país), no significa que la crisis sea menor en el territorio donde sólo de manera formal ejerce el gobierno Egidio Torre.
Tampico ha sido un reciente escenario de continuas balaceras y enfrentamientos que ayer llevaron a una multitud de ciudadanos a manifestarse en las calles en demanda de paz. Pero lo mismo sucede en Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, o en otras ciudades de la frontera que llaman chica y en múltiples lugares de la atosigada entidad que históricamente ha sido sede de grupos criminales y donde el verdadero poder lo ejercen el cártel del Golfo y los Zetas.
El gobernador formal de Tamaulipas ejerce funciones esencialmente dirigidas a su reproducción mediante boletines de prensa, arrinconado por los grupos en pugna y ejecutor tan sólo de algunas faenas escenográficas blindadas. No ha sido capaz de dilucidar las causas y responsables del asesinato de su hermano, que era candidato a la gubernatura y al que relevó luego que fue ejecutado. No hay razones para enaltecer su ejercicio de gobierno, sino todo lo contrario, pues durante su gestión se ha vivido una multiplicación de los actos criminales, con una población aterrorizada que sabe que no tiene alternativas para buscar soluciones ni justicia, pues los funcionarios y agentes policiacos de diversos niveles están abiertamente al servicio de los bandos criminales.
En Michoacán, mientras tanto, al comisionado Alfredo Castillo se le han ido enredando tanto los hilos regionales que difícilmente se podría hablar de que ha ido avanzando en su tarea con ciertos visos de éxito. En la agenda inmediata tiene el difícil reto de cumplir su exigencia de que los grupos de autodefensa se desarmen, lo que ha sido aceptado ya en tres municipios simbólicos, pero a la vez ha sido rechazado por el consejo de dirigentes de esas fuerzas, encabezado por el también simbólico Juan Manuel Mireles. La aparente contundencia que le habría dado el provenir de una decisión imperiosa de Los Pinos y el pasmo original de los grupos políticos locales ante el insólito golpe dado desde la ciudad de México se han ido diluyendo con rapidez y hoy Castillo no tiene base firme en el entramado de élites en Michoacán ni confiabilidad entre los segmentos en armas que impulsó, creyó controlar y hoy están en abierto conflicto con esas decisiones federales.
Astillas
Christophe de Margerie, presidente de la expansiva petrolera francesa Total, mostró una especial cautela respecto al desenlace de las negociaciones que ya sostuvo con el director de Pemex, en el marco de la visita de François Hollande. Dijo estar razonablemente optimista respecto a los protocolos que ya firmó con Emilio Lozoya para participar en la explotación de yacimientos marítimos (los llamó un marco de referencia), pero reconoció que debe esperar a que esté lista la armazón legal que se habrá de derivar de las discusiones y negociaciones en el congreso mexicano respecto a las leyes secundarias del ramo (http://bit.ly/1kJbbdt).
La pelea por el control del PAN está dejando a ese partido con tantas heridas que difícilmente podrán ser restañadas cuando termine el proceso formal de elección de dirigente. A sus etiquetas negativas originales, el partido de blanco y azul ha añadido durante las campañas de Gustavo Madero y Ernesto Cordero una colección descriptiva de corrupción, cizaña, hipocresía y cinismo. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Hernández



Tengo opiniones que comentar del neonato organismo electoral y de algunos, los que conozco, consejeros, pero antes está la obligación de terminar de cronicar lo acontecido al final de la primera sesión del Consejo Universitario presidido por el rector Chávez, que dejé en suspenso. Nos quedamos en que ante mi moción de orden a la mitad del discurso del rector y después de que éste consultara con el licenciado Mantilla la veracidad de mi alegato jurídico, dijo: quiero agradecer la atingente moción del compañero consejero estudiante de la Facultad de Derecho, que ha evitado que por un descuido imperdonable incurriera en una falta de las que, reiteradamente, acabo de asegurar jamás llevaría a cabo ni por incuria, desidia o negligencia. Reitero mi reconocimiento. (Durante este rectoril alegato, el maestro Villoro se había acercado a la columna en la que yo a duras penas me sostenía, y desde la cual volví a interrumpir.) Con todo respeto, señor rector, pero son las 21:34 y el plazo para pedir la autorización para continuar la sesión se venció a las 21:30. Ignacio Chávez se irguió y se agigantó (como Elongated man, el mítico hombre de goma de los viejos cómics). Por primera vez me registró visualmente, su músculo buccinador (situado en la mejilla, delante del masetero, que sirve para conformar el rostro y jalona la comisura labial) se contrajo severamente, conformando un rictus de enojo inevitable. Desde esas alturas me espetó: con todo respeto, compañero, pero eso dirá su reloj de estudiante, pero el mío de rector señala que estamos justamente en el tiempo legalmente establecido. Ruego al señor secretario que consulte al honorable Consejo si autoriza que nuestra sesión pueda continuar. Risas y aplausos generalizados parecía que daban fin a la disputa, pero yo tenía un as por algún lado: que los consejeros maestros mostraran sus relojes a los estudiantes consejeros. Estoy seguro que al consejero número 10 que hubiera coincidido conmigo, el bilioso, irreductible, pero dignísimo rector Chávez, habría renunciado por tan absurdo y ridículo motivo. Pero Dios protege la inocencia: en mi oreja, alguien me musitó: aunque ganes, estoy seguro que nunca te vas a sentir satisfecho de haberlo conseguido del lado de los malquerientes de tu universidad (de nueva cuenta versión libre, pero auténtica). Ya no me levanté. Para mi fortuna, al girar a la izquierda, allí seguían las bellísimas extremidades de la niña Galindo, cuyo copyright, repito, pertenecía al ya, desde endenantes, célebre Gustavo Sáinz y, como el voyerismo light es apenas un pecado venial, persistí. El rector, para bien, salió airoso. Yo volví a aprender.



La semana pasada un editorial del New York Times criticó seriamente la política migratoria de la administración del presidente Obama, quien ha prometido hacer lo posible para que se apruebe una amplia reforma al sistema migratorio. Millones de personas ven con frustración que la ésta no se concreta debido a la oposición de un puñado de legisladores republicanos a discutirla, y en su caso aprobarla. Sin embargo, advierte el editorial, la administración ha deportado casi a 2 millones de personas en los pasados cinco años, para demostrar a los republicanos que el gobierno cumple sus obligaciones en materia migratoria y de esa manera convencerlos de la urgente necesidad de la reforma.

Quienes han esperado durante años que dicha promesa se cumpla están frustrados, ya no sólo de la imposibilidad para que el presidente cumpla su promesa, sino por la atingencia con la que ha aplicado su política de deportaciones. El editorial llama la atención sobre el número de deportaciones en los años recientes. Ciertamente, como expresa el texto, es difícil entender dicha política por parte de un régimen que se ha beneficiado con el voto de familias, amigos y conocidos de los migrantes indocumentados. En su gran mayoría todos ellos han respaldado con su voto la elección y relección del presidente Obama y no pocos de los legisladores demócratas.



Finalizó el primer trimestre del año y por ninguna parte se ve la fortaleza y los signos de recuperación que dicen registrar en el circuito oficial. Aunque aún faltan varias semanas para que el Inegi dé a conocer (próximo 23 de mayo) el balance oficial sobre el comportamiento del PIB en el periodo citado, se puede adelantar que el resultado será igual de mediocre que el observado desde hace mucho tiempo, y que ni de lejos alcanzará para mover a México (EPN dixit).
En vía de mientras, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados detalla que la información más reciente de los componentes del Sistema de Indicadores Cíclicos del Inegi reveló que la economía mexicana se encontró en fase de recesión en enero, y se anticipa que se mantenga en dicha condición. En el comienzo de año, por sexta vez consecutiva, el indicador coincidente se situó en fase de recesión al presentar un valor de 99.69 puntos y disminuir 0.07 puntos en el mes; el indicador adelantado también se ubicó en fase de recesión al tener un valor de 99.96 puntos y caer 0.03 puntos.
La evolución del indicador coincidente fue consecuencia de que se localizaron en la fase recesiva los siguientes componentes: el número de asegurados permanentes en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la actividad económica mensual, las ventas netas al por menor en los establecimientos comerciales y la actividad industrial. Mientras tanto, la tasa de desocupación urbana se situó en fase de desaceleración y las importaciones totales se posicionaron en fase de recuperación.



El problema con el ogro filantrópico, como llamó Octavio Paz al Estado del siglo XX, al afirmar que es una fuerza más poderosa que la de los antiguos imperios y un amo más terrible que los viejos tiranos y déspotas... es que, fascinado con ese poderío, el Estado se cree sus propias mentiras, comulga incluso con las ruedas de molino que se inventa y obtiene unos resultados tan mediocres como magnificados por sus incontables voceros y socios.
Invoca los derechos de los niños y desde siempre el derecho en abstracto y supone que lo preserva, lo imparte y lo practica por el mero acto de legislar, de emitir leyes y reformas y de alardear de las bondadosas instituciones encargadas de aplicar esas leyes. Los bozales de la corrupción y las complicidades, entre otras evidencias, se encargan de desmentir al Estado y de exhibir su filantropía cínica, nutrida en buena medida por una ciudadanía manipulada y aturdida ante su propia realidad, al grado de confundir asistencialismo con justicia comprometida.



Por primera vez el Ballet de Monterrey se presentó en el Distrito Federal. La noche del 10 de abril ofreció una función en el Auditorio Nacional con lleno total y sin duda un éxito notable luego de haber conquistado a un público receloso y a la expectativa de Giselle, una obra difícil del repertorio tradicional del ballet, a lograr a la mexicana con todos los requerimientos y metas nada sencillos que la pieza exige.
La obra, estrenada en París el 28 de junio de 1841 con la musa del célebre escritor Teóphile Gautier, Carlota Grisi, y Lucien Petipa, de los coreógrafos Jean Coralli y Jules Perrot, así como la emotiva música de Adolphe Adam, perdura como uno de los ballets más difíciles de interpretar técnica y artísticamente, por la expresividad y estilo de una época llena de delicadas tonalidades y matices basadas en una técnica académica poderosa y sutil.

 

De acuerdo con informes difundidos ayer por The New York Times, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, autorizó a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) que sacara ventaja del descubrimiento de fallas de seguridad en un programa para servidores de Internet que podrían revelar las claves personales de decenas de millones de usuarios y que, en vez de dar aviso a los desarrolladores de ese sistema y al público en general, los aprovechara para espiar a un número indeterminado de personas, empresas y gobiernos.

Exigen liberar a opositores a termoeléctricas
Exigimos a los gobiernos federal y estatal de Puebla la liberación inmediata de Enedina Rosas y Juan Carlos Flores Solís, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y del Agua de Puebla, Tlaxcala y Morelos, y de Abraham Cordero Calderón, defensores de los derechos humanos de los pueblos en resistencia contra el Proyecto Integral Morelos, que incluye la construcción de dos termoeléctricas así como un gasoducto y un acueducto que las abastecería para el único beneficio de las empresas trasnacionales involucradas y sus cómplices de los gobiernos federal y estatal, despojando los pueblos de la región de la vital agua y poniéndolos en grave peligro de explosión por la cercanía del volcán Popocatépetl. Para debilitar la resistencia de los pueblos, el gobierno les inventó delitos de motín, extorsión, despojo, robo calificado, afectación a la estructura hídrica y obstrucción de obra pública.

¿Qué hacer ante el desastre que nos agobia? ¿Cómo enfrentar cuanto nos viene de arriba e impulsar los cambios que hacen falta? ¿Cuál sería el carácter de esos cambios?, ¿reformistas?, ¿revolucionarios?

Cada vez que pueden los legisladores y altos funcionarios del gobierno federal proclaman que trabajan para que México sea más próspero y soberano, con menos pobres. En el caso del sector agropecuario, insisten en que las medidas gubernamentales y la legislación que aprueba el Congreso de la Unión buscan modernizarlo, elevando la producción sin afectar el medio ambiente, además de mejorar la calidad de vida de la población rural. Y que México debe ser autosuficiente en productos de consumo generalizado, porque no hay peor dependencia que la alimentaria.

Hay una coincidencia total en la interpretación oficial acerca de la situación económica del país. En corto, lo que sucede en términos del exiguo crecimiento del producto y del empleo, así como el repunte reciente de la inflación, son, todos ellos, asuntos de índole temporal. A cuánto tiempo se refieren, eso no queda claro.

Omar era amigo de Borras (no El Borras, sino de apellido Borras) desde los antediluvianos días de la adolescencia, y su amistad se agudizó al comienzo de la juventud adulta propiamente dicha. Sus diferencias parecían tan complementarias que se hicieron amigos sin pensarlo –así es como se inician muchas veces las buenas amistades– y su conversación se volvió interminable, incansable, rollerísima, con la ansiosa egolatría de los chavos. Borras sabía más de política, cosas escalofriantes de la CIA en México y Vietnam, la revolución cubana, la rusa, y el 68 (había ido a las marchas, no que Omar a ninguna, le faltó edad); tenía al Che y a Lenin en sus muros y sus anaqueles. Omar tenía en los suyos a Baudelaire y Kafka. Los dos a los Rolling Stones. Se pasaban horas, y mejor si con gente alrededor, casi una peña, discutiendo las cosas más peregrinas, como, típico, las portadas esotéricas de los discos de larga duración cuando eran álbumes y la rebelión jugaba a las estampitas. Una cosa tenían los dos en común, les encantaba ser escuchados, así que los demás tendían a quedar de espectadores de su conversación. Tanto que Salas, que estudiaba cine cuando hacerlo era una novedad, rodó un corto en 16 milímetros de presunta ficción con Omar y Borras discutiendo arriba y abajo de las escaleras de la casa de la familia de Borras. Lo presentó en el CUEC y todo. Chance y ya ni existen esos rollos.


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