Serpientes y Escaleras
Por
La
consignación por “encubrimiento” que hizo ayer la PGR en contra de
Rodrigo Vallejo, hijo del gobernador con licencia de Michoacán, Fausto
Vallejo, confirma lo blanda que puede ser la justicia cuando se trata
de proteger intereses o acuerdos políticos. Porque aunque digan que van
a revisar si se le pueden fincar otros delitos, el hecho es que la
procuraduría a cargo de Jesús Murillo Karam parece ignorar la gravedad
de lo que se ve en el video que conocieron todos los mexicanos y, con
su forma de proceder, apunta otra vez hacia el eterno mal de la
procuración de justicia en México: la aplicación política de la ley.
La consignación de Vallejo se da, según el comunicado de la PGR,
porque “se negó a responder a las preguntas de la representación
social” sobre sus encuentros con el líder del Cártel michoacano del
narcotráfico Los Caballeros Templarios. Es decir, que toda la gravedad
y el cinismo en la conducta ilegal del hijo de un gobernador que no
sólo se reúne, sino que acuerda, informa y planea con un dirigente
criminal cómo apoyarlo para que “los dejen trabajar”, no fueron
suficientes para la procuraduría que decide pedir la consignación por
un simple “encubrimiento”.
Lo de Rodrigo Vallejo -está claro hoy para todos y lo estuvo para la
PGR desde hace más de un mes que conocieron y analizaron ese y otros
videos- no es un simple “encubrimiento”; es una total y burda
“complicidad” con un criminal como Servando Gómez La Tuta, por
no decir que es también colaboración y participación en las actividades
del narcotraficante que puso de rodillas a los gobiernos y Estado
mexicano en Michoacán y que infligió tanto miedo, dolor y muerte a
tantas familias de michoacanos.
Cuando Vallejo hijo se sienta con La Tuta en esa y quién sabe
cuántas ocasiones más, se está sentando sobre los cadáveres
acribillados y torturados de miles de michoacanos. Cuando le da esos
sorbos a la cerveza que le invita su amigo Servando, está brindando por
los miles de secuestros, extorsiones y violaciones que padecieron por
años los hombres y mujeres de su estado. Y cuando se ríe y festeja las
bromas del Templario mayor, en realidad se está burlando del Estado de
Derecho y celebrando la impunidad del poder político que mezclado con
el crimen organizado ha llevado a México por el camino de un estado
fallido y un narcoestado.
Así de grave es el hecho que la PGR considera, hasta ahora, un
simple “encubrimiento”, y aún si sólo ese fuera el delito de Rodrigo
Vallejo, sería un encubrimiento mucho más grave por tratarse del hijo
del gobernador de Michoacán, el mismo que juró, al tomar posesión del
cargo, “cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes” y velar
por la seguridad y la tranquilidad de los michoacanos, mientras su
primogénito se reunía a pactar y a colaborar con los delincuentes que
asolaban a esos mismos michoacanos.
Veremos si la PGR de Murillo Karam realmente va a aplicar la ley en
serio en contra de Rodrigo Vallejo o si, como ya empieza a ser una
constante en este sexenio, la procuración de justicia quedará
supeditada a los intereses políticos y económicos, y vemos, en este
caso, a una procuraduría muy suave, casi omisa de tan suave, por
tratarse del hijo de un gobernador.
NOTAS INDISCRETAS… Justo cuando el gobierno mexicano afirma que no
permitirá más que se violen los derechos humanos de los migrantes
centroamericanos y busca “sellar” la frontera sur, la denuncia de Rosa,
una mujer hondureña, que acusó extorsiones y abusos en la estación
migratoria de Acayucan, Veracruz, por parte de los agentes del
Instituto Nacional de Migración, pone el dedo en la llaga de lo que no
ha querido reconocer hasta ahora, en su diagnóstico, la Secretaría de
Gobernación.
Porque hasta ahora el secretario Miguel Osorio ha hablado de los
abusos, secuestros y violaciones del crimen organizado hacia los
migrantes indocumentados que cruzan México, pero nunca ha mencionado
que dentro de esa red de abusos están también los agentes del INM y las
policías estatales y municipales que violentan y roban a los
centroamericanos. Y para prueba, a la hondureña Rosa hacer esa denuncia
le costó una deportación inmediata y agresiones y maltratos por parte
de los agentes migratorios mexicanos que la llevaron de regreso a su
país.
“El trato que brindan los agentes de migración a los
centroamericanos es injusto. Nuestro propósito era quedarnos en México,
tenemos familia en Estados Unidos pero mi esposo tenía miedo de cruzar
la frontera con Estados Unidos porque señaló que un pariente fue
asesinado por la policía fronteriza de ese país. Pero el trato que
recibimos en México creo que fue peor al que dan en Estados Unidos, mi
familia de Estados Unidos y de Honduras estaban asustadas porque
estuvimos detenidas en la estación migratoria donde sufrimos amenazas,
maltrato y hasta intentos de abuso sexual”, señaló la mujer que
permaneció seis meses recluida en la estación migratoria de Veracruz.
¿Y alguien sabe qué está haciendo el “zar” de la Frontera Sur, Humberto
Mayans, que fue presentado ya hace casi un mes, sin que hasta el
momento se le haya visto actuar en esa caótica frontera? Los dados
abren con Escalera. La semana promete.
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