Puertas y ventanas de la memoria. La idea de un lago,
segundo largometraje de la realizadora argentino-suiza Milagros
Mumenthaler, es el sugerente entrecruzamiento de recuerdos íntimos de
Inés Acevedo (Carla Crespo), la mujer encinta que prepara un libro de
fotografías y poemas sobre su pasado familiar donde evoca las temporadas
de vacaciones a orillas de un lago al sur de Argentina en compañía de
un padre añorado que habrá de desaparecer, poco después, durante los
días aciagos de la dictadura militar.
A diferencia de muchas otras películas argentinas o chilenas que
abordan el tema de la desaparición de seres cercanos como un reclamo de
justicia que se mantiene vivo a través de la obstinación de la memoria
personal o colectiva (un caso emblemático, el cine documental de
Patricio Guzmán), lo que acomete aquí la directora es mostrar los
efectos de ese pasado, hecho de imágenes idílicas y recuerdos
tormentosos, sobre un presente y una vivencia personal que se rediseña
fantasiosamente y cobra ímpetu nuevo sobreponiéndose, de modo catártico,
a la desdicha.
Como en su filme anterior, Abrir puertas y ventanas (2011), Milagros Mumenthaler aborda de nueva cuenta en La idea de un lago
el tema de la pérdida familiar. En aquella cinta, tres mujeres
confrontaban sus temores y sus apetencias vitales a partir de la muerte
de su abuela; en esta exploración intimista, la llegada inminente de una
nueva vida es para Inés Acevedo el detonador de todas esas memorias que
es preciso ventilar y eventualmente exorcizar para dar paso a un
porvenir más depurado y fecundo.
La empresa no se realiza necesariamente en el ensimismamiento
del dolor y la amargura, ni siquiera en el sopor de la melancolía, sino a
través de evocaciones muy vitales, incluso humorísticas, de una
luminosa infancia a orillas de un lago, como la imagen surrealista de un
auto Renault flotando sobre las aguas, que obedece al comando
caprichoso de la niña Inés (Malena Moirón), con fondo musical, lúdico y
pegajoso, de la canción Song Sung Blues, de Neil Diamond.
Naturalmente la cinta mantiene el ritmo lento de la escritura
evocadora y poética de Inés (algo que el cine minimalista argentino
acomete con audacia), al tiempo que recupera, en su edición, el eco de
todos esos recuerdos de infancia que fantasiosamente entremezclan los
duros recuerdos lejanos con un presente literalmente preñado de
esperanza.
Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional. 12:30 y 17:30 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil
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