3/22/2020

Javier Red, una nueva forma de hacer jazz

Jazz
Antonio Malacara

Cinco años después de haber emigrado para instalarse en Chicago, y dejando tras de sí una de las más bellas e impresionantes páginas en la historia de nuestro jazz, Javier Reséndiz regresaba a México para presentar un nuevo disco y cubrir una serie de seis conciertos. Pero, de último minuto, por las razones de todos tan temidas (bueno, casi todos), la gira ha quedado cancelada.
Por diferentes motivos y sin vuelta de hoja, la visita de Javier Reséndiz –ahora conocido como Javier Red– había levantado múltiples emociones y expectativas entre la comunidad jazzística de estas tierras. Con independencia de sus vaivenes pianísticos con Juan Alzate, Arturo Cipriano y Dannah Garay, el joven maestro había dejado huellas indelebles con las propuestas musicales del grupo Ethos y de The Piano & Drums Project, tesis vanguardistas de impecable factura y voz propia.
Ahora Javier nos visitaría con Jake Wark en el sax tenor, Ben Dillinger al contrabajo y Gustavo Cortiñas (otro jazzista mexicano radicado en Chicago) en la batería, con el grupo que ha empezado a ganar fama y respeto en Estados Unidos. La producción que trae bajo el brazo, Ephemeral Certanties, figura en el tercer lugar como álbum debut de la encuesta 2019 de los críticos de jazz de la NPR (National Public Radio).
“Este nuevo disco –nos comenta Javier– se concibe como el resultado de... profundizaciones que hago en ciertos aspectos de la música. Y estando aquí, en Chicago, tengo oportunidad de ir a que gente de altísimo calibre me dé mis zapes musicales, como Steve Coleman, saxofonista que viene cada año a dar una serie de conciertos y talleres; y entre las cosas nuevas y consistentes en las que he podido profundizar están estos últimos.
En resumen, esta filosofía de Steve Coleman es una nueva forma de hacer música, de comprenderla, de escucharla. Recuerdo haber estado en un punto en que dije: Voy a decidir entre simular que todas estas cosas que he visto con Coleman no existen, para seguir con lo que yo sé de música, o mejor las acepto y me meto de clavado y cambio mi forma de concebir la música. Y me decidí por la segunda opción. Así que empecé a componer en forma diferente, empecé también a ver quiénes estaban interesados en hacerlo y tuve mucha suerte en encontrar a estas personas, con las que estuve tallereando más de un año y trabajando en estos nuevos conceptos. Estas personas: Gustavo Cortiñas, Ben Dillinger y Jake Wark… yo soy el menos preparado de todos; ellos tienen toda una historia en el jazz, pero con esta nueva vertiente de Steve Coleman nos llevó un año estar listos.
–¿Cuál es la diferencia, o las diferencias sustanciales entre el jazz que hacías en México y el que estás haciendo ahora? –le pregunto
–Mi música dejó de estar basada en cómo se ve en la partitura, porque el hecho de pensar en cómo escribirla te limita las opciones para componer. Uno de los principios que cambiaron fue olvídate de cómo se escribe. Tanto yo, individualmente, como colectivamente con el grupo, empezamos a trabajar, básicamente, aplaudiendo y haciendo ruidos con la boca que tuvieran esta naturalidad. Los ritmos que utilizamos son muy complicados, no son tan fáciles ni de escribir ni de hacer; entonces, nuestra forma de internalizarlos es mediante estos aplausos y cantos, que en realidad vienen de la forma más profunda y tradicional de hacer música en África, o en México o en las células más antiguas donde se hacía música.
–¿Consideras que con estas dinámicas se está creando una nueva forma, un nuevo tipo de jazz?
–Sí, sí lo creo. Yo no me daba cuenta del alcance de esto, pero ahora sé que muchos músicos que han hecho innovaciones han pasado por Steve Coleman. No estoy diciendo que todos, obviamente, el mundo es muy amplio; pero muchos sí. Es una forma diferente de hacer música.
¿Y cómo se le llamaría a esta nueva forma de hacer jazz?
–Yo le llamaría simplemente música intuitiva. Porque en estos tiempos, hasta el mismo free jazz es ya una convención. Entonces, okay, ahora vamos a hacer esto, un jazz intuitivo no convencional.
El título del disco es también muy especial. Sí. Hoy piensas que tienes una certeza, que puede ser la música o lo que sabes de música –o lo que crees que sabes de música–, y de repente algo pasa y al día siguiente te das cuenta que esa certeza que tenías era efímera.
Salud.

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