8/30/2021

LA ÉTICA COMUNISTA


Por: Roberto Yoed Mondragón Heredia
Introducción


Liu Shaoqi en su libro ‘Para Ser un Buen Comunista’ propone, tanto por una heurística positiva como por medio de una negativa, un esbozo claro de lo que podemos sistematizar y llamar ethos comunista.

Durante todo ese breve pero conciso texto, Liu nos hace un fuerte hincapié en como dicha ética comunista se basa en la ciencia del materialismo histórico: es de esta manera como nos recuerda que nuestro ethos no busca nada más que la emancipación y liberación del proletariado, y con ello, de la humanidad entera.

Liu no olvida de ninguna manera la lógica dialéctica de las cosas, al contrario, deja bien claro quién es el enemigo al contraponer siempre nuestra ética con la moral decadente burguesa. Esta última, incluso hasta tiempos actuales, siempre deja de manifiesto sus intereses por imponer, oprimir, mantener en la ignorancia, manipular, controlar y dominar por sus deseos individuales, egoístas, hipócritas, petulantes y ponzoñosos. Shaoqi, con una sencillez y templanza, contraataca todos estos malestares conductuales con dos frases: “ayuda mutua genuina” y “simpatía auténtica humana”.

Sin duda alguna, el espíritu universal del comunismo marxista-leninista se encuentra vivo en sus palabras: los valores que evoca de manera tan simple pero a la vez de forma absolutason inamovibles; el modus vivendi burgués es vacío e insensato, mientras que las evocaciones del autor nos alzan hacia lo digno y honrado.

De igual forma, nos menciona como dicha ética comunista nos va a llevar hacia a la virtud y a un mundo mejor: uno justo, sin egoísmo, consiente y amoroso. El comunismo es la meta final de la actitud comunista.

A todo esto, surge una cuestión: ¿hablaríamos de una moral o ética comunista?

¿Moral o ética?

Ethos viene del griego carácter: la forma de ser especifica de alguien.

Moral viene del latín moralis: las costumbres a seguir.

Hoy en día moral y ética son usadas como sinónimo, sin embargo, viendo su origen, podemos afirmar como la acepción original de moral se asemeja más hoy en día a lo que llamaríamos ideología y, por su parte, el ethos se entiende como una forma concreta de ser, es decir, una manifestación del carácter única e irrepetible.
Ethos Comunista

“De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades” nos decía Marx en su texto “Crítica al Programa de Gotha”: aquí no habla de imposición ni de tradiciones-costumbres; aquí nos habla simplemente de que en el comunismo habrá una forma concreta y especifica de proceder acorde las habilidades, capacidades y destrezas de cada quien.

Liu no erra en llamarla ética comunista: no es una imposición; es una construcción propia a partir de las condiciones propias materiales de cada quien. Si fuera una moral y/o ideología dañina, caería en lo dogmático e inorgánico: ahí es cuando la esencia de la ética se pierde ante la de la moral.

En pocas palabras, no habrá moral en el comunismo: habrá una ética comunista que se va a construir a partir de lo mejor del viejo mundo pero que tarde o temprano ha de superarla para instaurarse de forma específica acorde los miembros e integrantes de la nueva sociedad que la conforman.

Es necesario entender que este proceso sigue el devenir de Clío: el comunismo es forzosamente lo que ha de venir después del capitalismo; así lo dictan las leyes dialécticas, la ciencia histórica y a estas alturas del partido, el sentido común.
¿Dos Tragedias?

Como Liu menciona en su texto reiteradas veces, si el ethos comunista no ha podido perdurar ni florecer es debido a que las condiciones materiales capitalistas, que gestan la moral burguesa que nos carcome, son lo que nos han ido deteniendo una y otra vez: es solo a través de la praxis verdaderamente dialéctica como podemos no solo auto-educarnos y cultivarnos sino que también es esta la manera con la cual podemos entablar de manera perenne el ethos comunista.

La tragedia aquí es precisamente que no hemos podido instaurar de manera duradera una ética comunista por medio de la práctica, sin embargo, hay otra [resultante de la primera]: no hemos podido establecer de manera concreta las bases de nuestra ética, es decir, que no hemos obviado nuestro carácter y forma de ser ante la sociedad y el mundo entero.

Gracias a Liu, podemos entender porque nuestra ética no ha trascendido: el mundo actual, sus condiciones, su ideología y el modus operandi del status quo nos sigue intentando dejar en el olvido.

Es también gracias a Liu como podemos rescatar los valores universales, como la empatía, las emociones genuinas, el sacrificio, la humildad, la sencillez, la simpleza y el amor para poder tipificar de manera definida el carácter de un comunista.

Ontológicamente esto nos da carácter e identidad: refuerza las metas, procedimientos y los ánimos en general.

“La Paradoja”

Ernesto Che Guevara realizo lo que podríamos llamar una especie de paradoja lógica: sin tener un sistema ético concreto, propuso [y de manera acertada] el arquetipo psíquico y esencial del buen comunista; el hombre nuevo.

En su obra ‘El socialismo y el hombre en Cuba’, categoriza a la perfección a aquél que lucha por la liberación de las clases explotadas: un individuo solidario, dotado de sentido y bien común así como un voluntarismo y humanismo genuino. Ese homo novus es el faro y paragón de lo que debemos llegar a ser.

Esta aparente paradoja se puede explicar por medio de la práctica: muchas veces los actos enseñan más que decenas de libros, el Che demuestra que, a pesar de no profundizar tanto en su obra acerca de las nociones filosóficas concernientes a la ética y la moral, acaba proponiendo, por medio de su experiencia propia, una figura y modelo a seguir para todos aquellos que nos hacemos llamar comunistas.

No es casualidad que el Che también contrapone al hombre nuevo del burgués: la contraposición de la ética y la moral se repite. Es el voluntarismo lo que no solo diferencia al comunista del capitalista, sino que también lo que distingue la ética de la moral: la primera es orgánica, sin forcejeo y natural mientras que la segunda es opresiva, innatural y artificial.

Otro punto de convergencia entre Liu y el Che es el amor: este funciona como motor de acción y práctica revolucionaria. Es este acontecimiento de entrega absoluta la que define el ethos comunista en acción.
De Nicómaco a hoy en día

Si la ‘Ética a Nicómaco’ de Aristóteles aún tiene mucho que enseñarnos, a pesar de tener nociones muy desactualizadas de la virtud, imaginen la labor hercúlea del comunista de esbozar una ética pertinente entre una amplia gama de autores.

Es por esta razón por la cual debemos auto-cultivarnos día con día: la ética no es un hecho acabado, es un hecho que se encuentra en constante construcción. Nos debemos nutrir tanto en la lectura como en el acto.

CONCLUSIONES

A todo esto, podríamos hablar de una ética verdaderamente dialéctica: una que se mejora con cada suceso, con cada error, con cada autocrítica y con el progreso eventual, tanto teórico y práctico, de nuestra labor.

Aunando en esto, además de guiarnos, evoca y construye un espíritu revolucionario, crítico y constructor característico del comunismo: nos permite y encamina hacia una verdadera praxis fortuita que edifica tanto las bases como la sociedad que será habitada en términos comunes por el hombre nuevo.

Bibliografía

-Aristóteles (2001). Ética a Nicómaco. Alianza Editorial. Página web: http://mastor.cl/blog/wp-content/uploads/2017/12/Etica-a-Nicomaco-Aristoteles-PDF.pdf

-Guevara, Ernesto (1965). El socialismo y el hombre en Cuba. Página web: https://www.marxists.org/espanol/guevara/65-socyh.htm#n*

-Marx, Karl (1970). Critique of the Gotha Programme. Página web: https://www.marxists.org/archive/marx/works/1875/gotha/

-Shaoqi, Liu (2012). Para ser un buen comunista. Página web:https://www.marxists.org/espanol/liu/1939/buencomunista/index.htm

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