Derecha, de pena ajena
// Urge limpia en la pandilla // Lilly Téllez y las monedas
de pena ajena, aunque a todas luces el mandatario se quedó muy corto, pues en ese mismo paquete debió incluir al mundillo de la derecha autóctona que a lo largo del sexenio no dio una, hizo ridículo tras ridículo y sufrió derrota tras derrota, sólo para exhibirse aún más de lo que ya estaba.
Si esa derecha derrotada y por ella misma ridiculizada pretende mantenerse en la arena política por medio de sus personeros, lo primero que debe hacer, dado su rotundo fracaso, es una profunda limpia en la pandilla de escoria que armó, disfrazó y pagó en su fallido intento por dinamitar el avance de la Cuarta Transformación.
Así, debe comenzar por su operador
Claudio X. González Guajardo –el júnior de la gruesa chequera– y seguir con los esperpénticos dirigentes
partidistas (a Marko Cortés bien podría regresarlo al kínder y a Alito
a la correccional), también dan pena ajena estrategas, propagandistas,
analistas, intelectuales a modo, legisladores, sicarios mediáticos, bots
y trolls en redes sociales, abogados, cabilderos, ministros, magistrados, jueces y demás empleados del Poder Judicial, estudiantes
júniors con papás en San Lázaro y, de hecho, a todo el personal en su
nómina, porque salieron muy buenos para cobrar, pero pésimos a la hora
de dar resultados.
Para esa rancia derecha (aglutinada y escondida en el Consejo
Mexicano de Negocios) lo anterior es más que desastroso, y no sólo por
la pérdida de prácticamente todas las posiciones y privilegios que
mantuvo durante décadas, sino por contravenir uno de los apotegmas que a
capa y espada defiende: que todos sus empleados deben ser altamente
productivos y ofrecer resultados positivos, pero con la pandilla de
escoria que armó, disfrazó y financió obtuvo exactamente lo contrario,
es decir, fracaso tras fracaso, derrota tras derrota, gruesa pérdida
económica y una exhibida monumental. Una limpia profunda, pues, aunque
queda claro que las cabezas ocultas, las que dan las órdenes y marcan
las estrategias
también deberían dedicarse a otra cosa, porque al final de cuentas ellas son las responsables de lo sucedido.
Para mayor rabia, con el hígado a punto de estallarle y en medio de
un ataque de pánico, esa derecha recién se enteró que la reforma
constitucional al Poder Judicial, aprobada por mayoría calificada,
transitó triunfalmente la ruta de los congresos estatales. Hasta la
tarde de ayer, 19 de ellos ya habían dado su visto bueno (como mínimo se
requieren 17) y a lo largo de la noche la contabilidad creció y creció.
Entonces, por muchas vueltas que den, por mucho dinero que inyecten,
por mucho que presionen a los ministros
en nómina y por mucho berrinche que arme, la citada reforma no solo es legal, sino un hecho histórico.
Muy a su pesar, esa misma derecha rancia recibió otro anuncio por cortesía del presidente López Obrador: sería
bueno pensar que se publique (se promulgue) el 15 de septiembre, porque
es una reforma importantísima, es reafirmar que en México hay una
auténtica democracia, que el pueblo elige a sus representantes, a los
servidores públicos de los tres poderes; que esa es la democracia, no
las élites, no la llamada clase política, no la oligarquía. Todos, cada
ciudadano, de acuerdo con la Constitución, tiene derecho a votar y a ser
votado, y esa es la democracia representativa y al mismo tiempo
democracia participativa
.
Y sobre esa pandilla de escoria, el mandatario dijo que “hasta les tengo que agradecer; se han portado muy bien nuestros opositores. Me voy a quedar con las ganas de entregarles un reconocimiento: primer lugar, medalla de oro, a Claudio X González por su contribución a que continúe la transformación en nuestro país; además, ‘dirigentes’ de partidos, periodistas, conductores de radio y televisión famosos, esos también ayudaron muchísimo. Imagínense, desde que se pusieron de acuerdo para nombrar a los candidatos del bloque conservador nos hicieron un gran favor, porque no supieron escoger bien”.
Algo más: “son un fiasco hasta en lo intelectual. Cuando la gente se entrega por entero a la mentira, pierde imaginación, talento y decoro. Se metieron a ser los legitimadores del régimen de corrupción, y ellos fueron (Krauze, Aguilar Camín y conexos), desde la época de Salinas, los más famosos… Ahora están desquiciados”.
Las rebanadas del pastel
Resulta que las monedas lanzadas por la histérica Lilly Téllez a un legislador que traicionó
al PAN fueron las mismas que a ella le arrojaron cuando traicionó a Morena. Ni en eso gastó.
Twitter: @cafevega, cfvmexico_sa@hotmail.com
Cuatro formas de la teoría crítica de Marx en la visión de György Márkus / II
en el cual la discusión de temas puramente económicos, no contiene una sola idea original al respectoy contiene muy pocas críticas a los autores que va citando. Todo esto, añade, no se puede explicar por la ‘inmadurez’ de las ideas económicas de Marx, sino que hay detrás una concepción definida de las teorías económicas y de la posibilidad de su crítica socialista. Sigue así:
“De acuerdo con dicha concepción, el conjunto de teorías de la economía nacional burguesa presenta –justo en sus contradicciones lógicas– una descripción esencialmente correcta de la realidad empírica de la economía capitalista: representa la vida económica de la sociedad capitalista como un sistema cerrado con su propia lógica y finalidad. Es por ello que expresan adecuadamente la esencia de la sociedad burguesa: el divorcio y el dominio de motivos puramente económicos (maximización de ganancias y acumulación), de y sobre, el conjunto de la vida social, la reducción de todos los sujetos al papel de meros instrumentos de producción, subordinados a su movimiento y fines alienados. Estas teorías son, dice Marx explícitamente, todas igualmente falsas al ser consistentemente teorías económicas. Pues al representar la economía capitalista como un sistema con su propia lógica, implican que ella es racional. Todas niegan la casualidad, que es la única ley verdadera en una economía basada en la competencia; por ello fijan arbitrariamente como ley un momento o aspecto unilateral de su azaroso movimiento y por esta abstracción voluntarista cada una de estas teorías entra en contradicción con los hechos, consigo misma y con las teorías rivales. El pensamiento socialista podría superar estas contradicciones en teoría y en la práctica las antinomias reales de la irracional-anárquica economía capitalista, pero sólo si trasciende el punto de vista económico como tal. Una teoría económica socialista sería una contradictio in adjecto. La TC de la sociedad puede existir sólo como crítica filosófica de la economía nacional concebida como la “falsa conciencia necesaria, como la ideología del capitalismo –al confrontar el conjunto contradictorio de sus supuestas, reificadas leyes con la actividad viva, concreta y N de esos sujetos reales, de los cuales cínicamente hace abstracción.”
El método de esta crítica filosófica del Marx de 1844 es otra vez peculiar si se le contrasta con su desarrollo posterior, continúa GM. Toma la relación del trabajador con el mundo de la riqueza social como la establece la economía política. Después intenta demostrar que la relación del proletario –como individuo representativo de la sociedad burguesa– con el producto de su trabajo es sólo la expresión externalizada de la relación del trabajador con su propia actividad productiva que es, para Marx, el fenómeno esencial del trabajo alienado. En la sociedad capitalista la actividad del trabajador asalariado está determinada de un modo contradictorio: como la única fuente posible de todas las riquezas humanas y como la actualidad de la pobreza absoluta. Esta actividad alienada coloca, por una parte, el mundo entero de objetivaciones sociales en la forma de capital, y por la otra, la relación antagónica entre el proletario y el capitalista. Mediante esta crítica filosófica Marx busca reducir todos los aspectos y precondiciones alienadas y desarticuladas de la economía burguesa (descritas en la economía política como hechos accidentales o necesidades eternas) a la actividad viva del trabajador asalariado como su sujeto real. Así intenta evidenciar sus interconexiones inherentes, su necesidad históricamente condicionada, y al mismo tiempo su lugar en el proceso histórico global, entendido como la autocreación del ser humano en, y a través de, su propia actividad.
Hija de padre guyanés y madre barbadense, antes de dedicarse a la política, Shirley trabajó mucho tiempo en la educación en su ciudad natal, Nueva York. En 1968 fue la primera mujer negra en ganar un escaño en el Congreso de Estados Unidos. Entonces ya era conocida por su franqueza. No dudó en expresar su descontento cuando fue asignada al comité de agricultura. La transfirieron entonces al que se ocupa de los veteranos y luego al de trabajo y educación.
Fue su campaña para la nominación demócrata en 1972 la que la elevó al rango de ícono. Su eslogan: Chisholm no comprada ni mandada
.
Fue una mujer independiente que deseaba ser portavoz de quienes han
sido privados de sus derechos. Además de su oposición a la guerra de
Vietnam, basó su campaña en la igualdad racial y entre hombres y
mujeres. Más servicios para los pobres, mejor acceso a guarderías para
madres trabajadoras, más diversidad en las escuelas. Ella atrajo el
favor de los inmigrantes, la clase trabajadora afroestadunidense y las
madres solteras.
Sin dinero suficiente para una campaña electoral, tuvo que luchar contra el rechazo de influyentes grupos feministas. La apoyaron los Panteras Negras, pero no otros grupos afroestadunidenses que deseaban un candidato varón. Machismo puro.
En la actual campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris tiene mucho que aprender sobre la vida y el legado de Shirley Chisholm. Para ello le bastaría escuchar sus intervenciones en el Congreso y en su campaña. Igualmente, a través de numerosos documentos históricos, arte, fotografías y videos, materiales que permiten al visitante reflexionar sobre Chisholm como una figura inspiradora para las generaciones posteriores y un agente de cambio cuyo trabajo permanece inacabado. Como se muestra en el excelente documental Miss América, de Canal +.
Aunque todavía falta un acuerdo del Consejo de la Judicatura Federal para la reanudación total de actividades, en los hechos estas decisiones suponen el final del movimiento en defensa de los privilegios y la corrupción que imperan en el sistema de impartición de justicia.
Tal desenlace evidencia que el movimiento siempre careció de respaldo social, que fue una maquinación cupular dirigida a generar un impacto mediático y una coacción sobre los legisladores, y que se desvaneció tan pronto la cúpula lo dispuso. Lejos de generar simpatías populares y apreciación hacia el trabajo de jueces, magistrados y ministros, el intento de frenar la reforma causó un enorme daño al Poder Judicial al exhibir el desprecio por la ley entre sus máximos cargos, quienes azuzaron un levantamiento sin sentido que desembocó en la incivilidad y la barbarie.
En unas circunstancias tan delicadas para la Judicatura, la ministra Lenia Batres articuló una propuesta que ofrece a sus colegas una salida digna, así como la posibilidad de reivindicarse parcialmente ante los ojos de la ciudadanía coadyuvando a la mejora del PJ con el que se dicen comprometidos.
Batres invitó al máximo tribunal a instalar una mesa de transición
que formule sugerencias de cara a la legislación secundaria que debe
complementar los cambios en la Carta Magna, a diseñar los instrumentos
normativos que permitan aprovechar los recursos del PJ para el
funcionamiento del Tribunal de Disciplina Judicial, a garantizar el
cumplimiento de obligaciones financieras y laborales señaladas en la
reforma y, en suma, a tener un papel positivo a fin de reconstruir el orden constitucional y rencauzar las labores ordinarias del Poder Judicial
.
Para tomar la oportunidad que se les presenta, los ministros pro
oligárquicos deben deponer la arrogancia, el elitismo y el desprecio por
la democracia que los ha caracterizado durante sus carreras, y en
particular de cara a la reforma que será promulgada este fin de semana.
Debe recordarse que, ante la iniciativa presidencial para sanear al PJ,
los togados optaron por la cerrazón: en las múltiples ocasiones que
tuvieron para dialogar y proponer, eligieron descalificar la
transformación y reivindicar el indefendible statu quo;
expresaron su convicción de encontrarse por encima del deber de rendir
cuentas a la población y, en vez de dirigirse a la ciudadanía,
realizaron conciliábulos clandestinos con políticos de derecha. Desde el
inicio de su gestión, la ministra presidenta mostró su talante
autoritario al negarse a dar cualquier explicación acerca de los fallos
aberrantes de la Suprema Corte y los tribunales menores. Creyó ponerse
por encima de 130 millones de mexicanos con un despótico mis sentencias hablan por mí
.
Con una conducta menos arrogante y un mínimo respeto a la soberanía popular consagrada en la Constitución, los ministros reaccionarios podrían tener un aterrizaje suave y dar una salida decorosa a su aventura facciosa. También, por supuesto, pueden mantener sus posturas contrarias a la mayoría de la sociedad, optar por encerrarse en su soberbia, completar su aislamiento y rubricar su fracaso con una última derrota autoinfligida.
Recién pregunté sobre la materia a un joven profesionista, a un estudiante universitario y a una joven preparatoriana. Con distintas frases coincidieron: No recordaban el acontecimiento. Si así andan los jóvenes escolarizados, ¿qué será en general de su porvenir?
En este ambiente de decadencia ética y cultural que está en expansión, las juventudes tienen cada vez menos opciones de vivir una vida digna. Su desempeño, sobre todo el de clases populares, más distantes aún de una razonable formación, se distingue por lo difícil de su incorporación al empeño nacional. Pareciera condición exigirles someterse a los antivalores de la levedad, de la intrascendencia.
De ser tan incierto como que se refiere, estos párrafos estarían señalando una realidad incómoda. Se juzgarían como fastidiosos, cursis o por lo menos insustanciales y sí, juzgados por las generaciones que hoy y mañana están a cargo del país, la civilidad falló como principio. Ellas desprecian las luces del pasado que aquí se evocan.
La remembranza del 13 de septiembre es un acto casi emblemático, pues poco de lo que se diga de él fue real, ni Juan de la Barrera era cadete ni murió en el castillo, tampoco hubo un héroe arrojado. El hecho general fue real en sí, histórico testimonial y documentalmente. Venturosamente la fortaleza de la evocación cívica no necesita de ello. El 13 de septiembre es auténtica emoción nacional, todos queremos creer más en su espíritu que en los eventuales hechos.
El acto central en Chapultepec es tremendamente emotivo: la majestad de castillo, la belleza del bosque, los himnos, las salvas de la artillería, su estruendo y el humo que producen disolviéndose luego entre las copas de los árboles. Todo es magnífico, incomparablemente emotivo. Ahí hay magia que emociona a todos.
La ausencia de convicción en lo trascendente de los valores vuelve a ser el tema. Hoy suena vacío escuchar justificaciones sobre que las virtudes son certidumbres profundas que determinan la manera noble de ser del ciudadano. Indudablemente forman parte de su identidad y están íntimamente relacionadas con sus respuestas a emociones y sentimientos.
Revisando el último medio siglo, los cambios en la conducta política y social son tan radicales que se puede hablar de una subversión de ellos. Nada es igual, hemos acorrientado todo, vulgarizando hasta el lenguaje, cuando éste es escaparate del temple. Así estamos ante la merma de lo respetable, del fin de la sensibilidad, el mutuo respeto y la primacía de la honestidad.
Los antivalores han invadido todos los sectores, vivimos una inacabable confusión, desorientación y conductas nocivas. Los sentimientos de honor, dignidad, cultura, vergüenza y respeto han desaparecido. Los sustituye la ambición, corrupción, nepotismo, ostentación, trivialidad. Ya no importa ser admirado, se prefiere ser envidiado.
Es por este ambiente que es necesario, a manera de sanación, recuperar a los héroes, tan genuinos como Morelos y aun a los discutibles. Estamos ayunos de ejemplaridad y hartos de ordinariez. Urge una gran lección de dignidad.
Habríamos de preguntarnos como padres, educadores o simples ciudadanos, por qué es más común encontrar a quienes conozcan por su nombre a los integrantes de una banda musical a que sepan dónde está el Molino del Rey.
En apoyo de lo dicho recordemos hechos: Haciendo propia la gran dignidad y valor que acredita Chapultepec, en enero de 1992 se reunieron en el castillo los jefes de Estado y de gobierno de México, España, Colombia, Guatemala, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Panamá y Venezuela para firmar los Acuerdos de Paz de Chapultepec, acuerdos suscritos entre el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que pusieron fin a 12 años de la terrible guerra civil en El Salvador.
¿Por qué México, por qué Chapultepec y su castillo? Porque dar fin a 12 años de aquella guerra fratricida, de crueldad indescriptible, requerían un respaldo de grandeza, dignidad y respeto ejemplares. Por eso, porque el sello dado por la magia lo ofrecían la historia mágica del bosque y su alcázar. Por eso.
Claro que en muchas ocasiones es complejo destinar recursos suficientes a la educación, y no sólo hago referencia a los niveles gubernamentales, sino también al tema familiar, sobre todo cuando otras necesidades parecieran, si bien no más importantes sí urgentes, como salud, seguridad, alimentación, infraestructura o empleo.
Afortunadamente, con el paso de los años, hemos observado los enormes beneficios que implica la constante formación: es un motor del desarrollo social, aumenta las posibilidades laborales, reduce la pobreza, nos insta a la paz, brinda estabilidad, impulsa la democracia, mejora nuestra salud; sobre todo, nos hace replantearnos paradigmas y combatir miedos e intranquilidades, entre otros beneficios.
Han existido miles de personas que han dedicado gran parte de su vida a colaborar e impulsar temas educativos, remodelar los procesos de enseñanza y reformular las teorías que se han generado; una de las figuras que ha luchado incansablemente por la formación académica ha sido el papa Francisco, desde joven en su natal Argentina ha colaborado en diversos sectores de esta importante área.
Su llegada al Vaticano se ha traducido en un importante impulso a la educación, tal ha sido su interés que dos años después de ser elegido sucesor de San Pedro, en 2015 desde una de sus más importantes encíclicas, Laudato si’, abordó la trascendental relación entre conciencia ecológica y educación; siendo uno de los más arduos defensores de nuestra casa común y el trabajo orientado desde la escuela para su protección.
Dice un refrán africano que se necesita un pueblo entero para educar a un niño
,
y es que la labor no puede afrontarse desde una sola área o desde un
único enfoque; es así que, siendo plenamente consciente de que la
formación académica es un trabajo de todos, el 12 de septiembre de 2019,
el Papa emitió un mensaje para invitar, sobre todo a los jóvenes, a
asistir a un evento mundial el 14 de mayo de 2020, bajo el tema: reconstruir el pacto educativo global
.
A partir de aquí durante eventos y conferencias se ha buscado poner en el centro de la atención global la importancia de la educación, incluso Francisco, mediante la constitución apostólica Praedicate evangelium (19/3/22), reformó la curia romana e instituyó el Dicasterio para la Cultura y la Educación, dirigido por el prefecto monseñor José Tolentino de Mendonça, ferviente amante de las letras y la cultura. Esta importante instancia comenzó formalmente su operación el 1º de junio de ese año, asumiendo los cometidos que hasta ese momento eran llevados por el pontificio Consejo de la Cultura y por la Congregación para la Educación Católica.
Pero, ¿cuál es el principal mensaje del Pacto Educativo Mundial? Claro que el tema requiere más de un artículo para ser examinado; cuenta con siete compromisos: 1) poner a la persona en el centro; 2) escuchar a las jóvenes generaciones; 3) promover a la mujer; 4) responsabilizar a la familia; 5) proteger a los más vulnerables y marginados; 6) renovar la economía y la política, y 7) cuidar la casa común.
Uno de los elementos más significativos sobre la labor del Papa radica en impulsar a que la escuela deje de verse como lugar limitado, tanto en horarios como en un espacio geográfico, sino más bien como plataformas de apoyo, donde, además de temas escolares, el amor y comprensión sirvan como vehículos de un diálogo empático, como organismos que trabajen a puertas abiertas fraternalmente.
Además, se debe reconocer que uno de los rasgos más relevantes de la educación es que indudablemente, nos ayuda a ejercitar nuestro potencial y salir de nuestra limitada visión y motivar cambios que a su vez se conviertan en esperanza; en una oportunidad para romper círculos viciosos, paradigmas y patrones negativos de conducta.
Cuestionarnos constantemente es una de las mejores herramientas para destruir la hegemonía, por lo que se debe reconocer que espiritualidad y cultura o educación, al contrario de lo que podría creerse, no deben ser abordados de manera separada, sino más bien como elementos conjuntos que al fusionarse nos permiten reconceptualizar nuestras relaciones.
De lo que sí podemos también estar convencidos, sobre todo tras la pandemia de 2020 y que se ha convertido en una de las batallas más complejas de los últimos tiempos, es que la solución se encuentra en el trabajo mancomunado, en poner la esperanza siempre como una guía que nos enseñará el mejor camino, en volver a los valores que hemos olvidado y comenzar así una verdadera reconstrucción del tejido social y por supuesto en reinventar la educación para que se centre en el diálogo abierto, la comprensión del prójimo y reconectar familia, Estado y sociedad.
*Consultor en temas de seguridad, inteligencia, educación, religión, justicia y política
Mientras, Antonio López de Santa Anna, violando la promesa de que defendería la ciudad calle por calle
,
ordenó la evacuación de las fuerzas armadas regulares, durante la noche
del 13 de septiembre y la madrugada del día siguiente, pretextando la
escasez de municiones. El ejército de línea mexicano, que contaba con
suficientes hombres y pertrechos para proseguir la lucha, repetidamente
vencido, pero no destruido, abandonó a su suerte a la población civil y a
militares patriotas que, sin hacer caso del derrotismo de Santa Anna y
su alta oficialidad, permanecieron junto al pueblo para resistir la
inminente ocupación del centro político/administrativo de México.
En las primeras horas del 14 de septiembre, un destacamento, a las órdenes del general J. Quitman, iza la bandera extranjera en Palacio Nacional, después de que, según Guillermo Prieto, un disparo solitario había segado la vida del primer soldado enemigo que había intentado elevar su pabellón.
Alrededor de las 9 de la mañana, las tropas enemigas hacen su entrada a la ciudad. A la vista de los invasores en las calles, el pueblo llano comienza a reunirse en grupos y a organizarse espontáneamente: de balcones, azoteas, calles y plazuelas parten los primeros disparos contra la vanguardia de la división del general W. J. Worth, iniciándose una batalla desesperada que duró hasta la noche del día siguiente.
La mayoría de las fuentes bibliográficas estadunidenses repiten la
versión del general W. Scott en su informe al secretario de Guerra, en
el que afirma que la resistencia popular fue obra de los léperos
y
de convictos excarcelados por las autoridades mexicanas. Obviamente,
para el jefe de un ejército extranjero que lleva adelante una guerra de
conquista, es necesario denigrar la resistencia popular que encuentra,
José María Roa Bárcena impugna semejante infundio, afirmando que es
posible y probable, en momentos de confusión y desorden, se evadieran
algunos criminales, creíble es que hayan tratado de ponerse a salvo
antes de pelear contra el extranjero. Lo cierto es que las hostilidades
provinieron de la parte resuelta y belicosa del vecindario
. Un
testigo y participante activo de los hechos de esos días contradice la
versión de Scott: “Vi corriendo en tropel por la calle, con dirección a
la esquina de la Amargura, un pelotón de hombres armados y a cuya cabeza
iba un fraile, montado en brioso caballo, con hábitos arremangados y
sosteniendo en sus manos nuestro pabellón de las Tres Garantías… El
fraile influía aliento e inspiraba entusiasmo a los gritos de ¡viva
México y mueran los yanquis! Así que los hombres que en el zaguán había,
abandonaron éste para unirse al grupo de patriotas, y yo con ellos”.
El combate se generaliza por todas las calles, luchándose con toda
clase de armas disponibles e improvisadas, escasos fusiles y
mosquetones, lanzas, piedras, tabiques y macetas. La desigual contienda
se prolonga por horas, cayendo numerosas víctimas por parte del pueblo;
se combate con entusiasmo, aunque sin plan, sin orden, sin auxilio,
sin ningún elemento que prometiera un buen resultado; pero lucha, sin
embargo, terrible y digna de memoria
(Prieto, Payno, et al.,
328). El mando estadunidense ordena derribar con artillería la casa de
donde se les disparase un tiro y dar muerte a todos sus habitantes; se
fusila a los patriotas en el terreno de lucha, se irrumpe en las casas
derribando puertas y se asesina a familias enteras.
Al caer la tarde del 15 de septiembre, agotadas las municiones, con
cientos de bajas y heridos, sin esperanza de auxilio por parte del
Ejército Nacional en retirada, la espontánea insurrección popular
termina, ante la superioridad de la respuesta enemiga, lo insostenible
de la situación y el desmoralizador espectáculo de la colaboración
abierta con los invasores del Ayuntamiento de la ciudad y los sectores
oligárquicos que se habían opuesto activamente a la insurrección y que veían con indiferencia la humillación de la patria, con tal de conservar sus intereses y su comodidad.
(Payno y Prieto, et al., 328)
Una vez más, la clase dominante mexicana había traicionado este denodado aliento del pueblo por dejar constancia, ante las generaciones que vendrían, de que la capital de un país débil y dividido había caído frente a la agresión extranjera, sólo a costa de quienes habían sacrificado sus vidas por defenderla.
En efecto, los jueces Eduardo Ferrer MacGregor, del fuero federal, y Rafael Murillo Aguilar, del fuero común, fueron los encargados de meter tras las rejas y procesar a más de un centenar de aprehendidos desde el mismo 26 de julio de 1968. Ellos se ensañaron y de modo expedito aceptaron el que se nos echara buena parte del Código Penal encima, acusándonos de todo lo ocurrido en la revuelta estudiantil-popular.
Nuestros abogados defensores nos advirtieron que debíamos prepararnos para una larga lucha, tanto en el terreno legal como, sobre todo, en el político, ya que nos esperaban tiempos recios y la perspectiva de una estadía prolongada en reclusión.
En diciembre de 1969 la mayoría de los presos del 68 iniciamos una huelga de hambre que se prolongó 42 días en reclamo de nuestra libertad y como protesta para que se agilizara el proceso judicial virtualmente paralizado. A la mitad de nuestra protesta fuimos brutalmente agredidos por reos del orden común, azuzados por las autoridades del penal con saldo de varios lesionados y heridos por disparos de los celadores que los apoyaban desde los torreones y azoteas de vigilancia. Nadie fue acusado por esa acción terrorista del Estado.
Hubieron de transcurrir más de dos años en cautiverio para que al fin
nos presentaran a una audiencia judicial. En mi alegato de defensa ante
los señores magistrados del Tribunal de Justicia del Distrito federal
señalé que en “octubre de 1968, cuando el juez Murillo Aguilar me
entregaba la boleta de formal prisión, me señaló que no nos
preocupáramos, que se dictaría una ley de amnistía por medio de la cual
el presidente saldría de la compleja situación en que se había metido.
Imagínense, señores magistrados, cuál era el grado de certidumbre que
había en él para considerarnos a priori culpables de los
delitos que nos imputaba la procuraduría, ya sin mencionar la autoridad
moral que podía tener ese sujeto para acusarnos”. Agregué que se nos
aplicaba una justicia a la mexicana
. Esa frase fue suficiente
para que los togados se enfurecieran y no me permitieran seguir. Enorme
fue mi frustración. No más de dos minutos duró la comparecencia que con
esmero preparé por semanas.
Al referirse a la conjura comunista como el principal argumento de
cargo en los procesos judiciales a los que nos sometieron, el propio ex
ministro de la Suprema Corte José Ramón Cossío reconoce que con el
proceso judicial se quiso castigar a los comunistas y detener su
conspiración; eso no fue lo que se consiguió, de modo que el Estado y
sus funcionarios quedaron en ridículo
( Biografía judicial del 68. Debate, 2020, p. 365). Al final, nuestra liberación, lo mismo que el encarcelamiento, obedeció a un plumazo
al mediar la figura de desistimiento de la acción penal
.
Siempre tratando de silenciarnos, a imagen y semejanza de las procuradurías, el Poder Judicial actuó como verdugo y cómplice, igual que una década atrás con los movimientos de los maestros y los ferrocarrileros, o contra Siqueiros, que lo mantuvieron en prisión durante cinco años por razones políticas e ideológicas; sin olvidar el Jueves de Corpus de 1971, cuando no se castigó a los responsables de la matanza. Los jueces y magistrados han actuado como una verdadera correa de transmisión sirviendo de manera sumisa e irresponsable los designios del bloque dominante de poder.
También durante la guerra sucia (1965-90) el Poder Judicial prácticamente se mantuvo al margen, siendo omiso para frenar la represión, crímenes y desapariciones perpetradas por el Estado.
Cuánta razón asistía al recordado y valiente abogado Juan Gómez
Gutiérrez de que era un mito que jueces y magistrados tomarán sus
decisiones como buenos guardianes de la ley y el derecho
, pues
interpretan fielmente las necesidades de la élite dominante, al formar
parte de ella. La experiencia de décadas nos ha mostrado que el Poder
Judicial y los tribunales se han convertido en uno de los baluartes más
conspicuos y tenaces del bloque histórico de dominación en el país. Por
ello no debemos caer en simplificaciones diciendo que su actual
comportamiento y resistencia a ser reformado, obedezca a un afán y
cultura de nepotismo, privilegios y corrupción. Y vaya que también les
corren por las venas. De ahí que todo el sistema de justicia mexicano
deba ser reformado de manera pronta e integral.
El Poder Judicial, al ser parte orgánica del Estado, no sólo no ha sido independiente del gobernante en turno, sino que su subalternidad es sistémica al responder a los intereses del bloque histórico de poder y acumulación capitalista, reafirmado tras la Revolución Mexicana. El mito de su supuesta autonomía forma parte del sistema de dominación ideológica y política. Paradójicamente este poder, puntualmente la Suprema Corte, durante este sexenio es cuando ha gozado de mayores márgenes de independencia y autonomía, merced a su antagonismo y oposición hacia el proyecto que encabeza López Obrador.
A ciencia cierta, no podemos asegurar que la reforma recién aprobada por el Legislativo vaya a resolver y superar el cúmulo de problemas que aquejan a esta institución elitista en términos de honorabilidad e imparcialidad en la aplicación de la ley, de una justicia pronta y expedita, así como en el reforzamiento de un estado de derecho pleno y democrático. Pero abrigamos confianza de que los avances que se logren, así sean pocos, serán mejores que lo que hoy tenemos, que hemos vivido y padecido durante muchas décadas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario